CARLOS BOUSOÑO PRIETO (1923-2015)

El canto



Segunda parte
Allá, en la felicidad, en el auge


I
(El lenguaje poético como rompimiento,
sugerencia y relación)


De este modo,
afirmarse podría
que hay allí un desdecir, un deshablar,
pues nada se pronuncia, aunque sí todo
se extrema en otro sitio,
ignorado, invisible, nada menos que el mundo
verdaderamente real. Y éste es el caso,
y éste es el hecho insólito
del rompimiento, el descabalamiento,
de la ley y de los profetas
que al extinguirse cantan
inmóviles.

Por encima y debajo,
por este lado, por aquel y el otro,
unos susurros, unas confidencias, unas insinuaciones
….apagándose,
casi inoíbles por adelgazadas,
propaladas en todos
los mesones de todos los caminos, en todas
las esquinas, en las encrucijadas peligrosas,
los pasadizos más resbaladizos, pasadas las fronteras y las
….patrias.

Hay un contacto, hay una palpación
enamorada entre todo los seres,
y el mundo llega a más, ocupa espacio
mucho mayor, aún concentrándose
hasta brillar.
Y no es tan sólo un brillo, es, sobre todo,
allí, en el encierro leve de unas palabras puras,
en donde se produce
la entrada en el recinto que nos ciega,
el recinto total, en donde todo
cambia, todo se alumbra, alzándose.

Y es que
existe una genuina
comunión
entre las cosas que aparecen
reproduciéndose.

Se hablaría tal vez de un erotismo
urgente, ciego, avanzador, magnánimo,
en cada realidad
tangible:
metal, cuarzo, argamasa,
granito, arcilla, humus,
que han entrado agudamente en el grito,
en la dislocación,
en la multiplicación, en el auge.



II
(La poesía como aleluya, 1)


¡Y es aquello la entusiasta festividad y los vítores del
….crecer y el pujar en todas direcciones, como
….si la entera materia
hubiese intervenido, y se hubiese estirado, ensanchado,
hecho
vegetal,
y echado por todas partes raíces, y ramas y hojas, y,
….sobre todo, flores
cuyo reino no es de este mundo,
pues ni el ojo vio ni el oído oyó nada de todo esto,
bruscos jardines inexactos, pero sin yerro ni desviación,
y un trópico caluroso y fecundo hubiera invadido (con su
….profusión
y con su ciencia de todas las formas de existir)

el orbe!

¡O parece aquello también como una gozosa celebración
……en la que se ponen banderas
en todos los balcones de todas las casas de todos
……los continentes o islas,
y hasta salen alfombras a relucir con donaire,
y se expresa la gloria del día,
y el honor de vivir un instante tan alto,
y la fuerza del viento que nos arrebata hacia el bien,
y nos pule,
y el corazón nos eleva!

EL TEJEDOR ( A Francisco Brines) Cont.

Peros alguien podría aplicar el oído y escuchar

en el taller del tejedor

el ininterrumpido quehacer de la trama, un zumbido como de

- - - / abejas,

y ver la miel de un millar de celdillas

hacendosas, que va aumentando sin cesar. El zumbido

se hace ruidoso, un estruendo

es ya la faena, sin duda de una especie demasiado sonora de

- - - / promisión, la velocidad

de las manos en el cruce de los distintos hilos va en aumento,

y hay una abeja que sorbe con fruición muy lenta el licor

- - - / extraído de un jazmín que la embriaga.

Pero coso, coso con prisa, con celeridad, con verdadera furia,

sentado en una silla pequeña a la entrada de mi habitáculo,

la blanca tela en la que necesito envolverme,

y temo acabar demasiado tarde la tarea que se me ha

- - - / encomendado,

son arduos los ribetes y difíciles las terminaciones,

y el vestido final que ha de cubrir el cuerpo merece

- - - / consideración y atención,

ya que éste conoció la ansiedad, pero también, amoroso, el

- - - / desencadenado placer, y para obtenerlo

fue minero en las profundidades, y cobró allí, sacándolo

penosamente del cuarzo, oro y sabiduría,

e hizo resplandecer, bajo la tierra, en medio de la noche,

a fuerza de inspiración y relámpagos,

la materia mortal, y tras hendir, poderosamente después la

- - - / pétrea oscuridad

salió victorioso , hacia más luz,

por el otro lado del mundo. ( Cont.)

EL TEJEDOR ( A Francisco Brines) Cont.


Se me insta , por eso, para que la labor del tejido dé fin

- - - / cuando deba,

y ése es el instante en que, por algún motivo que no puedo

- - - / ahora determinar

con precisión, me siento henchido de felicidad,

mientras me estoy probando en soledad la prenda que con

- - - / tanta premura he venido preparando y urdiendo desde

- - - / sillita pequeña

( lo sé: un poco de tela por el rito y todo lo demás por el viento).

No, no, insisto, no me queda bien, sin duda por la prisa

- - - / acuciante,

está imperfectamente cortada y hasta habría por completo que

- - - / rehacerla,

pero yace ahí, lista para que me la ajuste y me mire finalmente

- - - / al espejo.

Y oigo muy remotamente unas aclamaciones,

he triunfado tal vez, y acaso con resonancia, en alguna

- - - / investigación o propósito,

el caso es que el orgullo definitivo me invade

con su dulce marea, muy alta ya al comienzo de la resaca

que se lleva, muy poco a poco, la paleta del niño, el caballo

- - - / de goma, la pelota que tanto amaba,

y allá lejos, en aguas más hondas, los contemplo lentamente

- - - / adentrarse en el mar,

apenas si los puedo ya distinguir, llora el niño, y todo

- - - / suavemente se aleja.

