del lenguaje cifrado del exorcista,
alabado sea el sueño y el invierno dulcísimo en que dormitan los muertos,
alabada la casta beatitud de los leones marinos
y el domador de focas,
alabadas las manos que abrazaron en un solo temblor
la pubertad del mundo,
los ojos que burlaron la neblina de los inspectores fiscales
y prestaron sus dársenas a los chamanes de la inmortalidad,
alabado el idioma de los cerezos lampiños
y las estilográficas que invierten los balances nocturnos,
alabado el doncel que se quedó dormido los siglos de los siglos
y el mármol donde escriben sus versos los poetas fluviales,
alabados los tiempos de la conjugación y los casos de las declinaciones,
alabado el verdugo que ha dejado de serlo,
las colimas de lujo que hoy militan en las filas obreras,
los jarabes que curan,
las plegarias que matan
y los vinos que estudian metafísica cuántica en Nueva York,
alabada la antorcha
y el humo
y la piedra lunar
y la quietud de los libros que obtuvieron matrícula,
alabada la nieve, una copa vacía, un beso de marfil y un cuerpo embalsamado.
Alabados por siempre quienes logren salvarse
del derrumbe inminente que pregonan los videntes tectónicos.
Alabado sea Dios por los errores de bulto que permiten a un hombre
desconfiar de Dios.
Última edición por Vicente Martín el Sáb 22 Ago 2009, 05:58, editado 1 vez
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