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Isabel Pérez Montalbán (Córdoba, 1964) es una poeta española, cuya obra ha sido considerada por los críticos dentro de los parámetros de la poesía de la conciencia, una poética que se opone al sistema capitalista desde la crítica contemporánea, la memoria histórica y el compromiso.
Biografía
Estudió magisterio y comunicación audiovisual y actualmente reside en Málaga. Ha participado en importantes festivales literarios, como la Semana de Poesía de Barcelona en 20o7. Textos suyos han sido traducidos al francés, inglés, magiar, portugués, árabe y esperanto. Dentro de la actividad literaria ha sido miembro de jurado de premios literarios, presentadora, moderadora o participante en mesas redondas, ponente, tertuliana o conferenciante en diferentes congresos, festivales, talleres, recitales y jornadas literarias, organizados por entidades privadas y sobre todo públicas.
Premios
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_P%C3%A9rez_Montalb%C3%A1n )
*
Algunos poemas de Isabel Pérez Montalbán, del libro Vikinga, Visor, 2010:
DIVINA POESÍA
El poema es un espacio.
Mide cinco por tres centímetros.
Es un piso de prote3cción oficial.
MARTA SANZ
Ya no quiero metáforas, metonimias ni símiles,
ni poetas de patio de butacas.
Prefiero una pradera
de repentinas amapolas
en punto de marchita permanencia,
tan rojas que parezcan
espectro puntillista de la sangre,
pintura en las pancartas de vanguardia.
Reniego de este cielo collage de mentira,
del edén de mentira con su Adán emboscado,
más abstracto que al fin figurativo
y más cerca de dios que de los hombres.
La metáfora es trampa que oculta el hambre, el llanto,
el sufrimiento a secas
y un nido muy pequeño de blanquísimas plumas
que escrituran patrañas en el nombre del arte,
como esa nieve al óleo de la fingida nieve
que en las manos de un niño
se derrite ya igual que al Polo Norte
un polo de limón sin colorante.
DICTADURA FINANCIERA
Pero no tengo casa. Yo no tengo
mi hipoteca variable. Mi desahucio
por moroso en la letra. Yo no tengo
mi tarjeta de crédito con sus números rojos
destilando la sangre de una cuenta sin nómina.
Porque un plan de pensiones, yo no tengo.
Ni tinieblo en la Bolsa de valores
que juega a las casitas de sus clientes.
Y el cajero automático no compra
ni me compra en la tienda o el mercado.
Son mis venas depósito creciente
de la ira y del hambre, capital
sin comisiones y préstamo a débito,
linaje sin aval inmueble. Sin.
Pero yo, solamente yo, prepago
del dolor y del pan, prepago
de un fondo de inversión en lunas, sol,
quimera, madres, amores efímeros.
Porque la dictadura se disfraza.
Ni tanques, ni capitanías,
ni algún golpe de Estado ni cuartel de tortura,
ni picana en el sexo ni un mal toque de queda,
ni batallón de asalto ni arsenales.
Solo golpe de infierno contra todos.
Solo golpe al derecho más humano.
Y es que la tiranía financiera
interrumpe los labios en un beso,
dispara al corazón y tumba a tierra
porvenires de hogar:
desbarata la casa que no tengo.
ATLAS MUNDIAL DE LAS COLONIAS
No impresiona demasiado teniendo en cuenta que en
el siglo XVI los españoles y portugueses consiguieron sin
cámaras de gas ni bombas hacer desaparecer ciento
cincuenta millones de indios en América Latina. Eso sí es
un buen trabajo, hermosa, ciento cincuenta millones de
personas liquidadas.
DENYS ARCAND. Las invasiones bárbaras, 2003
In vitro un grito atruena en todo crematorio,
exigiendo armisticio. Crepitan las pavesas
tapando su vergüenza con medallas
y alzacuellos, violentas cruces, vírgenes
y cristos bajo palio entre bisutería.
Sobresale en cenizas y cadáveres
un pico de la estrella de David.
Hay restos de judíos esquivando las bombas
en los guetos de Gaza y palestinos
desterrados que miran moribundos
lamentaciones en el muro, rezos,
y el colmo: son tan dóciles obreros
que construyen las casas de los otros.
Hay cabezas sin ojos en el mar de Crimea.
