Aires de Libertad

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    María Mercedes Carranza (1945-2003)

    Pedro Casas Serra
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    María Mercedes Carranza (1945-2003) Empty María Mercedes Carranza (1945-2003)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 16 Sep 2022, 07:41

    .


    María Mercedes Carranza (Bogotá, 24 de mayo de 1945-ibidem, 11 de julio de 2003) fue una poeta y periodista colombiana.

    Fue una de las integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, que dio a Colombia la constitución de 1991, inte
    grando la bancada de la ADM-19.

    Biografía

    Fue la segunda hija de Rosa Coronado y Eduardo Carranza ( [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ), poeta de gran prestigio, que en 1952 se trasladó a España como agregado cultural de la embajada colombiana en Madrid.

    Niñez

    En Madrid vivió la escritora entre los seis y trece años de edad, con temporadas en París, y bajo la influencia de la gran actividad intelectual de su padre y de su tía abuela materna, la poeta Elisa Mújica (1918-2003), que por esos años también residía en España: “La fábula de mi infancia está tejida con sus leyendas y cuentos; con ella descubrí el poder de la palabra" (Carranza en entrevista con Carlos Jáuregui).

    La familia regresa en 1958 a la capital colombiana, donde la joven María Mercedes vive un periodo de difícil readaptación a su país natal: "Cuando volví, todavía jugaba con muñecas y no sabía cómo nacían los bebés. Había salido de España y de mi niñez, y sentía una terrible nostalgia cultural que enfrenté con la decisión de pertenecer a Colombia".​ Allí terminó sus estudios secundarios con secretariado bilingüe, para cursar posteriormente Filosofía y Letras, primero en Madrid, y luego, intermitentemente entre 1965 y 1978, en la Universidad de los Andes de Bogotá, donde se graduó con una tesis sobre la obra de su padre.​ Fruto de su investigación, que se convertiría con los años en uno de los estudios más autorizados sobre Eduardo Carranza, es la introducción a la antología Carranza por Carranza (Bogotá: Procultura, Editorial La Rosa, 1985, ISBN 9789589083017).

    En 1965, a sus veinte años, es nombrada directora de "Vanguardia", página literaria del diario bogotano El Siglo. Desde allí difundió la obra de autores que después se harían muy significativos, como Juan Manuel Roca y Nicolás Suescún, entre otros muchos. En 1970 decide vivir con el escritor Fernando Garavito, subdirector del Instituto Colombiano de Cultura, con quien se casa civilmente, desafiando las normas católicas predominantes en el círculo de su familia. Con Garavito codirigió la revista cultural "Estravagario" del diario caleño El Pueblo en 1975. Poco después fue nombrada jefe de redacción de la revista Nueva Frontera, que había sido fundada en 1974 por el expresidente liberal Carlos Lleras Restrepo, cargo que desempeñó durante trece anos, y en el que tuvo una activa participación en la opinión política nacional.

    Ya desde 1965 había comenzado a publicar crítica cultural (por ejemplo una entrevista con Vicente Aleixandre​) y poemas y cuentos sueltos (por ejemplo "Uno se muere y zás"​). Pero su trayectoria literaria se hace notable a partir de la década de 1970: en 1971 edita y prologa la antología Nueva poesía colombiana, que difundió la obra de ocho poetas jóvenes en una edición popular y de bolsillo; otro tanto hace por narradores contemporáneos en 7 cuentistas jóvenes, publicado en 1972; y ese mismo año aparece su primer poemario Vainas y otros poemas (1968-1972).

    Madurez

    Desde 1986 dirigió la Casa de Poesía Silva en Bogotá. Fue elegida para la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 por la Alianza Democrática M-19. Tras meses de angustia por el secuestro de su hermano, decidió suicidarse con una sobredosis de antidepresivos el 11 de julio de 2003 en Bogotá.

