Mateo Rello (1968-

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Mateo Rello (Badalona, 1968) viene desarrollando una poética ambiciosa desde la que elabora distintos lenguajes para cada proyecto. Como ya ocurría en su primer título, Orilla sur. Fábula de Barcelona, esta ciudad es una presencia frecuente en sus versos; así también en A lomos de salamandra o El atlante, libro profusamente ilustrado con fotos. Varias de sus obras adaptan a la poesía en castellano géneros como el de aventuras o el gótico: Libro de cuentos, la plaqueta Tahúres y emplumados o Meridional asombro, una nouvelle en verso cuya materia (aparente) es la expedición de Shackleton a la Antártida. En el elegíaco Los primeros ángeles, un homenaje a la figura de la madre, resuenan los ecos sorianos de Bécquer y Machado.
Dirige dos proyectos dedicados a la poesía en lenguas peninsulares: la revista Caravansari (www.caravansari.com) y su bienal, que se celebra en Sta. Coloma de Gramanet (Barcelona). Ha participado en varios festivales internacionales de poesía en Venezuela e Italia, y en diversas antologías poéticas.

(Sacado de https://www.librosdealdaran.com/mateo-rello/ )


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Algunos poemas de Mateo Rello:


De Orilla sur. Fábula de Barcelona, 2002:


NUEVA ODA NOVA A BARCELONA

Los que nos hemos visto alguna vez
privados de tenerte y alejados
escondemos en un equipaje
siempre a medias hecho
-debajo de camisas y de prendas más íntimas-
una cartografía de tus cosas, que, así dijo el poeta,
van a dar en el mar.

Yo he vuelto hoy, ciudad, para quedarme.
Deshago la maleta y rompo tus postales.
Abro a tu luz de nuevo mi ventana;
demorándome, enciendo un Montecristo;
lo saboreo y te saludo. estás
hermosa, como ayer, pero más escindida
entre un oficio de vanalidad,
ajeno e impostado
y el tumulto de los Nuevos Bárbaros:
promiscuidad de sillas en la calle,
Babel de voces en las plazas
y otra vez una fragancia de espontaneidad.

Antes de que sucumbas
a la fe del Emporio
y tu recuerdo muera con nosotr@s
-o la ciudad criolla que mañana serás,
y que en nuestra curiosidad es ya una herida,
te oculte para siempre-
quiero cantar tu fábula,
el espacio que acoge
nuestro sueño de hoy.

Porque al final de todo, al sur
de nuestros cuerpos y de tus calles,
de las horas mercantiles, amputadas,
una voz de sirenas, salada y antiquísima,
nos anuncia que espera en este puerto
listo para zarpar
un barco siempre incierto,
nuestro barco.



VENUS A LA HORA DEL VERMUT
(Barceloneta)

Con elegancia natural, distante
aunque un poco curiosa,
llegas sin saludar, te sientas
y la terraza de este bar se inflama
con los ojos saltones del asombro.

Y en un instante, mediando escasos gestos,
fácil como la seda te viste la mañana:
la luz alta y gozosa,
las olas ya menguadas,
la distancia de barcos (y los viajes),
los alcoholes servidos en las mesas,
las tapas, el humo de cigarros,
los juegos de miradas y las conversaciones.

Entre la picardía y el reproche
pinchas nuestra pereza, nos preguntas

"¿Recordáis aún
la vida bajo el agua
...................cómo era
nuestro horizonte submarino
sin árboles ni nubes, con tormentas
minúsculas de plancton,
y los alucinantes, los insomnes
colores enturbiados
recordáis nuestra vida bajo el agua?"

No recordamos ya. Pero has venido,
madonna milenaria de nuestra orilla sur,
con los pezones húmedos, salados,
poniendo el primer pie en la primera orilla, siempre
poniendo el primer pie en la primera orilla,
siempre como recién emergida.
Y porque tú has venido, poco a poco,
las calles que pisamos
..................no nos parecen ya
improbables ni absurdas frente al mar:
y la carne se inquieta
al toque de tu voz: melodía del barro
acechando la calma del pulso,
raíz de la canción de las sirenas,
de la canción primera
..................verde y azul.



POEMA DE LAS RAMBLAS

A Fani, como una bienvenida, este poema

Cojo la rosa pues la suerte manda
Ricardo Reis

Vistas desde una altura respetable
semejan más un bosque que una rambla;
un bosque que recorre,
llenándonos de pasmo,
la avenida final de su destino
y, clamorosamente, se dirige al mar:
la savia se persigna y la madera sueña
proas, cubiertas, mástiles, bodegas.

Pero no, se mantienen un día y otro día
en el mismo lugar. Eso sí:
gentes, costumbres, lenguas las transitan.
Aquí fue, en los setenta, la arteria libertaria.
la República d'A derrotada y tomada
a golpe de ceniza y de mentiras.
Luego el escaparate, y aún así, la vida.
Y quién de entre nosotros no se ha sentido aquí
máximo espectador, mínimo náufrago
de la deriva propia y de la ajena.
Después de las fachadas maternales o inhóspitas,
después de los encuentros que propone
la criatura fabulosa, Barcelona,
debéis venir aquí, meridiano acechado por pastiches,
porque aquí la ciudad se deja hacer,
consiente en no tener más santo y seña
que el flujo de miradas que a diario
la hacen y deshacen, la prenden y desprenden
infatigablemente.