Hay sin brazos inertes en las ruinas de Siria.
Hay labios partidos con machete en Ruanda.
Y huesos sin derecho ciudadano
que aúllan en la fosa de algún bosque español,
susurrando en cunetas parpadean señales
y no quieren llamar mis hermanos a Europa,
ni superhombre zafio ni incivil humanoide
al que niega el cobijo a refugiados
de un suelo que maltrata a la otra chusma.
No aprendimos del gas, de la lista de Schindler,
de la esvástica en negro, del jardinero fiel
que de nada se entera hasta muy tarde,
del pianista judío de Varsovia
que toca hambriento sin rozar las teclas,
de la vida y destino, de la sangre y sus charcos
en todas las fronteras sin ningún pasaporte.
No aprendemos. Y pienso en mil asuntos.
Por ejemplo, por dios, solo un ejemplo
de la escoria excedente de este mundo.
Pederastia en Camboya: mi tema más dolor.
Por dios, no existe dios si lo permite,
tantos miles de niños violados por la lava
de Occidente en declive, ¿es que a nadie le importa?
Por ejemplo, mujeres violadas, mitades
o fetiches de un golpe en aguardiente,
cadáveres mañana de un puñal o de un ácido.
Si hay dios, nos mata, asombra que haga mal su trabajo
de amarnos, protegernos de tanto bicho suelto.
No es dios sino demonio que abandona al pequeño
que apenas si gatea y crece herido
en la punta de un lápiz y en la sed de un adulto.
Hay quien aboga y clama en su escritura
por estrategias, lazos, fantasías concretas
de ilusionar en flores que se abren para todos.
Gracias por la belleza de la idea.
Hemos perdido la guerra, sin duda,
según declara Anguita. Me lo creo,
y libramos guerrillas sin embargo
cada día: rodillas nunca toquen el suelo,
mujeres sobrevuelen el insulto
y crezcan sobre ortigas y renieguen
de aquel depredador más fuerte en estatura.
Porque si esto es un hombre, aquí los hombres,
pero si esto es un hombre, somos nadie.
Que dignidad no lo tolere.
Que el Papa se arrodille
ante arbustos de sangre ajardinada
por los bellos indígenas sin lustre.
Que amor no lo autorice.
Que dios no lo gobierne.
Que las nubes más bajas descarguen sus centellas
y desplomen sus rayos sobre la tiranía.
Seamos ya nosotros dioses de nuestro infierno.
NO ES NADA PERSONAL
Para matar, se sabe, sobran bombas, pistolas,
coyuntura y razones. Impersonales siempre.
Polifonía bélica, sin límite sonoro:
natalidad sin freno. Por ejemplo, las cunas:
tanta mano excedente, tanta gente a granel.
La pasión y los celos, daño colateral
de estar vivo o casarse, qué empeño de la tribu.
También motivos étnicos en el tergal de moda,
en la osamenta tutsi o en la humareda hebrea
de un crematorio nazi: no queda más remedio
que, igual que jardineros, desbrozar la maleza.
Y hay razones de Estado, de lucha más que armada,
de guerra preventiva: santa fe nueva Biblia,
zafarrancho de urgencia, es preciso reunir
a ilustres dignatarios en comisión de muerte.
Matar pero en vacuna por causa del petróleo,
e la pasta y los cofres con aceite prehistórico;
matar por accidente, la flamígera droga,
por la pasta otra vez: canelones al pesto,
bechamel con raviolis, carne picada aparte.
Se impone saturar de muertos el planeta
o al menos despejarlo de bocas insurgentes,
de brazos migratorios, de tanto pensador
(pero no en mármol lápida), neuronas conectándose,
rebelión de las masas, avance de un peligro
esa fiebre sin cauce, tanto ardor de justicia,
modelos subversivos de familia sin rezo
(perversión de menores), toda la disidencia
campando -ancha es Castilla¬–, dios nos libre, qué infierno
la guerra ecologista, la paz con tantos bárbaros.
No es nada personal, solamente negocios.
Isabel Pérez Montalbán (Córdoba, 1964) es una poeta española, cuya obra ha sido considerada por los críticos dentro de los parámetros de la poesía de la conciencia, una poética que se opone al sistema capitalista desde la crítica contemporánea, la memoria histórica y el compromiso.
