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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 10 Abr 2010, 07:23

    Métrica

    (Sacado de Wikipedia, la enciclopedia libre (http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9trica)

    Dentro de la poesía, la métrica se ocupa de la formación rítmica de un poema. Cuando se trata de prosa, se trata de prosa rítmica. El estudio métrico comprende tres partes fundamentales: el verso, la estrofa y el poema. La métrica también es la cantidad de sílabas en las que se divide un verso.

    Contenido

    1 Métricas occidentales
    2 El verso
    2.1 Clases de versos
    2.2 Ritmo acentual del verso
    3 Las estrofas
    3.1 Estrofas de dos versos
    3.2 Estrofas de tres versos
    3.3 Estrofas de cuatro versos
    3.4 Estrofas de cinco versos
    3.5 Estrofas de seis versos
    3.6 Estrofas de siete versos
    3.7 Estrofas de ocho versos
    3.8 Estrofas de nueve versos
    3.9 Estrofas de diez versos
    4 Los poemas
    5 Prosa métrica
    6 Referencias
    7 Bibliografía
    8 Véase también en Wikipedia
    9 Enlaces en internet

    Métricas occidentales

    En la métrica española, el verso está formado por un número fijo de sílabas y una determinada distribución de acentos, con rima optativa. En el caso de la métrica grecolatina, se constituía a partir de la repetición de determinadas secuencias de sílabas largas y breves (pies), y en el de la métrica germánica y escandinava por medio de la repetición del mismo fonema en tres palabras diferentes del verso (aliteración): la consonante de la tercera sílaba acentuada del verso debía coincidir casi siempre con la consonante de la primera sílaba tónica, frecuentemente con la de la segunda sílaba acentuada y excepcionalmente con la de la cuarta sílaba acentuada. En la métrica hebraica, por el contrario, el verso se constituyó sobre el paralelismo (semántico o sinonímico, antitético, emblemático y repetitivo y estructural), y así están escritos por ejemplo los versos del Salterio (los llamados Psalmos o Salmos del Antiguo Testamento), el Cantar de los cantares, casi todo el Libro de Job y la mayor parte de los proféticos, fuera de que es también un recurso habitual en toda manifestación poética que tome forma de verso o versículo.

    El verso

    Existen determinadas convenciones para escandir (medir el número de sílabas) un verso escrito en lengua española:

    • Si el verso acaba en palabra aguda, se le cuenta una sílaba más, salvo en la métrica medieval galaico-portuguesa, por la ley de Mussafia, así llamada en honor al romanista Adolf Mussafia, y en la lírica castellana influida por aquella.


    • Si termina por el contrario en palabra esdrújula, se le cuenta una menos.


    • Cuando se forma un diptongo o bien un hiato entre el final o comienzo de una palabra y el comienzo o final de otra, puede contarse una sola sílaba mediante la licencia poética conocida como sinalefa, que no debe confundirse con el metaplasmo de la elisión.


    • Las sinalefas más fáciles para el oído son obligatorias, las más duras (entre vocales tónicas o una vocal átona y una tónica) son optativas.


    • Si se rompe una sinalefa, se denomina a esa licencia poética dialefa.


    • Si, por el contrario, el hiato existe en el interior de una palabra y la conveniencia del poeta dicta que ha de reducirse a una sola sílaba para disminuir el número de sílabas del verso, se crea una sola sílaba transformando el hiato en un diptongo mediante la licencia poética denominada sinéresis, que rebaja el timbre de la más débil de las vocales del hiato para hacer posible el diptongo: “león > lion”, “héroe > herue”.


    • Por el contrario, si la conveniencia del poeta dicta que ha de aumentarse el número de sílabas de un verso, se puede romper un diptongo creando un hiato artificial y señalándolo con dos puntos encima de la vocal más débil, que ve elevado su timbre para posibilitar la creación del hiato y que por lo tanto se creen dos sílabas distintas en vez de una: “Rüina > Roína”. A esta licencia poética se le denomina diéresis.


    • Cuando existe sinalefa entre la vocal final de un verso que termina en palabra llana y la vocal inicial de la primera sílaba del verso siguiente, se le llama a tal licencia poética sinafía. Tal licencia se suele dar cuando al menos uno de los dos versos es corto, por ejemplo entre octosílabos y tetrasílabos, y se explica por la falta de autonomía tonal del verso corto. La sinafía no suele utilizarse desde fines del siglo XV.


    • Cuando un verso termina en sílaba aguda y al verso siguiente le sobra una sílaba, se le añade al verso anterior. Esta licencia se utilizó cuando al menos uno de los dos versos es corto y se denomina compensación. La causa es la misma que en el caso anterior, y no suele utilizarse desde fines del siglo XV, al igual que la sinafía.


    • El verso se puede adaptar a la medida requerida mediante los llamados metaplasmos, una serie de supresiones o adiciones de sonidos en las palabras. Existen los siguientes:


    1. Elisión: supresión de una vocal final o grupo de vocales finales de una palabra situada ante otra que empieza por vocal. Si la vocal que se pierde es la de la segunda palabra, se denomina elisión inversa. Debe distinguirse claramente de la sinalefa, pues en la sinalefa no se pierde el timbre de la vocal y en la elisión sí. La elisión es común en italiano, y fue adoptada en algunos casos por poetas del Renacimiento español muy influidos por los italianos, como Garcilaso y Fernando de Herrera. "A la vida y salud d'un tal amigo".

      2 Aféresis: supresión de sílaba a comienzo de palabra. V. gr.: ora (por agora o ahora).

      3 Síncopa: supresión de sílaba en centro de palabra. V. gr.: espirtu por espíritu o vían por veían.

      4 Apócope: supresión de sílaba a final de palabra. V. gr.: val (valle).

      5 Prótesis: adición de sílaba a comienzo de palabra. V. gr.: la amuestre (por muestre).

      6 Epéntesis: adición de sílaba en centro de palabra. V. gr.: Ingalaterra (por Inglaterra o coronista por cronista).

      7 Paragoge: adición de sílaba a final de palabra. V. gr.: ¿Quién os fizo tanto male? (¿Quién os hizo tanto mal?), o infelice o pece por infeliz y pez respectivamente.


    • Puede darse el caso de una rima asonante equivalente o simulada, también denominada rima vocálica relajada, es decir, una rima asonante en cuya sílaba átona final se encuentra una de las vocales i o bien u que entonces suenan como equivalentes a e y o respectivamente, como en el caso de la palabra Venus, que puede usarse para rimar en e - o.


    • En el caso de la rima, se evita la mezcla en el mismo poema de rima consonante y asonante. No debe utilizarse la misma palabra dos o más veces en la rima ni utilizar homónimos. Tampoco debe rimar una palabra simple con su compuesta y deben rehuirse las rimas en desinencias verbales, porque son demasiado frecuentes.


    • A veces se da la llamada dislocación acentual por medio de la cual se pone acento en una sílaba átona y se deja como átona la sílaba tónica a que debía corresponder. Eso se da especialmente en los poemas destinados al canto, por la necesidad de seguir el ritmo más marcado, o en los poemas burlescos, o por la necesidad del poeta de elaborar un verso rítmicamente correcto. Una variante de esta dislocación acentual es la sístole, que consiste en que el acento pasa de su lugar legítimo a la sílaba anterior, como en estos dos versos de Garcilaso de la Vega, en que tal artificio es preciso para que el endecasílabo sea regular rítmicamente:


    ternia el presente por mejor partido

    y agradecería siempre a la ventura...

    • En el Siglo de Oro de la lírica española, en especial entre poetas manchegos como Garcilaso de la Vega y Bernardo de Balbuena o andaluces como Fernando de Herrera, la hache inicial que proviene de la efe inicial etimológica latina ha de leerse con aspiración y por tanto no puede existir sinalefa al ser muda: "Y por tu gran valor y hermosura" (Garcilaso).


    • Los versos de más de once sílabas poseen siempre algún tipo de cesura o pausa interna que impide la sinalefa entre las vocales que se encuentran separadas por la misma.


    Clases de versos

    Los tipos de verso de la métrica española pueden definirse según la acentuación de la palabra final, según el número de sílabas y según el ritmo y compás de los acentos.

    Según la acentuación de la palabra final

    El verso español puede ser oxítono o terminado en palabra aguda; paroxítono o terminado en palabra llana y proparoxítono o terminado en palabra esdrújula o sobreesdrújula. En español el verso más abundante es el paroxítono, habida cuenta de la mayor abundancia de palabras llanas en esta lengua.

    Según el número de sílabas

    En la métrica española existen cuatro tipos principales de versos: los de arte menor, los de arte mayor, los compuestos de arte mayor y el versículo.

    El arte menor está formado por los versos que tienen hasta ocho sílabas; el arte mayor, por el contrario, está formado por los versos que tienen nueve o más sílabas. Independientemente de estas dos clasificaciones, está el llamado versículo, que es un verso irregular sin número fijo de sílabas y por lo general tan largo que desborda el arte mayor.