Estamos, pues, en que aquí la ciudad
se distiende, y el paisaje deviene paisanaje;
ciertamente los quioscos, los plátanos
y algún que otro engendro arquitectónico
insisten en fingir la permanencia
pero tú sabes ya que Las Ramblas
son un museo de estatuas animadas
a custodia del variopinto puterío; y son
el fascinante cabaret que no te acabas;
son el griterío de colores
de los puestos de flores;
y son, bajo las hojas de los plátanos,
la luz en primavera;
son el público autóctono y el guiri;
son, también, els lladres i serenos
que en blanco y negro nos incordian;
son, tardaba ya en decirlo,
son un río y desde las orillas,
desde El Raval, la Babel incesante salta y salta,
y tú resbalas y estás participando
del gran misterio bufo de las razas.
....................................................Vaya,
Las Ramblas son un río,
el río humano que a la perfección cumple
ser imagen del mundo y de la vida.

Son Las Ramblas.
En cada posesión y en los constantes abandonos
está su santa vocación de hetaira: son Las Ramblas.
paséalas y acecha,
comparte plano con quienes te acechan
y déjate llevar porque, total,
son cuatro días y hoy la vida es bella.
Coge la rosa pues la suerte manda,
cógela y déjate: goza del caos denso,
llega al final con encendida borrachera.
Al sur caudal, acaba la ciudad y el mar te espera:
se reanuda el mundo, que al parecer existe,
o lo que quieras.

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BARCELONA

………………….Margen:
el símbolo de Barcelona está, probablemente,
en los gatos del Raval, y en los peces grecolatinos
que se comen en las noches calmosas del verano,
¿aún bajo el signo de la Rosa de Fuego?

Tú, que a nuestra imagen
y a semejanza nuestra,
eres tantas en una,
tú, la ciudad amada,
míranos a los ojos
porque queremos entenderte.

¿Qué cosa puede ser
una ciudad?
¿Dónde reside o sopla
el espíritu?
Hay, a un lado, palabras espantosas
como definición o idiosincrasia;
y al otro lado tú,
señora, pura, diosa
irrepetible en primavera
y sin explicación, como la vida.

Porque indudablemente están
los balcones con flores y con ropa
puesta a secar al sol,
las asepsias al norte, los jardines
estúpidos y horteras
y una verdulería, y un burdel
o esta plaza y tal calle:
el paraíso artificial, inhóspito,
los vivos con los muertos
y otras aves de paso…

Pero tú dónde estás, Barcelona,
pajarraco inasible o carne
de nuestra carne.
Avanza un pie si existes.

Porque a veces creemos que,
………….de repente, un día
tal cual eres emergiste del verde profundo,
avanza un pie si existes.
Porque tienes la hermosura confiada
la belleza procaz anterior al bombardeo,
avanza un pie si existes.
Porque mimamos a conciencia y cultivamos
este sueño panorámico y tópico,
avanza un pie si existes.
Porque son irrebatibles tu sístole y diástole
en algún lugar que no alcanzamos,
avanza un pie: esplendorosamente
existes

y eres tan evidente en primavera,
tan de la luz y los olores
de las cosas de tu esencia,
orilla sur que espera,
para entrar en el Mito,
que un día suba
…………….la última marea.

Qué presumida andarás
………………...en las lenguas.



CALLE CARBASSA, REINO DEL ROJO

Bajo el palio de mínimas lujurias florecidas,
de intensísimo rojo colgante, rojo de vida,
se entreabren y llaman los presurosos labios de la amiga.
Y entre casas y casos y causas desvanecidas,
qué sabor de tus labios, qué sabor de carmín y saliva.

Y entre muerte doliente y dulce, como el tacto bajo tu camisa,
palpitamos mejor y es mejor caldo la sangre encendida;
rodeados de muerte pues la vida precisa
ese rumor cercano del abismo, que acentúa y limita
el sabor de tus labios, el sabor de carmín y saliva.



CUANDO PERICLES HABLA A ATENAS

…………….Es
cuando Pericles habla a Atenas
y sus palabras cosen
con hilo oculto y rojo
los corazones atenienses.
Las ciudades huelen entonces
al roce de los árboles, murmullo
de corazones atenienses,
mientras tambores y trompetas
…………….de luz
resuenan en los ojos,
mientras, sin pausa, una
a una, se abren
tus calles, Barcelona,
rosa de fuego de un 19 de julio
lleno de corazones atenienses,
que al final de Las Ramblas
ven el primer azul.
Recorremos al son
de los bongos de fuego
las calles de La Habana
…………….-1959-
y hacia El Malecón,
donde las olas van y vienen
…………….con noticias,
baja un olor de sangre,
precediéndonos,
de corazones atenienses.
Abrimos las botellas
de vino rojo bullicioso;
desde As Portas do Sol
qué hermosa estás, Lisboa,
capital de la Grándola,
en este inolvidable
…………….25 de abril,
cuando Pericles habla a Atenas
y se encienden y alzan
los corazones atenienses.

