Aires de Libertad

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    Agustín Gómez Arcos (1933-1998)

    Pedro Casas Serra
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    Agustín Gómez Arcos (1933-1998) Empty Agustín Gómez Arcos (1933-1998)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 03 Mar 2023, 06:12

    .


    Agustín Gómez Arcos Enix, Almería, España, 15 de enero de 1933 - París, 20 de marzo de 1998) fue un dramaturgo y novelista español.​ Buena parte de su obra la escribió en lengua francesa.

    Vida

    Infancia y juventud

    Agustín Gómez Arcos nace en el seno de una familia numerosa republicana. Es el menor de siete hermanos y sólo tiene tres años cuando estalla la guerra civil española. Durante la contienda, su familia pasa apuros y penalidades, y ya en la posguerra sufre las consecuencias de la represión franquista. Desde edad muy temprana, Gómez Arcos se interesa por la literatura, que utiliza como medio de evasión de su triste realidad cotidiana. Su profesora de instituto en Almería, Celia Viñas,​ fomentará y orientará su amor por la literatura, dándole a conocer a los clásicos y cultivando su interés por la escritura y el teatro.

    En 1953 acaba el bachillerato en Almería y se traslada a Barcelona, donde consigue una beca para matricularse en la Facultad de Derecho.​ Colabora en la revista literaria Poesía Española, publica la colección de poemas Ocasión de paganismo y recibe el Premio Nacional de Narración Breve por El último Cristo.​ También participa activamente en el grupo de teatro de la universidad. A los tres años de haber iniciado sus estudios de derecho, decide abandonarlos y se traslada a Madrid con el objetivo de dedicarse exclusivamente al teatro.

    Ya en Madrid, trabaja como dramaturgo, actor, director y traductor.​ Como dramaturgo, comparte las posiciones comprometidas de autores como Alfonso Sastre, frente a otros dramaturgos del llamado "teatro del posibilismo", como Antonio Buero Vallejo o Alfonso Paso (que proponen escribir dentro de las limitaciones e imposiciones de la dictadura), y, sobre todo, se opone al teatro de evasión fomentado por el régimen. Escribe un total de quince obras, de las que sólo tres llegan a estrenarse: Elecciones generales (basada en Las almas muertas de Gógol y premiada en el Primer Festival de Teatro Nuevo en 1960), Diálogos de la herejía (finalista del Premio Nacional Calderón de la Barca y Premio Nacional Lope de Vega en 1962, aunque prohibida hasta su estreno, en versión censurada, en 1964)​ y Los gatos (1965, finalista del Premio Nacional de Literatura Dramática en 1994).​

    También se dedica a la traducción​ y adaptación de obras de teatro francesas (La folle de Chaillot, Intermezzo de Jean Giraudoux y La révélation de René-Jean Clot). En 1962 queda finalista del Premio Nacional Calderón de la Barca y gana el Premio Nacional Lope de Vega con Diálogos de la herejía, premio que le es rápidamente arrebatado tras habérselo concedido; la obra queda prohibida en todos los escenarios españoles, en una maniobra política de la censura.​ En 1964 consigue finalmente estrenarla, en una versión censurada. En 1965 estrena Los gatos, también en versión censurada.

    Exilio

    Los tropiezos con el régimen son continuos y Gómez Arcos empieza a tomar conciencia de que nunca podrá representar o publicar su teatro, y se plantea el exilio como una posible solución. En 1966 vuelve a obtener el Premio Nacional Lope de Vega por Queridos míos, pero esta vez la censura prohíbe taxativamente su representación. Gómez Arcos decide entonces abandonar España para instalarse en Londres.​

    En la capital inglesa, logra que algunas de sus obras sean consideradas por parte del National Theatre, que finalmente las rechaza, alegando que sus piezas serán mejor comprendidas pasados veinte años. En junio de 1968,​ apenas un mes después de las revueltas del Mayo francés, se traslada a París. Los recientes acontecimientos impregnan el ambiente artístico de la ciudad, París vuelve a estar abierta a la innovación creativa y, de forma particular, se busca en el teatro un medio de agitación social, política y cultural, clima propicio para la obra de Gómez Arcos. Asiste a los montajes teatrales de Samuel Beckett, Eugène Ionesco, Jean Anouilh y, en especial, de Jean Genet por el que siente especial admiración.

