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    Fernando Pessoa: Libro del desasosiego - Página 14 Empty Re: Fernando Pessoa: Libro del desasosiego

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 17 Sep 2021, 03:36

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    345

    Todos aquellos incidentes desgraciados de nuestra vida en los que hemos sido o ridículos, o despreciables, o embarazosos, considerémoslos, a la luz de nuestra serenidad íntima, como incomodidades de viaje. En este mundo, viajeros, voluntarios o involuntarios entre nada y nada o entre todo y todo, somos solamente pasajeros que no deben dar demasiado relieve a los percances del recorrido, a las contundencias de la trayectoria. Me consuelo con esto, no sé si porque me consuelo, si porque hay en esto algo que me consuele. Pero la consolación ficticia se me vuelve verdad si no pienso en ella.

    Además, ¡hay tantas consolaciones! Existe el cielo alto, limpio y sereno, donde flotan siempre nubes imperfectas. Existe la brisa leve, que agita las ramas duras de los árboles, si es en el campo; que hace oscilar las ropas tendidas, en los cuartos pisos, o quintos, si es en la ciudad. Existe el calor o el fresco, si los hay, y siempre, en el fondo, viene [...] con su nostalgia, o su esperanza, y una sonrisa de magia a la ventana del mundo, lo que deseamos llamando a la puerta de lo que somos, como mendigos que son el Cristo.

    23-12-1933.

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 18 Sep 2021, 03:21

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    346

    La idea de viajar me provoca náuseas.

    Ya he visto todo lo que nunca había visto.

    Ya he visto todo lo que todavía no he visto.

    El tedio de lo constantemente nuevo, el tedio de descubrir, bajo la falsa diferencia de las cosas y de !as ideas, la perenne identidad de todo, la semejanza absoluta entre la mezquita, el templo y la iglesia, la igualdad de la cabaña y del castillo, el mismo cuerpo que es rey vestido y salvaje desnudo, la eterna concordancia de la vida consigo misma, el estancamiento de todo lo que, vivo sólo por moverse, está pasando.

    Los paisajes son repeticiones. En un simple viaje en tren inútil y angustiadamente entre la distracción ante el paisaje y la distracción ante el libro que me entretendría si yo fuese otro. Tengo de la vida una náusea vaga, y el movimiento me la acentúa.

    Únicamente no hay tedio en los paisajes que no existen, en los libros que nunca he de leer. La vida, para mí, es una somnolencia que no llega al cerebro. A ése lo conservo yo libre para poder estar triste en él.

    ¡Ah, que viajen los que no existen! Para quien no es nada, como un río, el correr debe ser vida. Pero a los que piensan y sienten, a los que están despiertos, la horrorosa histeria de los trenes, de los automóviles, de los navíos, no les deja dormir ni despertar.

    De cualquier viaje, aunque pequeño, regreso como de un sueño lleno de sueños —una confusión túrpida, con las sensaciones pegadas las unas a las otras, borracho de lo que he visto.

    Para el reposo, me falta la salud del alma. Para el movimiento, me falta algo que hay entre el alma y el cuerpo; se me niegan, no los movimientos, sino el deseo de tenerlos.

    Muchas veces me ha sucedido querer atravesar el río, estos diez minutos del T[erreiro] do Paço a Caçilhas. Y casi siempre he tenido como timidez de tanta gente, de mí mismo y de mi propósito. Una u otra vez he ido, siempre oprimido, siempre poniendo solamente el pie en tierra cuando estoy de vuelta.

    Cuando se siente de más, el Tajo es el Atlántico sin número, y Caçilhas, otro continente, o hasta otro universo.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 19 Sep 2021, 03:38

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    347

    ¿Viajar? Para viajar basta con existir. Voy de día a día, como de estación a estación, en el tren de mi cuerpo, o de mi destino, asomado a las calles y a las plazas, a los gestos y a los rostros, siempre iguales y siempre diferentes como, al final, lo son todos los paisajes.

    Si imagino, veo. ¿Qué más hago si viajo? Sólo la debilidad extrema de la imaginación justifica que haya que desplazarse para sentir.

    «Cualquier carretera, esa misma carretera de Entepfuhl, te llevará hasta el fin del mundo.» Pero el fin del mundo, desde que el mundo se ha acabado dándole la vuelta, es el mismo Entepfuhl de donde se ha partido. En realidad, el fin del mundo, como el principio, es nuestro concepto del mundo. Es en nosotros donde los paisajes tienen paisaje. Por eso, si los imagino, los creo; si los creo, existen; si existen, los veo como a los otros. ¿Para qué viajar? En Madrid, en Berlín, en Persia, en la China, en ambos Polos, ¿dónde estaría yo sino en mí mismo, y en el tipo y género de mis sensaciones?

