Aires de Libertad

¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

https://www.airesdelibertad.com

Leer, responder, comentar, asegura la integridad del espacio que compartes, gracias por elegirnos y participar

Estadísticas

Nuestros miembros han publicado un total de 1039593 mensajes en 47564 argumentos.

Tenemos 1567 miembros registrados

El último usuario registrado es ECCR

¿Quién está en línea?

En total hay 137 usuarios en línea: 2 Registrados, 0 Ocultos y 135 Invitados :: 2 Motores de búsqueda

Maria Lua, Simon Abadia


El record de usuarios en línea fue de 1156 durante el 05.12.23 16:39

Últimos temas

» POETAS LATINOAMERICANOS
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 10:38 por Maria Lua

» EDUARDO GALEANO (1940-2015)
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 9:08 por Maria Lua

» Rabindranath Tagore (1861-1941)
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:48 por Maria Lua

» CLARICE LISPECTOR II
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:46 por Maria Lua

» CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:43 por Maria Lua

» MARIO QUINTANA
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:39 por Maria Lua

» CECILIA MEIRELES
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:33 por Maria Lua

» VINICIUS DE MORAES
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:29 por Maria Lua

» Luís Vaz de Camões (c.1524-1580)
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:25 por Maria Lua

»  FERNANDO PESSOA II (!3/ 06/1888- 30/11/1935) )
Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) EmptyHoy a las 8:22 por Maria Lua

Abril 2024

LunMarMiérJueVieSábDom
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930     

Calendario Calendario

Conectarse

Recuperar mi contraseña

Galería


Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty

2 participantes

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 06.04.21 13:03

    .



    LUCRECIO

    (Sacado de wikipedia)


    Tito Lucrecio Caro (en latín, Titus Lucretius Carus; c. 99 a. C.-c. 55 a. C.) fue un poeta y filósofo romano, autor de un único texto que se conozca: el poema didáctico De rerum natura (Sobre la naturaleza de las cosas), que defiende la filosofía de Epicuro y la física atomista de Demócrito y Leucipo.

    De rerum natura tuvo una influencia considerable en poetas romanos clásicos, en particular Virgilio, en la Eneida y las Geórgicas y, en menor medida, en las Bucólicas, y Horacio. Su obra se consideró virtualmente desaparecida durante la Edad Media pero fue redescubierta en 1417 en un monasterio alemán, probablemente la Abadía de Fulda por Poggio Bracciolini, y tuvo un papel importante en el desarrollo del atomismo, ya que Lucrecio fue una gran influencia para Pierre Gassendi y los esfuerzos de varias figuras de la época de la Ilustración en construir un nuevo humanismo cristiano.

    Biografía


    No se dispone de mucha información fiable sobre la vida de Lucrecio. Sus contemporáneos lo ignoran o callan su existencia; las excepciones son muy raras: Cicerón le consagra una frase en una carta a su hermano Quinto el año 44 antes de Cristo: «El poema de Lucrecio, como dices, testimonia a la vez mucho genio y mucho arte». Un pasaje del Chronicon de San Jerónimo de Estridón, obra posterior en cuatro siglos, afirma que Cicerón fue editor de su poema, lo que no cuadra con las críticas contra el epicureísmo que Cicerón formula en sus tratados. Ovidio escribe en su Los amores: «Los poemas del sublime Lucrecio no perecerán más que en el día que el mundo entero será destruido». Pero ellos no dicen nada sobre su vida. Tácito evoca su De rerum natura sin decir nada sobre su autor. Bajo el Imperio, Lucrecio parece olvidado.


    Sobre esta casi completa ausencia de testimonios biográficos (pese a las evidentes huellas que dejó en diversos escritores importantes, incluido Virgilio), Henry Bergson propuso una explicación: «Es preciso creer que después de la caída de la República, cuando la política de los emperadores refortaleció la religión pagana, Lucrecio, adversario de toda religión, llegó a transformarse en un amigo peligroso, con el cual era prudente no entretenerse demasiado».

    Solo dos textos del siglo IV, si bien muy posteriores, dan algunas indicaciones dudosas: Elio Donato escribió en su Vida de Virgilio que Lucrecio murió el año en que Craso y Pompeyo fueron cónsules y en que Virgilio tomó, a los diecisiete años, la toga viril. Pero esta afirmación es contradictoria: Virgilio cumplió sus 17 años el año 53 y el segundo consulado común de Pompeyo y Craso data del 55. Por otra parte, el crédito concedido a esta obra es muy débil.

    En su Chronicon, Jerónimo de Estridón, más conocido como San Jerónimo, alumno de Donato, parece concordar poco después con su maestro en los datos, tomados quizá de una obra biográfica sobre poetas romanos de Suetonio que estuvo entre sus fuentes. Y añade unas informaciones que muchos juzgan bastante inciertas en razón, sobre todo, de la hostilidad que mantenían los cristianos contra el epicureísmo. En el año 96 o 94, siguiendo los manuscritos, está escrito que: «Nació el poeta Tito Lucrecio. Se volvió loco por un filtro de amor, y redactó en sus momentos de lucidez algunos libros que Cicerón corrigió después. Se dio la muerte en su año cuadragésimo cuarto.»

    La corta biografía de San Jerónimo y la citada carta de Cicerón dejan suponer que este último, a la muerte de Lucrecio, adquirió el manuscrito inacabado del poema para ordenarlo y publicarlo. La información de San Jerónimo tiene todo el aspecto de haber sido compuesta ad hoc para explicar la sombría visión que ofrece del amor en su célebre poema y la tradición ha defendido que padecía algún tipo de enfermedad mental, que podría ser o no de origen físico (como la epilepsia), tratando de desprestigiar así una visión de las cosas tan atea, materialista y alejada de los dogmas de la fe cristiana e incluso de la pagana. Su tercer nombre, Caro, era propio de las clases bajas, pero Lucrecio tenía una extensa cultura, que no era fácil de adquirir si uno no pertenecía a una familia pudiente. Se ignora si era originario de la misma Roma o de alguna provincia, pero es indudable que Lucrecio vivió en Roma y resulta evidente, por la franja de fechas en que se desarrolló su vida, que debió asistir a las guerras civiles romanas, a las revueltas de Cayo Mario y Sila, a la conjuración de Catilina y a la ascensión de Julio César. A ello alude en un famoso pasaje:

    Es dulce, cuando sobre el vasto mar los vientos turban las aguas, observar desde tierra la gran fatiga de otros, no porque complazca dulcemente su tormento, sino porque es dulce ver de cuáles males tú mismo te has privado. Dulce es, asimismo, contemplar grandes batallas de guerra erizada en la llanura sin que tú formes parte del peligro; pero nada hay más placentero que estar solo en los alturas de la serenidad, bien fortificado por la doctrina de los sabios, desde donde puedes resguardarte de la soberbia de los demás y verlos errar, aquí y allá, merodeando perdidos el camino de la vida, faltos de ingenio, rivalizando en nobleza de sangre y esforzándose noche y día con afán incesante para recabar una riqueza grande y asumir el poder. ¡Oh mentes miserables de los hombres! ¡Oh pechos ciegos! ¡En qué tinieblas de vida y tras cuántos grandes peligros transcurre esta vida, cualquiera que sea!.
    En cuanto al suicidio, el traductor francés del poema Alfred Ernout escribió: «La locura, el suicidio hubieron debido ser unos castigos inventados por la imaginación popular para vejar al impío que rehusaba tanto creer en la supervivencia del alma y en el influjo de los dioses como en el poder de los clérigos.» Incluso Bergson: «Esta sombría historia tiene toda la apariencia de una novela. En tiempos antiguos, la imaginación popular se complacía en castigar así al ateo, con esta vida, por los dioses que había injuriado.»
    Otros autores (Pierre Boyancé, el doctor Benjamin-Joseph Logre, André Comte-Sponville, Paul Nizan) consideran plausible la hipótesis del suicidio en razón del clima de angustia o de melancolía que domina la obra: «El sentido extraordinario de angustia que domina el De rerum natura revela también un hombre capaz de llevar hasta la muerte voluntaria el deseo de escapar a la angustia» dice Paul Nizan.

    Fiel en todo a su doctrina, escribe Benjamin Constan-Martha, Lucrecio habrá puesto en práctica uno de los más importantes preceptos de Epicuro: «Esconde tu vida».

    De rerum natura


    Lucrecio es autor de un largo poema didáctico, De rerum natura (Sobre la naturaleza de las cosas), en algo más de 7.400 hexámetros distribuidos en seis libros, acaso la mayor obra de la poesía de Roma, dedicado al noble Gayo Memio. En este poema, perteneciente al género del peri physeos, se divulgan la filosofía y la física atomistas que había tomado Epicuro de Demócrito. El único texto que poseemos del poema se ha transmitido gracias a Cicerón quien preparó su edición a la muerte del poeta. Posteriormente subsistieron solo dos códices del mismo ejemplar original de su gran poema, uno clásico encontrado en York, actualmente en la Universidad de leiden, y otro, de más fácil lectura, encontrado en 1417 por el gran perseguidor de manuscritos, humanista, notario y secretario apostólico Poggio Bracciolini en un monasterio alemán, probablemente Fulda, del que pronto se hicieron numerosas copias.
    El poema se inicia con un himno a la diosa Venus generatriz, mientras que termina con una descripción de la destructora peste de Atenas, contraste que tal vez fue buscado por Ciceron cuando ordenó el texto en seis libros y editó el poema.


    El primero contiene la citada invocación a Venus como fuerza germinadora de la naturaleza y trata además de cómo todo está compuesto de átomos y de vacío. El libro segundo trata del movimiento y agrupaciones de los átomos. El tercero versa sobre el alma, que es mortal. El cuarto sobre la teoría de la sensación, el quinto diserta sobre el mundo y el sexto sobre diversos fenómenos atmosféricos y las enfermedades, terminando con el ya citado sombrío panorama de los estragos de la peste en Atenas, en deliberado contraste con el inicio.
    Lucrecio pretende dar explicaciones racionales y naturalistas de los fenómenos que se dan en el universo, pero nunca de forma dogmática. Cuando se da con un hecho problemático, hay que acogerse al principio de las causas múltiples: la posibilidad de explicarlo de diversas maneras y no de una sola. Lo importante, más que dar con la respuesta verdadera, es no dar lugar a una atribución de los sucesos a los dioses, excluyendo así cualquier tipo de propósito o finalidad en la naturaleza.
    Los análisis a la obra de poetas posteriores demuestran que le habían estudiado a fondo. A él alude Virgilio cuando escribe:

    Felix qui potuit rerum cognoscere causas
    atque metus omnes, et inexorablile fatum
    subiecit pedibus, strepitumque Acherontis avari!
    Geórgicas, lib. II.

    Utiliza comparaciones para aliviar la árida materia abstracta de la obra, mezclando, con una imagen que más tarde tomará Horacio, "lo útil con lo dulce de la misma manera que un médico mezcla dulce miel en las agrias medicinas que administra". Es citado por Giordano Bruno en De l'infinito, universo e mondi (1584) y en otras de sus obras para ilustrar las ideas acerca de la pluralidad de los mundos y la homogeneidad de la materia terrestre y celestial, tratados en el Libro I por Lucrecio. También es citado en numerosas ocasiones por Montaigne a lo largo de sus Ensayos (1595). Pierre Gasendi lo prosifica y comenta en su Syntagma (1658), obra leída por Newton y Boyle. Las ideas lucrecianas fueron apreciadas durante la Ilustración, pero el poema siguió influyendo en los autores románticos, siendo admirado por Shelley, Swinburne, Tennyson o Víctor Hugo, y considerado por Leopardi la prima voce de la edad latina. Ya en el siglo XX reivindican y divulgan a Lucrecio Henri Bergson, André Gide o George Santayana, entre otros.

    La obra de Lucrecio, materialista e irreligiosa, fue traducida por el afrancesado y revolucionario jacobino español José Marchena a principios del siglo XIX en endecasílabo blanco con la intención de combatir el catolicismo de sus compatriotas. También es importante, por sus méritos filológicos y por sus caudalosas notas, la versión bilingüe del humanista inglés John Mason Good, (Londres, 1805, 2 vols.) y, por fin, la edición filológicamente impecable de Carl Lachmann (Berlín, 1850).

    La intención de Lucrecio, como ya señaló Virgilio, es liberar al hombre del miedo a los dioses y a la muerte, causas, según él, de la infelicidad humana. ("Está bien ver al navegante lejano luchar contra la borrasca y naufragar, no porque nos alegremos del mal ajeno, sino porque es bueno hallarse libre de tormentos"). El texto pertenece al género del perifíseos griego, poemas o textos de filósofos presocráticos que intentaban explicar el origen del mundo. Representa el cosmos como un conjunto fortuito de átomos que se mueven en el vacío ("Ninguna cosa nace de la nada", verso 211; "De la nada, nada puede hacerse", verso 219; "Nada puede a la nada reducirse / ni alguna cosa hacerse de la nada", versos 1071 y 1072). El alma es material y no sobrevive al cuerpo. Los fenómenos tienen todos causa natural. Si existen los dioses, estos no intervienen en los asuntos de los mortales. La triste visión del amor humano que ofrece ha intrigado a los especialistas.

    Martin Ferguson Smith en la introducción de su traducción del poema de 1969 comentó que es "uno de las mejores poemas del mundo no solo por su valor artístico sino porque está también lleno de pasión y fervor y emoción: el poeta... pone todo su corazón y su alma a la vez que su poder intelectual en su escritura, y eso es principalmente el porqué la obra nos sigue llamando la atención y todavía palpita vida y emoción"


    (Continuará)


    Última edición por Pedro Casas Serra el 25.05.22 12:43, editado 1 vez


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 07.04.21 4:51

    .



    LUCRECIO: De rerum natura


    Traducción al castellano de José Marchena, el abate Marchena



    Libro primero


    .Engendradora del romano pueblo, 1
    Placer de hombres y dioses, alma Venus:
    Debajo de la bóveda del cielo,
    Por do miran los astros resbalando,
    Haces poblado el mar, que lleva naves,
    Y las tierras fructíferas fecundas;
    Por ti todo animal es concebido
    Y a la lumbre del sol abre sus ojos;
    De ti, diosa, de ti los vientos huyen;
    Cuando tú llegas, huyen los nublados; 10
    Te da suaves flores varia tierra;
    Las llanuras del mar contigo ríen,
    Y brilla en larga luz el claro cielo.
    .Al punto que galana primavera
    La faz descubre, y su fecundo aliento
    Robustece Favonio desatado,
    Primero las ligeras aves cantan
    Tu bienvenida, diosa, porque al punto
    Con el amor sus pechos traspasaste:
    En el momento por alegres prados 20
    Retozan los ganados encendidos,
    Y atraviesan la rápida corriente:
    Prendidos del hechizo de tus gracias
    Mueren todos los seres por seguirte
    Hacia do quieres, diosa, conducirlos;
    Por último, en los mares y en las sierras,
    Y en los bosques frondosos de las aves,
    Y en medio de los ríos desbordados,
    Y en medio de los campos que verdecen,
    El blando amor metiendo por sus pechos, 30
    Haces que las especies se propaguen.
    .Pues como seas tú la soberana
    De la naturaleza, y por ti sola
    Todos los seres ven la luz del día,
    Y no hay sin ti contento ni belleza,
    Vivamente deseo me acompañes
    En el poema que escribir intento
    De la naturaleza de las cosas,
    Y dedicarle a mi querido Memmio,
    A quien tú, diosa, engalanar quisiste 40
    En todo tiempo con sublimes prendas:
    Da gracia eterna, diosa, a mis acentos.
    .Haz que entretanto el bélico tumulto
    Y las fatigas de espantosa guerra
    Se suspendan por tierras y por mares;
    Porque puedes tú sola a los humanos
    Hacer que gusten de la paz tranquila;
    Puesto que las batallas y combates
    Dirige Marte, poderoso en armas,
    Que arrojado en tu seno placentero, 50
    Consumido con llaga perdurable,
    La vista en ti clavada, se reclina,
    Con la boca entreabierta, recreando
    Sus ojos de amor ciegos en ti, diosa,
    Sin respirar, colgado de tus labios.
    Ya que descansa en tu sagrado cuerpo,
    Inclinándote un poco hacia su boca,
    Infúndele tú, diosa, blando acento:
    Ínclita medianera de las paces,
    Pídesela en favor de los romanos; 60
    Porque no puedo consagrarme al canto
    Entre las guerras de la patria mía,
    ni puedo yo sufrir que el noble Memmio
    Su defensa abandone por oírme.
    .Óyeme, Memmio, tú con libre oído,
    Y sin cuidados al saber te entregas:
    No desprecies mis dones, trabajados
    En honra tuya con sincero afecto,
    Sin penetrar primero en lo que digo:
    Porque serán materia de mi canto 70
    La mansión celestial, sus moradores;
    De qué principios la naturaleza
    Forma todos los seres, cómo crecen,
    Cómo los alimenta y los deshace
    Después de haber perdido su existencia:
    Los elementos que en mi obra llamo
    La materia y los cuerpos genitales,
    Y las semillas, los primeros cuerpos,
    Porque todas las cosas nacen de ellas.
    .Pues la naturaleza de los dioses 80
    Debe gozar por sí con paz profunda
    De la inmortalidad: muy apartados
    De los tumultos de la vida humana,
    Sin dolor, sin peligro, enriquecidos
    Por sí mismos, en nada dependientes
    De nosotros; ni acciones virtuosas
    Ni el enojo y la cólera les mueven.
    .Cuando la humana vida a nuestros ojos
    Oprimida yacía con infamia
    En la tierra por grave fanatismo, 90
    Que desde las mansiones celestiales
    Alzaba la cabeza amenazando
    A los mortales con horrible aspecto,
    Al punto un varón griego osó el primero
    Levantar hacia él mortales ojos
    Y abiertamente declararle guerra:
    No intimidó a este hombre señalado
    La fama de los dioses, ni sus rayos,
    Ni del cielo el colérico murmullo.
    El valor extremado de su alma 100
    Se irrita más y más con la codicia
    De romper el primero los recintos
    Y de Natura las ferradas puertas.
    La fuerza vigorosa de su ingenio
    Triunfa y se lanza más allá los muros
    Inflamados del mundo, y con su mente
    Corrió la inmensidad, pues victorioso
    Nos dice cuáles cosas nacer pueden,
    Cuáles no pueden, cómo cada cuerpo
    Es limitado por su misma esencia: 110
    Por lo que el fanatismo envilecido
    A su voz es hallado con desprecio;
    ¡Nos iguala a los dioses la victoria!
    .Mas temo mucho en esto que te digo
    Pienses acaso no te dé lecciones
    De impiedad, enseñándote el camino
    De la maldad: por el contrario, ¡oh Memmio!
    De acciones execrables y malvadas
    Fue causa el fanatismo muchas veces:
    A la manera que en Aulide un tiempo 120
    El altar de Diana amancillaron
    Torpemente en la sangre de Ifigenia
    La flor de los caudillos de los griegos,
    Los héroes más famosos de la tierra:
    Después que rodearon la cabeza
    De la doncella con fatales cintas,
    Que por ambas mejillas la colgaban:
    Cuando vio que su padre entristecido
    Estaba en pie del lado de las aras,
    Y junto a él tapando los ministros 130
    El cuchillo, y que el pueblo derramaba
    En su presencia lágrimas a mares;
    Muda de espanto, la rodilla en tierra
    Como una suplicante desgraciada,
    No la valía en tan fatal momento
    Haber dado al monarca la primera
    De padre el nombre; porque arrebatada
    Por varoniles manos, y temblando,
    Fue llevada al altar, no como hubiera
    En himeneo ilustre acompañada 140
    Ido a las aras con solemne rito;
    Antes, doncella, en el instante mismo
    De sus bodas cayese degollada
    A manos de su padre impuramente,
    Como infelice víctima inmolada
    Para dar a la escuadra buen suceso:
    ¡Tanta maldad persuade el fanatismo!
    .De aterradores cuentos fatigado
    Referidos por todos los poetas,
    Quizá huirás de mí también tú, Memmio, 150
    Juzgándome inventor de sueños vanos
    Que sin cesar toda tu vida agiten,
    Y el temor emponzoñe tu ventura.
    Y con razón; pues si los hombres viesen
    Que cierto fin tenían sus desdichas,
    En alguna manera se armarían,
    Resistirían contra el fanatismo
    Y amenazas terribles de poetas:
    Pero no hay medio alguno de hacer frente,
    Porque se han de temer eternas penas 160
    Más allá de la muerte; no sabemos
    Cuál es del alma la secreta esencia:
    Si nace, o si al contrario, se insinúa
    Al nacer en el cuerpo, y juntamente
    Muere ella con nosotros; si del Orco
    Corre vastas lagunas tenebrosas;
    Si por orden divina va pasando
    De cuerpo en cuerpo de los otros brutos,
    Como cantó nuestro Ennio, que el primero
    De las cumbres amenas de Elicona 170
    Trajo guirnalda de verdor perenne
    Que las gentes latinas ensalzaron:
    A pesar de que en versos inmortales
    Ennio afirmó los infernales templos,
    En los que ni los cuerpos, ni las almas,
    Sino unos macilentos simulacros
    De figura espantable sólo habitan:
    Dice que allí del inmortal Homero
    La sombra vio, que se deshizo en llanto,
    Y los arcanos del saber le expuso. 180
    .Por lo que antes que entremos en disputa
    De las cosas de arriba, y expliquemos
    Del sol y de la luna la carrera;
    Cómo en la tierra se produce todo;
    Principalmente con sagaz ingenio
    Del ánimo y del alma los principios
    Constitutivos es bien indaguemos:
    Y por qué los objetos que hemos visto
    En la dolencia asustan, y en el sueño,
    De modo que parece contemplamos 190
    Y hablamos cara a cara con los muertos,
    Abrazando la tierra ya sus huesos.
    .No se me oculta que en latinas voces
    Es difícil empresa el explicarte
    Los inventos obscuros de los griegos,
    Principalmente cuando la pobreza
    De nuestra lengua, y novedad de objeto
    Harán que forme yo vocablos nuevos:
    Pero tu virtud, Memmio, sin embargo,
    Y el placer cierto de amistad suave 200
    Me inducen a sufrir cualquier trabajo
    Y a velar en la calma de las noches,
    Buscando de qué modo y de qué verso
    Pueda en tu mente derramar las luces
    Que todos los secretos te descubran.
    Preciso es que nosotros desterremos
    Estas tinieblas y estos sobresaltos,
    No con los rayos de la luz del día,
    Sino pensando en la naturaleza.





    (Continuará)


    Última edición por Pedro Casas Serra el 11.04.21 6:52, editado 1 vez


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 08.04.21 11:44

    .