    Obra

    En su análisis sobre la lírica de los años 70 en Colombia, el crítico James J. Alstrum destaca la "labor poética demoledora pero sana y necesaria para encaminar el poema hacia derroteros insólitos" de Carranza.​ Su aporte literario y cultural se mide además por haber contribuido a fundar en 1986 la Casa de Poesía Silva en Bogotá, que dirigió hasta su muerte y desde donde se dedicó a apoyar la producción poética con recitales, talleres, premios, y una biblioteca y revista especializadas. La suya fue así, en palabras del poeta mexicano José Emilio Pacheco, "una obra justa y necesaria que se extendió a otras formas de amar la poesía y creer en ella".​

    María Mercedes Carranza logró unir en la poesía la filosofía de su vida. En cada una de sus producciones se pueden evidenciar importantes problemas filosóficos y, más aún, existenciales, pues tanto el amor como la muerte rodearon su vida y varios trechos de su obra, en donde los abordó con profundidad y detenimiento.​ Su rastreo poético por la órbita existencial ha generado que algunos estudiosos la relacionen con otras dos grandes poetisas del continente: Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik.​ "Según Harold Alvarado Tenorio, en Colombia –en la década de los noventa– fueron varias las poetas que frecuentaron el tema del amor, de la intimidad de pareja, de la entrega perpetua hacia el ser amado; pero ninguna se atrevió a plasmar el afecto pasional y carnal tan directamente como lo hizo María Mercedes Carranza en sus escritos. De hecho, aquellos entusiasmos que se comparten con el ser amado se materializaron en su poemario De amor y desamor; sin embargo, surge hacia la mitad del texto una desilusión pasional de forma paulatina que inicia el proceso de cambio hacia el verdadero amor: su profesión de escritora. Así, el cambio entre el amor sexual y el amor a la escritura son estados de transición que se expresan con un discurso espontáneo y franco, que se hace más evidente, en la medida en que el lector avanza en la obra e interpreta la sucesión de los poemas. Por tanto, De amor y desamor es un poemario en el que la voz poética conjetura un estado de transición entre estos dos sentimientos, en la medida que establece un orden de presentación para cada uno de los veintiún poemas".​

    Como lo resume la crítica Lucía Tono, el "efecto lúdico e irónico"​ de la poesía de Carranza puede leerse como testimonio de lo que significó ser mujer en la Colombia del siglo XX. Pero también se ubica dentro del escepticismo que la misma Carranza señaló como característico de la llamada "poesía post-nadaísta"​ y que otros, como el ya citado Alstrum​ o el escritor Harold Alvarado Tenorio,​ consideran un rasgo distintivo de la "Generación Desencantada". Otras direcciones de lectura que ha inspirado la estética de Carranza incluyen la sátira de lo nacional y de la civilización Occidental,​ y una mirada ecológica, especialmente en su último poemario.​

    La revista de creación Palimpsesto n.º 19 (Carmona-Sevilla, 2004) dedicó un amplio dossier sobre su vida y su obra (pp.31-50).

    (Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )


    *


    Dieciocho poemas de María Mercedes Carranza, de su obra Vainas y otros poemas, 1972:


    AQUÍ ENTRE NOS

    Un día escribiré mis memorias, ¿quién
    que se irrespete no lo hace? Y
    allí estará todo. Estará el esmalte
    de las uñas revuelto
    con Pavese y Pavese con las agujas y
    una que otra cuenta de mercado. Donde
    debieran estar los pensamientos
    sublimes pintaré
    tus labios a punto de decirme
    buenos días todos los días. Donde
    haya que anotar lo más importante
    recordaré un almuerzo
    cualquiera llegando al corazón
    de una alcachofa, hoja por hoja.
    Y de resto,
    llenaré las páginas que me falten
    con esa memoria que me espera entre cirios,
    muchas flores y descanse en paz.



    AQUÍ CON LA SEÑORA ARNOLFINI

    Bueno, Señora, Arnolfini, es
    el momento de que se decida.
    Está muy bien (molto bene para hablar claro)
    que mire a su esposo con ojos de
    oh dulces prendas por mí bien halladas
    pero va siendo hora de que tenga su hijo
    y de que injiera las naranjas,
    porque no todo es dulce
    y alegre cuando Dios quería
    y de pronto empiezan las naranjas
    –digo- a oler a feo. No
    me explico por qué sigue posando,
    si hasta el mismo Van Eyck está requetemuerto
    y su pinocho –perdone- su marido ya no es
    el hábito del alma suya, pues es
    sabido que últimamente las señoras
    prefieren otras fibras.
    Venda su palacio y sus alhajas
    y recorra el mundo en auto-stop; beba
    la pausa que refresca, compre
    lo que tarde o temprano será
    un Philips y lea el Reader´s Digest;
    dedíquese a coleccionar llaveritos y
    hágase la cirugía plástica; después
    tome barbitúricos. Haga algo señora
    para no verla morir entre memorias tristes,
    como tanto les ocurre a las palomas
    en la Piazza della Signoria.