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CANCIÓN DE LOS GATOS DE LA CALLE AURORA

Los gatos son señores.
Mansiones y jardines
estiran en la noche,
transportan en secreto,
construyen en la pobre
callejuela del Chino.
Los gatos son señores.

…..Para mi gata blanca he venido a maullar
…..quin perfum de magnòlia el seu pit odorant.

Los gatos son sensuales
piratas en las aguas
de charcos miserables.
Habaneras del lumpen
cálidas, elegantes
maúllan a sus gatas.
Los gatos son sensuales.

…..Para mi gata blanca he venido a maullar
…..quin perfum de magnòlia el seu pit odorant.

Los gatos son salvajes
vigías de lujuria,
son cupidos procaces;
la templanza de ocultas
estatuas yugulares
arañan, muerden, sajan.
Los gatos son salvajes.

…..Para mi gata blanca he venido a maullar
…..quin perfum de magnòlia el seu pit odorant.

Estos señores gatos,
faraónicos dandys,
son gatos ilustrados
que veneran al Mestre
Salvat, el gato pardo.
Democíacos, ácratas
estos señores gatos,
letraheridos y finos
estos señores gatos.

…..Para mi gata blanca he venido a maullar
…..quin perfum de magnòlia el seu pit odorant,
…..quin perfum de magnòlia el seu pit odorant.



EL ROMPEOLAS

A Violeta

…………….Este es
el país de los cuentos.

Id, mirad en toda la extensión
del espadón que aplaca nuestras aguas,

…………….ved:
parejas, grupitos sospechosos, solitarios,
cuentos que conocéis, pues son las mismas
desolaciones vuestras, las mínimas tristezas
y las máximas, las miserias ocultas
y las felicidades -islas, a veces
briznas de hierba.

…………….Este es
el país de los cuentos.

Aquí fluyen los cuentos
porque el mar acompaña y pulsa
cuerdas de hondura, melodías calladas
que los gatos acechan
(también aquí los gatos.
Son los mismos
del palacio de Ulises Laertíada,
del rubio Menelao,
gatos que permanecen
en un inconmovible tiempo azul).

…………….Este es
el país de los cuentos y los gatos.
Venimos a buscar
lo que tuvimos
o creímos tener en otro tiempo.
Pero los días no repiten
espumas que ya fueron,
pero hay entre las piedras
un peculiar color del agua
que nos recuerda el de unos ojos.

Qué más da si la memoria miente
un pasado improbable: siempre
queda el final de un cuento
la pena y el cansancio. Por eso,
como insectos que van hacia la hoguera,
vamos buscando un límite:
la huida hacia delante
o la muerte.



QUIERO UNA ESTATUA

Quiero, hoy que estoy vivo
……………………………..y gozo,
para cuando esté muerto
……………………….y en el pozo,
una señora estatuasen la calle Hospital, esquina
con Floristas

para que caguen las palomas
y me caliente el sol,
para que meen los borrachos
sus excelsis de alcohol,
para que pinten @ los anarcos
y sepa, si puedo, que quedan personas,
para que caguen las palomas,
para que me recuerdes cuando pases
porque ha pasado el tiempo y aún te quiero,
porque yo no he pasado aunque ha pasado el tiempo,
para que me recuerdes cuando pases.

Y que tenga estos versos en la base.

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PLAZA IBIZA

Venid a ver, en las mañanas grises,
esta plaza de calma y soportales
………………...…….dislocada,
………………...…….despistada
plaza no de ciudad, plaza de pueblo.

Entre la indiferencia y la melancolía,
romántico, folletinesco
………………...…….veréis pasar
al capitán Santiago Andía.



PRENDA DE CIUDAD

Me llevaré del mundo sólo eso:
la imagen de un balcón
con la ropa tendida y algunas flores rojas

-os quedará
el gesto de los gatos,
el deseo y abril,
unas calles que sueñan
con las calles hermanas
de ciudades de par en par abiertas
a las raíces viejas de la luz-.

Me llevaré del mundo sólo eso,
………………….sólo eso
para que todo, como un eco
ya muy poco creíble,
quede reverberando,
reverberando hasta apagarse
………………….como el mar
en el lomo incitante de los barcos.

Y que se acabe así:
una canción silbada
que se aprendió en un sueño,
una canción silbada
hasta el silencio.



SÓLO UN MOMENTO

De pronto abres los ojos; ves
las copas de los árboles
ardiendo.

Mi amor, sólo
un momento.

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De A lomos de la salamandra, 2009:


MONTJUIC, 1909

Hasta aquí llega el humo
y el ascenso al gran lomo de cetáceo
es gris como los días de la penitencia.
Vemos a nuestros pies estenderse la ciudad;
te señalo su perfil, como un alfiletero:
mástiles del puerto,
……………...…………...chimeneas, esbeltas
……………….........…………………………………..agujas góticas.
Y las altas humaredas.

En el foso del Castillo
que aprendimos a odiar,
la Semana concluye con descargas cerradas.