    .Por un principio suyo empezaremos: 210
    Ninguna cosa nace de la nada;
    No puede hacerlo la divina esencia:
    Aunque reprime a todos los mortales
    El miedo de manera que se inclinan
    A creer producidas por los dioses
    Muchas cosas del cielo y de la tierra,
    Por no llegar a comprender sus causas.
    Por lo que cuando hubiéremos probado
    Que de la nada nada puede hacerse,
    Entonces quedaremos convencidos 220
    Del origen que tiene cada cosa;
    Y sin la ayuda de los inmortales
    De qué modo los seres son formados.
    .Porque si de la nada fuesen hechos,
    Podría todo género formarse
    De toda cosa sin semilla alguna.
    Los hombres de la mar nacer podrían,
    De la tierra los peces y las aves,
    Lanzáranse del cielo los ganados,
    Y las bestias feroces como hijos 230
    De la casualidad habitarían
    Los lugares desiertos y poblados:
    Los mismos frutos no daría el árbol,
    Antes bien diferentes los daría:
    Todos los cuerpos produjeran frutos;
    Pues careciendo de principios ciertos,
    A las cosas ¿qué madre señalamos?
    Pero es porque los seres son formados
    De unas ciertas semillas de que nacen
    Y salen a la luz; en donde se hallan 240
    Sus elementos y primeros cuerpos:
    Por lo que esta energía circunscribe
    La generación propia a cada especie.
    .Además, ¿por qué causa en primavera
    Vemos nacer la rosa, y en estío
    Los frutos sazonados, y las viñas
    En los días hermosos del otoño?
    Sino porque a su tiempo las semillas
    Determinadamente se reúnen;
    Sale la creación si ayuda el tiempo; 250
    La tierra vigorosa con certeza
    Da a luz sus tiernos hijos: si naciesen
    De la nada, saldrían al momento,
    En tiempo incierto y estación contraria:
    Pues que carecerían de principios
    Cuya unión el mal tiempo no impidiera.
    .Ni para su incremento cualquier cuerpo
    De tiempo y conjunción de las semillas
    Necesitara, si crecer pudiese
    De la nada: pues jóvenes se harían 260
    En un instante los pequeños niños;
    Y apenas los arbustos asomasen,
    De repente a las nubes se alzarían:
    Y vemos que sucede lo contrario,
    Puesto que poco a poco van creciendo,
    Imprimiendo un carácter cierto y fijo
    Con su propio crecer a cada especie.
    Venir puedes de aquí en conocimiento
    Que cada cuerpo crece y se sustenta
    De su materia propia y de su jugo. 270
    .Además, que la tierra no daría
    Sin ciertas lluvias sus alegres frutos;
    Ni el animal privado de alimento
    Su especie propagara, ni podría
    Conservarse a sí mismo: antes diremos
    Que muchos elementos son comunes
    A muchos individuos, así como
    Las letras a los nombres: pues sentemos
    Que sin principios nada existir puede.
    .¿Qué impidió, en fin, a la naturaleza 280
    Para que hombres tamaños nos hiciese
    Que vadear pudiésemos los mares,
    Arrancar con las manos las montañas,
    Y vencer muchos siglos con la vida,
    Sino porque ha fijado los principios
    Para las creaciones de los seres?
    Nada, pues, de la nada puede hacerse,
    Puesto que necesita de semilla
    Cualquiera cosa para ser criada,
    Y del aire salir al aura tierna. 290
    .Porque vemos, en fin, aventajarse
    A los eriales las labradas tierras
    Y mejorar la tierra con cultivo,
    Inferimos de aquí existir en ella
    Partes elementales que nosotros
    Hacemos producir, con el arado,
    Los fecundos terrones revolviendo,
    Y sujetando el suelo de la tierra:
    Luego si estos principios no existiesen,
    La perfección de suyo adquirirían. 300
    .A esto se junta que naturaleza
    Nada aniquila, sino que reduce
    Cada cosa a sus cuerpos primitivos;
    Si los principios fueran destructibles,
    De nuestra vista luego arrebatado
    Cada ser pereciera en el momento;
    Inútil, pues, sería toda fuerza
    Que turbase la unión de los principios,
    Y rompiese sus lazos: pero ahora,
    Porque los elementos son eternos, 310
    Sufrir no puede la naturaleza
    Ponerlos a la vista destruidos,
    Sino cuando una fuerza extraordinaria
    El cuerpo hirió, le penetró y deshizo.
    .Además, que si el tiempo aniquilase
    Todo lo que arrebata a nuestros ojos,
    Acabando con toda la materia,
    ¿De dónde Venus a sacar volviera
    Todos los seres a la luz de vida?
    ¿Cómo reproducidos la alma tierra 320
    Los alimenta, cómo da incremento,
    En general los pastos repartiendo?
    ¿Cómo los ríos y las fuentes bellas
    De tan lejos al mar tributarían?
    ¿Cómo el éter sustenta las estrellas?
    Pues si los elementos son mortales,
    Tantos siglos y días deberían
    Haber todas las cosas consumido:
    Luego son inmortales los principios,
    Si la naturaleza los obliga 330
    A las reproducciones de los seres:
    Ninguna cosa puede aniquilarse.
    .La misma fuerza y causa últimamente
    Acabaría con los cuerpos todos
    Si la materia eterna no tuviera
    Estos entre sí unidos y enlazados:
    El tacto sólo les daría muerte,
    Porque no siendo eternos sus principios,
    Cualquiera fuerza a aniquilarlos basta.
    Mas como el nexo de sus elementos 340
    Diferencia los cuerpos unos de otros,
    Y como es la materia indestructible,
    Cada cuerpo subsiste ileso en tanto
    No reciba algún choque, que desuna
    La textura y unión de sus principios:
    Luego no se aniquila cosa alguna;
    Antes bien, destruido cualquier cuerpo,
    Se vuelve a sus primeros elementos.
    .En fin, ¿perecen las copiosas lluvias
    Cuando las precipita el padre éter 350
    En el regazo de la madre tierra?
    No: pues hermosos frutos se levantan,
    Los ramos de los árboles verdean,
    Crecen y se desgajan con el fruto.
    Sustentan a los hombres y alimañas,
    De alegres niños pueblan las ciudades,
    Por cualquier parte en las frondosas selvas
    Se oyen los cantos de las aves nuevas,
    Y los rebaños de pacer cansados
    Tienden sus cuerpos por risueños pastos, 360
    Y sale de sus ubres retestadas
    Copiosa y blanca leche; sus hijuelos
    De pocas fuerzas por la tierna hierba
    Lascivos juguetean, conmovidos
    Del placer de mamar la pura leche:
    Luego ningunos cuerpos se aniquilan;
    Pues la naturaleza los rehace,
    Y con la muerte de unos otro engendra.
    .Puesto que te he enseñado que los seres
    No pueden engendrarse de la nada, 370
    Ni pueden a la nada reducirse;
    No mires con recelo mi enseñanza,
    Al ver que con los ojos no podemos
    Descubrir los principios de las cosas;
    Sin embargo es preciso que confieses
    Que hay cuerpos que los ojos no perciben.
    .La fuerza enfurecida de los vientos
    Revuelve el mar, y las soberbias naves
    Derriba, y desbarata los nublados;
    Con torbellino rápido corriendo 380
    Los campos a la vez, saca de cuajo
    Los corpulentos árboles, sacude
    Con soplo destructor los altos montes;
    El ponto se enfurece con bramidos,
    Y con murmullo aterrador se ensaña.
    De aquí seguramente inferiremos
    Que los vientos son cuerpos invisibles,
    Que barren tierra, mar, y en fin el cielo,
    Y esparcen por el aire los destrozos:
    No de otro modo corren y destrozan, 390
    Que cuando un río de tranquilas aguas
    De repente sus márgenes ensancha
    Enriquecido de copiosas lluvias
    Que de los montes a torrentes bajan
    Amontonando troncos y malezas:
    Ni los robustos puentes la avenida
    Impetuosa sufren de las aguas;
    En larga lluvia rebosando el río,
    Con ímpetu estrellándose en los diques,
    Con horroroso estruendo los arranca, 400
    Y revuelve en sus ondas los peñascos,
    Con furor arrollando todo obstáculo;
    Del mismo modo los furiosos vientos
    Semejantes a un río impetuoso
    Se arrojan sobre un cuerpo, y le sacuden,
    Y lo llevan delante con gran fuerza,
    En remolino a veces le arrebatan;
    Mil vueltas le hacen dar a la redonda.
    Diré y repetiré yo que los vientos
    Son cuerpos invisibles: sus efectos 410
    Y su naturaleza nos lo muestran,
    Puesto que emulan a los grandes ríos.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 09.04.21 5:12

    .



    .Sentimos, además, varios olores,
    Y en la nariz tocando no los vemos;
    Ni el calor percibimos, ni los fríos,
    Ni las voces tampoco ver solemos
    Que la naturaleza de los cuerpos
    Es preciso que tenga, porque pueden
    Impeler los sentidos: nada puede
    Tocar y ser tocado sino el cuerpo. 420
    .Por último; en las playas resonantes
    Los vestidos colgados se humedecen,
    Y tendidos al sol se enjugan luego:
    Ni cómo se empaparon ver podemos
    Ni cómo se enjugaron con la lumbre:
    En partículas tenues se divide
    El agua de manera que no pueden
    Verse de modo alguno con los ojos.
    Después de cierto número de soles
    El anillo se gasta en vuestro dedo, 430
    El gotear la piedra agujerea,
    La reja del arado ocultamente
    En los surcos se gasta, y con los pasos
    Los empedrados desgastarse vemos;
    En las puertas también las manos diestras
    De cobreñas estatuas se adelgazan
    Con los besos continuos de unos y otros;
    Pues que gastadas vemos se atenúan:
    Pero no quiso la naturaleza
    Descubrirnos su pérdida instantánea, 440
    Celosa de que viesen nuestros ojos
    El lento crecimiento con que obliga
    A aumentarse los cuerpos cada día,
    Ni cómo se envejecen con el tiempo,
    Ni qué pérdidas tienen los peñascos
    De sales roedoras carcomidos,
    Que a los mares dominan y amenazan:
    Luego sólo obra la naturaleza
    De imperceptibles cuerpos ayudada.
    No está ocupado todo por los cuerpos, 450
    Porque se da vacío entre las cosas:
    Al entenderlo cogerás el fruto,
    Ni andarás entre dudas vacilante,
    Ni de continuo buscarás la esencia,
    Ni desconfiarás de mis escritos.
    .Un espacio se da desocupado,
    Impalpable, vacío: el movimiento
    Sin este espacio no concebirías;
    Porque propiedad siendo de los cuerpos
    La resistencia, nunca cesarían 460
    De andar entrechocándose unos y otros:
    Imposible sería el movimiento,
    Pues ningún cuerpo se separaría:
    Por los mares ahora y por las tierras
    Y por los altos cielos, con los ojos
    Vemos mil movimientos diferentes:
    Y sin vacío no tan solamente
    De agitación continua carecieran
    Los cuerpos, mas también, ni aun engendrados
    Hubieran sido; porque la materia 470
    Quieta se hubiera estado eternamente.
    .Aunque creamos sólidos los cuerpos,
    Los vemos penetrables: por las rocas
    Copiosas gotas por doquier chorrean;
    Por todo el animal corre el sustento;
    Los árboles crecidos dan el fruto
    En tiempo señalado a manos llenas,
    Porque la savia desde las raíces
    Por troncos y por ramas se difunde;
    Y las voces penetran las paredes, 480
    Recorren los secretos de las casas;
    Hasta los huesos nos penetra el frío;
    Sin vacío los cuerpos no pudieran
    Trasladarse a otro punto en modo alguno.
    .En fin ¿cómo unas cosas se aventajan
    A las otras en peso, y no en figura?
    Pues si un vellón de lana pesa tanto
    Como un cuerpo de plomo, en equilibrio
    Debe estar la balanza; la materia
    Hace peso hacia abajo; luego queda 490
    Sin pesadez por su naturaleza
    El vacío: pues si me das dos cuerpos
    En una superficie comprendidos,
    El más ligero es el de más vacío,
    El más denso será de mayor peso;
    La razón nos demuestra claramente
    Un vacío existir diseminado.
    .Mas porque nadie pueda seducirte,
    Me adelanto a ponerte de antemano
    De algunos el capcioso raciocinio. 500
    Sostienen que a los peces relucientes
    Les abre el agua líquidos caminos,
    Que después el espacio abandonado
    Se ocupa por la onda retirada:
    Pueden moverse así y mudar de sitio
    Todos los demás cuerpos sin vacío.
    .En razón falsa estriba el argumento;
    ¿Cómo podrán los peces menearse
    Si las aguas no dan lugar vacío.
    ¿Cómo refluirán las aguas mismas 510
    Cuando los peces no darán un paso?
    O los cuerpos privar de movimiento
    O el espacio vacío confesemos
    Que principia a mover todos los cuerpos.
    .Con rapidez separa tú dos cuerpos
    Planos y que entre sí estén bien unidos,
    Verás cómo se forma allí un vacío
    Que no puede a la vez llenar el aire:
    Le va ocupando todo poco a poco.
    .Si por fortuna alguno presumiera 520
    Que de dos superficies separadas
    El espacio intermedio es ocupado
    Del aire condensado anteriormente,
    Se engaña; pues se forma allí un vacío
    Entonces que no hubo antes, y se llena
    El vacío existente: de este modo
    El aire ya no puede condensarse;
    Y aun dado que pudiese, como dicen,
    No podría a mi juicio sin vacío
    Sus partes recoger y reducirlas 530
    A volumen menos; para escaparte
    Cualquier dificultad que me objetares,
    Es preciso confieses el vacío.
    .Yo podría traerte muchas pruebas
    Que mis razones más acreditasen:
    A tu penetración estos ensayos
    Son suficientes, si indagando sigues,
    Porque así como muy frecuentemente
    Rastrean las querencias enramadas
    De las fieras monteses y los canes, 540
    Cuando dieron por fin con rastro cierto,
    Así de consecuencia en consecuencia
    Darás en general con los arcanos
    De la naturaleza, y de sus senos
    Sacarás la verdad. No te empereces.
    Si te apartares algo de mi objeto,
    Me atrevo, Memmio, a hacerte esta promesa.
    Se agotarán los grandes manantiales
    Donde he bebido yo largas noticias,
    Mi rico pecho dejará primero 550
    De derramarlas con suave labio,
    Y a paso lento la vejez tardía
    Habrá ocupado todos nuestros miembros,
    Y el principio vital habrá disuelto,
    Primero que por medio de mis versos
    Haya agotado esta materia inmensa.
    .A nuestros raciocinios ya volvamos:
    Estriba, pues, toda naturaleza,
    En dos principios: cuerpos y vacío
    En donde aquéllos nadan y se mueven: 560
    Que existen cuerpos, el común sentido
    Lo demuestra; principio irresistible
    Sin el cual la razón abandonada
    De errores en errores se perdiera.
    Si no existiera, pues, aquel espacio
    Que llamamos vacío, no estarían
    Los cuerpos asentados, ni moverse
    Podrían, como acabo de decirte.
    .Además del espacio y el vacío,
    No conocemos en naturaleza 570
    Una clase tercera independiente
    De los principios dichos: lo que existe
    Es necesariamente de pequeña
    O de grande extensión: si lo sintiere
    El tacto aunque ligera y levemente,
    Debemos colocarlo entre los cuerpos,
    Y al todo seguirá. Pero si fuere
    Impalpable, y ninguno de sus puntos
    A la penetración resistir puede,
    Este espacio y lugar llamo vacío. 580
    .En general los seres son activos;
    O bien a la acción de otros se sujetan,
    O bien el movimiento proporcionan,
    Y la existencia, pues los cuerpos solos
    Pueden ser o activos o pasivos:
    Sólo el vacío puede darles sitio:
    Luego no existe en la naturaleza
    Más que los cuerpos dichos, y el vacío:
    No pueden alcanzarlo los sentidos,
    Ni el espíritu humano comprenderlo. 590
    .Lo que no sea materia ni vacío,
    Propiedad o accidente es de uno o de otro.
    Las propiedades son inseparables
    Del sujeto; tan solamente cesan
    Cuando éste es destruido; así en la piedra
    Tal es la pesadez, tal en el fuego
    Es el calor, fluidez tal en el agua,
    La tangibilidad tal en los cuerpos
    Y tal su privación en el vacío.
    Los que llamar solemos accidentes, 600
    Como la libertad y servidumbre,
    La pobreza y caudales desmedidos,
    La paz y guerra, sólo son maneras
    De ser, que con su ausencia o su presencia
    Lo esencial no trastornan del sujeto.
    .El tiempo no subsiste por sí mismo:
    La existencia continua de los cuerpos
    Nos hace que distingan los sentidos
    Lo pasado, presente, y lo futuro;
    Ninguno siente el tiempo por si mismo, 610
    Libre de movimiento y de reposo.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 10.04.21 5:17

    .



    .En fin, cuando nos dicen haber sido
    Robada Elena y las troyanas gentes
    Haber sido con guerra sujetadas,
    Nadie nos fuerce a confesar que pueden
    Existir por sí mismos estos hechos,
    Después que el tiempo irrevocable hubo
    Los siglos y sucesos engullido;
    Porque en diversos tiempos y regiones
    Cuantas cosas pasaron, pasar pueden, 620
    Mas sin materia, ni lugar ni espacio,
    Todo acontecimiento es imposible.
    .Sin materia, por fin, y sin vacío,
    La hermosura de Elena nunca hubiera
    Los célebres combates encendido
    De una guerra cruel que fomentaba
    El pecho ardiente de Alejandro frigio:
    No incendiara el caballo de madera
    De Pérgamo las torres sublimadas
    Con el parto nocturno de los griegos. 630
    Ya puedes ver que todos los sucesos
    Que agitan y revuelven nuestro globo
    No existen en verdad como los cuerpos,
    Ni son como el vacío, sino simples
    Cambios de los principios; accidentes
    Que al espacio o los cuerpos se refieren.
    .Llamamos cuerpos a los elementos
    Y a los compuestos que resultan de ellos:
    Los elementos son indestructibles,
    Porque su solidez triunfa de todo. 640
    .Te costará trabajo persuadirte
    Que existen cuerpos sólidos: el rayo
    Atraviesa los muros, así como
    Las voces y los gritos: se caldea
    El hierro si le metes en la fragua;
    Peñas ardiendo arrojan los volcanes;
    El oro se liquida en los crisoles;
    El cobre se derrite como el hielo;
    El frío y el calor de los licores
    Sentimos en los vasos que bebemos: 650
    De solidez perfecta no tenemos
    Idea cierta y experiencia clara.
    .Mas la razón y la naturaleza
    Esta verdad nos hacen que entendamos:
    Óyeme en pocos versos: los principios
    Que componen el gran todo criado
    Tienen un cuerpo sólido y eterno.
    .Después, como los cuerpos y el espacio
    Por su naturaleza son opuestos,
    Es preciso que existan uno y otro 660
    Enteramente puros por sí mismos:
    El vacío repugna todo cuerpo,
    La materia al vacío de sí aleja:
    Luego sólidos son y sin vacío
    Los elementos, los primeros cuerpos.
    .Pues que se da en los cuerpos el vacío,
    Deben de partes sólidas cercados
    Estar estos vacíos. Repugnante
    En los cuerpos sería dar vacío,
    Si a las paredes que rodean éste 670
    La solidez quitamos. Las paredes
    El agregado son de la materia:
    Luego como los cuerpos se destruyan,
    Es la materia sólida y eterna.
    .Sólido fuera el todo sin vacío:
    Y sin cuerpos que ocupen el espacio,
    Vacío inmenso fuera el universo,
    Por el contrario. El cuerpo y el espacio
    Son respectivamente muy distintos,
    Pues que no existe lleno ni vacío 680
    Perfecto: los principios y elementos
    Diferencian el lleno del vacío.
    .No puede disolverlos choque externo,
    Ni puede penetrar extraña fuerza
    A su tejido: ni de acción extraña
    Pueden recibir daño, como he dicho.
    Mas cómo pueda un cuerpo sin vacío
    Ser roto, dividido o descompuesto,
    Seguramente yo no lo concibo:
    Él es a la humedad inaccesible, 690
    Al frío y al calor, que son las causas
    Destructoras de todo: así observamos
    Que cuanto más los cuerpos son sujetos
    A estas causas que van menoscabando,
    Encierran más vacío en su tejido:
    Luego si constan los primeros cuerpos
    De solidez, y no tienen vacío,
    Eternos han de ser forzosamente.
    .Si no fuesen eternos, a la nada
    Todo el mundo se hubiera reducido: 700
    Pero como la nada no produce
    Ni aniquila los seres, es preciso
    Que eternos sean los primeros cuerpos,
    Pues los destruyen y los reproducen
    Todos los seres: luego los principios
    La simplicidad sólida contienen,
    Porque sin ella no hubieran podido
    Durante tantos siglos conservarse,
    Ni reparar los seres de continuo.
    .En fin, si hubiera la naturaleza 710
    A límites precisos reducido
    La divisibilidad de la materia,
    Los elementos del gran todo hubieran
    En la revolución de tantos siglos
    Llegado luego a tal acabamiento,
    Que de su unión los cuerpos producidos
    Alcanzar no pudieran su incremento.
    Como un cuerpo más pronto se destruya
    Que lo que tarda el mismo en rehacerse,
    Las pérdidas que hubiera padecido 720
    En la edad precedente, irreparables
    Fueran sin duda alguna en las siguientes:
    Pero constantemente se reparan
    De su menoscabar todos los cuerpos,
    Y los vemos llegar a plazos fijos
    A aquella perfección que les compete,
    La división de la materia tiene
    Límites invariables y precisos.
    .Solidísimos son los elementos:
    Mas como en todo cuerpo haya vacío, 730
    Pueden hacerse blandos como el agua,
    El aire, tierra y fuego; y al contrario,
    Si damos que son muelles los principios,
    El pedernal, el hierro, como puedan
    Consistencia tomar no explicaremos.
    Porque en sus obras la naturaleza
    Sobre sólidas bases no estribara.
    Sólidos son y simples los principios,
    Pues su unión más o menos apretada
    Resistencia y dureza da a los cuerpos. 740
    .La duración, por fin, y el crecimiento
    De los cuerpos ha la naturaleza
    Determinado y su poder medido.
    No padecen mudanza las especies,
    Ni las generaciones se varían,
    Como las clases diferentes de aves
    Están de ciertas manchas salpicadas;
    Porque son inmutables las especies.
    Si admitimos mudanza en los principios
    No sabremos qué pueda producirse 750
    Y qué no pueda, y cómo se limitan
    Los cuerpos, cómo pueden traer los siglos
    Naturaleza, vida, movimiento,
    Y las mismas costumbres de los padres.
    .La extremidad de un átomo es un punto
    Tan pequeño, que escapa a los sentidos;
    Debe sin duda carecer de partes:
    Él es el más pequeño de los cuerpos,
    Ni estuvo ni estará jamás aislado;
    Es una parte extrema, que juntada 760
    Con otras y otras partes semejantes,
    Forman así del átomo la esencia.
    Si del átomo, pues, los elementos.
    De existencia carecen separados,
    Será su unión tan íntima y estrecha,
    Que no hay fuerza capaz de separarlos.
    De simple solidez los elementos
    Y partes muy delgadas se componen;
    Su unión no es un compuesto heterogéneo,
    Sino simplicidad eterna. Quiere 770
    De este modo formar naturaleza
    Los cuerpos, sin que alguna de sus partes
    Separación o menoscabo sufra.
    .Además, si nosotros no admitimos
    De división un término preciso,
    Se compondrán los cuerpos más pequeños
    De infinidad de partes, caminando
    De mitad en mitad al infinito.
    ¿Qué diferencia habrá de un cuerpo grande
    Al cuerpo más pequeño? Suponiendo 780
    Que el todo es infinito, sin embargo,
    De partes infinitas igualmente
    Se compondrán los átomos más breves:
    Mas como la razón no lo comprenda,
    Convencido es preciso que confieses
    Que los simples corpúsculos terminan
    La división y solidez eterna.
    .Si la naturaleza creadora
    No acostumbrase a reducir los seres
    A sus mínimas partes, no podría 790
    Rehacer unos de otros, destruidos:
    Pues siendo todavía divisibles,
    No podría enlazarse la materia,
    Ni tener pesadez, ni ser chocada,
    Ni encontrarse con otro ni moverse,
    Causas engendradoras de los seres.
    .Si divisibles fueran los principios
    Al infinito, es fuerza que existieran
    Desde la eternidad cuerpos intactos:
    Mas como sean frágiles, no pueden 800
    Haber por tantos siglos resistido
    A innumerables choques de continuo.
    .Y por esta razón los que creyeron
    Que el fuego era el origen de las cosas,
    En un error grosero han incurrido.
    Esta opinión Heráclito defiende
    Como primer caudillo, celebrado
    Por su obscuro lenguaje entre los griegos
    Superficiales, más que por los sabios
    Que buscan la verdad: porque los necios 810
    Aman y admiran más lo que está envuelto
    En misteriosos términos; su oreja
    Suavemente puede ser herida
    Y embelesada con gracioso ruido:
    Y el dulce halago a la verdad prefieren.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 11.04.21 6:35

    .



