Aires de Libertad

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    Isabel Pérez Montalbán (1964-

    Pedro Casas Serra
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    Isabel Pérez Montalbán (1964- Empty Isabel Pérez Montalbán (1964-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 18 Ago 2024, 11:25

    .



    Isabel Pérez Montalbán (Córdoba, 1964) es una poeta española, cuya obra ha sido considerada por los críticos dentro de los parámetros de la poesía de la conciencia, una poética que se opone al sistema capitalista desde la crítica contemporánea, la memoria histórica y el compromiso.

    Biografía

    Estudió magisterio y comunicación audiovisual y actualmente reside en Málaga. Ha participado en importantes festivales literarios, como la Semana de Poesía de Barcelona en 20o7. Textos suyos han sido traducidos al francés, inglés, magiar, portugués, árabe y esperanto. Dentro de la actividad literaria ha sido miembro de jurado de premios literarios, presentadora, moderadora o participante en mesas redondas, ponente, tertuliana o conferenciante en diferentes congresos, festivales, talleres, recitales y jornadas literarias, organizados por entidades privadas y sobre todo públicas.

    Premios


    • Premio Ciudad de Málaga de Literatura Joven, 1992, por la obra No es precisa la muerte.
    • Premio Internacional Barcarola, 1995, por la obra Puente levadizo.
    • Premio Leonor de Poesía, 2000, por la obra Los muertos nómadas.
    • Premio Ciudad de Córdoba Ricardo Molina, 2010, por la obra Un cadáver lleno de mundo.
    • Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, 2019, por la obra Vikinga.


    (Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_P%C3%A9rez_Montalb%C3%A1n )


    *


    Algunos poemas de Isabel Pérez Montalbán, del libro Vikinga, Visor, 2010:


    DIVINA POESÍA

    El poema es un espacio.
    Mide cinco por tres centímetros.
    Es un piso de prote3cción oficial.
    MARTA SANZ

    Ya no quiero metáforas, metonimias ni símiles,
    ni poetas de patio de butacas.

    Prefiero una pradera
    de repentinas amapolas
    en punto de marchita permanencia,
    tan rojas que parezcan
    espectro puntillista de la sangre,
    pintura en las pancartas de vanguardia.

    Reniego de este cielo collage de mentira,
    del edén de mentira con su Adán emboscado,
    más abstracto que al fin figurativo
    y más cerca de dios que de los hombres.

    La metáfora es trampa que oculta el hambre, el llanto,
    el sufrimiento a secas
    y un nido muy pequeño de blanquísimas plumas
    que escrituran patrañas en el nombre del arte,
    como esa nieve al óleo de la fingida nieve
    que en las manos de un niño
    se derrite ya igual que al Polo Norte
    un polo de limón sin colorante.



    DICTADURA FINANCIERA

    Pero no tengo casa. Yo no tengo
    mi hipoteca variable. Mi desahucio
    por moroso en la letra. Yo no tengo
    mi tarjeta de crédito con sus números rojos
    destilando la sangre de una cuenta sin nómina.

    Porque un plan de pensiones, yo no tengo.
    Ni tinieblo en la Bolsa de valores
    que juega a las casitas de sus clientes.
    Y el cajero automático no compra
    ni me compra en la tienda o el mercado.

    Son mis venas depósito creciente
    de la ira y del hambre, capital
    sin comisiones y préstamo a débito,
    linaje sin aval inmueble. Sin.
    Pero yo, solamente yo, prepago
    del dolor y del pan, prepago
    de un fondo de inversión en lunas, sol,
    quimera, madres, amores efímeros.

    Porque la dictadura se disfraza.
    Ni tanques, ni capitanías,
    ni algún golpe de Estado ni cuartel de tortura,
    ni picana en el sexo ni un mal toque de queda,
    ni batallón de asalto ni arsenales.
    Solo golpe de infierno contra todos.
    Solo golpe al derecho más humano.

    Y es que la tiranía financiera
    interrumpe los labios en un beso,
    dispara al corazón y tumba a tierra
    porvenires de hogar:
    desbarata la casa que no tengo.



