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    Mensaje por helena Dom 31 Mayo 2009, 17:31

    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA
    (precursor del modernismo, que abriría paso al desarrollo de esta corriente por Rubén Darío y otros)

    Síntesis biográfica y poética.
    Escritor colombiano (1865-1896), de personalidad inestable, marcada por las frustraciones en los negocios y las desgracias familiares (murió una hermana que adoraba), llegó a vivir el naufragio de un barco en que viajaba, perdiéndose entonces, según él mismo, lo mejor de su obra. Con la excepción de algunas breves temporadas en el extranjero (París, Suiza,  Londres, Venezuela, aquí como secretario de la Legislación de su país en Caracas), su vida transcurrió en el Bogotá poco estimulante de su época, una sociedad que le agobiaba (le llamaban “José Presunción) y le "obligaba" a ocultar su vocación literaria. Todo ello, obrando sobre un espíritu sensible en alto grado, culminó en el temprano suicidio - antes de cumplir los treinta y un años -, sin que su genio poético hubiese llegado a madurar plenamente. A pesar de que, aún en vida, algunas de sus composiciones fueron muy populares, publicó poco,  y la primera edición de su obra poética, parcial y adulterada, es póstuma, de 1908 (realizada en Barcelona, con un prólogo fervoroso de su gran admirador Miguel de Unamuno).
    Su producción poética conservada, no abundante, ha venido a quedar agrupada en tres núcleos muy distintivos: "El libro de versos", lo más granado de esa producción - el mejor Silva - , que él mismo ordenó y tituló; "Gotas amargas", conjunto que parece tenía destinado a mantener siempre inédito; y "Versos varios", miscelánea del resto de su obra. Entre las diferentes opciones estéticas que convergen y se entrecruzan en el período modernista, este poeta colombiano apenas aparece tocado por el parnasianismo y aún menos por el preciosismo exterior que tanto proliferó en los comienzos de la década del 1890. Por el contrario, su temperamento poético y sus lecturas y preferencias fueron  principalmente hacia Poe, Bécquer, Martí... Profesó un respeto sagrado al ejercicio de la poesía: para él, "el verso es vaso santo”,  y hasta desplegó, en pareados alejandrinos de dicción e intencionalidad característicamente modernistas, una poética (de arte nervioso y nuevo) que resume la naturaleza novadora y sincrética de este modo de sensibilidad y expresividad, pero con claro énfasis en el ocultamiento y la sugestión propios del simbolismo.

    Voy a dejar aquí uno de sus poemas más atractivos para mí, no digo con ello que sea el mejor. Lo leí en la primera adolescencia y ciertamente lo tengo algo mitificado”:
         
    UNA NOCHE

    Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas,
         Una noche
    en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
    a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
           muda y pálida
    como si un presentimiento de amarguras infinitas,
    hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,
    por la senda que atraviesa la llanura florecida
          caminabas,
          y la luna llena
    por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
          y tu sombra
          fina y lángida
          y mi sombra
    por los rayos de la luna proyectada
    sobre las arenas tristes
    de la senda se juntaban.
          Y eran una
          y eran una
    y eran una sola sombra larga!
    y eran una sola sombra larga!
    y eran una sola sombra larga!
         Esta noche
         solo, el alma
    llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
    separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,
          por el infinito negro,
          donde nuestra voz no alcanza,
          solo y mudo
          por la senda caminaba,
    y se oían los ladridos de los perros a la luna,
          a la luna pálida
          y el chillido
          de las ranas,
    sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba
    tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
          entre las blancuras níveas
          de las mortüorias sábanas!
    Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
          Era el frío de la nada...

          Y mi sombra
          por los rayos de la luna proyectada,
          iba sola,
          iba sola
          ¡iba sola por la estepa solitaria!
          Y tu sombra esbelta y ágil
          fina y lánguida,
    como en esa noche tibia de la muerta primavera,
    como en esa noche llena de perfumes, de
               [murmullos y de músicas de alas,
          se acercó y marchó con ella,
          se acercó y marchó con ella,
    se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!
    ¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las
                    [noches de negruras y de lágrimas!...

    José Asunción Silva


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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Ignacio Bellido Miér 03 Jun 2009, 14:10

    Excelente, hay que señalar la soltura y libertad con que escribía en pleno siglo XIX
    que ya quisieran muchos(quisieramos) tener.
    Un abrazo y gracias.
    Ignacio
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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

    Mensaje por helena Miér 03 Jun 2009, 17:03

    Estoy totalmente de acuerdo contigo, Ignacio.
    José Asunción Silva fue un gran poeta,
    cálido y realmente moderno.
    Lástima que la vida lo tratara tan mal,
    hasta el punto de no quererla...

    Un abrazo
    Helena
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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Maria Lua Miér 03 Jun 2009, 21:22

    Bello poema de JOSÉ ASUNCIÓN SILVA,
    un gran poeta!
    Gracias, Helena,
    un beso
    Maria Lua
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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty MARIA LUA

    Mensaje por helena Jue 04 Jun 2009, 06:12

    Gracias a tí, mi versátil y querida amiga.
    Estás en todo y todo lo haces
    de forma magistral.
    Tus opiniones tiene un valor añadido.

    Un beso grande
    Helena
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    Mensaje por Juan Martín Sáb 11 Jul 2009, 17:11

    Querida amiga, he leído con deleito lo que has dejado de José Asunción Silva, que, dicho sea de paso, desconocía.

    Debías ser precoz en el amor a la poesía, pues, tal como dices, leíste el poema por primera vez durante la adolescencia.

    Yo no puedo establecer comparaciones con respecto a otras partes de su obra, pero sí te puedo decir que me han gustado ésos sus versos. Y esa imagen final de las sombras fundiéndose en las noches de negruras y de lágrimas es todo un símbolo. Tal vez de amor, tal vez de complicidad y abandono ante el fin próximo y previsible... También el escenario que forja el poeta en sus versos es de lo más sugerente, y predispone al espíritu para un viaje cargado de misterio y de rara belleza.

    En fin, que ha sido un placer aparecer por aquí.

    Muchos besos.
    Juan
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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty JUAN

    Mensaje por helena Sáb 11 Jul 2009, 19:12

    Querido amigo, me alegra mucho verte aparecer en el apartado de este poeta
    que para mí tiene un valor especial, pues todo en torno a él me interesa, supongo que por su vida desgraciasa, su obra casi perdida y su suicidio, pero también porque le conocí en edad temprana. Mi madre tenía una antología poética que incluís varios poemas suyos.
    En todo caso el que he ofrecido es muy delicado, triste y bello.
    También me gusta ver que compartimos muchos puntos de vista en cuanto a sensibilidad poética.
    Gracias por pasar!