Doy una última ojeada al espejo, todavía jadeante de la

- - - / acalorada confección que no ha cesado ni un punto,

y me veo grotesco, una tela que sobra

se apayasa la figura que miro

y aun la aguja en la mano cansada

la fatiga sin nombre que invade mi ser

yo tendido en el suelo el taller no lo veo donde está donde

- - - / yazgo

donde estuve que he sido que he tenido que ha habido

y yo habría yo hubiera

y unas aguas cantaban entonaban decían...

XI

REDENCIÓN

(Estampida de cérvidos) cont.

Oh gacelas, oh gamos, oh cérvidos ligeros,

empujados por algo que ignoramos,

corréis veloces siempre hacia un lugar

sagrado, incognoscible, donde culmina el mundo,

ardiente y cenital.

¡Corréis y respiráis el límite del viento,

el mismísimo límite, ni un paso más acá,

hasta el fin apurando

la posibilidad extrema en que la vida

aspira a cada instante a un reino más audaz,

sin cesar adelante, con rapidez cimera,

tan alados vosotros

como la etérea luz de que os alimentáis,

anhelando con ansia el vivo desenlace, la redención más alta

que es libraros al fin de vuestro horrendo afán!

Fin del libro METÁFORA DEL DESAFUERO. Creo que a mí me quedaría EL MARTILLO EN EL YUNQUE. Pero he de comprobarlo, pues ando despistado.

Espero poder comenzar luego, esta misma mañana , con el último libro , EL MARTILLO EN EL YUNQUE. El poema que lo abre - el poemario- lleva el mismo título Y es uno de los sonetos más bellos que yo he leído a lo largo de mi historia.

EL MARTILLO EN EL YUNQUE ( 1996)

I

EL CALLEJÓN SIN SALIDA, 1


EL MARTILLO EN EL YUNQUE


Puesto que existes, puesto que tu ser

existe bajo el viento como un nudo

granítico que quiere amor desnudo.

final, entre el sangriento amanecer,


puesto que yergues todo tu querer,

puesto que elevas tu vivir sañudo

contra los cielos, y en el aire mudo

callas todo tu horrendo apetecer,


yo te contemplo con dolor. Te mueres

de ti mismo, te come un ansia impura,

la de aquella verdad que ocultar quieres


hasta a los huesos de tu sepultura.

Yunque bajo el martillo en que te hieres,

confiesa esa verdad. Di lo que eres,


¡llanto escondido, absorta cárcel dura!




EL PEOR SUFRIMIENTO ( cont.)

EL PEOR SUFRIMIENTO

Es

el peor sufrimiento: el que no tiene

causa aparente ni por tanto un bulto

reconocible, afín, que nos permita,

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - compasivamente,

definir las fronteras del combate

contra él,

- - - - - - y allá en el ruedo justo,

clavar la espada en el lugar preciso.


El dolor en su esencia

concentrada,

libre de necias partículas impuras

que lo desvirtuarían, sacarían

de su centro, de su guarida

oculta, infamemente.


Hablo

del sufrimiento en sí.

seco, sin forma.


Sin principio ni fin, pues no hay materia

donde pudiese

instalarse,

pïadoso,

lo efímero,

tal sufrimiento,

exento, libre, puro,

un dios sería

en eterna maldad, ya sin memoria.


Fue entonces cuando yo,

vilmente despojado por ese dios oscuro

hasta el final del límite que es inhumano ya,


hecho


un quejido tan sólo, en reducción cimera

- no garganta, no lengua, no carne o hueso fiel:

mero aire proferido sin articulación, abstracción intangible,


ente numérico capaz de resistir por ello lo peor -,


sufriese yo sin tiempo y sin espacio,

desterrado de mí por siempre o nunca.


Infernal y central,

álgebra ígnea del humano dolor,

matemáticamente tenebroso,

yo padeciese, a pie firme - ¿con qué?-,

incomprensible, inmotivado,

prodigioso,

- - - - - - - el suplicio.


Suprimimos LA CHARADA e INFORME SOBRE LA MUERTE DE UN CABALLERO.


UNA MÚSICA (cont.)

                      Siempre vuelve el dolor de Garcilaso,
                       tan lleno de alegría.  


                                                                                C.B.


                           




                             I
                    (Aleluya, 2)

No obstante,
sufriste la pena. Qué largos los años.
Qué noches amargas sin respiración.
Fue dura condena.
Pero ahora está lejos. No importa, no importa.
La pena no importa.
Sucede en lugares, en días.
La pena no importa cuando ya pasó.

Hay algo en el mundo que en verdad no pasa,
pues no ocupa espacio ni un tiempo en un hoy.
El Arte no un sitio, un ayer o un  dónde.
El Arte, de pronto, una Aparición.

En él sólo existe
revuelo, gozoso bullicio, rebose en gorjeo,
bandada de pájaros, mirlo, ruiseñor,
arriba y arriba,
aire en aire, lejos,
pues se encuentra entonces, no se sabe cómo,
irreconocible, en diversa forma
de conocimiento,
un superior modo de repercusión,
la más delicada manera suavísima
de perseverancia más allá del viento,
apenas un gesto, una seña como
que algo se insinuó.
Y son ruiseñores
hasta entonces nunca
jamás escuchados,
y van, se trasladan
a un jardín que es súbito,
parecen ensueño, in-
visibilidad,
que—nadie lo explica—
reivindica el aire
que no es, y es suyo,
reivindica toda
reivindicación,
reivindica el fuego, la tierra y el agua,
la rosa y el mundo,
el tacto, el color,
y son ruiseñores, y todo lo borran,
excepto lo alacre de cuanto hemos dicho,
excepto lo alacre que continuamente
nos salva, y eleva
nuestra elevación,
pues nosotros mismos
somos ruiseñores, domingo que asciende,
¡el gran carrusel!,
¡la feria, la flauta, la noria que rueda,
hay fiesta en el aire que va más allá!
Y son ruiseñores, y junto a nosotros,
se van, se trasladan,
a un Jardín que es súbito,
no está aquí, no allí, no en ese otro lado,
no más allá de él,
el Arte no un sitio: una Aparición,
tal como María, la que se aparece a unos pastorcillos,
o como el abuelo, muerto ya hace mucho,
en la esquina izquierda del parque que amó;
sí, como el abuelo,
bajo la llovizna que no lo mojaba,
rincón de laureles,
al alba sería. Concatenación.