    .A Heráclito pregunto: ¿de qué modo
    Podrían existir tan varias cosas
    Si del fuego purísimo nacieran?
    Rarificar o condensar el fuego
    De nada serviría, si sus partes 820
    Se compusiesen de la misma esencia
    Que tiene todo el fuego: reunidos
    Los elementos, fuego más activo
    Tendremos, y más flojo separados:
    Bien condensemos o rarifiquemos
    Del fuego, como hemos ya probado,
    No se pueden formar cuerpos distintos.
    .Y si éstos reconocen el vacío,
    Enrarecer y condensar el fuego
    Podrán; pero se quedan en silencio 830
    Viendo se contradicen a sí mismos,
    Y evitan admitir puro vacío;
    Y mientras huyen las dificultades
    Se apartan del camino verdadero.
    El vacío quitado, no reparan
    Que debe condensarse todo cuerpo,
    Y no formar más que uno, cuyas partes
    Condensadas no pueden escaparse
    Como el calor y luz que arroja el fuego:
    Luego de partes densas no se forman. 840
    .Porque si en defender ellos se obstinan
    Que las partes del fuego recogidas
    Se apagan y se mudan, a la nada
    El fuego elemental reducirían,
    Y todo nacería de la nada;
    No puede un cuerpo transmutar su esencia
    Sin que deje de ser lo que antes era.
    Deben, pues, conservar los elementos
    Del fuego aquella su naturaleza,
    Para que ni los cuerpos se aniquilen 850
    Ni el gran todo renazca de la nada.
    .Mas aunque existen en naturaleza
    Algunos cuerpos de inmutable esencia,
    Que con aumentos o disminuciones
    Y con combinaciones diferentes
    Hacen cambiar la esencia de los cuerpos,
    No son éstos corpúsculos de fuego.
    Añadir o quitar no importaría,
    Ni cambiarles el orden, pues de fuego
    Tendrían todos la naturaleza, 860
    Y del fuego los cuerpos se engendraran.
    .Así es como yo pienso que se forman:
    Existen ciertos cuerpos, cuyo encuentro,
    Figura, situación y movimiento
    Y orden forman el fuego; trastornados,
    Su esencia mudan. Estos elementos
    Ni son de fuego, ni otra cosa alguna
    Que pueda enviar cuerpos al sentido,
    Y palparlos el tacto si se arriman.
    .Decir que todo lo compone el fuego, 870
    Y que éste es el principio de las cosas,
    Que es lo mismo que Heráclito establece,
    Me parece locura consumada.
    Ataca los sentidos por sí mismos,
    Los destruye y nos roba la creencia
    Que pende de los mismos por los cuales
    El fuego conoció; pues se persuade
    Que conocen el fuego los sentidos,
    Y lo demás no cree que es tan claro:
    Muy necio y delirante me parece. 880
    ¿Adónde la verdad encontraremos?
    ¿Quién mejor que el sentido puede hacernos
    Lo falso distinguir y verdadero?
    .¿Por qué, pues, quitará alguno los cuerpos,
    Dejando por principio sólo el fuego,
    O quitándole a éste su existencia,
    Los demás cuerpos dejará tan sólo?
    Uno y otro parece igual delirio.
    .Aquéllos que creyeron ser el fuego
    La materia y la suma de los cuerpos; 890
    Y los que por principio establecieron
    El aire creador, los que pensaron
    El agua misma hacer por sí los cuerpos,
    Y que la tierra lo criaba todo,
    Y que en cualquiera cuerpo se mudaba,
    En errores grandísimos cayeron.
    Añadamos también los que duplican
    Los elementos, cuando al fuego juntan
    Con el aire, y la tierra con el agua;
    Los que aire, tierra, lluvia y fuego tienen 900
    Por creadores de los cuerpos todos.
    .Empédocles, el hijo de Agrigento,
    Va a su frente, nacido en las orillas
    Triangulares de la isla celebrada
    Por las ondas azules del mar Jonio
    Que la baña y rodea con mil vueltas,
    Y que con altas encrespadas olas
    Por un angosto estrecho la divide
    De las playas y términos de Italia.
    Aquí habita Caribdis anchurosa, 910
    Aquí etnéos murmullos amenazan
    De llamas recoger nuevos furores,
    Vomitar un volcán por sus gargantas,
    Y de nuevo lanzar a las estrellas
    Relámpagos de fuego: ciertamente
    Esta región que admiran las naciones,
    Óptima en bienes, prodigiosa grande,
    De valerosos héroes guarnecida,
    No tuvo en si varón más señalado,
    Más asombroso, caro y respetable; 920
    De su divino pecho las canciones
    Pregonan sus inventos peregrinos,
    Dejándonos en duda si fue humano,
    O de inmortal estirpe descendiente.
    Este sabio inmortal, y los nombrados
    Inferiores a él, menos ilustres,
    Divinos inventores de las cosas,
    Sacaron de sus íntimas entrañas
    Oráculos más ciertos y sagrados
    Que la Pitia en la trípode de Apolo 930
    Los diera con laureles coronada;
    Mas cual hombres al fin, aunque tan grandes,
    Erraron los principios de las cosas,
    De errores en errores resbalando.
    .Establecen primero el movimiento,
    Y dejan a los cuerpos sin vacío:
    Cuerpos blandos y raros reconocen
    Tal como el aire, el sol, le tierra, el fuego,
    Animal, vegetal, pero no quieren
    Admitir en sus cuerpos el vacío. 940
    .Dividen la materia al infinito,
    La sección de los cuerpos no limitan
    Ni en ellos partes mínimas conocen.
    Viendo que de los cuerpos el extremo
    Lo mínimo es que llega a los sentidos,
    Hay que conjeturar que aquel extremo
    Que en el extremo mismo no podemos
    Distinguir, es el mínimo en los cuerpos.
    .Establecen también principios blandos,
    Que nacen y perecen como vemos. 950
    Ya se hubiera el gran todo aniquilado,
    Los cuerpos renacieran de la nada:
    ¡Ya ves cuán grande error y qué delirio!
    .Enemigos, por fin, son los principios,
    Y de muchas maneras se destruyen;
    Chocándose entre sí se aniquilaran,
    O se disiparían cual los rayos,
    Lluvias y vientos por las tempestades.
    .Si todo se hace de estas cuatro cosas,
    Y todo en ellas mismas se resuelve, 960
    ¿Por qué aquéllas tendremos por principios
    Mejor que no a los cuerpos? pues que mudan
    De esencia y forma y de naturaleza.
    .Mas si al contrario, acaso presumieres
    Que se reúne el agua, el fuego, el aire
    Y tierra sin mudarse en modo alguno
    Su misma esencia, de ellos no podría
    Crearse cosa alguna, ya animada,
    Ya inanimada sea como el árbol.
    Una mezcla confusa encontraremos 970
    De aire, agua, tierra y fuego: nunca pueden
    Estas substancias concebirse unidas;
    Su propiedad cada una desplegara.
    Es necesario que obren los principios
    De un modo clandestino e invisible;
    No sea que dominando demasiado
    Impidan a los cuerpos que se formen
    Conservar su específico carácter.
    .Su primer elemento hacen al fuego,
    Que emana según ellos de los cielos; 980
    De éste se engendra el aire, de aquí el agua,
    Y la tierra del agua es engendrada.
    Retrogradando nacen de la tierra
    Los demás elementos: antes la agua,
    Después el aire; el fuego últimamente;
    Estas transformaciones nunca cesan,
    Bajan desde los cielos a la tierra,
    Desde la tierra hasta los cielos suben:
    No deben hacer esto los principios;
    Es preciso que sean inmutables, 990
    Porque no se aniquile el universo;
    No puede cuerpo alguno de su esencia
    Los límites pasar sin que al momento
    Deje de ser lo que era; por lo tanto,
    Si se transforman estos elementos
    De continuo, como hemos dicho arriba,
    Es preciso que de otros inmutables
    Se compongan; no sea que a la nada
    Se vea reducido el universo.
    Establece más bien algunos cuerpos, 1000
    De tal naturaleza revestidos,
    Que si el fuego criasen, hacer pueden
    Estos mismos el fluido del aire,
    Y así los demás seres, aumentando
    O bien disminuyendo, los principios,
    Cambiando situación y movimiento.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 12.04.21 4:39

    .



    .Pero es claro, me dices, que los cuerpos
    Crecen y se sustentan de la tierra:
    Si la estación al aire no le presta
    Una temperatura favorable, 1010
    Y si con frescas lluvias no se mueven
    Las copas de los árboles, ni ayuda
    Con sus rayos el Sol las producciones;
    Ni sembrados, ni arbustos, ni animales
    Jamás podrán llegar a crecimiento.
    .Sin duda es cierto; y si a nosotros mismos
    No nos sustenta un sólido alimento
    Y bebida suave, nuestros miembros
    Su brío perderán, y el sentimiento
    Se acabara del todo en nuestros huesos: 1020
    Porque nos alimentan ciertos cuerpos
    Como a las demás cosas, pues mezclados
    Los principios están, y son comunes
    De muchos modos a otros muchos cuerpos.
    De aquí la variedad en el sustento:
    Mucho importa saber de los principios
    La mezcla, situación y movimientos
    Recíprocos; los mismos constituyen
    El cielo, el mar, la tierra, sol y ríos,
    Los árboles, los frutos y animales: 1030
    En cada verso de estos mismos cantos
    Verás que son comunes muchas letras
    De muchas voces: debes, sin embargo,
    Confesar que los versos y palabras
    Difieren entre sí, ya en la substancia,
    Ya en el mismo sonido que sentimos:
    Tanto pueden las letras variadas.
    Pero de la materia los principios
    De otros mil modos combinar se pueden
    Para criarse variedad de cosas. 1040
    La Homeomeria también profundicemos
    De Anaxágoras, que es así llamada
    Entre los griegos, y en la lengua patria
    No permite nombrarla su pobreza;
    Pero es fácil decirlo con rodeos
    Y explicar la Homeomeria en su principio.
    Los huesos, a saber, de huesecitos;
    Las entrañas se forman de entrañitas;
    Muchas gotas de sangre congregadas
    Crían la sangre; y piensa que se forma l050
    De moléculas de oro el oro mismo;
    Que se forma la tierra, el fuego, el agua
    De sus pequeñas partes respectivas,
    Y que todos los cuerpos son formados
    De la unión de principios similares.
    .Él no admite vacío en parte alguna,
    Y los cuerpos divide al infinito:
    Y yerra en ambas cosas, como aquellos
    Que antes de él los principios indagaron.
    .Establece muy frágiles principios, 1060
    Si el nombre de principios puede darse
    A los que son lo mismo que los cuerpos
    Endebles, se destruyen y perecen.
    En un ataque tan violento y fuerte,
    ¿Quién permanecerá? ¿quién de la muerte
    Cogido, escapará de entre sus garras?
    ¿El fuego? ¿el agua? ¿el aire? ¿sangre o huesos?
    Ninguno de estos cuerpos, según juzgo;
    Pues son perecederos como aquéllos
    Que vemos perecer a nuestros ojos: 1070
    Nada puede a la nada reducirse,
    ¡Ni alguna cosa hacerse de la nada,
    Confirman mis probados argumentos.
    .Por otra parte, como el alimento
    El cuerpo sustentado le engrandece,
    Se sigue que las venas y la sangre,
    Y los huesos y nervios se componen
    De heterogéneas partes: o substancias
    Mezcladas dirán ser los alimentos,
    Y que abrazan en si pequeños nervios, l080
    Y unas partes de sangre, y huesos, venas:
    Entonces los sustentos y bebidas
    De heterogéneas partes se componen.
    .Si los cuerpos que nacen de la tierra
    Los contiene además ella en su seno,
    Debe constar de tan diversas partes
    Cuanto sus producciones son diversas:
    De los demás compuestos raciocino
    Del mismo modo; si la llama y humo
    Y ceniza están dentro en los leños, 1090
    Los leños deben ser heterogéneos.
    .Un solo medio de defensa tiene
    La opinión vacilante de Anaxágoras:
    Dél se vale, y pretende que los cuerpos
    Encierran en sí mismos los principios
    De todos los demás; pero que aquéllos
    Solamente divisan nuestros ojos
    Que están en mayor número mezclados,
    Y ocupan la primera superficie:
    La razón desaprueba este discurso; ll00
    Porque fuera forzoso que los granos
    Cuando son quebrantados con la piedra
    Diesen muestras de sangre, o bien de partes
    Que alimentan el cuerpo; manaría
    Sangre, si se frotaran dos guijarros:
    Las hierbas destilaran igualmente
    Dulces gotas de leche tan sabrosa
    Como las ubres de lechera oveja:
    Destripando terrones, muchas veces
    Yerbas encontraríamos y granos 1110
    Y árboles pequeñitos escondidos:
    Hendiendo la madera, en fin, se vieran
    Llamas pequeñas, y ceniza, y humo:
    Mas como la experiencia contradiga
    Estar así revueltos los principios,
    Deben comunes ser a todo cuerpo,
    Y estar diversamente colocados
    En los diversos cuerpos de los seres.
    .Pero dirás que en montes empinados
    Las copas de los árboles robustos 1120
    Del austro proceloso sacudidas
    Se entrechocan y arrojan vivas llamas:
    Es cierto, sí; mas no contienen fuego:
    Una porción de partes inflamables
    Por el frote en un punto reunidas
    El incendio originan de los bosques;
    Si tanto fuego en ellos se escondiera,
    No podría un momento refrenarse,
    Consumiera las selvas de continuo,
    Reduciendo a cenizas todo arbusto. 1130
    .Ya ves que importa mucho, como dije,
    El mixto conocer de los principios,
    Saber su movimiento y posiciones
    Recíprocos, porque los elementos
    Cambiados entre sí ligeramente
    Sacarían el fuego de los leños,
    Como si estas palabras ligna et ignes
    Sin que sus letras alteremos mucho
    Con distinto sonido pronunciamos.
    .Si crees que no pueden explicarse 1140
    Ya, por fin, los fenómenos del mundo
    Sin que atribuyas a los elementos
    Naturaleza igual a la del cuerpo,
    Perecen los principios de las cosas;
    De modo que den grandes carcajadas
    De una trémula risa conmovidos,
    Y el semblante y mejillas humedezcan
    Llenándolos de lágrimas amargas.
    .Escucha las verdades que me falta
    Hacerte conocer por modo claro. 1150
    Bien conozco que son bastante obscuras;
    Pero mi corazón ha sacudido
    Con fuerte tirso la esperanza grande
    De gloria, y juntamente ha derramado
    Suave amor de las musas en mi pecho;
    Del que agitado con briosa mente
    Recorro los lugares apartados,
    De las Piérides antes nunca hollados:
    Agrádame acercarme a fuentes puras,
    Y agotarlas bebiendo, y nuevas flores 1160
    Agrádame coger para guirnalda
    Insigne con que ciña mi cabeza
    De un modo que las musas a ninguno
    Hayan antes las sienes adornado:
    Primero, porque enseño grandes cosas,
    De la superstición rompo los lazos
    Anudados que el ánimo oprimían;
    Después, porque compongo versos claros
    Sobre una cosa obscura, realzando
    Con poética gracia mis escritos. 1170
    De la razón en esto no me aparto.
    Así, cuando los médicos intentan
    Hacer beber a un niño amargo ajenjo,
    Los bordes de la copa untan primero
    Con el licor de miel dulce y dorado,
    Para que, seduciendo y engañando
    La impróvida niñez, hasta los labios
    El amargo brebaje apure en tanto
    Y engañado no muera, sino que antes
    Convaleciendo así se restablezca; 1180
    Del mismo modo, porque las más veces
    Parece trato yo de asuntos tristes
    Para aquéllos que no han jamás pensado,
    Y que al vulgo disgustan de los hombres,
    Con el suave canto de las musas.
    Quise explicarte mi sistema todo
    Y enmelarte con música pieria,
    Por si acaso pudiera de este modo
    Tenerte seducido con mis versos,
    Hasta que entera y fiel Naturaleza 1190
    Sin velo ante tus ojos se presente.
    .Mas porque te he enseñado que los cuerpos
    De la materia sólidos y eternos
    Giran perpetuamente indestructibles,
    Examinemos hora si la suma
    De éstos es infinita, o limitada;
    Si también el vacío establecido,
    Este lugar y espacio en que los cuerpos
    Se mueven además es limitado,
    O si es profundo, inmenso e infinito. 1200





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 13.04.21 4:10

    .



    Pues que por todas partes un espacio
    Te falta que correr ilimitado.
    .Si además el espacio es limitado
    Y alguno se coloca en el extremo
    Y tira alguna flecha voladora,
    ¿Deseas que tirada con gran fuerza
    Vuele ligera por llegar al blanco,
    O piensas que la impide algún estorbo
    Su vuelo y no la deja ir adelante?
    Uno u otro es preciso que confieses. 1220
    Cualquiera que tú elijas, a la fuerza
    Debes quitar los límites al todo:
    Porque bien sea obstáculo el que impida
    Y estorbe que la flecha llegue al blanco,
    O bien le pase, aquí no se da extremo:
    En donde pongas límites, yo al punto
    Preguntaré qué ha sido de la flecha:
    Jamás encontrarás así el extremo;
    Siempre su inmensidad deja un espacio
    Que recorra la flecha fugitiva. 1230
    .Además, que si la naturaleza
    Hubiera puesto límites al todo,
    Ya la materia con su mismo peso
    Se juntara en los sitios más profundos;
    Debajo de la bóveda del cielo
    Ninguna cosa se produciría,
    Ni el cielo ni la luz del Sol naciera;
    Como que la materia toda hundida
    Desde la eternidad amontonada
    Inerte yacería; pero ahora 1240
    De cierto no reposan los principios,
    Porque ningún lugar profundo existe
    En donde puedan como reunirse
    Y colocar su asiento permanente;
    Y siempre un continuado movimiento
    Cría por todas partes nuevos seres,
    Y el infinito suministra siempre
    De una materia activa eterna copia.
    .Que unos cuerpos, en fin, a otros limitan
    Claramente lo vemos: las montañas 1250
    El aire circunscribe, a éste los montes;
    A los mares da límites la tierra,
    Y los mares limitan a las tierras;
    Nada hay que ponga límites al todo:
    Porque es de los lugares y el espacio
    Tal la naturaleza, que los ríos
    Clarísimos corriendo eternamente
    Alcanzar con su curso no podrían
    Los límites del mundo en parte alguna;
    Nada habrían andado: el universo, 1260
    No conociendo límites, por todas
    Partes al infinito se dilata.
    .Seguramente la naturaleza
    Impide que la suma de las cosas
    Pueda circunscribirse ella a si misma;
    Porque ha hecho que el vacío limitase
    Al cuerpo, éste al vacío; de este modo
    Ha dispuesto su obra ilimitada.
    Si el vacío tan sólo ilimitara,
    O hiciese limitada la materia, 1270
    Ni la tierra, ni el mar, ni de los cielos
    Las bóvedas lucientes, ni los hombres,
    Ni de los dioses los sagrados cuerpos
    De existencia gozaran un instante:
    Pues la materia, sacudiendo el yugo,
    Se derramara por vacío inmenso,
    O más bien ella nunca concretada
    Ni un sólo cuerpo hubiera producido,
    Por no poderse unir diseminada.
    .Porque seguramente los principios 1280
    De la materia no se han colocado
    Con orden, con razón ni inteligencia,
    Ni han pactado entre sí sus movimientos;
    Antes diversamente combinados,
    Desde la eternidad por el espacio
    Agitados con choques diferentes,
    Juntas y movimientos van probando,
    Hasta que se colocan de manera
    Que esta suma criada se mantiene;
    La cual por muchos siglos conservada, 1290
    Y puesta en conveniente movimiento,
    Hace con largas ondas que los ríos
    Abastezcan los mares insaciables;
    Que la tierra sus frutos reproduzca
    Con los rayos del Sol alimentada;
    Y que reproducidas las especies
    De los brutos florezcan, y que vivan
    Los fuegos celestiales resbalando:
    No sucediera si infinita copia
    De los principios no estuviera siempre 1300
    Reparando las pérdidas continuas:
    Así como los brutos sin sustento
    Se van aniquilando, y por fin mueren;
    De la misma manera el todo debe
    Perecer al momento que materia
    De su recto camino extraviada
    No suministre pábulo a los cuerpos.
    .No podrían los átomos externos
    Conservar a la suma congregada;
    Porque pueden con golpes repetidos 1310
    Impedir que una parte se destina,
    Y dar tiempo a los átomos que lleguen
    A completar la suma; algunas veces,
    A rebotar no obstante precisados
    Espacio y tiempo, dan a los principios
    Para que se desunan libremente:
    Sin cesar es preciso se sucedan
    Los átomos; materia ilimitada
    Supone, pues esta presión eterna.
    .Guárdate de creer en esto, Memmio, 1320
    Lo que dicen algunos: que los cuerpos
    Se dirigen al centro de la suma,
    Y que del mundo la naturaleza
    No es detenida por eternos choques,
    Ni a parte alguna pueden escaparse
    El uno u otro extremo, porque todo
    Al centro se dirige. Si creyeres
    Que un ser puede en sí mismo sustentarse:
    Que los cuerpos pesados que tenemos
    Bajo los pies, gravitan hacia arriba: 1330
    Que en dirección contraria son llevados,
    Como la imagen que en el agua vemos;
    Defiende con razones semejantes
    Que debajo vaguean animales,
    Que no pueden caerse de la tierra
    En las regiones ínfimas, del modo
    Que no pueden al cielo remontarse
    De suyo nuestros cuerpos; y que cuando
    Aquéllos ven el sol, nosotros vemos
    De noche las estrellas, y alternando 1340
    Parten las estaciones con nosotros;
    Y que igualan sus días a los nuestros,
    Y a las suyas igualan nuestras noches.
    .En ficciones groseras han caído
    Y en errores estúpidos los necios,
    Porque en principios falsos se apoyaron:
    Pues en una extensión ilimitada
    No entienden que no puede darse un centro,
    Y aun cuando supongamos que existiera,
    No se vieran los cuerpos obligados 1350
    A pararse más bien aquí que en otra
    Cualquiera parte o sitio del espacio;
    Pues la naturaleza del vacío
    Cede a los cuerpos graves, hacia el centro
    Se dirijan, o no; porque no hay sitio
    En que los cuerpos una vez llegados
    Pierdan su pesadez, y se detengan;
    El vacío a los cuerpos dará paso;
    Así lo exige su naturaleza:
    No impedirá la desunión del todo 1360
    Este deseo que los lleva al centro.
    .También además fingen que hacia el centro
    No es común la tendencia a todo cuerpo;
    Los que de tierra o agua se componen
    Se dirigen a él, como los mares,
    Y las que salen de soberbios montes
    Y lo que encierra en sí cuerpo terrestre:
    Pero del aire las sutiles auras
    Y las llamas ligeras se retiran
    Del centro: que por eso centellea 1370
    Todo el éter con fuegos y se nutre
    Del Sol la antorcha en azulado cielo;
    Porque el calor del centro fugitivo
    Recoge allí sus fuegos (no pudieran
    Los animales sustentar la tierra
    Ni del árbol las ramas hojecieran
    Si el jugo alimenticio no les diese
    Colocan más allá de las estrellas
    El firmamento, para que los fuegos
    Del cielo, libres, y del centro huyendo 1380
    A la manera de voraces llamas,
    No traspasen los límites del mundo
    Y desordenen la naturaleza,
    Ni el cielo se desplome con sus rayos,
    Ni se abra la tierra de repente
    Debajo de los pies, y nuestros cuerpos
    Caigan en el abismo sepultados,
    Descompuestos, envueltos en ruinas
    De tierra y cielo; así que en un instante
    Más que soledad vasta no quedara, 1390
    Y principios sin fuerza: en cualquier parte
    Que empieces, pues, a disolver los cuerpos
    Te hallarás una puerta siempre franca
    De destrucción, por donde la materia
    Amontonada escapará volando.
    .Si estos conocimientos que te ofrece
    Mi humilde musa, hubieres comprendido,
    Porque con una cosa otra se ilustra,
    No te robará el paso obscura noche
    Sin que penetres los secretos hondos 1400
    De la naturaleza: de este modo
    Unas verdades esclarecen otras. 1402





    (Fin Libro I)




    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 14.04.21 3:53

    .