    Un beso grande
    Helena

    ¡Buenas noches!
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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Angélica Alvarez Sáb 11 Jul 2009, 22:38

    Desgarradores los versos de Asunción Silva, poeta del desespero. Hace un tiempo un amigo escribió un ensayo sobre su obra, en el que planteaba la polinomia de "noche" en su poesía. Fue muy interesante para mí, pues desconocía en ese momento al poeta.

    Ha sido bueno recordarlo por aquí.
    Sldos
    A
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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por helena Jue 13 Ago 2009, 16:45

    "Desgarradores los versos de Asunción Silva, poeta del desespero. Hace un tiempo un amigo escribió un ensayo sobre su obra, en el que planteaba la polinomia de "noche" en su poesía. Fue muy interesante para mí, pues desconocía en ese momento al poeta.

    Ha sido bueno recordarlo por aquí.
    Sldos
    A"

    ----
    Disculpa, amiga mía, la tardanza en responder. No había visto tu comentario hasta ahora. Y me alegro mucho de haber pasado por aquí, no sólo por esta respuesta sino porque así levanto a este grandiosos poeta casi desconocido.
    Gracias y un beso
    Helena
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    Mensaje por Maria Lua Mar 20 Abr 2010, 00:15

    A VECES, CUANDO EN ALTA NOCHE


    A veces, cuando en alta noche tranquila,
    sobre las teclas vuela tu mano blanca,
    como una mariposa sobre una lila
    y al teclado sonoro notas arranca,
    cruzando del espacio la negra sombra
    filtran por la ventana rayos de luna,
    que trazan luces largas sobre la alfombra,
    y en alas de las notas a otros lugares,
    vuelan mis pensamientos, cruzan los mares,
    y en gótico castillo donde en las piedras
    musgosas por los siglos, crecen las yedras,
    puestos de codos ambos en tu ventana
    miramos en las sombras morir el día
    y subir de los valles la noche umbría
    y soy tu paje rubio, mi castellana,
    y cuando en los espacios la noche cierra,
    el fuego de tu estancia los muebles dora,
    y los dos nos miramos y sonreímos
    mientras que el viento afuera suspira y llora!
    ···················································
    ¡Cómo tendéis las alas, ensueños vanos,
    cuando sobre las teclas vuelan sus manos!


    _________________



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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Mensaje por Maria Lua Mar 20 Abr 2010, 00:18

    MIDNIGHT DREAMS

    Anoche, estando solo y ya medio dormido,
    mis sueños de otras épocas se me han aparecido.

    Los sueños de esperanzas, de glorias, de alegrías
    y de felicidades que nunca han sido mías,

    se fueron acercando en lentas procesiones
    y de la alcoba oscura poblaron los rincones

    hubo un silencio grave en todo el aposento
    y en el reloj la péndola detúvose al momento.

    La fragancia indecisa de un olor olvidado,
    llegó como un fantasma y me habló del pasado.

    Vi caras que la tumba desde hace tiempo esconde,
    y oí voces oídas ya no recuerdo dónde.
    ·································································
    Los sueños se acercaron y me vieron dormido,
    se fueron alejando, sin hacerme ruido

    y sin pisar los hilos sedosos de la alfombra
    y fueron deshaciéndose y hundiéndose en la sombra.


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    Mensaje por Maria Lua Mar 20 Abr 2010, 00:19

    LUZ DE LUNA

    Ella estaba con él... A su frente
    pensativa y pálida,
    penetrando al través de las rejas
    de antigua ventana
    de la luna naciente venían
    los rayos de plata,
    él estaba a sus pies, de rodillas,
    perdido en las vagas
    visiones que cruzan en horas felices
    los cielos del alma!
    Con las trémulas manos asidas,
    con el mudo fervor de los que aman,
    palpitanto en los labios los besos,
    entrambos hablaban
    el lenguaje mudo
    sin voz ni palabras
    que en momentos de dicha suprema,
    tembloroso el espíritu habla...
    ···············································
    El silencio que crece... la brisa
    que besa las ramas,
    dos seres que tiemblan, la luz de la luna
    que el paisaje baña,
    ¡amor un instante detén allí el vuelo,
    murmura tus himnos de triunfo y recoge las alas!
    ················································
    Unos meses después, él dormía
    bajo de una lápida
    el último sueño de que nadie vuelve
    el último sueño de paz y de calma.
    ················································
    Anoche, una fiesta
    con su grato bullicio animaba
    de ese amor el tranquilo escenario.
    ¡Oh burbujas del rubio champaña!
    ¡Oh perfume de flores abiertas!
    ¡Oh girar de desnudas espaldas!
    ¡Oh cadencias del valse que mueve
    torbellinos de tules y gasas!
    Allí estuvo, más linda que nunca,
    por el baile tal vez agitada
    se apoyó levemente en mi brazo,
    dejamos las salas
    y un instante después penetramos
    en la misma estancia
    que un año antes no más la había visto
    temblando callada,
    cerca de él!...
    ...Amorosos recuerdos,
    tristezas lejanas,
    cariñosas memorias que vibran,
    como sones de arpa,
    tristezas profundas
    del amor, que en sollozos estallan,
    presión de sus manos,
    són de sus palabras,
    calor de sus besos,
    ¿por qué no volvisteis a su alma?...
    ················································
    A su pecho no vino un suspiro
    a sus ojos no vino una lágrima
    ni una nube nubló aquella frente
    pensativa y pálida
    y mirando los rayos de luna
    que al través de la reja llegaban,
    murmuró con su voz donde vibran,
    como notas y cantos y músicas de campanas vibrantes de plata:
    qué valses tan lindos!
    ¡qué noche tan clara!


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    Mensaje por Maria Lua Mar 20 Abr 2010, 00:19

    TRISTE

    Cuando al quererlo la suerte
    se mezclan a nuestras vidas,
    de la ausencia o de la muerte,
    las penas desconocidas,

    y, envueltos en el misterio
    van, con rapidez que asombra,
    amigos al cementerio,
    ilusiones a la sombra,

    la intensa voz de ternura
    que vibra en el alma amante
    como entre la noche oscura
    una campana distante,

    saca recuerdos perdidos
    de angustias y desengaños
    que tienen ocultos nidos
    en las ruinas de los años.

    Y que al cruzar aleteando
    por el espacio sombrío
    van en el ser derramando
    sueños de angustia y de frío

    hasta que alguna lejana,
    idea consoladora,
    que irradia en el alma humana
    como con lumbre de aurora,

    en su lenguaje difuso
    entabla con nuestros duelos
    el gran diálogo confuso
    de las tumbas y los cielos.


