Aires de Libertad

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    “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis” (Bartleby Editores, Madrid 2014)

    Pedro Casas Serra
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 07 Mar 2018, 08:09

    .


    “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis”
    (Bartleby Editores, Madrid 2014)

    Prólogo

    Que un grupo de poetas se concierte para hacer un libro motivado por una causa concreta y grave hace necesario, y este es nuestro caso, señalar la causa y declarar el carácter de la voluntad reunida.

    España está dolorosamente sumergida en una que dicen “crisis económica”. ¿Crisis económica? La verdad es otra: potencialmente, existen los mismos bienes y recursos, la misma fuerza del trabajo; en resumen, la misma economía real que en tiempos que no se consideraron “críticos”. Pero la economía real ha sido falsificada, convertida a la dinámica especulativa. La falsificación es antigua y sucesiva en etapas orientadas a instaurar el capitalismo, alternativamente asistido por dictaduras y democracias (la democracia es su “máscara sonriente”), por absolutismos y liberalismos, como único poder mayor. Así ha sido y es en España. No solo en España, pero España nos concierne en cercanía, y este libro ha sido pensado en ella y para ella.

    El capitalismo se ha movido con torpeza; advierte sus desequilibrios internos y teme que estos sean indicios de una quiebra histórica y global del sistema. Desde este temor, trata de fortalecerse despojando aún más a los de siempre, a los pobres y sometidos. En su cruel economicismo financiero, el capital opina que las actuales plusvalías creadas por el trabajo no bastan y que las que llaman carga sociales no son sostenibles. Y vuelve a decidir: la solución consiste en paro y desamparo; en desahucios, enfermedad, hambre, incultura… En sufrimiento, en muerte, incluso. La “solución”, está claro, comporta “crímenes sociales”.

    Los poetas reunidos quieren que su libro sea entendido como un acto de acusación y de protesta ante la creación de este sufrimiento, ante la “administración” de una vida más privada que nunca de bienes subsistenciales. Pero ¿puede, ciertamente, hacer algo la poesía en este trance? Algo puede hacer, sí. Los poetas pueden dar señal de unas convicciones que descalifican moral y socialmente al capitalismo con solo reunirse precisamente para significar su acusación, su protesta y su identificación con los despojados. No es poco, pero aún cabe añadir otras formas de acción, derivadas, precisamente, de la naturaleza de la poesía.

    Dice Sartre que la poesía, al ser radicalmente subjetiva, no puede modificar circunstancias objetivas. Cierto e incierto. La poesía no puede modificar directamente la praxis financiera, pero su fuerza emocional y sensible sí puede intensificar las conciencias, propiciar la adopción de un pensamiento operativo. No se trata de denotaciones ideológicas o políticas; se trata de escribir desde el sufrimiento o ser solidarios con el sufrimiento.

    Más aún en una convergencia deducida también de su naturaleza, la palabra poética es palabra insurgente; se oppone a la palbra establecida, evidentemente semantizada por la dialéctica del poder.

    Las páginas que siguen son la antología que con nulo afecto dedicamos a los gestores de la “crisis”.

    Antonio Gamoneda


    ***


    Algunos poemas del libro:


    LA SORPRENDENTE VIDA

    Hay días en los que tengo la sensación,
    la extraña sensación, de vivir en un tiempo fuera del tiempo.

    Es decir: todo lo que me rodea, por un lado,
    me resulta asombrosamente conocido,
    pero, al mismo tiempo, sé de manera terca,
    que este miserable presente, esta penosa realidad,
    es copia de un tiempo ya vivido.
    Un tiempo que la buena gente,
    eso que conocemos con el nombre de “personas decentes2,
    creíamos haber erradicado. Es decir:
    abandonado, superado.
    Porque hubo un tiempo como este,
    un tiempo miserable, pernicioso, pútrido,
    en que la vida era un espanto, una impotencia repetida.
    Hubo un tiempo de esclavitud, asco, desprecio:
    la vida era un terreno inmenso,
    pero tenía dueños, gentes que todos conocían.
    Un huerto con amos. Con miserables amos.
    Un espacio por el que circulaba el miedo,
    la impotencia, la inútil sabiduría de unos pocos;
    el mísero conocimiento del hacha del Poder.
    Fue un tiempo casi eterno, casi interminable.

