Dedicatoria escrita en su momento y
publicada en su lugar oportuno, que tú ya conoces.
Permíteme querido Maestro ubicarla hoy aquí, humildemente
sí pero con orgullo...
Me niego a navegar, por tanto lastre
contenido en cuadernas tan quebradas,
con mis pupilas ciegas de alboradas,
y la quilla encorvada ¡Ay qué desastre!
¡Cuánto error, en la hechura del mal sastre,
qué buen paño escatima a las miradas
anhelantes de azul, sin marejadas,
de censuras al verbo...! ¡Que no castre...!
Sé que tu buena fe, de un alma henchida,
tu franqueza, tu aliento, y tu buen arte,
bien merece que tome, por ti, parte.
Que quien da lo que tiene, sin medida,
no le asuste el cerrojo, ni el descarte,
si Aires de Libertad, es su estandarte.
de rima que había cometido en el primer verso del primer terceto.
Última edición por carlos valdés el Miér 26 Ago 2009, 07:19, editado 2 veces
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