    Comienza su carrera parisina en los café-teatro del Barrio Latino, verdaderos centros de experimentación teatral y alternativa real a los teatros comerciales. Se desempeña como dramaturgo, director, actor e incluso como camarero. En 1969, en la revista L’Avant-Scène, publica Pré-papa. Conoce a otro exiliado español, Miguel Arocena, gerente del Café-Théâtre de l’Odéon, que le da la oportunidad de estrenar, en febrero de 1969, Pré-papa y Et si on aboyait. Durante cuatro años colabora con estos pequeños escenarios y sigue escribiendo obras de teatro entre las que destacan Sentencia dictada contra P y J e Interview de Mrs. Muerta Smith por sus fantasmas. Por el momento, sigue escribiendo en castellano y deja la traducción al francés a cargo de su amiga la actriz Rachel Salik.

    En 1973, el editor de Stock, tras ver Et si on aboyait en el Café-Théâtre de l’Odéon,​ le propone escribir una novela en francés. Gómez Arcos acepta el reto, se traslada a Atenas y regresa a París, meses después, con el manuscrito francés de El cordero carnívoro, que su publicación, en 1975, será galardonado con el Prix Hermès.​ A partir de ese momento, los éxitos se suceden: en 1976 publica Maria Republica, y, en 1977, Ana no, novela que cierra la que ha dado en llamarse «trilogía de la posguerra», y galardonada con el Prix Thyde Monnier en 1977 y el Prix Roland Dorgelès en 1978. En total, Gómez Arcos publica catorce novelas, escritas todas ellas en francés. A las tres ya mencionadas, les siguen: Escena de caza (furtiva) (1978) finalista del Premio Goncourt;​ Pré-papa ou Roman de fées (1979); La enmilagrada (1981); El niño pan (1983); Un pájaro quemado vivo (1984), finalista del Premio Goncourt;​ Bestiaire (1986); L’homme à genoux (1989); L’Aveuglon (Marruecos, 1990); Mère Justice (1992); La femme d’emprunt (1993), y L’ange de chair (1995).

    En 1985 recibe la condecoración de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia,​ y en 1995 la vuelve a obtener, esta vez con el grado de Oficial.

    Tras el restablecimiento de la democracia, Gómez Arcos pasa temporadas en España, donde, a partir de 1991 vuelven a representarse algunas de sus piezas teatrales de la mano de Carme Portaceli. En 1991 se recupera Interview de Mrs. Muerta Smith; otras dos obras suyas, Los gatos y Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas, se representarán en los teatros españoles en 1992 y 1994 respectivamente.

    Agustín Gómez Arcos muere el 20 de marzo de 1998 en París y está enterrado en el cementerio de Montmartre.

    (Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )


    *


    Algunos poemas de Agustín Gómez Arcos:


    De Ocasión de paganismo (1956):


    ​"Caronte, yo seré un escándalo en tu barca"
    J. de Ibarbourou

    1

    Desiste, corazón. Pongo mi veto.
    Contra tu sorda voz pongo mi sorda,
    ciega, muda presencia
    de hombre. (Ya lo ves, corazón:
    sólo de hombre.)
    Contra tu grito único,
    tu repetido y glandulado grito,
    me opongo yo, este hombre.

    Ahora, corazón, si puedes, rompe
    esta fibra que soy, sólo esta fibra,
    con tu jactancia siempre latidora
    y tu canción sirena, corazón,
    estúpido, agresivo, molesto corazón
    de a diario, usado, usado, usado,
    corazón de trabajo y de cansancio.

    Desiste, corazón. Ya ves que es tonto
    discutir este asunto. Estoy ya decidido.
    Ahora me compraré una dulce gaita
    o una de esas armónicas tan lindas
    que usan los niños, y que sólo tocan
    en escala sencilla...; y si no, corazón,
    te mandaré a paseo con la misma
    alegría. Punto final. Desiste.

    (Oh, corazón, qué pena
    que agonices así, por mi capricho.
    Como una suave flor.)

    3

    Qué terrible mi carne.
    Pero tu carne, amor...
    Bien, lo diré francamente:
    tu carne es una llaga.

    No la conozco. Sólo
    -y quién sabe si en beso-
    la adivino en la mía.
    Nada más.

    Pero diré una cosa:
    esta carne terrible
    -tuya en mí por misterio-
    se crispa cada noche
    con aroma invencible
    y te ansía, te ansía
    con un dolor tan recio,
    tan vehemente de ti,
    que no, no basta el  sueño,
    ni el ensueño, ni el morbo
    para reconquistarme.
    Y después de esa lucha,
    ya sabe, lo de siempre,
    la laxitud, el asco:

    triste pornografía
    en volumen de hombre.

    Casi para quedarse
    roto, deshecho, nulo.