    Un tiempo que estuvo a punto de aniquilar a la especie.
    Pero la vida es mucho más misteriosa que la desdicha,
    la vida es capaz no solo de contradecir a la vida,
    sino de aniquilar a la desdicha, enseñarle las garras a la muerte,
    defenderse de la ignominia expulsando a los verdugos de la luz,
    luchando desde la desazón de las cadenas, la ira de los hijos muertos.
    La sorprendente vida tan a menudo esclavizada
    suele ocultar entre su semen una extraña guadaña caminante.
    Y creedme, os lo ruego, esa guadaña tiene ojos,
    esa guadaña oye, escucha el grito de los muertos.
    Sabe que las raíces no perdonan, no quieren perdonar,
    porque en algún rincón de la inocente sangre
    vive la desazón del porvenir, su clamor y su lucha.
    La cultivada vida tiene un código, un implacable código,
    en el que no se acepta la injusticia, no se admite el olvido.
    La vida y su trabajo machacón,
    la defensa tenaz y misteriosa de su eterna labor,
    su constancia en la lucha, su risa frente al daño,
    su unidad implacable ante los destructores.
    No creáis que la vida no se entera.
    La extraordinaria vida nada ignora, huele
    como huelen sus hijos, los hurones,
    el tráfico de sangre de unos cuantos.
    El tesoro podrido de algunos miserables,
    su ambición desmedida frente a tanta desdicha.
    Creedme, os lo aseguro, sé muy bien lo que digo:
    hay datos desde mucho antes de Cristo,
    hay libros escondidos donde se cuenta
    la venganza terrible de la vida ante sus destructores.
    Todo es cierto: el imperio de siempre de unos pocos
    frente a la rebelión de los esclavos, los millones de esclavos.

    Creedme: esto siempre termina mal.
    Suele acabar en sangre, en mucha sangre.
    Hacedme caso: explicadle a los amos de la vida,
    a los que creen ser los amos de la vida,
    que esa señora es una enemiga muy mala.

    Yo máa bien les explicaría que a la vida, esa vida que tanto desprecian,
    no les conviene en absoluto tenerla de enemiga.

    Francisca Aguirre


    (continuará)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 08 Mar 2018, 05:09

    .


    POETAS RESCATADOS

    Bajamos a la calle con un libro vacío
    entre las manos. Nadie mira,
    nadie escucha. Hay hombres que tropiezan
    en la plaza con nuestro desasosiego y se sacuden
    el polvo de los hombros.
    Hacemos por comer
    y el panadero no admite versos.

    No se puede vivir
    de palabras gastadas
    que nadie compra.

    Pero sabemos que vivir es necesario
    para recuperar el lápiz de la infancia
    y dibujar con él
    el mapa que desvele
    orientación, sentido,
    a una nueva palabra.

    José Aparicio González



    VIDA NUEVA

    Hoy me ha tocado abrir el día,
    estrenar el mundo, ser el primero
    de todo el edificio que sube las persianas;
    ser el primero también
    en recibir la luz de un lunes recién amanecido,
    una luz aún suave y tímida, a punto de romper.

    Hoy lo he estrenado todo:
    Las cucharas de siempre son hoy cucharas nuevas
    y las tazas, la leche, el cola-cao.
    (Soy el primer hombre de la tierra en probar el cola-cao
    y estaba bueno, sí, tiene futuro).

    Me he dado una ducha y el agua ha nacido para mí.
    Me he sentado en el sofá y aún olía a nuevo.
    Y aquí estoy, sin nada más que hacer.
    No tengo trabajo. Me pasaré el tiempo
    viendo la televisión, programas que se irán creando
    según los mire, y que tal vez ya existan
    en mi recuedo o en mi imaginación
    (si es que hay alguna diferencia).

    No pienso moverme de aquí en todo el día
    o en toda la vida
    (si es que existe alguna diferencia).

    Y por la noche cerraré los ojos
    y el mundo se apagará conmigo.

    Jorge Barco Ingelmo



    AL CAER EL SOL

    Nunca lo he visto antes,
    pero conozco
    a ese hombre.
    ……………..(Si me acercase,
    distinguiría en sus ojos
    ese brillo gastado, como sin vida,
    que tanto me recuerda, por cierto,
    a los oficinistas
    de mi infancia.
    ………………(Pronto
    se llevará la cerveza a los labios,
    le dará un sorbo,
    y volverá a dejarla
    suavemente sobre la barra.
    Sin prisa. No la hay. No le hace falta.
    Nada nuevo va a ocurrir,
    y lo sabe. Se encuentra
    más allá de la esperanza,
    en su perpetuo
    atardecer.

    Conozco a ese hombre, sí,
    y me da miedo.

    A veces, de madrugada,
    poco antes de acostarme,me mira
    desde el espejo.

    Karmelo C. Iribarren


    (continuará)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 09 Mar 2018, 04:53

    .