    La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 20 Sep 2021, 03:47

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    348

    El único viajero con alma verdadera que he conocido era un chico de la oficina que había en otra casa en la que, en tiempos, estuve empleado. Este muchachito coleccionaba folletos de propaganda de ciudades, países y compañías de transportes; tenía mapas —unos arrancados de periódicos, otros que pedía aquí y allí—; tenía, recortadas de diarios y de revistas, ilustraciones de paisajes, grabados de costumbres exóticas, retratos de barcos y navíos. Iba a las agencias de turismo, en nombre de una oficina hipotética, o quizás en nombre de cualquier oficina existente, posiblemente la misma en que estaba, y pedía folletos sobre viajes a Italia, folletos de viajes a la India, folletos con las combinaciones entre Portugal y Australia.

    No sólo era el mayor viajero, por ser el más verdadero, que he conocido: era también una de las personas más felices que me ha sido dado encontrar. Me da pena no saber lo que ha sido de él o, en realidad, supongo solamente que debería darme pena; en realidad, no me da, pues hoy, cuando han pasado diez años, o más, sobre el breve tiempo en que le conocí, debe ser un hombre, estúpido, cumplidor de sus deberes, quizás casado, sustentáculo social de cualquiera —muerto, en fin, en su misma vida. Hasta es posible que haya viajado con el cuerpo, él, que tan bien viajaba con el alma.

    Me acuerdo de repente: él sabía exactamente por qué vías férreas se iba de París a Bucarest, por qué vías férreas se recorría Inglaterra y, a través de las pronunciaciones equivocadas de los nombres extraños, estaba la certeza aureolada de su grandeza de alma. Hoy, sí, debe haber subsistido para muerto, pero tal vez un día, de viejo, se acuerde de que es no sólo mejor, sino más verdadero, soñar con Burdeos que desembarcar en Burdeos.

    Y, entonces, tal vez todo esto tuviese otra explicación cualquiera, y él estuviese solamente imitando a alguien. O... Sí, creo a veces, al considerar la diferencia hedionda entre la inteligencia de los niños y la estupidez de los adultos, que somos acompañados durante la infancia por un espíritu de la guarda, que nos presta su propia inteligencia astral y que después, tal vez con pena, pero debido a una ley alta, nos abandona, como las madres animales a las crías crecidas, a la ceba que es nuestro destino.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 21 Sep 2021, 03:57

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    349

    Hay una erudición del conocimiento, que es propiamente lo que se llama erudición, y hay una erudición del entendimiento, que es lo que se llama cultura. Pero hay también una erudición de la sensibilidad.

    La erudición de la sensibilidad nada tiene que ver con la experiencia de la vida. La experiencia de la vida nada enseña, lo mismo que la historia nada informa. La verdadera experiencia consiste en restringir el contacto con la realidad y aumentar el análisis de ese contacto. Así, la sensibilidad se ensancha y profundiza, porque en nosotros está todo; basta que lo busquemos y lo sepamos buscar.

    ¿Qué es viajar, y para qué sirve viajar? Cualquier ocaso es el ocaso; no es menester ir a verlo a Constantinopla. ¿La sensación de liberación que nace de los viajes? Puedo sentirla saliendo de Lisboa hacia Bemfica, y sentirla más intensamente que quien va de Lisboa a la China, porque si la liberación no está en mí, no está, para mí, en ninguna parte. «Cualquier carretera», ha dicho Carlyle, «hasta esta carretera de Entepfuhl, te lleva hasta el fin del mundo.» Pero la carretera de Entepfuhl, si se la sigue toda, hasta el final, vuelve a Entepfuhl; de modo que el Entepfuhl, donde ya estábamos, es ese mismo fin del mundo que íbamos a buscar.

    Condillac comienza su libro célebre, «Por más alto que subamos y más bajo que bajemos, nunca salimos de nuestras sensaciones». Nunca desembarcamos de nosotros. Nunca llegamos a otro sino otrándonos mediante la imaginación sensible de nosotros mismos. Los verdaderos paisajes son los que nosotros mismos creamos, porque así, siendo dioses de ellos, los vemos como verdaderamente son, que es como han sido creados. No es ninguna de las siete partidas del mundo la que me interesa y puedo verdaderamente ver; la octava partida es la que recorro y es mía.

    Quien ha cruzado todos los mares ha cruzado tan sólo la monotonía de sí mismo. Ya he cruzado más mares que todos. Ya he visto más montañas que las que hay en la tierra. He pasado ya por ciudades más que existentes, y los grandes ríos de ningunos mundos han fluido, absolutos, bajo mis ojos contemplativos. Si viajase, encontraría la copia débil de lo que ya había visto sin viajar.

    En los países que visitan los demás, los visitan anónimos y peregrinos. En los países que he visitado, he sido, no sólo el placer oculto del viajero desconocido, sino la majestad del rey que allí reina, y el pueblo cuya costumbre allí habita, y la historia entera de aquella nación y de las demás. Los mismos paisajes, las mismas casas, yo los he visto porque los he sido, hechos en Dios con la substancia de mi imaginación.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 22 Sep 2021, 03:14

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    350

    La renuncia es la liberación. No querer es poder.