    ATLAS MUNDIAL DE LAS COLONIAS

    No impresiona demasiado teniendo en cuenta que en
    el siglo XVI los españoles y portugueses consiguieron sin
    cámaras de gas ni bombas hacer desaparecer ciento

    cincuenta millones de indios en América Latina. Eso sí es
    un buen trabajo, hermosa, ciento cincuenta millones de
    personas liquidadas.
    DENYS ARCAND. Las invasiones bárbaras, 2003

    In vitro un grito atruena en todo crematorio,
    exigiendo armisticio. Crepitan las pavesas
    tapando su vergüenza con medallas
    y alzacuellos, violentas cruces, vírgenes
    y cristos bajo palio entre bisutería.
    Sobresale en cenizas y cadáveres
    un pico de la estrella de David.

    Hay restos de judíos esquivando las bombas
    en los guetos de Gaza y palestinos
    desterrados que miran moribundos
    lamentaciones en el muro, rezos,
    y el colmo: son tan dóciles obreros
    que construyen las casas de los otros.

    Hay cabezas sin ojos en el mar de Crimea.
    Hay sin brazos inertes en las ruinas de Siria.
    Hay labios partidos con machete en Ruanda.
    Y huesos sin derecho ciudadano
    que aúllan en la fosa de algún bosque español,
    susurrando en cunetas parpadean señales
    y no quieren llamar mis hermanos a Europa,
    ni superhombre zafio ni incivil humanoide
    al que niega el cobijo a refugiados
    de un suelo que maltrata a la otra chusma.

    No aprendimos del gas, de la lista de Schindler,
    de la esvástica en negro, del jardinero fiel
    que de nada se entera hasta muy tarde,
    del pianista judío de Varsovia
    que toca hambriento sin rozar las teclas,
    de la vida y destino, de la sangre y sus charcos
    en todas las fronteras sin ningún pasaporte.

    No aprendemos. Y pienso en mil asuntos.
    Por ejemplo, por dios, solo un ejemplo
    de la escoria excedente de este mundo.
    Pederastia en Camboya: mi tema más dolor.
    Por dios, no existe dios si lo permite,
    tantos miles de niños violados por la lava
    de Occidente en declive, ¿es que a nadie le importa?
    Por ejemplo, mujeres violadas, mitades
    o fetiches de un golpe en aguardiente,
    cadáveres mañana de un puñal o de un ácido.
    Si hay dios, nos mata, asombra que haga mal su trabajo
    de amarnos, protegernos de tanto bicho suelto.
    No es dios sino demonio que abandona al pequeño
    que apenas si gatea y crece herido
    en la punta de un lápiz y en la sed de un adulto.

    Hay quien aboga y clama en su escritura
    por estrategias, lazos, fantasías concretas
    de ilusionar en flores que se abren para todos.
    Gracias por la belleza de la idea.
    Hemos perdido la guerra, sin duda,
    según declara Anguita. Me lo creo,
    y libramos guerrillas sin embargo
    cada día: rodillas nunca toquen el suelo,
    mujeres sobrevuelen el insulto
    y crezcan sobre ortigas y renieguen
    de aquel depredador más fuerte en estatura.

    Porque si esto es un hombre, aquí los hombres,
    pero si esto es un hombre, somos nadie.
    Que dignidad no lo tolere.
    Que el Papa se arrodille
    ante arbustos de sangre ajardinada
    por los bellos indígenas sin lustre.
    Que amor no lo autorice.
    Que dios no lo gobierne.
    Que las nubes más bajas descarguen sus centellas
    y desplomen  sus rayos sobre la tiranía.

    Seamos ya nosotros dioses de nuestro infierno.



    NO ES NADA PERSONAL

    Para matar, se sabe, sobran bombas, pistolas,
    coyuntura y razones. Impersonales siempre.

    Polifonía bélica, sin límite sonoro:
    natalidad sin freno. Por ejemplo, las cunas:
    tanta mano excedente, tanta gente a granel.

    La pasión y los celos, daño colateral
    de estar vivo o casarse, qué empeño de la tribu.

    También motivos étnicos en el tergal de moda,
    en la osamenta tutsi o en la humareda hebrea
    de un crematorio nazi: no queda más remedio
    que, igual que jardineros, desbrozar la maleza.

    Y hay razones de Estado, de lucha más que armada,
    de guerra preventiva: santa fe nueva Biblia,
    zafarrancho de urgencia, es preciso reunir
    a ilustres dignatarios en comisión de muerte.

    Matar pero en vacuna por causa del petróleo,
    e la pasta y los cofres con aceite prehistórico;
    matar por accidente, la flamígera droga,
    por la pasta otra vez: canelones al pesto,
    bechamel con raviolis, carne picada aparte.

