EN LA ÓRBITA DE LA POESÍA NEORROMÁNTICA: FLORBELA ESPANCA.
Florbela Espanca (1894-1930) es por fecha de nacimiento de la misma generación que Pessoa, Sá-Carneiro o Almada. Solo un año la separa en edad de este
último. Sin embargo, la poetisa no se vinculó nunca a ninguna corriente estética
concreta y fue, en términos estéticos, más conservadora que moderna. Siguió un
camino marcado por algunas infl uencias, como la de Antero de Quental y, sobre
todo, la de António Nobre, que la hacen representante tardía del neorromanticismo de fi nales del XIX.
La vida de Florbela Espanca está marcada por el fracaso amoroso, empezando
por el afecto paterno y pasando por sus tres matrimonios y dos divorcios. Fue hija
ilegítima de un padre, en cuya casa se crió, pero que no la reconoció hasta mucho
después de su muerte, cuando la ciudad de Évora le dedicaba a la poetisa un homenaje. Fue esposa de maridos que, según sus biógrafos, no entendieron la pasión que
ponía en componer lírica. Sin embargo, más que cualquier otro acontecimiento, la
muerte de su hermano al estrellarse con su hidroavión en el Tajo agravó su dolencia psíquica. El fracaso en las relaciones amorosas y su tendencia hacia la depresión
se resuelven en varios intentos de suicidio, el último con éxito en 1930.
Ha sido habitual poner en relación este cuadro trágico con los sentimientos que
se plasman en su lírica, pero no hay que olvidar que el perfi l de Florbela Espanca
es también el de una mujer empeñada en su formación, que hace estudios secundarios en una época
en que el analfabetismo tocaba muy especialmente
a las mujeres y tardíamente se propone realizar estudios universitarios de Derecho; una mujer culturalmente activa, que colabora en revistas de diversa
naturaleza, algunas dirigidas a un público femenino (Portugal Femenino); una mujer arriesgada que
organiza y publica su poesía, a pesar del poco favor
que recibió de la crítica (Livro das Mágoas en 1919 y
Livro de Sóror Saudade en 1923. Póstumamente aparece Charneca em Flor, 1930).
Florbela hizo de los sentimientos de amor, soledad, tristeza melancólica y aspiración a la plenitud
tema de sus versos. Pero sobre todo es por la expresión del amor por lo que es más
popular. Se trata de un amor con muchos matices: cuando va dedicado a un amante, puede ser amor ilusionado, amor sufriente y desengañado, amor apasionado
hasta llegar al deseo físico o amor insatisfecho, pero, en otras ocasiones, es amor
fraterno o amor a la tierra y a la creación. Hasta tal punto es excesivo su anhelo de
amor, como búsqueda típicamente romántica de lo absoluto, que se convierte en el
fi n mismo y se expresa en versos que son gritos desesperados:
Eu quero amar, amar perdidamente!
Amar só por amar: aqui... além...
Mais Este e Aquele, o Outro e toda a gente...
Amar! Amar! E não amar ninguém!
Su procedencia alentejana (era natural de Vila Viçosa, localidad próxima a
Évora y a la frontera española) también se deja sentir en su poesía, donde aparece
con frecuencia el paisaje natural con el que se identifi ca, en una especie de fusión
muy al gusto simbolista:
Horas mortas… Curvada aos pés do monte
A planície é um brasido… e, torturadas,
As árvores sangrentas, revoltadas,
Gritam a Deus a bênção duma fonte!
E quando, manhã alta, o sol posponte
A oiro a giesta, a arder, pelas estradas,
Esfíngicas, recortam desgrenhadas
Os trágicos perfi s no horizonte!
Árvores! Corações, almas que choram,
Almas iguais à minha, almas que imploram
Em vão remédio para tanta mágoa!
Árvores! Não choreis! Olhai e vede:
-Também ando a gritar, morta de sede,
Pedindo a Deus a minha gota de água!
(Árvores do Alentejo, Charneca em Flor, 1930)45
45 “Horas muertas… Curvada a los pies del monte/ La planicie es un brasero... y, torturados/
Los árboles sangrientos, revelándose/ Gritan a Dios la bendición de una fuente! // Y cuando, avanzada
la mañana, el sol pespunte de oro la escoba, ardiendo, por los caminos,/ Como esfi nges, recortan
desgreñadas/ sus trágicos perfi les en el horizonte // ¡Árboles! ¡Corazones, almas que lloran,/ Almas
iguales a la mía, almas que imploran/ En vano remedio para tanto pesar!// ¡Árboles!¡No lloréis!
Mirad y ved:/ - También ando gritando, muerta de sed/ Pidiendo a Dios mi gota de agua.
Autoría femenina y temática amorosa han sido a lo largo de la historia un par
recurrente. Sin embargo, Florbela Espanca consiguió trasladar a su lírica (con el
soneto como estrofa preferida) la energía, la sinceridad, incluso el atrevimiento
respecto a la moral de la época, que la singularizan y mantienen el interés de su
obra. Considerada la voz lírica femenina más importante de la primera mitad del
siglo XX, estatuto que la separaría de un supuesto canon masculino, no puede
olvidarse que todo el reconocimiento de público y crítica que le faltó en vida lo
recibió con creces su obra póstuma, en la que se incluyen también cuentos (As
Máscaras do Destino, 1931) y cartas. Ediciones y reediciones en los años 30, posteriormente estudios y traducciones así lo demuestran46, confi rmando que el gusto
del público lector no siempre discurre al unísono de los juicios críticos que se
forman en una época
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