    MÉTALE CABEZA

    Cuando me paro a contemplar
    su estado y miro su cara
    sucia, pegochenta,
    pienso, Palabra, que
    ya es tiempo de que no pierda
    más la que tanto ha perdido: Si
    es cierto que alguien
    dijo hágase
    la Palabra y usted se hizo
    mentirosa, puta, terca, es hora
    de que se quite su maquillaje y
    empiece a nombrar, no lo que es
    de Dios ni lo que es
    del César, sino lo que es nuestro
    cada día. Hágase mortal
    a cada paso, deje las rimas
    y solfeos, gorgoritos y
    gorjeos, melindres, embadurnes y
    barnices y oiga atenta
    esta canción: los pollitos dicen
    píopíopío cuando tienen
    hambre, cuando tienen frío.



    PRECEDENTES DE LA PHILIPS

    Como en los cuadros de Turner,
    donde la luz piensa

    Octavio Paz

    Las investigaciones de la Philips prueban
    que la luz no la creó Dios en el primer
    día. Fue Turner –desvelado en una noche de
    Venecia– el que dijo hágase la luz y
    la luz fue hecha. En el principio
    fue su pincel y hasta las nieblas de
    Londres lo reconocieron. Luego
    hubo un hombre llamado Monet que
    vino a dar testimonio de la luz
    entre los suyos y los suyos sí
    le recibieron. Desde entonces la luz
    habita entre nosotros llena
    de Van Gogh con sus tristezas y todo.



    SALMODIA, SIN GRACIA NI RITMO

    Sé muchas cosas alrededor
    de mí. Sé que yo no me visto
    de crepúsculos para dormir. Añoro
    esas viejas andanzas de tanto
    vate insigne. Más sin embargo
    sólo me pongo la piyama
    y un par de medias en los pies.
    Tampoco veo cosas misteriosas,
    ni las intuyo, ni me importan.
    Me basta con que el cielo siga
    todos los días, sin más perendengues,
    y que tus caricias sean eso
    y no vehículos para llegar
    a las esferas celestiales. Juro
    que Dios, Libertad y otros no son más
    que la estupidez diaria de tener
    que vivir cansada y de no llegar
    a conocerlos nunca, que son palabras
    con mayúscula y objeto
    de gentes sin oficio. Y cómo no,
    reconozco que me gusta el aguardiente
    y no los néctares sagrados.
    Después de todo,
    malvivo mi vida, como usted.  



    AHÍ TE QUIERO VER

    Es así en la aventura de la sopa
    y un poco más o un poco menos
    donde todos los días te le mides a la muerte.
    Que se muera el vecino es lógico;
    tras algunas lágrimas es también natural
    que se muera aquella amiga
    y uno por uno todos los que están contigo.
    Pero ¿cómo entender que el más allá es
    también para ti estando tan más acá?
    Al llegar aquí dejas de comprenderlo todo,
    tanto que el misterio de la santísima
    trinidad es un chiste; una especie
    de pared negra y neblinosa, para más
    exactitud, te golpea en la frente y no
    te deja pasar; buscas salidas como en
    los sueños, atrabiliarias, tropezadas
    y tan en duermevela. Finalmente
    lo dejas para otro día.



    BABEL Y USTED

    Si las palabras no se arrugarán, si
    fuera posible ponérselas cada mañana,
    como una blusa o una falda, previo
    uso del quitamanchas, el cepillo y la plancha.
    Si no se pudieran pronunciar ya más
    por lo brilladas y rodillonas.
    Si, después de un largo viaje, se
    botaran como la maleta, tan descosida,
    tan llena de letreros y de mugre. Si no se
    cansaran, si fuera normal y corriente
    someterlas a chequeo médico cada año,
    con diagnósticos y exámenes de laboratorio,
    vitaminas y reconstituyentes y hasta
    menjurjes para la anemia. Si las
    palabras hicieran sindicato en defensa
    de sus fueros más legítimos y reclamaran
    indemnizaciones por abuso de confianza
    a aquellos que las tratan como a violín
    prestado. Si algún día hicieran huelga,
    ¿qué opina usted, García?