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    Mensaje por Maria Lua Mar 20 Abr 2010, 00:19

    MADRIGAL

    Tu tez rosada y pura; tus formas gráciles
    de estatua de Tanagra; tu olor de lilas;
    el carmín de tu boca de labios tersos;
    las miradas ardientes de tus pupilas;
    el ritmo de tu paso; tu voz velada;
    tus cabellos que suelen, si los despeina
    tu mano blanca y fina, toda hoyuelada,
    cubrirte con un rico manto de reina;
    tu voz, tus ademanes, tú... no te asombre:
    todo eso está, ya a gritos, pidiendo un hombre.


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    Mensaje por Miguel Garza Mar 20 Abr 2010, 10:47

    Hola compañeros de viaje:
    Gracias por este pequeño banquete del gran poeta colombiano, en lo paricular el Nocturno (Una noche...) es uno de mis poemas favoritos, me seduce la comunión espiritual que alcanza y el doliente ritmo de vértigo que tienen sus versos, absolutamente innovadores para su época.
    Saludos a todos: Miguel Garza
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    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:30

    Gracias, a ti Miguel!
    Un beso
    Maria Lua


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    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:32

    Ars

    El verso es vaso santo; poned en él tan solo
    Un pensamiento puro,
    En cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes
    Como burbujas de oro de un viejo vino oscuro!

    Allí verted las flores que en la continua lucha
    Ajó del mundo el frío,
    Recuerdos silenciosos de tiempos que no vuelven,
    Y nardos empapados en gotas de rocío.

    Para que la existencia mísera se embalsame
    Como de esencia ignota,
    Quemándose en el fuego del alma enternecida
    De aquel supremo bálsamo, ¡basta una gota!




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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:32

    Cápsulas

    El Pobre Juan de Dios, tras de los éxtasis
    Del amor de Aniceta, fue infeliz.
    Pasó tres meses de amarguras graves,
    Y, tras lento sufrir,
    Se curó con copaiba y con las cápsulas
    De Sándalo Midy.

    Enamorado luego de la histérica Luisa,
    Rubia sentimental,
    Se enflaqueció, se fue poniendo tísico
    Y al año y medio o más,
    Se curó con bromuro y con las cápsulas
    De éter de Clertán.

    Luego, desencantado de la vida,
    Filósofo sutil,
    A Leopardi leyó, y a Schopenhauer
    Y en un rato de spleen,
    Se curó para siempre con las cápsulas
    De plomo de un fusil.








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    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:33

    El mal del siglo

    El Paciente:
    Doctor, un desaliento de la vida
    Que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
    El mal del siglo... el mismo mal de Werther,
    De Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
    Un cansancio de todo, un absoluto
    Desprecio por lo humano... un incesante
    Renegar de lo vil de la existencia,
    Digno de mi maestro Schopenhauer;
    Un malestar profundo que se aumenta
    Con todas las torturas del análisis...

    El Médico:
    Eso es cuestión de régimen: camine
    De mañanita; duerma largo; báñese;
    Beba bien; coma bien; cuídese mucho:
    ¡Lo que usted tiene es hambre!...




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    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:33

    Estrellas que entre lo sombrío...

    ?...

    Estrellas que entre lo sombrío
    De lo ignorado y de lo inmenso,
    Asemejáis en el vacío
    Jirones pálidos de incienso,

    Nebulosas que ardéis tan lejos
    En el infinito que aterra,
    Que sólo alcanza los reflejos
    De vuestra luz hasta la tierra,

    Astros que en abismos ignotos
    Derramáis resplandores vagos,
    Constelaciones que en remotos
    Tiempos adoraron los Magos,

    Millones de mundos lejanos,
    Flores de fantástico broche,
    Islas claras en los océanos
    Sin fin ni fondo de la noche,

    ¡Estrellas, luces pensativas!
    ¡Estrellas, pupilas inciertas!
    ¿Por qué os calláis si estáis vivas
    Y por qué alumbráis si estáis muertas?...




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    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:34

    Gotas amargas

    Avant-Propos

    Prescriben los facultativos,
    cuando el estómago se estraga,
    al paciente, pobre dispéptico,
    dieta sin grasas.

    Le prohíben las cosas dulces,
    le aconsejan la carne asada
    le hacen tomar como tónico
    gotas amargas.

    Pobre estómago literario
    que lo trivial fatiga y cansa,
    no sigas leyendo poemas
    llenos de lágrimas!

    Deja las comidas que llenan,
    historias, leyendas y dramas
    y todas las sensiblerías
    semi-románticas.

    Y para completar el régimen
    que fortifica y que levanta,
    ensaya una dosis de estas
    gotas amargas.




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    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:34

    La respuesta de la tierra

    Era un poeta lírico, grandioso y sibilino,
    Que le hablaba a la tierra una tarde de invierno,
    Frente a una posada y al volver de un camino:
    -¡Oh madre, oh Tierra! -díjole-, en tu girar eterno
    Nuestra existencia efímera tal parece que ignoras.
    Nosotros esperamos un cielo o un infierno,
    sSfrimos o gozamos, en nuestras breves horas,
    E indiferente y muda, tú, madre sin entrañas,
    De acuerdo con los hombres no sufres y no lloras.
    ¿No sabes el secreto misterioso que entrañas?
    ¿Por qué las noches negras, las diáfanas auroras?
    Las sombras vagarosas y tenues de unas cañas
    Que se reflejan lívidas en los estanques yertos,
    ¿No son como conciencias fantásticas y extrañas
    Que les copian sus vidas en espejos inciertos?
    ¿Qué somos? ¿A do vamos? ¿Por qué hasta aquí vinimos?
    ¿Conocen los secretos del más allá los muertos?
    ¿Por qué la vida inútil y triste recibimos?
    ¿Hay un oasis húmedo después de estos desiertos?
    ¿Por qué nacemos, madre, dime, por qué morimos?
    ¿Por qué? Mi angustia sacia y a mi ansiedad contesta.
    Yo, sacerdote tuyo, arrodillado y trémulo,
    En estas soledades aguardo la respuesta.

    La Tierra, como siempre, displicente y callada,
    Al gran poeta lírico no le contestó nada.




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    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:34

    La voz de las cosas

    ¡Si os encerrara yo en mis estrofas,
    Frágiles cosas que sonreís,
    Pálido lirio que te deshojas,
    Rayo de luna sobre el tapiz
    De húmedas flores, y verdes hojas
    Que al tibio soplo de Mayo abrís,
    Si os encerrara yo en mis estrofas,
    Pálidas cosas que sonreís!