Todo cambia,  y
todo vuelve en él,
y son ruiseñores,
el gran carrusel,
la flauta, la feria,
la noria que rueda,
todo a la redonda,
y otra vez volver;
retorna, retorna,
muerto ya hace mucho,
continúa siempre la continuación.
Pureza, su pérdida; no encontrado,  el gozo,
rincón de laureles,
el hombre de dicha, el todo perdón,
a un Jardín que es súbito,
vuelven, vuelve, giran,
al alba sería, todo a la redonda,
el gran carrusel,
bajo la llovizna,
uno es el indigno, y maligno, el otro,
y un domingo asciende,
el raro y el triste, y el que no comió;
la cara de todos resplandece, mas
no es en el sentido de nuestra experiencia,
pues son ruiseñores, hablan en latín,
y son comprendidos en su misma lengua
por Juan, carpintero,
por Pedro, su amigo, que va a la labranza,
y viene de allí,
y son ruiseñores,
¡la vida se queja,
se aleja, llevada,
alzada entre auges,
y el viento es supremo,
y el aire feliz!.

UNA MÚSICA ( A Carlos Prieto Jacqué )


... Del mismo modo que en una pieza orquestal inopinadamente

- - - / hay un silencio

y ese silencio es, sin embargo, una forma superior de la música,

tal vez su episodio más delicado y susurrante,

y luego el hilo de sonoridad continúa más cargado de cielo azul

o más acumulado de la depravada tormenta,


y una verdadera catedral de sonido se va erigiendo de este

- - - / modo, y se ensancha

a partir de aquel calderón misterioso, y crece hacia arriba,

y sigue creciendo más y más y apunta ya cerca de las estrellas,

en tanto aumenta el espacio interior que se convierte en

- - - / una gran plaza,

en una plaza gigantesca en donde cabe el mundo,

en una plaza en donde, por tanto, estamos también tú y yo,

acurrucados el uno junto al otro, ateridos o aterrorizados acaso

- - - / de súbito

pues comenzamos de pronto a oír,

bien que remotamente, sólo de lejos insinuada,

una música leve,


aquella misma música


aquella misma realidad musical de que antes hablé, onda de

- - - / dulzura y de sueño,

en la que, de modo inesperado, se ha producido

- - - / inexplicablemente una mudez, una pausa,

una pausa que parecería significar,

que parecería entrecortadamente decir,

y donde se insinuaría , no se sabe cómo, algo como un suave

- - - / pujar,

como un enamorado crecer, un horrible alentar...


Aquella misma música...


... del mismo modo que en una pieza orquestal

se hace, inopinadamente, un silencio...

EL CALLEJÓN ( A Víctor García de la Concha )

I

Por qué el dolor y para qué la muerte.

El licor de amargura para qué.

Aquel licor infame, informe, bebido hasta las heces

miserables

con que nos emborrachan y pervienten

cuando es ya tarde en el local impío.


Sí, para qué, por qué.


II


Y sin embargo,


cabría imaginar sin esfuerzo, para alivio de nuestra honda

- - - / necesidad,

la existencia de un fin , escondido, entre los entresijos del dolor

como la aguja en el pajar,

tan sólo pido un fin en el pajar,

un fin tal vez purgatorial que punza y estremece nuestra carne

tirada en un rincón,

¡nuestro detino abandonado y pajariego...!


III


De manera que así


la pena inmerecida fuese lo que de veras en la vida

mereciese la pena,

que mereciese la pena el sufrimiento ( que nadie merece) del

- - - / estertor que brota de la boca del mundo en el pajar,

de la boca del mundo en nuestra humilde boca que pide en el

- - - / pajar

apenas algo...


Yo sólo pido un algo, un poquito de algo,

un papel de periódico para envolver la pena,

para abrigar la pena,


un poco,


en el pajar.


IV


Sí, mas percibo


en la noche


el chirrido


aberrante, la dificultad de moverse y de ser,


el seco crujir de las aspas desvencijadas en el molino viejo,


la absurda peregrinación,


el camino al revés, el tapiado silencio.



Y, allí mismo, sin tregua,

el lóbrego callejón sin salida en que de pronto nos hallamos y

- - - / en que se nos acorrala,

el callejón huracanado donde es preciso estar inmóviles.


V


Y entonces,


naciendo acaso de la desesperación,


surgiese el descaminado pensamiento, fuera de toda ley,

de que, siendo la puerta por la que entramos la misma por la

- - - / que salimos,


el callejón sin salida podría paralelamente ser,


quién sabe,


la tremenda salida del callejón,

la desgarradura, el rompimiento súbito.

¡Y de ahí

la auténtica hechicería,

el gozo

los panes y los peces en el camino de Betsaida! ( Cont.)

EL CALLEJÓN ( A Víctor García de la Concha) Cont.


¡Y, repentinamente,


el Niágara de silencio que precede a la catarata,

el misterio de nuestra caída, cabeza abajo, en la eternidad,

inesperado chapuzón estruendoso

en aguas estivales, termales, patrocinios de amor,

que se alzaran así, genialmente encrespados más arriba del

- - - / viento,

por delante llevándose, en su violento paso hacia estrellas y

- - - / cimas,


palacios, torres, rascacielos,

aviones, raciocinios,

cartas de amor, papeles

oficiales,

pergaminos

con sellos abundantes de colores, y rúbricas inmensas

( firmes sentencias de sabios imbatibles,

premisas pertinentes y férreas conclusiones),


forzando de este modo, con sólo la constancia del más viejo

- - - / dolor,

los vivos cielos!