Biografía
Estudió magisterio y comunicación audiovisual y actualmente reside en Málaga. Ha participado en importantes festivales literarios, como la Semana de Poesía de Barcelona en 20o7. Textos suyos han sido traducidos al francés, inglés, magiar, portugués, árabe y esperanto. Dentro de la actividad literaria ha sido miembro de jurado de premios literarios, presentadora, moderadora o participante en mesas redondas, ponente, tertuliana o conferenciante en diferentes congresos, festivales, talleres, recitales y jornadas literarias, organizados por entidades privadas y sobre todo públicas.
Premios
- Premio Ciudad de Málaga de Literatura Joven, 1992, por la obra No es precisa la muerte.
- Premio Internacional Barcarola, 1995, por la obra Puente levadizo.
- Premio Leonor de Poesía, 2000, por la obra Los muertos nómadas.
- Premio Ciudad de Córdoba Ricardo Molina, 2010, por la obra Un cadáver lleno de mundo.
- Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, 2019, por la obra Vikinga.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_P%C3%A9rez_Montalb%C3%A1n )
*
Algunos poemas de Isabel Pérez Montalbán, del libro Vikinga, Visor, 2010:
DIVINA POESÍA
El poema es un espacio.
Mide cinco por tres centímetros.
Es un piso de prote3cción oficial.
MARTA SANZ
Ya no quiero metáforas, metonimias ni símiles,
ni poetas de patio de butacas.
Prefiero una pradera
de repentinas amapolas
en punto de marchita permanencia,
tan rojas que parezcan
espectro puntillista de la sangre,
pintura en las pancartas de vanguardia.
Reniego de este cielo collage de mentira,
del edén de mentira con su Adán emboscado,
más abstracto que al fin figurativo
y más cerca de dios que de los hombres.
La metáfora es trampa que oculta el hambre, el llanto,
el sufrimiento a secas
y un nido muy pequeño de blanquísimas plumas
que escrituran patrañas en el nombre del arte,
como esa nieve al óleo de la fingida nieve
que en las manos de un niño
se derrite ya igual que al Polo Norte
un polo de limón sin colorante.
DICTADURA FINANCIERA
Pero no tengo casa. Yo no tengo
mi hipoteca variable. Mi desahucio
por moroso en la letra. Yo no tengo
mi tarjeta de crédito con sus números rojos
destilando la sangre de una cuenta sin nómina.
Porque un plan de pensiones, yo no tengo.
Ni tinieblo en la Bolsa de valores
que juega a las casitas de sus clientes.
Y el cajero automático no compra
ni me compra en la tienda o el mercado.
Son mis venas depósito creciente
de la ira y del hambre, capital
sin comisiones y préstamo a débito,
linaje sin aval inmueble. Sin.
Pero yo, solamente yo, prepago
del dolor y del pan, prepago
de un fondo de inversión en lunas, sol,
quimera, madres, amores efímeros.
Porque la dictadura se disfraza.
Ni tanques, ni capitanías,
ni algún golpe de Estado ni cuartel de tortura,
ni picana en el sexo ni un mal toque de queda,
ni batallón de asalto ni arsenales.
Solo golpe de infierno contra todos.
Solo golpe al derecho más humano.
Y es que la tiranía financiera
interrumpe los labios en un beso,
dispara al corazón y tumba a tierra
porvenires de hogar:
desbarata la casa que no tengo.
ATLAS MUNDIAL DE LAS COLONIAS
No impresiona demasiado teniendo en cuenta que en
el siglo XVI los españoles y portugueses consiguieron sin
cámaras de gas ni bombas hacer desaparecer ciento
cincuenta millones de indios en América Latina. Eso sí es
un buen trabajo, hermosa, ciento cincuenta millones de
personas liquidadas.
DENYS ARCAND. Las invasiones bárbaras, 2003
In vitro un grito atruena en todo crematorio,
exigiendo armisticio. Crepitan las pavesas
tapando su vergüenza con medallas
y alzacuellos, violentas cruces, vírgenes
y cristos bajo palio entre bisutería.
Sobresale en cenizas y cadáveres
un pico de la estrella de David.