    ¡Si aprisionaros pudiera el verso,
    Fantasmas grises, cuando pasáis,
    Móviles formas del universo,
    Sueños confusos, seres que os vais,
    Ósculo triste, suave y perverso
    Que entre las sombras al alma dais,
    Si aprisionaros pudiera el verso
    Fantasmas grises, cuando pasáis!




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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:35

    Muertos

    En los húmedos bosques, en otoño,
    Al llegar de los fríos, cuando rojas,
    Vuelan sobre los musgos y las ramas,
    En torbellinos, las marchitas hojas,
    La niebla al extenderse en el vacío
    Le da al paisaje mustio un tono incierto
    Y el follaje do huyó la savia ardiente
    Tiene un adiós para el verano muerto
    Y un color opaco y triste
    Como el recuerdo borroso
    De lo que fue y ya no existe.

    En los antiguos cuartos hay armarios
    Que en el rincón más íntimo y discreto,
    De pasadas locuras y pasiones
    Guardan, con un aroma de secreto,
    Viejas cartas de amor, ya desteñidas,
    Que obligan a evocar tiempos mejores,
    Y ramilletes negros y marchitos,
    Que son como cadáveres de flores
    Y tienen un olor triste
    Como el recuerdo borroso
    De lo que fue y ya no existe.

    Y en las almas amantes cuando piensan
    En perdidos afectos y ternuras
    Que de la soledad de ignotos días
    No vendrán a endulzar horas futuras,
    Hay el hondo cansancio que en la lucha
    Acaba de matar a los heridos,
    Vago como el color del bosque mustio,
    Como el olor de los perfumes idos,
    Y el cansancio aquel es triste
    Como el recuerdo borroso
    De lo que fue y ya no existe.




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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:35

    Soneto

    Tiene instantes de horribles amarguras
    la sed de idolatrar que al hombre agita,
    del Supremo Señor la faz bendita
    ya no sonríe del cielo en las alturas.

    ¡Qué poco logras, Fe, cuando aseguras
    término a su ansiedad que es infinita
    y otra vida después, do resucita
    y halla en un mundo mejor, horas más puras!

    Sin columna de luz, que en el desierto
    guíe su paso a punto conocido
    continúa el crüel peregrinaje,

    para encontrar en el futuro incierto
    las soledades hondas del olvido
    tras las fatigas del penoso viaje.




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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Maria Lua Lun 19 Jul 2010, 21:36

    Un poema

    Soñaba en ese entonces en forjar un poema,
    de arte nervioso y nuevo obra audaz y suprema,

    Escogí entre un asunto grotesco y otro trágico
    Llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico

    Y los ritmos indóciles vinieron acercándose,
    Juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose;

    Ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves,
    Unos cual choques de armas, otros cual cantos de aves,

    De Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte,
    De metros y de formas se presentó la corte.

    Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles
    Cruzaron los tercetos, como corceles ágiles

    Abriéndose ancho paso por entre aquella grey
    Vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey,

    Y allí cantaron todos... Entre la algarabía,
    Me fascinó el espíritu, por su coquetería,

    Alguna estrofa aguda que excitó mi deseo
    Con el retintín claro de su campanilleo.

    Y la escogí entre todas... Por regalo nupcial
    Le di unas rimas ricas, de plata y de cristal.

    En ella conté un cuento, que huyendo lo servil
    Tomó un carácter trágico, fantástico y sutil,

    Era la historia triste, desprestigiada y cierta,
    De una mujer hermosa, idolatrada y muerta,

    Y para que sintieran la amargura, exprofeso,
    Junté sílabas dulces como el sabor de un beso,

    Bordé las frases de oro, les di música extraña
    Como de mandolinas que un laúd acompaña,

    Dejé en una luz vaga las hondas lejanías,
    Llenas de nieblas húmedas y de melancolías

    Y por el fondo oscuro, como en mundana fiesta,
    Cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta,

    Envueltas en palabras que ocultan como un velo,
    Y con caretas negras de raso y terciopelo,

    Cruzar hice en el fondo las vagas sugestiones
    De sentimientos místicos y humanas tentaciones...

    Complacido en mis versos, con orgullo de artista,
    Les dí olor de heliotropos y color de amatista...

    Le mostré mi poema a un crítico estupendo...
    Y lo leyó seis veces y me dijo... No entiendo!



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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por helena Miér 21 Jul 2010, 12:57

    Querida Lua, muchas gracias por todo
    lo que has aportado a esta página.
    ¡Buen trabajo!
    Un beso cariñoso
    Helena
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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 19 Nov 2022, 14:51

    .


    Otros poemas de José Asunción Silva:


    De poemas de adolescencia y juventud (1880-1884):


    COMO RECUERDO DE SU AMOR SINCERO...

    Como recuerdo de su amor sincero,
    recuerdo dulce y único
    de aquel amor suave y melancólico
    cual la luz del crepúsculo,
    guardo en un cofrecito plateado
    unas rosas de musgo,
    las contemplo en mis horas de alegría,
    las beso cuando sufro,
    ¡aún guardan el perfume penetrante
    de los cabellos suyos!

    Cuando bajo la tierra muda y fría
    duerma, lejos del mundo,
    cuando el ramaje de movible sauce
    cobije mi sepulcro,
    ¡sobre la piedra que mis restos vele
    poned el ramo mustio!



    JUNTOS LOS DOS

    Juntos los dos reímos cierto día
    ¡ay, y reímos tanto
    que toda aquella risa bulliciosa
    se tornó pronto en llanto.

    Después, juntos los dos, en cierta noche,
    lloramos mucho, tanto,
    que quedó como huella de las lágrimas
    un misterioso encanto.

    Huyen hondos suspiros de la orgía
    entre las copas cálidas,
    ¡sólo en el agua amarga de los mares,
    se forjan perlas pálidas!

    (17 de Mayo de 1884)




    De Poemas de madurez (1885-1895):


    VEJECES

    Las cosas viejas, tristes, desteñidas,
    sin voz y sin color, saben secretos
    de las épocas muertas, de las vidas
    que ya nadie conserva en la memoria,
    y a veces a los hombres, cuando inquietos
    las miran y las palpan, con extrañas
    voces de agonizante dicen, paso,
    casi al oído, alguna rara historia
    que tiene oscuridad de telarañas,
    sOn de laúd, y suavidad de raso.