    JUGANDO A LAS ESCONDIDAS

    Tengo que pensar que todo lo
    que me suce es mi vida

    MÓNICA VITI

    Al comienzo la llorarán mucho.
    Habrá novena, misas cantadas
    con diáconos y cuatro curas.
    El luto adornará a los parientes
    que entre lágrimas verán su vida como una hazaña.
    Será gran señora, incomparable esposa,
    dilecta amiga, pozo de gracia,
    de virtudes y dones.
    El vacío que dejará en la sociedad
    no podrá llenarse aunque lo intenten.
    Se conservarán igual que reliquias
    cadejos de pelo.
    Y hasta habrá manos
    que echen de menos otras manos.
    Con los años será la abuela
    que hay que pasar a un osario
    y luego la foto en cualquier rincón de la casa
    que nadie sino de lejos sabe
    a quien retrata. Finalmente nada.



    MUESTRA LAS VIRTUDES DEL AMOR VERDADERO Y
    CONFIESA AL AMADO LOS EFECTOS VARIOS DE SU CORAZÓN

    a Fernando

    Hoy pienso especialmente en ti
    y veo que ese amor carece de desmayos,
    de ojos aterciopelados
    y demás gestos admirables.
    Ese amor no se hace como la primavera
    A punta de capullos
    y gorjeos. Se hace cada día
    con el cepillo de dientes  por la mañana,
    el pescado frito en la cocina
    y los sudores por la noche.
    Se vive poco a poco ese amor
    entre tanto plato sucio, detrás del cotidiano
    montón de ropa para planchar,
    con gritos de niño y cuentas de mercado,
    las cremas en la cara
    y los bombillos que no funcionan.
    Y otra cosa: cada tarde te quiero más.



    POEMA DE AMOR
    (A TRAVÉS DE UNA LUZ IRREAL...)

    A través de una luz irreal
    –la cortina azul de la habitación
    cerrada a media tarde–
    se acerca a la cama.
    En estos instantes su cuerpo es inmenso,
    sólo el cuerpo existe.
    Puedo repetir las palabras entredichas,
    la piel que se derrite, el sudor.
    Pero en realidad sucede
    que mi cuerpo está bajo su cuerpo
    –fantasías inconfesables,
    manos sabias, miradas inequívocas–
    ambos tratando de sobrevivir
    cada uno gracias a otro.
    Caemos y caemos como Alicia
    en un precipicio sin tocar fondo.
    Y como Alicia nos detenemos de repente:
    ese tenso, inmóvil instante.
    El espejo se rompe
    cuando oigo su voz que me dice:
    "Qué bien lo hemos pasado, mi amor".
    Pienso entonces que debo ocuparme ya
    de encender las luces de la casa.



    POEMA DE AMOR
    (AFUERA EL VIENTO, EL OLOR MECÁNICO DE LA CALLE...)

    Afuera el viento, el olor metálico de la calle.
    Ya dentro, va dejando todo lo que lleva encima,
    primero la cartera y la sonrisa;
    se deshace de las caras que ese día ha visto,
    los desencuentros, la paz fingida,
    el sabor dulzarrón del deber cumplido.
    Y se desviste como para poder tocar
    toda la tristeza que está en su carne.
    Cuando se encuentra desnuda
    se busca, casi como un animal se olfatea,
    se inclina sobre ella y se acecha;
    inicia una larga confidencia tierna,
    se pide respuestas, tal vez tiene la mirada turbia;
    separa las rodillas y como una loba se devora.
    Afuera el viento, el olor metálico de la calle.


    UNA ROSA PARA DYLAN THOMAS

    Murió tan extraña y trágicamente como había vivido,
    preso d un caos de palabras y pasiones sin freno... no
    consiguió ser grande, pero fracasó genialmente.

    D.T.

    Se dice: “no quiero salvarme”
    y sus palabras tienen la insolencia
    del que decide que todo está perdido.
    Como guiado por una certeza deslumbrante
    camina sin eludir su abismo;
    de nada le sirven ya los engaños
    para sobrevivir una o dos mañanas más:
    conocer otro cuerpo entre las sábanas destendidas
    y derretirse pálido sobre él
    o reencontrarse con las palabras
    y hacerlas decir para mentirse
    o ser el otro por el tiempo que dura
    la lucidez del alcohol en la sangre.
    En la oscuridad apretada de su corazón
    allí donde todo llega ya sin piel, voz, ni fecha
    decide jugar a ser su propio héroe:
    nada tocará sus pasiones y sus sueños;
    no envejecerá entre cuatro paredes
    dócil a las prohibiciones y a los ritos.
    Ni el poder ni el dinero ni la gloria
    merecen un instante de la inocencia que lo consume;
    no cortará la cuerda que lleva atada al cuello.
    Le bastó la dosis exacta de alcohol
    para morir como mueren los grandes:
    por un sueño que sólo ellos se atreven a soñar.