    Se impone saturar de muertos el planeta
    o al menos despejarlo de bocas insurgentes,
    de brazos migratorios, de tanto pensador
    (pero no en mármol lápida), neuronas conectándose,
    rebelión de las masas, avance de un peligro
    esa fiebre sin cauce, tanto ardor de justicia,
    modelos subversivos de familia sin rezo
    (perversión de menores), toda la disidencia
    campando -ancha es Castilla¬–, dios nos libre, qué infierno
    la guerra ecologista, la paz con tantos bárbaros.

    No es nada personal, solamente negocios.

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    Isabel Pérez Montalbán (1964- Empty Re: Isabel Pérez Montalbán (1964-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 19 Ago 2024, 06:38

    .


    COMPROMISOS PARA EL SIGLO XXI

    No replegarse más. Y pedir la palabra en la asamblea libre
    de hércules de los parias. Y así tomar las riendas
    de un corazón sin muros en posición del loto.

    Poner en jaque al hambre y soltar las amarras
    del animal gregario que llevamos por dentro.

    Sembrar el agua amar el agua pues recurso,
    porque agua somos, líquido y no contaminado.
    Denunciar los delitos ambientales,
    la contaminación lumínica,
    este cambio climático, más calor en invierno,
    visual chatarra acústica, los ácaros del polvo,
    carencia hídrica, yermo, más basura espacial,
    jardín de las delicias mi planeta,
    primer surrealismo del remate.

    Desenfundar los sables de la justicia presa
    y arbitrar los conciertos entre buenos y malos,
    para tener agallas siempre frente a los siempre
    que la historia repite, provocador agente
    con su capa de lustre y puerta galilea,
    redil de penitentes, falsedad viento en popa.

    Entrar al trapo blanco de tanta paz en guerra
    como un negro misal, gurú de punta a punta
    que predica el perdón, la renuncia, el atajo,
    y venga a hacer pucheros, así literalmente,
    aunar cocido y llanto, silenciar mayorías,
    los ojos chiribitas, in vitro los castrati.

    Finito, basta ya. Desalambrar las voces,
    que el momento ha llegado: un siglo a toda vela.



    ESPAÑA: UNA, GRANDE Y LIBRE

    España, pero Ceuta, Cataluña,
    Galicia, Andalucía, y así hasta diecisiete.

    España, pero América, la Antártida,
    Asia y Oceanía, la Luna, el universo.

    Pero patria es mi calle, mi familia,
    mi postre conceptual y mis amigos.

    España, pero Irak, Corea, el Líbano,
    Guantánamo, Los zulos, la patera.

    España, en fin, país multicolor
    de tantos, de ninguno, de todísimos.

    España, no, tal vez. No libre nunca.
    Por contraste, pequeña y sin soberanía

    El mundo en mi frontera no se acaba.
    El cosmos no se acaba en mi portal.

    Juntos, en nuestra clase, somos mundo,
    dividida en pedazos la tarta del dinero.

    Pero quiero un pastel comunitario
    que no se llame España ni castillo.

    Que no sea un país, que no se diga más
    cruzada o reconquista, sino igualdad, justicia.

    España sin ejército, sin reyes,
    sin crímenes machistas ni brutal atentado.

    Que se encienda mi hogar para la lumbre
    de un distrito sin lindes y sin muros.



    RITORNELLO

    Lejanísimo amor, pequeño amor,
    ni imaginabas cuando yo vikinga,
    cuando joven o niña algo quijote,
    espera y esperanza todavía,
    reloj de cuerda nuevo todavía,
    yo te quise sin regla o condiciones.
    Quise cuidar jardines en tu pelo,
    abonar primavera con sus flores futuras
    en la columna helena de tu espalda,
    y mimar un talento, un sexo, un brillo.

    Porque amaba contar en tu piel olas
    igual que una utopía o mar posible.
    Confiaba en cada curva, cada lunar, la risa
    en primer plano o plano contraplano.
    Vivía en ti para sobrevivir
    y en mí también para sobrevivirte.

    Pero tú, libertario y protestante,
    rastreabas los dardos de otra flecha fantasma,
    detrás de una asamblea, de otra tesis
    y ojalá un porvenir en que asentar un nido.
    Así, aprendiz de Ícaro, te di alas y adioses,
    extensión y la brújula de orientarte a tu Arcadia.