    ¿Qué puede darme la China que mi alma no me haya dado ya? Y si mi alma no me lo puede dar, ¿cómo me lo dará la China, si es con mi alma cómo veré la China, si la veo? Podré ir a buscar riqueza al Oriente, pero no riqueza del alma, porque la riqueza de mi alma soy yo, y estoy donde estoy, sin Oriente o con él.

    Comprendo que viaje quien es incapaz de sentir. Por eso son siempre tan pobres como libros de experiencia los libros de viajes, que valen solamente por la imaginación de quien los escribe. Y si quien los escribe tiene imaginación, tanto nos puede encantar con la descripción minuciosa, fotográfica pelo por pelo, de paisajes que ha imaginado como con la descripción, forzosamente menos minuciosa, de los paisajes que ha supuesto ver. Somos todos miopes, excepto hacia dentro. Sólo el sueño ve con (el) mirar.

    En el fondo, hay en nuestra experiencia de la tierra dos cosas sólo: lo universal y lo particular. Describir lo universal es describir lo que es común a toda alma humana y a toda experiencia humana —el cielo vasto, con el día y la noche que acontecen dentro de él; el correr de los ríos —todos de la misma agua sororal y fresca; los mares, montañas trémulamente extensas, que guardan la majestad de la altura en el secreto de la profundidad; los campos, las estaciones, las casas, las caras, los gestos; el traje y las sonrisas; el amor y las guerras; los dioses, finitos e infinitos; la Noche sin forma, madre del origen del mundo; el Hado, el monstruo intelectual que lo es todo... Al describir esto, o cualquier cosa universal como esto, hablo con el alma el lenguaje primitivo y divino, el idioma adámico que todos entienden. ¿Pero qué lenguaje astillado y babélico hablaría yo cuando describiese el Ascensor de Santa Justa, la catedral de Reims, los calzones zuavos, la manera como el portugués se pronuncia en Trasosmontes? Estas cosas son accidentes de superficie; pueden sentirse con el andar pero no con el sentir. Lo que en el Ascensor de Santa Justa es lo Universal es la mecánica que facilita el mundo. Lo que en la catedral de Reims es verdad no es la catedral de Reims, sino la majestad religiosa de los edificios consagrados al conocimiento de la profundidad del alma humana. Lo que en los calzones de los zuavos es eterno es la ficción colorida de los trajes, lenguaje humano que crea una simplicidad social que es a su manera una nueva desnudez. Lo que en las pronunciaciones locales es universal es el timbre casero de las voces de la gente que vive con espontaneidad la diversidad de los seres juntos, la sucesión multicolor de las maneras, las diferencias de los pueblos, y la vasta variedad de las naciones.

    Transeúntes eternos por nosotros mismos, no hay paisaje sino el que somos. Nada poseemos, porque ni a nosotros poseemos. Nada tenemos porque nada somos. ¿Qué manos extenderé hacia el universo? El universo no es mío: soy yo.

    (¿1930?)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 23 Sep 2021, 02:56

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    351

    Me gustaría estar en el campo para que me pudiera gustar estar en la ciudad. Me gusta, sin eso, estar en la ciudad aunque con eso mi gusto sería dos.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 24 Sep 2021, 04:04

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    352

    Todo paisaje /no/ está en parte ninguna.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 25 Sep 2021, 03:10

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    353

    LA DIVINA ENVIDIA

    Siempre que tengo una sensación agradable en compañía de otros, les envidio la parte que han tenido en esa sensación. Me parece un impudor que ellos sintiesen lo mismo que yo, que invadiesen mi alma por intermedio del alma, unísonamente sintiendo, de ellos.

    La gran dificultad del orgullo que para mí ofrece la contemplación de los paisajes es la dolorosa circunstancia de que es seguro que ya los haya contemplado alguien con una mirada igual.

    A horas diferentes, es cierto, y en otros días. Pero me hacen notar cómo sería acariciarme y amansarme con una escolástica que soy superior a merecer. Sé que poco importa la diferencia, que con el mismo espíritu al mirar, otros han tenido ante el paisaje un modo de ver, no como, sino parecido al mío.

    Me esfuerzo por eso en alterar siempre lo que veo de una manera que lo torne irrefragablemente mío —de alterar, mintiendo— el momento bello y en el mismo orden de línea de belleza, la línea del perfil de las montañas; en sustituir ciertos árboles y flores por otros, vastamente los mismos diferentísimamente; en ver otros colores de efecto idéntico en el ocaso —y así creo, por como estoy educado, y con el propio gesto de mirar con que espontáneamente veo, un modo interior de lo exterior.

    Esto, sin embargo, es el grado ínfimo de substitución de lo visible. En mis buenos y abandonados momentos de sueño invento mucho más.