    BOGOTÁ, 1982

    Nadie mira a nadie de frente
    de norte a sur la desconfianza, el recelo
    entre sonrisas y cuidadas cortesías.
    Turbios el aire y el miedo
    en todos los zaguanes y ascensores, en las camas.
    Una lluvia floja cae
    como diluvio: ciudad de mundo
    que no conocerá la alegría.
    Olores blandos que recuerdos parecen
    tras tantos años que en el aire están.
    Ciudad a medio hacer, siempre a punto de parecerse a algo
    como una muchacha que comienza a menstruar,
    precaria, sin belleza alguna.
    Patios decimonónicos con geranios
    donde ancianas señoras todavía sirven chocolate;
    patios de inquilinato
    en los que habitan calcinados la mugre y el dolor.
    En las calles empinadas y siempre crepusculares,
    luz opaca como filtrada por sementinas láminas de alabastro
    ocurren escenas tan familiares como la muerte y el amor;
    estas calles son el laberinto que he de andar y desandar:
    todos los pasos que al final serán mi vida.
    Grises las paredes, los árboles
    y de los habitantes el aire de la frente a los pies.
    A lo lejos el verde existe, un verde metálico y sereno,
    un verde Patinir de laguna o río,
    y tras los cerros tal vez puede verse el sol.
    La ciudad que amo se parece demasiado a mi vida;
    nos unen el cansancio y el tedio de la convivencia
    pero también la costumbre irremplazable y el viento.



    TENGO MIEDO

    ...Todo desaparece ante el miedo. El miedo, Cesonia; ese
    bello sentimiento, sin aleación, puro y desinteresado; uno
    de los pocos que saca su nobleza del vientre

    ALBERT CAMUS (Calígula)

    Miradme: en mí habita el miedo.
    Tras estos ojos serenos, en este cuerpo que ama: el miedo.
    El miedo al amanecer porque inevitable el sol saldrá y he de verlo,
    cuando atardece porque puede no salir mañana.
    Vigilo los ruidos misteriosos de esta casa que se derrumba,
    ya los fantasmas, las sombras me cercan y tengo miedo.
    Procuro dormir con la luz encendida
    y me hago como puedo a lanzas, corazas, ilusiones.
    Pero basta quizás sólo una mancha en el mantel
    para que de nuevo se adueñe de mí el espanto.
    Nada me calma ni sosiega:
    ni esta palabra inútil, ni esta pasión de amor,
    ni el espejo donde veo ya mi rostro muerto.
    Oídme bien, lo digo a gritos: tengo miedo.



    EL OFICIO DE VIVIR

    He aquí que llego a la vejez
    y nadie ni nada
    me ha podido decir
    para qué sirvo.
    Sume usted
    oficios, vocaciones, misiones y predestinaciones:
    la cosa no es conmigo.
    No es que me aburra,
    es que no sirvo para nada.
    Ensayo profesiones,
    que van desde cocinera, madre y poeta
    hasta contabilista de estrellas.
    De repente quisiera ser cebolla
    para olvidar obligaciones
    o árbol para cumplir con todas ellas.
    Sin embargo lo más fácil
    es que confiese la verdad.
    Sirvo para oficios desuetos:
    Espíritu Santo, dama de compañía, Estatua
    de la Libertad, Arcipreste de Hita.
    No sirvo para nada.



    SOBRAN PALABRAS

    Por traidora decidí hoy,
    martes 24 de junio,
    asesinar algunas palabras.
    Amistad queda condenada
    a la hoguera, por hereje;
    la horca conviene
    a Amor por ilegible;
    no estaría mal el garrote vil,
    por apóstata, para Solidaridad;
    la guillotina como el rayo,
    debe fulminar a Fraternidad;
    Libertad morirá
    lentamente y con dolor;
    la tortura es su destino;
    Igualdad merece la horca
    por ser prostituta
    del peor burdel;
    Esperanza ha muerto ya;
    Fe padecerá la cámara de gas;
    el suplicio de Tántalo, por inhumana,
    se lo dejo a la palabra Dios.
    Fusilaré sin piedad a Civilización
    por su barbarie;
    cicuta beberá Felicidad.
    Queda la palabra Yo. Para esa,
    por triste, por su atroz soledad,
    decreto la peor de las penas:
    vivirá conmigo hasta
    el final.