LA LIBERTAD LLEGANDO POR LA CALLE
DIPUTACIÓN, 19 DE JULIO DE 1936

(Pie para una foto de Agustí Centelles)

A Eduard Barbero

Adiestrados en viejos arquetipos
durante milenios cultivados,
te esperábamos vagamente alegórica,
pero idéntica a ti misma, inmaculada
y, así,
definitiva, de una vez.

Por eso nos costó reconocerte
en la ardua brega, acuciada de moscas y calor,
en la urgencia inmediata
del tiroteo
………………..y confundidos
en uno solo los olores de sudor y miedo.

A lo que olías también tú,
Niké de hombro desnudo
como nosotros sudorosa y asustada,
y a pólvora, y a grasa de máuser
-por eso nos costó reconocerte,
delicada y bellísima hasta oliendo
a entrañas de caballo muerto.



VÍA DURRUTI, 1936

A Óscar Carreño

Fueron días radiantes.
Del otro lado del umbral,
atronaban banderas en balcones,
tranvías y paredes.
Pañuelos en los cuellos.
Pintadas en los coches.
La Historia, esa madre distante y exigente,
bajó a la calle con sus grandes tetas
al aire y dispuesta para todos.

Luego, entre un estruendo de certezas,
los puentes cederían a la excesiva tensión;
quedamos nuevamente de este lado, entre despojos retorcidos
-escorias de plata, cabezas de Medusa, troncos
de un olivar efímero.
Luego, a la embriaguez le sucedieron
los rigores de a diario;
los incendios
en las ramas de todos los rosales se apagaron.
Luego, en fin, el invierno
y aquel entierro cuyo luto
serpenteó por toda Barcelona
-sobre el clamor de puños
y banderas rasgadas,
negras tormentas llovieron aquel día;
llovieron tenazmente, con una precisión
se símbolo. La ciudad para entonces era
un enorme rescoldo.

Vimos pasar la caja
a hombros de adustos milicianos
y fue en vano que pusieran su nombre
de difunto ecuménico
a una avenida que conduce al mar
pues por otra se iba yendo todo,
todo ya se perdía,
mejor: otra vez,
otra vez nos lo robaban.

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1957. DICEN QUE HA MUERTO EL FACERÍAS

(A la manera del Marsé)

Para Paco, para Manuel y Toni,
compañeros en la Redacción de “Soli”.

-...como un colador, te digo.

-Desde Urrutia.
-No, de la calle Nilo
………………..salieron los disparos.

-...en el solar de Verdún con Pi i Molist, acribillado…

-¡La Soli: “Bandolero muerto”!
-(“Soli” le llaman los muy puercos).

En la bodega, en los puestos del mercado.
Bajo las luces y el cartelón se la cola del cine.
En el tranvía (un rumor entre humo de cigarros
-¿Sabe?, me han dicho, he oído, dicen-
y humanidad de cuerpos apretados).

-Sargento, ¡el parte!- En los bolsillos del finado:
1000 francos y 500 pesetas.
Un espejo, una agenda, tabaco.
Pistola y cinco cargadores. La cartera
(identidad falsa). Una granada de mano…

-...¿Con el seguro puesto?
-Para seguir matando.
-Para no darles el gusto de cogerlo ni muerto.

Así fluye el secreto
……………….embutido en su piel de escamas invisibles
……………….-¿Sabes?, me han dicho, he oído, dicen-
como la sangre, como la savia y el aliento
……………….con la eficacia del contagio
……………….con el fervor de una consigna, barrio a barrio.

Y en el fragor del callejero,
noticia de los nombres legendarios.



PLAÇA DEL DIAMANT, 1960

Para Ferran Aisa y David castillo,
tras los incendios.

Va clareando el día. La luz
devuelve al barrio colores y arbolado,
reintegra las letras de todos los carteles,
y un vago aliento de leche fresca y pan caliente
se extiende por las calles,
las inaugura.

El grito nos sorprende;
gira ante nosotros
el entoldado con orquesta y parejas que bailan,
las malditas palomas, -pobra Maria!-,
los milicianos entre algarabía,
los bombarderos que muerden
…………………………………….jornadas en el calendario,
y el hambre hecha materia de color ceniza,
de color ceniza y olor de salfumant.

Luego
………...una paz de recuerdos
………………………………………..al fin desmenuzados
como migas de pan para los pájaros.



EN EL BAR MODELO, MADRUGADA
2 DE MARZO DE 1974

Me asesinaréis al amanecer, a escondidas,
pero temerosos, porque sabéis que mi nombre
no lo amordazará el silencio;
porque sabéis que mi sueño no lo ahogaréis.
Esta libertad, de labio en labio,
paso a paso, poco a poco
se os escapa.
SALVADOR PUIG ANTICH

En torno a un gran vacío,
a un desierto atroz de riberas ignotas
que no excede el espacio de esta mesa de bar
y sin otro calor que el del café con leche,
Imma y Carme tiritan
de viscosa humedad y de sórdida albada.

Imperceptiblemente,
…………………………….una corriente de aire,
acaso un soplo imperceptible,
y al punto los sobres del azúcar
……………………………..apenas un momento
………………………………………………….revolotean.

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SANTA COLOMA DE GRAMANET, 1971

Sobre la mesa del precario bar,
una tormenta de plástico duro
se derrama
y alguien revuelve el dominó,
repartiendo la suerte o la desgracia.

