(Nobel 1971: agradeciendo los mensajes del pueblo chileno)
"Bueno, en realidad es Pablo Neruda quien les habla a ustedes, chilenos, esta noche. Es el mismo de antes de este sonado premio. Y el tener un apellido más en la firma, en la rúbrica o en el nombre es, si bien un motivo de alegría, de regocijo, es también una complicación más de las muchas que me ha traído la vida. Pero no voy a generalizar demasiado. Quiero contarles mis sentimientos con mucha sencillez.
Yo he recibido esta noticia con bastante sorpresa. No quiero exagerar. Pero es demasiada sorpresa. No una sorpresa de ésas como si se cayera una puerta delante de uno. O se abriera. Sino una sorpresa regocijada. Hacía ya mucho tiempo que me preguntaban los periodistas. Bueno, usted, cuándo va a sacar el premio? Yo les decía. pregúntenselo a la Academia Sueca. Ésa era mi respuesta. pero había algo más que esa pregunta profesional de los periodistas. En todas partes, principalmente en mi país, en mi patria, ante ustedes, que estoy hablando a la gente más inesperada, de arriba, de abajo, de frente o de lado y sobre todo la gente más modesta, la gente de nuestro pueblo, la gente que más quiero yo, la mayoría inmensa, la gente de esa mayoría me preguntó muchas veces en minas, campos y caminos, mercados y librerías, cuándo me iba a sacar el premio? Qué por qué no me lo daban?
Ellos creían que era cuestión que alguien tocaraun botón en el mundo y las cosas son más complicadas que eso. Y entonces ya me había acostumbrado a no tenerlo y además a tener esa experiencia desilusionante, porque muchas veces ya me apresuraba un tanto el premio que ya lo creía tener, porque me venían a decir que ya era un hecho, que ya era un hecho, y al día siguiente con gran satisfacción del que lo obtuvo en aquella ocasión, era el premio para otro poeta que lo merecía sin duda, más que yo. Y naturalmente ese premio estaba casi siempre bien dado.
Y ahora, entonces, ha pasado esto. Y tengo naturalmente que pensar, reflexionar, en muchas cosas que se le agrega uno, que no se le agrega. Porque uno no puede cambiar... Tiene siempre una nueva responsabilidad. Yo no rehúyo las responsabilidades. Ante todo quiero decirles que quiero agrdecer en CHILE a cuantos me han saludado desde lejos. Yo sé lo que para muchos vale en escudos un cable, un telegrama. Hay que pensar y hablar de las cosas como son, porque a mí me ha costado mucho toda la vida mandar cables al exterior puesto que valen mucho. Pero a los que, en fen, les era más sencillo o más difícil, les agradezco tanto como a los que que se sirvieron enviarme saludos. Entre ellos, naturalmente, mi amigo admirado y querido, el presidente de la República Salvador Allende en plena lucha por restituir la nueva independencia de nuestra patria. A él y a Tencha, la dulce, la dulce. A los jefes del ejército y de la marina, que han tenido un pensamiento para un poeta que está cerca de la trdición y ha celebrado a los héroes y ha estado en todos los sentidos con la hostoria heroica de nuestra patria. Para qué hablar de cosas que me han conmovido, como el saludo del cardenal de la Iglesia de Chiles, que me ha saludado barriendo las fronteras de las cosas que nos diferencia, las ideas que nos separan y las luchas que nos unen.
En fin, a carteros, a mineros, a campesinos, amigos personles, al pueblo de Chile, a los centenres y centenres de telegramas que he recibido yo en esta vez, en estas circunstancias para mí sorprendentes. Pero en fin, si vamos a examinar, si me van a preguntar ustedes, qué hay de esto? Se qué se trata? Si eso tiene alguna significación dentro, fuera de mí, puesto que eso es lo más importante? Y es ésa la pregunta que me han hecho muchos de los periodistas que vinieron de Francia, de este país, como de otros países de Europa. Si esto recaía en algún sentido en la vida social de Chile, de mi patria, yo a pesar de que creo que estos premios no son politizados hasta este extremo, pienso que de todas maneras, como cuando se produce un fruto o muchos en un árbol, en una planta, los frutos caen y caen para mi pueblo.
Sobre todo cuando atravesamos este momento espectacular de nuestra vida que es mirada con atención por todos los pueblos del mundo, por todos los espíitus libres de la tierra, por todos los gobiernos, por todos los jóvenes, por todos los viejos.
Otra vez me tienen ustedes aquí entre mis libros, las cosas que me gustan. Arriba está el deber, la embajada, los tremendos trajines. Esta embajada es una vieja casa.
Como decía, recuerdo a todos ustedes y agradezco los sentimientos expresados en muchos mensajes que me han llegado. Entre las fuerzas armadas no puedo olvidar, la Fuerza Aérea que me ha distinguido con un telegrama amirable, carabineros, la dirección de carabineros, las universidades, la de Chile, la Católica y otras, La Universidad Técnica, los obreros del cobre, los obreros del salitre, en fin, gremios y gremios que me han saludado esta vez.
Tampoco puedo olvidar el admirable mensaje de mi partido, el Partido Comunista, cuya altura y cuya amplitud me h hecho estar una vez orgulloso de haber, desde hace tantos años, convivido en la lucha de los comunistas, los descendientes de Recabarren, los discípulos de lafertre. También a los otros partidos que me han saludado, debo saludar y reconocer.