    Libro II


    .Revolviendo los vientos las llanuras 1
    Del mar, es deleitable desde tierra
    Contemplar el trabajo grande de otro;
    No porque dé contento y alegría
    Ver a otro trabajado, mas es grato
    Considerar los males que no tienes:
    Suave también es sin riesgo tuyo
    Mirar grandes ejércitos de guerra
    En batalla ordenados por los campos:
    Pero nada hay más grato que ser dueño 10
    De los templos excelsos guarnecidos
    Por el saber tranquilo de los sabios,
    Desde do puedas distinguir a otros
    Y ver cómo confusos se extravían
    Y buscan el camino de la vida
    Vagabundos, debaten por nobleza,
    Se disputan la palma del ingenio,
    Y de noche y de día no sosiegan
    Por oro amontonar y ser tiranos.
    ¡Oh míseros humanos pensamientos! 20
    ¡Oh pechos ciegos! ¡Entre qué tinieblas
    Y a qué peligros exponéis la vida;
    Tan rápida, tan tenue! ¿Por ventura
    No oís el grito de naturaleza,
    Que alejando del cuerpo los dolores,
    De grata sensación el alma cerca,
    Librándola de miedo y de cuidado?
    .Vemos cuán pocas cosas son precisas
    Para ahuyentar del cuerpo los dolores,
    Y bañarle en delicias abundantes, 30
    Que la naturaleza economiza.
    Si no se ven magníficas estatuas,
    De cuyas diestras juveniles cuelguen
    Lámparas encendidas por las salas
    Que nocturnos banquetes iluminan,
    Ni el palacio con plata resplandece,
    Ni reluce con oro, ni retumba
    El artesón dorado con las liras;
    Se desquitan, no obstante, allá tendidos
    En tierna grama, cerca de un arroyo, 40
    De algún árbol copudo sombreados,
    A cuyo pie disfrutan los placeres
    Que cuestan poco; señaladamente
    Si el tiempo ríe y primavera esparce
    Flores en la verdura de los campos:
    Maligna fiebre no saldrá del cuerpo
    Si en púrpura y bordados te revuelves
    Con más celeridad que si encamares
    Entre plebeyas mantas y sayales.
    Porque si la fortuna, el nacimiento, 50
    El esplendor del trono hacer no pueden
    A nuestro cuerpo bienaventurado,
    Presumimos que al ánimo tampoco;
    Si no es que acaso cuando tus legiones
    Veas que hierven por los anchos valles
    En simulacro y ademán de guerra;
    Cuando veas que el mar tus velas cubren,
    Y que le hacen gemir por todas partes,
    Te figures con esto que aterrada
    La superstición huye con espanto 60
    Del ánimo, y el miedo de la muerte
    Deja entonces el pecho descuidado.
    .Pues si vemos que son ridiculeces
    Y vanidades estas cosas todas;
    Y a la verdad los miedos de los hombres
    Y los cuidados que les van siguiendo
    No temen el estruendo de las armas
    Si las crueles lanzas; audazmente
    Se sientan con los reyes y señores:
    Ni sus fulgentes púrpuras respetan, 70
    Ni sus diademas de oro; único fruto
    De la ignorancia dudarás que es todo,
    Nuestra vida en tinieblas sepultada.
    .Así como los niños temerosos
    Se recelan de todo por la noche,
    Así nosotros, tímidos de día
    Nos asustamos de lo mismo a veces
    Que despavorir suele a los muchachos:
    Preciso es que nosotros desterremos
    Estas tinieblas y estos sobresaltos, 80
    No con los rayos de la luz del día,
    Sino pensando en la naturaleza.
    .Sígueme siempre tú, y escucha ahora
    Cuál es el movimiento con que engendran
    Y a los cuerpos destruyen los principios
    De la materia, y cuál es el impulso
    Y cuál la rapidez que hace que vuelen
    Por el espacio inmenso sin descanso.
    .Porque seguramente la materia
    No es una masa inmóvil, pues que vemos 90
    Disminuirse un cuerpo, y de continuo
    Manando, se consumen a la larga
    Y el tiempo nos los roba de la vista;
    Se conserva sin pérdidas la suma:
    Empobreciendo un cuerpo, los principios
    Van a enriquecer otro, y envejecen
    Los unos para que otros reflorezcan;
    Ni en un sitio se paran; de este modo
    El universo se renueva siempre,
    Y se prestan la vida los mortales; 100
    Crecen unas especies y se acaban:
    Y en poco tiempo las generaciones
    Se mudan y la antorcha de la vida
    Cual ágiles cursores se transmiten.
    .Si piensas tú que los principios pueden
    Cesar, y que cesando engendran nuevos
    Impulsos, la verdad de ti se aleja:
    Pues movidos en medio del vacío
    Los principios, es fuerza que obedezcan
    O a su gravedad misma, o al impulso 110
    Quizá de causa externa; desde arriba
    Precipitados, pues, encuentran otros,
    Que a un lado los apartan de repente;
    No es maravilla, porque son pesados,
    Durísimos y sólidos, y nada
    Les pone estorbo alguno por su espalda.
    .Y para que del todo te convenzas
    De que generalmente los principios
    Están en movimiento, ten presente
    No darse lugar ínfimo en el todo, 120
    Donde se paren los primeros cuerpos,
    Porque inmenso, infinito es el espacio.
    .No reposan jamás en el vacío
    Los principios: por su naturaleza
    En movimiento siempre variado
    Unos a gran distancia son lanzados,
    Otros se apartan menos, y se enlazan
    En el choque. Si es breve su distancia,
    Y se repelen poco, y su tejido
    Se liga íntimamente, constituyen 130
    Las rocas solidísimas, y el hierro,
    Y una corta porción de otras substancias
    De esta naturaleza: si, al contrario,
    El choque los rechaza y los dispersa,
    Y los hace vagar por el espacio,
    En largos intervalos, nos ofrecen
    Del Sol la luz brillante y aire raso.
    .Y vagan además por el vacío
    Muchos que están privados de juntarse,
    O que jamás pudieron agregados 140
    Entrar en el concorde movimiento;
    De lo cual una imagen y figura
    Continuamente hiere nuestros ojos,
    Cuando del Sol los rayos se insinúan
    De través por las piezas tenebrosas.
    Si reparas, veras cómo se agitan
    Átomos infinitos de mil modos
    Por el vacío en el luciente rayo:
    Y en escuadrones, en combate eterno
    Se dan crudas batallas y peleas, 150
    Y no paran jamás: ya se dividen,
    Y ya continuamente se repliegan.
    De aquí puedes sacar que en el vacío
    Eternamente los principios giran:
    Un efecto vulgar puede servirnos
    De modelo y de guía en cosas grandes.
    .En los rayos del Sol rápidamente
    Movidos estos cuerpos, fijar deben
    Nuestra atención, pues su girar eterno
    Prueba un choque secreto y clandestino 160
    De los átomos: muchos se extravían,
    Como verás, a un golpe imperceptible;
    Retroceden, y aquí y allí se lanzan
    En toda dirección por todas partes:
    Los principios se mueven por sí mismos
    Y dan el movimiento a aquellos cuerpos
    Que se componen de una masa fina
    Y análoga a sus débiles esfuerzos;
    Los últimos atacan a los cuerpos
    Un poco más groseros; de este modo 170
    De los principios nace el movimiento,
    Y llega a los sentidos de seguida,
    Hasta que los corpúsculos se mueven
    Que en los rayos del Sol vemos nosotros,
    Sin que podamos ver quién los agita.
    .Y la movilidad que la materia
    Comunica a los cuerpos, oye, ¡oh Memmio!
    Cuán asombrosa es: cuando derrama
    Primeramente nueva luz la aurora
    Por las tierras, y cuando revolando 180
    En bosques retirados varias aves
    Llenan la soledad y el aire tierno
    De voces armoniosas, ¡cuán de pronto
    El sol nacido suele en este tiempo,
    Esparciendo sus rayos abundantes,
    Adornar con su luz naturaleza!
    Todos lo vemos y nos es muy claro:
    No obstante, estos corpúsculos lucientes
    Que el Sol nos manda, por vacío espacio
    No atraviesan; su marcha se retarda 190
    Dividiendo los fluidos del aire:
    Y como no son átomos aislados,
    Sino especie de masas y hacecillos,
    Encuentran en sí mismos y por fuera
    Causas que los detengan en su marcha.
    Al contrario, son sólidos y simples
    Los átomos que cruzan el vacío
    Sin peligro de obstáculos externos.
    Forman ellos un solo y mismo todo,
    Y juntando el esfuerzo de sus partes 200
    Hacia el único blanco de su impulso,
    Deben aventajar en ligereza,
    Y con mayor presteza ser movidos,
    Que los rayos del Sol, y en igual tiempo
    Deben correr mucho mayor espacio
    Que cuando el Sol se lanza por el cielo.
    Pues nadie supondrá que los principios
    Pudieran por sí mismos detenerse
    Ni entre sí calcular el movimiento
    Y concertar un plan perfecto y sabio. 210





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 15.04.21 2:22

    .



    .En vano algunos necios imaginan
    Que sin la ciencia y numen de los dioses,
    Tantos efectos producir no puede
    La materia arreglados y precisos,
    Ni las vicisitudes de estaciones
    Y los varios productos de la tierra:
    Ni el suave impulso del amor que mueve
    Por medio del deleite a los mortales,
    Ni el divino placer que da la vida,
    Y a propagar les lleva las especies 220
    Porque el género humano no se extinga.
    Fingen ellos ser obra de los dioses
    Y producción divina todo esto:
    Muy engañados van en su sistema.
    Aunque ignoraran la naturaleza
    De los principios, sin embargo, osara
    Con la vista del cielo comprobarte
    Y con otros fenómenos que el mundo
    No ha sido por los dioses fabricado,
    Pues es tan deficiente e imperfecto; 230
    Yo te lo aclararé más adelante:
    Explicaremos al presente, Memmio,
    Lo que resta decir del movimiento.
    .Presumo ya ser tiempo de probarte
    Que no puede subir con fuerza propia
    Ningún cuerpo hacia arriba: no te engañen
    Las llamas, pues que suben aumentadas;
    Y los frutos hermosos de los campos
    Y los árboles crecen hacia arriba,
    Cuanto pueden hacer los cuerpos graves 240
    Por dirigirse abajo. No de suyo,
    Por una fuerza externa sí, los fuegos
    Saltan a las techumbres de las casas
    Y devoran las vigas y tirantes
    Rápidamente; como nuestra sangre,
    Saliendo de las venas, salta lejos
    Y de púrpura un chorro al aire esparce
    ¿No ves también con cuanta fuerza el agua
    Despide los maderos y las vigas?
    Pues aunque muchos y robustos brazos 250
    Por hundirlos derechos se revienten,
    El agua con más ímpetu los echa,
    Y hacia arriba los lanza, y por de fuera
    La mayor parte asoma y sobresale;
    No dudamos que todos estos cuerpos
    Bajan por el vacío cuanto pueden.
    Así también deben subir las llamas
    Por una fuerza extraña, aunque su peso
    Las haga que desciendan cuanto pueden.
    ¿No ves que los nocturnos meteoros 260
    Largos surcos de fuego van trazando
    Hacia cualquiera parte do les abre
    Naturaleza misma algún sendero?
    ¿Qué estrellas y luceros caen en tierra?
    El mismo Sol desde los altos cielos
    Derrama su calor por todas partes,
    Y sus rayos esparce por los campos:
    Luego abajo se inclinan sus ardores.
    Por medio de las nubes vuela el rayo;
    Con ímpetu se arroja desprendido 270
    Unas veces aquí, y acullá otras;
    Y el rayo sin cesar hiere la tierra.
    .Y has de entender también, ínclito Memmio,
    Que aun cuando en el vacío se dirijan
    Perpendicularmente los principios
    Hacia abajo, no obstante, se desvían
    De línea recta en indeterminados
    Tiempos y espacios; pero son tan leves
    Estas declinaciones, que no deben
    Apellidarse casi de este modo. 280
    .Pues si no declinaran los principios,
    En el vacío, paralelamente,
    Cayeran como gotas de la lluvia;
    Si no tuvieran su reencuentro y choque,
    Nada criara la naturaleza.
    .Y si alguno creyere por ventura
    Que los cuerpos más graves, cuanto tienen
    Mayor velocidad de movimiento,
    Tanto mejor en línea recta pueden
    Caer sobre los cuerpos más ligeros, 290
    Y engendrar con su choque movimientos
    Creadores de seres, se extravía
    De todos los principios racionales.
    Es verdad que en el aire o en el agua
    Aceleran los cuerpos su caída
    Según su pesadez, porque las aguas
    Y el fluido del aire a todo cuerpo
    No pueden resistir del mismo modo;
    Ceden más fácilmente a los más graves,
    Mas no sucede así con el vacío; 300
    Ninguna resistencia opone al cuerpo;
    A todos igualmente les da paso:
    Por lo que los principios, desiguales
    En sus masas, moverse en el vacío
    Deberán todos con igual presteza.
    No pueden, pues, los cuerpos más pesados
    Caer encima de los más ligeros,
    Ni por sí engendrar choques que varíen
    Sus movimientos, para que por ellos
    Forme los seres la naturaleza. 310
    .Por lo cual, yo repito ser preciso
    Que declinen los átomos un poco,
    Para que no parezca introducimos
    Movimientos oblicuos, que reprueba
    La razón verdadera; es evidente,
    Y ven los ojos, que los cuerpos graves
    Seguir no pueden dirección oblicua
    En su caída; pero ¿qué ojo agudo
    Verá que no se apartan de la recta?
    .En fin, si siempre todo movimiento 320
    Se encadena y en orden necesario
    Hace siempre que nazcan unos de otros;
    Si la declinación de los principios
    Un movimiento nuevo no produce
    Que rompa la cadena de los hados,
    De las causas motrices trastornando
    La sucesión eterna, ¿de do viene
    El que los animales todos gocen
    De aquesta libertad? ¿De dónde digo,
    Esta voluntad nace que arrancada, 330
    A los hados nos mueve presurosa
    Do el deleite conduce a cada uno?
    Además de que nuestros movimientos
    Ni a tiempos ni a lugares se sujetan
    Determinadamente; su principio
    Es nuestra voluntad; de allí se extienden
    Por los miembros. ¿No ves que en el momento
    Que se abre la barrera, los caballos,
    Ansiosos de volar en la carrera,
    No lo pueden hacer tan prontamente 340
    Como su ardiente espíritu codicia?
    Las moléculas todas esparcidas
    Por los miembros es fuerza que se junten
    Y se agiten por todo nuestro cuerpo,
    Si han de seguir del alma los deseos.
    Ya ves que el movimiento su principio
    Tiene en el corazón, y que procede
    De la voluntad misma: de aquí gira
    Por todo el cuerpo y miembros ciertamente.
    .No sucede lo mismo cuando andamos 350
    Impelidos de alguna fuerza extraña
    Y superior; que entonces nuestra masa
    Es arrastrada contra nuestro gusto,
    Hasta que por los miembros reprimiere
    La voluntad extraños movimientos.
    Ya ves también, que aunque una fuerza extraña
    Obligue a andar a muchos mal su grado;
    En nuestro pecho, sin embargo, queda
    Un poder que combate y hace frente,
    A cuyo arbitrio muda la materia 360
    De dirección, sus ímpetus refrena,
    Y la hace que por fuerza retroceda.
    .Esta verdad te obliga a que confieses
    En los principios diferente causa
    De pesadez y choque: de ésta nace
    La libertad, porque nosotros vemos
    Que nada puede hacerse de la nada.
    La pesadez impide ciertamente
    Que todo movimiento sea efecto
    Como de fuerza extraña: mas si el alma 370
    En todas sus acciones no es movida
    Por interior necesidad, y si ella
    Como vencida llega a ser substancia
    Meramente pasiva, esto es efecto
    De declinar los átomos un poco
    Ni en tiempo cierto, ni en lugar preciso.
    .Jamás la suma de los elementos
    Más densa fue o más rara que al presente,
    Pues ni se aumenta ni se disminuye:
    Por lo que el movimiento que ahora tienen, 380
    En los pasados siglos le tuvieron,
    Y siempre le tendrán en adelante:
    Y los cuerpos que suelen producirse,
    Producidos serán del mismo modo,
    Y existirán y crecerán robustos,
    Y tendrán cualidades convenientes
    A su naturaleza. Es imposible
    Que a la suma trastorne fuerza alguna,
    Ni se da puerta por la cual se huyan
    Y escapen de la masa los principios; 390
    Ni con incursión súbita en el todo
    Penetrar pueden átomos extraños,
    Que, trastornando la naturaleza,
    Todos los movimientos extravíen.
    .No es de maravillar que los principios
    Estando en continuado movimiento,
    Parezca estarse quieto el Universo,
    A excepción de los cuerpos que le tienen
    De suyo propio; pues sentidos nuestros
    No pueden percibir los elementos; 400
    Por lo que si su masa es invisible,
    Debe serlo más bien su movimiento,
    Puesto que la distancia nos oculta
    La agitación de cuerpos más sensibles:
    Porque frecuentemente las ovejas
    Paciendo alegres pastos por los cerros,
    Trepan por do las llaman y convidan
    Las frescas hierbas, quo el rocío esmalta,
    Mientras que los corderos hartos juegan
    Y topan blandamente; lo cual todo 410
    Vemos confusamente desde lejos:
    Parece la verdura del collado
    Contrastar la blancura del ganado.
    Y cuando desplegadas las legiones,
    Numerosas también, cubren los llanos
    Haciendo simulacros de batallas,
    Y en torno dan carreras los corceles,
    Y sacudiendo con esfuerzo y brío
    Traspasan de repente inmensos campos;
    El brillo de las armas sube al cielo, 420
    Reluce con el bronce todo el suelo,
    Y resuena la tierra con los pasos
    De soldados valientes, y los montes,
    Heridos del clamor, lanzan los gritos
    Las estrellas: sin embargo, inmóvil
    Parece estar aquella muchedumbre
    Mirada de la cumbre de algún monte,
    Y ser el brillo propio de la tierra.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 16.04.21 3:39

    .



