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María Mercedes Carranza (Bogotá, 24 de mayo de 1945-ibidem, 11 de julio de 2003) fue una poeta y periodista colombiana.
Fue una de las integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, que dio a Colombia la constitución de 1991, inte
grando la bancada de la ADM-19.
Biografía
Fue la segunda hija de Rosa Coronado y Eduardo Carranza ( [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ), poeta de gran prestigio, que en 1952 se trasladó a España como agregado cultural de la embajada colombiana en Madrid.
Niñez
En Madrid vivió la escritora entre los seis y trece años de edad, con temporadas en París, y bajo la influencia de la gran actividad intelectual de su padre y de su tía abuela materna, la poeta Elisa Mújica (1918-2003), que por esos años también residía en España: “La fábula de mi infancia está tejida con sus leyendas y cuentos; con ella descubrí el poder de la palabra" (Carranza en entrevista con Carlos Jáuregui).
La familia regresa en 1958 a la capital colombiana, donde la joven María Mercedes vive un periodo de difícil readaptación a su país natal: "Cuando volví, todavía jugaba con muñecas y no sabía cómo nacían los bebés. Había salido de España y de mi niñez, y sentía una terrible nostalgia cultural que enfrenté con la decisión de pertenecer a Colombia". Allí terminó sus estudios secundarios con secretariado bilingüe, para cursar posteriormente Filosofía y Letras, primero en Madrid, y luego, intermitentemente entre 1965 y 1978, en la Universidad de los Andes de Bogotá, donde se graduó con una tesis sobre la obra de su padre. Fruto de su investigación, que se convertiría con los años en uno de los estudios más autorizados sobre Eduardo Carranza, es la introducción a la antología Carranza por Carranza (Bogotá: Procultura, Editorial La Rosa, 1985, ISBN 9789589083017).
En 1965, a sus veinte años, es nombrada directora de "Vanguardia", página literaria del diario bogotano El Siglo. Desde allí difundió la obra de autores que después se harían muy significativos, como Juan Manuel Roca y Nicolás Suescún, entre otros muchos. En 1970 decide vivir con el escritor Fernando Garavito, subdirector del Instituto Colombiano de Cultura, con quien se casa civilmente, desafiando las normas católicas predominantes en el círculo de su familia. Con Garavito codirigió la revista cultural "Estravagario" del diario caleño El Pueblo en 1975. Poco después fue nombrada jefe de redacción de la revista Nueva Frontera, que había sido fundada en 1974 por el expresidente liberal Carlos Lleras Restrepo, cargo que desempeñó durante trece anos, y en el que tuvo una activa participación en la opinión política nacional.
Ya desde 1965 había comenzado a publicar crítica cultural (por ejemplo una entrevista con Vicente Aleixandre) y poemas y cuentos sueltos (por ejemplo "Uno se muere y zás"). Pero su trayectoria literaria se hace notable a partir de la década de 1970: en 1971 edita y prologa la antología Nueva poesía colombiana, que difundió la obra de ocho poetas jóvenes en una edición popular y de bolsillo; otro tanto hace por narradores contemporáneos en 7 cuentistas jóvenes, publicado en 1972; y ese mismo año aparece su primer poemario Vainas y otros poemas (1968-1972).
Madurez
Desde 1986 dirigió la Casa de Poesía Silva en Bogotá. Fue elegida para la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 por la Alianza Democrática M-19. Tras meses de angustia por el secuestro de su hermano, decidió suicidarse con una sobredosis de antidepresivos el 11 de julio de 2003 en Bogotá.
Obra
En su análisis sobre la lírica de los años 70 en Colombia, el crítico James J. Alstrum destaca la "labor poética demoledora pero sana y necesaria para encaminar el poema hacia derroteros insólitos" de Carranza. Su aporte literario y cultural se mide además por haber contribuido a fundar en 1986 la Casa de Poesía Silva en Bogotá, que dirigió hasta su muerte y desde donde se dedicó a apoyar la producción poética con recitales, talleres, premios, y una biblioteca y revista especializadas. La suya fue así, en palabras del poeta mexicano José Emilio Pacheco, "una obra justa y necesaria que se extendió a otras formas de amar la poesía y creer en ella".
María Mercedes Carranza logró unir en la poesía la filosofía de su vida. En cada una de sus producciones se pueden evidenciar importantes problemas filosóficos y, más aún, existenciales, pues tanto el amor como la muerte rodearon su vida y varios trechos de su obra, en donde los abordó con profundidad y detenimiento. Su rastreo poético por la órbita existencial ha generado que algunos estudiosos la relacionen con otras dos grandes poetisas del continente: Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik. "Según Harold Alvarado Tenorio, en Colombia –en la década de los noventa– fueron varias las poetas que frecuentaron el tema del amor, de la intimidad de pareja, de la entrega perpetua hacia el ser amado; pero ninguna se atrevió a plasmar el afecto pasional y carnal tan directamente como lo hizo María Mercedes Carranza en sus escritos. De hecho, aquellos entusiasmos que se comparten con el ser amado se materializaron en su poemario De amor y desamor; sin embargo, surge hacia la mitad del texto una desilusión pasional de forma paulatina que inicia el proceso de cambio hacia el verdadero amor: su profesión de escritora. Así, el cambio entre el amor sexual y el amor a la escritura son estados de transición que se expresan con un discurso espontáneo y franco, que se hace más evidente, en la medida en que el lector avanza en la obra e interpreta la sucesión de los poemas. Por tanto, De amor y desamor es un poemario en el que la voz poética conjetura un estado de transición entre estos dos sentimientos, en la medida que establece un orden de presentación para cada uno de los veintiún poemas".