    En el arte menor los versos de dos sílabas se denominan bisílabos; de tres, trisílabos; de cuatro, tetrasílabos; de cinco, pentasílabos; de seis, hexasílabos; de siete, heptasílabos; y de ocho, octosílabos. Los versos más usados del arte menor en castellano son, por este orden, el octosílabo (el verso más fácil y natural del castellano, ya que coincide con el grupo fónico menor del idioma, por lo cual ha sido usado durante toda la historia de la literatura en lengua castellana, en el Romancero, en nuestro teatro clásico y en gran número de estrofas), el heptasílabo, el hexasílabo y el pentasílabo.

    En el arte mayor, los versos de nueve sílabas se denominan eneasílabos; los de diez, decasílabos; los de once, endecasílabos; los de doce, dodecasílabos; los de trece, tridecasílabos; los de catorce, alejandrinos o tetradecasílabos, etc.

    Los versos de más de once sílabas, denominados compuestos de arte mayor, poseen una cesura interior constante o pausa fijada hacia su mitad, aunque puede haber de hecho hasta tres cesuras. Así, por ejemplo, en el tipo más común de dodecasílabo hay una cesura después de la sexta sílaba (después de la séptima en el caso del dodecasílabo de seguidilla), y, en el alejandrino, después de la séptima sílaba. Las dos mitades del verso dividido por la cesura, que pueden ser isométricas o no, se denominan hemistiquios y se miden de igual forma que si fueran versos enteros, aplicándoseles la regla que dice que si acaban en aguda se cuenta una sílaba más y si acaban en esdrújula una menos:

    El versículo o verso de extensión desmedida sin rima, se articula según su propio ritmo interno mediante isotopías, acoplamientos, paralelos rítmicos, braquistiquios, pausas, germinaciones, plurimembraciones, paralelismos sintácticos y semánticos, leixaprén, microestructuras compositivas como la anular, la diseminación y recolección, el despliegue de sintagmas progresivos etc. y otros recursos de notoria complejidad. Puede adoptar forma estrófica pero en forma de metáfora visual con el significante visual de los signos escritos, y entonces se le denomina caligrama. El versículo se inicia con la poesía del estadounidense Walt Whitman y, con algunos antecedentes en el siglo XIX, se acomoda al español con la obra de León Felipe, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca y Rafael Alberti en el siglo XX.

    En cuanto a la clasificación de los versos por su ritmo acentual

    Algunos de estos versos deben poseer acentos fijos en determinadas sílabas para poder ser métricamente correctos. Es el caso del endecasílabo, que debe llevar acento fijo siempre en la sexta sílaba (endecasílabo propio) o bien en la cuarta y octava (endecasílabo sáfico).

    El endecasílabo propio puede tener también, y de hecho tiene, otros acentos opcionales que sirven para clasificarlo en diferentes tipos. Por ejemplo, el endecasílabo acentuado en primera y sexta sílaba se denomina enfático; el acentuado en segunda y sexta, heroico; y el acentuado en tercera y sexta, melódico. Cada cual posee una distinta expresividad, y gracias a estas variantes el endecasílabo es un instrumento lírico sumamente variado y rítmicamente flexible, por lo cual sustituyó como elemento preferido del arte mayor al dodecasílabo en el siglo XVI, demasiado rígido por su ritmo solemne y monótono. También existen otras modalidades de endecasílabo, pero no se consideran correctas o solamente se emplean para efectos rítmicos especiales, como por ejemplo el endecasílabo de gaita gallega o dactílico, que lleva acento en cuarta, séptima y décima sílaba, y a veces, cuando no se considera en anacrusis, en la primera.

    Endecasílabo propio: acentos en 6.ª y 10.ª

    Endecasílabo propio enfático: acentos en 1.ª, 6.ª y 10.ª

    Endecasílabo propio heroico: acentos en 2.ª, 6.ª y 10.ª

    Endecasílabo propio melódico: acentos en 3.ª, 6.ª y 10.ª

    Endecasílabo sáfico: acentos en 4.ª, 8.ª y 10.ª

    Endecasílabo mixto o polirrítmico: el que mezcla dos o más de los patrones acentuales anteriores.

    Endecasílabo dactílico: acentos en 1.ª, 4.ª, 7.ª y 10.ª

    Endecasílabo galaico: acentos en 5.ª y 10.ª

    Un tipo especial de versos, creados en 1603 por el poeta satírico y hampón Alonso Álvarez de Soria para imitar el habla chulesca de los matones de Triana, son los versos de cabo roto, versos terminados en palabra llana a los que se les suprime la última sílaba y que riman, por tanto, en aguda. Se usan siempre con intención burlesca o satírica y fueron empleados con frecuencia por Cervantes, por ejemplo al hablar de La Celestina:

    Libro a mi entender diví- (divino)
    si encubriera más lo humá- (humano)

    Ritmo acentual del verso

    Existen fundamentalmente dos tipos de ritmos en el verso español, si dividimos el verso en partes de dos sílabas: el que procura acentuar las sílabas impares o ritmo trocaico (_U) y el que procura acentuar las pares, o ritmo yámbico (U_). Si por el contrario dividimos el verso en grupos de tres sílabas tenemos tres tipos de ritmos, el ritmo dactílico (_UU), el anfibráquico (U_U) y el anapéstico (UU_), donde la raya representa a la sílaba acentuada, según los pies que imitan de la poesía grecolatina clásica: el dáctilo, el anfíbraco y el anapesto.

    Las estrofas

    Se entiende por estrofa en métrica a un conjunto de versos con una distribución fija de sílabas y rimas que se repite en un mismo poema con regularidad. A veces también constituye por sí mismo un pequeño poema. Casi siempre la estrofa encierra un pensamiento completo, por lo que posee una cierta autonomía semántica. Las estrofas de la métrica castellana comprenden entre dos y trece versos.

    Estrofas de dos versos

    Se denomina pareado a las estrofas de dos versos que riman, sin importar el número de sílabas; por lo general poseen rima consonante (aunque pudiera ser también asonante) y en las formas AA BB CC DD, etc. Pueden presentarse en combinaciones de versos de arte menor y arte mayor: aa, aA o Aa. Se usaron en los motes y divisas de los escudos y en el Refranero y, por imitación de los pareados de alejandrinos franceses, en el Modernismo con versos de catorce sílabas. Ejemplos:

    Me ha salido un pareado a8
    sin habérmelo pensado. a8

    (Popular)

    De este mundo sacarás a8 (7+1)
    lo que metas, nada más. a8 (7+1)

    (Refrán)

    Yo he hecho lo que he podido a8
    Fortuna, lo que ha querido. a8

    (Mote del siglo XV usado por el Conde de Salinas, XVII)

    Hipogrifo violento, a7
    que corriste parejas con el viento. A11

    (Pedro Calderón de la Barca, XVII)

    Me acuso de no amar sino muy vagamente
    una porción de cosas que encantan a la gente.

    (Manuel Machado, Retrato, siglo XX)

    Las hijas de las madres que amé tanto
    me besan ya como se besa a un santo.

    (Campoamor)

    Cada hoja de cada árbol canta un propio cantar
    y hay un alma en cada una de las gotas del mar.

    (Rubén Darío)

    La alegría es un pareado compuesto por un pentasílabo inicial y un decasílabo dividido por una cesura en dos pentasílabos. El primer verso puede ser de seis sílabas, y en ese caso el segundo es un endecasílabo con acento en la cuarta y en la séptima. Lleva rima asonante.

    Vente conmigo
    a las retamas de los caminos.


    (Popular)

    Sale de la alcoba
    coloradita como una amapola.


    (Popular)

    Esta estrofa, frecuente en la lírica tradicional andaluza, puede ir seguida de un estribillo de tres versos en que riman primero con tercero y queda suelto el segundo.

    El aleluya es un pareado de versos octosílabos con rima consonante:

    La primavera ha venido
    nadie sabe cómo ha sido.


    (Antonio Machado, siglo XX)

    Estrofas de tres versos

    El terceto está formado por tres versos generalmente endecasílabos (11 sílabas), con esquema de rima consonante en las formas ABA BCB CDC, etc. terminando en un serventesio a fin de que no queden versos sueltos (YZYZ) y, más raramente, en un serventesio más un pareado final (XYXYZZ). Esta forma proviene de la terza rima creada por el poeta florentino Dante Alighieri para su Divina comedia, adoptada posteriormente por Francesco Petrarca para sus Triunfos, y fue denominada en español tercetos encadenados. En Castilla empezó a cultivarse en la obra de Juan Boscán y Garcilaso de la Vega durante la primera mitad del siglo XVI, con el Renacimiento.

    Un manotazo duro, un golpe helado,
    un hachazo invisible y homicida,
    un empujón brutal te ha derribado.
    No hay extensión más grande que mi herida;
    lloro mi desventura y sus conjuntos
    y siento más tu muerte que mi vida...


    (Miguel Hernández, siglo XX)

    Fabio, las esperanzas cortesanas
    prisiones son do el ambicioso muere
    y dondeb al más astuto nacen canas.
    El que no las limare o las rompiere,
    ni el hombre de varón ha merecido
    ni subir al honor que pretendiere.


    (Anónimo sevillano)

    Sin embargo, existen otras formas, como AAX BBX CCX DDX, etc. o AXA BXB CXC DXD, etc. Regularmente los tercetos terminan en un serventesio, a fin de que no queden versos sueltos. Se llama tercetillo (o tercerilla) cuando es de arte menor (versos menores de 9 sílabas). Es interesante observar que en este esquema se presenta un encadenamiento de los versos (rima encadenada). Es decir, en cada estrofa el segundo verso queda libre, pero se encadena con el primer verso de la siguiente.