    NUNCA ES TARDE

    No les tengo confianza
    a mis palabras.
    Flotan muertas ahora
    ante sus ojos,
    simulan decir
    quieren hablar
    intentan parecer.
    Acceden a los sueños
    de cada uno, los míos
    los suyos: diez mil
    espejos a la vez,
    putas generosas
    sirven a dios y al diablo.
    Me he cansado
    de mis palabras ,
    se las presto.
    Para el caso, es lo mismo.



    PATAS ARRIBA CON LA VIDA

    Sé que voy a morir
    porque no amo ya nada.

    Manuel Machado

    Moriré mortal,
    es decir habiendo pasado
    por este mundo
    sin romperlo ni mancharlo.
    No inventé ningún vicio,
    pero gocé de todas las virtudes:
    arrendé mi alma
    a la hipocresía: he traficado
    con las palabras,
    con los gestos, con el silencio;
    cedí a la mentira:
    he esperado la esperanza,
    he amado el amor,
    y hasta algún día pronuncié
    la palabra Patria;
    acepté el engaño:
    he sido madre, ciudadana,
    hija de familia, amiga,
    compañera, amante.
    Creí en la verdad:
    dos y dos son cuatro,
    María Mercedes debe nacer,
    crecer, reproducirse y morir
    y en esas estoy.
    Soy un dechado del siglo XX.
    Y cuando el miedo llega
    me voy a ver televisión
    para dialogar con mis mentiras.




    Algunos poemas de María mercedes Carranza, de su obra Hola, soledad, 1987:


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    María Mercedes Carranza (1945-2003) Empty Re: María Mercedes Carranza (1945-2003)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 17 Sep 2022, 12:35

    .


    Nueve poemas de María Mercedes Carranza, de su obra Hola, Soledad, 1987:


    LA PATRIA

    Esta casa de espesas paredes coloniales
    y un patio de azaleas muy decimonónico
    hace varios siglos que se viene abajo.
    Como si nada las personas van y vienen
    por las habitaciones en ruina,
    hacen el amor, bailan, escriben cartas.

    A menudo silban balas o es tal vez el viento
    que silva a través del techo desfondado.
    En esta casa los vivos duermen con los muertos,
    imitan sus costumbres, repiten sus gestos
    y cuando cantan, cantan sus fracasos.

    Todo es ruina en esta casa,
    están en ruina el abrazo y la música,
    el destino, cada mañana, la risa son ruina;
    las lágrimas, el silencio, los sueños.
    Las ventanas muestran paisajes destruidos,
    carnes y ceniza se confunden en las caras,
    en las bocas las palabras se revuelven con miedo,
    En esta casa todos estamos enterrados vivos.



    JUVENTUD, BIEN IDA SEAS

    Fui feliz, pero me aburrí tanto
    GRAHAM GREENE

    Un cuerpo que se alza con pereza
    porque el aire le pesa y el vestido.
    Sin sed ni preguntas, la boca cae,
    caen también los pechos, tela de seda ajada,
    y son frutas secas los pómulos maquillados.
    Los ojos hundidos no miran hacia fuera
    para ver el cojín desgonzado en el sofá
    o la luz que recalienta las flores;
    pasa ahora por ellos lo invisible,
    como una cara que ya no es
    o el verde acero de un río
    paralizado para siempre en la memoria.
    Juventud, bien ida seas:
    heroína de fábulas misteriosas
    vestida con ropas prestadas, bien ida seas.
    Te llevas el coqueteo de los espejos
    y la alegría de gastar un cuerpo joven.
    Pero cómo añorar los turbios monólogos del amor,
    las tardes de sábado con sus afanes fracasados,
    aquella espera ciega de algo que no llega
    y tanta playa, vino y rosas, piernas desnudas
    que anunciaron infiernos y paraísos
    y sólo se recuerdan después con un bostezo.

    Juventud, bien ida seas,
    es el momento de cambiar de sueños.



    EL CORAZÓN

    40 años han dejado nudos y sospechas
    y un cielo turbio donde envejecen sin remedio
    el sol, la dicha y las palabras.
    Lo cruzan calles ahora sin olores ni mediodías;
    a veces el esplendor de un nombre
    se pudre como saliva o como flor.
    Ausencias y desamores son raíces secas,
    ya sin rabia ni belleza.
    Ha hecho suyas algunas cosas muertas:
    las risas, las caricias y las cenizas de una tarde,
    el sabor del domingo a los 10 años,
    ciertos versos celestinos y necesarios,
    algunos cuerpos usados con ternura.
    Allí el futuro está de sobra
    como el polvo en los muebles de la casa
    y sólo una certidumbre sobrevive:
    el deseo incancelable de estar siempre en otra parte.
    Una lluvia bogotana, leve y gris, cae sin parar.
    Cementerio de sueños, pobre corazón,
    nada inmortal lo habita.