    Un amor minusválido que calló atropellado
    en la autopista de la sangre infiel,
    casi muerto entre el tráfico y la duna;
    un amor abdicante de dormir alma a carne
    en mutua eucaristía hasta hacerse muy viejos.

    Cuando yo al toque, cuando yo vikinga,
    cuando reloj sin cuerda, yo te amé.
    Y tú ni imaginabas.



    HAMMAM: LA PREGUNTA DEL AGUA

    Amor mío, ¿seremos la búsqueda del agua
    o tal vez su pregunta y también su respuesta?
    ¿Seremos una bruma de vapor entre sombras
    que lucha sin descanso cuerpo a cuerpo
    contra el miedo a la nieve y el granizo?

    Aquí en el agua, entre los arcos,
    aquí en los pétalos de mayo,
    donde las velas y las cúpulas,
    nuestra piel resucita y aquí donde
    clausuran las heridas, donde aquí.

    Allí está la batalla. Allí la muerte.
    En mitad del gentío y la costumbre,
    cristalizando el frío en los suburbios,
    el frío por las venas escarchando el deseo,
    el frío en el asfalto despeñándose.

    Donde aquí, sumergidos frente a frente,
    agua fría, templada, agua caliente y fría,
    placenta de calor materno que nos mece,
    templo abriendo sus puertas al cobijo
    y el sonido constante del agua preguntando.

    Pero los niños juegan, chapotean
    en las aguas fecales de un Haití moribundo
    y en el Ganges gobierna el sagrado contagio.
    Pero mujeres de ébano caminan por su réquiem
    buscando escasa el agua en el desierto.

    Pero hay suicidas que anhelan su fin desde los puentes
    y se extinguen las tribus de la selva amazónica.
    Pero decreta el llanto la sequía en las huertas
    y en los mares patera naufraga la esperanza.
    ¿Cómo ignorar del agua los estratos?

    Pero algunos encuentran glamour en las cloacas
    y un tsunami devasta los establos edénicos.
    ¿Será la rebeldía del agua o su vendetta,
    su furia o sus lecciones, sus manos o sus cuerdas,
    su más bella oración o su agreste discurso?

    Amor mío, salvemos el mundo en este sitio.
    Como el aceite aroma las estancias
    y un géiser se abre paso entre las rocas.
    Como en el mar despunta un iceberg
    y de un manantial mana agua bendita.

    Como el agua que hiela en la alta cumbre
    y un glaciar se desliza hacia la fuga.
    Que el chocolate helado se derrita en el cielo,
    que el zumo de los cítricos se rocíe en los páramos,
    que se repliegue el hambre ante tanques de leche.

    Que nosotros en todos y en brazos de cualquiera
    extendamos un manto de agua limpia
    que a todos purifique y a ninguno nos falte.
    Como una primavera libertaria
    que estalla en flores líquidas iguales para todos.

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    Isabel Pérez Montalbán (1964- Empty Re: Isabel Pérez Montalbán (1964-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 19 Ago 2024, 11:38

    .


    MÍO AMOR

    Te amaba en los relámpagos.
    Mientras me acostumbraba a dormir sola
    en la dura almohada y en las sábanas frías.
    Mientras me acostumbraba al hueco al pozo
    incluso seco igual de traicionero.
    Renunciando a soñar, no tocarte o pensar,
    iba extraviando entonces el detalle
    de tu pelo y tu boca, el tinte de tus ojos.

    Así te amaba, sin amarte ya,
    mío amor, campanario de las horas.
    Como a estatua sin corazón,
    porque es de piedra, solo mineral
    inerte que no late, desprecio de los pájaros,
    paseo por la calle Mayor del abandono,
    tragedia de la burla de viandantes
    en pequeña provincia del terruño.

    También yo alguna vez en primavera
    debí de estar tan limpia que mi cuerpo
    pareciera escultura recién inaugurada.
    Pero después llegaron los perros, las palomas,
    los mirones, los jóvenes fumando marihuana,
    vomitando a mis pies junto a mi sombra,
    la lluvia y el granizo erosionando el mármol
    de mi frente y mis brazos.

    Igual que a un niño esclavo de una marca extranjera,
    te amaba. Como a un viaje interminable
    para el que nunca habrá dinero.
    Como a las olas de la risa,
    como a las olas del alcohol,
    como a las olas migratorias,
    como a una ola última en el pecho
    que lo empantana para siempre.