    ¡Colores de anticuada miniatura,
    hoy, de algún mueble en el cajón, dormida;
    cincelado puñal; carta borrosa,
    tabla en que se deshace la pintura
    por el tiempo y el polvo ennegrecida;
    histórico blasón, donde se pierde
    la divisa latina, presuntuosa,
    medio borrada por el liquen verde;
    misales de las viejas sacristías;
    de otros siglos fantásticos espejos
    que en el azogue de las lunas frías
    guardáis de lo pasado los reflejos;
    arca, en un tiempo de ducados llena,
    crucifijo que tanto moribundo
    humedeció con lágrimas de pena
    y besó con amor grave y profundo;
    negro sillón de Córdoba; alacena
    que guardaba un tesoro peregrino
    y donde anida la polilla sola;
    sortija que adornaste el dedo fino
    de algún hidalgo de espadín y gola;
    mayúsculas del viejo pergamino;
    batista tenue que a vainilla hueles;
    seda que te deshaces en la trama
    confusa de los ricos brocateles;
    arpa olvidada que al sonar, te quejas;
    barrotes que formáis un monograma
    incomprensible en las antiguas rejas,
    el vulgo os huye, el soñador os ama
    y en vuestra muda sociedad reclama
    las confidencias de las cosas viejas.

    El pasado perfuma los ensueños
    con esencias fantásticas y añejas
    y nos lleva a lugares halagüeños
    en épocas distantes y mejores;
    por eso a los poetas soñadores
    les son dulces, gratísimas y caras,
    las crónicas, historias y consejas,
    las formas, los estilos, los colores,
    las sugestiones místicas y raras
    y los perfumes de las cosas viejas.



    RESURRECCIONES

    Como Naturaleza,
    cuna y sepulcro eterno de las cosas,
    el alma humana tiene ocultas fuerzas,
    silencios, luces, músicas y sombras.

    Sobre una eterna esencia
    pasos inestables de caducas formas
    y senos ignorados
    de la vida y la muerte se eslabonan.

    Nacen follajes húmedos
    de cuerpos descompuestos en las fosas,
    adoraciones nuevas
    de los altares en las aras rotas.



    MARIPOSAS

    En tu aposento tienes,
    en urna frágil,
    clavadas mariposas
    que, si brillante
    rayo de sol las toca,
    parecen nácares
    o pedazos de cielo,
    cielos de tarde,
    o brillos opalinos
    de alas suaves;
    y allí están las azules
    hijas del aire,
    fijas ya para siempre
    las alas ágiles,
    las alas, peregrinas
    de ignotos valles
    que, como los deseos
    de tu alma amante,
    a la aurora parecen
    resucitarse
    cuando de tus ventanas
    las hojas abres
    y da el sol en tus ojos
    y en los cristales.



    SERENATA

    La calle está desierta; la noche fría,
    velada por las nubes pasa la luna,
    arriba está cerrada la celosía,
    y las trémulas notas, una por una,
    vibran cuando los dedos, fuertes y ágiles,
    mientras la voz que canta, ternuras narra,
    hacen que vibren todas  las cuerdas frágiles
    de la guitarra.

    La calle está desierta, la noche fría,
    en un espacio claro brilló la luna,
    la voz tiene una vaga melancolía
    y resuenan las notas, una por una.
    Tal vez la serenata con su ruido
    busca un alma de niña que ama y espera,
    como buscan alares donde hacer nido
    las golondrinas pardas en primavera.

    La calle está desierta, la noche fría,
    una nube borrosa cubrió la luna,
    arriba ya está abierta la celosía
    y se apagan las notas una por una.
    El cantor, con los dedos fuertes y ágiles,
    de la vieja ventana se asió a la barra
    y dan como un suspiro las cuerdas frágiles
    de la guitarra.



    DÍA DE DIFUNTOS

    La luz vaga... opaco el día,
    la llovizna cae y moja
    con sus hilos penetrantes la ciudad desierta y fría.
    Por el aire tenebroso ignorada mano arroja
    un oscuro velo opaco de letal melancolía,
    y no hay nadie que, en lo íntimo, no se aquiete y se recoja
    al mirar las nieblas grises de la atmósfera sombría
    y al oír en las alturas
    melancólicas y oscuras
    los acentos dejativos
    y tristísimos e inciertos
    con que suenan las campanas
    ¡las campanas plañideras que les hablan a los vivos
    de los muertos!
    Y hay algo angustioso e incierto
    que mezcla a ese sonido su sonido,
    e inarmónico vibra en el concierto
    que alzan los bronces al tocar a muerto,
    por todos los que han sido.
    Es la voz de una campana
    que va marcando la hora,
    hoy lo mismo que mañana,
    rítmica, igual y sonora;
    una campana se queja,
    y la otra campana llora,
    ésa tiene voz de vieja,
    ésta de niña que ora.
    Las campanas más grandes, que dan un doble recio,
    suenan con un acento de místico desprecio,
    mas la campana que da la hora
    ríe, no llora.
    Tiene en su timbre seco sutiles ironías,
    su voz parece que habla de goces, de alegrías,
    de placeres, de citas, de fiestas y de bailes,
    de las preocupaciones que llenan nuestros días,
    es una voz del siglo entre un coro de frailes,
    y con sus notas se ríe,
    escéptica y burladora,
    de la campana que ruega,
    de la campana que implora
    y de cuanto aquel coro conmemora,
    y es porque con su retintín
    ella midió el dolor humano
    y marcó del dolor el fin.
    Por eso se ríe del grave esquilón
    que suena allá arriba con fúnebre son,
    por eso interrumpe los tristes conciertos
    con que el bronce santo llora por los muertos...
    ¡No la oigáis, oh bronces, no la oigáis, campanas,
    que con la voz grave de ese clamoreo
    rogáis por los seres que duermen ahora
    lejos de la vida, libres del deseo,
    lejos de las rudas batallas humanas!
    ¡Seguid en el aire vuestro bamboleo,
    no la oigáis, campanas!
    Contra lo imposible ¿qué puede el deseo?
    Allá arriba suena,
    rítmica y serena,
    esa voz de öro
    y sin que lo impidan sus graves hermanas
    que rezan en coro,
    la campana del reló
    suena, suena, suena ahora
    y dice que ella marcó
    con su vibración sonora
    de los olvidos la hora,
    que, después de la velada
    que pasó cada difunto,
    en una sala enlutada
    y con la familia junto
    en dolorosa actitud,
    mientras la luz de los cirios
    alumbraba el ataúd
    y las coronas de lirios,
    que después de la tristura,
    de los gritos de dolor,
    de las frases de amargura,
    del llanto desgarrador,
    marcó ella misma el momento
    en que con la languidez
    del luto huyó el pensamiento
    del muerto, y el sentimiento
    seis meses más tarde o diez...
    Y hoy, día de muertos, ahora que flota,
    en las nieblas grises la melancolía,
    en que la llovizna cae, gota a gota,
    y con sus tristezas los nervios embota
    y envuelve en un manto la ciudad sombría,
    ella que ha medido la hora y el día
    en que a cada casa, lúgubre y vacía
    tras del luto breve volvió la alegría;
    ella que ha marcado la hora del baile
    en que al año justo, un vestido aéreo
    estrena la niña cuya madre duerme,
    olvidada y sola, en el cementerio,
    suena indiferente a la voz de fraile
    del esquilón grave y a su canto serio;
    ella que ha medido la hora precisa
    en que a cada boca que el dolor sellaba,
    como por encanto, volvió la sonrisa,
    esa precursora de la carcajada,
    ella que ha marcado la hora en que el viudo
    habló de suicidio y pidió el arsénico
    cuando aún en la alcoba, recién perfumada,
    flotaba el aroma del ácido fénico,
    y ha marcado luego la hora en que, mudo
    por las emociones con que el goce agobia,
    para que lo unieran con sagrado nudo,
    a la misma iglesia fue con otra novia,
    ella no comprende nada del misterio
    de aquellas quejumbres que pueblan el aire
    y lo ve en la vida todo jocoserio
    y sigue marcando con el mismo modo,
    el mismo entusiasmo y el mismo desgaire
    la huida del tiempo que lo borra todo!
    ¡Y eso es lo angustioso y lo incierto,
    que flota en el sonido,
    esa es la nota irónica que vibra en el concierto
    que alzan los bronces al tocar a muerto.
    por todos los que han sido!
    Esa es la voz fina y sutil
    de vibraciones de cristal
    que, con acento juvenil
    indiferente al bien y al mal,
    mide lo mismo la hora vil
    que la sublime o la fatal
    y resuena en las alturas,
    melancólicas y oscuras,
    sin tener en su tañido
    claro, rítmico y sonoro,
    los acentos dejativos
    y tristísimos e inciertos
    de aquel misterioso coro,
    con que ruegan las campanas, las campanas,
    ¡las campanas plañideras
    que les hablan a los vivos
    de los muertos!