    BANDA SONORA

    En medio de la guerra cotidiana
    mantengo la esperanza en pocas cosas,
    pero una me mueve y más no pido.
    Se trata de mi hijo. De Miguel,
    que tal vez algún día recuerde estos de ahora
    en que se extiende su infancia, estos tiempos
    de angustia y de egoísmo y de demencia
    y de miedo. Solo entonces sabrá hasta qué punto
    vivimos de puntillas sobre un suelo movedizo
    que el pánico quebraba todo el rato y que gente
    valiente y generosa sujetaba a su favor. Y puede
    que justo en ese instante se pregunte por qué,
    por qué cantaba mi padre. Y no sepa responderse.
    Y ese enigma tan leve lo acompañe
    e ilumine alguna parte de su vida.

    José Daniel Espejo



    HOY ES MARTES…

    (…)
    Hoy es martes. Cuidado. Hay días incisivos.
    Las semanas avanzan oficialmente negras,
    conducidas por ciegos y verdugos muy dóciles
    ………………………………………………...y,
    con menor frecuencia,
    por muchachas verdes que tal  vez nos amaron.

    ………………………………………………...Yo
    quiero oír el rumor de las ancianas blancas, digo las finalmente blancas, digo las últimas
    ancianas provinciales.
    ……………………...Yo
    no vivo ni pienso más que en algunos jueves
    generalmente lívidos, generalmente agónicos.
    ……………………………………………….Generalmente pienso
    en larvas infinitas, en convulsivas tenias,
    en padres espantosos que financian las sombras
    asistidos por curas y por putas silvestres.

    Los lunes estoy loco: padezco de esperanza.
    Quizá agonizo, pero
    padezco de esperanza.

    Aún, ahora, todavía, guardo
    la sábana negra de mi niñez, la sábana
    que envolvía los sábados mi adicción a los muertos
    y a la sombra inguinal de Pilar, primogénita del señor Juan Ceballos, el maquinista y sordo
    ………………………………………………………...........(universal, finalmente absuelto
    por el monóxido de carbono de
    Caminos de Hierro del Norte de España.

    ………………………………………….Ah la sábana que
    memorialmente hablando, entre rosarios y
    alemanes y moros, arrastré tantos días
    bajo los ojos blancos de mi madre, oliendo
    el sobaco bicóncavo, zoológico y santo
    de diecinueve padres agustinos.
    ………………………………...En paz
    descansen con sus devocionarios, sus forúnculos
    y sus masturbaciones.

    ……………………...Ah la sábana negra
    aún colgada de su garfio eterno.

    ………………………………...
    (…)

    Antonio Gamoneda
    (De Las venas comunales, 2012, inédito, fragmento)


    (continuará)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 11 Mar 2018, 14:24

    .


    PRÓDIGO

    ¿Has traído el dinero? Escribió la cantidad y mi nombre en el beneficiario, las manos le temblaban al firmar. Pienso devolverlo, dije sin convicción. Mi mujer esperaba en el coche con los niños, las maletas y todas nuestras cosas. ¿Cómo está mi madre?, le pregunté. Nos despedimos dándonos la mano como socios.

    Al cobrar el cheque pensé en él, en lo que había trabajado para ganar ese dinero. Las horas extras, los domingos, aquellas reuniones hasta la madrugada. Pero también los viajes, largos viajes a lugares desconocidos, como aquella vez, cuando no volvió en toda la semana. No sabíamos nada de ti, mi madre no ha dejado de llorar, no vuelvas a marcharte de ese modo. Prometió que no volvería a pasar, y cumplió su palabra, pero algo dentro de mi madre se había roto para siempre.

    Han pasado dos años desde entonces. Al principio llamábamos cada semana, mi mujer mediaba entre nosotros y los niños hacían su trabajo. Pero un día encontré un mensaje en el buzón de voz: tu madre está mal, nos hace falta el dinero, queremos llevarla a un médico, y ella por detrás, ¡cuelga, cuelga, qué estás haciendo, cuelga ese teléfono! Hace meses que no tengo noticias.

    Pablo García Casado



    SON INVISIBLES…

    Son invisibles.
    Están en todas partes.
    En los detenidos pasos de cebra.
    En las aceras multicolores de las avenidas.
    En los rincones de los cajeros ambulantes.
    En los huecos encendidos de los hoteles.

    Son invisibles.
    Están en todas partes. Pero tú no los ves.
    Quizás en alguna ocasión escuches sus susurros,
    sus palabras encadenadas de memoria
    o los mudos letreros en sus rodillas.
    Pero nunca los ves. Nunca.
    Aunque se te crucen delante de los cristales
    y te ofrezcan unos pañuelos con una sonrisa
    tímida y las manos abiertas y cerrada la boca.
    Aunque te hablen de familias lejanas
    y de cercanos ecos de hambre y de miseria.
    Tú nunca los ves. Nunca.
    Pasan a tu lado dejando un rastro de olor
    nauseabundo de reproches y de denuncias.
    Pero tú nunca los ves.
    Son invisibles.
    Como el hambre de sus manos y de sus gestos,
    como la rabia contenida en sus miradas,
    como la estúpida sonrisa que se nos congela
    cuando una vez más negamos con la cabeza.