Uno de la partida mira por la ventana.
Con ojos de hombre viejo,
ve oscurecerse
un cielo de jarrones
en la inminencia del estruendo.
El primer trueno
y las fichas callan.
Si tiene que llover,
que llueva pronto,
que lo quiero ver.

Vino con la oleada
de los míticos murcianos.
De la barraca en La Torrassa, la Petita Múrcia,
al Frente de Aragón y del frente a la cárcel,
Se libró de las sacas.
Y luego, la barraca en Montjuïc.
Llegó a Santa Coloma
anciano ya y cansado,
pero vivo.

Con la moral de los supervivientes
que nunca mendigaron ni pidieron perdón
y aupado por compañeros y vecinos,
se levantó la casa en la montaña.

Hoy la montaña es también ciudad. Ha visto
calles arduas trepar por las laderas:
asmáticos adarves, fosos destartalados
bajo un ejército de antenas.
…………………………………….No le importa
que dentro de unas horas, esas calles,
abigarradas y azaarosas más que sucesivas,
de habitación difícil,
……………………………..se hayan vuelto
de nuevo navegables
-así sucede cada vez que llueve-
porque después calles y huertos
hierven de caracoles -¿dónde
se esconderían, los jodidos?-
y de críos
que juegan con el barro fresco
como de él recién nacidos.

La montaña le gusta
-amplio regazo de antiquísimo ídolo-,
como le gusta preguntar, y sabe de las cosas
que la montaña ha ido devolviendo,
restos de un viejo modo de vivir,
reliquias oxidadas de otras guerras
siempre contra los mismos
…………………………….hombres de pecho de lata.
¡Mira que hasta una calavera
atravesada por un clavo!
Se indigna ante tan clara mustra
de mala leche y falta
de sentido del humor
que pagó aquel íbero, de seguro
terco y rebelde como él mismo.

Y a la montaña va llegando ahora
la penúltima invasión: tras las hormigoneras,
las lecheras escupen sus legiones de grises.
Por la tormenta convocados,
del otro lado de la calle,
los manifestantes se arraciman
-octavillas y gritos,
banderas rojas y banderas negras.
Abandona la partida y piensa:
De algo hay que morir. Mejor que sea
boina calada y garrota en ristre.

Y con el gesto airado
……………………..de último comunero,
……………………..de cátaro irredento,
……………………..de aborigen furioso,
atiza los rescoldos de los viejos hogares,
la viejísima lumbre,
el fuego sagrado.



ESFINGE CONTEMPLA EL FINAL
DE LA MANIFA

De los botes de humo
sale la niebla que oscurece el día.
Sombras corren, se atropellan, caen.
Ulular de sirenas, algarabía
de cristales rotos y botellas que arden.

Allí el telón de áspera humareda
un momento se abre y deja paso
al estandarte peregrino:
dos palos y una cuerda
con la colada tendida.

Como estatua de sal, el policía
dentro de su coraza se detiene,
la porra en alto y desorbitado,
ante el enigma de la Esfinger
que a buen seguro, tú, lector,
habrás ya descifrado.

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De El atlante, Caravansari, 2020:


RAMBLAS

Allí donde mi cuerpo desemboca en dos sombras,
dos caudales
…………………….-uno sobre la calle que pasó,
otro sobre la de un cercano porvenir-,
en la ciudad sin fuentes, donde morir de sed, y desertada,
allí peno sin paz.

Allí peno sin paz,
………………………..donde mi cuerpo
se desgaja, donde dicen
los naipes de la sibila arena y oro.
Sin paz, yo celebrando
la savia que discurre,
…………………….secreta,
…………………………….por sus cauces,
la sangre de los pájaros, alta, sobre mi cabeza,
la de los transeúntes en torno, que discurre,
…………………………………………….secreta, tan roja,
………………………………………………………..por sus cauces.



PLANTAS, TRANSEÚNTES, EDIFICIOS…

Plátanos, transeúntes, edificios;
en sus fachadas, la pátina de grasa
de los muertos, uno a uno posados,
y sus generaciones: esa ciudad
de piedra y piel, esa es la mía.

*

El tiempo es un rigor, como el dinero.
Los cónsules un día desahuciaron
a los muertos de sus paredes,
los muertos ya no están, y se ha disuelto
esa mugre que amo como a mi vida.

O acaso sea yo, que no os veo
ni siento como ayer vuestra comunidad
y compañía.



LA MONTAÑA

Yo no he corrido tanto para esto.

Miro al este y al norte, donde las calles buscan
la montaña:
……………….su volumen, su sombra, su memoria.
Son murallas lo que fue horizonte.
O acaso sea yo quien, acuciado,
a saltos de rayuela entre los meses,
yo el que entró entre sus muros.

Pero alta, amuralla;
sombría, amasa sombras;
desentrañada,
…………………..ve extenderse el llano de la sal.
Carne asustada y los clarines
la saludan. Pendones y números,
grave el tambor dicen es del Rey.
Pasa la ronda:
órdenes de tolerantes -hábitos
coloristas, cívica algarabía- la guardan
con rogativas.