    Hago al paisaje tener para mí los efectos de la música, evocarme imágenes —curioso y dificilísimo triunfo del éxtasis, tan difícil porque el agente evocativo es del mismo orden de sensaciones que lo que ha de evocar. Mi triunfo máximo en el género fue cuando, a cierta hora ambigua de aspecto y luz, al mirar al Muelle del Sodré, claramente lo vi una pagoda china con extraños cascabeles en las puntas de los tejados como sombreros absurdos —curiosa pagoda china pintada en el espacio, en el espacio-satén, no sé cómo, en el espacio que hace perdurar a la abominable tercera dimensión.

    Y el momento me huele verdaderamente y un [... ] y lejano y con esa gran envidia de realidad…


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 26 Sep 2021, 03:53

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    354

    Cada vez que viajo, viajo /inmenso/. El cansancio que traigo conmigo de un viaje en tren a Cascaes es como si fuese el de haber, en ese poco tiempo, recorrido los paisajes de campo y ciudad de cuatro o cinco países.

    Cada casa por la que paso, cada chalet, cada casita aislada encalada de blanco y de silencio —en cada una de ellas me concibo viviendo, primero feliz, después aburrido, cansado después; y siento que habiéndola abandonado, llevo en mí una nostalgia enorme del tiempo que allí he vivido. De modo que todos mis viajes son una cosecha dolorosa y feliz de grandes alegrías, de tedios enormes, de innumerables falsas nostalgias.

    Además, al pasar delante de casas, de «villas», de chalets, voy viviendo en mí todas las vidas domésticas al mismo tiempo. Soy el padre, la madre, los hijos, los primos, la criada y el primo de la criada, al mismo tiempo y todo junto, mediante el arte especial que tengo de sentir al mismo [tiempo] varias sensaciones diferentes, de vivir al mismo tiempo —y al mismo tiempo por fuera, viéndolas, y por dentro, sintiéndolas— las vidas de varias criaturas.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 27 Sep 2021, 02:02

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    355

    Paisajes inútiles como los que dan la vuelta a las tazas chinas, partiendo del asa y yendo a acabar en el asa, de repente. Las tazas son siempre tan pequeñas… ¿Hacia dónde se prolongaría y con qué (...) de porcelana, el paisaje que no se ha prolongado más allá del asa de la taza?

    Es posible a ciertas almas sentir un dolor profundo porque el paisaje pintado en un /abanico/ chino no tenga tres dimensiones.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 28 Sep 2021, 02:32

    .


    356

    —¿Naufragios? No, nunca he tenido ninguno. Pero tengo la impresión de que en todos mis viajes he naufragado, mi salvación escondida en [...].

    —Sueños vagos, luces confusas, paisajes perplejos —he ahí lo que me queda en el alma de tanto como he viajado.

    Tengo la impresión de que he conocido momentos de todos los colores, amores de todos los sabores, ansias de todos los tamaños. Me he desmandado por la vida, y nunca me he bastado ni me he soñado bastándome.

    —Necesito explicar que he viajado realmente. Pero todo me sabe a constarme que he viajado, pero no he vivido. He llevado de un lado a otro, de norte a sur... de este a oeste, el cansancio de haber tenido un pasado, el desasosiego de estar viviendo el presente, y el tedio de tener que tener un futuro. Pero tanto me esfuerzo que me quedo todo en el presente al matar dentro de mí al pasado y al futuro.

    —He pasado por las orillas de los ríos cuyo nombre me he encontrado ignorando. En las mesas de los cafés de las ciudades visitadas, me descubrí notando que todo me sabía a sueño, a vago. ¡He llegado a tener a veces la duda de si no continuaba sentado a la mesa de nuestra casa antigua, universal y deslumbrado por sueños! No puedo afirmarle que esto no suceda, que ahora no esté allí todavía, que todo esto, incluyendo esta conversación con usted, no sea /falso/ y supuesto. ¿Qué es usted? Se da el caso también absurdo de no poder explicarlo…


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 29 Sep 2021, 02:30

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    357

    No desembarcar no tiene muelles donde se desembarque. Nunca llegar implica no llegar nunca.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 30 Sep 2021, 03:53

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    358

    La idea de viajar me seduce por translación, como si fuese la idea propia para seducir a alguien que no fuera yo. Toda la vasta visibilidad del mundo me recorre, en un movimiento de tedio coloreado, la imaginación despierta; esbozo un deseo como quien ya no quiere hacer gestos, y el cansancio anticipado de los paisajes posibles me aflige, como un viento torpe, a flor del corazón que se ha estancado.

    Y como los viajes las lecturas, y como las lecturas todo... Sueño una vida erudita, entre la familiaridad muda de los antiguos y de los modernos, renovando las emociones mediante las emociones ajenas, llenándome de pensamientos contradictorios en la contradicción de los meditadores y de los que casi han pensado, que son la mayoría de los que han escrito. Pero sólo la idea de leer se me desvanece si tomo de encima de la mesa un libro cualquiera, el hecho físico de tener que leer me anula la lectura... Del mismo modo se me marchita la idea de viajar si acaso me aproximo a donde pueda haber un embarque. Y regreso a las dos cosas nulas de las que estoy seguro, de nulo que soy yo también —a mi vida cotidiana de transeúnte desconocido, y a mis sueños como insomnios de despierto.