    Son invisibles.
    Ni la caricia de nuestra voz merecen.
    Ni la mirada certera de una respuesta
    o el gesto inequívoco de una pregunta.
    Son invisibles. Y eso que están por todas partes.
    Nos rodean. Se sitúan a nuestro lado. Nos desprecian.
    Invisibles también nosotros para ellos.

    José Manuel Lucía Megías



    ...COMO TODOS LOS DÍAS...

    La mañana ha abierto sus puertas
    Como todos los días
    Los semáforos de la esquina parpadean
    Como todos los días
    Los gorriones se cuentan sus sueños
    Como todos los días
    Los niños acuden al colegio
    Como todos los días
    Los obreros comienzan el trabajo
    Como todos los días
    Los mercados abren sus puertas
    Como todos los días

    ...y en estos tiempos
    Alguien se queda sin trabajo
    Como todos los días
    Alguien escarba en la basura
    Como todos los días
    El banco desahucia a una familia
    Como todos los días
    Alguien se suicida desesperado
    Como todos los días

    ...tiempos diferentes

    -en qué-
    La esperanza
    ………..es una desconocida
    El futuro
    ……está ilocalizable
    La necesidad
    ………..ha devenido en hambre
    El miedo
    ……se torna en terror
    La supervivencia
    ………….no conoce horizontes

    -...es por ello
    Que, si la riqueza de unos pocos aumenta
    ocasionando la pobreza de la mayoría,
    la revolución social del capitalismo,
    sus mercados y sus políticos es inaplazable,
    por la necesidad que tenemos de sobrevivir
    y construir un futuro de libertad
    y bienestar para nuestros hijos.-

    Antonio Martínez i Ferrer


    (continuará)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 12 Mar 2018, 04:26

    .


    SALDO DISPONIBLE

    Soy de pueblo y conservo
    el carácter rural, reblandecido,
    de la vieja vettonia,
    Estudié con los curas
    jerarquía,
    y asuntos de sujeto y predicado.
    Crecí con las canciones de Bob Dylan.
    Como todos loa jóvenes
    exploré coordenadas,
    laberintos, desiertos.
    Hice la mili en Córdoba, en el cerro Muriano;
    erial vallado y nulo aprendizaje,
    autoridad y balas de fogueo.
    Me enamoré de pronto,
    a ritmo de aguacero,
    y la lluvia no escampa todavía.
    Casi en sesión continua
    aparecieron los primeros planos
    de mis contradicciones:
    enemigos y afectos, muros firmes
    enterrados después
    igual que yacimientos arqueológicos.
    Decidido a buscar
    ese lugar distinto,
    me perdí en las palabras
    y los viajes.
    El privilegio de la paternidad
    me concedió dos hijas;
    nunca tuve
    un patrimonio igual.
    Durante algunos años
    cobró cierta entidad mi ideología,
    una red de verdades transitorias
    que mi torpeza
    fue tergiversando.

    Hoy salgo a respirar. No pido mucho:
    laborar entre libros y objetos familiares,
    percibir el sosiego del jardín
    -igual que hiciera Cándido-,
    y limpiar el desagüe
    que filtra tantas aguas estancadas.
    El cansancio, conmigo,
    espía las señales de la noche,
    con la escueta esperanza
    de que llegue la aurora
    cualquier día.