VI

Y con esto,

ha llegado la hora

de apagar nuestra voz hasta un hilo pequeño,,

como un ser muy pequeño, aterido, desnudo,


recordando de nuevo


que el callejón sin salida

resulte quizás, en efecto, en hipótesis tan extremada

(no me atrevo a ir más lejos en mi humilde interrogación

- - - / cautelosa)

la extraña forma ( impensable, imposible)


que toma,

- - - - - - - no se sabe por qué ni hasta cuando,


la salida del callejón,


siempre ambiguo,


no se sabe por qué,


siempre,


no se sabe por qué,


allá, en los sinuoso, curvilíneo de su enecia ocultada,

insumisa,

retardada, cerrada...


Y, sólo ante nosotros,

la presencia exclusiva del callejón,

atrozmente igual a sí mismo,

hosco,

duramente inmediato,

corporal,


de necia materia creciendo ionsensata y boscosa hacia arriba,

lenando la vida, el espacio,


avanzando, pensando,

ocupándolo todo,


imperial, celestial,


inquietante y oscuro.

Omitimos EL ERROR.


EL CALLEJÓN SIN SALIDA,2

SU CORAZÓN ( El poeta se dirige a la persona amada y al corazón de esta)


Yo sé que de tu pecho los latidos

están contados. Corazón, haz lento

tu misericordioso movimiento,

y leves tus quejidos doloridos,


por ese cuerpo donde mis sentidos

ponen todo su amor, donde me siento

morir, a cada golpe ceniciento

de tus redobles graves y oprimidos.


Suena tu corazón, cruje mi caja

de muerto que a la fosa oscura baja

tropezando en salientes no advertidos.


Retrasa el cese de mi ser; con tiento,

de tus hondos latidos retenidos,

haz pïadoso el gasto avarïento.


Sí, corazón, haz tardo y perezoso

tu movimiento misericordioso

y tus redobles graves y oprimidos.


Omitimos ls SEGUNDA ELEGÍA A VICENTE ALEIXANDRE, EN SU MUERTE. (Fue puesta en el espacio abierto por Pedro : Poemas sobre la muerte). Omitimos también LO QUE DURA EN MI HISTORIA Y EN LA HISTORIA DEL HOMBRE.


CELEBRACIÓN DE UN CUMPLEAÑOS ( Homenaje a Octavio Paz) Cont.

II

(Aleluya, 3)

(¡Y algo allí que agranda
lo muy pequeñito,
lo que se creía
nada merecer,
ni siquiera aquello
que nadie miraba,
la mínima gota,
y hasta el infusorio
que dentro de ella
holgado se hallaba
entre otro millón.
¡Todo se levanta
de donde yaciera,
todo se levanta
de todo sopor!
¡Todo se levanta, el goce y la aurora,
el rico en su ocio,
y el otro
en su humillación!
Se levanta gente
que siempre entendía,
se levanta, al tiempo,
quien nunca entendió;
y una oreja luego
en pos de un sonido,
y un pétalo roto
tras de alguna flor.
Y un ojo furioso
da alcance a una aguja,
la aguja delgada, aviesa, ignorada,
que lo atravesó.
¡Todo se levanta,
todo resucita,
resucita en pleno
--total primavera
de dolor y encanto,
de muerte y de vida—

la Resurrección!)

Cuarta Parte
Canto de los tres tiempos

I

Y la pluma cespita por el mero papel,
anota, sigue,
avanza, tacha, indica,
de forma que al avanzar se pierda
todo, salvo el polen suavísimo
de las amargas cosas.

¡Y es que,
allá en la luna,
la destreza de las palabras alzadas contra el cielo,
desposeídas, puras,

hace sonar,
inesperadamente, de súbito,
en cada dura, o tenebrosa, o ardua
realidad,

cuantos órganos hay en el mundo,
clavicémbalos, arpas, pífanos,
clarines, flautas, trompas,
sumos acordeones,
y hasta el instrumento invisible de los amaneceres
y el dulce de los enamorados…!

CELEBRACIÓN DE UN CUMPLEAÑOS ( Homenaje a Octavio Paz)


Haber estado fuera de ti mismo, en un viaje vertiginoso, y después

la quietud, pordiosero

de tu conciencia, eremita

en el yermo de la inacción, creyendo

solamente en el cardo, en la excesiva piedra,

sin pozo donde beber, sin comida, sin pan,

mísero y sin arboladura,


como un barco después de la tempestad,

pero una tempestad no vivida, sin la grandeza de esa experiencia

- - - / suma,

barco en un mar, monótono y sin fin, monocromo, con agua gris,

o, mejor dicho, sin ella, navegando en el no color,

navegando en la no agua, con sequedad en aquella monotonía;


o en medio de las ruinas, tras un terremoto

desolador,

mas en un sitio donde no existieron casas ni se erigieron

- - - / monumentos,

ni el suelo se resquebrajó, ni hubo grietas;


allí, desterrado, sin el recuerdo de un perdido país,

mudo, sin la noción de un lenguaje ido,

quitado todo brillo, toda persuasión, toda queja,

irremediablemente solo, pero sin soledad,

pues no había tampoco memoria de ninguna anterior compañía;


allí, donde la evocación no puede alcanzar,

ya que para eso fuera preciso la previa enunciación,

allí, allí estuviste, de espaldas a tu propio ser,

sin ver, sin verte,


aunque a veces sucedía lo opuesto y comenzabas a observar

- - - / con gran nitidez,


quién sabe si por su condición principalmente ósea,


tu rodilla,

que pasaba, en ese trance, a ocupar

la totalidad de la atención y crecía (percibida entonces como

- - - / de cerca) con ella;


tu enorme rodilla, tu extraordinario pie, tu pie magno,

pisando la estepa con resonancia, con estruendo, como de

- - - / tambor,

tu pie gigantesco, tu pierna

alevosa, rotunda. ( cont.)