    MALDICIÓN

    Te perseguiré por los siglos de los siglos.

    No dejaré piedra sin remover
    Ni mis ojos horizonte sin mirar.

    Dondequiera que mi voz hable
    Llegará sin perdón a tu oído
    Y mis pasos estarán siempre
    Dentro del laberinto que tracen los tuyos.

    Se sucederán millones de amaneceres y de ocasos,
    Resucitarán los muertos y volverán a morir
    Y allí donde tú estés:
    Polvo, luna, nada, te he de encontrar.



    SI QUIERE AMOR QUE SIGA SUS ANTOJOS

    He olvidado los nombres de todos,
    los nombres de todos mis muertos y los de mis hijos.
    No reconozco los olores de mi casa
    ni el sonido de la llave que gira en la puerta.

    No recuerdo el metal de las voces más queridas
    ni veo las cosas que mis ojos miran.
    Las palabras suenan sin que yo comprenda,
    soy extranjera por estas calles íntimas
    y no hay dicha ni desdicha que me hieran

    He borrado mi historia de 40 años.
    Te amo.



    ODA AL AMOR

    Una tarde que ya nunca olvidarás
    llega a tu casa y se sienta a la mesa.
    Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
    en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
    destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
    Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
    se acomodarán a su gusto y semejanza,
    cambiarán de lugar las fotos antiguas.
    Otros ojos mirarán tus costumbres,
    tu ir y venir entre paredes y abrazos
    y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
    Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
    el que desbarató tu casa y habitó tus cosas
    saldrá por la puerta sin decir adiós.
    Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
    reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
    cambiar las cerraduras, romper retratos,
    barrerlo todo y seguir viviendo.



    POEMA DEL DESAMOR

    Ahora en la hora del desamor
    Y sin la rosada levedad que da el deseo
    Flotan sus pasos y sus gestos.

    Las sonrisas sonámbulas, casi sin boca,
    Aquellas palabras que no fueron posibles,
    Las preguntas que sólo zumbaron como moscas,
    Lapoca fe en las ceremonias de la ternura
    Y sus ojos, frío pedazo de carne azul.
    Días perdidos en oficios de la imaginación,
    Como las cartas mentales al amanecer
    O el recuerdo preciso y casi cierto
    De encuentros en duermevela que fueron con nadie.
    Los sueños, siempre los sueños.

    ¡Qué sucia es la luz de esta hora,
    Qué turbia la memoria de lo poco que queda
    Y qué mezquino el inminente olvido!



    EL OLVIDO

    Todo sucede en el oleaje de la memoria:
    palabras que fueron dichas pierden su esplendor,
    de las sonrisas desaparece esa boca,
    el amanecer ocurre todavía pero nadie lo espera ya,
    su cuerpo es igual a otro cuerpo,
    muere la ausencia, ese insaciado apetito que acompaña,
    el teléfono no trae su voz y poco importa.
    Se apaga la luz que iluminaba la escena
    y hacía brillar las mesas y los ojos.
    Es el olvido, puerta siempre abierta
    que nadie sabe cuándo se atraviesa.
    Ocurre un día y comienza entonces el recuerdo,
    lenta mirada sobre territorios muertos.



    ¡OH, DULCES PRENDAS!

    Miro los objetos cotidianos:
    un tocador decimonónico
    y su espeso espejo de luz amarillenta,
    donde la bisabuela del moño templado
    ensayó la sonrisa para el novio;
    una poltrona que guarda en su seno
    las centenarias conversaciones de visita;
    el retrato estudiado y solemne
    de un persona desconocida
    cuya sangre va todavíia por mis venas;
    el chopiniano piano "Pleyel"
    que llegó por orinocos ríos y selvas;
    muñecas desgonzadas como a la espera.
    Todo estuvo en una casa desaparecida
    con señoras de crinolina y virtudes
    y señores que hacían mal la guerra.
    Me miran los objetos cotidianos,
    manoseados por tantos sangre atrás,
    y me envían señales íntimas
    que quieren decir de cosas enterradas,
    cosas de amor, de desencuentros, de risas,
    que hicieron posible que esta tarde
    yo pueda nombrarlos en un poema.