    José Luis Morante



    RECUENTO

    Las lecherías están cerradas
    las aspidistras secas y las vacas en el campo,
    en la mercería dejaron de cogerse
    los puntos a las medias,
    se tapiaron las fresqueras,
    reventaron los voltímetros,
    se recogieron los cuernos de las antenas,
    desaparecieron los caballeros mutilados
    y los certificados de buena conducta.
    Abolieron los templetes de los guardias municipales,
    cerró su chiscón el último cerillero
    se escondieron vergonzantes las escupideras de los bares,
    los cojos con pata de palo,
    los sifones recargables, las gaseosas de bolita,
    el exótico teatro chino de Manolita Chen.
    La última Feria del Campo se marchó junto
    a la televisión en blanco y negro,
    se rajaron las mesas de fórmica y los sofás plásticos,
    el viento se llevó todas las Hojas del Lunes
    y los voceadores de la Goleada enmudecieron.
    Acabó la humillación de los retretes con huella cerámica
    y el papel de periódico o marca El Elefante
    pinchados en un clavo oxidado,
    quebraron las fábricas de barras de hielo
    y se rompieron las guillotinas de cortar bacalao seco.
    Los bocoyes de cerámica roja llenos de vino a granel
    se esparcieron en el mismo vertedero que las básculas romanas
    o los dispensadores cristalinos de aceite
    con sus plácidas burbujas.
    La piqueta destruyó los fogones de las casas
    y los carboneros pudieron al fin estar siempre limpios,
    el fontanero apagó la llama misteriosa del soplete
    cuando las tuberías dejaron de ser de plomo,
    y el reputado técnico de bata blanca cambió
    la última voluminosa válvula del televisor con
    marcos de madera.
    Fueron muriendo uno a uno los cines de doble sesión
    y los acomodadores que esparcían perfume por la sala,
    callaron las enormes radios con nombres mágicos en su dial,
    Estambul, Berlín, Roma, Viena… que jamás de esas ciudades
    trajeron noticia alguna,
    enmudecieron los teléfonos de baquelita negra
    y se terminaron los uniformes azules de los taxistas.
    Se dejaron de pegar los miles de cupones ahorro,
    recogieron los chatarreros las lavadoras de rodillo
    las planchas de carbón y los cables eléctricos trenzados,
    las vejas monedas del general albóndiga,
    aquellas en que aparecía marcial, redondo y  lustroso,
    se cambiaron por un cada vez más macilento anciano
    y los céntimos se hicieron pequeños.

    Y por hoy basta.
    Me prometo a mí mismo no mirarme al espejo
    recién levantado.

    Daniel Olmos
    (De La enfermedad de los olmos, Adhara 2014)




    LAGER EX PAÑA

    Con la mentalidad de nuevos ricos
    desaprendimos la lucha de clases,
    y con la aplicación de un buen alumno
    hicimos nuestro el imaginario del enemigo,
    y así fascinados, entregamos nuestra razón
    a las revistas del corazón y las noticias de la tele.

    Poseer y consumir sustituyeron con éxito
    el vincularse y compartir
    y las viejas consignas libertarias.

    Frugalidad, igualdad, sostenibilidad,
    palabras de las que hoy depende nuestro futuro,
    pasaron a ser ininteligibles.

    La realidad fue borrada, fragmentada, desconectada
    hasta hacérsenos incomprensible,
    producción material e interés compuesto
    tenían para nosotros el mismo significado.

    Marea negra y segunda residencia litoral parecieron compatibles.
    Vertidos tóxicos y agricultura ecológica los pensamos factibles.

    Reducidos a la irresponsabilidad absoluta
    y al consumo desbocado,
    cuando nos hablaron de contención nos sonó a chiste.

    A falta de rojos, el neofascismo populista
    arremetió contra médicos, profesores, administrativos,
    estudiantes, enfermos, pensionistas, desempleados e inmigrantes
    como los causantes de la crisis.

    Estos colectivos, gracias a los medios de formación de masas,
    hoy despiertan una mezcla de rencor, envidia y miedo
    suficientemente fuerte como para justificar su liquidación
    aunque, de momento, solo sean sacrificados sus salarios,
    sus becas, su jubilación y su jornada laboral
    o sean señalados y estigmatizados por su debilidad
    pidiendo para ellos medidas con las que rediman su inutilidad.

    De ahí a la exclusión solo hay un paso,
    el de no reconocer la humanidad de losotros,
    y de ahí a Aushwitz el camino está despejado.

    Basta con reiterar las consignas para estigmatizar a los consignados
    y “las personas normales, sensatas… españoles de bien”
    volverán a apludir los camiones en la noche
    y las columnas de ceniza.

    Antonio Orihuela


    (continuará)


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    “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis” (Bartleby Editores, Madrid 2014) Empty Re: “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis” (Bartleby Editores, Madrid 2014)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 13 Mar 2018, 05:49

    .


    CARTA DE UN EMIGRANTE DESDE TOKIO
    O REFLEXIÓN SOBRE LA MATERIA OSCURA

    La mitad de la gente que vive en el edificio de enfrente
    piensa que las cosas saldrán mal.
    La otra mitad cree en la magia.
    Hay una guerra entre ellos.

    Ya ves que aquí, en Tokio, suceden las mismas cosas que allí,
    no hay mucha diferencia, solo cambian los nombres:
    sake, cerveza, alcoholismo, tenedor, palillo, desempleo…
    Platón estaría de acuerdo, y propondría
    una sola idea para los conceptos de crisis y desesperanza.