    4

    Te gritaré mi escándalo, Caronte.
    (Nuestro escándalo, a solas,
    cuando lo conquistemos.)
    Y como en fuego vivo
    haré que mi pureza
    se resista a tu angustia.
    (Seremos dos, un grito
    de pecado glorioso
    sobre la sucia estela
    del pecado.) Te daremos trabajo,
    te lo juro. Si muero en ese día
    de mi hermoso pecado,
    viejo gris, te prometo
    canciones y alegría.
    Figúrate estas manos
    con temblor de caricia
    trenzándose en el aire.
    Será un júbilo heroico, barquero.
    Y ofreceré mi boca
    mi boca con su huella-
    a todo ser que ansíe
    una gota de anelo.
    Y gritaré, ¿me oyes? Gritaré hasta saciarme
    de infierno, de locura,
    contra tu sola angustia,
    contra tu sola, eterna,
    final y triste angustia.

    Barquero, qué victoria
    ser un triunfo en pecado
    después.

    (Para ti, corazón,
    esta triste mortaja
    de ausencia que ahora tengo.)

    5

    Di, ¿qué traje te esconde?
    ¿qué tela te separa
    -oh, canto sexual-
    de mi sexo encendido?
    No sé por qué caminos
    hallarte. Yerran siempre
    las señales de aviso.
    Y la angustia, ese saber que tú serás un eco
    a un grito mío,
    desconocido, extraño grito mío...
    esa angustia me ahoga.

    Qué paganismo, amor.
    Estoy casi encendido
    por saberte. Sólo tu soplo aguardo.
    Ese viento,
    esa voz en fluido
    que será tu presencia.
    Oh, nada, nada, nada,
    nada como encontrarte.
    Dondequiera te escondas,
    cualquier forma que intentes
    será herida por mí,
    gritaré mi presagio
    -mi pagano presagio-
    y saltaré fronteras
    de luz, de fuego y hambre
    únicamente, amor,
    por saciarte conmigo.

    Dime, ¿quién te separa
    de la espera que siento?

    6

    Ese pagano verbo, en mí, tu voz,
    tu simple
    realización en voz,
    tu gritar, consiguiéndome.

    Insistiré despierto,
    siempre vigía al grito
    de tu posible entrada.
    Y cuando hayas llegado, yo, de luz,
    pareceré.
    Un estallido mágico, glorioso.
    Algo así como estar
    penetrado del ángel.

    Oh, ser yo verbo en tu voz,
    verbo cálido y simple,
    yo,
    carne y palabra en ti
    diciéndome.
    Ser gloria, estado vivo
    de corazón y ala,
    con nombre que tú digas
    paganamente verbo.

    7

    Te aseguro, Caronte,
    que haré que se deriven
    timones y velámenes
    de tu barca de angustia.
    Mi soberbia es un viento
    para tu tierno mástil.
    Y tu remo, barquero,
    sólo una débil fibra
    sobre el agua furiosa.
    Oh, laguna, mi júbilo
    es voz de redención.
    Como esas aves únicas
    que anuncian primaveras
    imposibles. Mi grito.
    Es una profecía, Caronte.
    De mi boca saldrán
    sirenas, peces, sierpes,
    inauditas palabras
    a estremecerte.
    Y pámpanos y flores
    sobre mi cuerpo bello.
    Oh, barquero, qué gozo
    la pagana ocasión.
    Ni campanas de bronce
    servirán para herirme.
    Sólo esta dulce, tierna
    profesión de mi carne.

    (Desiste, corazón. Mi culpa es amplia
    y hermosa. Como el agua.)

    8

    Mis glándulas se yerguen
    cuando en carne te pienso.
    Hay un rumor de río
    por la profunda sangre
    igual que si encarnaran
    diez mil pequeños ángeles
    de lujuria. Mis glándulas
    segregan esta angélica
    legión de dulces ansias
    en mi extensión sanguinea.

    Con sólo imaginarte.

    Figúrate el momento
    de ser en carne tuyo,
    en fiera realidad.
    Gritarán estas glándulas
    voces de regocijo.
    Presiento la conjura.

    No obstante, amor, ahora
    sólo este lento mío
    derramarme,
    recia sangre de hormonas
    buscando tu incidencia.

    ... Erguido en árbol vivo
    este grado hemofílico
    con que insisto en tu ansia.

    9

    Tu piel  es una flor
    masculina, insistente.
    Tu piel es un delirio,
    un camino a mi anhelo.

    Ayer, sobre tu piel,
    reposé la mirada
    -oh, qué boca en mis ojos,
    y qué lengua, y qué labios;
    cómo, sobre tu piel,
    mi animal se extendía
    en ausencia y ensueño-.
    Y tú, ignorando el caos
    de fuego de mis ojos,
    sonreíste un momento
    contemplando los montes.

    Yo me pregunto, amor,
    si acaso dejan huellas
    mis ojos en tu piel.
    Porque serán fantasmas
    de tigres, y serpientes,
    o suaves flores rojas
    de contorno limpísimo.