Como lo resume la crítica Lucía Tono, el "efecto lúdico e irónico" de la poesía de Carranza puede leerse como testimonio de lo que significó ser mujer en la Colombia del siglo XX. Pero también se ubica dentro del escepticismo que la misma Carranza señaló como característico de la llamada "poesía post-nadaísta" y que otros, como el ya citado Alstrum o el escritor Harold Alvarado Tenorio, consideran un rasgo distintivo de la "Generación Desencantada". Otras direcciones de lectura que ha inspirado la estética de Carranza incluyen la sátira de lo nacional y de la civilización Occidental, y una mirada ecológica, especialmente en su último poemario.
La revista de creación Palimpsesto n.º 19 (Carmona-Sevilla, 2004) dedicó un amplio dossier sobre su vida y su obra (pp.31-50).
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Dieciocho poemas de María Mercedes Carranza, de su obra Vainas y otros poemas, 1972:
AQUÍ ENTRE NOS
Un día escribiré mis memorias, ¿quién
que se irrespete no lo hace? Y
allí estará todo. Estará el esmalte
de las uñas revuelto
con Pavese y Pavese con las agujas y
una que otra cuenta de mercado. Donde
debieran estar los pensamientos
sublimes pintaré
tus labios a punto de decirme
buenos días todos los días. Donde
haya que anotar lo más importante
recordaré un almuerzo
cualquiera llegando al corazón
de una alcachofa, hoja por hoja.
Y de resto,
llenaré las páginas que me falten
con esa memoria que me espera entre cirios,
muchas flores y descanse en paz.
AQUÍ CON LA SEÑORA ARNOLFINI
Bueno, Señora, Arnolfini, es
el momento de que se decida.
Está muy bien (molto bene para hablar claro)
que mire a su esposo con ojos de
oh dulces prendas por mí bien halladas
pero va siendo hora de que tenga su hijo
y de que injiera las naranjas,
porque no todo es dulce
y alegre cuando Dios quería
y de pronto empiezan las naranjas
–digo- a oler a feo. No
me explico por qué sigue posando,
si hasta el mismo Van Eyck está requetemuerto
y su pinocho –perdone- su marido ya no es
el hábito del alma suya, pues es
sabido que últimamente las señoras
prefieren otras fibras.
Venda su palacio y sus alhajas
y recorra el mundo en auto-stop; beba
la pausa que refresca, compre
lo que tarde o temprano será
un Philips y lea el Reader´s Digest;
dedíquese a coleccionar llaveritos y
hágase la cirugía plástica; después
tome barbitúricos. Haga algo señora
para no verla morir entre memorias tristes,
como tanto les ocurre a las palomas
en la Piazza della Signoria.
MÉTALE CABEZA
Cuando me paro a contemplar
su estado y miro su cara
sucia, pegochenta,
pienso, Palabra, que
ya es tiempo de que no pierda
más la que tanto ha perdido: Si
es cierto que alguien
dijo hágase
la Palabra y usted se hizo
mentirosa, puta, terca, es hora
de que se quite su maquillaje y
empiece a nombrar, no lo que es
de Dios ni lo que es
del César, sino lo que es nuestro
cada día. Hágase mortal
a cada paso, deje las rimas
y solfeos, gorgoritos y
gorjeos, melindres, embadurnes y
barnices y oiga atenta
esta canción: los pollitos dicen
píopíopío cuando tienen
hambre, cuando tienen frío.
PRECEDENTES DE LA PHILIPS
Como en los cuadros de Turner,
donde la luz piensa
Octavio Paz
Las investigaciones de la Philips prueban
que la luz no la creó Dios en el primer
día. Fue Turner –desvelado en una noche de
Venecia– el que dijo hágase la luz y
la luz fue hecha. En el principio
fue su pincel y hasta las nieblas de
Londres lo reconocieron. Luego
hubo un hombre llamado Monet que
vino a dar testimonio de la luz
entre los suyos y los suyos sí
le recibieron. Desde entonces la luz
habita entre nosotros llena
de Van Gogh con sus tristezas y todo.
SALMODIA, SIN GRACIA NI RITMO
Sé muchas cosas alrededor
de mí. Sé que yo no me visto
de crepúsculos para dormir. Añoro
esas viejas andanzas de tanto
vate insigne. Más sin embargo
sólo me pongo la piyama
y un par de medias en los pies.
Tampoco veo cosas misteriosas,
ni las intuyo, ni me importan.
Me basta con que el cielo siga
todos los días, sin más perendengues,
y que tus caricias sean eso
y no vehículos para llegar
a las esferas celestiales. Juro
que Dios, Libertad y otros no son más
que la estupidez diaria de tener
que vivir cansada y de no llegar
a conocerlos nunca, que son palabras
con mayúscula y objeto
de gentes sin oficio. Y cómo no,
reconozco que me gusta el aguardiente
y no los néctares sagrados.
Después de todo,
malvivo mi vida, como usted.
AHÍ TE QUIERO VER
Es así en la aventura de la sopa
y un poco más o un poco menos
donde todos los días te le mides a la muerte.
Que se muera el vecino es lógico;
tras algunas lágrimas es también natural
que se muera aquella amiga
y uno por uno todos los que están contigo.
Pero ¿cómo entender que el más allá es
también para ti estando tan más acá?