    La gente camina por las aceras, compran flores y frutas,
    se detienen en los escaparates y miran su reflejo,
    se arreglan el pelo, no ven lo que hay detrás del cristal
    porque tienen los ojos entornados,
    llevan las manos metidas en los bolsillos,
    en ellos guardan las llaves de sus portales y de sus buzones,
    los abren, sus nombres están escritos en ellos.
    Cuando dejan de tener pareja cambian la placa
    y dejan solo un nombre en el buzón,
    o un nombre solo, es difícil estar de acuerdo
    con la Academia, y eso que no convivimos con ella.
    Tengo una amiga que colecciona esas placas,
    grabadas con hermosos caracteres japoneses,
    sus amigos se las guardan cuando han de retirarlas.
    Yo no quiero que me las enseñe,
    pero ella insiste en mostrarme
    su colección de fracasos.

    Solo hay una ciudad en el mundo,
    puede llamarse Tokio, o no,
    el nombre es siempre lo de menos,
    no hay ni la más mínima diferencia
    entre estar aquí o allí, contigo,
    no te echo de menos, espero que no te siente mal,
    pero la tristeza también es la misma,
    la tristeza es anterior al big bang,
    la tristeza es materia oscura,
    la soledad es culpa de la materia oscura.

    En Tokio también sale el sol por la mañana,
    sale a otra hora, o a la misma, no lo sé,
    -se supone que esta es su casa, sale cuando quiere-,
    a veces un amigo llama por teléfono,
    con cualquier excusa, como una madre cuando pregunta
    qué has comido, o si hace buen tiempo.
    La gente combate la soledad de la misma manera que allí,
    sin éxito.

    Juan Pardo Vidal



    LIMOSNA

    Atenas ya no existe. En su lugar
    hoy hay otra ciudad que lleva el mismo nombre
    pero ya no es la misma.

    Una ciudad que ya no huele a azahar
    sino a ceniza, llena
    de ancianos vencidos que piden limosna,
    de niños que tocan un viejo acordeón
    con una mano y con la otra piden
    limosna, de borrachos
    que piden limosna con un vaso de plástico
    y parece que fueran a beberse
    lo que les den, de dioses
    enfermos, tullidos, que piden limosna,
    de estatuas cansadas que piden limosna,
    de gente que pide la pena que da.

    Una ciudad fundada por los dioses,
    castigada sin cielo por el único dios
    que este siglo venera.

    Atenas ya no existe. En su lugar
    una ciudad donde la luz da lástima.

    Juan Vicente Piqueras
    (De Atenas, Visor Libros, 2013)




    LOS INDIGNADOS

    Primero tomaremos las plazas,
    extendidos sobre adoquines y losetas,
    media luna las armas de su frente,
    brotarán constelaciones, extraños círculos de luz,
    copos oscuros que morirán tras el parpadeo.
    Tal vez sople un poco de viento,
    se abra un claro de nubes púrpura
    y  las raíces y los insectos germinen entre nosotros.

    Después lo tomaremos todo.
    Avanzando por avenidas y veredas
    ahogaremos el clamor de las sirenas.
    Construiremos nuevas utopías,
    cada corazón es una célula revolucionaria,
    y no habrá más renuncia ni frontera
    que las cercas de madreselva entre los pastos:
    o repartimos la riqueza o compartimos el sufrimiento.

    Toni Quero



    ALGUNAS CUESTIONES IMPORTANTES

    ¿Por qué lo llaman amor cuando
    quieren decir sexo?

    ¿Por qué lo llaman crisis cuando
    quieren decir estafa?

    ¿Por qué lo llaman contrato cuando
    quieren decir explotación?

    ¿Por qué lo llaman paridad
    cuando quieren decir trampa?

    ¿Por qué lo llaman presunto cuando
    quieren decir ladrón?

    ¿Por qué lo llaman política cuando
    quieren decir mercado?

    ¿Por qué lo llaman inmigrante cuando
    quieren decir enemigo?

    ¿Por qué lo llaman Tratado cuando
    quieren decir G-20?

    ¿Por qué nos llaman locos cuando
    quieren decir sensatos?

    ¿Por qué lo llamamos invierno cuando
    queremos decir tristeza?

    Carmen Ramos
    (De Las Estrellas han hallado otra forma de morir, Guadalturia, 2013)


    (continuará)


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    “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis” (Bartleby Editores, Madrid 2014) Empty Re: “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis” (Bartleby Editores, Madrid 2014)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 14 Mar 2018, 05:45

    .


    APESTAMOS;…

    Apestamos;
    apestamos a siglo veinte.
    Tenemos restos del siglo pasado en las uñas.
    No queríamos caer al nuevo siglo, así que nos aferramos al borde
    del siglo anterior. Nos lo trajimos todo entre la uña y la carne. En la ropa, El pelo.
    Nos agarramos al pie de las guerras, las guerras se agarraron al pie
    de la economía. Y la economía
    se agarró a los bolsillos de los que la manejan.
    Pero al final todos caímos al siglo veintiuno, tanques, manos,
    billetes, monedas, pies, metralletas…

    El resto del siglo miraba mientras caíamos.
    No pudo resistir la pérdida y se lanzó al vacío con nosotros.
    Y así prensa del corazón, fútbol, mujeres amordazadas, negros apaleados, moros,
    cristianos, indios, gaviotas, curas apaleados, fast food apaleado,
    seso apaleado, sistema educativo apaleado.
    Todo. Todo cayó. No podría enumerar cuánto ni cuántos. Bombos,
    platillos, cajas de ritmo, trombones, violines, órganos.
    Todo el coro y toda la orquesta cayó para continuar la fiesta del siglo veinte.