    La soleá son tres versos de arte menor (8 sílabas los más comunes pero los hay de 6 y de 7), con esquema de rima asonante en la forma axa. Ejemplo:

    El ojo que ves no es
    ojo porque tú lo veas,
    es ojo porque te ve.


    (Antonio Machado)

    'Musa soberbia y confusa,
    'ángel, espectro, medusa,
    'tal parece tu musa.


    (Rubén Darío)

    El haiku o haikai es una estrofa de tres versos de origen japonés cuya estructura es 5a,7-,5a, y también es un género literario derivado del haikai. En español fue cultivada durante el Modernismo y en el siglo XX. Es la forma predilecta de la poesía zen y no utiliza metáforas. Su maestro en lengua japonesa es Matsuo Bashō.

    En agua, lento,
    hay un brillo de sol.
    Se mece al viento.


    (Ángel Romera)

    Estrofas de cuatro versos

    La cuarteta asonantada o copla es un grupo de cuatro versos octosílabos (8 sílabas) en que riman los pares en asonante:

    En los pinares del Júcar
    vi bailar unas serranas
    al son del agua en las piedras
    y al son del viento en las ramas.


    (Luis de Góngora)

    Están clavadas dos cruces
    en el monte del olvido
    por dos amantes que han muerto
    sin haberse comprendido.


    (Popular)

    La seguidilla es una estrofa de cuatro versos de tipo popular en los que los impares son de siete y los pares de cinco sílabas (-7,5a,-7,5a); riman los pares en asonante:

    Aunque soy de La Mancha
    no mancho a nadie;
    más de cuatro quisieran
    tener mi sangre.


    En el caso de la seguidilla real, como la denomina Sor Juana Inés de la Cruz, o seguidilla gitana, como la llama Augusto Ferrán, los versos primero, segundo y cuarto son hexasílabos, y el tercero, de diez sílabas (a veces de once). Los versos segundo y cuarto tienen rima asonante:

    Pensamiento mío
    ¿adónde te vas?
    No vayas a casa de quien tú solías
    que no pues entrar.


    (Manuel Machado, siglo XX)

    La redondilla es una estrofa de cuatro versos octosílabos que riman en consonante a8,b8,b8,a8:

    Ven muerte tan escondida,
    que no te sienta venir
    porque el placer de morir
    no me torne a dar la vida.


    (Lope de Vega, sobre un poema del comendador Escrivá)

    El cuarteto es una estrofa de cuatro versos que rima en consonante como la redondilla, pero con versos de once sílabas (endecasílabos), A11,B11,B11,A11:

    Nadie rebaje a lágrima o reproche
    esta declaración de la maestría
    de Dios, que con magnífica ironía
    me dio a la vez los libros y la noche.


    (Jorge Luis Borges)

    El serventesio es una estrofa de cuatro versos de arte mayor (por lo general endecasílabos o alejandrinos) con rima alterna consonante:

    El dueño fui de mi jardín de sueño,
    lleno de rosas y de cisnes vagos;
    el dueño de las tórtolas, el dueño
    de góndolas y liras en los lagos.


    (Rubén Darío)

    El tetrástrofo monorrimo o cuaderna vía es la estrofa de cuatro versos alejandrinos, es decir, de catorce sílabas divididos en dos hemistiquios de siete sílabas cada uno, en la que riman todos entre sí en consonante: A14A14A14A14. Es propia de la Edad Media y del Mester de clerecía en concreto.

    Mester traigo fermoso non es de juglaría
    mester es sin pecado, ca es de clerecía
    fablar curso rimado por la cuaderna vía
    a sílabas cunctadas, ca es gran maestría.


    (Libro de Aleixandre)

    La estrofa alcaica fue introducida por el poeta Francisco de Medrano: se trata de un cuarteto en el cual los dos primeros versos son endecasílabos y los dos últimos heptasílabos (A11,B11,b7,a7):

    Y mientras con rigurosas nieves
    tu edad marchita el tiempo y tus verdores
    coge de tus amores,
    coge las rosas breves.


    (Francisco de Medrano, siglo XVI)

    La estrofa De la Torre es así llamada por haber sido utilizada por primera vez en un par de poemas de Francisco de la Torre (siglo XVI). Consiste en tres endecasílabos de ritmo regular y un heptasílabo sin rimas. Posteriormente se le añadieron rimas, sobre todo en los versos pares, y se ensayaron otras variaciones. Tuvo tal fortuna que se usó en importantes poemas del siglo XVIII (Meléndez, Noroña) y XIX (Duque de Rivas, Nicomedes Pastor Díaz). En la actualidad han usado esta estrofa Juan Eduardo Cirlot y Jon Juaristi.

    A veces me florece un tiempo nuevo,
    un ala matinal sobre la frente,
    una esperanza candorosa y fértil
    que me aclara y rehace.


    (Dionisio Ridruejo, siglo XX)

    Derivada de la estrofa De la Torre, la estrofa sáfica es un grupo de cuatro versos en que los tres primeros son endecasílabos sáficos (es decir, con acento de intensidad en la cuarta y octava sílabas o en cuarta y sexta) y el cuarto un pentasílabo (o a veces heptasílabo) adónico (esto es, con acento en primera y cuarta). Al principio no llevaba rima, pero luego se renovó esta estrofa incorporándole alguna rima en los versos pares sobre todo.

    ¡Salve, oh alcázar de Edetania firme,
    ejemplo al mundo de constancia ibera,
    en tus rüinas grandïosa siempre,
    noble Sagunto!


    (Alberto Lista, siglo XIX)

    Estrofas de cinco versos

    La quintilla es una estrofa de cinco versos de arte menor, por lo general octosílabos, con dos rimas entrecruzadas consonantes en las que no pueden rimar tres versos seguidos. En arte mayor se denomina quinteto 11a 11b 11a 11b 11a .

    Quedar las arcas vacías,
    donde se encerraba el oro
    que dicen que recogías,
    nos muestra que tu tesoro
    en el cielo lo escondías.


    (Miguel de Cervantes, A la muerte de Felipe II)

    Desierto está el jardín... De su tardanza
    no adivino el motivo... El tiempo avanza...
    Duda tenaz, no turbes mi reposo.
    Comienza a vacilar mi confianza...
    El miedo me hace ser supersticioso.


    (Ricardo Gil)

    La lira es una estrofa de cinco versos de siete y once sílabas rimados en consonante distribuidos así: a7,B11, a7, b7, B11. La introdujo a principios del siglo XVI Garcilaso de la Vega con una estrofa que le dio nombre:

    Si de mi baja lira
    tanto pudiese el son, que en un momento
    aplacase la ira
    del animoso viento
    y la furia del mar y el movimiento...


    (Garcilaso de la Vega, siglo XVI)

    La tanka es una estrofa de origen japonés que consta de cinco versos, pentasílabos y heptasílabos, agrupados sin rima de la siguiente manera: 5-,7-,5-;7-,7-. Como puede verse, los primeros versos constituyen casi un haiku.

    Alto en la cumbre
    todo el jardín es luna,
    luna de oro.
    Más precioso es el roce
    de tu boca en la sombra.


    (Jorge Luis Borges)

    Estrofas de seis versos

    La sextilla es la combinación de seis versos cortos, generalmente octosílabos, aconsonantados con rima alterna o con cualquier otra rima. Por lo general suelen ser una cuarteta y un pareado o un pareado y una redondilla etc.

    Cantando me he de morir
    cantando me han de enterrar,
    y cantando he de llegar
    al pie del eterno padre:
    dende el vientre de mi madre
    vine a este mundo a cantar.


    (José Hernández, Martín Fierro)

    La copla de pie quebrado o sextilla manriqueña combina versos de ocho y cuatro sílabas (llamado quebrado, o partido, por tener la mitad que el más largo). Fue creada por Gómez Manrique y su sobrino Jorge la inmortalizó en sus famosas Coplas por la muerte de su padre. Se trata de seis versos divididos en dos grupos constituidos cada uno por dos octosílabos más un tetrasílabo, rimando 1.º con 4.º, 2.º con 5.º, 3.º con 6.º (a8,b8,c4;a8,b8,c4;)

    Ved de cuan poco valor
    son las cosas tras que andamos
    y corremos
    que en este mundo traidor
    aun primero que muramos
    las perdemos.


    (Jorge Manrique, siglo XV)

    La sexta rima es un tipo de sexteto conocido también como sextina antigua y sextina real. Se trata de una octava real sin los dos primeros versos, es decir, un grupo de endecasílabos que riman en consonante primero con tercero, segundo con cuarto y el quinto con el sexto:

    A un ciego le decía un linajudo:
    "Todos mis ascendientes héroes fueron."
    Y respondiole el ciego: "No lo dudo;
    yo sin vista nací: mis padres vieron."
    No se envanezca de su ilustre raza
    quien pudo ser melón y es calabaza.


    (Hartzenbusch, El linajudo y el ciego)

    Estrofas de siete versos

    La pavana consta de cuatro versos de arte mayor (dodecasílabos por lo general) que riman en consonante ABAB, más tres versos monorrimos de extensión fluctuante entre ocho o más sílabas, (nueve, diez, once o más). Se destinaba al canto, y los últimos ejemplos datan del siglo XVI.