    .Ora procede que tu mente indague
    Las cualidades de los elementos, 430
    Cuán diferentes sean en sus formas
    Y cuál la variedad de sus figuras:
    No porque haya un gran número que sea
    De formas diferentes; mas los seres
    Que ellos componen nunca se asemejan:
    Tampoco esto es extraño, pues he dicho
    Ser su número inmenso, ilimitado;
    No deben, pues, tener las mismas formas
    Exactamente con igual contorno.
    .Considera además la raza humana 440
    Y mudos nadadores escamosos,
    Y los hermosos árboles, y fieras,
    Y variedad de aves que frecuentan
    Los sitios deleitosos de las aguas,
    Las riberas y fuentes y lagunas,
    Y las que corren bosques solitarios
    Con raudo vuelo; en general compara
    Los individuos de cualquier especie,
    Y encontrarás en ellos diferencia:
    El hijo no podría de otro modo 450
    Conocer a la madre, ni ésta al hijo;
    Vemos que se conocen mutuamente,
    Como el hombre conoce sus hijuelos.
    .Porque frecuentemente degollado
    En los hermosos templos de los dioses
    Cae el becerro al lado de las aras
    Turicremas, brotando de su pecho
    La sangre un río ardiente: deshijada
    La madre, empero, aquí y allí corriendo
    Por verdes bosques, va estampando en tierra 460
    Las hendidas pezuñas, registrando
    Con ojo ansioso todos los parajes,
    Por si en alguno a su perdido hijo
    Puede topar; parándose a menudo,
    Llena de quejas el frondoso bosque
    Y el establo revee continuamente,
    Clavada con la pérdida del hijo.
    Ni las hierbas lozanas con rocío,
    Ni tiernos sauces, ni la orilla amena
    De ríos espaciosos la deleitan, 470
    Ni la infunden olvido de su pena:
    Ni por risueños pastos el aspecto
    De los demás becerros a otra parte
    La distraen y la alivian del cuidado:
    ¡Tan propio y conocido es lo que busca!
    Conocen además los tiernos chotos
    Con voz temblosa a las cornudas madres
    Y balantes corderos topadores:
    Y así, guiados por naturaleza,
    A mamar corren las lecheras ubres. 480
    .Por fin, el trigo, aunque parece el mismo,
    Alguna diferencia hay en sus formas;
    Del mismo modo, vemos que las conchas
    Hermosean el seno de la tierra
    Por donde el mar la embebedora arena
    De corva playa alisa con las ondas
    Suaves. Luego deben los principios
    Andar bajo de formas diferentes
    En el vacío por naturaleza,
    Puesto que ellos no han sido fabricados 490
    Por el arte con formas peculiares.
    .Ya nos es fácil explicar la causa
    De insinuarse mejor fulmíneo fuego
    Que el nuestro producido de las teas:
    Porque puedes decir que se componen
    Los fuegos celestiales de los rayos
    De átomos más sutiles, que se cuelan
    Por poros que no puede entrar el fuego
    Que hacemos, de las leñas y las teas.
    .¿Por qué, en fin, a la luz da paso el cuerno 500
    Y se la niega al agua? ¿No se forma
    La luz, acaso, de átomos más finos
    Que los que forman a las aguas bellas?
    Se cuela en un instante por el filtro
    El vino, y el aceite gota a gota;
    Porque éste se compone de principios
    Más densos, más unidos y enlazados,
    Con tanta prontitud no se separa,
    Pasando lentamente por el filtro.
    .La miel y leche deliciosamente 510
    Por otra parte el paladar recrean;
    Pero el amargo ajenjo y la centaura
    Silvestre punzan con sabor ingrato:
    De modo que conoces fácilmente
    Que son lisos y esféricos los cuerpos
    Que nos causan sabores agradables;
    Que la amargura y aspereza nacen
    Del conjunto de átomos torcidos
    Que, fuertemente unidos, acostumbran
    Abrirse paso al paladar, rompiendo 520
    Los órganos del gusto con su entrada.
    .El placer y el dolor, últimamente,
    Que los cuerpos excitan en nosotros
    Nacen de la figura diferente
    De sus principios; ni el rechino ingrato
    De la estridente sierra te figures
    Que elementos le engendran y producen
    Tan finos como son las consonancias
    De cítara armoniosa, que despiertan
    Los dedos de los músicos expertos. 530
    .Tampoco debes dar la misma forma
    A los átomos fétidos que vienen
    De un cadáver quemado, a los que exhalan
    En el teatro aromas de Cilicia,
    Y los olores del pancreo, ungüento
    Que embalsama los templos de los dioses.
    .Ni los bellos colores se componen
    De los mismos principios, si recrean
    La vista, o si la punzan de manera
    Que nos hacen llorar, o la torcemos, 540
    Por ser horribles y de hedionda forma:
    Luego todos los cuerpos que recrean
    Y halagan los sentidos son formados
    De los átomos finos; y al contrario,
    Los cuerpos que son ásperos, molestos,
    De elementos más rudos o imperfectos.
    .Hay principios también que no son lisos
    Perfectamente, ni del todo corvos,
    Sino erizados de salientes puntas
    Que regalar más bien que dañar pueden 550
    Los sentidos: se cuenta en esta clase
    La fécula y la ínola gustosa.
    .Y últimamente, las ardientes llamas
    Y los hielos de invierno a los sentidos
    Punzan con aguijones diferentes;
    Esta verdad el tacto nos demuestra:
    El tacto, el tacto, sí: ¡deidades santas!
    Del cuerpo este sentido se declara,
    Ya cuando se insinúa un cuerpo extraño,
    Ya cuando nos molesta causa externa: 560
    Cuando recrea Venus enviando
    Semilla creadora, o cuando el choque
    Nos inquieta turbando la armonía,
    Y confunde el sentido; como puedes
    Hacer tú la experiencia, si una parte
    Hirieres de tu cuerpo con la mano:
    Luego las diferentes impresiones
    De los objetos deben explicarse
    Por las distintas formas de los átomos.
    .Deben los cuerpos duros y compactos 570
    Tener unos principios más corvados,
    Más unidos, ramosos y enlazados,
    Cuales son, entre otros, los diamantes,
    Que se burlan de golpes repetidos,
    El duro pedernal y el fuerte hierro,
    Y bronces rechinantes de los quicios.
    .Empero aquellos líquidos formados
    De cuerpo fluido deben componerse
    De partes alisadas y redondas,
    Puesto que no pudiendo entrelazarse 580
    Glóbulos de esta clase, también ruedan
    En un plano inclinado fácilmente.
    .Los fluidos que ves en un instante
    Disiparse fugaces como el humo,
    Las nieblas y las llamas, no se forman
    De lisos y redondos elementos,
    Puesto que el cuerpo hieren y se punzan,
    Y penetrando los peñascos, deben
    Agudos ser, no corvos sus principios,
    Y les daremos puntas más que ganchos. 590
    .No debes admirarte cuando veas
    Cuerpos a un tiempo fluidos y amargos,
    Como el agua del mar, pues se componen
    De unos átomos lisos y redondos
    Los fluidos, mezclándose con ellos
    Punzantes elementos, causadores
    De dolor: sin embargo, no es preciso
    Sujetarlos por medio de corchetes;
    Basta que sean redondos y escabrosos,
    Que a un mismo tiempo hacia adelante pueden 600
    Rodar y causar daño a los sentidos.
    .Para que te convenzas de la mezcla
    De los principios lisos y angulosos,
    Que causan la amargura de Neptuno,
    Contemplemos sus partes separadas:
    Filtrándose en el seno de la tierra,
    Endúlzanse las aguas, y se cuelan
    En depósitos dulces: sus principios
    De mayor aspereza se detienen
    En los conductos por donde han pasado. 610





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 17.04.21 3:47

    .



    .A esta verdad juntemos también otra
    Que está unida con ella y lo comprueba:
    Y es, que son limitadas las figuras
    De los principios; sin lo cual debieran
    Los átomos tener una grandeza
    Ilimitada, pues tan chicos cuerpos
    Pueden variar poco sus figuras:
    Tú debes contemplarlos divididos
    En tres, o bien en más mínimas partes:
    Tal vez cuando las hayas colocado 620
    De cuantos modos puedas de alto a bajo,
    Pasa las de la izquierda a la derecha;
    Cuando, por fin, hubieres acabado
    De combinar del modo que gustares,
    Si variar quisieres las figuras,
    Es preciso que añadas partes nuevas
    Y otras del mismo modo al infinito.
    Las formas de los átomos no puedes
    Multiplicar sin que el volumen crezca,
    Ni atribuirles formas infinitas 630
    Sin que les des grandeza ilimitada:
    Todo lo cual probé ser imposible.
    .Ya las telas riquísimas de Oriente,
    La púrpura brillante Melibea
    Teñida con las conchas de Thesalia,
    Y el pomposo espectáculo que ofrece,
    De los pavones la risueña gracia,
    Sobrepujados luego se rindieran
    Al fulgor de más vívidos colores;
    Y el olor de la mirra fastidiara, 640
    Y el sabor de la miel, y el armonioso
    Cisne, y de Febo los divinos cantos,
    Con infame silencio callarían,
    Pues sin interrupción se sucedieran
    Las sensaciones mucho más gustosas.
    Y en las desagradables cualidades
    Llegáramos también al infinito:
    Porque los ojos, la nariz y oídos
    Y el gusto siempre sensación ingrata
    Tendrían que sufrir; mas los efectos 650
    Siendo contrarios, y teniendo el todo
    Límites ciertos por entrambos lados,
    Es preciso confieses las figuras
    De los átomos ser también finitas.
    .Por último; hay distancia limitada
    Desde el calor hasta los hielos fríos,
    Del invierno, y así reciprocando,
    Frío y calor ocupan los extremos;
    Por grados llena en medio la tibieza
    El intervalo que hay; es limitada 660
    La cualidad sensible de los cuerpos,
    Pues que por ambas partes los limitan,
    De aquí el fuego, de allí el rígido hielo.
    .Siendo, pues, limitadas las figuras
    De los átomos, debe ser su copia
    En cada clase de ellas infinita:
    Lo inferimos así forzosamente,
    porque sin ello fuera la materia,
    Contra lo que probamos, limitada.
    .Prosigamos ahora declarando 670
    En pocos versos, y con dulce estilo,
    Cómo el gran todo a conservar alcanza
    De átomos la infinita muchedumbre
    Por tan continuos choques agitada.
    .Si ves unas especies reducidas,
    Y observas tú que la Naturaleza
    Es en su producción menos fecunda;
    En otras tierras y en remotos climas
    Ellas las multiplica y las completa:
    Tal es aquel cuadrúpedo disforme, 680
    El elefante, armado con su trompa,
    De cuya inmensa copia la India forma
    Trincheras de marfil impenetrables:
    Cuadrúpedos que apenas conocemos.
    Si por acaso en la Naturaleza
    Ha habido un solo cuerpo que no tuvo
    Igual en todo el mundo; mas no siendo
    Infinitos los átomos, no puede
    Existir ni crecer ni alimentarse
    El cuerpo que esos átomos formaron. 690
    .Supongamos dispersos en la suma
    De un cuerpo los principios limitados:
    ¿De qué modo podrán ellos juntarse
    En un piélago vasto de materia?
    ¿Con qué fuerza, en qué sitio, de qué modo
    En tanta confusión podrán unirse?
    No tienen medio alguno de enlazarse.
    Pero como después de un gran naufragio
    Lejos suele arrojar el mar los barcos,
    La proa, las entenas, gobernalles 700
    Y mástiles nadantes, y las jarcias
    Flotando por las costas de las tierras,
    Porque vean y aprendan los mortales
    Esta lección terrible, y huir quieran
    Las insidias y fuerzas y el engaño
    De la pérfida mar, y no la crean
    Cuando con engañosa calma ríe;
    Si concibes así los elementos
    Con número finito y limitado,
    Del mismo modo nadarán dispersos 710
    Por su misma materia rebatidos
    Eternamente, sin jamás unirse:
    Mas si acaso un momento se enlazasen,
    Esta unión no podrá llegar a colmo
    Y crecimiento; mas diariamente
    Vemos las formaciones y progresos
    De todo cuerpo: luego los principios
    Vemos con claridad ser infinitos,
    Pues que conservan las especies todas.
    .Así los movimientos destructores 720
    No pueden destruir perfectamente,
    Ni acabar para siempre con los cuerpos;
    Así los movimientos creadores
    No pueden darles duración eterna:
    Desde la eternidad viven en lucha
    Con el mismo poder ambos principios:
    Victorias y derrotas continuadas
    De unos y otros alternan; juntos andan
    La muerte y el vagido que levantan
    Los niños cuando ven la luz hermosa: 730
    Ni tras el día se siguió la noche,
    Ni tras la noche aurora, sin que oyesen
    Vagidos lastimosos confundidos
    Con llantos compañeros de la muerte,
    Y secuaces de tristes funerales.
    .Conviene que con rasgos indelebles
    Este principio en la memoria grabes:
    No haber un solo cuerpo conocido
    En su propia interior naturaleza
    Que de una especie sola de principios 740
    Se forme; ni ninguno que no conste
    De mezcla de principios; cuanto un cuerpo
    Tiene más propiedades, más difieren
    En número y figura sus principios.
    .Porque primero abraza en sí la tierra
    Los elementos de los grandes ríos,
    Que el mar inmenso sin cesar renuevan.
    Tiene también los fuegos subterráneos,
    Que la abrasan a veces encendidos:
    Y el ímpetu del Etna se enfurece 750
    Con vivas llamas: tiene las semillas
    Con que pueda criar la raza humana,
    Y árboles ledos y lucientes frutos:
    Blandas hojas también, y alegres pastos
    Encierra en sí, que de alimento sirvan
    A las fieras que habitan las montañas.
    .Razón por qué ella sola fue llamada
    La gran madre de dioses y animales,
    Criadora también de nuestro cuerpo:
    Los antiguos poetas doctos griegos 760
    La cantaron subida sobre un carro,
    Dos leones uncidos agitando;
    Dándonos a entender que en el espacio
    La tierra suspendida, no podía
    Tener más firme base que a sí misma:
    Y las fieras al yugo sujetaron,
    Porque los beneficios de los padres
    Deben triunfar aun de los fieros hijos;
    De corona mural la rodearon,
    Porque de plazas fuertes y ciudades 770
    Toda la redondez está cubierta:
    Y al presente ciñendo esta diadema,
    Con terror de los pueblos paseada
    La imagen es de la divina madre:
    Varias gentes la llaman madre Idea,
    Conforme a los antiguos sacrificios,
    Y en su séquito van catervas frigias,
    Porque dicen que allí la agricultura
    Tuvo su origen y de allí triunfante
    Se extendió por el orbe; son castrados 780
    Los sacrificadores, porque quieren
    Significar que deben ser tenidos
    Por indignos de dar a la luz bella
    Unos vivos retratos de sí mismos
    Aquéllos que faltaren al respeto
    De sus padres, modelos de la diosa,
    Y los que ingratos con sus padres fueren.
    En sus manos resuenan los tambores
    Estrepitosos, y los retumbantes
    Címbalos, y amenazan las trompetas 790
    Con un sonido ronco, y estimula
    La flauta en tono frigio los furores;
    Y empuñan lanzas, de la muerte indicios,
    Para llenar de espanto a los ingratos
    Y a los pechos impíos con la diosa.
    .Por lo que en tanto que la estatua muda
    En las grandes ciudades paseada
    Ofrece a los mortales en secreto
    El rico manantial de sus favores,
    Arrojan al momento por las calles 800
    Riquezas y dinero a manos llenas;
    Llueven flores y rosas, sombreando
    A la madre y brillante comitiva.
    .Un batallón armado, que los griegos
    Llaman Curetas frigios, retozando
    Con pesadas cadenas se sacuden:
    Y bailan al compás, y alegres miran
    La sangre que les corre, y agitando
    Con furor los terríficos penachos
    De sus cabezas, traen a la memoria 810
    Los Curetas dicteos, que ocultaron
    En Creta aquel vagido, según dicen,
    De Jove un tiempo, mientras que giraban
    En leve danza, armados los infantes
    En torno al niño, y a compás herían
    El bronce estrepitoso por el miedo
    De que Saturno no le devorase
    Con su diente cruel, y eternamente
    Hiriese el tierno pecho de la madre:
    Por eso la acompaña gente armada; 820
    Cual si quisiera predicar la Diosa
    Que con las armas y el valor defiendan
    Los hombres a su patria, y sean a un tiempo
    El amparo y la gloria de sus padres.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 18.04.21 3:43

    .



    .Esta ficción tan bella y tan galana
    La razón verdadera la reprueba;
    Pues la naturaleza de los dioses
    Debe gozar por sí con paz profunda
    De la inmortalidad: de los sucesos
    Humanos apartados y distantes; 830
    Sin dolor, sin peligro, enriquecidos
    Por sí mismos, en nada dependientes
    De nosotros: ni acciones virtuosas
    Ni el enojo y la cólera los mueven.
    .Ciertamente la tierra en todo tiempo
    Carece de sentido, y ella misma
    Debe las producciones que tenemos
    De átomos a la varia muchedumbre
    Que en su seno contiene. Mas si alguno
    Quiere más que se llame al mar Neptuno 840
    Y a las mieses poner nombre de Ceres,
    Y si el nombre de Baco prefiriere
    A aquel vocablo propio que tenemos,
    Concedamos también llamar la tierra
    Con el nombre de madre de los dioses,
    Aunque tal madre fabulosa sea.
    .Así, por lo común apacentados
    En unos mismos prados grey lanuda,
    La prole belicosa del caballo
    Y ganados cornudos, bajo un clima, 850
    Y su sed apagando el mismo río,
    Son, no obstante, diversas sus especies,
    Y la naturaleza de sus padres
    Conservan, imitando sus costumbres:
    Tanta es la diferencia de las hierbas,
    Tan grande la del agua de los ríos.
    .Además, que los huesos, sangre, venas,
    El calor, la humedad, nervios, entrañas,
    Todo animal componen; y diversas
    Entre sí son tan sólo estas substancias 860
    Por la diversidad de sus principios.
    .Los cuerpos combustibles a lo menos
    Contienen los principios de la llama,
    De la luz, de las chispas y ceniza,
    Y del humo. Tu mente si escudriña
    Los cuerpos todos, todas las substancias,
    Encontrará que envuelven las semillas
    De muchas cosas, y figuras varias.
    .Ves, en fin, que gran número de cuerpos
    Son a la vez del gusto y del olfato 870
    Percibidos: cual suelen en los templos
    Expiatorias víctimas que inmola
    El criminal ansiado a las deidades.
    .Luego los elementos de los cuerpos
    Difieren entre sí; pues los olores
    Penetran en los órganos por donde
    No penetra el sabor del alimento.
    Y el gusto y el sabor de los manjares
    Por vías muy distintas se introducen:
    Nacen de las figuras diferentes 880
    De los principios estas cualidades;
    Pues que se juntan diferentes formas
    En un solo montón y su tejido,
    De principios mezclados conste el cuerpo.
    .Y aunque también en estos versos míos
    Observes que las mismas letras vienen
    En la composición de muchos nombres,
    Es forzoso, no obstante, reconozcas
    La diferencia que hay entre las letras
    De versos y palabras; pues que tienen 890
    Muchas letras comunes, y a las veces
    Los componen los mismos elementos,
    Mas la totalidad no es resultado
    De este mismo conjunto; así los cuerpos
    En la naturaleza diferentes,
    Aun cuando tengan átomos comunes,
    Diferir pueden entre sí las masas:
    Y con razón diremos que los hombres,
    Los frutos y los árboles hermosos
    No constan de los mismos elementos. 900
    .No creamos que puede mutuamente
    Toda especie de átomos unirse;
    Pues se verían monstruos de continuo,
    Existirían hombres medio fieras,
    Y de un animal vivo nacerían
    Frondosos ramos; se unirían substancias
    Terrestres a marinas; las quimeras,
    Lanzando fuego de su horrible boca,
    Todas las producciones de la tierra
    Devastarían: mas si nada de esto 910
    Se hace claramente, pues los cuerpos,
    Formados todos de elementos fijos,
    Por una cierta fuerza creadora,
    Vemos que pueden conservar su especie
    Particular conforme van creciendo,
    Preciso es que este orden se conserve:
    Porque cada animal saca los jugos
    Que le son más análogos al cuerpo
    De todos los sustentos que le nutren,
    Y le dan movimientos convenientes: 920
    Empero las moléculas extrañas
    Que no han podido unirse, ni animarse,
    Ni consentir vitales movimientos,
    Naturaleza las arroja al suelo,
    O por una inacción se libra de ellas.
    .Mas por si acaso juzgas que a estas leyes
    Sólo los animales se sujetan,
    En toda producción verás lo mismo;
    Porque como entre sí difieran todas,
    Es necesario que sus elementos 930
    De diversas figuras se compongan:
    No porque de figuras diferentes
    Haya muchos principios; antes nunca
    Pueden enteramente parecerse
    Los individuos que resulten de ellos.
    .Y así, esta diferencia de principios
    Establece también otra forzosa
    En las distancias, choques, direcciones,
    En encuentros, uniones, movimientos:
    Por estas cualidades, no tan sólo 940
    Distinguimos los cuerpos animales,
    Antes el mar distinguen de la tierra,
    Y el cielo de la tierra diferencian.
    .Escucha los discursos indagados
    Con mi dulce trabajo: no te engañes
    Quizá creyendo que los cuerpos tienen
    El color negro, blanco, o cualquier otro,
    Por ser así también sus elementos;
    Pues ningún color tienen los principios
    Que sea semejante o diferente. 950
    .Si acaso te parece no poderse
    Concebir sin color los elementos,
    Estás muy engañado; pues los ciegos
    De nacimiento, que jamás la lumbre
    Del Sol sus ojos vieron, con el tacto
    Conocen, sin embargo, desde niños
    Los cuerpos de ningún color teñidos;
    Así también formarnos una idea
    Podemos de los cuerpos primitivos
    Sin que tengan colores. Finalmente: 960
    Cuando tocamos por nosotros mismos
    A obscuras cualquier cuerpo, no sentimos
    De qué color o tinte está teñido.
    Juntemos el discurso a la experiencia:
    Pues de todo color seguramente
    Se muda en cualquier otro, los principios
    No deben padecer estas mudanzas;
    Inmutables serán forzamente;
    A no ser que la suma se aniquile:
    Pues traspasar no puede cuerpo alguno 970
    Los límites que tiene, sin que deje
    De ser lo que antes era; por lo tanto,
    No atribuyas color a los principios;
    No sea que el gran todo se aniquile.
    .Si ha negado, además, naturaleza
    A los primeros cuerpos los colores,
    De formas diferentes los adorna
    Que producen matices variados
    De infinitas maneras. Mucho importa
    Considerar la situación y mezcla, 980
    Y aquellos movimientos respectivos
    De los átomos pueden fácilmente
    Dar la razón por qué los cuerpos mismos
    Que mostraban poco antes color negro,
    De repente le cambian en blancura
    Marmórea: cuando vientos furibundos
    Revolvieron los mares, por qué causa
    Blanquean como mármoles sus ondas:
    Puedes dar por respuesta que en un cuerpo
    Si los principios negros a la vista 990
    Se confunden, se alteran y trastruecan,
    Y huyen algunos de ellos de su puesto,
    Puede la superficie de este cuerpo
    Llenarse de blancura relumbrante;
    En vez de que si fueran azulados
    Los principios del mar, no blanquearían;
    Pues de cualquiera modo que perturbes
    Los cuerpos azulados, jamás pueden
    Blanquear como el mármol reluciente.
    Mas si el color del mar puro y sin mezcla 1000
    Resulta de elementos que contengan
    Colores diferentes, como varias
    Figuras y otras formas, se hace un todo
    Cuadrado y uniforme: convenía,
    Puesto que en el cuadrado se distinguen
    Muy diversas figuras, que se viesen
    Así en el mar como en los otros cuerpos
    Que tienen un color puro y sin mezcla,
    Colores varios y entre sí diversos.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 19.04.21 3:21

    .