CELEBRACIÓN DE UN CUMPLEAÑOS ( Homenaje a Octavio Paz) Cont.


... Tu pierna, sí, que se alargaba , solitaria y autónoma, hasta

- - - / donde nadie pudo nunca llegar,


y tras ella, pero sólo después,

tu cuerpo entero de desmesurada materia, de ruido, tu esqueleto

- - - / sin par,

tu esqueleto terrible, avanzando a grandes zancadas

hacia nadie, hacia nada...


... Y luego, tu meditación solitaria, tras aquel singular

- - - / engrandecimiento de su óseo objeto inicial,

saltaba, sin contemplaciones, como inesperado tigre en la selva,

hasta el momento inmediatamente posterior al final de tu vida,


y así, no sólo cuanto había de exageradamente grande en la

- - - / visión anterior comenzaba de pronto, en su tamaño, a

- - - / disminuir, volviendo poco a poco a su primera

- - - / configuración natural,


sino que, incluso, en esa vía de pérdida y reducción

de la desproporcionada, contundente, genial osamenta,


cada trozo de tu cuerpo, normalizado ya ( al ser visto ahora en

- - - / su conjunto y sin aquella despreciativa y obsesiva

- - -/ parcelación que agigantaba la porción contemplada)

procedía, con mucha lentitud, eso sí, a ausentarse:


pero ahora la carne y la piel, en un primer instante, aún no

- - - / desaparecían,

y se respetaba, por supuesto, tal vez, además, a causa de su

- - - / enorme realidad

(enorme precisamente por impúdica e innombrable),

incluso a tu propio sexo, que acaso manifiestamente erguido aún,

se ofrecía entonces, en el féretro, de un modo sin duda

- - - / ostentosamente inoportuno,


desafiante, competente,

impenitente, risible


(como más de una vez , según dicen, ha ocurrido , en la efectiva

- - - / realidad,

con grave escándalo y vergüenza de las familias); cont.

CELEBRACIÓN DE UN CUMPLEAÑOS ( Homenaje a Octavio Paz) Cont.


y, en fin (¿para qué seguir?), resumamos el asunto diciendo,

de un modo llano y más abarcador,

que todo, pese a la apariencia, se estaba viniendo abajo, bien

- - - / que, por el contrario,

las uñas seguían, con indiferencia y escepticismo, creciendo,

atentas exclusivamente a su labor, en una extraña avidez hacia

- - - / más;

y lo mismo los pelos, la barba, sin hacer caso alguno de cuanto

parsimoniosamente se iba.


Pero enseguida, aquello incluso que se hallaba sometido a tan

- - - / curiosa enajenación

se aniquilaba, y la inercia inmovilizadora llegaba, con

- - - / puntualidad, a las más renuentes partículas,

esto es, surgía, por fin, en el tramo último del proceso,

el triunfo de la generalización, de la escrupulosa obediencia,

o sea, paradójicamente ( y ello con toda precisión, sin excepción

- - - / alguna ni dejar una mota de polvo en la pulida superficie

- - - / del mueble), se desencadenaba


el desorden,

el caos de no ser visto, el escándalo de la invisibilidad, de la

- - - / confusión,

allí, en el revés de la verdad, en el otro lado de la mentira,

en la frontera que no fuera dado trazar,

ese lugar sin localización donde verdad, mentira aparecían

como la misma respuesta a la interrogación que no hiciste,


¡oh pordiosero de tu conciencia, oh escrutador, oh minucioso

- - - / explorador,


oh celebrador de lo infausto! ( Fin de este poema).


II

SALVACIONES

ANHELO

Estar aquí como el arte.

Sin qué, para qué, por qué,

viendo que se mueve el aire.


Así en lienzos de Velázquez,

la pincelada, el pincel,

hecho reposo, invisible

su vertiginoso hacer.


¡Qué rosa! ¡Qué atardecer!


¡Las estancias de Vermeer

donde la luz se ha dormido

y aún se posa en el vestido

mismo de aquella mujer

que, absorta, no ha envejecido!


Estar aquí como el arte.

Y que no se mueva nadie.

Quieta la luna, y el sol.

Inmóvil la luz, y el aire.


NACER ( Cont.)

II

(Aleluya, 4)


¡Y cante así la luz en medio de la noche,
en la total oscuridad del alba,
del negro mediodía soleado!
¡En medio de la muerte álcese el mundo,
los cuernos del gran toro estén alzando
la gloria toda del torero lúcido,
su espada azul y el sueño de la vida
cortada en flor sublime, enorme el tajo!
¡La arrancada cabeza en el patíbulo
ruede del hombre, y álcese
allí un fulgor que queme la memoria
aciaga y memorable!
¡Fuljan del todo abrasadoramente,
así,
la capa roja que aún ondea,
y la ancha plaza que en los mundos arde,
la vuelta al ruedo, la capilla ardiente,
el rezo oscuro y el rumor de cuantos
arrodillados dicen: “muerto yace”!
¡Profunda,
brille la realidad oscuramente
en la calleja tortuosa y sucia,
sus tufos, sus orines, el alcohol de la vida,
el filtro del amor, el odio, el aire!

¡Y allí hondamente bástense a si mismos
de desbordada plenitud, y exáltense,
la muerte cierta, el nacimiento, el orto,
el rencor, la reyerta, el oro!
…………………………….¡El manto
del rey, y los andrajos del mendigo,
juntos, arrebatados, vuelen, bástense!