    ¡Oh clara centella de fuego de amor,
    soberana gracia, hermosura fuerte
    que infundes tus rayos con tanto furor
    que con sola tu vista condenas a muerte!
    ¡Triste, que vivo
    con dolor esquivo
    que por quereros, yo recibo!


    (Anónimo)

    Estrofas de ocho versos

    La octavilla, estrofa de ocho versos cortos; la más común se compone de octasílabos, rimados de muy diversas maneras:

    "Vos sos un gaucho matrero"
    dijo uno, haciéndose el güeno.
    "Vos mataste un moreno
    y otro en una pulpería,
    y aquí está la polecía
    que viene a justar tus cuentas;
    te va alzar por la cuarenta
    si te resistís hoy día.


    (José Hernández, Martín Fierro)

    La copla de arte mayor es una estrofa en rima consonante cultivada durante el siglo XV y primera mitad del XVI por poetas del Prerrenacimiento español de la escuela alegórico-dantesca como Francisco Imperial, Juan de Mena o don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana. Su estructura es ABBAACCA y más raramente ABABBCCB en versos de doce sílabas o dodecasílabos divididos en dos hemistiquios de seis sílabas con cuatro acentos fuertes en total separados cada uno por dos sílabas tónicas:

    Al muy prepotente don Juan el segundo
    a aquel con quien Júpiter tovo tal celo
    que tanta de parte le fizo del mundo
    cuanta a sí mesmo se fizo del cielo;
    al gran rey de España, al César novelo
    al que con Fortuna es bien fortunado;
    a aquel en quien caben virtud y reinado
    a él la rodilla fincada por suelo.


    (Juan de Mena, Laberinto de Fortuna)

    La octava real es una estrofa formada por endecasílabos de rima alterna consonante salvo los dos últimos, que riman entre sí formando un pareado (ABABABCC). Es estrofa usada fundamentalmente en poemas narrativos y de épica culta, aunque a principios del siglo XVI se usó en Castilla también con tema amoroso por influjo italiano de los llamados capitoli de amor:

    No las damas, amor, no gentilezas
    de caballeros canto enamorados,
    ni las muestras, regalos y ternezas
    de amorosos afectos y cuidados,
    mas el valor, los gestos, las proezas
    de aquellos españoles esforzados
    que a la cerviz de Arauco no domada
    pusieron duro yugo por la espada.


    (Alonso de Ercilla, La Araucana, XVI)

    La octava de Pedro de Oña se compone de ocho endecasílabos que riman en consonante ABBAABCC. Es una modificación de la octava real producida por su cruce con la copla de arte mayor. El poeta que le da nombre la introdujo.

    Si pluma y vista de águila tuviera,
    pluma con que romper el vacuo seno
    y vista para ver el sol de lleno,
    seguro de temor volara y viera,
    o si tan remontada no estuviera
    la soberana cumbre do me estreno,
    prestárame el trabajo sus escalas
    o me valiera entonces de mis alas.


    (Pedro de Oña)

    La octava italiana u octava aguda, creada por Salvador Bermúdez de Castro y por ello llamada a veces bermudina, se compone de ocho versos de arte mayor, generalmente endeca­síla­bos, y con rima consonante, según el esquema ABBC'DEEC'; el cuarto y el octavo verso son agudos. A veces, la estrofa la componen heptasílabos en lugar de endecasílabos.

    Cual la yerba arrojada en la roca,
    que marchita allí crece, allí muere,
    ¿viviré y moriré, sin que espere
    otra vida, otra dicha, otra luz?
    aun en medio de altares y tumbas
    mi terrible pensar me amenaza:
    que si el mundo feroz me rechaza,
    me rechaza también esa cruz.


    (Salvador Bermúdez de Castro, Ensayos poéticos, 1840)

    Tu aliento es el aliento de las flores;
    tu voz es de los cisnes la armonía;
    es tu mirada el esplendor del día,
    y el color de la rosa es tu color.
    Tú prestas nueva vida y esperanza
    a un corazón para el amor ya muerto;
    tú creces de mi vida en el desierto
    como crece en un páramo la flor.


    (Gustavo Adolfo Bécquer, siglo XIX)

    La octavilla italiana u octavilla aguda es una combinación de ocho versos de ocho sílabas o menos en que el cuarto y el octavo poseen rima aguda, y segundo y tercero riman entre sí, así como el sexto y séptimo, quedando sueltos primero y quinto (-8, a8, a8, b8 agudo; -8, c8, c8, b8 agudo). Fue estrofa muy popular a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX y se utilizó frecuentemente para el canto por su gran musicalidad. Se usó en el teatro solamente para las partes cantadas.

    Merced a tus traiciones
    al fin respiro, Lice,
    al fin de un infelice
    el cielo hubo piedad;
    ya rotas las prisiones
    libre está el alma mía;
    no sueño, no, este día,
    mi dulce libertad.


    (Juan Meléndez Valdés, siglo XVIII)

    La octavilla real es una estrofa de ocho versos compuesta por dos redondillas unidas, pero con la peculiaridad de que una de las rimas de la primera redondilla se repite en la siguiente:

    Mal jugar faze quien juega
    con quien siente, maguer calle:
    de lo que faze en la calle,
    ¿quién es el que se desnega?
    Ambición es cosa ciega
    y recibe desoluto;
    poder y mando absoluto
    fin de padre es quien lo niega.


    (Íñigo López de Mendoza, siglo XV)


    (continua...)


    Última edición por Pedro Casas Serra el Lun 12 Abr 2010, 06:04, editado 8 veces
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 10 Abr 2010, 14:50

    Métrica (continuación)


    Estrofas de nueve versos

    La estancia spenseriana es una estrofa de nueve versos de los que los ocho primeros son endecasílabos y el último alejandrino. Riman en consonante primero con tercero y segundo con cuarto, quinto y séptimo. El sexto con el octavo y el noveno: A11, B11, A11, B11, B11, C11, B11, C11, C14. La introdujo desde la métrica inglesa en el siglo XIX el poeta José María Blanco-White:

    En una antigua selva enmarañada
    donde el ardiente rayo del estío
    no puede penetrar, y la manada
    en el agosto, casi tiene frío,
    un amante lloraba el cruel desvío
    de su dama adorada, y los desdenes
    que lo llevan a un loco desvarío.
    "¡Malhaya, dice, amor, tus falsos bienes!
    "¿Por qué con tus engaños así nos entretienes?


    (José María Blanco White, siglo XIX)

    La novena es un grupo de nueve versos de arte menor rimados en consonante. Es rara en la métrica española y en realidad está formada por dos semiestrofas menores asimétricas, como en el ejemplo que sigue, en que puede entenderse también como una redondilla y una quintilla unidas:

    Que los reyes justicieros
    y verdaderos y francos,
    facen llanos los barrancos,
    y los castillos roqueros;
    que a la justicia con franqueza
    y con verdad esmaltada,
    nunca fue tal fortaleza,
    tal constancia, tal firmeza,
    que no fuese sojuzgada.


    (Gómez Manrique, Regimiento de príncipes)

    Estrofas de diez versos

    La copla real es la combinación de diez octosílabos en dos semiestrofas unidas por tres o cuatro rimas. Aparecen a lo largo del siglo XV. Las semiestrofas comenzaron siendo asimétricas (primero se utilizaron las de 4 + 6 versos y luego las de 5 + 5, que se hacen mayoritarias sólo a fines del siglo XV). Posteriormente los poetas del siglo XVI terminaron por llamarlas redondillas castellanas y de vez en cuando introdujeron un verso de pie quebrado de cuatro sílabas.

    Vuestros lindos ojos, Ana,
    ¡quién me dexase gozallos
    y tantas veces besallos
    cuantas me pide la gana
    con que vivo de mirallos!
    Darles hía
    cien mil besos cada día;
    y, aunque fuese un millón,
    mi penado corazón
    nunca harto se vería.


    (Cristóbal de Castillejo, siglo XVI)

    Genéricamente una décima es una estrofa constituida 10 versos octosílabos que junta o agrupa dos quintillas como semiestrofas. Actualmente se usa esta palabra con el sentido específico de décima espinela o espinela. La espinela toma su nombre del poeta, novelista y vihuelista Vicente Espinel, de fines del siglo XVI. La contribución de Espinel fue fijar la estructura de rimas de la décima en abbaaccddc. Durante los siglos XVII y XVIII se usó con frecuencia para el epigrama y la glosa de otros poemas; Félix Lope de Vega, en su Arte nuevo de hacer comedias (1609), escribió que "las décimas son buenas para quejas" en las obras teatrales, pero las empleó indistintamente para cualquier tema. Desde entonces no ha decaído su uso en la poesía española e hispanoamericana como forma tan cerrada como el soneto y apropiada para el poema redondo y el epigrama, y ha sido la estrofa predilecta de algunos poetas de la Generación del 27 como Jorge Guillén o Gerardo Diego.

    Yo sueño que estoy aquí
    destas prisiones cargado,
    y soñé que en otro estado
    más lisonjero me vi.
    ¿Qué es la vida? Un frenesí.
    ¿Qué es la vida? Una ilusión,
    una sombra, una ficción,
    y el mayor bien es pequeño;
    que toda la vida es sueño
    y los sueños, sueños son.