    Porque hay cosas que no, que nunca.
    Hay cosas que no se pueden contar
    ni a los amigos íntimos ni al más loco psiquiatra.
    Hay experiencias sin palabras
    que aventuran inciertos sustantivos:
    abismo, desventura, tragedia, herida, drama.
    Y no. Dolor tampoco.
    Tal vez se dicen con prefijos extra.
    Porque hay cosas sin nombre: no es amor ni locura,
    no es muerte o desamparo
    o el más divino pronombre: nosotros.

    Y así tan fiel te amaba sin amarte,
    desde la desmemoria o la carencia.
    Como a un trozo de hogaza
    después de muchos días sin comer.
    Después de tantos días, mío amor,
    y nunca nunca nunca mío.



    PÉRDIDA

    Lástima, asterolito
    se ha perdido en tu espalda
    y navega sin rumbo
    entre estrellas fugaces
    al patio de universo.

    Lástima de estas tardes,
    lectura en compañía,
    consultas, besos, casi,
    se ha perdido en la cima
    rematando el ocaso.

    Lástima dormir, sueño
    con sus ronquidos blancos,
    la cercanía a punto
    cuando una pesadilla
    sin sueño despertaba.

    Lástima, en fin, de amor
    que no es amor ya nada,
    ni su sombra ni el cáliz
    que alivia los pecados.
    Lo perdimos. ¿Por qué?

    Te perdiste en las brumas
    de ficción y odisea,
    polvos nuevos cabríos,
    voz de patio trasero
    y sirena contralto.

    Un fragor que es lo mismo.
    La verdad sin la música
    o música sin vuelo,
    la falacia con alas
    de angélica verdad.

    Con dos cruces clavadas
    en cañas y lagunas,
    resaca de otra orilla,
    pues la arena no absorbe
    el flujo de cristales.

    Y pobre bestia, perro
    ladrando a su manada,
    calor que alivia el frío
    quedándose en invierno,
    como adalid sin causa.

    Te perdí, me has perdido.
    Me perdí y di en el clavo,
    y mi hallazgo celebro.
    Qué más da. No seremos
    encontrados mañana.



    CRISIS

    Mira, amor, estos niños de ojos grandes,
    de una sola comida cada día.
    Mira su parpadeo abanico que apremia.
    Han llegado al país de los cipreses,
    cruz cementerio, mares y confín de monedas
    para pasar más hambre e intemperie,
    y reunirse en las aulas -presente, señorita-,
    aprendiendo otra lengua y terrorismo.

    Amor, la crisis, fresa de febrero
    la gran crisis que tizna en fucsia como fresas
    las telas, los mercados, la prisa en los suburbios.
    Qué crisis tan violenta de adelfa venenosa
    ingerimos, bastardos en la crisis.
    La nuestra de libretas calderilla.
    La de todos: los euros y los dólares.

    La de esas criadas, cuento, mujeres en peligro:
    la mato porque es mía, la violo porque es mía.
    Como entrenar a un perro que no ladrará fiel,
    mis mujeres resisten nevadas y animales,
    resisten ceremonias y deslumbra
    su cadena perpetua (revisable).
    Revolución, claveles que disparan,
    creciendo en sus vestidos como cobre,
    como bombas de flor que prenden fuego.

    Qué crisis tan nocturna en los cuadernos,
    escolar el impago de la luz.
    Qué crisis tan monarca en su palacio,
    casa de la moneda que fabrica monedas,
    o el frío de la casa sin estufa
    o el estuche de lápices o la pizarra verde
    de un profesor cansado en su currículum
    que claudica su reino en los programas.
    La vida de los otros vigilados,
    la verdad desvelada en WikiLeaks.

    No somos ni seremos, pero la vida corre
    y detona la pólvora en nosotros,
    como autos explosivos, kamikazes
    de Japón, Palestina, anónimos del hampa,
    extraños fieles a la causa suya,
    tal vez pretil peldaño al fondo
    que no podrán subir ya nunca.

    Mi amor en crisis, cárcel sin geranios,
    un chamizo con vistas a su despeñadero.
    Tú no, tú nunca más, neandertal amante
    del sexo en Internet y traición sin esclusa.
    Tú, Troya sin batalla ni Penélope.
    Tú no, tú nunca más. Mi vida siempre mía
    ya jamás en tu honor, ya nunca en obediencia.


    ISABEL PÉREZ MONTALBÁN, Vikinga, Visor 2020.


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