NACER


¡Entrad con vigor en la danza y celebrad también con nosotros

esta irrupción, este nacimiento,

este espantoso salto instantáneo sobre el inmenso mar,


la proeza que termina atrozmente frenada en seco,

violentamente interrumpida por la misma súbita aparición

del que tan raudamente se trasladaba y que ahora se ha

- - - / convertido

en la meta corporal de sí mismo,


oh íntimo alborozo, oh llegada, oh sosiego,


y quien ha estado suspendido, veloz, sobrepasador

encima de las magnas olas azules, el interminable océano, el

- - - / abismo sin fin

que separa la la Nada aborigen del completo hallarse

- - - / sólidamente hoy

en el lugar preciso en que lo miro,


oh descanso apacible bajo un árbol de sombra, o belleza , oh

- - - / estío,

es el vencedor absoluto de la más terrible olimpiada,

el origen y palma de todas las demás,

pues sabed que ha salvado de un golpe la increíble distancia,

el viaje infinito,

y resulta que tan insigne y único triunfador

no es más que una criatura desvalida hasta el colmo,

un pie diminuto paradójicamente aún no hecho a correr,

un brazo pequeñito incapaz de volar

y una mínima boca que no profiere o dicta,


oh pétalo suave de una menuda flor,


que con arrobo y pasmo de los que le rodean,

disminuye y rebaja su excelsa condición hasta la nuestra,

pues he aquí que nos sonríe humanamente,

y da honra a los hombres y gozo al peregrino,


y es que esa criatura abre ahora los ojos con total inocencia


(tanta,

que es, al cuerpo desnudo, túnica de rocío) Cont.

NACER ( Cont.)


y nos contempla como

si nada hubiese realizado hace un sólo instante,

como si nada hiciera,

como si nada fuera

el hecho repentino

de estar y vivir;


esto es, como si la mirada,

la sonrisa, la voz

que al amor nos obliga y a reconciliación nos sujeta,

tornando, tantas veces,

generoso al mezquino

y de corazón limpio al más turbio y más ruin,

no fuese nada, nada,

y el niño ignora tanto efecto en nosotros,

y únicamente anhela

el jugo venturoso

del pecho de la madre

benévola y querida,

la cual

se le confunde siempre

con la saliva propia,

su saliva de infante;


se le confunde, digo,

con su misma rosada

lengua, tan reducida

y, aun más, se le confunde con aquellas

sus lágrimas, si llora,

las cuales, por su parte, casi le evocan, casi

otro cosa distinta,

y a punto están de hacerlo;


cierta espuma en un agua

borrosa, no sé dónde,

sólo un sabor, un viento,

un canto, un río,

una ignorada sal,

- - - - - - - - - - - celeste, pura !


Fuente que das la vida, ausencia de memoria.

HUMANOS EN EL ALBA  ( Juventud)

Ya todo el horizonte se levanta

contra la noche. Yérguese violento

el monte todo como un movimiento

rapaz, que los espacios agiganta.


El cielo todo se levanta y canta

y los humanos cantan en el viento.

Son multitudes. Cantan el portento:

¡Somos la luz que sólo es ya garganta!


¡Somos la luz, la luz que vibra y crea

cuanto en la luz nos es!¡Reinen colores

embriagadores, y la dicha sea!


¡Somos colores, somos pobladores

de la vida en colores redentores,

y el tacto palpe y la pupila vea!


Omitimos EN EL POEMA


LO QUE BUSCO

I

Yo buscaría lo que siempre acontece,

lo que es y que ya ha sido y que volverá a ser.

El ritmo, que en la música repite

un esquema sonoro.

intenta un paraíso.

Las costumbres, los hábitos

ir siempre a aquella isla cuando empieza el verano,

son simulacros vivos

o formas, aunque pobres, de la inmortalidad.


II ( Cont.)

LO QUE BUSCO


II


Acaso así soñemos, o realidad hagamos

muy dentro de nosotros,

que la inconsciencia de todo lo ritual,

la detención del tiempo,

ya que éste se percibe

sólo en la mutación.

Al volver el estío, o el otoño o el invierno, nos sentimos a salvo.

Reiterar cualquier acto se nos apareciese

solemne sacramento.

Es religión y vida.

En nuestro desconsuelo, cerrando bien los ojos

y agarrados tal vez, sobre el abismo,

a la debilidad de una ramilla

que un instante interrumpe

nuestra torpe caída desde siempre

por el acantilado o farallón,


en el fondo más íntimo,

allá donde se cierra la amarga lucidez, la siniestra memoria,

surgiese la esperanza de que bacaso,

aunque ello sea locura,

la insistencia en lo mismo

(canturrias soñolientas de un sabido rosario,

voces hacia La Meca,

o, simplemente,

la puesta en movimiento de una vieja rutina)


pueda incoar lo eterno.


III ( Cont.)

allá donde se cierra la amarga lucide

III
(Como una voz que clama en el desierto)


¡Bástense! Y entonces,
en ese cruce en que la pluma escribe,
parecido al ensueño, a la niebla, a la vida…

resbale en el papel el tiempo puro de rosas y jazmines,
al que Alguien
hubiera permitido escapar, por un leve intersticio,
de otro Tiempo, que es quieto y absoluto, mas también
…….de jazmines y rosas,
al cual, sin duda, aquél, tan diferente, parece estar
…….prefigurando o anunciando
como una voz que clama en el desierto,
en la duna y el páramo

(igual que Juan prefiguraba y anunciaba,
del mismo modo, en la esterilidad más completa,
a Quien había de venir; no ya la llameante
Aparición, el escapado tiempo, hecho de música y
……..relámpagos,
sino la zarza ardiente en el Horeb.)