    (Pedro Calderón de la Barca, siglo XVII)

    El ovillejo es una estrofa que posee la estructura a8a3,b8,b3,c8c3,c8d8d8c8:

    ¿Quién mejorará mi suerte?
    La muerte.
    Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
    Mudanza.
    Y sus males, ¿quién los cura?
    Locura.
    De ese modo, no es cordura
    querer curar la pasión
    cuando los remedios son
    muerte, mudanza y locura.


    (Miguel de Cervantes)

    La seguidilla chamberga es una seguidilla simple a la que se le añaden seis versos formando tres pareados en asonante, los impares trisílabos y los pares heptasílabos:

    Alto fue, y en virtudes
    que tuvo excelsas,
    su excelencia me admira
    como su alteza.
    Su estado
    se me pasa por alto;
    esperen
    de su alteza mercedes,
    que el santo
    si no pródigo, es largo.


    La décima italiana es como la décima normal, pero con rima aguda en los versos quinto y décimo:

    Virgen madre, casta esposa
    sola tú la venturosa
    la escogida sola fuiste,
    que en tu seno recibiste
    el tesoro celestial.
    Sola tú con tierna planta
    oprimiste la garganta
    de la sierpre aborrecida,
    que en la humana frágil vida
    esparció dolor mortal.


    (Leandro Fernández de Moratín, siglo XVIII)

    Los poemas

    Los poemas se forman de dos maneras, bien uniendo estrofas semejantes o distintas (agrupaciones estróficas), bien uniendo versos del mismo tipo o diferentes en series métricas o tiradas aestróficas tan extensas que no pueden considerarse estrofas. Las agrupaciones más importantes de estrofas son la folía, la seguidilla compuesta, el zéjel, el villancico, la letrilla, la glosa, el soneto y sus distintos tipos, los tercetos encadenados, la sextina provenzal, el cosante o cosaute, la canción provenzal, canción en estancias, el rondel y la escala métrica. Series métricas son la silva, el romance y la silva arromanzada.

    La folía, según el maestro Gonzalo Correas, es una composición breve de tres o cuatro versos desiguales en su número de sílabas destinada al canto. El cantar, las coplillas de tres y cuatro versos y la seguidilla cuando tiene sus versos pares agudos se consideran folías:

    Andá noramalá,
    marido mío,
    andá noramalá,
    que andáis dormido.


    (Popular)

    Riñen dos amantes;
    hácese la paz;
    si el enojo es grande,
    es el gusto más.


    (Miguel de Cervantes, siglo XVI-XVII)

    La seguidilla compuesta es una estrofa que combina heptasílabos y pentasílabos agrupados en una seguidilla y un haikú con rima asonante, según el esquema 7-; 5a; 7-;5a. 5b; 7-;5b. Es una estrofa propia de la lírica popular tradicional:

    Azules son tus ojos,
    marrón tu pelo,
    cobriza, tu piel, tiene
    brillos de fuego.
    Dame tu abrazo
    de frutos de dulzura
    en tu regazo


    (Anónimo)

    El zéjel es una estrofa que se agrupa en series formando una canción zejelesca. Cada zéjel está formado por un pareado de arte menor, que es el estribillo o bordón, y por un grupo de cuatro versos de los cuales los tres primeros riman entre sí en consonante y se denominan mudanza; el último verso es el verso de vuelta y rima en consonante con el estribillo, sirviendo así de aviso o anuncio su rima de que ha de volverse a recitar el estribillo para encabezar el próximo zéjel de la serie:

    Dicen que me case yo;
    no quiero marido, no.
    (Estribillo)
    Más quiero vivir segura
    n´esta sierra a mi soltura,
    que no estar en ventura
    (Primera mudanza)
    si casaré bien o no. (Verso de vuelta)
    Dicen que me case yo;
    no quiero marido, no.(
    Estribillo)

    (Gil Vicente, siglo XVI)

    El cosante o cosaute es un poema compuesto por pareados fluctuantes (o sea, de indeterminado número de sílabas). Los pareados se relacionan entre ellos por medio de elementos paralelísticos; tras cada pareado sigue un estribillo muy breve, generalmente un solo verso. En el primer pareado, se plantea el tema del poema, y cada nuevo pareado repite parte del tema del anterior y añade algo nuevo en forma de leixa-pren. Proviene de la lírica galaico-portuguesa. Es probable que el cosante derivara del canto y que de ahí adquiriera independencia; el solista seguramente cantaba los pareados y el coro, o público, le respondía con el estribillo.

    A aquel árbol que vuelve la foja
    algo se le antoja.
    Aquel árbol de bel mirar
    face de maña flores quiere dar.
    Algo se le antoja.
    Aquel árbol de bel veyer
    face de maña quiere florecer.
    Algo se le antoja.
    Face de maña flores quiere dar,
    ya se demuestra, salidlas mirar.
    Algo se le antoja.
    Face de maña quiere florecer,
    ya se demuestra, salidlas a ver.
    Algo se le antoja.
    Ya se demuestra, salidlas mirar,
    vengan las damas la fruta cortar.
    Algo se le antoja.
    Ya se demuestra, salidlas a ver,
    vengan las damas la fruta coger.
    Algo se le antoja.


    (Diego Hurtado de Mendoza)

    El romance es una serie métrica compuesta por una serie indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares que se originó de la descomposición de los cantares de gesta en el siglo XIV, aunque algunos de ellos empezaron a imitarse y componerse a propósito entre el siglo XV y la actualidad constituyento el llamado Romancero nuevo. Suele usarse para relaciones o narraciones, o con contenido narrativo-lírico. Si el romance es de origen culto suele poderse dividir con facilidad en grupos de cuatro versos como subestrofas; si es de origen tradicional, no.

    Que por mayo era, por mayo,
    cuando hace la calor,
    cuando los trigos encañan
    y están los campos en flor,
    cuando canta la calandria
    y responde el ruiseñor,
    cuando los enamorados
    van a servir al amor;
    sino yo, triste, cuitado,
    que vivo en esta prisión;
    que ni sé cuándo es de día
    ni cuándo las noches son,
    sino por una avecilla
    que me cantaba el albor.
    Matómela un ballestero;
    dele Dios mal galardón.


    El llamado romance heroico rima como el romance, solamente los versos pares y en asonante, pero está compuesto por versos endecasílabos. Lo creó Sor Juana Inés de la Cruz y se utilizó ampliamente en el siglo XVIII y XIX:

    Entran de dos en dos en la estacada,
    con lento paso y grave compostura,
    sobre negros caballos, ocho pajes,
    negras la veste, la gualdrapa y plumas;
    después cuatro escuderos enlutados,
    y cuatro ancianos caballeros, cuyas
    armas empavonadas y rodelas
    con negras manchas que el blasón ocultan,
    y cuyas picas que por tierra arrastran,
    sin pendoncillo la acerada punta,
    que son, van tristemente publicando,
    de la casa de Lara y de su alcurnia.


    (Ángel Saavedra, Duque de Rivas, s. XIX)

    La escala métrica es una estrofa creada por el poeta romántico Víctor Hugo y poco usada en general. Se trata de una serie de versos en la que el primero empieza por ser de una o dos sílabas, y cada verso siguiente suma una al anterior hasta llegar al dodecasílabo, y después va disminuyendo una por una hasta regresar al verso de una o dos sílabas.

    La sextina provenzal es una compleja combinación de treinta y nueve endecasílabos estructurados en seis estrofas de seis versos cada una y una contera final de tres versos. No tiene rima, sino una serie de seis palabras finales que se van repitiendo en distinto verso, pero siempre al final de cada uno, en cada estrofa, de forma que las seis palabras finales de los seis versos de las seis estrofas sean las mismas, sólo que en diferente disposición. La estructura de la disposición de las palabras finales de los versos es la siguiente:

    1ª Estrofa: A-B-C-D-E-F (Que corresponden a las palabras finales)
    2ª Estrofa F-A-E-B-D-C
    3ª Estrofa C-F-D-A-B-E
    4ª Estrofa E-C-B-F-A-D
    5ª Estrofa D-E-A-C-F-B
    6ª Estrofa B-D-F-E-C-A

    El remate o contera se constituye con tres versos donde se incluyen dos de estas palabras finales en cada uno de los tres versos, una al principio y otra al final, con una estructura que suele ser:

    1 verso: A-B
    2 verso: D-E
    3 verso: C-F

    La disposición de las últimas palabras de cada verso sigue la norma de que la última palabra del último verso de una estrofa sea la última palabra del primer verso de la siguiente, la última palabra de segundo verso sea la última del primer verso de la anterior estrofa y la última del tercer verso sea la última del penúltimo verso de la estrofa precedentes.

    ¿Y qué decir de nuestra madre España,
    este país de todos los demonios
    en donde el mal gobierno, la pobreza
    no son, sin más, pobreza y mal gobierno
    sino un estado místico del hombre,
    la absolución final de nuestra historia?

    De todas las historias de la Historia
    sin duda la más triste es la de España,
    porque termina mal. Como si el hombre,
    harto ya de luchar con sus demonios,
    decidiese encargarles el gobierno
    y la administración de su pobreza.