    Y como las lecturas todo... Desde que algo pueda soñarse como interrumpiendo de veras el transcurso de mis días, levanto los ojos de protesta pesada hacia la sílfide que me es propia, esa, pobrecilla que quizás sería sirena si hubiese aprendido a cantar.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 01 Oct 2021, 02:56

    .


    359

    El orgullo es la certidumbre emotiva de la grandeza propia. La vanidad es la certidumbre emotiva de que los demás ven en nosotros, o nos atribuyen, tal grandeza. Los dos sentimientos no se conjugan necesariamente, ni por naturaleza se oponen. Son diferentes aunque conjugables.

    El orgullo, cuando existe solo, sin la añadidura de la vanidad, lo que es posible aunque raro, se manifiesta, en su resultado, por la audacia. Quien tiene la seguridad de que los demás ven valor en él, nada recela de ellos. Puede haber valor físico sin vanidad; puede haber valor moral sin vanidad; no puede haber audacia sin vanidad. Y por audacia se entiende la confianza en la iniciativa. La audacia puede no estar acompañada por el valor, físico o moral, pues estas disposiciones de la índole son de orden diferente, y con ella inconmensurables.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 02 Oct 2021, 04:39

    .


    360

    La vida, para la mayoría de los hombres, es un fastidio pasado sin darse cuenta de él, una cosa triste compuesta con intervalos alegres, algo como los momentos de los chistes que cuentan los veladores de los muertos para pasar el sosiego de la noche y la obligación de velar. Siempre me ha parecido fútil considerar la vida como un valle de lágrimas: es un valle de lágrimas, sí, pero en el que raras veces se llora. Dijo Heine que, después de las grandes tragedias, acabamos siempre por sonarnos la nariz. Como judío, y por tanto universal, vio con claridad la naturaleza universal de la humanidad.

    La vida sería insoportable si tomásemos conciencia de ella. Afortunadamente, no lo hacemos. Vivimos con la misma inconsciencia que los animales, del mismo modo fútil e inútil, y si prevemos la muerte, que es de suponer, sin que sea seguro, que ellos no prevén, la prevemos a través de tantos olvidos, de tantas distracciones y desvíos, que apenas podemos decir que pensamos en ella.

    Así se vive, y es poco para que nos creamos superiores a los animales. Nuestra diferencia con ellos consiste en el detalle puramente externo de que hablamos y escribimos, de que tenemos inteligencia abstracta para distraernos de tener la concreta, y de imaginar cosas imposibles. Todo esto, sin embargo, son accidentes de nuestro organismo fundamental. El hablar y escribir nada hacen de nuevo en nuestro instinto primordial de vivir sin saber cómo. Nuestra inteligencia abstracta no sirve sino para formular sistemas, o ideas medio-sistemas, de lo que en los animales es estar al sol. Nuestra imaginación de lo imposible no es por ventura propia, pues ya he visto gatos mirando a la luna, y no sé si no la querrían.

    Todo el mundo, toda la vida, es un vasto sistema de inconsciencias que opera a través de conciencias individuales. Así como con dos gases, cuando se pasa por ellos una corriente eléctrica, se hace un líquido, así con dos conciencias —la de nuestro ser concreto y la de nuestro ser abstracto— se hace, pasando por ellas la vida y el mundo, una inconsciencia superior. Feliz, pues, el que no piensa, porque realiza por instinto y destino orgánico lo que todos nosotros tenemos que realizar por desvío y destino inorgánico o social. Feliz el que más se asemeja a los brutos, porque es sin esforzarse lo que todos nosotros somos con un trabajo impuesto; porque sabe el camino de casa, que nosotros no encontramos sino por atajos de ficción y regreso; porque, enraizado como un árbol, es parte del paisaje y por lo tanto de la belleza, y no, como nosotros, mitos del paso, figurantes de traje vivo de la inutilidad y del olvido.

    23-3-1933.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 03 Oct 2021, 04:20

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    361

    Aparte esos sueños vulgares, que son las vergüenzas corrientes de los estercoleros del alma, que nadie osará confesar, y oprimen las vigilias como fantasmas sucios, viscosidades y ampollas sebáceas de la sensibilidad reprimida, ¡lo que de ridículo, lo que de empavorecedor, e indecible, puede todavía el alma, aunque con esfuerzo, reconocer en sus rincones!

    El alma humana es un manicomio de caricaturas. Si un alma pudiera revelarse con verdad, no hubiese un pudor más profundo que todas las vergüenzas conocidas y definidas, sería, como dicen de la verdad, un pozo, pero un pozo siniestro lleno de ecos vagos, habitado por vidas innobles, viscosidades sin vida, babosas sin ser, mucosidades de la subjetividad.