    Y henos aquí ahora. Miradnos. Apestamos. No nos lavamos las uñas
    porque somos unos nostálgicos, unos cobardes, o padres, o porque
    tenemos un trabajo que mantener, o por la porra del domingo en el bar,
    por lo que sea
    nos gustan nuestras uñas sucias de pasado, ese olor rancio en la ropa,
    la musiquilla de fondo, sinfonía del ayer que no podemos
    o no queremos dejar de escuchar
    porque es muy fácil,
    muy cómodo
    dejarse
    llevar.

    Javier S. Ocaña



    CUENTAS LA SUERTE A PULSO

    Madrid de 2009
    es una ciudad de medio millón de parados
    según las últimas estadísticas.

    A veces, en la noche de mi cuarto alquilado,
    yo me revuelvo y me incorporo
    y voy de trabajo en trabajo por días sueltos,
    porque 190 pulsaciones
    no son bastantes para las 200 que requería
    el puesto de grabador de datos.

    Desde que tenía 16, he tendido los ojos para siempre
    a este hermano imbécil o santo del poema,
    que dijo Raúl Núñez.

    Así que descargo mobiliario escolar
    en colegios tipo el club de los poetas muertos
    con trofeos y jardines y mucha luz…
    Y le pido cuentas, a mis 33 años, a la poesía
    que me ha llevado a estar ganándome así el pan
    junto con estudiantes de 20.

    200 pupitres a músculo en 150 minutos.

    -La situación, me dicen, está peor
    de lo que habíamos imaginado
    para que alguien de tu edad trabaje con nosotros.
    Ellos fuman y hablan con optimismo
    de las fiestas universitarias en Salamanca
    con jóvenes y copas hasta arriba,
    de drogas que probarían
    y de besarse con chicas en lugares
    sin demasiado peligro de vida o de cansancio.

    400 sillas de futuros economistas a la espalda.

    Y entonces comprendo
    que me pesan más los errores y la espera
    de reconocimiento y jardines y mucha luz...

    Hay miles de premios, por suerte, para seguir escribiendo.

    Yo pienso en ti,
    en cómo tus abrazos me arman de paciencia
    en las tibis e insolventes tardes otoñales,
    y en cómo mi corazón es ahora un guerrero distinto
    que se está ganando a pulso la eternidad contigo
    en este contrato basura con el tiempo.

    Donde el amor siempre cuenta.

    Abel Santos
    (De Todo descansa en la superficie, Ediciones Vitrubio, 2013)


    (continuará)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 15 Mar 2018, 04:02

    .


    ESPAÑOLES POR EL MUNDO

    A Jesús de Pedro

    “Nace en las Indias honrado,
    donde el mundo le acompaña;
    Viene a morir en España,
    y es en Génova enterrado.”

    FRANCISCO DE QUEVEDO

    Hoy no toca hablar del río de pastores,
    tristes empobrecidos de la España del 98
    que abrieron sus ojos y bolsillos
    en la tierra prometida al sur del Mar del Plata,
    detrás de un mostrador de telas, una zapatería.

    No toca hablar de las sucesivas diásporas
    de los habitantes de este trozo de planeta
    que llamaremos España.
    No toca hablar de una Sefarad diseminada,
    de los prófugos de la corona, de la legión atomizada
    de los republicanos, casi en cada país,
    fundando una memoria, una rebelión interior.

    No es este poema para hablar de la autarquía
    que pulverizó Europa de españoles en busca de trabajo.
    Tampoco de los internacionalistas que aún sueñan
    o quizás solo se ganan la vida en favelas
    o en refugiados campos
    que levantó el capital y la guerra.

    No toca hablar de los Erasmus y Comenius,
    de su atolondrada nadería que nos cuesta un riñón,
    ni toca hablar tampoco del soldadito español,
    figurante armado hasta los dientes
    en la mala película de la guerra preventiva.

    Hoy toca hablar de Endesa que quiere construir en Patagonia
    cinco grandes represas que arrasarán ecosistemas,
    la vida de algún activista y modos sostenibles.
    Hoy toca hablar de Unión Fenosa e Iberdrola
    que apuestan por América Latina como gran estercolero
    con sus centrales de carbón, su sucia minería.