    Nuestra famosa inmemorial pobreza,
    cuyo origen se pierde en las historias
    que dicen que no es culpa del gobierno
    sino terrible maldición de España,
    triste precio pagado a los demonios
    con hambre y con trabajo de sus hombres.

    A menudo he pensado en esos hombres,
    a menudo he pensado en la pobreza
    de este país de todos los demonios.
    Y a menudo he pensado en otra historia
    distinta y menos simple, en otra España
    en donde sí que importa un mal gobierno.

    Quiero creer que nuestro mal gobierno
    es un vulgar negocio de los hombres
    y no una metafísica, que España
    debe y puede salir de la pobreza,
    que es tiempo aún para cambiar su historia
    antes que se la lleven los demonios.

    Porque quiero creer que no hay demonios.
    Son hombres los que pagan al gobierno,
    los empresarios de la falsa historia,
    son hombres quienes han vendido al hombre,
    los que le han convertido a la pobreza
    y secuestrado la salud de España.

    Pido que España expulse a esos demonios.
    Que la pobreza suba hasta el gobierno.
    Que sea el hombre el dueño de su historia.


    (Jaime Gil de Biedma, siglo XX)

    La canción provenzal consta de uno o más grupos de doce versos octosílabos repartidos cada uno en tres bloques de cuatro, por lo general una cuarteta entre dos redondillas que tienen la misma rima, o bien dos cuartetas que encierran a una redondilla, igualmente las cuartetas con la misma rima, siempre consontante: abba cdcd abba, en el primer caso, o bien abab cddc abab en el segundo. Este esquema sufrió luego más modificaciones, de forma que las estrofas de principio y final podían tener más o menos versos (por ejemplo, abb cdcd abb y abbab cddc abbab) o todas ellas ser redondillas o cuartetas, o a capricho, pero siempre se mantuvo que las rimas de primera estrofa y última fueran las mismas. Se usó dentro del gay saber del siglo XV y dio origen al virelay y al rondó franceses; en Castilla apareció dentro de la corriente denominada lírica cancioneril.

    No sé para qué nací,
    pues en tal extremo estó
    que el vevir no quiero yo
    y el morir no quiere a mí.
    Todo el tiempo que viviere
    terné muy justa querella
    de la Muerte, pues no quiere
    a mí, queriendo yo a ella.
    ¿Qué fin espero de aquí,
    pues la muerte me negó,
    pues que claramente vio
    que era vida para mí?


    (Pedro de Cartagena, Cancionero de Hernando del Castillo, s. XV.)

    La canción en estancias o canción es de origen italiano. Se divulgó a partir del primer Renacimiento y consta de una serie de estrofas semejantes que combinan versos de siete y once sílabas con la misma disposición métrica, llamadas estancias (del italiano stanze). La composición se remata con un corto envío o vuelta de cuatro versos. Cada estancia consta de dos partes engarzadas por un verso de enlace, eslabón o llave que sirve para unir la primera parte o fronte (con dos pies, abC abC) y la segunda parte, llamada sírima o 'coda' (dee DfF). El escritor manchego Garcilaso de la Vega introdujo esta estrofa en la literatura española, y desde entonces no ha dejado de usarse, sobre todo por los poetas influidos por la corriente literaria del llamado Petrarquismo:

    Divina Elisa, pues agora el cielo
    con inmortales pies pisas y mides,
    y su mudanza ves, estando queda,
    ¿por qué de mí te olvidas y no pides
    que se apresure el tiempo en que este velo
    rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
    y en la tercera rueda,
    contigo mano a mano,
    busquemos otro llano,
    busquemos otros montes y otros ríos,
    otros valles floridos y sombríos,
    donde descanse y siempre pueda verte
    ante los ojos míos,
    sin miedo y sobresalto de perderte?


    (Garcilaso de la Vega)

    Un tipo especial de canción es la canción leopardina, llamada así por su primer cultivador, el poeta del Romanticismo italiano Giacomo Leopardi. En ella, si bien las estrofas tienen el mismo número de versos, la distribución de las rimas es libre y diferente de una a otra, varía también la proporción de heptasílabos y endecasílabos y no hay verso de enlace.

    La silva es de origen italiano y consiste en una extensión indeterminada de versos de siete y once sílabas combinados y rimados libremente en consonante y en la que pueden dejarse algunos versos sueltos sin rima. Constituye por estas particularidades una forma muy libre, de tendencia antiestrófica y próxima por tanto al versolibrismo. Fue introducida en la lírica española en 1613 por Luis de Góngora en sus Soledades:

    Era del año la estación florida
    en que el mentido robador de Europa
    —media luna las armas de su frente,
    y el Sol todo los rayos de su pelo—,
    luciente honor del cielo,
    en campos de zafiro pace estrellas,
    cuando el que ministrar podía la copa
    a Júpiter mejor que el garzón de Ida,
    —náufrago y desdeñado, sobre ausente—,
    lagrimosas de amor dulces querellas
    da al mar; que condolido,
    fue a las ondas, fue al viento
    el mísero gemido,
    segundo de Arïón dulce instrumento.


    (Luis de Góngora, Soledad primera)

    El soneto clásico es una agrupación de endecasílabos que riman en consonante y distribuidos en dos cuartetos y de dos tercetos, hasta un total de catorce versos. Las rimas de los tercetos son libres, si bien en el soneto clásico se utilizan sobre todo dos distribuciones: CDE, CDE o bien CDC DCD. La combinación más usada del soneto es: ABBA ABBA CDC DCD. A veces, casi siempre cuando se trata de un tema burlesco, puede agregársele al final un pequeño pie en endecasílabos y heptasílabos llamado estrambote.

    El soneto sufrió un notable desarrollo desde que lo introdujera en la lírica castellana el siglo XV don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, y en el XVI, con éxito ya definitivo, Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. A veces, en vez de cuartetos, utiliza serventesios, como hizo Francesco Petrarca en algunos de los sonetos de su Cancionero.

    En Inglaterra William Shakespeare introdujo una nueva modalidad de soneto consistente en tres serventesios de rimas distintas y un pareado final (ABAB CDCD EFEF GG), modalidad que en castellano ha utilizado frecuentemente el poeta argentino Jorge Luis Borges. Es el llamado soneto shakespeariano; otra clase de adaptación inglesa del soneto es el soneto spenseriano (en honor a su creador, el poeta isabelino Edmund Spenser), similar al de Shakespeare salvo porque se toma la última rima de cada serventesio para iniciar el siguiente (ABAB BCBC CDCD EE).

    Merced a la revolución métrica del Modernismo acaudillado por Rubén Darío, el soneto flexibilizó su forma y se escribió en versos alejandrinos o en una mezcla de versos de once, nueve, doce, siete y catorce sílabas. Asimismo, los cuartetos pudieron cambiar de rima o ser serventesios. A este tipo de sonetos se los conoce como sonetos modernistas. Véanse además en esta wikipedia otras modalidades del soneto, cuales son el soneto con estrambote, el soneto dialogado, el soneto doble o doblado, el soneto en alejandrinos, el soneto inglés y el soneto polimétrico.

    Un soneto me manda hacer Violante
    y en mi vida me he visto en tal aprieto;
    catorce versos dicen que es soneto:
    burla burlando, van los tres delante.

    Yo pensé que no hallara consonante
    y estoy a la mitad de otro cuarteto,
    mas si me veo en el primer terceto,
    no hay cosa en los cuartetos que me espante.

    Por el primer terceto voy entrando,
    y aún parece que con pie derecho,
    pues fin con este verso le voy dando.

    Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
    que estoy los trece versos acabando:
    contad si son catorce, y está hecho.


    (Lope de Vega, siglo XVII)

    Así mismo, la Jorketina que consiste en la más reciente forma de hacer poesía registrada, con métrica de veintiun versos, de manera métrica y consonante en poemas divididos en partes, hechos en acrosticos con la primera letra de cada verso, que aisladamente dan una idea, y juntos asimilan una idea más compleja, la variante es que la Jorketina no respeta el hiato, tal y como se ve en su libro 777 Poemas y un corazón:

    54.- El verdadero yo, es aquello que tu eres, no lo que hicieron de ti, primera parte.
    Por: Jork

    Todo este tiempo lejos de ti, entre fatigas, entre rumores y cuentos,
    Empezaste a ser desconocido tanto, que no sabia si eran inventos,
    Hablaban todos tanto, que pensaba lo peor de ti aunque no lo quisiera,
    Eso se confirmaba con la sonrisa, que ya no parecía sincera,
    Cada día te alejabas más de mí, que ya no sabía ni por donde estabas,
    Había aprendido a olvidar las palabras, con las que ayer me conquistabas,
    Odiaba amarte tanto, a pesar de que ya parecía no tener remedio,
    Dejaba a mi alma olvidar, pero de mi radiante vida seguías en medio,
    Era duro pensar, pero me pregunte que es aquello que tú ahora eres,
    Me resultaba difícil entender, que no eres el mejor de los seres,
    Entender que te desconocía, cuando juraba en el cielo conocerte,
    No era fácil, haber entregado tanto para ahora buscar perderte,
    Ofrecer una razón fue lo que buscaba, en noches para describirte,
    Será que estas como yo, esta noche ¿Con estas mismas ganas de escribirte?...