Hay restos de judíos esquivando las bombas
en los guetos de Gaza y palestinos
desterrados que miran moribundos
lamentaciones en el muro, rezos,
y el colmo: son tan dóciles obreros
que construyen las casas de los otros.
Hay cabezas sin ojos en el mar de Crimea.
Hay sin brazos inertes en las ruinas de Siria.
Hay labios partidos con machete en Ruanda.
Y huesos sin derecho ciudadano
que aúllan en la fosa de algún bosque español,
susurrando en cunetas parpadean señales
y no quieren llamar mis hermanos a Europa,
ni superhombre zafio ni incivil humanoide
al que niega el cobijo a refugiados
de un suelo que maltrata a la otra chusma.
No aprendimos del gas, de la lista de Schindler,
de la esvástica en negro, del jardinero fiel
que de nada se entera hasta muy tarde,
del pianista judío de Varsovia
que toca hambriento sin rozar las teclas,
de la vida y destino, de la sangre y sus charcos
en todas las fronteras sin ningún pasaporte.
No aprendemos. Y pienso en mil asuntos.
Por ejemplo, por dios, solo un ejemplo
de la escoria excedente de este mundo.
Pederastia en Camboya: mi tema más dolor.
Por dios, no existe dios si lo permite,
tantos miles de niños violados por la lava
de Occidente en declive, ¿es que a nadie le importa?
Por ejemplo, mujeres violadas, mitades
o fetiches de un golpe en aguardiente,
cadáveres mañana de un puñal o de un ácido.
Si hay dios, nos mata, asombra que haga mal su trabajo
de amarnos, protegernos de tanto bicho suelto.
No es dios sino demonio que abandona al pequeño
que apenas si gatea y crece herido
en la punta de un lápiz y en la sed de un adulto.
Hay quien aboga y clama en su escritura
por estrategias, lazos, fantasías concretas
de ilusionar en flores que se abren para todos.
Gracias por la belleza de la idea.
Hemos perdido la guerra, sin duda,
según declara Anguita. Me lo creo,
y libramos guerrillas sin embargo
cada día: rodillas nunca toquen el suelo,
mujeres sobrevuelen el insulto
y crezcan sobre ortigas y renieguen
de aquel depredador más fuerte en estatura.
Porque si esto es un hombre, aquí los hombres,
pero si esto es un hombre, somos nadie.
Que dignidad no lo tolere.
Que el Papa se arrodille
ante arbustos de sangre ajardinada
por los bellos indígenas sin lustre.
Que amor no lo autorice.
Que dios no lo gobierne.
Que las nubes más bajas descarguen sus centellas
y desplomen sus rayos sobre la tiranía.
Seamos ya nosotros dioses de nuestro infierno.
NO ES NADA PERSONAL
Para matar, se sabe, sobran bombas, pistolas,
coyuntura y razones. Impersonales siempre.
Polifonía bélica, sin límite sonoro:
natalidad sin freno. Por ejemplo, las cunas:
tanta mano excedente, tanta gente a granel.
La pasión y los celos, daño colateral
de estar vivo o casarse, qué empeño de la tribu.
También motivos étnicos en el tergal de moda,
en la osamenta tutsi o en la humareda hebrea
de un crematorio nazi: no queda más remedio
que, igual que jardineros, desbrozar la maleza.
Y hay razones de Estado, de lucha más que armada,
de guerra preventiva: santa fe nueva Biblia,
zafarrancho de urgencia, es preciso reunir
a ilustres dignatarios en comisión de muerte.
Matar pero en vacuna por causa del petróleo,
e la pasta y los cofres con aceite prehistórico;
matar por accidente, la flamígera droga,
por la pasta otra vez: canelones al pesto,
bechamel con raviolis, carne picada aparte.
Se impone saturar de muertos el planeta
o al menos despejarlo de bocas insurgentes,
de brazos migratorios, de tanto pensador
(pero no en mármol lápida), neuronas conectándose,
rebelión de las masas, avance de un peligro
esa fiebre sin cauce, tanto ardor de justicia,
modelos subversivos de familia sin rezo
(perversión de menores), toda la disidencia
campando -ancha es Castilla¬–, dios nos libre, qué infierno
la guerra ecologista, la paz con tantos bárbaros.
No es nada personal, solamente negocios.
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