Vincenzo Cardarelli (1887-1959)

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Vincenzo Cardarelli, seudónimo de Nazareno Caldarelli (1 de mayo de 1887 - 18 de junio de 1959) fue un poeta y periodista italiano.

Cardarelli nació en Corneto, Lacio, en una familia de origen de las Marcas. Su padre era Antonio Romagnoli. Sus estudios fueron irregulares y se presentó a diversos trabajos. En 1906, cuando se había trasladado a Roma, comenzó su carrera como periodista.

Cardarelli publicó artículos en la revista literaria boloñesa La Raccolta entre 1918 y 1919. En 1919 creó, junto a Riccardo Bacchelli y Emilio Cecchi, la prestigiosa revista La Ronda (1919-1922). Fue uno de los colaboradores del diario fascista Il Tevere.

Carderelli ganó dos premios literarios, incluido el Premio Bagutta de 1929 por Il Sole a picco y el Premio Strega de 1948 por Villa Tarantola.

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Algunos poemas de Vincenzo Cardarelli, en traducción al español de Antonio Colinas:


NOCHE EN LIGURIA

Lenta y rosada sube sobre el mar
la noche de Liguria, perdición
de corazones amantes y de lejanas cosas.
Se demoran las parejas en los jardines,
las ventanas se encienden de una en una
como muchos teatros.
Sepultado en la bruma huele el mar.
Las iglesias, en la orilla, naves parecen
que están para zarpar.

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ADOLESCENTE

Sobre ti, virgen adolescente,
hay como una sombra sagrada.
Nada existe más misterioso
y adorable y propio
que tu carne desnuda.
Pero en tu cuidada vestimenta te recluyes
y lejos habitas
con tu gracia,
donde no sabes quién te alcanzará.
En verdad, no yo. Si te veo pasar
a tan real distancia
con la cabellera suelta
y toda tu figura erguida,
pierdo el vértigo.
Eres la imperiosa y llana criatura
a la que oprime en su respiro
el oscuro júbilo de la carne que apenas
soporta su plenitud.
En la sangre, que en tu rostro
tiene huellas de llama,
el cosmos sonríe
como en el ojo negro de la golondrina.
Tu pupila está quemada
por el sol que está en ti.
Tu boca está apretada.
Tus blancas manos no conocen
el humillante sudor de los contactos.
¡Y pienso de qué manera tu cuerpo
vagoroso y difícil
hace desesperar al amor
en el corazón del hombre!

Alguno te desflorará,
boca de manantial.
Alguno que no lo sabrá,
un pescador de esponjas,
se hará con esa rara perla.
Dicha y suerte le dará
el no haberte buscado
y no saber quién eres,
y no poderte gozar
con la celosa consciencia
que al Dios celoso ofende.
Oh, sí, el animal
será bastante ignorante
para no morir antes de tocarte.
Y así es todo.
Ni siquiera tú sabes quién eres.
Y te dejarás coger,
pero para ver cómo se hace el juego,
para reír juntos un rato.

Como la llama se pierde en la luz,
así, al contacto con la realidad,
los misterios que prometes
en la nada se disuelven.
¡Inconsumada pasará
tanta dicha!
Tú te darás, te perderás
a causa del capricho que jamás
adivina, al primero que te guste.
El tiempo ama la broma
que lo ronda,
no el cauto desear que se demora.
Así, la adolescencia
hace rondar el mundo
y el sabio no es sino un adolescente
que se duele de haber crecido.

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INSOMNIO

A veces me parece ver el Sueño,
monstruo enorme, impalpable,
que sobre mí está dispuesto a devorarme
y en ese mismo instante soy su presa.
Qué tremenda, desgarradora guerra,
es la que yo he entablado
con él, frecuentemente.
Al Sueño, me refiero. Y paso delirando
las horas que son suyas.
Larva inquieta, durmiente, que camina
y va soñando y cree estar despierto.