Ahí se alza. Pestes y bárbaros acechan
frente a ella, pero son, dentro,
los corazones los que hieden.

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EXTINCIÓN DE LOS VIEJOS TRANVÍAS

Hasta que un día pompeyano
cumpliera la sentencia del progreso
y todo aquel linaje de armatostes
murió cuando el asfalto condenó las vías.

En algún lugar bajo esa lava,
cubiertos por un lienzo de ceniza,
anidarán los huecos que tanto pasajero
dejó tras corromperse, grava
los roces, las miradas cal, una colmena
los globos de infinitas
conversaciones -y dentro, nubecillas
de polvo cuanto fue dicho-.

Yo era muy pequeño y no subí en ninguno.
Si sé de la extinción de aquella especie
es por las leyendas y comprendo
que hubo otra ciudad que fuera esta
y que mañana ya no habrá ninguna.



PREGUNTÉ A LA FUENTE CUÁNTOS
LUSTROS LLEVAS AQUÍ…

Pregunté a la fuente cuántos lustros llevas aquí,
si había contado las bocas saciadas
desde aquel día de su instalación.
¿Con qué edad las manitas de los niños
ya pueden con su palanca?

Dice tengo un río, quisiera
que me pinten de azul,
a qué este negro luctuoso
- a medida que el prócer las retira o las seca,
mermada de ejemplares, el genético
diapasón boqueando, la especie
se mustia, languidece, muchas
desarrollan manías-.

Le dije a la fuente: de azul, lógico,
y pensé parezco Saint Exupéry.
Pensé eres ridículo,
la fuente no es tonta como el Principito,
la fuente no puede hablar
y tú no te prodigas demasiado.

Pensé en las engreídas fuentes de mármol,
recónditas allí en lo hondo de sus jardines,
locas de tanto murmurar a solas
y siempre como a punto de decir
una palabra.
Pensé una palabra para quién.
Pensé ya no dais de beber a los vivos
ni dejáis que a través vuestro hablen los muertos.

Toqué el negro pilar de barroco pompier
con avidez amorosa.
Le pregunté a la fuente cuánta sed había saciado.



COLGANDO DE UN GRAZNIDO DE GAVIOTA…

Colgando de un graznido de gaviota,
el puerto hace equilibrios, mantiene
la ciudad a flote.
De río a río, de montaña a mar,
extienden, ignorante, su tumulto
las calles a espaldas del confín.

Aquí abrevan las grúas.
La alarma tensa sus cuellos:
de lejanías antediluvianas
llega la paz,
y la leyenda, con sus exigencias,
pone un mar sobre el nombre.

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De De magos y mineros (Una historia de Plutón), Aldarán, 2022:


ASÍ QUE LA SORPRESA
DE LOS OTROS CUERPOS…

Así que la sorpresa de los otros cuerpos
es repudio del vuestro. Asco,
miedo, agresión,
a veces humor negro: os quitan
con bicheros, os apartan.

Así que cada cual, su justicia y su fe
(no se os reconocen),
cada cual, su naufragio,
(y el vuestro es contagioso, se diría).
Fuera con esos cuerpos
costrosos,
……………..malolientes
que se nos parecen.
No nos miréis, porque también nosotros
podemos naufragar del mismo modo,
barquitos quebrantados,
en el sargazo de los basureros.



HURGAN CON UN GANCHO…

Hurgan con un gancho
en lo que ha sido de nosotros:
los estratos profundos del contenedor
guardan secretos y traiciones, abandonos,
hierro, cobre
o proteínas, el reciclaje
esto era, hasta aquí llegaba.
……………………………………...Nadie
nos conoce mejor que estas especies
que limpian la sabana.



SIXTEEN TONS

¿En qué profundidades, en qué abismo,
sima, hondonada o agujero
se abre una mina y cuál más enterrada,
más proscrita?

Cíclope desvelado*, su lámpara
ilumina las bolsas y los desperdicios,
vetas de apocalipsis entre cuatro paredes
de contenedor, y lo que va sacando:
paletadas, escorias, expiación.



*RAUDAS EDADES

Raudas edades,
la del carbón y el vidrio, la del hierro,
o la del cobre hoy:
mineros del arroyo, periféricos
mineros de los márgenes del tiempo.



MINa

La más profunda, hondísima, la vergonzante
mina de los residuos, sin embargo, transcurre casi al aire,
guardada por el asco y por la peste, por el olvido y las prioridades
de un pacto nunca escrito,
……………………………………...da hierro, cobre, aleaciones
impuras, proteínas,
nuestro reflejo y penúltima verdad.

Ahí vamos muriendo cada día,
crece el túmulo,
va alargándose su sombra,
la penumbra es muy dulce, el sueño, adiós, adiós.



EMPORION

I

hay mineros del cobre y hay misteriosos
prestidigitadores
que encantan los objetos y los vuelven místicos.
Juguetes rotos, transistores mudos,
mecheros de pasadas glaciaciones, para qué sirven.
Su valor de uso será recompensado con monedas
de qué yacimiento olvidado.

Por último, decidme, este mercado de las pulgas
¿es cambalache o capilla ardiente?