Al llegar aquí dejas de comprenderlo todo,
tanto que el misterio de la santísima
trinidad es un chiste; una especie
de pared negra y neblinosa, para más
exactitud, te golpea en la frente y no
te deja pasar; buscas salidas como en
los sueños, atrabiliarias, tropezadas
y tan en duermevela. Finalmente
lo dejas para otro día.
BABEL Y USTED
Si las palabras no se arrugarán, si
fuera posible ponérselas cada mañana,
como una blusa o una falda, previo
uso del quitamanchas, el cepillo y la plancha.
Si no se pudieran pronunciar ya más
por lo brilladas y rodillonas.
Si, después de un largo viaje, se
botaran como la maleta, tan descosida,
tan llena de letreros y de mugre. Si no se
cansaran, si fuera normal y corriente
someterlas a chequeo médico cada año,
con diagnósticos y exámenes de laboratorio,
vitaminas y reconstituyentes y hasta
menjurjes para la anemia. Si las
palabras hicieran sindicato en defensa
de sus fueros más legítimos y reclamaran
indemnizaciones por abuso de confianza
a aquellos que las tratan como a violín
prestado. Si algún día hicieran huelga,
¿qué opina usted, García?
JUGANDO A LAS ESCONDIDAS
Tengo que pensar que todo lo
que me suce es mi vida
MÓNICA VITI
Al comienzo la llorarán mucho.
Habrá novena, misas cantadas
con diáconos y cuatro curas.
El luto adornará a los parientes
que entre lágrimas verán su vida como una hazaña.
Será gran señora, incomparable esposa,
dilecta amiga, pozo de gracia,
de virtudes y dones.
El vacío que dejará en la sociedad
no podrá llenarse aunque lo intenten.
Se conservarán igual que reliquias
cadejos de pelo.
Y hasta habrá manos
que echen de menos otras manos.
Con los años será la abuela
que hay que pasar a un osario
y luego la foto en cualquier rincón de la casa
que nadie sino de lejos sabe
a quien retrata. Finalmente nada.
MUESTRA LAS VIRTUDES DEL AMOR VERDADERO Y
CONFIESA AL AMADO LOS EFECTOS VARIOS DE SU CORAZÓN
a Fernando
Hoy pienso especialmente en ti
y veo que ese amor carece de desmayos,
de ojos aterciopelados
y demás gestos admirables.
Ese amor no se hace como la primavera
A punta de capullos
y gorjeos. Se hace cada día
con el cepillo de dientes por la mañana,
el pescado frito en la cocina
y los sudores por la noche.
Se vive poco a poco ese amor
entre tanto plato sucio, detrás del cotidiano
montón de ropa para planchar,
con gritos de niño y cuentas de mercado,
las cremas en la cara
y los bombillos que no funcionan.
Y otra cosa: cada tarde te quiero más.
POEMA DE AMOR
(A TRAVÉS DE UNA LUZ IRREAL...)
A través de una luz irreal
–la cortina azul de la habitación
cerrada a media tarde–
se acerca a la cama.
En estos instantes su cuerpo es inmenso,
sólo el cuerpo existe.
Puedo repetir las palabras entredichas,
la piel que se derrite, el sudor.
Pero en realidad sucede
que mi cuerpo está bajo su cuerpo
–fantasías inconfesables,
manos sabias, miradas inequívocas–
ambos tratando de sobrevivir
cada uno gracias a otro.
Caemos y caemos como Alicia
en un precipicio sin tocar fondo.
Y como Alicia nos detenemos de repente:
ese tenso, inmóvil instante.
El espejo se rompe
cuando oigo su voz que me dice:
"Qué bien lo hemos pasado, mi amor".
Pienso entonces que debo ocuparme ya
de encender las luces de la casa.
POEMA DE AMOR
(AFUERA EL VIENTO, EL OLOR MECÁNICO DE LA CALLE...)
Afuera el viento, el olor metálico de la calle.
Ya dentro, va dejando todo lo que lleva encima,
primero la cartera y la sonrisa;
se deshace de las caras que ese día ha visto,
los desencuentros, la paz fingida,
el sabor dulzarrón del deber cumplido.
Y se desviste como para poder tocar
toda la tristeza que está en su carne.
Cuando se encuentra desnuda
se busca, casi como un animal se olfatea,
se inclina sobre ella y se acecha;
inicia una larga confidencia tierna,
se pide respuestas, tal vez tiene la mirada turbia;
separa las rodillas y como una loba se devora.
Afuera el viento, el olor metálico de la calle.
UNA ROSA PARA DYLAN THOMAS
Murió tan extraña y trágicamente como había vivido,
preso d un caos de palabras y pasiones sin freno... no
consiguió ser grande, pero fracasó genialmente.
D.T.
Se dice: “no quiero salvarme”
y sus palabras tienen la insolencia
del que decide que todo está perdido.
Como guiado por una certeza deslumbrante
camina sin eludir su abismo;
de nada le sirven ya los engaños
para sobrevivir una o dos mañanas más:
conocer otro cuerpo entre las sábanas destendidas
y derretirse pálido sobre él
o reencontrarse con las palabras
y hacerlas decir para mentirse
o ser el otro por el tiempo que dura
la lucidez del alcohol en la sangre.
En la oscuridad apretada de su corazón
allí donde todo llega ya sin piel, voz, ni fecha
decide jugar a ser su propio héroe:
nada tocará sus pasiones y sus sueños;
no envejecerá entre cuatro paredes
dócil a las prohibiciones y a los ritos.
Ni el poder ni el dinero ni la gloria
merecen un instante de la inocencia que lo consume;
no cortará la cuerda que lleva atada al cuello.