    Dos poemas de María Mercedes Carranza, de su obra Maneras del desamor, 1993:


    "MON SEMBLABLE"

    Lector de estos versos
    sé que vas a leerlos
    porque esperas que te digan
    aquello que quieres oír y nada más.
    Tal vez esa palabra próxima
    que te roce lo mismo
    que otra caricia ya imposible.
    Tal vez esa palabra destruida
    que te regrese
    al olor perdido de un jarrón o un río.
    Tal vez esa palabra irrevocable
    que te ponga ante los ojos
    una cara que ahor es ceniza.
    Tal vez esa palabra ajena
    que te diga igual que aquellas
    con las que ardiste en otro tiempo.
    Pero no las hallarás aquí:
    también las he perdido para siempre.
    Yacen ya entre la tumba que me espera.



    ELEGÍA

    Caminaba mirando el cielo
    y me fui de narices.
    Ahora echo sangre por todas partes:
    las rodillas, el aire, los recuerdos:
    mi falda se desgarró
    y perdí los aretes, la razón.

    ¿No hay en el alma
    una manera otra
    de vivir un desamor?




    Diez poemas de María Mercedes Carranza, de su obra El canto de las moscas (Versión de los acontecimientos), 1997:


    Canto 4

    DABEIDA

    El río es dulce aquí
    .........en Dabeiba
    y lleva rojas rojas
    esparcidas en las aguas.
    .........No son rosas,
    .........es la sangre
    que toma otros caminos.



    Canto 6

    BARRANCABERMEJA

    Entre el cielo y el suelo
    .........yace
    pálida Barrancabermeja.
    .........Diríase
    la sangre desangrada.



    Canto 7

    TIERRALTA

    Esto es la boca que hubo,
    .........estos los besos.
    Ahora solo tierra: tierra
    .........entre la boca quieta.



    Canto 8

    EL DONCELLO

    El asesino danza
    la Danza de la Muerte.
    A cada paso suyo
    .........alguien cae
    sobre su propia sombra.



    Canto 12

    PÁJARO

    Si la mar es el morir
    .........en Pájaro
    la vida sabe a mar.



    Canto 13

    URIBIA

    Cae un cuerpo
    .........y otro cuerpo.
    Toda la tierra
    sobre ellos pesa.



    Canto 16

    HUMADEA

    .........Ve a
    .........Humadea y mira
    sus calles de aire:
    ríos rojos repletos
    .........de garzas blanzas.
    .........Ríos quietos.



    Canto 18

    PAUJIL

    Estallan las flores sobre
    .........la tierra
    de Paujil. En las corolas
    aparecen las bocas
    .........de los muertos.



    Canto 22

    MIRAFLORES

    Caen los cuerpos
    .........en Miraflores
    caen los sueños.
    .........Miraflores:
    cementerio de sueños.



    Canto 24

    SOACHA

    .........Un pájaro
    negro husmea
    las sobras de
    .........la vida.
    Puede ser Dios
    .........o el asesino:
    da lo mismo ya.




    Dos poemas de María Mercedes Carranza, de su obra Los placeres verdaderos:


    SOÑAR

    Ni sombra ni alma ni sonrisa tiene
    ahora es de la región de los sueños,
    allí va y viene como por el mundo.
    Tan sólo que vuela cuando quiere
    como si estuviera en un cuadro
    ......................de Chagall.
    Cambia de sitios y de cielos
    tocada por la magia del letargo.
    ......................Se esfuma,
    ......................habla sin boca
    y atraviesa paredes igual que dios.
    Está ella en el sueño
    -aunque a veces es otra-
    como si fuera por el mundo.
    ......................Al despertar,
    quizás todavía en duermevela,
    miro al otro lado y sé
    que no se ha ido.



    REENCONTRARSE EN LA CAMA

    Como llegar a la casa.
    al final de un día despiadado
    y sumergirse en ese sillón.
    que ya es cuerpo de mi cuerpo,
    entre los olores conocidos.
    y nuestros libros: así.
    después de años, tú y yo.
    Las caricias de siempre.
    y las respuestas tan repetidas.
    Decimos los mismos murmullos.
    y nos movemos plácidos
    casi aún con placer:
    el amor, parásito del deseo.
    Costumbre de los dos
    hecha a pulso de encuentros
    en esta tibia cama,
    donde yacen los sueños
    las lágrimas y todas las mentiras
    de nuestra larga historia.


    MARÍA MERCEDES CARRANZA, Poesía completa María Mercedes Carranza, Sibila, 2010


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