    O mordiscos.
    O ráfagas
    de desbocado anhelo.

    Amor, tu piel parece
    un lecho y una noche.

    10

    Ni una célula, amor,
    te queda sobre el cuerpo
    que no esté ya en pesquisa
    ideal de mis dedos.
    No te resta un cabello,
    un poro, un rasgo íntimo
    que ya no haya yo usado
    en el sueño y la angustia.
    Ni siquiera tu sombra
    desconoce mi ausencia;
    ni tu anhelar de noche
    cuando sobre mi carne
    se desliza tu ensueño.

    Oh, tú no te conoces
    tan fielmente como esta
    carne, donde florece
    la palma de tu fiebre.
    No te sabes amante
    de furia y de dulzura.

    Yo sí. Yo te conozco.
    No tu nombre o tu cara.
    Te conozco. En respiro
    y en ocasión de amarme.
    En la alta estrella, tú
    me brindas tus aristas
    pendencieras, crueles
    de ser que aún no es mío.
    Y por la baja tierra, la sorpresa
    de verte en cada rostro
    se me mete en la sangre
    como un pasmo.
    Amor, basta, no intentes
    escapar: no hay mentira.
    El tiempo es como un mapa
    con límite y frontera
    y mi dedo se adiestra
    señalando la ruta.
    Ya es tiempo, amor. Llegó
    la ocasión. Como el eco
    de un grito viejo, antiguo,
    a punto de pudrirse
    en mi sangre, salvado
    -amor, salvado, libre-
    por ese trompeteo
    de tu llegar, aun cuando
    ignore todavía
    qué calzado, qué ropa,
    qué gestos, qué aureola
    te ocultan o descubren.
    Aun cuando ignore qué
    fragancia te atestigua.
    ¿No ves que ha florecido
    primavera?
    ¿Y es posible que tú
    quieras disimularte
    de abrojos y de cansancio
    si eres tanto de flor
    -¡amor, tanto, tantísimo!-
    que me ahogas de aroma?
    Oh, no, desiste, incrédulo,
    amor, si tengo venas
    abiertas para saciarte
    y en la carne una suave,
    frenética esperanza
    de... Amor, quiero eludir ya tan
    sublime disparate.
    No tardes. Hoy te espero
    con la boca en un grito.

    19

    Desecha los milagros.
    Mi imposible vivir
    no los espera. Tú
    -tu vivir sin presencia-,
    tampoco.

    Hoy, 28 de junio,
    el sol oculto, viento,
    desesperado y solo,
    yo, que intento pronunciarte,
    he perdido la fe.

    Dios es cruel, lo afirmo,
    porque anoche recé
    buscándolo -buscándote-
    y me ha dado su filo más agudo. Dios
    es mi mal enemigo.

    Sin ilusión, sin fija
    penetración en ti, sin nada,
    estos versos de hoy
    suponen mi renuncia.
    A ti y a lo demás.

    He querido ser libre
    y el aire mismo, hoy
    me ahoga. Reza tú,
    sé otra cosa cualquiera,
    no mi esperanza.

    Rubrico. Mi pobre sangre queda
    aniquilada. Es dogma.

    20

    Cómo suena tu ausencia.
    Con qué ronco ruido
    me despierta y me abruma.
    Qué sombras afiladas
    de pájaros en fuga.
    Pájaros que no son
    o que ya no los veo.
    Pájaros que eres tú,
    tu habérteme ausentado.

    Adelanto mis sienes
    vacías y explosivas
    para llamarte en onda
    mística o cerebral.
    Pero no estás. No eres
    presencia en desespero
    o esperanzada ausencia.
    Sólo ausencia. Sin vagos
    adjetivos de hambre.
    Ausencia nada más.

    Y suena tanto. Y grita
    con tan roto gemido
    de marea que huye,
    que me anida en las sienes
    su demencia de pájaros.

    Oh, tu ausencia.
    Cómo explicarte, amor,
    mi desnudez y frío;
    cómo decirte cuánta,
    qué grande y qué pesada
    siento mi lenta angustia.

    Tu ausencia, amor. Tu ausencia.




    De Pájaros de ausencia (1956):


    No era un hecho, no eran
    sábanas en que amarnos;
    era no más el sitio
    donde un hombre se entrega.
    (Porque también un hombre
    se entrega. Puedo garantizarlo.)

    Antigua Roma hendía
    su ilusionada fuerza
    de pagana ocasión. Era
    un dulce recordar
    capitolinos hechos,
    palabras y actitudes.
    Antigua Roma daba
    semejanza a las alas
    de nuestra fantasía.
    Gozábamos el tópico
    porque éramos humanos.