II

Al pie de los anillos de cemento,
allí donde el fracaso se remansa
-tan cerca de la gloria, quién diría,
pero fuera de órbita por siempre-,
ofician la quimera de su mercadeo:
………………………………………………...adoran
fetiches de un dios sin fieles.

III

Este, zapatos sueltos; aquel,
piernas de muñeca, un racimo
de ballet demediado.
“Metafóricos burdos”, me dirás,
pero es que vienen de un reino lejanísimo
tras de penoso viaje, son la embajada
del país de las amputaciones
y tal es su comercio, qué esperabas.

IV

Chamanes, locos, chacales, qué sois.
Los oficios quiméricos, decidme,
a qué reino pertenecen.

V

No es el diván, son las excavaciones,
maestro Sigmund, lo que mejor ilustra
nuestra psicopatología cotidiana:
es muy reveladora
esa tendencia a despistarse
y a perder cosas: amuletos,
llaves, monedas, ciudades
-ciudades
de las que a veces solo queda
un rastro hermoso, pero ajeno,
en la leyenda o en la toponimia-;
y es tan conmovedora esa querencia
por ir dejando rastro
que nos ate a la tierra, maestro,
o nos haga volver
del frío hondo de la muerte,
y es tanto, tanto el miedo.
Maestro Sigmund: de todas
las que nos da la arqueología,
esa lección sin duda es la mejor.

*

ELLOS ARAÑAZOS EN LA ESPUMA,
TRÁNSITOS…

Ellos, arañazos en la espuma, transitos
de agua en el cemento, se van
como su género, sin dejar huella.
No un silencio solemne,
no la memoria anónima y gregaria,
no el tiempo: el camión
de la basura se los lleva.

.


ÓRDENES MENDICANTES

Colgados de una lágrima de vino
o tejiendo en la acera vuestra tela,
vais por otra ciudad, no tiene nombre,
es Corte y milagrosa.

Con hábito de padres amantísimos
o bajo el estandarte de la úlcera,
husmeáis la piedad del transeúnte,
tiráis – siñor, siñor – de lingua franca
y,hechizando la válvula del miedo, dais
la paz a plazos de los que os dan.

Sois la vigencia de los folletines,
la maldad de quien mata en diferido.



SIN PAPELES

Yo he visto de repente un alfiler de luz
atravesarles el pecho,
clavarles al vacío como a mariposas.
Yo he visto entonces hacerse más sutil, más delicado
el matiz azulado de la piel,
clarear hasta llegar a ser traslúcido
y en segundos desaparecer.

Los transeúntes, cómplices, vamos atravesando
el apenas jirón de aire que ocupaban,
hasta el cuerpo negado
(extraterritoriales, 20 millas),
envés del aire, costura de la luz
que absorbe el cuerpo
(la extranjería, el limbo),
el cuerpo ajeno
(repúblicas hundidas, las atlántidas),
y hasta el cuerpo negado
que está a la vista, pero no es posible.



PERDISTEIS EL TENER, PASÁIS
POR EL ESTAR…

Perdisteis el tener, pasáis por el estar
y sois el ser.

Los objetos regresan, se redimen;
vosotros, demonios del retorno,
qué esperanza tenéis, qué patrimonio.

Saco de dientes, viene la paradoja
a morderos la piel:
sin otra propiedad que el propio cuerpo,
mundos de hueso, ciudadelas de piel,
dónde se han de librar las guerras de la vida
sino en la carne sola
que poseéis.

.


LA ÚLTIMA BARRACA

El alcalde exultaba y exultando
lo enviaron las cámaras a la posteridad.
Mazo en mano, parecía un titán
o un dios del Norte
………………………….y a sus golpes
tembló la antena como un pájaro herido,
se derrumbaba sobre los cascotes.

En las entrañas tibias, palpitantes aún
de ave tan extraña, el alcalde nos leyó el futuro.
Tintineaba, pero olía a mierda.



DISTRITO V

Como la letra, suela la profilaxis
entrar a sangre y fuego:
un bombardeo cada medio siglo
o, más civilizado, la piqueta
parecen saco, pero son higiene.

A su modo, proclaman un diagnóstico:
la memoria es incómoda o temible.



CÓSMICO ALBAÑAL

Pueblos del inframundo, como otros lo han sido
del mar o las estepas o montañas,
vuestros tránsitos son vertiginosos
y así de efímeros vuestros asentamientos
-caravanas, cajeros, barracas o puentes:
portales de belén para estrellados-.

Una nación sucede a otra, un pueblo sustituye al
anterior:
estratos de papel su rastro.
Y alfombras voladoras los emporios
de vuestro magro tráfico.

Reyes sin tumba, tumbas sin gloria, nómadas
constelaciones de entrañas tibias,
………………………………………………..o desaguan
con saña personal los agujeros negros.



ALFOMBRAS VOLADORAS

Alfombras voladoras los emporios
de vuestro magro tráfico, manteros,
un comercio fugaz y de reojo
al pie del zigurat o en l avenida
del mar, bajo la trama verde
de cedros, plátanos
o fronda de naranjos. Manteros
atentos a señales dee peligro,
así en abrevadero de la selva,
…………………………………….raudos
como golondrinas.