    .Además, las figuras diferentes, 1010
    Nada estorban, ni impiden el que tenga
    El todo exteriormente producido
    Forma cuadrada, mas la diferencia,
    En el color elemental destruye
    La total unidad de los colores.
    .Se destruye la causa que movía
    A suponer principios colorados,
    Porque lo blanco y negro no resulta
    De blancos o de negros elementos,
    Antes bien de la mezcla diferente 1020
    De colores; puesto que la blancura
    De átomos sin color es fácil nazca
    Mejor que de lo negro o su contrario.
    .Pues si la luz produce los colores,
    Y su impresión no admiten los principios,
    El color en los átomos no cabe;
    ¿Qué color podrá haber en las tinieblas,
    Pues que en la misma luz se altera y cambia
    Conforme son heridos los objetos
    Por los oblicuos o directos rayos? 1030
    No de otro modo que el collar brillante
    De las plumas que adornan la garganta
    De las palomas a las veces luce
    Con encarnado brillo de rubíes,
    Y a veces entrevera el color verde
    De la esmeralda con azul celeste:
    Y del pavón la cola, si embestida
    Es de copiosa luz, del mismo modo,
    Según sus diferentes posiciones,
    Muda colores; luego nacen éstos 1040
    De la caída de la luz: no pueden
    Existir sin la luz, por consiguiente.
    .Afectan la pupila el color blanco,
    El negro, u otro de distinto modo.
    Nada importa saber qué color tengan
    Los cuerpos que tocamos; su figura
    Es lo más esencial: los elementos
    Necesidad no tienen de colores,
    Pero sí de figuras variadas,
    Que exciten sensaciones diferentes. 1050
    .Pero si los colores de principios
    No están sujetos a figuras ciertas,
    Y una cualquiera forma de elementos
    Recibir puede los colores todos,
    ¿Por qué los cuerpos que resultan de ellos
    No son privilegiados igualmente?
    ¿Por qué el color señala las especies?
    Nos deslumbraran, pues, con blancas plumas
    En su vuelo los cuervos de ordinario,
    Y de negro color, o variado, 1060
    Negros por lo común fueran los cisnes.
    .Y cuanto más los cuerpos dividamos
    En partes muy menudas, verás cómo
    Se mueren y se acaban los colores:
    Por eso el oro reducido a polvo,
    La púrpura hilo a hilo deshilada,
    Pierden su brillo y resplandor del todo:
    De aquí puedes sacar que los principios
    Dejan todo el color primeramente
    Que en el estado de átomos se vean. 1070
    .Y pues forma visible no atribuyes,
    Ni sonido ni olor a todo cuerpo,
    Porque no todos a la vista hieren
    Ni afectan al oído ni al olfato,
    Debemos concluir que algunos de ellos
    No constan de color, así como otros
    No conocen olores ni sonidos:
    Un ánimo sagaz concebir puede
    Los cuerpos sin color, del mismo modo
    Que de otras cualidades despojados. 1080
    .Pero no pienses que naturaleza
    Haya negado sólo los colores
    A los principios; el calor y el frío,
    La tibieza también: y de sonidos
    Estériles, y ajenos son de jugos:
    Ningún olor exhalan de sí mismos.
    Así, cuando compones una esencia
    De mirra y olorosa mejorana
    Y de la flor de nardo, que trasciende,
    Tú la echas un aceite que no tenga 1090
    Olor alguno ni al olfato envíe
    Aura suave, porque no corrompa
    Con su hedor los perfumes de las flores
    Su vapor, que ha subido en demasía.
    .Y carecen, de olores y sonidos
    Los átomos que forman a los cuerpos,
    Porque de sí no pueden enviarlos;
    Ni son sabrosos, fríos, ni calientes,
    Ni tibios, sin aquellas cualidades
    Que causan la ruina de los cuerpos, 1100
    La flexibilidad y la blandura;
    Corruptibilidad tener no pueden,
    Fragilidad, ni mezcla de materia
    Y de vacío, si a naturaleza
    Queremos dar eternos fundamentos
    En los que siempre estribe y se conserve,
    Y al aniquilamiento no se rinda.
    .Sin embargo, es preciso que confieses
    De átomos insensibles ser formados
    Todos los cuerpos que de sentimiento 1110
    Están dotados; la experiencia misma
    Apoya esta verdad, no solamente,
    Sino que te conduce por la mano
    Y te muestra nacer los animales
    De insensibles recónditas semillas.
    .Así que vemos del hediondo cieno
    Nacer gusanos vivos cuando ha sido
    Podrida con las lluvias abundantes
    La húmeda tierra: vemos transformados
    Todos los cuerpos; árboles y ríos 1120
    Y los prados risueños se convierten
    En ganados, y en nuestros mismos cuerpos
    Transfórmase el ganado, y a menudo
    Con nuestro cuerpo auméntanse los bríos
    De alimañas y de aves carniceras.
    .Así convierte la naturaleza
    Todos los alimentos en substancias
    Vivas, del mismo modo que transforma
    Áridos leños en fogosas llamas.
    Y ¿dudarás acaso cuánto importa 1130
    Considerar la mezcla de los átomos,
    Su posición y mutuos movimientos?
    .¿De qué naturaleza son los cuerpos
    Que el mismo ánimo agitan y conmueven,
    Y en él excitan varias sensaciones,
    Si niegas que produce la materia,
    Insensible por sí, sensibles seres?
    .Es cierto que las piedras y los leños,
    Aunque la misma tierra se les una,
    No pueden producir el sentimiento 1140
    De la vida: por eso no pretendo
    Que los átomos todos sean capaces
    De componer en un momento seres
    Sensibles, pero creo de importancia
    Atender a su número y grandeza,
    Su orden, su figura y movimiento,
    Y situación; pues nada de esto vemos
    En troncos y terrones: sin embargo,
    Por medio de las lluvias, corrompidos
    Estos cuerpos, parecen gusanillos, 1150
    Porque sus elementos, removidos
    Con esta novedad, se unen de modo
    Que deben engendrar los animales.
    .En fin, cuando establecen que resulta
    La sensibilidad de los principios
    Sensibles, y que aquéstos son formados
    De otros también sensibles, hacen luego
    Substancias blandas, pues que está juntada
    La sensibilidad con las entrañas,
    Nervios y venas, y procede todo 1160
    De cuerpos blandos y perecederos.
    .Pero aunque sin embargo concedamos
    Una existencia eterna a estos principios,
    O ellos deben tener el sentimiento
    En una parte, o ser animalejos:
    Mas no pueden sentir por sí las partes,
    Y el sentimiento de los otros miembros
    No se les comunica, ni la mano
    Separada del cuerpo, ni una parte,
    En alguna manera siente aislada: 1170
    Luego ellos son perfectos animales,
    Dotados de absoluto sentimiento:
    Pues ¿cómo se podrán llamar principios,
    Y cómo evitarán ellos la muerte,
    Siendo animales como aquellos otros
    Que vemos perecer todos los días?
    .Pero aunque concedamos ser posible,
    ¿Su conjunción engendrará otra cosa
    Que un pueblo numeroso de animales?
    Así como los hombres, los ganados, 1180
    Y alimañas por medio de la Venus
    Engendran hombres, fieras y ganados.
    .Pero si acaso dejan los principios
    Su propio sentimiento, y toman otro,
    ¿Por qué razón tal cualidad les dimos
    Para quitarla luego por inútil?
    Pues si vemos los huevos de las aves
    En volanderos pájaros mudarse,
    Y en gusanos hervir la tierra cuando
    Por abundantes lluvias fue tomada 1190
    De podredumbre: luego nacer pueden
    De átomos no sensibles sentimientos.
    .Y nadie piense que nacer pudiera
    El sentimiento de lo no sensible
    Por alguna mudanza que se hace,
    Como del animal en la nacencia
    Antes que salga fuera, pues más claro
    Vemos que la radiante luz del día
    Que no se verifica nacimiento,
    Sino después de formación interna, 1200
    Ni se cumple en el ser mudanza alguna
    Sin una asociación antecedente.
    De modo que no existe sentimiento
    Antes que el animal formado sea;
    Porque antes de formarse andan dispersos
    Por el aire y las aguas los principios,
    Y por la tierra y fuego: no han tenido
    Reunión, ni vitales movimientos,
    Ni choques de aquel modo conveniente
    Que inflame los sentidos luminosos, 1210
    Que al animal custodian y defienden.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 20.04.21 3:48

    .



    .Y si un choque más fuerte y poderoso
    Que el que puede sufrir su resistencia
    Aflige al animal en un instante,
    Y confunde a la vez las facultades
    Del ánimo y del cuerpo; y los principios
    El desorden disuelve, y se suspenden
    Del todo los vitales movimientos,
    Hasta que la materia sacudida
    Rompe del alma los vitales lazos, 1220
    Y por todos los poros la echa fuera
    Estando derramada por el cuerpo:
    ¿Qué puede producir un igual choque,
    Sino alterar y disolver los cuerpos?
    A las veces sucede, si el ataque
    Es menos violento, que los restos
    De vital movimiento vencen, triunfan
    Y calman los desórdenes del choque,
    Y vuelven nuevamente a sus conductos
    Las partes ordenadas que dominan 1230
    Ya casi a destructores movimientos
    Señores de la máquina, y encienden
    El sentimiento ya casi perdido.
    Por lo que el alma de las puertas mismas
    De la muerte a la vida es revocada
    Primero que ceder a los impulsos
    Que ya casi a la muerte la arrastraban.
    .Pues sentimos dolor en nuestro cuerpo
    Cuando de la materia los principios
    De alguna fuerza extraña conmovidos 1240
    Por las vivas entrañas, por los miembros
    Se agitan en desorden; y tenemos
    Blando deleite cuando a su orden vuelven:
    Inferimos de aquí, que los principios
    Ni dolor ni deleite por sí tienen;
    Supuesto que de partes no se forman,
    Cuyo desorden pueda atormentarlos,
    O algún fruto coger de alma dulzura;
    Insensibles por tanto son los átomos.
    Si hemos de dar sensibles elementos, 1250
    En fin, al animal para que sienta,
    Será forzoso, pues, que los principios
    Constitutivos de la raza humana
    Den grandes carcajadas, y que bañen
    Con abundantes lágrimas el rostro
    Y que penetren los secretos grandes
    De la sabiduría, y que analicen
    Sus propios elementos componentes:
    Pues siendo en su estructura semejantes
    A todos los mortales, deben ellos 1260
    Resultar de diversos elementos,
    Y éstos de otros principios, de manera
    Que nunca puedas encontrar el término;
    Yo no me cansaré; siempre que digas
    Reír, hablar y discurrir un cuerpo,
    Es preciso que tengan sus principios
    Las mismas facultades; mas si vemos
    Ser esa pretensión una locura
    Y un gran delirio, y si reír se puede
    Sin principios risueños, si se puede 1270
    Discurrir y explicarse sabiamente
    Sin sabios y elocuentes elementos;
    ¿Por qué seres sensibles no podrían
    Resultar de principios insensibles
    Que carezcan de todo sentimiento?
    .Todos, en fin, del aire somos hijos;
    Él es el padre universal, de todos;
    Y alma tierra la madre: recibiendo
    De lo alto en gotas líquidas las aguas,
    Preñada, pare los hermosos frutos 1280
    Y árboles ledos, y la raza humana
    Y pare toda especie de animales
    Cuando les da alimentos con que todos
    Apacientan sus cuerpos, y disfrutan
    De dulce vida y sin cesar propagan:
    Por lo que con razón madre es llamada.
    Los cuerpos que han salido de su seno
    Los vuelve en sí a abrazar; y la materia
    Enviada del aire es recibida
    En el espacio etéreo nuevamente: 1290
    No dudes ser eternos los principios,
    Porque nosotros sin cesar los vemos
    Dejar la superficie de los cuerpos,
    Y a las veces nacer y morir luego:
    No destruye la muerte los principios
    Así como los cuerpos; su tejido
    Rompe tan solamente, y los reforma,
    Y nuevas formas y colores nuevos
    Hace que estén tomando de continuo;
    Los obliga también en un instante 1300
    A dar y recibir el sentimiento.
    Bien sabes tú cuán importante sea
    Mirar el orden, mezcla y movimientos
    Recíprocos que tienen los principios.
    Pues lo mismo producen mar y cielo,
    La tierra, ríos, sol y las semillas,
    Árboles y animales. De igual modo
    Que en mis versos contemplas diferente
    La combinación y orden de las letras;
    Pues aunque las palabras se componen 1310
    En parte de los mismos elementos,
    En el orden difieren solamente:
    Así en los cuerpos de Naturaleza
    Si cambian las distancias, direcciones,
    Uniones, gravedades, orden, choques,
    Colocación, reencuentros y figuras,
    Serán los resultados muy diversos.
    .Aplícate ahora a la sabiduría,
    Pues deseo que entiendas las verdades
    Nuevas que va a exponer ante tus ojos 1320
    Con nuevo orden de cosas: sin embargo,
    Como tan fácil opinión no haya
    Que no sea difícil adoptarla
    Al principio, y nada hay tan admirable
    Y tan extraordinario en sus principios
    Que con el tiempo deje de admirarse:
    Si el color puro y claro de los cielos,
    Y el que contienen los errantes astros,
    De sol y luna el brillo luminoso,
    Si fuera todo junto presentado 1330
    A los mortales por la vez primera,
    Como si lo pusieran de repente
    Y de un golpe a su vista, ¿qué podría
    Decirse comparable a estos objetos?
    ¿O qué nación osara la primera
    Creer posibles cuadros tan grandiosos?
    Ninguna a mi entender: ¿mas quién podría
    Sentir ahora admiración tamaña?
    De la hartura de ver ya fatigados
    Nadie se digna levantar sus ojos 1340
    A la luciente bóveda del cielo.
    .Deja de desechar, despavorido
    De aquesta novedad, la razón misma;
    Pésalo tú con juicio más delgado
    Abraza mis verdades si son ciertas,
    O ármate contra ellas, si son falsas;
    Con la razón el ánimo examina
    Lo que hay del otro lado de los muros
    Del orbe, en los espacios infinitos.
    Hasta do quiera penetrar la mente, 1350
    Y el espíritu libre remontarse.
    .Primero, como dije, es infinito
    El gran todo hacia arriba. y hacia abajo,
    Por izquierda y derecha a todos lados:
    Así lo aclama la experiencia misma,
    Y lo declara la naturaleza
    Del infinito: luego si un espacio
    Se extiende ilimitado a todas partes,
    Si semillas sin número movidas
    Por este espacio inmenso nadan siempre 1360
    Desde la eternidad con mil figuras,
    ¿Es probable que no se haya criado
    Mas que el cielo y el orbe de la tierra;
    Que estén en los espacios ulteriores
    Innumerables átomos ociosos;
    Habiendo especialmente fabricado
    Este mundo por sí naturaleza,
    Y los mismos principios de los cuerpos
    De suyo por acaso reunidos
    Con choques y continuos movimientos 1370
    Enteramente inútiles y vanos
    Masas particulares produjeron
    Como mar, tierra, cielo y animales?
    ¿Quién no ha de confesar racionalmente
    Que forma la materia reunida
    Otros muchos compuestos como éste,
    Que el aire abraza en su recinto inmenso?
    .Cuando además materia en abundancia
    Está dispuesta, y un espacio pronto
    A recibirla, ni su movimiento 1380
    Impide algún estorbo, es claro deben
    Formarse seres; y hay tan grande copia
    De principios, que no pueden contarlos
    Aunque se junten mil generaciones:
    Y si para juntarse en otra parte
    Tienen la fuerza y la naturaleza
    Igual a los principios de este mundo,
    Es preciso confieses que las otras
    Regiones del espacio también tienen
    Sus mundos, varios hombres y animales. 1390
    .Además de esto, en la naturaleza
    No hay un solo individuo de su especie
    Que nazca y crezca único y aislado,
    Y que no forme parte de una clase
    Muy numerosa: en especial observa
    Animales y fieras montaraces,
    Hombres y mudos peces escamosos,
    Todos los cuerpos de las varias aves;
    Por lo menos diremos precisados
    Que el cielo, tierra, mar, el sol y luna, 1400
    Y todo cuanto existe no son cuerpos,
    E individuos únicos aislados;
    Antes llegan a ser innumerables,
    Porque su duración es limitada,
    Y porque nacen como las especies,
    Que constan de infinitos individuos.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 21.04.21 4:28

    .



    .Después del día genital del mundo,
    Cuando mar, tierra y sol también nacieron,
    Alrededor del mundo y por defuera
    Depositó la Suma en emisiones 1410
    Átomos y semillas infinitas,
    Con las que el mar y tierra se aumentasen,
    De do el cielo tomara la materia
    Que sus altos palacios sustentase
    Tan lejos de las tierras, y saliese
    El aire sin cesar; pues que de todos
    Los puntos del espacio se reparten
    Los acrecentamientos de principios
    Con el choque, y se juntan a substancias
    De su naturaleza; se une el agua 1420
    Al agua, tierra a tierra, el fuego al fuego,
    El aire se une al aire; hasta que todos
    Los seres ha llevado al fin postrero
    De su crecer la poderosa madre
    Que todo lo creado perfecciona:
    Esto se verifica si repara
    En proporción las pérdidas del cuerpo:
    La vida entonces queda en equilibrio
    Por un momento, y la naturaleza
    Refrena con su fuerza el crecimiento. 1430
    Pues los cuerpos que ves engrandecerse
    Con un feliz aumento, y levantarse
    Lentamente y por grados al estado
    De madurez, adquieren más que pierden:
    Mientras todo el sustento fácilmente
    Circula por las venas, los conductos
    Ni son tan anchos y diseminados
    Que gasten y disipen mayor parte
    De la que ellos reciben: concedamos
    De los cuerpos las pérdidas ser grandes, 1440
    Hasta llegar a su postrer aumento:
    De allí las fuerzas, el valor y brío
    Se debilitan insensiblemente,
    Y siempre el animal se desmejora,
    Pues las emanaciones son mayores,
    Cuando al postrero crecimiento llega,
    Cuanto es mayor la masa de los cuerpos
    Y mayor su extensión: no girarían
    Todos los alimentos por las venas,
    Ni con facilidad: naturaleza 1450
    No puede reparar con mano franca
    Los hilos abundantes de materia
    Que sin cesar escapan de los cuerpos.
    .Perecen, sí, de cierto enrarecidos
    A fuerza de manar, sucumben todos
    Los eternos choques: pues les faltan
    En su vejez por fin los alimentos,
    Y en esta postración jamás descansan
    Los objetos externos de acabarlos.
    Y domarlos con choques destructores. 1460
    .Así también los cercos del gran todo
    Por todas partes se vendrán abajo,
    Reducidos a pútridas ruinas;
    Porque todos los cuerpos necesitan
    Ser con los alimentos reparados,
    Renovados también, y sostenidos:
    En vano es todo, porque los conductos
    Por do el sustento pasa, no están siempre
    Aptos a recibir lo necesario,
    Ni la naturaleza suministra 1470
    Todo lo que hace falta. Y ya arrugado
    De vejez está el mundo, y tan cansada
    La tierra, que no pare más que apenas
    Ruines animales, la que un tiempo
    Parió fecunda todas las especies,
    Y dio robustos cuerpos a la fieras.
    Pues la cadena de oro, yo no creo
    Que haya del alto cielo descolgado
    Las mortales especies en los campos:
    Ni azotadoras olas de peñascos 1480
    Ni el mar las produjeron: las criara
    La misma tierra, empero sustentadas
    Al presente por ella; y de su grado
    Ella crió además los frutos bellos,
    Y viñedos gustosos a los hombres,
    Suaves frutos y risueños pastos.
    Ella misma ofreció primeramente
    Producciones, que apenas nos concede.
    Llegar a colmo a fuerza de trabajo:
    Consumimos los bueyes y gastamos 1490
    Los fuertes brazos de los labradores;
    Hierro apenas se encuentra para el campo;
    Tanto se desmejoran las cosechas,
    Y tanto van creciendo los trabajos:
    Ya cuántas veces labrador anciano
    Suspira meneando la cabeza
    Al ver frustados todos sus afanes;
    Y si el pasado tiempo parangona
    Con el presente, alaba de ordinario
    La suerte venturosa de sus padres: 1500
    Se caen continuamente de sus labios
    Aquellos siglos bienaventurados
    En que los hombres de piedad henchidos,
    Más felices, con menos heredades,
    Recogían cosechas abundosas
    De aquellos pegujales miserables:
    No ve que poco a poco todo cuerpo
    Se va menoscabando, y que se estrellan
    Contra el tiempo los seres fatigados.
    .Si estas verdades tienes bien grabadas, 1510
    Libre al momento es la naturaleza,
    De soberbios señores despojada;
    Ella misma por sí rige su imperio,
    Sin dar parte a los dioses. Pechos santos
    De las deidades que en eterna calma
    Pasan vida pacífica y serena,
    Decid: ¿quién de vosotros dará leyes
    Al Universo, y sus valientes riendas
    Es capaz de llevar entre sus manos?
    ¿Y hace a la vez rodar todos los cielos? 1520
    ¿Y quién con los influjos celestiales
    En general las tierras fertiliza,
    Y hace que en todo tiempo nos socorran?
    ¿Quién suspende las nubes tenebrosas,
    Del cielo atruena la mansión serena,
    Y lanza rayos que regularmente
    Los propios templos vuestros arruinan,
    Y su furor en vano desenvuelven
    En desiertos, y pasan con frecuencia
    Al lado de los hombres criminales 1530
    Y al virtuoso, al inocente matan? 1531



    (Fin Libro II)





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 22.04.21 3:47

    .