    Entonces, nunca más.
    Y entonces, inclusive,
    despertamos de pronto
    sintiéndonos mentidos.
    No dijimos palabras.
    Nos miramos: fue todo.

    Aún conservo una foto
    de ti, en estar antiguo;
    me la diste quizá
    porque así me entregabas
    algo que en ti había muerto,
    una molesta historia.

    La conservo, esa estampa
    de tu ser. No he querido romperla.
    Tal vez
    por no comprometerme
    con un triste futuro.

    No era un lecho, no eran
    sábanas en que amarnos.
    Ni siquiera tampoco
    fiebre o exaltación.

    Sólo un acto cobarde.

    10

    Profundamente novio
    caminaba en la noche
    buscando tus arterias
    para nutrirme de ansia.
    La llamada del aire
    semejaba tu voz
    y yo, novio, me abría
    como una flor bermeja
    de corazón y sexo.
    Oh la fe de buscarte,
    con qué seguro paso
    retornaba distancias
    sin cansancio y sin fuga.
    Citas sin compromiso
    en la próxima esquina,
    en el café, en el metro.
    Años de serte novio
    sin haberte encontrado.

    Sí, ¡has sentido lo mismo?
    ¿Las mismas soledades
    te han herido por dentro?

    No. No es posible. Yo
    he temblado de angustia
    pensándote; he corrido
    calles, años, ciudades
    con los ojos abiertos
    -profundamente- ojos
    mirando cada gente,
    escuchando las voces
    por si erais tú o mis ecos.
    Tú, no. Tú no lo has hecho.
    Te ha faltado valor,
    o iniciativa, o luz.
    No has buscado ventanas,
    grietas en que asomarte
    y gritarme en aviso,
    en llamada, en retorno.
    Te ha faltado valor.

    Yo, que tanto he luchado
    por ti, por tu llegar,
    siento tu cobardía,
    tu negación, tu ausencia.
    Que sentir algo más
    me es imposible ahora.

    11

    ¿Quién
    ha de sustituirte
    futuramente en mí?
    ¿Quién ha de ser quien venga
    -la palabra en la boca,
    flor o risa- audaz
    a enaltecerme
    lo que ya hemos usado
    tú y yo, tan falsamente.

    No puedes responderme.
    Yo tampoco. Ni nadie.
    Oscuros ríos hierven
    muy hondo, en las entrañas.
    Son voces. Voces negras.
    Signos que ya me anuncian
    la fatal negativa.
    (Estoy sucio. Muy sucio.
    Me mancha mi contacto.)

    ¿Dónde,
    días, dónde, por dónde
    ha surgido ese grito
    que me niega en redondo?
    (O quizá
    te está ya concediendo
    demasiada importancia:
    vértigo de caída.)

    Desiste, corazón.
    He recibido en pleno
    plexo solar la herida:
    quiero decir en medio
    del pecho, exactamente.
    Dentro de unos minutos
    moriré sin avisos...
    Pero yo sé que ya
    estoy muerto, muy muerto:
    quizá como tu historia.

    12

    Es una suave seda.
    Una brisa. Una lenta
    desbravación del aire
    que ya no tiene voces.
    No señales, ni síntomas
    de ti. Es el olvido.

    Ha venido sin gritos.
    En mis manos contemplo
    su imagen: son antiguas.
    Se abren ya sin oscura
    vergüenza. Son airosas
    de libertad, de vida,
    aves de espacio abierto
    sin el sucio recuerdo
    de tu tacto. El olvido
    es una tela suave
    que me envuelve. Me siento
    la causa estremecida
    brotando en nuevos poros
    a su contacto tibio.

    Resurrección de cuerpo
    la mía. Miro el mar
    de angustia que era ayer
    y contengo la risa.
    Tú te has ido. Del todo.
    Has muerto ya,
    dejándome liberto.
    (Sólo que, al parecer,
    el ruido de la sangre
    dice cosas atroces.
    No puedo comprobarlo:
    no tengo corazón.)

    Es una suave seda,
    una brisa, una lenta
    desbravación del aire
    que ya no tiene voces,
    ni señales, ni síntomas
    de ti: es el olvido.

    13

    Sin corazón estoy
    náufrago en mar de sangre.
    Sin corazón, sin voz
    para acusarte: helado.

    Un perro nada dice,
    si acaso muerta ausencia.
    Tú eres un perro, tú,
    que con mi propia forma
    me agonizas y mueres.
    Ausencia en carne viva
    ausente. Ausencia tú,
    perro vago de esquina,
    ilusionada casa
    donde fingí encontrarme
    para fingir quererte;
    donde fingiste tú
    descubrirme y amarme.
    (Un tango, un dulce tango
    con un amargo epílogo.
    Permíteme la burla.)