Y hay veces que la arena del Sáhara,
traída por el viento
hace arder nuestros labios. Pero más honda arena
es la que el viento arrastra, de ese yermo distinto
de un tan lejano ayer,

que quema y purifica en ocasiones
nuestra entera persona, dulcificando el alma, y
……arrebatando a un Cielo,
sólo por un instante,
como un prenuncio leve,

la vida, el desamor…






Epílogo primero
La transfiguración



Y acaso así,
en medio de las ritmadas blasfemias de quien el dolor empuja
……hacia el canto,
en medio de la sustitutoria obscenidad y en el mismo verbal
……escenario de la desolación y del crimen,

fue como si inexplicablemente se sentasen y se encendiensen
……por completo los Tronos y se alzasen en el aire, por en-
……cima del mundo, las Dominaciones,
y el fuego universal, blanquísimo, inocente, sin consunción,
……de los Serafines,
cuya luz alhajara con largas vestiduras de nieve
a todas las criaturas del orbe;

y, por tanto,

en ese punto en que la voz escrita dice tal vez las palabras
…….de la amargura y de la apostasía,
la renuncia al amor, la traición, la impiedad;
en ese punto, curiosamente, y desde esas mismas palabras, así
…….como desde aquella humilde ladera,

las Bienaventuranzas se vuelven, con idéntica sensibilidad
……y caricia, a enunciar, a enumerar
(una a una, paladeadamente, amorosas, dichosas,
tan llenas de consuelo),

desnudadas, sencillas…

Bien , Lluvia, no sé que te falta a ti. A mí concluir este poema y la tercera parte de este libro, TESTAMENTO, que es el último poema de PRIMAVERA DE LA MUERTE,  POESÍAS COMPLETAS DE CARLOS BOUSOÑO.   Están sus ensayos sobre poesía y poética - sin duda uno de los mayores teóricos que ha tenido la lírica española- : TEORÍA DE LA EXPRESIÓN POÉTICA (1952) y EL IRRACIONALISMO POÉTICO. EL SÍMBOLO (1979). Trabajos y estudios que se han hecho sobre él, innumerables. Pero, posiblemente, ahora nos corresponda descansar. Sé que Bousoño te ha entrado de pleno. Si luego quieres que sigamos hablando de él, lo dices - ahora mandas tú- y con mucho gusto me pongo el uniforme de trabajo. Pero creo que ahora corresponde descansar. Bueno, descansar, en un par de días vamos a entrar de lleno en un autor que a mí me encanta y que es bastante desconocido por estos lares.

Besos.

Hola, mi querido amigo:
Aún me queda por pasar algo, pero poco ya. Creo que entre hoy y mañana podría terminar.
Si, la verdad es que Carlos Bousoño me entró de lleno, y sabes que te daré siempre las gracias(aunque no quieras). Luego, lo que tú digas, hacemos. Sabes que eres quien pone la primera piedra, yo simplemente, te sigo mientras voy aprendiendo, eso es importante para mí.
Un beso, y buen día.

LO QUE BUSCO


III

Yo buscaría lo que siempre acontece,

lo que hace muchos años, cuando en el porvenir algo sea

- - - / movido

o elevado, o llevado hacia atrás,

ocurrió.

- - - - - - Y es ahora mismo,

cuando se abrió la puerta

despacio, muy despacio, con ligero rüido, con admirable tacto:

ahora, cuando alguién penetró

en la estancia futura, como un rayo de luz

por la rendija, en la penumbra

pretérita. Fue ahora,

en el momento justo en que yo escribo estas palabras,


cuando el polvo vibró en el rayo puro,

latió leve, soplado

por la veracidad

del resplandor extraño, que existía

de pronto verdadero

más allá de sí mismo, entre la sombra

palpitante y el ventanal

sombrío. El muro estaba allí,

la mesa estaba, y yo.


Yo levantando la cabeza de un libro

grueso, algo estragado por uno de los bordes, y a la luz de una

- - - / lámpara,

y todo ocurrirá como está dicho

ahora.


Ahora que está ocurriendo

lo que ya sucedió .


IV


Lo que ya sucedió, lo que sucede, lo que sucederá.

¡De este modo, salvándome,

salvarlo todo, a la fuerza, conmigo!

¡Todo conmigo, quiérase o no, a la fuerza salvado,

eterno y puro al fin de excelsa acción!




III


TESTAMENTO

Y epílogo segundo

Reino de la inútil
y necesaria belleza

Y una sola cosa bastaba en el reino instaurado.
Nada había, pues, en el camino de renunciación,
recorrido a deshora, a trasmano de lo asequible,
que pudiera comprarse o venderse, ya que era muy tarde
y a todas las palomas que el viandante llevaba hubo de
…….concedérseles súbitamente la libertad.


El cielo de poniente se llenaba de regocijo
con el múltiple vuelo de la alada liberación.
Y pues bastaba una sola cosa,
ninguna virtud tenía parte en esto.
No era la generosidad o el despilfarro
lo que impulsaba a arrojar naranjas al río,
combinando su color con el del cielo en esa hora
en la que lo importante era una cosa únicamente.

Cambiados los lugares de esto y de aquello,
invertidos la botella y el vaso, más allá del deshonor
……..y del sacrificio, la honradez y la mezquindad,
pues sólo una cosa se precisaba,
el bien y el mal resultaban intercambiables e igualmente
……inútiles,
ya que las nociones ahora,
cuando era tan escaso lo que aparecía como indispensable,
no se aprendían en transacciones de mercado,
arrojado éste con iracundia del templo,
y cerrado luego, fuera de él,
a causa de la fiesta de la vendimia.

Cogiéndose de las manos en la danza de vaticinio,
…….e irresponsables como la luz,
turbios los ojos por el alcohol y la dicha de estar aquí,
percatados de que lo necesario es muy poco,
cantaban los borrachos bajo la enramada del estío
……hasta mucho después de la madrugada,
interminablemente olvidados de sus deberes,
como ladrón que viene en la noche, y sin hacer el menor ruido,
…….mete, hasta el fondo de la cerradura,
la llave falsa, y traspone la puerta con valentía, dispuesto
……a todo, el puñal en la diestra,
pues una sola cosa es suficiente
por la solitaria mansión.