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ESPERA

Hoy que te esperaba,
no has venido.
Y bien sé lo que significa tu ausencia,
tu ausencia que rebullía
en el vacío que has dejado,
como una estrella.
Dice que no quiere amarme.
Como la tormenta estival
que se anuncia y después se aleja,
así te has negado a mi sed.
En su nacer tiene el amor
estos inesperados arrepentimientos.
Silenciosamente
nos hemos entendido.

Amor, amor, como siempre,
quisiera cubrirte de flores y de insultos.

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SEPTIEMBRE EN VENECIA

Ya los precoces crepúsculos de septiembre
se oscurecen en Venecia
y de luto se visten las piedras.
Arroja el Sol su último rayo
sobre el oro de los mosaicos y enciende
fuegos de paja, efímera belleza.
Y sin notarse, tras las Procuradurías,
surge mientras la Luna.
Luces festivas y plateadas sonríen,
van discurriendo trémulas y lejanas
en el aire frío y oscuro.
Yo las miro hechizado.
Acaso más tarde recordaré
estos amplios atardeceres
que llegan con rapidez,
y más bellas, más vivas, sus luces
que ahora me desesperan un poco
(¡siempre tan fuera de mí y tan distantes!)
volverán a brillar
en mi fantasía.
Y será apacible y verdadera
mi felicidad.

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PARTIDA MATUTINA

En mi pueblo no puedo dormir.
Siempre me levantaré con las primeras luces
y huiré sin despedirme.
¡Cuántas mañanas de mi infancia
se parecieron a ésta,
ventosa y festiva,
con el borrascoso mar a la vista
y la tierra mojada!
¡Cuántas veces recorrí este camino
en el que hoy me vuelvo a encontrar y me asombro
de estar aún en el mundo!
Desconocido, inesperado,
heme aquí e nuevo en camino
hacia aquella estacioncita solitaria
en la que viví de niño, a la que vuelvo,
y todo mi pasado
se me derrumba encima.
Enrojezco al sonido
de mi voz.

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ESTIVA

Vasto verano,
estación de los climas densos,
de las grandes mañanas,
de las albas sin ruido,
-uno se despierta como en un acuario-,
de días idénticos, astrales,
estación la menos doliente
de crisis y oscurecimientos,
felicidad de los espacios,
ninguna promesa terrenal
puede dar paz a mi corazón
como la certeza del Sol
que en tu cielo rebosa,
extremada estación que caes
postrada en enormes reposos,
de los oros a los más vastos sueños;
estación que conduces la luz
para dilatar el tiempo
más allá de los confines del día,
y parece como si pusieses a veces
en el orden que procede
alguna cadencia de la demora eterna.

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MARZO

Hoy la primavera
es un vino efervescente.
Espumea el primer verdor
en los grandes olmos floridos en ramilletes
de los que el polen ya cae
como una lluvia difusa.
Entre las ramas cargadas y pródigas
picotea un jilguero.
Verdes suenan las persianas
en las fachadas rojas
que un claro, alegre viento
de marzo limpia.
Todo es color de prado.
Hasta la hiedra está ilusionada,
el musgo es más verde
sobre los viejos troncos inmemoriales
que no tienen estación,
a lo largo de las umbrosas y macilentas ruinas
a las que también marzo renueva su grave manto.
Sacudida por un hálito inmenso
la ciudad vive un día
de humores campestres.
Ebria, la primavera
discurre con la sangre.

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MEMENTO

La idea que tenemos de cada cosa
es motivo para que todo nos desilusione.
Mala cosa es señalar lo verdadero,
proyectar lo ignoto.
El mal está en nuestra fantasía
ya que, perfecto y admirable, se finde
cada acontecimiento,
está en la ansiosa espera
del día dichoso,
del afortunado encuentro
que luego nos desengaña.
Ansiaban la fiesta y he aquí que ha llegado.
Las horas pasan felices y melancólicas
como para un niño
que estando vestido de nuevo nadie acaricia.
A veces, el bien obliga,
amenaza con sofocarnos.
Pero el mal es continueo, goteante.
El biene s la infracción, el mal es la norma
en nuestra existencia.


VINCENZO CARDARELLI, Antología esencial de la poesía italiana, Espasa Calpe, 1999.