    73.- El verdadero yo, es aquello que tu eres, no lo que hicieron de ti, segunda parte.
    Por: Jork

    Realmente, estoy igual que tu mi niña tan querida y bastante arrepentido,
    Era fácil huir al principio, pero ahora lo que quiero es acercarme,
    Como puede ser que te tenga lejos, cuando toda mi alma he invertido,
    Unas veces lloro, otras te escribo y todo eso me ayuda a reencontrarme,
    Estoy enamorado de ti y tengo la esperanza, que lo hayas percibido,
    Resulta sencillo creer, que nada ha pasado por que llevo la ventaja,
    Decidí tantas cosas ayer sin preguntarte, que hoy se que te han herido,
    Alcance a convertirme en ese amante, que hermosos sentimientos ultraja,
    Me atormenta el hecho de ver, que tal vez nunca volverás y que has partido.
    Ese sentir lo compartimos, pues mi ser es como el tuyo cuando viaja...
    Al parecer niño mío, ¡Si dime niña mía!, hablamos el mismo idioma...
    Los dos aquí escribiendo una noche al amor, que sabemos no ha terminado,
    Distancia no separa, mas podemos de nuestros corazones hablarnos,
    Esa es la magia, que nos hace iguales a pesar de todo lo pasado,
    Somos hoy, lo que vivimos juntos y eso nos evita poder negarnos,
    Podemos escuchar de tantas cosas, que vuelvan esto muy complicado,
    Escuchémonos a nosotros y tendremos solución para entendernos,
    Recordemos juntos, lo que nunca ayer olvidamos reafirmar con abrazos,
    Tomemos el tiempo alejados, para mejorar y volver a querernos,
    Ansiemos el momento alegre, en que iguales volveremos a nuestros brazos,
    Recordémonos novios al despertar, para desear volver a tenernos.


    El poema en verso blanco o suelto consiste por lo general en una serie de endecasílabos rítmicamente correctos, pero sin rima alguna. Fue usado ya por Garcilaso de la Vega en su Epístola a Boscán y enseguida se generalizó su uso como una forma adecuada para las traducciones.

    Prosa métrica

    La prosa métrica es un tipo de prosa practicada en latín e imitada más tarde en la literatura de las lenguas románicas mediante la llamada prosa rítmica, practicada por ejemplo por fray Antonio de Guevara o fray Luis de León.

    La prosa métrica utilizaba distintas combinaciones de sílabas largas (_) y breves (U) desde el final del periodo. Los oradores griegos desde Gorgias ya utilizaban este artificio para embellecer sus discursos; en Roma Cicerón también lo empleó en sus discursos. La cantidad de variaciones es mucha; teniendo en cuenta las últimas ocho sílabas del período y todos los esquemas combinatorios posibles, hay un número total de combinaciones de 128, sin contar las variantes que pueden introducir la posición de las cesuras; si restringimos las ocho últimas sílabas a seis, las combinaciones son 32. En todos los patrones rítmicos la última sílaba ha de considerarse anceps o ambivalente.

    La imitación medieval del latín clásico utilizaba las sílabas tónicas para imitar a las largas contadas a partir del final del periodo.

    • El cursus planus se acentuaba en la 2.ª y en la 5.ª sílabas (contando desde el final).

    • El cursus dispondaicus tenía acentos en la 2.ª y 6.ª sílabas.

    • El cursus velox contaba como tónicas la 2.ª y 7.ª sílabas.

    • El cursus tardus acentuaba en la 3.ª y 6.ª sílabas, contando desde el final.


    Esta técnica, aunque ya fuese de uso corriente, fue explicada en el siglo XII por Alberto Morra, quien vendría a ser el Papa Gregorio VIII, en una obra titulada Forma dictandi quam Rome notarios instituit magister Albertus qui et Gregorius VIII, papa.

    Referencias

    Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española

    Bibliografía

    Andrés Toledo, Guillermo: El ritmo en el español. Madrid: Gredos, 1988.

    Baehr, Rudolf: Manual de versificación española. Madrid: Gredos, 1997.

    Bonnín Valls, Ignacio: La versificación española. Manual crítico y práctico de métrica. Barcelona: Ediciones Octaedro, 1996.

    Bustos Gisbert, José M.: La introducción del encabalgamiento en la lírica española. Salamanca: Universidad de Salamanca. Ediciones Universidad Salamanca, 1996.

    Butiñá, Julia: Métrica comparada: (española, catalana y vasca). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1994.

    Carvajal, Antonio: De métrica expresiva frente a métrica mecánica : ensayo de aplicación de las teorías de Miguel Agustín Príncipe. Huétor Vega (Prov. Granada): Carvajal Milena, Antonio, 1995.

    Domínguez Caparrós, J.: Contribución a la bibliografía de los últimos treinta años sobre métrica española. Madrid: C.S.I.C., 1988.

    Domínguez Caparrós, J.: Métrica y poética. Bases para la fundamentación de la métrica en la moderna teoría literaria. Madrid: U.N.E.D., 1988.

    Domínguez Caparrós, J.: Métrica española. Madrid: Síntesis, 1993.

    Domínguez Caparrós, J.: Métrica comparada: española, catalana y vasca. Guía didáctica. Madrid: U.N.E.D., 1994.

    Domínguez Caparrós, J.: Estudios de métrica. Madrid: U.N.E.D., 1999.

    Domínguez Caparrós, J.: Análisis métrico y comentario estilístico de textos literarios. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2002.

    Domínguez Caparrós, J.: Diccionario de métrica española. Madrid: Alianza Editorial, 2004.

    García Calvo, Agustín: Tratado de Rítmica y Prosodia y de Métrica y Versificación. Zamora: Lucina, 2006.

    Gómez Bravo, Ana María: Repertorio métrico de la poesía cancioneril del siglo XV. Alcalá de Henares : Universidad de Alcalá de Henares. Servicio de Publicaciones, 1998.

    Herrero, José Luis: Métrica española. Teoría y práctica. Madrid: Ediciones del Orto, 1995.

    López Estrada, F.: Métrica española del siglo XX. Madrid: Gredos, 1987.

    Mario, Luis: Ciencia y arte del verso castellano. Miami: Ed. Universal, 1991.

    Navarro, Tomás: Métrica española. Reseña histórica y descriptiva. Nueva York, 1956.

    Porcu, Giancarlo: Régula castigliana. Poesia sarda e metrica spagnola dal '500 al '700 (Regla castellana. Poesía sarda y métrica española desde el siglo XVI asta el siglo XVIII). Nuoro: Il Maestrale, 2008.

    Quilis Morales, Antonio: Fonética acústica de la lengua española (1º Ed.). Madrid: Gredos, 1987.

    Quilis, Antonio: Métrica española. Barcelona: Ariel, 2004.

    JJHJ, Jork: 777 Poemas y un corazón, capitulo 1, 77 Poemas y una Historia. México: Publicaciones UAA, 2009.

    Torre, Esteban: El ritmo del verso: estudios sobre el cómputo silábico y distribución acentual a la luz de la métrica comparada. Murcia: Editum: Ediciones de la Universidad de Murcia, 1999.

    Torre, Esteban: Métrica española comparada. Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2000.

    Varela Merino, Elena, Pablo Moino Sánchez y Pablo Jauralde Pou: Manual de Métrica española. Madrid: Editorial Castalia. 2005

    Véase también en Wikipedia

    Acento (métrica)
    Estrofa
    Poema
    Verso
    Prosa métrica
    Métrica grecolatina
    Métrica hebraica
    Métrica germánica

    Enlaces en internet

    La Métrica: http://www.filosofia.tk/versoados/metrica_lametrica.htm
    Contador de sílabas métricas: http://lexiquetos.org/silio/
    Escansión o cálculo automático de sílabas métricas: http://lexiquetos.org/silio/


    Última edición por Pedro Casas Serra el Lun 12 Abr 2010, 06:23, editado 1 vez
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    Mensaje por Maria Lua Sáb 10 Abr 2010, 16:06

    Gracias, querido Pedro,
    por las informaciones,
    muy necesarias...
    Me gustó mucho leerte,
    hay algunas cosas un poco
    diferentes del portugués...
    Para mi son muy útiles
    esas informaciones...
    Volveré para leer
    y aprender más...
    Besos
    Beijos
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 12 Abr 2010, 05:43

    Gracias a tí por tu interés, María. En internet hay mucha documentación sobre métrica, pero tener una fiable a mano, me pareció buena idea. Entre todos se puede ir completando y actualizando. Un fuerte abrazo. Pedro.
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 12 Abr 2010, 06:27

    Sinónimos y antónimos:

    http://www.wordreference.com/sinonimos/


    Diccionario de rimas online:

    http://www.cronopista.com/


    Principales figuras retóricas:

    http://www.apoloybaco.com/Lapoesiafigurasretoricas.htm


    Contador de sílabas

    http://lexiquetos.org/silio/


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    Mensaje por gonzaloledesma Mar 13 Abr 2010, 19:55

    ya esta todo guardado en un fichero listo para estudiarlo, las dudas vendran directamente aqui, espero me tenga paciencia...
    saludos
    GL
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    Mensaje por Gala Grosso Mar 13 Abr 2010, 21:30

    Un beso hasta tu corazón
    Muchas gracias por ser
    tan buen amigo
    Gala Grosso
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 15 Abr 2010, 06:44