Le bastó la dosis exacta de alcohol
para morir como mueren los grandes:
por un sueño que sólo ellos se atreven a soñar.
BOGOTÁ, 1982
Nadie mira a nadie de frente
de norte a sur la desconfianza, el recelo
entre sonrisas y cuidadas cortesías.
Turbios el aire y el miedo
en todos los zaguanes y ascensores, en las camas.
Una lluvia floja cae
como diluvio: ciudad de mundo
que no conocerá la alegría.
Olores blandos que recuerdos parecen
tras tantos años que en el aire están.
Ciudad a medio hacer, siempre a punto de parecerse a algo
como una muchacha que comienza a menstruar,
precaria, sin belleza alguna.
Patios decimonónicos con geranios
donde ancianas señoras todavía sirven chocolate;
patios de inquilinato
en los que habitan calcinados la mugre y el dolor.
En las calles empinadas y siempre crepusculares,
luz opaca como filtrada por sementinas láminas de alabastro
ocurren escenas tan familiares como la muerte y el amor;
estas calles son el laberinto que he de andar y desandar:
todos los pasos que al final serán mi vida.
Grises las paredes, los árboles
y de los habitantes el aire de la frente a los pies.
A lo lejos el verde existe, un verde metálico y sereno,
un verde Patinir de laguna o río,
y tras los cerros tal vez puede verse el sol.
La ciudad que amo se parece demasiado a mi vida;
nos unen el cansancio y el tedio de la convivencia
pero también la costumbre irremplazable y el viento.
TENGO MIEDO
...Todo desaparece ante el miedo. El miedo, Cesonia; ese
bello sentimiento, sin aleación, puro y desinteresado; uno
de los pocos que saca su nobleza del vientre
ALBERT CAMUS (Calígula)
Miradme: en mí habita el miedo.
Tras estos ojos serenos, en este cuerpo que ama: el miedo.
El miedo al amanecer porque inevitable el sol saldrá y he de verlo,
cuando atardece porque puede no salir mañana.
Vigilo los ruidos misteriosos de esta casa que se derrumba,
ya los fantasmas, las sombras me cercan y tengo miedo.
Procuro dormir con la luz encendida
y me hago como puedo a lanzas, corazas, ilusiones.
Pero basta quizás sólo una mancha en el mantel
para que de nuevo se adueñe de mí el espanto.
Nada me calma ni sosiega:
ni esta palabra inútil, ni esta pasión de amor,
ni el espejo donde veo ya mi rostro muerto.
Oídme bien, lo digo a gritos: tengo miedo.
EL OFICIO DE VIVIR
He aquí que llego a la vejez
y nadie ni nada
me ha podido decir
para qué sirvo.
Sume usted
oficios, vocaciones, misiones y predestinaciones:
la cosa no es conmigo.
No es que me aburra,
es que no sirvo para nada.
Ensayo profesiones,
que van desde cocinera, madre y poeta
hasta contabilista de estrellas.
De repente quisiera ser cebolla
para olvidar obligaciones
o árbol para cumplir con todas ellas.
Sin embargo lo más fácil
es que confiese la verdad.
Sirvo para oficios desuetos:
Espíritu Santo, dama de compañía, Estatua
de la Libertad, Arcipreste de Hita.
No sirvo para nada.
SOBRAN PALABRAS
Por traidora decidí hoy,
martes 24 de junio,
asesinar algunas palabras.
Amistad queda condenada
a la hoguera, por hereje;
la horca conviene
a Amor por ilegible;
no estaría mal el garrote vil,
por apóstata, para Solidaridad;
la guillotina como el rayo,
debe fulminar a Fraternidad;
Libertad morirá
lentamente y con dolor;
la tortura es su destino;
Igualdad merece la horca
por ser prostituta
del peor burdel;
Esperanza ha muerto ya;
Fe padecerá la cámara de gas;
el suplicio de Tántalo, por inhumana,
se lo dejo a la palabra Dios.
Fusilaré sin piedad a Civilización
por su barbarie;
cicuta beberá Felicidad.
Queda la palabra Yo. Para esa,
por triste, por su atroz soledad,
decreto la peor de las penas:
vivirá conmigo hasta
el final.
NUNCA ES TARDE
No les tengo confianza
a mis palabras.
Flotan muertas ahora
ante sus ojos,
simulan decir
quieren hablar
intentan parecer.
Acceden a los sueños
de cada uno, los míos
los suyos: diez mil
espejos a la vez,
putas generosas
sirven a dios y al diablo.
Me he cansado
de mis palabras ,
se las presto.
Para el caso, es lo mismo.
PATAS ARRIBA CON LA VIDA
Sé que voy a morir
porque no amo ya nada.
Manuel Machado
Moriré mortal,
es decir habiendo pasado
por este mundo
sin romperlo ni mancharlo.
No inventé ningún vicio,
pero gocé de todas las virtudes:
arrendé mi alma
a la hipocresía: he traficado
con las palabras,
con los gestos, con el silencio;
cedí a la mentira:
he esperado la esperanza,
he amado el amor,
y hasta algún día pronuncié
la palabra Patria;
acepté el engaño:
he sido madre, ciudadana,
hija de familia, amiga,
compañera, amante.
Creí en la verdad:
dos y dos son cuatro,
María Mercedes debe nacer,
crecer, reproducirse y morir
y en esas estoy.
Soy un dechado del siglo XX.
Y cuando el miedo llega
me voy a ver televisión
para dialogar con mis mentiras.