Aquí estuvisteis ya, los clandestinos,
bajo la bota del pretor, pero al amparo
de los barrios y de sus libertos
-té, levanta capas de memoria, busca
y, allá en los arrabales del olvido,
vagos y maleantes de otros días
tropezarán contigo al escapar.

.


TANTA PAZ SI TE VEMOS, CIUDAD,
DESDE LO ALTO…

Tanta paz si te vemos, ciudad, desde lo alto,
qué armonía y concierto, con tamaña precisión
ajustada a tu mapa,
que llamarte platónica es lo suyo.
A pie de calle, es cierto, un orden solo relativo,
más tráfago que código,
impera, pero basta: la ciudad es paisaje
lo mismo que escenario -crónica de uno,
crónica de los optros,
ruina y porvenir común-.

Ellos son comestibles, tienen depredadores.
Para ellos, sujetos a batidas, se extienden
territorios sin mapas ni caminos,
selvas terribles infestadas
de alimañas -con suerte,
herbívoros indiferentes-.

Qué delgada la línea. Qué inquebrantable.
Legalidad: tú gobiernas el tiempo y el espacio.



AMANECE OTRA VEZ Y ES
DEMASIADO…

Amanece otra vez y es demasiado.
Penosamente, el hormiguero
retoma la rutina y, con malhumor,
los millones de antenas, de patitas
refrendan su condena y la realidad.

Si a lo largo de siglos
hemos poblado fuentes, árboles,
el piélago del mar y hemos sentenciado
los otros viven ahí con certeza absoluta,
¿dudarás de que la noche, sombra
en la sombra, cobija a sus especies?
Amanece. Huellas de habitación
-un colchón, mantas sucias, cartones-
delatan su existencia.
Pero no la leyenda de dioses principales
ni de los subalternos, de hadas
o de duendes:
algo más serio se dirime en estas.

Tal es la historia de los excedentes.
Son los últimos
……………………….en la mente del Dinero.
Vuelven al día y ni la luz,
que es la vena del oro,
les quiere o les calienta. Van
a la sombra del nombre, a la sombra
de la sombra de las cosas.



EL FASTO Y LAS FURIAS

1

Vida de la Metrópoli:
burbujitas que brotan
de la mente,
………………...son una fantasía
del Dinero.

El fasto de esta urbe populosa
es pasmo universal;
todos los mundos del Imperio
imitan sus maneras.
Cristal, cemento, acero usurpan
el horizonte con las líneas
ya atrevidas, ya clásicas
que han levantado, a su capricho, cónsules,
y nos tragan.

Este es el destino, la estación de llegada,
aquí se cifra la medida áurea
de una mentira huera y criminal.

.


NO SE ABRIERON LAS AGUAS...

No se abrieron las aguas.
Botaron el cayuco y, de tan frágil,
el mar debió pensar que era un juguete
y después de jugar, en la otra orilla,
dejó algunos cadáveres y vivos
a los vivos y a su suerte, mala.

Faltó otra vez el viejo de la barba blanca.
Carabineros o gendarmes, los civiles
por todo comité de recepción,
ay Federico, y a escapar de nuevo:
si naufragio, naufragio; si desierto,
insolación:
………………..la misma suerte, mala.

Nada, ni una promesa de improbable
y de lejana libertad. No son bastantes
tantos y tantos siglos de infortunio
bajo la vara del faraón.



NANA DE LA CALLE MAGALLANES

Aquí duerme el metal.
Le mece la fatiga del pasado emérito,
ese que se retuerce y es chatarra.
Aquí duerme el metal;
ya se fosilizaba en la basura, tras su hechizo
industrial, cuando lo han liberado
mineros amorosos.
Aquí duerme el metal.
Cantos exóticos le arrullan. Hogueras
que emplazan el destino de la fundición
le vienen caldeando.

Cómodo y a resguardo,
aquí duerme el metal, reposa
de fatigas y escarnios.
Hay mineros también, ¿lo había dicho?,
aunque poco importa: esos
Siempre duermen mal.



PERIFÉRICOS Y CONSUMIBLES

¿La periferia?, estos son y aquí está.
En los márgenes de un orden relativo,
van entre la embriagues y la venganza.
Son el puro confín, la piel azul,
y a su paso, hasta los mismos árboles,
que dejan a los perros mear impunemente,
quisieran tener dedos para señalarles.

Carne de periferia, transparentan
al borde de la luz
y aquí, en el propio
………………………...corazón del mundo,
raza infernal, ministros del despojo,
su órbita es ajena y clandestina.

Entenderás así que de otro modo
les empape la lluvia. La lluvia
que te aporta vigor, sobre esa piel
cae dura y despacio
como notas de un réquiem o de un blues.
¿Quién las silba, quién, cuando sufre
o si ama, las entona?
De esas melodías, la memoria
no guardará recuerdo. Mundos de hueso,
les llama la derrota igual que cada muerte
convoca al olvido.

Siempre vienen de lejos
y más lejos se van. Digo que nadie,
mojándose los pies en el penúltimo
escalón del muelle -donde rompen
océanos de hidrógeno-,
sacará el pañuelo y les despedirá.


MATEO RELLO