Pero en general, es tan poderosa esta ola de saludos que me conmueve, que sacuden en mí todos los sentimientos que nunca están dormidos, que estuvieron esperando el mensaje de mi tierra, que ahora cuando municipalidades y personas, gremios y sindicatos, , universidades y partidos me saludan, debo pedirles tmbién algo a los chilenos. Si bien yo sé, como decía, que este premio recae en nuestra nacionalidad y va también hacia los pueblos americanos que han sido mi tema, que han formado parte integral de mi poesía durante tantos años, también tengo el derecho de pedir a mi pueblo en estas horas trascendentales para la vida de Chile, cuando desde todos los sitios más lejanos del planeta se nos mira esperando, esperando lo mejor para nosotros (1), quiero pedirles a todos los chilenos, en nombre de esta distinción, que se mantenga la firme lucha por cambiar el anacrónico, viejo y podrido sistema del pasado, saludando a la Unidad Popular, que lucha acompañada por la mayoría del pueblo por la transformación de Chile, debo decirles una vez más lo que se sabe: la responsabilidad de cada uno de los chilenos. Estamos nosotros viviendo un punto culminante de la historia: vamos a volver al pasado feudal, vamos a volver a entregar nuestras riquezas que entregó la oligarquía chilena, los derechistas que se disfrazan de patriotas y que dieron el patrimonio nacional a los extranjeros? O vamos a cambiar el sistema de latifundios, vamos a cambiar el sistema de monopolios? Es decir, vamos a ir hacia atrás: éste es el minuto, éste es el momento. o vamos decididamente a cambiar el rostro y la profundidad de nuestra patria? Que este sentimiento, , en que la esperanza se está construyendo, en que estamos vertiendo el contenido de una lucha que comenzó con los libertadores de la patria, en 1810: está decidiéndose en este momento ese destino. Cuando nos miran, en especial los pueblos de América, tenemos que sentir todos nosotros la responsabilidad de este minuto histórico, como lo sintieron en el pasado los libertadores. Estamos en la época de la liberación y si antes vemos en la historia figuras individuales que se destacan, el mundo ha cambiado y los liberadores, los libertadores no sólo son los cuatro, cinco, seis o siete nombres que se distinguen en esta lucha, sino que ahora toda la mayoría, todo el pueblo y cada uno tiene su tarea, su responsabilidad y el deber de comprender las dificultades que tenemos que atravesar para limpiar el camino y el destino de la patria y hacer de Chile un país con mayor dignidad, con mayor soltura, con la prosperidad que nos pertenezca, un país que sea lección, enseñanza y flor entre los países de nuestra América, entre nuestros hermanos latinoamericanos.
Son grandes tareas.
Si mi premio , o si mi conversación se desvía de este premio, es porque el sentimiento de reconocerlo no sólo va más allá de la superficie de nuestro país, sino también sale fuera de mi íntima persona, de mi personalidad y de mi propia poesía.
Ay, cuantas veces en la historia de mi vida se confundieron los sentimientos de creación o de inspiración, o de trabajo, con los amplios, profundos y extensos sentimientos de amor hacia mi patria, a la que tantas veces canté...
¡Presenta ante las cámaras a su hermana Laura, "que quiere decir mi infancia" y a Matilde,"que significa mi vida madura".
Juntos, con ellas , hemos estado viendo los mensajes, telegramas, las cartas y, en fin... Bueno, ustedes también se interesarán por saber mis proyectos. Mis proyectos son cumplir con mis deberes que el gobierno y el presidente Allende, el compañero presidente, me hicieron el alto honor de representar a mi país y voy a seguir representándolo. A ver si me doy un minuto para alcanzar a saludar personlmente a los chilenos. Yo creo que esta noche he hablado demasiado, pero también he despejado demasiadas cosas dentro de mí. Especialmente, recuerdos, detalles, individualizaciones. Recuerdos para Parral, para Valparaiso, para Temuco, para el norte, para el sur. En fin, cuantos se crean olvidados por mí, no lo piensen. Yo los estoy recordando a todos. Si bien les he hablado demasiado srio, con una cara que parece triste, no se olviden, ya han conocido en Chile demasiado mi cara para saber que yo soy triste por fuera y alegre por dentro.
Entonces, una vez más, quiero decirles que este premio, esta distinción, abarca más allá de mis méritos y de mi poesía y abarca, y hablando verdad y inceramente, muchas cosas, muchas proezas que no hice yo, sino otros, entre ellos la noble figura de Gabriela Mistral que antes que yo recibiera esta distinción extraordinaria y aquí, junto a Matilde, mi mujer, y junto a mi hermana laura, me quedaré estos días cumpliendo mis trabajos y recordándolos y saludándolos todos.
Viva Chile y venceremos, como dice el lema que tanto nos sacudió el corazón hasta llevarnos a una maravillosa victoria que debemos mantener!"
( Texto de la intervención del 23 de Octubre de 1971, difundida desde París por el Canal Nacional de televisión, Publicada en El Siglo, Santiago, 25.10.1971)
(1) En otra exposición adjunta.
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