    Concluyo. Corazón
    se me rompe por dentro.
    Estaba hueco, ¿sabes?,
    No hagas gestos de pena.

    Camino solo y mondo,
    tópico caminante,
    dolido, avergonzado,
    sucio de humillación,
    mudo, sin voz ni voto.

    Sin voz ni voto, yo
    que he sido siempre verbo
    en primera persona.
    Calcula si es penoso.

    14

    Pan para nuestras bocas.
    Pan de polvo y de agua.
    Pan de hambre. No pan
    de estremecida ausencia.

    Pan de polvo y de agua
    para crearte, para
    inventar tu figura.
    Ese pan y ese verbo
    para resucitarnos
    unidad de los dos.
    Pan de camino virgen
    para pisarlo en vilo.
    Caminito extendido
    de norte a sur del mundo.
    Caminito sin gente.

    Pan para nuestras bocas.
    Tú en mi boca en retorno,
    en estar de silencio.
    Tú en mi labio que ansía.
    Tú en mi diente que espera.

    Pan de mordiscos. Vivo
    Pan de carne y de hueso.
    Con nombre propio Pan.
    Con carne propia Tú.
    Pan de polvo y de agua
    para crearte.
    Yo el Verbo. Yo la Voz.
    Yo siempre tu alfarero
    creador de tu Gracia.

    Pan de insaciada hambre
    que has dejado en mi lengua.
    Pan de milagro: Tú.

    15

    Redonda como el mundo
    tu frente.
    Redonda y poderosa.
    Esperanza me vibra
    suavemente en el gesto
    de mirar. No he claudicado aún.
    Redondez de tu frente
    que se alberga en mi pecho
    y en el valle lunado
    de mi vientre; tu vientre,
    redondo en la cabeza,
    me silba suavemente
    por los dedos. Te intento
    otra vez. Te imagino
    tal como antes viniste
    pero de nuevo cuño
    y corazón novísimo.
    No el mismo cuerpo que
    me atrajo anteriormente,
    ni la misma juntura
    de labios, ni la misma
    palidez de mirar,
    ausencia o miedo:
    la misma, la ocasión.
    Redondez de tu frente
    por toda anatomía.

    Amor, calificarte
    no me sabe a cordial
    acogida. Silencio.
    Sustitución serás
    de la muerte
    en ágil nueva vida.
    Cantar de son suave
    tu palabra afilándose
    en mi oído: tú siempre
    diciéndome la justa,
    exacta, simple, pura
    palabra de retorno,
    de otra vez y de siempre.

    Tu amor redondo, eterno
    y hermoso. Como el mundo.


    Fin


    Escrito en Seu de Urgel (Lérida), en el estío de 1956
    Por Agustín Gómez Arcos


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    Agustín Gómez Arcos (1933-1998) Empty Re: Agustín Gómez Arcos (1933-1998)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 04 Mar 2023, 09:05

    .


    Otros poemas:


    DEJA CRECER TUS UÑAS...

    Deja crecer tus uñas,
    hermano;
    los Otros tienen armas.

    Hermano, te lo advierto:
    el día que te digan
    se levanta la veda
    del cura y de la monja,
    del militar y el carca,
    del fascista y del rico
    que te pille despierto;
    no alegues ignorancia.

    Deja crecer tus dientes,
    hermano,
    los Otros tienen armas.

    El ojo bien abierto,
    hermano, ¡y a la caza!,
    el corazón cargado
    de cuentas ajustadas,
    el puño bien cerrado
    y en alto, por derecho,
    el pensamiento frío,
    la oreja espabilada.

    Deja crecer tu cuerpo,
    hermano;
    los Otros tienen alma.

    Te señalo la presa
    puesto que vas de caza:
    el que se hace los guantes
    con la piel de tu vida,
    el que ríe en el cocktail
    con el vaso en la mano,
    mientras que tú no ríes
    y votas y trabajas.

    Los Otros tienen todo,
    hermano;
    deja crecer tu nada.



    IMAGINA TUS MANOS...

    Imagina tus manos
    y mis manos,
    y las manos de todos,
    su multitud de dedos
    para contar los muertos de mi España
    y poner la factura
    al Culpable.

    Imagina mi boca
    con tu boca
    y las bocas de todos
    su multitud de lenguas
    para gritar venganza, no justicia,
    que justicia no calma
    los vencidos.

    Imagina tus ojos
    Y mis ojos
    Y los ojos de todos
    su multitud de horas
    para buscar la culpa al Asesino
    y mirarle la muerte
    sin descanso.