    Libro III


    Oh tú, ornamento de la griega gente, 1
    Que llevaste el primero entre tinieblas
    La luz de la verdad, adoctrinando
    Sobre los intereses de la vida:
    Yo voy en pos de ti, y estampo ahora
    Mis huellas en las tuyas; no codicio
    Ser tanto tu rival, como imitarte
    Ansío enamorado. ¿Pues acaso
    Entrara en desafío con los cisnes
    La golondrina? ¿o los temblosos chotos 10
    Volaran por fortuna en la carrera
    Así como el caballo vigoroso?
    Tú eres el padre y creador de cosas:
    Sí; tú nos das lecciones paternales;
    Y del modo que liban las ovejas
    En los bosques floríferos las mieles,
    Así también nosotros de tus libros
    Bebemos las verdades más preciosas;
    Preciosas, varón ínclito, muy dignas
    De tener larga y perdurable vida. 20
    .Pues al momento que a gritar empieza
    Tu razón no ser obra de los dioses
    El universo, sin parar escapan
    Los terrores del ánimo; se extienden
    Los límites del mundo; en el vacío
    Veo formarse el universo; veo
    La corte celestial y las moradas
    Tranquilas de los dioses, que agitadas
    No por los vientos son, ni los nublados
    Con aguacero enturbian, ni la nieve 30
    Que el recio temporal ha condensado
    Con blancos copos al caer las mancha;
    Y cúbrelas un éter siempre claro,
    Y ríe con luz larga derramada.
    Bienes pródiga da naturaleza
    A las inteligencias celestiales:
    Ni un instante siquiera es perturbada
    La paz de sus espíritus divinos:
    La mansión infernal desaparece,
    Por el contrario; ni la tierra impide 40
    Que contemplen debajo de sus plantas
    En el vacío las escenas varias.
    Un divino placer y horror sagrado
    Se apoderan de mí considerando
    Estos grandes objetos que tu esfuerzo
    Hizo patentes descorriendo el velo
    Con que naturaleza se cubría.
    .Y puesto que hasta aquí las cualidades
    De los principios te hemos explicado,
    Sus formas diferentes, movimientos 50
    Que recíprocamente experimenta
    La materia agitada de continuo,
    Y cómo cada ser se forma de ella:
    Ya, según esto, aclararán mis versos
    De ánimo y alma la naturaleza,
    Y con toda violencia extirparemos
    De raíz aquel miedo de Aqueronte
    Que en su origen la humana vida turba,
    Que todo lo rodea en negra muerte,
    Que no deja gozar a los mortales 60
    De líquido solaz deleite puro.
    .Y aunque muchos dirán ser más temible
    La infamia y el dolor que los abismos
    De la muerte; que es la naturaleza
    Del ánimo lo mismo que la sangre
    Ellos dicen saber; por consiguiente,
    Que ellos no necesitan las lecciones
    De razón nuestra, debes convencerte
    Que un deseo de gloria, o si te agrada
    Más bien, la vanidad los lisonjea, 70
    Pues por convencimiento no lo saben:
    Los mismos desterrados de su patria,
    Proscriptos de la vista de los hombres,
    Amancillados con delito infame
    Viven últimamente rodeados
    De muy amargas penas; y hacen honras
    Do arrastraron su mísera existencia;
    Y degolladas las ovejas negras,
    Las ofrecen a dioses infernales:
    Con más viveza adversidad despierta 80
    Ideas religiosas en sus almas.
    Los peligros descubren a los hombres,
    Les dan a conocer los infortunios,
    Pues entonces por fin del hondo pecho
    Son proferidas voces verdaderas:
    La máscara se quita y queda el hombre.
    .La avaricia, por fin, y ambición ciega,
    Que obligan a los hombres miserables
    A violar torpemente la justicia,
    Y emprenden y acompañan las maldades, 90
    A las veces sujetos noche y día
    A afán penoso por hacer fortuna,
    Estas miserias de la vida alientan
    Con miedo de la muerte en casi todos.
    La ignominia, el desprecio y la indigencia
    Se apartan de tranquila y dulce vida,
    Y abren casi las puertas de la muerte:
    Entretanto los hombres, agitados
    De falso miedo, quieren escaparse
    De precursores lúgubres; cimentan 100
    En sangre ciudadana su fortuna,
    Y avarientos tesoros amontonan,
    Maldad sobre maldad acumulando;
    En la fúnebre pompa del hermano
    Alégranse crueles, y aborrecen
    Y temen los banquetes consanguíneos,
    .El mismo miedo de la muerte roe
    Al envidioso en general; le pone
    A la vista los grandes de la tierra,
    Llenos de distinción y poderío; 110
    En vileza y en cieno revolcados
    Ellos mismos se quejan; se desviven
    Por una estatua o vano nombre algunos.
    A otros inspira el miedo de la muerte
    Un odio tal hacia la luz y vida,
    Que con pecho angustiado se dan muerte;
    Olvidados, sin duda, que este miedo
    Es manantial de penas y cuidados;
    Que este miedo persigue la inocencia,
    Que éste rompe los lazos amistosos, 120
    Que éste se burla de naturaleza,
    Pues que a sus caros padres y a su patria
    Han vendido los hombres muchas veces
    Por huir las mansiones infernales.
    .Los muchachos a obscuras tembletean
    Y se asustan de todo en claro día.
    ¡Somos la diversión de unos terrores
    Tan frívolos y vanos! Desterremos
    Estas tinieblas y estos sobresaltos,
    No con los rayos de la luz del día, 130
    Sino pensando en la naturaleza.
    .Establezco que el ánimo ante todo,
    A quien inteligencia de ordinario
    Llamamos, en el cual está sentado
    El consejo y el régimen de vida,
    Es una parte real de nuestro cuerpo,
    Como los pies y manos y los ojos:
    Sin embargo de que una turba inmensa
    De sabios han creído firmemente
    No tener en el hombre sitio fijo 140
    El sentimiento; empero que del cuerpo
    Era habitud vital en cierto modo,
    Llamada por los griegos armonía,
    Porque anima la máquina, y no tiene
    Lugar determinado: y siendo un modo
    De ser la sanidad que goza el cuerpo,
    Y no una parte dél, del mismo modo
    Al ánimo no asignan sitio cierto,
    En lo que me parece van errados.
    .Porque frecuentemente sufre el cuerpo 150
    Su cubierta exterior, cuando el principio
    Interior se solaza; y al contrario,
    Si el ánimo es comido de pesares,
    Se regocija el cuerpo todo entero:
    Así cuando en el pie dolor sentimos,
    No padece ninguno la cabeza.
    .Cuando además los miembros entregados
    A blando sueño, y el pesado cuerpo
    En momentos de calma sumergido
    Está sin sentimiento, hay en nosotros 160
    Otro principio que en el mismo tiempo
    Es agitado de infinitos modos,
    Y experimenta en sí las alegrías
    Y cuidados estériles del pecho.
    .Para que puedas conocer ahora
    Que el alma también queda en nuestros miembros.
    Aun cuando se trastorne la armonía,
    Sucede que después que se ha perdido
    Una parte del cuerpo, el sentimiento
    Anima, sin embargo, nuestros miembros, 170
    Y perdiendo el calor algunas partes,
    Y el aire respirando simplemente,
    Al momento las venas desampara
    Y deja sólo huesos, de do infiero
    No hacer igual papel en nuestro cuerpo
    Todas las partes de que se compone,
    Ni todas le conservan igualmente:
    En aire y en calor la vida estriba:
    El aire y el calor son los postreros
    Que dejan nuestros miembros moribundos. 180
    .Mas puesto que del ánimo y del alma
    Hemos hallado la naturaleza
    Como parte del hombre, da a los griegos
    Su palabra armonía, que sin duda
    Trajeron de la cumbre melodiosa
    Del Helicón o de otra cualquier parte:
    Guárdensela por mí, yo se la cedo:
    Hagan de este vocablo sus delicias:
    Comprende lo demás que voy diciendo.
    .Ahora digo que el ánimo y el alma 190
    Están íntimamente entre sí unidos
    Y una substancia forman por sí propios;
    Pero al juicio tenemos como jefe,
    Él domina en el cuerpo bajo el nombre
    De inteligencia y ánimo, y en medio
    Del pecho tiene su morada fija:
    El miedo y el pavor aquí palpitan,
    En derredor halagan los placeres,
    La sensibilidad aquí hace asiento,
    Y la parte del ánima, extendida
    Por todo el cuerpo, espera los mandatos 200
    Con que la hace mover la inteligencia:
    Consigo mismo él sólo se entretiene,
    Y goza de placer en los momentos
    En que el cuerpo y el ánima no prueban
    Alguna sensación: y a la manera
    Que el dolor siente el ojo, o la cabeza,
    Sin ser atormentado todo el cuerpo,
    Así el ánimo a veces abatido
    Es de melancolía, y animado 210
    Es por el regocijo, sin que el alma
    Alguna novedad sienta en los miembros:
    Si el espíritu empero por el cuerpo
    De miedo más vehemente es poseído,
    Vemos que el alma entera toma parte,
    Palidez y sudor a un tiempo embisten,
    La lengua balbucea y la voz falta,
    Ofúscase la vista, el oído zumba,
    Aplómanse los miembros: muere el hombre
    Por un terror del ánimo a menudo. 220





    (Continuará)



    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 23.04.21 4:11

    .



    De aquí cualquiera fácilmente entiende
    La íntima misión de ánimo y alma,
    Pues comunica al cuerpo el mismo golpe
    Que del espíritu ella ha recibido.
    .Esta razón enseña ser corpórea
    De ánimo y alma la naturaleza;
    Pues si hacen que se muevan nuestros miembros,
    Si nos arrancan del profundo sueño,
    Y si el color del rostro ellos alteran,
    .Y a todo el hombre rigen y gobiernan, 230
    Estas operaciones sin contacto
    No se pueden hacer, ni ciertamente
    El contacto sin cuerpo; ¿por ventura
    Negaremos que el ánimo y el alma
    Son de una corporal naturaleza?
    .Ves, además, que el alma toma parte
    En todas las funciones que hace el cuerpo,
    Y se las comunican mutuamente,
    Si no daña a la vida horrible fuerza
    De la muerte, si el choque no desune 240
    Los huesos y los nervios; sin embargo,
    Viene la languidez y un abandono
    Suave de los miembros, y una grata
    Propensión de caer, a que se siguen
    Esfuerzos combatidos a las veces
    De incierta voluntad de enderezarse:
    Luego del alma la naturaleza
    Es corporal, puesto que experimenta
    Todas las impresiones de los cuerpos.
    Voy a enseñarte ahora cuáles sean 250
    De esta alma los principios, y qué especie
    De átomos la componen y la forman.
    .Primeramente, digo ser compuesta
    De unos sutilísimos principios
    Y muy delgados: convendrás en esto,
    Si atiendes a la grande ligereza
    Con la que se decide y obra el alma:
    No nos presenta la Naturaleza
    Más activos los cuerpos; luego debo
    Esta movilidad extraordinaria 260
    Componerse toda ella de elementos
    Los más redondos y los más delgados,
    Que puedan obligarla a que se mueva
    Al más ligero impulso, pues si el agua
    Por causa ligerísima se mueve,
    Tiene átomos volubles y pequeños;
    La miel es más tardía y más pesada,
    Su licor de difícil corrimiento,
    Pues sus partes se ligan y se traban
    Porque no son tan lisas y sutiles 270
    Y redondas. Disipa en un instante
    Un crecido montón de adormideras
    El soplo más ligero, y no lo hace.
    Con un montón de piedras y hacecillos
    De lanzas: luego es proporcionada
    A lo chico y lo fino de los cuerpos
    La movilidad de ellos: consistencia
    Tienen tanto mayor cuanto se forman
    De elementos groseros y angulosos.
    .El alma así, que de naturaleza 280
    Tan móvil es, debe constar de cuerpos
    Los más pequeños, lisos y redondos;
    Mas de una vez conocerás, lo bueno,
    Lo útil e importante de mi aserto.
    .Te aclarará también otra experiencia
    Cuán delicada es la Naturaleza,
    Y cuán fino el tejido de este agente,
    Y a qué espacio tan corto se ciñera
    Si fuera condensable esta substancia.
    .Cuando el quieto reposo de la muerte 290
    Llega a coger a un hombre, y se retiran
    El ánimo y el alma por los miembros,
    Nada verás perder de peso y forma,
    A excepción del calor y sentimiento:
    Por lo que esta substancia que ha ligado
    A las vísceras, nervios y a las venas
    Naturaleza, debe componerse
    De partes minutísimas: no causa
    Diminución alguna su salida,
    Ni por la superficie ni en la masa 300
    De los cuerpos: así cuando de Baco
    La flor se ha disipado, y ha perdido
    El perfume suave sus olores,
    O los jugos salieron de algún cuerpo,
    No parecen menores a la vista,
    Ni mucho más ligeros; pues los jugos
    Y los olores no son más que partes
    Muy sutiles del cuerpo; lo repito
    Que el alma y el espíritu se forman
    De átomos muy ligeros, pues huyendo 310
    No roban peso alguno de los cuerpos.
    .No hemos de presumir que sea el alma
    Una substancia simple; pues exhalan
    Los moribundos un ligero soplo
    Revuelto con calor; éste no puede
    Sin el aire existir, porque sus partes,
    Si no llegan a estar muy bien unidas,
    Es preciso se cuelen por los poros
    Las moléculas de aire; pues hallamos
    Ser ya del alma la Naturaleza 320
    Por los tres elementos producida.
    .Pero todo esto junto no es bastante
    Para que se produzca el sentimiento:
    No es concebible, pues, que alguno de éstos
    Pueda hacer movimientos sensitivos
    Que en juego pongan el entendimiento;
    Y así les damos un principio cuarto:
    Éste no tiene nombre conocido,
    No hay otro más movible, ni más fino,
    Ni más pulido entre los elementos. 330
    El imprime el primero en nuestros miembros
    Movimiento de vida: él es movido
    Primeramente por tener perfecta
    Pequeñez de principios: al momento
    Él al calor, al soplo comunica
    Y al aire el movimiento, y en seguida
    En general la máquina se mueve:
    La sangre entonces bate: entonces se hacen
    En general las vísceras sensibles:
    Por último, los huesos y médulas 340
    De placer o dolor son afectados.
    .Penetrar el dolor aquí no puede
    Ni algún mal violento sin que cause
    En la máquina toda tal desorden
    Que no encuentre la vida más asilo,
    Y toda el alma sale descompuesta
    Por los poros del cuerpo; felizmente
    Limitan estos choques destructores
    Sus impresiones en la superficie
    De los cuerpos: la vida conservamos. 350
    .Codiciando yo ahora el explicarte
    Por qué secreto lazo, o por qué mezcla
    Estos cuatro elementos se combinan
    Y formar pueden un sensible todo,
    Contra mi voluntad no lo permite
    De nuestra lengua patria la pobreza:
    Yo te haré como pueda un fiel bosquejo:
    Mezclados entre sí los elementos
    De estos cuatro principios, de concierto
    Se mueven, sin que puedan separarse 360
    Ni en parte ejercitar sus facultades
    Sino como potencias diferentes
    De un mismo todo único; y del modo
    Que en las entrañas de los animales
    Un olor, un color y sabor propio
    Hay, por lo general, aunque resulte
    De estas tres cualidades reunidas
    Una misma substancia; de este modo
    Aire, calor y soplo, agente ciego,
    Una naturaleza forman juntos 370
    Con esta fuerza activa que principia
    A darles movimiento y hace nazca
    Por la máquina toda el sentimiento:
    Se oculta, pues, este primer agente
    En lo más interior de nuestros cuerpos;
    Partes más interiores no tenemos:
    Es alma de nuestra alma, a la manera
    Que el alma y el espíritu se juntan
    En nuestros miembros y en el cuerpo todo
    Secretamente, porque son formados 380
    De pocos y pequeños elementos;
    Este principio así, falto de nombre,
    De átomos sutilísimos compuesto,
    En el fondo se oculta de nosotros,
    Y él es el alma de la misma alma,
    Y señorea por el cuerpo todo:
    El viento, el aire y el calor no pueden
    Producir de este modo en nuestros miembros
    La vida sin estar ellos mezclados;
    Y aunque domine, o sea dominado 390
    Uno de estos principios por los otros,
    Juntos deben de hacer un solo todo
    Para que no perezca el sentimiento,
    Porque no rompan los vitales lazos
    Obrando cada uno separado.
    .Aquel calor la cólera fomenta,
    Da también a la sangre efervescencia,
    Y arrojan fuego los airados ojos:
    En el alma hay también mucha aura fría,
    Compañera del miedo, que en los miembros 400
    Excita horror, y hace temblar el cuerpo:
    El aire, el más templado de los cuatro,
    Es el que tranquiliza nuestros pechos
    Y serena el semblante: predomina
    En los pechos coléricos fogosos
    El calor, pues se aíran fácilmente.
    .La furia violenta de leones
    Así es principalmente, cuyos pechos
    Se rompen con rugidos espantosos,
    Ni su pecho coléricos tumultos 410
    Puede ya recoger: por el contrario,
    El viento hiela el alma de los ciervos,
    Que excita un aire frío en sus entrañas
    Con mayor rapidez, y por sus miembros
    Hace que un general temblor se mueva.
    .Mas la naturaleza de los bueyes
    Vive con aire mucho más templado.
    Ni la hacha de la cólera aplicando
    La causa daño, ni jamás la ofusca
    Con los negros vapores de sus sombras, 420
    Ni el helado pavón la pone torpe
    Con tiros penetrantes: tiene el medio
    Entre los ciervos y leones fieros.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 24.04.21 13:56

    .



    .La raza humana así es constituida;
    Aun cuando perfeccione a ciertos hombres
    La educación, no puede, sin embargo,
    Borrar ella los rasgos dominantes
    Que en el alma grabó la misma mano
    De la naturaleza: no es posible
    De ella arrancar el germen de los vicios: 430
    De vehemente cólera arrastrado
    Éste se precipita, aquél tentado
    Es de la timidez, y aquel tercero
    Se compadece más de lo que debe.
    Hay en los caracteres diferencias
    Esenciales, también en las costumbres,
    Que son un resultado cuyas causas
    Secretas explicarte yo no puedo:
    Tampoco hallo los nombres suficientes
    A las figuras de los elementos 440
    De que esta variedad es producida:
    Me parece poder asegurarte
    Que no pudiendo reflexión y estudio
    Destruir los vestigios primitivos,
    Los debilitan tanto, que podemos
    Pasar la vida bienaventurada
    Con que los altos Dioses se deleitan.
    .La cubierta del alma es nuestro cuerpo,
    Y ella misma del cuerpo es centinela
    Y causa de salud; pues que se unen 450
    Entre sí mismas estas dos substancias
    Con raíces comunes, no se puede
    Una de otra apartar sin destruirlas.
    Si al incienso quitar su olor no es fácil
    Sin que perezca su naturaleza,
    De la misma manera es imposible
    Quitar de todo el cuerpo ánimo y alma
    Sin que las dos substancias se disuelvan.
    De esta manera la Naturaleza
    Ha unido íntimamente sus principios 460
    En el instante mismo de formarlas,
    Y sujetarlas a la misma suerte:
    No pueden, pues, obrar ni sentir ellas
    Sin darse mutuo auxilio: reunidos,
    Empero, sus comunes movimientos,
    Nos encienden la antorcha de la vida.
    .Ni se engendra ni crece por sí el cuerpo,
    Ni después de la muerte sobrevive.
    Pues aquellas partículas de fuego,
    Que contiene en sí el agua cuando hierve, 470
    Pueden generalmente evaporarse
    Sin que se descomponga la misma agua
    Por esta agua: pero no así pueden
    Los miembros resistir desamparados
    La salida del alma; su tejido
    Se rompe y se empodrece por entero,
    Y mutuamente el peso de la vida
    Aprenden a llevar desde muy tiernas
    Estas substancias en el vientre mismo
    De las madres; no pueden separarse 480
    Sin perecer: y pues que están unidas
    Mutuamente entre sí por conservarse,
    Claro verás que su naturaleza
    Debe en unión recíproca estrecharse.
    .Si alguno al cuerpo el sentimiento niega,
    Y cree que recibe aquél el alma
    Por estar derramada en todo el cuerpo,
    Ataca abiertamente la evidencia.
    ¿Quién dirá el modo de sentir el cuerpo
    Sino porque está unido con el alma, 490
    Como nos ha enseñado la experiencia?
    El alma retirada, queda el cuerpo
    De todo sentimiento despojado:
    Pierde en la vida lo que no era suyo,
    Y le roba la muerte mayor presa.
    .Pretender que los ojos nada vean,
    Y que el alma divisa los objetos
    A través de aberturas, es delirio:
    Los sentidos nos dicen lo contrario;
    Porque trae y recoge simulacros 500
    El sentido en el órgano. Y a veces,
    Cuando fijar la vista no podemos
    En objetos brillantes, porque altera
    Sus funciones la luz bastante viva,
    ¿Diremos que las puertas por do vemos
    Experimentan sensación penosa?
    Si esta suposición es admitida,
    El alma ya verá mejor sin ojos,
    Libre de estos estorbos de las puertas.
    Ni del varón Demócrito presumas 510
    Seguir el voto santo, que nos dice
    Corresponder a cada un elemento
    Del cuerpo otro del alma, y que esta mezcla
    El lazo de los órganos compone;
    Puesto que si del alma los principios
    Más delicados son que los del cuerpo
    Y vísceras, en número no exceden
    Y con economía están partidos,
    Y únicamente asegurar pudieras
    Que entre los más pequeños elementos 520
    Cuantos pueden causarnos sensaciones,
    Hay divididas otras tantas partes
    Del alma en nuestros miembros: no sentimos
    El polvo que se pega a nuestro cuerpo
    Y el afeite aplicado a nuestros miembros,
    Ni el rocío nocturno, ni los hilos
    Delgados de la araña, cuando andamos,
    No sentimos meternos en sus redes,
    Ni la camisa vieja que el insecto
    Sobre nuestras cabezas caer deja, 530
    Ni las plumas de aves, ni pelusas
    Volantes, cuya extrema ligereza
    Hace caer a veces lentamente;
    Tampoco el paso de rastrero insecto,
    Ni de los pies la huella señalada
    Que dejan los insectos y mosquitos
    En nuestro cuerpo; pues primeramente
    Es preciso se ponga en movimiento
    De átomos gran copia por el cuerpo,
    Primero que los átomos del alma 540
    A tan grandes distancias colocados
    Puedan sentir aquellas impresiones
    Y puedan reunirse, entrechocarse
    Y alternativamente repelerse.
    .El espíritu es la esencial base
    De la vida; por él nos conservamos
    Mucho mejor que por el alma misma:
    Sin espíritu y juicio ni un momento
    Puede el alma quedar en nuestros miembros;
    Sus más pequeñas partes se disipan, 550
    Sigue a su compañero por los aires
    Y deja sólo los helados miembros
    El frío de la muerte: queda vivo
    El hombre que conserva el juicio sano
    Y el espíritu: el cuerpo, sin embargo,
    Podrá ser mutilado, y su alma en parte
    Y sus miembros perder; mas vive el tronco,
    Y goza auras etéreas de la vida:
    Si no es de toda el alma despojado,
    Cualquier pequeña parte que subsista 560
    Será bastante para darle vida:
    Por eso, aun cuando, fueren desgarradas
    Las partes que rodean a los ojos,
    Si permanece intacta la pupila,
    La potencia de ver está en su fuerza;
    Como no hieras tú la cuenca entera,
    Y cortes sólo las vecinas partes,
    Y aisladamente dejes la pupila,
    No dañará la vista: mas si un poco
    Dañan del ojo aquella parte media, 570
    Aunque por otra parte transparente
    Estuviere la órbita sin daño,
    Apágase la luz en el instante,
    Y siguen las tinieblas: estas leyes
    Unen siempre el espíritu y el alma.
    .Proseguiré diciéndote en canciones
    Dignas de que te ocupen mientras vivas,
    Que nacen los espíritus, y mueren
    Con nuestro cuerpo las ligeras almas;
    De un penoso trabajo prolongado 580
    Mi canto es dulce fruto: bajo un nombre
    Procura reunir estas substancias,
    Pues juntas forman un compuesto solo:
    Y cuando te enseñare, verbigracia,
    Ser el alma mortal, cree que digo
    Ser mortal el espíritu como ella.
    .Primeramente, porque te he enseñado
    Constar el alma de pequeños cuerpos,
    Y de elementos mucho más delgados
    Que los del agua, o nubes, o del humo; 590
    Puesto que en ligereza se aventaja,
    Y muévese con un ligero impulso,
    Como que obran los mismos simulacros
    De las nubes y el humo sobre el alma:
    Pues simulacros son de estos objetos
    El humo y el vapor que en sueños vemos
    Exhalarse y subir de los altares.
    Por todas partes ves correr el agua
    Cuando se hace pedazos algún vaso;
    Pues si las nubes y humo se disipan 600
    Por los aires, persuádete que el alma
    Se disipa saliendo de los miembros,
    Y que sus elementos se disuelven
    Y perecen más pronto y velozmente.
    .Siendo del alma el cuerpo como vaso,
    Por un mortal ataque descompuesto,
    O perdida la sangre, enrarecido,
    No puede detener su retirada.
    ¿Podrás tú persuadirte la detenga
    El aire, que es un fluido más raro? 610





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 25.04.21 5:19

    .