Y fue de este modo como los hombre quedaron infinitamen-
……te libres de culpa
en aquel extrañamente momento de sabiduría,
absueltos completamente como el ladrón que vino a robar,
e inocentes y puros no recogieron las cosechas,
pues están de más cuatro de los dedos de una sola mano
…….para señalar lo preciso,
y los lirios del campo ostentan mejor vestidura que la de
…….David cuando tocaba, en el fondo de los siglos, el arpa
venciendo así, al sobrar casi todo,
incesantemente, a Goliat.

Y mientras esto ocurría en aquel viejo tiempo,
se abrían hoy, a una, con estruendo, inesperadamente,
todas las puertas y ventanas de todas las
innumerables y distintas mazmorras y fortalezas
……del mundo,
y cantaba la luz al fin en medio de los hombres,
pues se sabía ya, de modo definitivo,
en el sempiterno recinto sin muros,
que una sola cosa poderosamente bastaba.

…Una sola y no más, pero incluso patente se hacía
que ésta iba aliviando con algo de aire fresco y ensueño sedoso
los grandes vacíos y huecos irrespirables en que, fuera del reino,
yacíamos miserablemente arrojados

--marcados, esclavizados—
por una oculta mano, como un duro e inexorable sino creciente

de poder y de sombra.

(Fin del poema Canto de la salvación)

III

TESTAMENTO ( A mi hijo Carlos Alberto)

I

Los hijos crecen, si las nubes pasan,

y su abrirse de flor es ir cerrándose

lívidamente nuestro ser. La aurora

es el poniente que ella empuja a la noche,

y el despertar el sueño inapelable.


En su florido alzarse reconozco

mi sombría renuncia,

y en las rosas del triunfo en el estadio

que ciñen ya sus sienes

otras rosa yo advierto - pobres, tristes-


sobre una losa oscura.


II


Así dijera

y ha llegado la hora. El instante supremo

de la renunciación.

La cuenta exacta

del retal y la hechura,

la aguja, el descosido,

en centímetro afán.

Y esto es mi mano. Esto

el hueso de sabiduría,

el recóndito escondrijo acechante. Y aquí, el dedo, la uña

del pie, la cabeza

súbita, emergiendo de pronto

desde un fondo de oscuridad. La sabana,

la helada cayendo en la noche,

resbalando en silencio por los idus

de marzo. Alguien viene sigilosamente detrás

de mis pasos. Siempre estuvo a mi lado,

sin que se revelase

lo que dormía insomne

en la honda tiniebla

suavísima. (Cont.)

Y sigo disfrutando de esta joya literaria, amigo mío.

Besos

A punto de concluir, amiga mía. Si pudiera, entre hoy y mañana.

Besos.

TESTAMENTO

II ( Cont.)


................... Bruto, hijo mío

de amor,

¿también tú? Tú, que fuiste

mi sueño. ¿Tú también, o tú más?



Tus sosas de frescor, ¿eran, pues, esto?

¿Esto,

tu alada juventud, el empujón final que precipita

mi ser hacia el abismo impronunciable?

Las palabras son aire

y vuelan. Dejadme, pues, también vosotras,

ligeras golondrinas

que, en otro tiempo,

tanto, entre vuestras alas,

me ayudasteis a ser, subiendo yo hasta mí.



Ahora

es ya, eso es todo,

la vida

desnuda, su rigor: la muerte, el juego ruín

El bien y el mal

juntos,

vivir y morir,

hijo mío, mi roedor,

mi insaciable desposeedor , raedor,

la sustitución inminente, el asalto nocturno

a la fortaleza, en visión curvilínea,

perezosa,

.............. lentísima,

la fluidez del tránsito

de uno en otro, que aún puedo sentir

(tú has crecido de pronto)

amándome aún, sucediéndome

con facilidad,

................. suavidad

(los ojos se cierran, hijo mío, mis ojos), en un pausado

- - - / concierto,

aliado y sacrílego,

como de lavadas alondras, o terribles súcubos, muy adentro,

en el amanecer. El bien y el mal,

prolongación filial en lo alto, tiránica luz,

oscuridad, felonía.

¿Tú también? Cont.

TESTAMENTO

II  Cont.

El ritmo, la pulsación marina de la tormenta a lo largo del

- - - / horizonte,

el salitre en el viento, has crecido, el sacrificio de cada ola al

- - - / servicio de la grandez repentina del mar,

el desgobierno atroz de las aguas, superiores de pronto a su

- - - / misma naturaleza,


la insubordinación, la ilegitimidad,

la galerna insaciable

arremetiendo con fuerza

en la arboladura, en la banda de estribor, en el puente,


expiación que resuella  en la culpa. ¿Tú, más?

El bien y el mal, cadencia

silente,

y nada más seguro que las cosas inciertas, dijo entonces,

vivir y morir.


Bruto, has llegado bajo la forma de Carlos, en la luna creciente,

a la hora precisa.


III


Tú y yo,

pájaros que vuelan todavía al unísono procesional,

supremo espectáculo de inocencia, indecencia, en idéntica

- - - / migración

por la estación rotatoria. Música como de violines, o leves

remansos, o ruiseñores, o pífanos: escuchad

el largo sonido

del bien y del mal, y, a rachas heladas,

el viento con harapos, arremolinándose

en el desván, entre la claraboya de otos cristales

y la pesada puerta que golpea, de vez en cuando, en la honda

- - - / penumbra...


Pero he aquí, de pronto, elevándose,

el bálsamo y la fe de Tertuliano, creo "quia absurdum" , melodía

- - - / de los contrarios,

siesta fingida en clásico latín,

ensueño, paraíso, extraña dulzura.


IV Cont.