Algunos poemas de María mercedes Carranza, de su obra Hola, soledad, 1987:
María Mercedes Carranza (Bogotá, 24 de mayo de 1945-ibidem, 11 de julio de 2003) fue una poeta y periodista colombiana.
Fue una de las integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, que dio a Colombia la constitución de 1991, inte
grando la bancada de la ADM-19.
Biografía
Fue la segunda hija de Rosa Coronado y Eduardo Carranza ( [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ), poeta de gran prestigio, que en 1952 se trasladó a España como agregado cultural de la embajada colombiana en Madrid.
Niñez
En Madrid vivió la escritora entre los seis y trece años de edad, con temporadas en París, y bajo la influencia de la gran actividad intelectual de su padre y de su tía abuela materna, la poeta Elisa Mújica (1918-2003), que por esos años también residía en España: “La fábula de mi infancia está tejida con sus leyendas y cuentos; con ella descubrí el poder de la palabra" (Carranza en entrevista con Carlos Jáuregui).
La familia regresa en 1958 a la capital colombiana, donde la joven María Mercedes vive un periodo de difícil readaptación a su país natal: "Cuando volví, todavía jugaba con muñecas y no sabía cómo nacían los bebés. Había salido de España y de mi niñez, y sentía una terrible nostalgia cultural que enfrenté con la decisión de pertenecer a Colombia". Allí terminó sus estudios secundarios con secretariado bilingüe, para cursar posteriormente Filosofía y Letras, primero en Madrid, y luego, intermitentemente entre 1965 y 1978, en la Universidad de los Andes de Bogotá, donde se graduó con una tesis sobre la obra de su padre. Fruto de su investigación, que se convertiría con los años en uno de los estudios más autorizados sobre Eduardo Carranza, es la introducción a la antología Carranza por Carranza (Bogotá: Procultura, Editorial La Rosa, 1985, ISBN 9789589083017).
En 1965, a sus veinte años, es nombrada directora de "Vanguardia", página literaria del diario bogotano El Siglo. Desde allí difundió la obra de autores que después se harían muy significativos, como Juan Manuel Roca y Nicolás Suescún, entre otros muchos. En 1970 decide vivir con el escritor Fernando Garavito, subdirector del Instituto Colombiano de Cultura, con quien se casa civilmente, desafiando las normas católicas predominantes en el círculo de su familia. Con Garavito codirigió la revista cultural "Estravagario" del diario caleño El Pueblo en 1975. Poco después fue nombrada jefe de redacción de la revista Nueva Frontera, que había sido fundada en 1974 por el expresidente liberal Carlos Lleras Restrepo, cargo que desempeñó durante trece anos, y en el que tuvo una activa participación en la opinión política nacional.
Ya desde 1965 había comenzado a publicar crítica cultural (por ejemplo una entrevista con Vicente Aleixandre) y poemas y cuentos sueltos (por ejemplo "Uno se muere y zás"). Pero su trayectoria literaria se hace notable a partir de la década de 1970: en 1971 edita y prologa la antología Nueva poesía colombiana, que difundió la obra de ocho poetas jóvenes en una edición popular y de bolsillo; otro tanto hace por narradores contemporáneos en 7 cuentistas jóvenes, publicado en 1972; y ese mismo año aparece su primer poemario Vainas y otros poemas (1968-1972).
Madurez
Desde 1986 dirigió la Casa de Poesía Silva en Bogotá. Fue elegida para la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 por la Alianza Democrática M-19. Tras meses de angustia por el secuestro de su hermano, decidió suicidarse con una sobredosis de antidepresivos el 11 de julio de 2003 en Bogotá.
Obra
En su análisis sobre la lírica de los años 70 en Colombia, el crítico James J. Alstrum destaca la "labor poética demoledora pero sana y necesaria para encaminar el poema hacia derroteros insólitos" de Carranza. Su aporte literario y cultural se mide además por haber contribuido a fundar en 1986 la Casa de Poesía Silva en Bogotá, que dirigió hasta su muerte y desde donde se dedicó a apoyar la producción poética con recitales, talleres, premios, y una biblioteca y revista especializadas. La suya fue así, en palabras del poeta mexicano José Emilio Pacheco, "una obra justa y necesaria que se extendió a otras formas de amar la poesía y creer en ella".
María Mercedes Carranza logró unir en la poesía la filosofía de su vida. En cada una de sus producciones se pueden evidenciar importantes problemas filosóficos y, más aún, existenciales, pues tanto el amor como la muerte rodearon su vida y varios trechos de su obra, en donde los abordó con profundidad y detenimiento. Su rastreo poético por la órbita existencial ha generado que algunos estudiosos la relacionen con otras dos grandes poetisas del continente: Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik. "Según Harold Alvarado Tenorio, en Colombia –en la década de los noventa– fueron varias las poetas que frecuentaron el tema del amor, de la intimidad de pareja, de la entrega perpetua hacia el ser amado; pero ninguna se atrevió a plasmar el afecto pasional y carnal tan directamente como lo hizo María Mercedes Carranza en sus escritos. De hecho, aquellos entusiasmos que se comparten con el ser amado se materializaron en su poemario De amor y desamor; sin embargo, surge hacia la mitad del texto una desilusión pasional de forma paulatina que inicia el proceso de cambio hacia el verdadero amor: su profesión de escritora. Así, el cambio entre el amor sexual y el amor a la escritura son estados de transición que se expresan con un discurso espontáneo y franco, que se hace más evidente, en la medida en que el lector avanza en la obra e interpreta la sucesión de los poemas. Por tanto, De amor y desamor es un poemario en el que la voz poética conjetura un estado de transición entre estos dos sentimientos, en la medida que establece un orden de presentación para cada uno de los veintiún poemas".