    Hoy toca hablar de Repsol y sus vertidos
    y de los tour operadores españoles
    que arrasan los bosques de manglares
    y las comunidades indígenas,
    Sol, Meliá, Rius o NH. De Pescanova
    con su sobreexplotación de recursos pesqueros.

    Españoles en el mundo,
    españoles dando guerra, no ya con el yelmo
    y la cruz, no ya como Pizarro y Cortés,
    como los capitanes de Flandes,
    sino mucho más modernos,
    con tecnología punta, con marketing,
    sobradamente preparados, con una sonrisa.

    Bernardo Santos



    CANCIÓN APOCALÍPTICA

    Las aceitunas no tenían hueso.
    Los hombres, alma, ni los mares, cielo.
    Solo se oía
    el traqueteo insomne de los metros.
    Los autobuses habían olvidado sus paradas
    y los barcos, los rumbos a sus puertos.
    Sí se sabía
    el número exacto de sus muertos:
    Eran muchos, de todas las edades,
    pero tampoco había cementerios;
    los enterraban en medio de la vida
    y los supermercados se hacían
    cargo de sus cuerpos.
    Las sociedades de seguros estaban,
    como los hospitales, a su sueldo
    y las bocinas de las ambulancias ponían
    cloroformo mental a sus conciertos.
    La piel de las mujeres existía
    para la crema del sol y otros ungüentos;
    los niños, solo para los anuncios
    y el dolor… Ah! El dolor:
    era cosa de muy breves momentos-
    parecía ficción y no venía
    anunciado dentro de los prospectos;
    no cotizaba en Bolsa, ni votaba
    ni desgravaba tampoco en los impuestos.
    No podía existir: no se vendía, no se anunciaba,
    no era una imagen ni tampoco un cuerpo.
    No: no podía
    existir algo que no fuera fácil,
    ni existir algo que no fuera bueno.
    ……………………El orden más perfecto se imponía:
    ……………………húmedos céspedes, árboles sin pájaros,
    ……………………parques sin nada
    ……………………que manchara el suelo,
    ……………………comercios de grandes superficies,
    ……………………compras clónicas, globalizado cieno,
    ……………………o un amor sin interés a plazo fijo,
    ……………………o un clandestino amor a bajo precio.

    Jaime Siles



    HISTORIA DE ESPAÑA

    Pobre fue mi padre,
    muy pobre,
    y el padre de mi padre
    y pobre soy yo.

    Nunca supimos qué era tener
    ni por qué éramos pobres
    si otros no lo eran.

    No tuvimos nada,
    absolutamente nada
    ninguno de los tres.

    Nos pasamos la vida
    viendo cómo se enriquecían los otos.

    No tener nada mata la sangre aquí,
    en España, y no te quitas el olor a pobre nunca,
    y acaban convirtiendo tu podrrza
    en culpabilidad, todo un arte moral.

    Pobres y culpables,
    el padre de mi padre,
    mi padre
    y yo.

    Manuel Vilas


    (continuará)


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    “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis” (Bartleby Editores, Madrid 2014) Empty Re: “En legítima defensa. Poetas en tiempos de crísis” (Bartleby Editores, Madrid 2014)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 16 Mar 2018, 16:26

    .


    OSCURAS REFLEXIONES DE UN VIAJERO

    He huido tantas veces
    de ciudades en las que nunca estuve,
    que no puedo asegurar dónde he crecido.

    Viajo entre hombres y mujeres
    que bajan del metro mirando las baldosas,
    humillados por la norma y el ejemplo,
    por la impune truculencia de los todopoderosos.

    Conozco a tantas personas que multan,
    desahucian, golpean y asesinan legalmente,
    que no puedo asegurar que no deseo
    que les encoja el horror como la haría
    la víctima que espera
    la rutina del disparo en su cabeza,

    porque a veces el orgullo que te queda
    está en la esquina sin nada que perder,
    esperando a quien, de pronto,
    no puedes perdonarle más la vida.

    Jordi Virallonga



    POETA SIGNIFICA REVOLVER *

    eres un terrorista si hablas, te manifiestas…
    y vas a llorar gases, comer pelotas de goma…
    ¡defiéndete! ¡Dispara!
    Pues nada temen más que a la palabra…
    es el virus que nunca han podido exterminar:
    poeta significa revólver
    y en el boe gastronómico figura la dieta para este año:
    comer pelotas de goma,
    llorar gases
    y vomitar

    las balas de tus versos

    ¡Dispara!

    Pues poeta, sí, significa revólver

    * Robert Browning

    Alfonso Xen Rabanal
    (De El tiempo del hombre muerto, Origami, 2012)


    (fin de la selección)


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