MANOJO DE ROSAS
SIGLO XVII
29. Francisco López de Zarate ( 1580 - 1658)
ROMANCE.
LA MUERTE DE ADONIS
Rosas deshojadas vierte
Á un valle que las recoge
El más venturoso amante
Y el más desdichado joven.
Con su propia sangre infunde
Lo aromático á las flores;
Tanto que, de ella animadas,
Cada flor es un Adonis. (*)
Robusta fiera ejecuta
La voluntad de los dioses,
Envidia de su ventura
Y escarmiento de los hombres.
Rayos fulmina su boca,
Asolación de los robles,
Castigo indigno de un Dios,
En un delito tan noble.
— ¡Ay! fiera enemiga, dice,
Qué lazo tan dulce rompes!
Si amor por culpa castigas,
Á Júpiter no perdones.
Cayó, en fin, en tierra, dando
Ultimas respiraciones,
Cuerpo hermoso, que, viviendo,
Era deidad de los montes;
Cuando por oculta senda,
Apresurada á las voces,
Muerta de amores venía
La diosa de los amores.
De transparente cristal
El pie en el arena pone,
Desnudo, que sólo en sí
Pudo hallar de qué se adorne.
Entre sierpes de coral,
Que á darle la nueva corren,
La imagen que más adora
Profanada desconoce.
De sus ansias advertida
Curso y aliento interrompe,
Y para poder llegar
De la duda se socorre.
Pendiente de si le mira
Y luego que reconoce,
Toda la deidad abate
Claveles juntando á soles.
En el ocaso los halla
Cargados de largas noches,
Y donde antes frescas rosas,
Ya cárdenos lirios coge.
Para limpiarse la sangre
Velos y lágrimas rompe,
Y con reforzado aliento
Contra la muerte se opone.
A voces le infunde el alma,
Y aunque la imprimiera en bronces,
Por la herida sale en viento
Si entra por la boca en voces.
No pudiendo por los hados
Que la sentencia deroguen,
Procuraba ser mortal
Al menos por las pasiones.
Después que dieron lugar
A las quejas los dolores,
Juntando á llanto y suspiros
Fragantes adoraciones,
—A pesar, dijo, de envidias
Multiplicaré favores,
Que naciste á que te amase
Y mueres á que te adore.
Será tu dulce memoria
Fin de todos mis ardores,
Y no me impedirá Marte
Que de tí no me corone.
Calló, adornando su frente
Con los recientes Adonis, (*)
Y vive, si eterno en flor,
Sagrado en Venus su nombre.
Obras varias de Francisco López de Zarate: Alcalá, por Ma-
ría Fernández, 1651. — Romance IX, pág. 35.
(*) Tenemos un ROMANCE CLÁSICO, con versos octosílabos y rima asonante en los versos pares ( o-e). La silaba tónica es siempre la acabada en o. La llamada es una atención a Adonis ( o-i). Hay que matizar, no obstante, que la sílaba tónica sigue acabando en o y que i es una vocal débil por lo que su sonido prácticamente desaparece sin que se rompa la rima asonante.
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