    De Gotas amargas:


    LENTES AJENOS

    Al través de los libros amó siempre
    mi amigo Juan de Dios
    y tengo presunciones de que nunca
    supo lo que es amor.

    Apenas le apuntaba el bozo cuando,
    muy dado a Lamartine,
    hizo de Rafael, con una Julia
    que se encontró en Choachí.

    Tras de un largo estudio obtuvo luego
    título de Doctor;
    de Dumas La Dama de las Camelias
    una noche leyó

    y, creyéndola cierta como un texto
    de Dujardin-Beaumetz,
    fue el Armando Duval de una asquerosa
    Margarita Gautier.

    Después, estando en Tunja como médico
    del hospital mayor,
    dio en soñar con amores que ofrecían
    menos complicación.

    De Gustavo Flaubert prestóle un tomo
    Antonio José Ruiz
    y fue el Rodolfo Boulanger de una
    Madama Bovary.

    Pasada aquella crisis formidable
    con Ana se casó;
    siguieron cuatro meses de ternuras
    a lo Gustavo Droz.

    Todo hubiera marchado a maravillas
    en esa unión feliz
    sin la influencia fatal de una novela
    que le dañó el magín:

    leyó de Emilio Zola un solo tomo
    y se creyó Muffat
    de Aniceta Contreras, que era entonces
    una semi-Naná.

    Y así pasó la vida entre los sueños
    y llegó de ella al fin
    dejando tres chicuelos y una esposa
    que fue muy infeliz.


    Al través de los libros amó siempre
    mi amigo Juan de Dios,
    y tengo presunciones de que nunca
    supo lo que es amor.



    PSICOTERAPÉUTICA

    Si quieres vivir muchos años
    y gozar de salud cabal,
    ten desde niño desengaños,
    practica el bien, espera el mal.

    Desechando las convenciones
    de nuestra vida artificial,
    lleva por regla en tus acciones
    esta norma: ¡lo natural!

    De los filósofos etéreos
    huye la enseñanza teatral
    y aplícate buenos cauterios
    en el chancro sentimental.



    FILOSOFÍAS

    De placeres carnales el abuso,
    de caricias y besos,
    goza, y ama con toda tu alma, iluso;
    agótate en excesos.

    Y si de la avariosis te librara
    la sabia profilaxis,
    al llegar los cuarenta, irás sintiendo
    un principio de ataxia.

    De la copa que guarda los olvidos
    bebe el néctar que agota:
    perderás el magín y los sentidos
    con la última gota.

    Trabaja sin cesar, batalla, suda,
    vende vida por oro:
    conseguirás una dispepsia aguda
    mucho antes que un tesoro.

    Y tendrás ¡oh placer!, de la pesada
    digestión en el lance,
    ante la vista ansiosa y fatigada
    las cifras de un balance.

    Al arte sacrifícate: ¡combina,
    esculpe, pule, extrema!
    ¡Lucha, y en la labor que te asesina,
    -lienzo, bronce o poema-

    pon tu esencia, tus nervios, tu alma toda!
    ¡Terrible empresa vana,
    pues que tu obra no estará a la moda
    de pasado mañana!

    No: sé creyente, fiel, toma otro giro
    y la razón prosterna
    a los pies del absurdo: ¡compra un giro
    contra la vida eterna!

    Págalo con tus goces; la fe aviva;
    ora, medita, impetra;
    y al morir pensarás: ¿Y si allá arriba
    no me cubren la letra?

    Mas si acaso el orgullo se resiste
    a tanta abdicación,
    si la fe ciega te parece triste,
    confía en la razón.

    Desprecia los placeres y, severo,
    a la filosofía,
    loco por encontrar lo verdadero,
    consagra noche y día.

    Compara religiones y sistemas
    de la Biblia a Stuart Mill,
    desde los escolásticos problemas
    hasta lo más sutil

    de Spencer y de Wundt y, consagrado
    a sondear ese abismo,
    lograrás este hermoso resultado:
    no creer ni en ti mismo.

    No pienses en la paz desconocida.
    Mira, al fin, lo mejor
    en el tumulto inmenso de la vida
    es la paz interior.

    Deja el estudio y los placeres; deja
    la estéril lucha vana,
    y, como Sakia-Muni lo aconseja,
    húndete en el nirvana.

    Excita del vivir los desengaños
    y, en soledad contigo,
    como un yogui senil, pasa los años
    mirándote el ombligo.

    De la vida del siglo ponte aparte;
    del placer y el amigo,
    escoge para ti la mejor parte
    y métete contigo.

    Y cuando llegues en postrera hora
    a la última morada
    sentirás una angustia matadora
    de no haber hecho nada...