    Celebro que te sea útil, Gala. Un abrazo. Pedro.
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 15 Abr 2010, 06:45

    Juntos aprenderemos, Gonzalo. Un abrazo. Pedro.
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    Mensaje por Carmen Parra Lun 26 Abr 2010, 05:28

    Acabo de descubrir ests enlacs,los tengo ya en favoritos, mil gracias pedro
    Un abrazo
    Stella
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 26 Abr 2010, 15:59

    Me alegro de que te puedan ser útiles, Stella. Un abrazo. Pedro.
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    Mensaje por Maria Lua Mar 04 Mayo 2010, 00:33

    Gracias, Pedro, los enlaces
    ya están en mis favoritos...
    Un beso
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 04 Mayo 2010, 12:09

    Celebro que te hayan interesado, María. Un abrazo. Pedro.
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    Mensaje por Walter Faila Dom 19 Jun 2011, 23:18

    Alicia, una cosa no quita la otra. Escribir libre no implica no intentar o al menos conocer sobre la clásica forma de poesía. Eso es lo que hace Pedro, tratar de enseñarnos y como el dice, aprender juntos, éste espacio es justamente para los que desean hacerlo.- Mis respetos.-
    Gracias Pedro por tu impecable labor en éste espacio.- Abrazos maestro


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 20 Jun 2011, 06:50

    Hola, Alicia:

    Cada uno es libre de escribir poesía como quiera. Todos escribimos para expresar sentimientos, pero luego hace falta que esos versos alcancen a impresionar a otros, que es lo realmente difícil.

    Se puede llegar al verso libre a través del clásico o al clásico a través del libre, pero uno y otro son imprescindibles e inseparables, porque integran el caudal de la poesía, la tradición poética, y conviven juntos, hoy y siempre. Todo nuevo verso descansa sobre esa tradición y se agrega a ella.

    Cada cual elije en cada momento la forma de expresarse que mejor le va, que más le conviene, libre o clásica, de acuerdo con sus preferencias o sus inclinaciones, o con el tema.

    Escribir en verso libre no es más fácil que escribir en verso clásico. De hecho es más difícil porque la estructura marcada del verso clásico facilita componer un poema medianamente correcto. En cambio, escribir en verso libre es como tirarse al mar sin salvavidas, hay que saber mucho de poesía (incluido el verso clásico) para salir bien parado.

    Sea libre o clásico escribir un buen poema es muy difícil, requiere inspiración y arte, y este último se aprende leyendo mucha buena poesía, clásica y moderna, para conocer como se construye, como funciona.

    La poesía es como todo, cuanto más se conoce más se descubre que uno ignora y más se desea conocer.

    Un fuerte abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 20 Jun 2011, 06:56

    Hola, Walter:

    Gracias por tu apoyo. Más que enseñar, que no me considero en condiciones de hacerlo, yo estoy aprendiendo poesía -como leerla, como escribirla, como comentarla-, y si alguien quiere aprender conmigo, pues bienvenido sea, aprenderemos juntos.

    Un fuerte abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por María Ofelia Reimundo Lun 20 Jun 2011, 11:13

    GRACIAS DE VERDAD PEDRO, SIEMPRE ES MARAVILLOSO APRENDER , UN BESO Y MUY AGRADECIDA,
    MOR*
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 20 Jun 2011, 13:54

    Lo más importante, Alicia, es disfrutar con la poesía, que es lo que tu haces. Un abrazo.

    Pedro
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 20 Jun 2011, 13:55

    Gracias a ti por tu interés, MOR. Un abrazo.

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    Mensaje por Ana María Di Bert Miér 22 Feb 2012, 17:13

    Pedro, pido disculpas primero, porque es la primera vez que entro a este lugar tuyo, donde se puede aprender tanto.
    Me gusta la poesía clásica, he leído bastante, me animé a escribir algunos sonetos, décimas, tú me has leído algunas, lo que no me había dado cuenta era en venir a este taller, para aprender contigo.
    Yo hace apenas hace un poco más de un año que escribo, fui dovcente toda mi vida, me gusta pintar, desde niña, dibujo, pero siempre tuve la inquietud de escribir, y cuando comencé, el 7/10/2010, nunca pensé que me atraparía tanto.

    Quiero aprender hacer un buen soneto, me cuesta la acentuación, escribiré uno y te lo mostraré para que me corrijas y así aprendo, y otros estilos poéticos también, poco a poco...
    Me gusta escribir también de manera libre, lo que me va saliendo, no se si bien o mal, me gustaría una crítica tuya de mi manera de escribir así, y de lo que podría corregir.
    Gracias por todo lo que haces...Nunca es tarde para aprender, hasta el día que nos vamos, lo podemos hacer.

    besos

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 01 Mar 2012, 13:37

    Ana: Si escribiendo poesía encuentras satisfacción, ya es motivo bastante para hacerlo. Además, a través de la práctica de artes comunes se hacen amigos. Sólo compartir el amor por la poesía ya supone tener muchas cosas en común.

    Como en todas las artes, en poesía también hay que conocer a los clásicos. Luego, que cada uno elija su camino según sus aptitudes y sus preferencias.

    Las composiciones clásicas están codificadas: tienen unas normas, aunque también han ido surgiendo variantes. Pero es que en el verso libre ocurre casi lo mismo! También ha ido variando con el tiempo!

    Un abrazo.
    Pedro

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    Mensaje por Ana María Di Bert Miér 23 Ene 2013, 19:40

    Hola Pedro, leo esto y me remonto a todo lo que aprendí de ti, de tu taller y tus posteos o sugerencias y me siento tan feliz cuando hoy pongo una poesía clásica y ya no me critican tanto...¡¡¡jajaj!!

    Cuanta razón tienes al decir que debemos conocer a los clásicos para nutrirnos y luego elegir...para llegar a escribir algo que llegue al lector, a su alma, trasmitirle sentimientos, lo que te nazca en una inspiración o una vivencia...

    Y que la poesía libre en difícil...TOTALMENTE DE ACUERDO

    Ahí es donde debes impregnar tus versos con muchos sentimientos, ritmos, musicalidad, contenido, para no caer en un palabrerío que no llega a nada, solo a llenar una hoja...

    Es muy dificil, por eso admiro a los que lo hacen y pueden lograrlo...

    Amigo, siempre te agradeceré el espacio dado y me han quedado pendientes unos poemas comenzados y no acabados, que ahora que estoy un poco más preparada, intentaré terminarlos y pasártelos para tu corrección.-

    Un abrazo y gracias por tanta generosidad.
    Mi admiración y agradecimiento siempre.
    Ana
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    Mensaje por Evangelina Valdez Miér 23 Ene 2013, 21:44

    Maestro, "loro viejo no aprende a hablar" sino... pregúntele a su lorito jajajajaja.

    Maestro, yo soy de la "escuela" de los libres "encadenados"... ¿será por que me gustan las cosas difíciles? Uhmmm.

    Pero vine a aprender junto a usted y a todos mis compañeros; lo más "alto" que yo he llegado ha sido un "Romance" de ocho sílabas y se me quemó el "tutú" (la cabeza-cerebro jajaja).

    Pero nadie sabe si te sorprendo con un pareado para empezar.

    Besitos y gracias por traer este material.

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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Jue 24 Ene 2013, 00:28

    Un trabajo propio de la responsabilidad con la que Pedro asume sus tareas. Hay un pequeño libro que yo siempre recomendaba:

    "ASÍ SE ESCRIBE UN BUEN POEMA" de Ariel Rivadeneira.

    Ahora seguiré recomendándolo, pero junto a este trabajo.

    Saludos


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    Mensaje por Lluvia Abril Jue 24 Ene 2013, 05:51

    Pedro,sinceramente,haces un trabajo que valoro y mucho.Te doy las gracias y lo guardo,aprenderé y te lo seguiré agradeciendo.
    Gracias de nuevo y besos.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 24 Ene 2013, 13:33

    Bueno, Ana, tú eres una persona con muchas ganas de aprender y eso único a tu sensibilidad lírica es una buena base para obtener un buen resultado. Yo te ayudaré en lo que pueda. Para mí es una satisfacción y un reto trabajar contigo.

    Un abrazo.
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 24 Ene 2013, 13:37

    Yo creo que la lectura precede a la escritura, Evangelina, y si nos gusta leer poesía pues vamos cogiéndola y eso nos permite dar forma luego a nuestra imaginación, nuestros sentimientos. Para mí esto no es un trabajo sino una diversión. Aprender divitiéndose.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 24 Ene 2013, 13:51

    Bueno, Pascual, la información sobre métrica que aparece en este trabajo no es mía, sino sacada de wikipedia, tal como indico al principio de la misma. El texto que mencionas seguro que será igualmente bueno para aprender sobre métrica. Lo importante es llegar a conocer algo de la Métrica, sea para seguirla (escribiendo verso clásico), sea para oponerse a ella (escribiendo verso libre).
    Otra ventaja que proporciona el estudio de la métrica es que nos proporciona conceptos poéticos y nos facilita entendernos entre poetas. De la misma manera que entre médicos, abogados, economistas, el empleo de las palabras de su argot, nosotros como poetas tenemos nuestro argot, nuestras palabras, y la métrica las reúne y define.

    Un abrazo.
    Pedro


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