    (Continuará)

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    Mensaje por cecilia gargantini Dom 03 Oct 2021, 14:17

    El alma humana es un manicomio de caricaturas. Si un alma pudiera revelarse con verdad, no hubiese un pudor más profundo que todas las vergüenzas conocidas y definidas, sería, como dicen de la verdad, un pozo, pero un pozo siniestro lleno de ecos vagos, habitado por vidas innobles, viscosidades sin vida, babosas sin ser, mucosidades de la subjetividad.

    Te sigo diariamente para releerlo. Inmenso Pessoa!!!!!!!!!!
    Gracias Pedro
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 03 Oct 2021, 14:37

    Ciertamente, Cecilia, Pessoa no tiene desperdicio. Gracias por tu interés.

    Un fuerte abrazo.
    Pedro

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 04 Oct 2021, 03:07

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    362

    Adoramos la perfección porque no la podemos tener; la repugnaríamos si la tuviésemos. Lo perfecto es lo inhumano, porque lo humano es imperfecto.

    El odio sordo al paraíso —el deseo como el de la pobre desgraciada de [que] hubiese un campo en el cielo. Sí, no son los éxtasis de lo abstracto, ni las maravillas de lo absoluto lo que puede encantar a un alma que siente: son los lares y las cuestas de los montes, las islas verdes en los mares azules, los caminos entre los árboles y las anchas horas de reposo en las quintas abolengas, aunque nunca las tengamos. Si no hubiese tierra en el cielo, más valdría que no hubiese cielo. Sea entonces todo la nada y termine la novela que /no tenía enredo/.

    Para poder conseguir la perfección sería preciso una frialdad de fuera del hombre y no habría entonces corazón de hombre con que amar a la propia perfección.

    Nos pasmamos, adorando, de la tensión hacia lo perfecto de los grandes artistas. Amamos su aproximación a lo perfecto pero la amamos porque es sólo aproximación.

    (Posterior a 1923.)


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 06 Oct 2021, 02:48

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    363

    El hombre vulgar, por más dura que sea con él la vida, tiene al menos la felicidad de no pensarla. Vivir la vida transcurriendo, exteriormente, como un gato o un perro —así hacen los hombres generales, y así se debe vivir la vida para que pueda incluir la satisfacción del gato y del perro.

    Pensar es destruir. El propio sistema del pensamiento lo indica para el mismo pensamiento, porque pensar es descomponer. Si los hombres supiesen meditar el misterio de la vida, si supiesen sentir las mil complejidades que acechan al alma en cada pormenor de la acción, no actuarían nunca, incluso no vivirían. Se matarían de tan asustados, como los que se suicidan para no ser guillotinados al día siguiente.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 09 Oct 2021, 03:38

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    364

    La persistencia instintiva de la vida a través de la apariencia de la inteligencia es para mí una de las contemplaciones más íntimas y más constantes. El disfraz irreal de la conciencia sirve tan sólo para ponerme de relieve a la inconsciencia que no disfraza.

    Desde el nacimiento hasta la muerte, el hombre vive como siervo de la propia exterioridad de sí mismo que tienen los animales. No vive toda la vida, sino que vegeta en mayor grado y de manera más compleja. Se guía por normas que no sabe que existen, ni que por ellas se guía, y sus ideas, sus sentimientos, sus actos, son todos inconscientes —no porque en ellos falte la conciencia, sino porque no hay en ellos dos conciencias.

    Vislumbres de tener la ilusión —tanto, y no más, tiene el más grande de los hombres.

    Sigo, en un pensamiento divagatorio, la historia vulgar de las vidas vulgares. Veo cómo en todo son siervos del temperamento subconsciente, de circunstancias externas ajenas, de los impulsos de familiaridad y falta de ella que en él, por él y con él, se incuban como cosa de poco.

    Cuántas veces les he oído decir la misma frase que simboliza todo lo absurdo, toda la nada, toda la ignorancia hablada de sus vidas. Es esa frase que dicen a propósito de cualquier placer material: «es lo que uno se lleva de esta vida»... ¿Adónde se lo lleva? ¿Para dónde se lo lleva? ¿Para qué se lo lleva? Sería triste despertarlos de la sombra con una pregunta como éstas... Habla así un materialista, porque todo hombre que habla así es, aunque subconscientemente, materialista. ¿Qué es lo que piensa llevarse de la vida, y de qué manera? ¿A dónde se lleva las chuletas de cerdo y el vino tinto y la chica casual? ¿A qué cielo en el que no cree? ¿A qué tierra a la que no se lleva sino la podredumbre que toda su vida ha sido a escondidas? No conozco frase más trágica ni más plenamente reveladora de la humanidad humana. Así dirían de sus placeres sonámbulos los animales inferiores al hombre en la expresión de sí mismos. Y, quién sabe si, yo que hablo, al escribir estas palabras con una vaga impresión de que podrán durar, no creo también que la memoria de haberlas escrito es lo que «me llevo de esta vida». Y, como el inútil cadáver del vulgar a la tierra común, baja al olvido común el cadáver igualmente inútil de mi prosa hecha atendiendo. ¿Las chuletas de cerdo,el vino, la chica del otro? ¿Por qué me burlo yo de ellos?