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    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896) Empty Re: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 20 Nov 2022, 13:33

    .


    Otros poemas de Gotas amargas, José Asunción Silva:


    EGALITÉ...

    Juan Lanas, el mozo de esquina,
    es absolutamente igual
    al Emperador de la China:
    los dos son el mismo animal.
    Juan Lanas cubre su pelaje
    con nuestra manta nacional;
    el gran magnate lleva un traje
    de seda verde excepcional.
    Del uno cuidan cien dragones
    de porcelana y de cristal;
    Juan Lanas carga maldiciones
    y gruesos fardos por un real.
    Pero si alguna mandarina
    siguiendo el instinto sexual
    al Emperador se avecina
    en el traje tradicional
    que tenía nuestra madre Eva
    en aquella tarde fatal
    en que se comieron la breva
    del árbol del Bien y del Mal,
    y si al mismo Juan una Juana
    se entrega por modo brutal
    y palpita la bestia humana
    en un solo espasmo sexual,
    Juan Lanas, el mozo de esquina,
    es absolutamente igual
    al Emperador de la China:
    los dos son el mismo animal.



    SUS DOS MESAS

    De soltera
    :

    En los tallados frascos guardados los olores
    de las esencias diáfanas, dignas de alguna hurí,
    un vaso raro y frágil do expiran unas flores,
    el iris de un diamante la sangre de un rubí
    cuyas facetas tiemblan, con vivos resplandores
    entre el lujoso estuche de seda carmesí,
    y frente al espejo la epístola de amores
    que al irse para el baile dejó olvidada allí.

    De casada
    :

    Un biberón que guarda mezcladas dos terceras
    partes de leche hervida y una de agua de cal,
    la vela que reclama las despabiladeras
    desde la palmatoria verdosa de metal;
    en rotulado frasco, cerca de las tijeras,
    doscientos gramos de una loción medicinal;
    un libro de oraciones, dos cucharadas dulceras,
    un reverbero viejo y un chupo y un pañal...




    De Poemas de la carne:


    RESURREXIT

    Para qué arrepentirnos, si es bastante
    a purgar nuestro mísero pecado
    el doliente recuerdo de un pasado
    cada vez más cercano y más distante;

    si no hemos de encontrar más adelante
    todo lo que nos hubo conturbado,
    ni las bocas que ya nos han besado,
    ni el loco amor, ni la caricia amante.

    Ríe y no te arrepientas, que mañana
    nuestras dos almas solas irán juntas
    a explorar los misterios del Nirvana…

    Mientras que Magdalena, la divina,
    entre el coro de vírgenes difuntas
    hace un triste papel de celestina.



    ESTRELLAS FIJAS

    Cuando ya de la vida
    el alma tenga, con el cuerpo, rota,
    y duerma en el sepulcro
    esa noche, más larga que las otras,

    mis ojos, que en recuerdo
    del infinito eterno de las cosas,
    guardaron sólo, como de un ensueño
    la tibia luz de tus miradas hondas,

    al ir descomponiéndose
    entre la oscura fosa,
    verán, en lo ignorado de la muerte,
    tus ojos... destacándose en las sombras.



    OH DULCE NIÑA PÁLIDA

    Oh dulce niña pálida que, como un montón de oro
    de tu inocencia cándida conservas el tesoro;
    a quien los más audaces, en locos devaneos
    jamás se han acercado con carnales deseos;
    tú, que adivinar dejas inocencias extrañas
    en tus ojos velados por sedosas pestañas,
    y en cuyos dulces labios —abiertos sólo al rezo—
    jamás se habrá posado ni la sombra de un beso...
    Dime quedo, en secreto, al oído, muy paso,
    con esa voz que tiene suavidades de raso:
    si entrevieras en sueños a aquél con quien tú sueñas
    tras las horas de baile rápidas y risueñas,
    y sintieras sus labios anidarse en tu boca
    y recorrer tu cuerpo, y en su lascivia loca
    besar todos sus pliegues de tibio aroma llenos
    y las rígidas puntas rosadas de tus senos;
    si en los locos, ardientes y profundos abrazos
    agonizar soñaras de placer en sus brazos,
    por aquel de quien eres todas las alegrías,
    ¡oh dulce niña pálida!, di, ¿te resistirías?...




    De Otros poemas:


    VOZ DE MARCHA

    A orillas de la senda de la vida
    ya fatigado se sentó el mancebo
    y murmuró con voz adolorida:
    "Cansada el alma llevo.

    "Inútil es seguir; ruda la carga,
    de la existencia humana sólo brota
    honda tristeza, pertinaz y amarga,
    cual del laúd la nota.

    "No alumbra en el futuro luz de aurora,
    en lo más hondo el entusiasmo ha muerto,
    sólo eres, esperanza soñadora,
    miraje del desierto.

    "¡Ay! y el amor y la amistad, mentiras;
    como brumas vacilan las ideas,
    sólo tristeza y desaliento inspiras,
    vida, ¡maldita seas!"

    Renegó de virtud y de nobleza,
    y de pasado y porvenir maldijo,
    pero en el aire, entre la sombra espesa,
    oyó una voz que dijo:

    "Por más que traiga el viento tempestuoso
    entre las alas blanquecina escarcha,
    oíd del siglo el grito poderoso,
    oíd la voz de marcha.

    "¿Conque os cansó lo rudo del camino?
    ¿Conque está el corazón agonizante?...
    Pensad que sólo sois un peregrino...
    ¡Y seguid adelante!

    "Al doblar los recodos del sendero
    la muchedumbre, en la primer cruzada,
    gritaba al ver un pueblo en el otero:
    -¡Jerusalén sagrada!

    "Cuántas veces, su engaño repetido,
    al apagarse el entusiasmo ardiente,
    al viento poderoso del olvido
    se doblegó su frente.

    "¡Cuántas veces volviera a su memoria
    de la patria el recuerdo cariñoso,
    huyera de ella la ambición de gloria
    y deseara el reposo!

    "Pero una tarde, tarde vislumbrada
    en místicos ensueños, ¡de improvisto
    contempló la ciudad santificada
    por la pasión del Cristo.

    "¡Seguid! ¡seguid! Y si en la ruta umbrosa
    el paso os cierra levantado monte,
    ¡subid hasta su cumbre tenebrosa
    y ved el horizonte!

    "Tal vez el porvenir guarde en su seno,
    que hoy os parece lóbrego y oscuro,
    de claridades misteriosas lleno,
    un rayo de luz puro.

    "Tal como son, hirvientes, las marinas
    aguas que pasman de temor al verlas,
    en el fondo, entre conchas nacarinas,
    ¡guardan pálidas perlas!