Como lo resume la crítica Lucía Tono, el "efecto lúdico e irónico" de la poesía de Carranza puede leerse como testimonio de lo que significó ser mujer en la Colombia del siglo XX. Pero también se ubica dentro del escepticismo que la misma Carranza señaló como característico de la llamada "poesía post-nadaísta" y que otros, como el ya citado Alstrum o el escritor Harold Alvarado Tenorio, consideran un rasgo distintivo de la "Generación Desencantada". Otras direcciones de lectura que ha inspirado la estética de Carranza incluyen la sátira de lo nacional y de la civilización Occidental, y una mirada ecológica, especialmente en su último poemario.
La revista de creación Palimpsesto n.º 19 (Carmona-Sevilla, 2004) dedicó un amplio dossier sobre su vida y su obra (pp.31-50).
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Dieciocho poemas de María Mercedes Carranza, de su obra Vainas y otros poemas, 1972:
AQUÍ ENTRE NOS
Un día escribiré mis memorias, ¿quién
que se irrespete no lo hace? Y
allí estará todo. Estará el esmalte
de las uñas revuelto
con Pavese y Pavese con las agujas y
una que otra cuenta de mercado. Donde
debieran estar los pensamientos
sublimes pintaré
tus labios a punto de decirme
buenos días todos los días. Donde
haya que anotar lo más importante
recordaré un almuerzo
cualquiera llegando al corazón
de una alcachofa, hoja por hoja.
Y de resto,
llenaré las páginas que me falten
con esa memoria que me espera entre cirios,
muchas flores y descanse en paz.
AQUÍ CON LA SEÑORA ARNOLFINI
Bueno, Señora, Arnolfini, es
el momento de que se decida.
Está muy bien (molto bene para hablar claro)
que mire a su esposo con ojos de
oh dulces prendas por mí bien halladas
pero va siendo hora de que tenga su hijo
y de que injiera las naranjas,
porque no todo es dulce
y alegre cuando Dios quería
y de pronto empiezan las naranjas
–digo- a oler a feo. No
me explico por qué sigue posando,
si hasta el mismo Van Eyck está requetemuerto
y su pinocho –perdone- su marido ya no es
el hábito del alma suya, pues es
sabido que últimamente las señoras
prefieren otras fibras.
Venda su palacio y sus alhajas
y recorra el mundo en auto-stop; beba
la pausa que refresca, compre
lo que tarde o temprano será
un Philips y lea el Reader´s Digest;
dedíquese a coleccionar llaveritos y
hágase la cirugía plástica; después
tome barbitúricos. Haga algo señora
para no verla morir entre memorias tristes,
como tanto les ocurre a las palomas
en la Piazza della Signoria.
MÉTALE CABEZA
Cuando me paro a contemplar
su estado y miro su cara
sucia, pegochenta,
pienso, Palabra, que
ya es tiempo de que no pierda
más la que tanto ha perdido: Si
es cierto que alguien
dijo hágase
la Palabra y usted se hizo
mentirosa, puta, terca, es hora
de que se quite su maquillaje y
empiece a nombrar, no lo que es
de Dios ni lo que es
del César, sino lo que es nuestro
cada día. Hágase mortal
a cada paso, deje las rimas
y solfeos, gorgoritos y
gorjeos, melindres, embadurnes y
barnices y oiga atenta
esta canción: los pollitos dicen
píopíopío cuando tienen
hambre, cuando tienen frío.
PRECEDENTES DE LA PHILIPS
Como en los cuadros de Turner,
donde la luz piensa
Octavio Paz
Las investigaciones de la Philips prueban
que la luz no la creó Dios en el primer
día. Fue Turner –desvelado en una noche de
Venecia– el que dijo hágase la luz y
la luz fue hecha. En el principio
fue su pincel y hasta las nieblas de
Londres lo reconocieron. Luego
hubo un hombre llamado Monet que
vino a dar testimonio de la luz
entre los suyos y los suyos sí
le recibieron. Desde entonces la luz
habita entre nosotros llena
de Van Gogh con sus tristezas y todo.
SALMODIA, SIN GRACIA NI RITMO
Sé muchas cosas alrededor
de mí. Sé que yo no me visto
de crepúsculos para dormir. Añoro
esas viejas andanzas de tanto
vate insigne. Más sin embargo
sólo me pongo la piyama
y un par de medias en los pies.
Tampoco veo cosas misteriosas,
ni las intuyo, ni me importan.
Me basta con que el cielo siga
todos los días, sin más perendengues,
y que tus caricias sean eso
y no vehículos para llegar
a las esferas celestiales. Juro
que Dios, Libertad y otros no son más
que la estupidez diaria de tener
que vivir cansada y de no llegar
a conocerlos nunca, que son palabras
con mayúscula y objeto
de gentes sin oficio. Y cómo no,
reconozco que me gusta el aguardiente
y no los néctares sagrados.
Después de todo,
malvivo mi vida, como usted.
AHÍ TE QUIERO VER
Es así en la aventura de la sopa
y un poco más o un poco menos
donde todos los días te le mides a la muerte.
Que se muera el vecino es lógico;
tras algunas lágrimas es también natural
que se muera aquella amiga
y uno por uno todos los que están contigo.
Pero ¿cómo entender que el más allá es
también para ti estando tan más acá?