    Hermanos en la común ignorancia, maneras diferentes de la misma sangre, formas diferentes de la misma herencia —¿cuál de nosotros podrá renegar del otro? Se reniega de la mujer, pero no de la madre, no del padre, no del hermano.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 10 Oct 2021, 02:44

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    365

    La mayoría de los hombres vive con espontaneidad una vida ficticia y ajena. La mayoría de la gente es otra gente, dijo Oscar Wilde, y dijo bien. Unos gastan la vida en busca de algo que no quieren; otros la emplean en buscar lo que quieren y no les sirve; otros todavía se pierden (...).

    Pero la mayoría es feliz y disfruta de la vida sin que eso cuente. En general, el hombre vive poco y, cuando se queja, es su literatura. El pesimismo goza de poca viabilidad como fórmula /democrática/. Los que lloran el mal del mundo son los aislados —no lloran más que el propio. ¿Un Leopardi, un Antero no tienen amado o amante? El universo es un mal. ¿Un Vigny es mal o poco amado? El mundo es una cárcel. ¿Un Chateaubriand sueña más de lo posible? La vida humana es tedio.¿Un Job está cubierto de ampollas? La tierra está cubierta de ampollas. ¿Le pisan los callos al triste? Ay de los pies de los soles y las estrellas.

    Ajeno a todo esto, y llorado sólo lo preciso, y en el menos tiempo que puede, cuando se le muere el hijo al que olvidará al correr de los años, salvo en los aniversarios... […]

    La vitalidad recupera y reanima. Los muertos se quedan enterrados […]


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 11 Oct 2021, 04:11

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    366

    Todo esfuerzo, cualquiera que sea el fin hacia el que tienda, sufre, al manifestarse, los desvíos que la vida le impone; se convierte en otro esfuerzo, sirve a otros fines, consuma a veces exactamente lo contrario de lo que pretendía realizar. Sólo un bajo fin merece la pena, porque sólo un bajo fin se puede realizar enteramente. Si quiero emplear mis esfuerzos en amasar una fortuna, podré en cierto modo amasarla; el fin es bajo, como todos los fines cuantitativos, personales o no, y es alcanzable y verificable. ¿Pero cómo he de efectuar el intento de servir a la patria, o engrandecer la cultura humana, o mejorar a la humanidad? Ni puedo tener la certeza de los procedimientos, ni la verificación de los fines; (…)


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 12 Oct 2021, 03:42

    367

    La lectura de los diarios, siempre penosa desde el punto de vista estético, lo es también con frecuencia desde el moral, aun para quien tenga pocas preocupaciones morales.

    Las guerras y las revoluciones —hay siempre una u otra en curso— llegan, en la lectura de sus efectos, a causar, no horror, sino tedio. No es la crueldad de todos esos muertos o heridos, el sacrificio de todos los que mueren combatiendo, o son muertos sin que combatan, lo que pesa duramente en el alma; es la estupidez que sacrifica vidas y haberes a algo inevitablemente inútil. Todos los ideales y todas las ambiciones son un desvarío de comadres hombres. No hay imperio que valga el que por él se rompa la muñeca de una niña. No hay ideal que merezca el sacrificio de un tren de juguete. ¿Qué imperio es útil o qué ideal proficuo? Todo es humanidad, y la humanidad es siempre la misma —variable pero imperfectible, oscilante pero improgresiva. Ante el decurso inimplorable de las cosas, la vida que hemos tenido sin saber cómo y perderemos sin saber cuándo, el juego de diez mil ajedreces que es la vida en común y en lucha, el tedio de contemplar sin utilidad lo que no se realiza nunca (...) —qué puede hacer el sabio sino pedir el reposo, el no tener que pensar en vivir, pues basta con tener que vivir, un poco de sitio al sol y al aire, y por lo menos el sueño de que hay paz del lado de acá de los montes.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 13 Oct 2021, 03:51

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    368

    La historia niega las cosas ciertas. Hay períodos de orden en que todo es vil y períodos de desorden en que todo es alto. Las decadencias son fértiles en virilidad mental; las épocas de fuerza, en debilidad del espíritu. Todo se mezcla y se cruza, y no hay verdad más que en el suponerla.

    ¡Tantos nobles ideales caídos entre el estiércol, tantas ansias verdaderas extraviadas entre la escoria!