    Imagina la culpa
    de su culpa,
    su multitud de culpas,
    la vejez de su culpa
    enterrada en el Valle de las Culpas
    Valle de los Caídos
    por mal nombre.

    Imagina mi rabia
    con tu rabia
    y la rabia de todos
    la multitud de rabias
    para cargar fusiles y fusiles
    y cargar corazones
    y futuros.



    NO TIENES VOZ Y TIENES

    No tienes voz y tienes.
    ¡Si supieras
    cómo tu voz define la existencia
    y la ausencia de todo cuanto callas!

    ___________________

    Se abre la calle, y a parir razones,
    tu voz tiene el poder de la semilla
    y la ciudad y el campo se definen
    estancias para el hombre si tú gritas.

    Voz de mi pueblo, tienes
    gallo y kikiriki de cosas vivas
    si defines tu nombre por la fuerza.

    ___________________

    El día que te callas, día siglos,
    el tiempo se envilece: yo te llamo
    pasado tumba historia, muerte hoy,
    muerte mañana, muerte de la vida.

    Y presiento tu grito de revuelta,
    sangreducto que lleva trae extiende
    algo más que la sangre de la sangre
    y algo más que la vida de la sangre.

    Me levanto de oídos, salgo al mundo
    donde explota el silencio,
    de silencio ruidoso, todo tiene
    casa nombre frontera privilegio
    de morirse callado, de morirse,
    pero en nada está el hombre: todo falta.
    Todo, como un anuncio
    de nada, desinfecta recubre
    esteriliza calma tranquiliza
    anestesia y amputa
    el no sé qué de hombre que nos vive:
    ilusión de vivir, acto de muerte.

    Si supieras
    qué panorama blanco sin relieves
    ceniza de quemarse mi esperanza
    cuando de pies y de oídos
    vengo a escuchar tu voz y tú no hablas.

    ___________________

    Pero el día que hablas
    enmudeces -día siempre-.



    SI TE PRONUNCIO ROJO...

    Si te pronuncio rojo
    se me llena la boca
    de alegría y de agua.
    Y si te pienso, rojo,
    se me muere lo frío
    y me nace la llama.

    No rojo de pasado
    -el rojo de la sangre
    tan larga y derramada-
    sino el rojo de calles
    llenas de vida rojas
    que busco en la mañana.
    Rojo de mi futuro
    que comenzó esta tarde
    de marzo, soleada,
    y donde el mundo nuevo
    que tú y yo conocemos
    es más que una palabras.

    Te describo ese mundo
    donde el hombre es un hombre
    y la casa es una casa.
    Y pasa la consigna:
    que se sepa que el rojo
    hará el todo del nada.



    CUANDO TÚ DICES DÍA...

    Cuando tú dices día
    España siente noche.

    Se levantó mi hermana
    vestida de muchacha,
    abrió la puerta y era
    el día de tu gloria.
    De tu gloria.
    Ay de tu gloria maldita.
    Cerró la puerta y era
    vieja de mil vejeces
    mi hermana.

    Cuando tú dices día
    España siente noche.

    Se levantó mi madre
    sin decirme te quiero,
    mañana de mi infancia
    donde suenan los gritos
    de tu gloria.
    Ay tu gloria maldita.
    Mi silencio de niño
    que no comprende nada,
    pero nada.

    Cuando tú dices día
    España siente noche.

    Se levantó mi gallo
    con su pico sonoro,
    piquiabierto mi gallo
    el día de tu gloria
    por tu gloria
    ay tu gloria maldita.
    De mi gallo y mi padre
    no espero que comprendas
    el silencio.

    Cuando tú dices día
    España siente noche.

    Se levantó mi padre
    con su hombría en la mano
    y al mirarte, mi padre
    se secó de repente
    por tu gloria
    ay tu gloria maldita.
    Y pensar que mi padre
    ni siquiera se ha muerto
    todavía.

    Cuando tú dices día
    España siente noche.

    París, marzo 1972



    EL TENÍA UNA HISTORIA...

    Él tenía una historia,
    su riqueza.
    Ella no la tenía:
    su pobreza.

    Él pasaba el otoño
    en el coto de caza
    pelliza de antílope
    unas botas muy altas
    escopeta de precio,
    digamos: él cazaba.

    Ella, la pobre, pobre
    se lavaba la cara,
    vivía en el invierno
    el frío la mataba.
    Pero iba a la oficina.
    Digamos: trabajaba.

    Él se aburría siempre
    y lo decía.
    Pero ella era discreta,
    se callaba.

    Y ahora imaginemos
    un verano de playa
    los dos tendidos juntos
    en la arena dorada...
    en fin, seamos simples:
    la arena es plateada.