    "¡Marchad! ¡Marchad! Y al fin de la partida
    torne un momento a confortar el alma
    el recuerdo feliz de una cumplida
    misión de paz y calma.

    "Mas si os cansó lo rudo del camino,
    y si está el corazón agonizante,
    pensad que sólo sois un peregrino...
    ¡Y seguid adelante!

    "Pide el siglo potente y majestuoso,
    cuya voz, conmovida, el alma escucha,
    quien lidie sin cansancio ni reposo
    del progreso en la lucha".

    Alzó el joven los miembros agitados,
    cual los del muerto ante el poder divino,
    y se limpió los ojos enturbiados
    y prosiguió camino.

    El viento arriba murmuró querellas,
    rompió la luz los tenebrosos velos,
    ¡y, temblando, brillaron las estrellas
    en lo alto de los cielos!

     

    EL RECLUTA

    Hasta que manos piadosas
    algún sepulcro le dieron,
    al bajar de la cañada
    junto a las matas de helecho,
    destrozada la cabeza
    por una bala de rémigton,
    con la blusa de bayeta
    y la camisa de lienzo,
    un escapulario santo
    colgado al huesoso cuello,
    los pantalones de manta
    manchados de barro fresco,
    las rudas manos crispadas,
    los ojos aún abiertos,
    y la sangre, ya viscosa,
    pegándole los cabellos,
    estuvo toda la noche
    de aquel combate sangriento
    abandonado él cadáver
    del pobre recluta muerto.
    ¿Su nombre?... Un oscuro nombre ..
    Dijunto Juan Abudelo,
    cuando hablan de la campaña
    lo nombran los compañeros...
    ¿Su madre?... Una pobre madre
    que en el rancho, al pie del cerro,
    abandonada y estúpida
    pasa los días inciertos.
    ¿Su vida?..., Una oscura vida,
    la vida vaga de un cuerpo
    que fue tranquila y sin odios
    hasta en el cuartel infecto,
    do, penetrado de frío,
    que le calaba los huesos
    y que tiritar le hacía
    bajo el bayetón deshecho,
    conoció toda la angustia
    de largas noches sin sueño,
    y de tristes soledades,
    el pobre recluta muerto.

    Los soldados que seguían
    en titánicos esfuerzos
    de Egipto a los arenales
    y de Rusia a los desiertos
    al hombre de ojos de águila
    y de caprichos de hierro,
    tenían tras el reñido
    batallar, largo y supremo,
    en cada voz un halago,
    en cada mandato un premio.
    Mas del capitán Londoño,
    que fue su jefe en el Cuerpo,
    sólo conoció dos órdenes
    de detención y de cepo,
    un planazo en las espaldas
    y el modo de gritar: "¡Juego!",
    hasta la tarde en que, herido
    en el combate siniestro,
    cayó, gritando ¡Adiós, mama!
    el pobre recluta muerto.



    CONVENIO

    ¿Vas a cantar tristezas? Dijo la Musa,
    entonces, yo me vuelvo para allá arriba,
    descansar quiero ahora de tantas lágrimas;
    hoy he llorado tanto que estoy rendida.
    Iré contigo un rato, pero si quieres 
    que nos vayamos solos a la campiña
    a mirar los espacios por entre ramas
    y a oír que cosas nuevas cantan las brisas.
    Me hablan tanto de penas y de cipreses
    que se han ido muy lejos mis alegrías;
    quiero coger miosotis en las riberas:
    ¡Si me das mariposas te daré rimas!

    Forjaremos estrofas cuando la tarde 
    llene el valle de vagas melancolías;
    yo sé de varios sitios llenos de helechos
    y de musgos verdosos donde hay poesía;
    pero tú me prometes no conversarme 
    de horrores y de dudas, de rotas liras,
    de tristezas sin causa y de cansancios
    y de odio a la existencia y hojas marchitas...
    Sí, vámonos al campo, donde la savia
    como el poder de un beso, bulle y palpita,
    a buscar nidos llenos en los zarzales:
    ¡Si me das mariposas te daré rimas!



    (UNA ESTROFA)

    Cuando hagas una estrofa, hazla tan rara
    que sirva luego al porvenir de ejemplo,
    con perfiles de mármol de Carrara
    y solideces de frontón de templo.



    SINFONÍA COLOR DE FRESAS CON LECHE

    A los colibríes decadentes

    ¡Rítmica Reina lírica! Con venusinos
    cantos de sol y rosa, de mirra y laca,
    y polícromos cromos de tonos mil,
    oye los constelados versos mirrinos,
    escúchame esta historia Rubendariaca
    de la Princesa verde y el paje Abril,
    rubio y sutil.

    El bizantino esmalte do irisa el rayo
    las purpuradas gemas que enflora junio
    si Helios recorre el cielo de azul edén
    es lilial albura que esboza mayo
    en una noche diáfana de plenilunio
    cuando las crisodinas nieblas se ven
    a tutiplén.

    En las vívidas márgenes que espuma el Cauca
    -áureo pico, ala ebúrnea- currucuquea
    de sedeñas verduras bajo el dosel;
    do las perladas ondas se esfuma glauca;
    ¿es paloma, es estrella o azul idea?...
    Labra el emblema heráldico de áureo broquel
    Róseo rondel.

    Vibran sagradas liras que ensueña Psiquis,
    son argentados cisnes hadas y gnomos
    y edenales olores lirio y jazmín
    y vuelan entelechias y tiquismiquis
    de corales, tritones, memos y momos
    del horizonte lírico nieve y carmín
    hasta el confín.

    Liliales manos vírgenes al son aplauden
    y se englaucan los líquidos y cabrillean
    con medievales himnos al abedul,
    desde arriba Orión, Venus, que Secchis lauden,
    miran como pupilas que cintillean
    por los abismos húmedos del negro tul
    del cielo azul.

    Tras de las cordilleras sombras, la blanca
    Selene, entre las nubes ópalo y tetras,
    surge como argentífero tulipán
    y por entre lo negro que se espernanca
    huyen los bizantinos de nuestras letras
    hasta el Babel Bizancio, do llegarán
    con grande afán.

    ¡Rítmica reina lírica! Con venusinos
    cantos de sol y rosa, de mirra y laca,
    y polícromos cromos de tonos mil,
    éstos son los caóticos versos mirrinos
    ésta es la descendencia rubendariaca
    de la princesa Verde y el paje Abril,
    rubio y sutil.

    Benjamín Bibelot Ramírez
    (Bogotá, 6 de marzo de 1894)



    JOSÉ ASUNCIÓN SILVA, José Asunción Silva. Obra poética, Hiperión, 2002.


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