Al llegar aquí dejas de comprenderlo todo,
tanto que el misterio de la santísima
trinidad es un chiste; una especie
de pared negra y neblinosa, para más
exactitud, te golpea en la frente y no
te deja pasar; buscas salidas como en
los sueños, atrabiliarias, tropezadas
y tan en duermevela. Finalmente
lo dejas para otro día.
BABEL Y USTED
Si las palabras no se arrugarán, si
fuera posible ponérselas cada mañana,
como una blusa o una falda, previo
uso del quitamanchas, el cepillo y la plancha.
Si no se pudieran pronunciar ya más
por lo brilladas y rodillonas.
Si, después de un largo viaje, se
botaran como la maleta, tan descosida,
tan llena de letreros y de mugre. Si no se
cansaran, si fuera normal y corriente
someterlas a chequeo médico cada año,
con diagnósticos y exámenes de laboratorio,
vitaminas y reconstituyentes y hasta
menjurjes para la anemia. Si las
palabras hicieran sindicato en defensa
de sus fueros más legítimos y reclamaran
indemnizaciones por abuso de confianza
a aquellos que las tratan como a violín
prestado. Si algún día hicieran huelga,
¿qué opina usted, García?
JUGANDO A LAS ESCONDIDAS
Tengo que pensar que todo lo
que me suce es mi vida
MÓNICA VITI
Al comienzo la llorarán mucho.
Habrá novena, misas cantadas
con diáconos y cuatro curas.
El luto adornará a los parientes
que entre lágrimas verán su vida como una hazaña.
Será gran señora, incomparable esposa,
dilecta amiga, pozo de gracia,
de virtudes y dones.
El vacío que dejará en la sociedad
no podrá llenarse aunque lo intenten.
Se conservarán igual que reliquias
cadejos de pelo.
Y hasta habrá manos
que echen de menos otras manos.
Con los años será la abuela
que hay que pasar a un osario
y luego la foto en cualquier rincón de la casa
que nadie sino de lejos sabe
a quien retrata. Finalmente nada.
MUESTRA LAS VIRTUDES DEL AMOR VERDADERO Y
CONFIESA AL AMADO LOS EFECTOS VARIOS DE SU CORAZÓN
a Fernando
Hoy pienso especialmente en ti
y veo que ese amor carece de desmayos,
de ojos aterciopelados
y demás gestos admirables.
Ese amor no se hace como la primavera
A punta de capullos
y gorjeos. Se hace cada día
con el cepillo de dientes por la mañana,
el pescado frito en la cocina
y los sudores por la noche.
Se vive poco a poco ese amor
entre tanto plato sucio, detrás del cotidiano
montón de ropa para planchar,
con gritos de niño y cuentas de mercado,
las cremas en la cara
y los bombillos que no funcionan.
Y otra cosa: cada tarde te quiero más.
POEMA DE AMOR
(A TRAVÉS DE UNA LUZ IRREAL...)
A través de una luz irreal
–la cortina azul de la habitación
cerrada a media tarde–
se acerca a la cama.
En estos instantes su cuerpo es inmenso,
sólo el cuerpo existe.
Puedo repetir las palabras entredichas,
la piel que se derrite, el sudor.
Pero en realidad sucede
que mi cuerpo está bajo su cuerpo
–fantasías inconfesables,
manos sabias, miradas inequívocas–
ambos tratando de sobrevivir
cada uno gracias a otro.
Caemos y caemos como Alicia
en un precipicio sin tocar fondo.
Y como Alicia nos detenemos de repente:
ese tenso, inmóvil instante.
El espejo se rompe
cuando oigo su voz que me dice:
"Qué bien lo hemos pasado, mi amor".
Pienso entonces que debo ocuparme ya
de encender las luces de la casa.
POEMA DE AMOR
(AFUERA EL VIENTO, EL OLOR MECÁNICO DE LA CALLE...)
Afuera el viento, el olor metálico de la calle.
Ya dentro, va dejando todo lo que lleva encima,
primero la cartera y la sonrisa;
se deshace de las caras que ese día ha visto,
los desencuentros, la paz fingida,
el sabor dulzarrón del deber cumplido.
Y se desviste como para poder tocar
toda la tristeza que está en su carne.
Cuando se encuentra desnuda
se busca, casi como un animal se olfatea,
se inclina sobre ella y se acecha;
inicia una larga confidencia tierna,
se pide respuestas, tal vez tiene la mirada turbia;
separa las rodillas y como una loba se devora.
Afuera el viento, el olor metálico de la calle.
UNA ROSA PARA DYLAN THOMAS
Murió tan extraña y trágicamente como había vivido,
preso d un caos de palabras y pasiones sin freno... no
consiguió ser grande, pero fracasó genialmente.
D.T.
Se dice: “no quiero salvarme”
y sus palabras tienen la insolencia
del que decide que todo está perdido.
Como guiado por una certeza deslumbrante
camina sin eludir su abismo;
de nada le sirven ya los engaños
para sobrevivir una o dos mañanas más:
conocer otro cuerpo entre las sábanas destendidas
y derretirse pálido sobre él
o reencontrarse con las palabras
y hacerlas decir para mentirse
o ser el otro por el tiempo que dura
la lucidez del alcohol en la sangre.
En la oscuridad apretada de su corazón
allí donde todo llega ya sin piel, voz, ni fecha
decide jugar a ser su propio héroe:
nada tocará sus pasiones y sus sueños;
no envejecerá entre cuatro paredes
dócil a las prohibiciones y a los ritos.
Ni el poder ni el dinero ni la gloria
merecen un instante de la inocencia que lo consume;
no cortará la cuerda que lleva atada al cuello.