    Él dice buenos días,
    ella dice encantada,
    él me llamo Roberto
    ella me llamo Blanca
    él dice yo soy rico
    y ella desencantada.

    Es una historia triste
    ya se sabe,
    Él se va, ella se queda
    ya se sabe.

    Y la revolución
    en las calles estalla.
    Él dice qué fastidio
    ella dice qué ansias,
    él de militar de grado
    y ella de miliciana.

    Ella y él se contemplan
    sobre la barricada,
    él piensa que la quiere
    y ella piensa qué lástima
    y aprietan el gatillo
    digamos: van de caza.

    ¡Ay qué pena tan grande,
    los dos mueren
    porque no eran iguales,
    tú me entiendes!

    Él tenía una historia:
    su riqueza.
    Ella no la tenía:
    su pobreza.

    (12)

    EL GENERAL

    Vengo a contar a todos
    lo de mi General.
    Le gustaba la guerra
    para matar.
    Para seguir matando
    le gustaba la paz

    _________

    General de los aires,
    de la tierra y el mar,
    general de la Muerte
    se llama el General.
    Un buen millón de muertos
    en tres años de guerra,
    medio siglo de paz
    y siguen las tinieblas.

    _________

    Por eso cuento a todos
    lo de mi General
    le gustaba la guerra
    para matar.
    Para seguir matando
    le gustaba la paz.

    _________

    Acaricia la rosa
    con mano que le tiembla
    no le tiembla la mano
    para firmar sentencias.
    Al alba de los días
    cuando los gallos cantan
    él prefiere otra música
    sinfonifusilada.

    _________

    Sigo y sigo contando
    lo de mi General
    le gustaba la guerra para matar.
    Para seguir matando
    le gustaba la paz.

    Y no digas amigo
    que esto no te concierne
    porque tienes partidos
    y tienes presidentes,
    que mientras haya un solo
    general en la tierra
    la cosa será clara:
    morirás en la guerra.

    _________

    Vengo a contar a todos
    lo de mi General.
    Le gustaba la guerra
    para matar.
    Para seguir matando
    le gustaba la paz.

    París, abril 1972



    HOMBRE

    Hombre
    un día llegará
    que te despiertes
    pensando que eres algo.

    Hombre
    un día llegará
    que te levantes
    siendo más que una cosa
    siendo ya casi un hombre.

    Hombre
    ese día los cielos
    que te esclavizan
    te negarán su ayuda.

    Hombre
    ese día la tierra
    que te malquiere
    te volverá la espalda.
    Tierra y cielo enemigos.

    Pero ese mismo día
    Hombre
    sin darte cuenta
    te nacerá la vida
    y antes de que te duela
    Hombre
    te darás cuenta
    que se ha muerto la muerte.



    POR EJEMPLO, TUS MANOS...

    Por ejemplo, tus manos.
    ¿Sabes ya lo que buscan?
    Si las dejas perdidas
    se humillarán, buscando
    un Dios que ya no existe.
    O cortarán la flor.
    O pegarán al niño.
    O apretarán sin miedo
    el gatillo
    -sin miedo y sin piedad-.
    Y si son para eso
    tus manos
    córtatelas, y tíralas.
    Porque es mejor que estén
    en la boca de un perro
    o enla basura
    que siendo tu asesino
    diario, mi asesino,
    sin construir la vida,
    construyendo la muerte.

    O si tanto las quieres
    tus manos,
    dales quehacer de vida,
    creación de quimeras,
    realización de sueños,
    casas, árboles, hombres,
    amor que realizar,
    cosas simples y hermosas
    que hacer...
    pero no les des dioses
    ni muerte:
    son tus manos.


    AGUSTÍN GÓMEZ ARCOS, Poesía, Cabaret Voltaire, 2011


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    Agustín Gómez Arcos (1933-1998) Empty Re: Agustín Gómez Arcos (1933-1998)

    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Vie 14 Abr 2023, 01:14

    Tu capacidad de búsqueda y trabajo sí es un bello milagro:

    Pan de mordiscos. Vivo
    Pan de carne y de hueso.
    Con nombre propio Pan.
    Con carne propia Tú.
    Pan de polvo y de agua
    para crearte.
    Yo el Verbo. Yo la Voz.
    Yo siempre tu alfarero
    creador de tu Gracia.

    Pan de insaciada hambre
    que has dejado en mi lengua.
    Pan de milagro: Tú.


    Un abrazo.


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    Agustín Gómez Arcos (1933-1998) Empty Re: Agustín Gómez Arcos (1933-1998)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 14 Abr 2023, 04:01

    Muchas gracias por tus palabras, Pascual.

    Un abrazo.
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