    Para mí son iguales dioses u hombres, en la confusión prolija del destino inseguro. Desfilan ante mí, en este cuarto piso desconocido, en sucesiones de sueños, y no son más para mí de lo que fueron para quienes creyeron en ellos, ídolos de los negros de ojos inseguros y espantados, dioses animales de los salvajes de sertones enmarañados, símbolos figurados de los egipcios, claras divinidades griegas, rígidos dioses romanos, Mitra, señor del Sol y de la emoción, Jesús Mesías de la conclusión y de la caridad, criterios varios del mismo Cristo, santos nuevos dioses de las nuevas villas, todos desfilan, todos, en la marcha fúnebre (romería o entierro) del error o de la ilusión. Marchan todos, y detrás de ellos marchan, sombras vacías, los sueños que, por ser sombras en el suelo, los peores soñadores creen que permanecen firmes sobre la tierra —pobres conceptos sin alma ni figura, Libertad, Humanidad, Felicidad, el Futuro Mejor, la Ciencia Social, y se arrastran en la soledad de la tiniebla como hojas movidas un poco hacia el frente por una cola de manto regio que hubiese sido robado por unos mendigos.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 15 Oct 2021, 15:35

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    369

    ...el sagrado instinto de no tener teorías…

    (Posterior a 1923.)



    370

    Todo cuanto de desagradable nos sucede en la vida —figuras ridículas que hacemos, malos gestos que tenemos, lapsos en que caemos de cualquiera de las virtudes— debe ser considerado como meros accidentes exteriores, incapaces de afectar a la substancia del alma. Tomémoslos por dolores de muelas, o de callos, de la vida, cosas que nos molestan, son exteriores a nosotros aunque nuestras, o que sólo tienen que suponer nuestra existencia orgánica, o que preocuparse de lo que hay de vital en nosotros.

    Cuando logramos esta actitud, que es, de otro modo, la de los místicos, nos encontramos defendidos, no sólo del mundo, sino de nosotros mismos, pues vencemos a lo que en nosotros hay de exterior, es otro, es lo contrario de nosotros y, por eso, nuestro enemigo.

    Por eso Horacio, cuando hablaba del varón justo, que seguiría impávido aunque alrededor de él se hundiese el mundo. La imagen es absurda, justo su sentido. Aunque alrededor de nosotros se hunda lo que fingimos que somos, porque coexistimos, debemos seguir impávidos —no porque seamos justos, sino porque somos nosotros, y ser nosotros es no tener nada que ver con esas cosas exteriores que se hunden, aunque se hundan sobre lo que somos para ellas.

    La vida debe ser, para los mejores, un sueño que se niega a confrontaciones.


    (Continuará)


    Última edición por Pedro Casas Serra el Miér 20 Oct 2021, 04:17, editado 1 vez

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 17 Oct 2021, 03:46

    .


    371

    La experiencia directa es el subterfugio, o el escondrijo, de quienes están desprovistos de imaginación.

    Leyendo los riesgos que ha corrido el cazador de tigres, tengo cuantos riesgos ha valido la pena tener, salvo el del mismo riesgo, que tanto no valió la pena sufrir, que ha pasado.

    Los hombres de acción son los esclavos involuntarios de los hombres de entendimiento. Las cosas no valen más que en su interpretación. Unos, pues, crean cosas para que los otros, transmutándolas en significación, las tornen vivas. /Narrar es crear, pues vivir es tan sólo ser vivido./


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 18 Oct 2021, 04:09

    .


    372

    No subordinarse a nada —ni a un hombre, ni a un amor, ni a una idea, tener esa independencia lejana que consiste en no creer en la verdad, ni, si la hubiese, en la utilidad de su conocimiento —tal es el estado en que, me parece, debe transcurrir, para consigo misma, la vida íntima intelectual de los que no viven sin pensar. Pertenecer: he ahí la trivialidad. Credo, ideal, mujer o profesión —todo eso es la celda y las cadenas. Ser es estar libre. La misma ambición, si vano orgullo y pasión, es un fardo; no nos enorgulleceríamos si comprendiésemos que es un cordel con el que tiran de nosotros. No: ¡ni ligaduras con nosotros! Libres de nosotros como de los demás, contemplativos sin éxtasis, pensadores sin conclusión, viviremos, liberados de Dios, el pequeño intervalo que las distracciones de los verdugos conceden a nuestros éxtasis en la parada. Tenemos mañana la guillotina. Si no la tuviésemos mañana, la tendríamos pasado mañana. Paseemos al sol el reposo de antes del final, ignorantes voluntariamente de los propósitos y de las persecuciones. El sol dorará nuestras frentes sin arrugas y la brisa tendrá frescura para quien deje de esperar.

    Empujo la pluma por la escribanía y rueda, regresando, sin que yo la coja, por el declive en el que trabajo.

    Lo he sentido todo de repente. Y mi alegría se manifiesta en este gesto de una rabia que no tengo.


    (Continuará)

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 19 Oct 2021, 03:04

    .


    373

    ¿Quién soy yo para mí? Soy una sensación mía. Mi corazón se vacía sin querer como un balde roto. /¿Pensar? ¿Sentir? ¡Cuánto cansa todo, si es una cosa definida!/

    (Posterior a 1923.)


    (Continuará)


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