Le bastó la dosis exacta de alcohol
para morir como mueren los grandes:
por un sueño que sólo ellos se atreven a soñar.
BOGOTÁ, 1982
Nadie mira a nadie de frente
de norte a sur la desconfianza, el recelo
entre sonrisas y cuidadas cortesías.
Turbios el aire y el miedo
en todos los zaguanes y ascensores, en las camas.
Una lluvia floja cae
como diluvio: ciudad de mundo
que no conocerá la alegría.
Olores blandos que recuerdos parecen
tras tantos años que en el aire están.
Ciudad a medio hacer, siempre a punto de parecerse a algo
como una muchacha que comienza a menstruar,
precaria, sin belleza alguna.
Patios decimonónicos con geranios
donde ancianas señoras todavía sirven chocolate;
patios de inquilinato
en los que habitan calcinados la mugre y el dolor.
En las calles empinadas y siempre crepusculares,
luz opaca como filtrada por sementinas láminas de alabastro
ocurren escenas tan familiares como la muerte y el amor;
estas calles son el laberinto que he de andar y desandar:
todos los pasos que al final serán mi vida.
Grises las paredes, los árboles
y de los habitantes el aire de la frente a los pies.
A lo lejos el verde existe, un verde metálico y sereno,
un verde Patinir de laguna o río,
y tras los cerros tal vez puede verse el sol.
La ciudad que amo se parece demasiado a mi vida;
nos unen el cansancio y el tedio de la convivencia
pero también la costumbre irremplazable y el viento.
TENGO MIEDO
...Todo desaparece ante el miedo. El miedo, Cesonia; ese
bello sentimiento, sin aleación, puro y desinteresado; uno
de los pocos que saca su nobleza del vientre
ALBERT CAMUS (Calígula)
Miradme: en mí habita el miedo.
Tras estos ojos serenos, en este cuerpo que ama: el miedo.
El miedo al amanecer porque inevitable el sol saldrá y he de verlo,
cuando atardece porque puede no salir mañana.
Vigilo los ruidos misteriosos de esta casa que se derrumba,
ya los fantasmas, las sombras me cercan y tengo miedo.
Procuro dormir con la luz encendida
y me hago como puedo a lanzas, corazas, ilusiones.
Pero basta quizás sólo una mancha en el mantel
para que de nuevo se adueñe de mí el espanto.
Nada me calma ni sosiega:
ni esta palabra inútil, ni esta pasión de amor,
ni el espejo donde veo ya mi rostro muerto.
Oídme bien, lo digo a gritos: tengo miedo.
EL OFICIO DE VIVIR
He aquí que llego a la vejez
y nadie ni nada
me ha podido decir
para qué sirvo.
Sume usted
oficios, vocaciones, misiones y predestinaciones:
la cosa no es conmigo.
No es que me aburra,
es que no sirvo para nada.
Ensayo profesiones,
que van desde cocinera, madre y poeta
hasta contabilista de estrellas.
De repente quisiera ser cebolla
para olvidar obligaciones
o árbol para cumplir con todas ellas.
Sin embargo lo más fácil
es que confiese la verdad.
Sirvo para oficios desuetos:
Espíritu Santo, dama de compañía, Estatua
de la Libertad, Arcipreste de Hita.
No sirvo para nada.
SOBRAN PALABRAS
Por traidora decidí hoy,
martes 24 de junio,
asesinar algunas palabras.
Amistad queda condenada
a la hoguera, por hereje;
la horca conviene
a Amor por ilegible;
no estaría mal el garrote vil,
por apóstata, para Solidaridad;
la guillotina como el rayo,
debe fulminar a Fraternidad;
Libertad morirá
lentamente y con dolor;
la tortura es su destino;
Igualdad merece la horca
por ser prostituta
del peor burdel;
Esperanza ha muerto ya;
Fe padecerá la cámara de gas;
el suplicio de Tántalo, por inhumana,
se lo dejo a la palabra Dios.
Fusilaré sin piedad a Civilización
por su barbarie;
cicuta beberá Felicidad.
Queda la palabra Yo. Para esa,
por triste, por su atroz soledad,
decreto la peor de las penas:
vivirá conmigo hasta
el final.
NUNCA ES TARDE
No les tengo confianza
a mis palabras.
Flotan muertas ahora
ante sus ojos,
simulan decir
quieren hablar
intentan parecer.
Acceden a los sueños
de cada uno, los míos
los suyos: diez mil
espejos a la vez,
putas generosas
sirven a dios y al diablo.
Me he cansado
de mis palabras ,
se las presto.
Para el caso, es lo mismo.
PATAS ARRIBA CON LA VIDA
Sé que voy a morir
porque no amo ya nada.
Manuel Machado
Moriré mortal,
es decir habiendo pasado
por este mundo
sin romperlo ni mancharlo.
No inventé ningún vicio,
pero gocé de todas las virtudes:
arrendé mi alma
a la hipocresía: he traficado
con las palabras,
con los gestos, con el silencio;
cedí a la mentira:
he esperado la esperanza,
he amado el amor,
y hasta algún día pronuncié
la palabra Patria;
acepté el engaño:
he sido madre, ciudadana,
hija de familia, amiga,
compañera, amante.
Creí en la verdad:
dos y dos son cuatro,
María Mercedes debe nacer,
crecer, reproducirse y morir
y en esas estoy.
Soy un dechado del siglo XX.
Y cuando el miedo llega
me voy a ver televisión
para dialogar con mis mentiras.
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