    .Nacer, crecer y envejecer sentimos
    El alma juntamente con el cuerpo:
    Un cuerpo quebradizo y delicado
    Sirve desde la infancia como cuna
    A un ánimo tan débil como el alma:
    Y los miembros la edad robusteciendo,
    El consejo también se robustece,
    Y el ánimo sus fuerzas va aumentando:
    Después, cuando el esfuerzo poderoso
    De los años el cuerpo ha quebrantado, 620
    Y, el brío entorpecido, decayeron
    Las fuerzas de los miembros, el ingenio
    Claudica, y el espíritu y la lengua
    Delira, y faltan todos los resortes
    De la máquina a un tiempo; luego el alma
    También se descompone y se disipa
    Como el humo en los aires, pues la vemos
    Nacer y acrecentarse con el cuerpo
    Y sucumbir al tiempo fatigada.
    .Como del mismo cuerpo se apoderan 630
    Dolor agudo, enfermedades graves,
    Del espíritu así el espanto y duelo
    Y molestos cuidados: luego debe
    Partícipe como él ser de la muerte.
    .La razón se perturba en las dolencias
    Del cuerpo muchas veces: se apodera
    Del alma la demencia y el delirio:
    Y a veces un letargo profundísimo
    La hunde en un sopor alto y eterno,
    Los párpados se caen y la cabeza: 640
    Ni oye las voces, ni conoce el rostro
    De aquéllos que llamándola a la vida
    La cercan y rodean derramando
    Lágrimas en el rostro y las mejillas.
    Es preciso confieses se disuelve
    El ánimo también, pues le penetran
    Los contagios del mal; amaestrado
    Nos ha el acabamiento de otros muchos;
    Dolor y enfermedad, entrambos juntos,
    Son los fabricadores de la muerte. 650
    .¿Por qué razón, en fin, luego que el vino,
    Este licor ardiente, ha poseído
    Un hombre penetrando por sus venas,
    Y su ardor escondió metido en ellas,
    Están sus miembros graves y pesados,
    Sus pies entorpecidos tartalean,
    La lengua torpe, y embriagada el alma,
    Fluctuantes los ojos, gritos, llantos
    Y riñas y pendencias van creciendo,
    Y lo demás que a la embriaguez se sigue? 660
    Del vino, pues, la fuerte violencia
    Ataca el alma en nuestro mismo cuerpo.
    Luego si puede una cualquier substancia
    Perturbarse embargada, es necesario
    Que de inmortalidad esté privada,
    Y que perezca, hallándose ella expuesta
    A una causa más fuerte irresistible.
    De un accidente súbito atacado
    Un hombre, cae en tierra a nuestra vista
    Como herido de rayo: espumajea, 670
    Gime y tiemblan sus miembros,
    Se enfurece, se atiesa, y el resuello
    Apenas puede echar y se fatiga;
    Con inquietud se vuelve a todos lados:
    Del mal la violencia, derramada
    Por los miembros, sin duda al alma llega
    Y la trastorna: así en el mar salado
    La fuerza impetuosa de los vientos
    Hace hiervan las ondas espumosas.
    Dolor es quien arranca los gemidos; 680
    Los elementos de la voz echados
    A un tiempo, de tropel se precipitan
    Por el conducto que avezado hubiera
    La familiar costumbre a despedirlos.
    La demencia proviene de que el alma
    Y espíritu se turban; separados
    Con la fuerza del mal, sus facultades
    Ejercen en desorden: pero cuando
    El humor que causaba la dolencia
    Otro giro tomó, y en escondrijos 690
    El humor corrompido se metiera,
    Como tambaleando se levanta,
    Recobra poco a poco los sentidos;
    Y vuelve a su razón: luego si tantas
    Enfermedades en el cuerpo mismo
    Al alma oprimen con oprobio y mengua,
    ¿Te podrás persuadir que sin el cuerpo
    Pueda el alma vivir allá en el aire
    En medio de los vientos y borrascas?
    .Y pues que vemos que se cura el alma 700
    Como el enfermo cuerpo, y que ella puede,
    Restablecerse con la medicina;
    Esto presagia ser mortal el alma.
    Como toda substancia conocida
    El alma viene a ser: es imposible
    Mudar su estado sin juntar las partes,
    Bien se las quiten, bien se las traspongan.
    Pero si es inmortal una substancia,
    Jamás permite el alterar su orden,
    Ni sufre se acreciente o disminuya 710
    El número que tiene de principios:
    Porque todo aquel ser que ha traspasado
    Los límites prescritos a su esencia
    Haciendo mutaciones, deja al punto
    De ser lo que antes era: luego el alma,
    O bien enferme, o bien ya convalezca,
    Da señales de muerte, como he dicho.
    Tan fuertemente la verdad ataca
    Al error, y le cierra la salida,
    Y con raciocinar sólido y sabio 720
    Se alza triunfante del sofisma vano.
    .Vemos, en fin, la consunción del hombre
    Por grados a las veces; y sus miembros
    Pierden uno tras otro el sentimiento.
    Ante todo los pies, uñas y dedos
    De lívido color vemos cogidos;
    Enseguida los pies y piernas mueren;
    Las huellas de la helada muerte ganan
    Después por grados los restantes miembros.
    Así que, pues el alma se divide, 730
    Ni al mismo tiempo puede existir toda,
    Como mortal debemos reputarla.
    Si acaso piensas que ella misma puede
    Interiormente reunir sus partes,
    Y recogerlas todas en un punto,
    Dando a todos los miembros sentimiento,
    Parece que el lugar donde se junta
    Tanta copia de átomos debía
    De mayor sentimiento estar dotado.
    Pues como nada de esto se perciba, 740
    Es preciso, como antes afirmamos,
    Que el alma separada de sí misma
    Parezca derramada por afuera.
    Aunque una falsedad te concedamos
    Suponiendo que el alma se recoge
    En el cuerpo de aquellos moribundos
    Que por grados la vida van perdiendo,
    Debe, no obstante, ser mortal el alma.
    No importa que esparcida por los aires
    Perezca el alma, o en ocultas partes 750
    Se embrutezca, si el hombre va perdiendo
    Gradualmente vida y sentimiento.
    .Y supuesto que el alma es aún parte
    Del hombre, y que ella ocupa sitio cierto,
    Así como los ojos, las orejas.
    Y los demás sentidos que nos guían;
    Y no pudiendo separadamente
    Existir, ni sentir la mano, el ojo
    O la nariz fuera de nuestro cuerpo,
    Antes bien al instante se corrompen; 760
    Por sí existir tampoco puede el alma
    Sin el cuerpo, que viene a ser su vaso,
    U otra cosa más íntima, pues juntos
    Forman tan solamente una substancia.
    .Últimamente; unidos cuerpo y alma,
    Se conservan y existen mutuamente:
    Porque el alma del cuerpo separada
    No produce vitales movimientos
    Aisladamente, ni sin alma el cuerpo
    Existe y ejercita los sentidos. 770
    Y si arrancado de raíz un ojo,
    Separado del cuerpo enteramente,
    No puede distinguir objeto alguno,
    El alma y el espíritu no pueden
    Por sí del mismo modo alguna cosa.
    .Los elementos, pues, diseminados
    Por venas, huesos, vísceras y nervios,
    Dentro de todo el cuerpo prisioneros,
    No pueden apartarse libremente
    A unas grandes distancias, encerrados 780
    Ejercen los vitales movimientos;
    Los que no existen fugitiva el alma
    Fuera del cuerpo, echada por los aires,
    Por no estar ya sujetos sus principios;
    Aire animado podría ser el alma,
    Si estrecharse pudiera el alma misma,
    Y su actividad fuera tan ceñida
    Cual lo era antes en el mismo cuerpo.
    Repito, pues: disuelta la cubierta
    De todo el cuerpo, y las vitales auras 790
    Fuera del cuerpo echadas, se disuelve
    Del ánimo y del ama el sentimiento,
    Como que son efectos de una causa.
    .No pudiendo sufrir, en fin, el cuerpo
    La partida del alma sin que exhale
    Fétido olor después de corrompido,
    ¿Dudas que el alma descompuesta escape
    De lo íntimo del cuerpo como humo?
    Y qué ¿tan grande alteración del cuerpo,
    De sola corrupción originada, 800
    Y su ruina general no anuncian
    Que el alma de su puesto fue arrojada,
    Y que sus partes por los miembros manan
    Por los conductos que hay en todo el cuerpo?
    Esto comprueba haber salido el alma
    Dividida primero por los miembros,
    Y que en el mismo cuerpo descompuesta,
    En el fluido aire después nada.
    Aun no dejando el alma muchas veces
    La mansión de la vida, trastornada 810
    Por alguna violenta sacudida,
    Parece va a marchar; todos los miembros
    Se aflojan, y el semblante desfallece
    Como en la postrer hora, y vacilantes
    Todos los miembros caen de exangüe cuerpo.
    Este estado presenta un desmayado
    O un hombre que perdió el conocimiento:
    Terrible ataque, en que las fuerzas todas
    Desea recoger por conservarse
    La máquina, pues cae el alma entera, 820
    Y se desploma con el cuerpo entonces;
    Y pereciera, si llegase el choque
    A hacerse más violento. Últimamente:
    ¿Creerás que escapada de los miembros,
    Sin poder resistir ataque externo,
    Sin defensa ni abrigo, existir pueda,
    No digo eternamente, un solo instante?





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 26.04.21 5:31

    .



    .Ni un moribundo siente cuando sale
    El alma libremente de su cuerpo,
    Por la garganta al paladar subiendo: 830
    Pero en el mismo sitio ella perece
    En que naturaleza la pusiera,
    Así como perecen los sentidos.
    Si ella fuera inmortal, no se quejara
    Sintiendo disolverse con la muerte:
    Antes con la alegría se partiera
    Y saldría del cuerpo a la manera
    Que deja sus despojos la culebra
    O cuernos elevados ciervo añoso.
    La sensibilidad y el raciocinio 840
    ¿Por qué razón, en fin, ni en la cabeza
    Ni en los pies o las manos jamás nacen?
    ¿Por qué se unen en sitio y región cierta,
    Sino porque les dio naturaleza
    A entrambos un lugar determinado
    Para nacer en él y conservarse?
    .Así de muchos modos lo ha dispuesto
    En favor ella de los miembros todos,
    Para que nunca su orden invirtiesen.
    Los efectos y causas se encadenan 850
    Con tanta proporción; pues ni la llama
    Tuvo costumbre de nacer en ríos,
    Ni el hielo acostumbró a salir del fuego.
    .Pero sí el alma por naturaleza
    Es inmortal, y si de nuestro cuerpo
    Separada, conserva el sentimiento,
    A mi entender la das cinco sentidos:
    No podemos nosotros figurarnos
    Vagar en Aqueronte de otro modo
    Las almas de los muertos, como hicieron 860
    Los antiguos poetas y pintores,
    Que las imaginaron con sentidos.
    .Pero no puede el alma sin el cuerpo
    Tener ojos, narices, ni aun las manos;
    Ni sentir, ni existir sin alma pueden
    La lengua y las orejas por sí mismas.
    .Y pues sentimos por el cuerpo todo
    La vida el sentimiento difundido,
    Y en general lo vemos animado;
    Si alguna fuerza el tronco separando 870
    Con un rápido golpe de repente,
    Sin duda a un tiempo el alma dividiera,
    Y junta con el cuerpo la tumbara
    Cortada en dos mitades. La substancia
    Que se divide en partes nos declara
    No ser eterna su naturaleza.
    .Dicen que cortan los falcados carros
    Los miembros del guerrero encarnizado
    Con tanta rapidez en la pelea,
    Que se ve palpitar aquella parte 880
    Cortada por el suelo antes que el alma
    Cogida del dolor su falta sienta:
    Bien la celeridad del mal la robe
    El sentimiento, o bien que el alma entera
    Con el recio combate enardecida
    Lo restante del cuerpo sólo emplea
    En dar o prevenir mortales golpes.
    Su brazo izquierdo y su broquel perdidos
    Por entre los caballos, otro ignora
    Haberse destrozado por las ruedas 890
    Y las hoces rapaces. Presuroso
    Los muros escalando, éste no advierte
    Que en tierra se cayó su mano diestra:
    Aquel otro procura levantarse
    En la pierna cortada, cuando al lado
    Agita el moribundo pie los dedos
    En el suelo. Y cortada la cabeza,
    Calor y vida el tronco conservando,
    Un semblante animado guarda en tierra
    Y los ojos abiertos mientras fueron 900
    Las reliquias del alma disipadas.
    .Si quieres dividir en muchas partes
    La cola de serpiente corpulenta,
    La cual vibra amenazas por su lengua,
    Verás atormentarse cada parte
    Con la reciente herida aisladamente,
    Y la verás llenar de podre el suelo,
    Y la parte anterior con furia herida,
    A sí misma se daña por la espalda
    Con propio diente de dolor rabiando. 910
    .¿Diremos, por ventura, que hay un alma
    En cada trozo de éstos? ¿No sería
    Llenar un animal de muchas almas?
    Luego fue con el cuerpo dividida
    La única alma que había: pues mortales
    Entrambas son, puesto que se dividen.
    .Si el alma es de inmortal naturaleza,
    Si al nacer en el cuerpo se insinúa,
    ¿Cómo es que no podemos acordarnos
    De la vida pasada, ni tenemos 920
    De los antiguos hechos resto alguno?
    Si el alma padeció tan gran mudanza
    Que se olvidó de los pasados hechos,
    Yo creo que este estado se parece
    A la muerte; confiesa, pues, que el alma
    De otro tiempo murió, y la del presente
    Ha llegado a formarse nuevamente.
    .Si ya perfecto el cuerpo se insinuase
    En nosotros el alma al mismo tiempo
    Que somos engendrados y pisamos 930
    El umbral de la vida, no la vieras
    Con los miembros crecer y con el cuerpo
    En nuestra misma sangre: antes debía
    Como en jaula vivir para sí misma,
    Separada del cuerpo que ella anima:
    Digamos sin cesar tener origen
    Las almas, sin librarse de la muerte.
    .Es imposible que substancia extraña
    Con tanta intimidad pudiese unirse
    A nuestros cuerpos contra la experiencia; 940
    Por venas, nervios, vísceras y huesos
    Extenderse de modo, que aun los dientes
    Participan de cierto sentimiento,
    Como lo indica el mal y tiritona
    Que causa el agua fría que bebemos
    Y la piedra mascada en el sustento.
    Añádase que, como estrechamente
    Está unida a la máquina, no puede,
    Sin que primero se disuelva toda,
    El alma verse libre de los nervios 950
    Y de los huesos y articulaciones.
    .Porque si crees tú que el alma corre
    Como fluido extraño por los miembros,
    Perecerá más pronto con el cuerpo;
    Puesto que la fluidez es un estado
    De disolverse un cuerpo y darle muerte:
    Por tanto, nuestro cuerpo se reparte.
    Si colando en los miembros los sustentos
    Toman de suyo otra naturaleza;
    El ánimo y el alma así, aunque enteros, 960
    Cuando penetran en reciente cuerpo,
    Deben descomponerse circulando;
    Por todos los conductos esparcidas
    Sus partículas, dentro de los miembros
    Forman un alma nueva, nueva reina
    De nuestro cuerpo, hija de la primera,
    Que repartida entonces por los miembros,
    Perece: por lo cual no está privada
    De nacimiento, ni de muerte exenta.
    .¿Quedan por fin, o no, semillas de alma 970
    En exánime cuerpo? Pues si quedan,
    Por inmortal no puede ser tenida;
    Con pérdida de partes se ha alejado;
    Mas si al contrario, con enteros miembros
    Robada se fugó, de tal manera
    Que no deja en el cuerpo parte alguna,
    ¿Por qué razón podridas las entrañas,
    Un cadáver da vida a los gusanos?
    ¿Cómo tan grande copia de animales
    Despojados de huesos y de sangre 980
    Se ve bullir por los hinchados miembros?
    .Si crees que las almas de gusanos
    Como extrañas substancias han podido
    Juntarse por fortuna con sus cuerpos;
    Si tantas almas súbito allegadas
    Después de la partida de una sola
    No te proponen reflexión alguna;
    A una cuestión responde, sin embargo,
    Que es preciso te hagamos: ¿cada una
    De estas almas escoge la semilla 990
    Que ella quiere animar, y se fabrica
    Alguna habitación para si misma,
    O en los cuerpos formados se insinúan?
    Yo no encuentro razón para que se hagan
    Su prisión ellas mismas con trabajo,
    Las que sin cuerpo vuelan al abrigo
    De enfermedad, de frío, de hambre y males
    Que le han cabido al cuerpo por herencia,
    Y que el alma en unión experimenta:
    Mas demos que le sea ventajoso 1000
    Un cuerpo fabricarse y habitarle;
    Yo no se cómo pueden hacer esto:
    Luego cuerpos y miembros no fabrican
    Las almas para sí, ni se insinúan
    En cuerpos hechos: dame tú lecciones
    De cómo están unidos cuerpo y alma.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 27.04.21 3:50

    .



    .¿Por qué el bravo león, en fin, conserva
    Lo feroz de su especie? ¿Por qué heredan
    Las zorras el ardid, la huida el ciervo?
    ¿Y sus miembros agita el pavor patrio? 1010
    ¿Por qué espirituales afecciones
    Que nacen y se engendran con nosotros,
    Sino porque el espíritu, teniendo
    Su germen y elementos como el cuerpo,
    Crecen con todo él al mismo tiempo,
    Y del alma se van desenvolviendo
    Las cualidades? Pues si inmortal fuese,
    Si de uno en otro cuerpo se pasara,
    Andarían revueltas las costumbres
    De las bestias: se viera con frecuencia 1020
    Huir de Hircania el perro la embestida
    De algún ciervo cornudo, y temblaría
    Gavilán fugitivo por los aires
    De la paloma: fuera el hombre necio,
    Y el bruto sabiamente discurriera.
    .En vano intentan por salir del paso
    Que por ser inmortal se muda el alma
    Mudando el cuerpo; todo ser mudable
    Se disuelve y perece sin remedio,
    Porque desordenadas y traspuestas 1030
    Sus partes son: luego las almas deben
    Desatarse en los miembros, y morirse,
    Sin quedar parte suya con el cuerpo.
    Si dicen que las almas de los hombres
    Se pasan siempre a miembros humanales,
    Preguntaré, no obstante, ¿por qué causa
    Se puede volver necia un alma sabia?
    No hay niño, alguno que prudente sea,
    Ni tiene el potro la destreza y brío
    Del bruto belicoso: el alma tiene 1040
    Su germen propio, que se desenvuelve
    Y juntamente con el cuerpo crece.
    Dirán, en fin, por última salida,
    Que ella rejuvenece en tierno cuerpo;
    La confinas mortal forzosamente,
    Pues no puede sufrir tan gran mudanza
    El alma por los miembros, sin que pierda
    La vida y sentimiento que antes tuvo.
    .¿Cómo robustecida con el cuerpo
    Podrá junto con él tocar el alma 1050
    La flor gustosa de la edad que anhela,
    Si no nace con él? ¿Por qué desea
    Abandonar en la vejez sus miembros?
    ¿Teme acaso quedarse ella encerrada
    En un cuerpo podrido, o que se hunda
    Su vieja casa sobre si cansada?
    Empero lo inmortal no corre riesgo.
    .Ridículo es, en fin, imaginarse
    Estar prontas al coito las almas,
    Y a partos de animales, como enjambres 1060
    De inmortales substancias esperando
    Mortales miembros, y entre sí luchando
    Por entrar en el cuerpo la primera
    Cada cual de ellas, o entre sí conciertan,
    Por evitar disputas, que se meta
    La que con más presteza se acercare.
    .Ni el árbol en el aire, ni las nubes
    En el profundo mar, existir pueden,
    Ni en los campos vivir pueden los peces,
    Ni se puede dar sangre en la madera, 1070
    Ni jugo en piedras: tiene lugar cierto
    Cada ser donde crezca y donde exista:
    No puede el alma así nacer aislada,
    Y no puede existir sin sangre y nervios:
    Con más razón podría estar el alma
    En la cabeza u hombros, o talones,
    Y pudiera nacer en cualquier parte,
    Y en el mismo hombre y vaso se quedara.
    Pues si estamos seguros tiene el alma
    Y espíritu en el cuerpo lugar fijo, 1080
    En donde pueden ir creciendo a un tiempo
    Y tener existencia, afirmaremos
    Que no pueden nacer y durar fuera:
    Luego cuando la máquina perece,
    Preciso es que también perezca el alma.
    .Si es locura el juntar mortal a eterno,
    Y suponer que están en armonía,
    Haciendo mutuamente sus funciones;
    ¿Se puede imaginar más ardua cosa,
    Más distinta y opuesta que juntarse 1090
    Una perpetua e inmortal substancia
    Con la mortal, haciéndolas que sufran
    En mutua unión borrascas espantosas?.
    .Pero subsiste un cuerpo eternamente,
    Porque su solidez resiste el choque;
    Él es impenetrable, indisoluble,
    Como los elementos de materia
    Cuya naturaleza he declarado:
    O porque no se halla expuesto al choque,
    Como el vacío, este impalpable espacio 1100
    Donde la destructora acción se pierde:
    O porque algún espacio no le cerca
    Que pueda contener en cierto modo
    Sus reliquias disueltas, como el todo
    Cuyas partes no escapan por defuera,
    Ni hay cuerpos que las choquen y desunan:
    Pero del alma la naturaleza
    No es de algún cuerpo sólido compuesta,
    Porque hay vacío, como te he enseñado:
    No lo es como vacío, pues hay cuerpos 1110
    En la suma infinita que atacando
    Con violencia y rapidez, la pueden
    Trastornar y ponerla en gran peligro.
    Existe de seguro espacio inmenso
    Do sus elementales partes pueden
    Ser dispersadas, o de cualquier modo
    El alma perecer: no se han cerrado
    Las puertas de la muerte para el alma.
    .Si inmortal puede ser esta substancia,
    Sin peligro de causas destructoras, 1120
    Será porque estas causas no la toquen
    O porque antes que lleguen se rechazan,
    Sin que podamos percibir el daño;
    Pues los males del cuerpo el alma enferman,
    Y la consume a veces lo futuro,
    Y la fatiga con cuidado y miedo,
    Y los pasados crímenes la roen:
    Junta a esto el furor propio del alma
    Y un olvido absoluto de las cosas,
    Y hundirse en negras ondas del letargo. 1130
    .La muerte nada es, ni nos importa,
    Puesto que es de mortal naturaleza:
    Y a la manera que en el tiempo antiguo
    No sentimos nosotros el conflicto
    Cuando el cartaginés con grandes fuerzas
    Llegó por todas partes a embestirnos;
    Cuando tembló todo el romano imperio
    Con trépido tumulto, sacudido
    De horrible guerra en los profundos aires;
    Cuando el género humano en mar y tierra 1140
    Suspenso estuvo sobre cuál de entrambos
    Vendría a subyugarle; pues lo mismo,
    Luego que no existamos, y la muerte
    Hubiere separado cuerpo y alma,
    Los que forman unidos nuestra esencia,
    Nada podrá sin duda acaecernos
    Y darnos sentimiento, no existiendo:
    Aunque el mar se revuelva con la tierra,
    Y aunque se junte el mar con las estrellas.
    .Y aunque el alma y espíritu tuvieran 1150
    Sensaciones después de divididos,
    Interés no tomáramos en ello;
    Siendo nosotros sólo el resultado
    Del enlace y unión del alma y cuerpo:
    Ni aunque después de muertos recogiese
    Nuestra materia el tiempo, y la juntase
    Segunda vez como al presente se halla,
    Y a la luz de la vida nos volviese,
    Este renacimiento nada fuera
    Siendo una vez cortada la existencia. 1160
    Ninguno de nosotros se molesta
    Por lo que un tiempo fue, ni se entristece
    Por los sujetos que ha de hacer el tiempo
    De la materia nuestra. Pues si miras
    La inmensidad de los pasados siglos
    Y la asombrosa variedad que tienen
    Todos los movimientos de materia,
    Podrás tú conocer muy fácilmente
    Que en el orden actual se han combinado
    Más de una vez los mismos elementos. 1170
    Esto no lo comprende la memoria,
    Porque ha mediado pausa en nuestra vida
    Y se han extraviado los principios
    De nuestras almas con los movimientos
    Nuevos enteramente a los sentidos.
    .No hay, pues, por qué temer desgracia alguna
    Si se vive aquel tiempo que podría
    Dejarse ésta sentir. Como la muerte,
    Quitando de la vista aquel sujeto
    A quien pueden caber los infortunios 1180
    Que sufrimos nosotros al presente,
    Su existencia anterior del todo anula,
    Nada debe temer; ni desgraciado
    Se puede hacer el hombre que no existe:
    Y aquél a quien robó la eterna muerte
    Una vida mortal, se halla lo mismo
    Que si nunca jamás nacido hubiera.
    .Por eso, cuando veas indignarse
    Un hombre por la suerte que le espera
    Después de muerto, por servir de pasto 1190
    A los gusanos, o por ser quemado,
    O desgarrado con ferinos dientes,
    No es en verdad sincero, y en su pecho
    No advierte la inquietud mal desenvuelta:
    Si le oímos no duda que la muerte
    Acabe en él cualquiera sentimiento:
    Pero no es consiguiente, me parece:
    No muere todo él, y sin saberlo
    Deja subsistir siempre parte suya.
    .Pues cuando en vida llega a imaginarse 1200
    Que será desgarrado su cadáver
    Por las aves y fieras, se lamenta
    De su mismo infortunio y desventura;
    Porque no se despoja de sí mismo
    Ni del caído cuerpo se retira
    Bastante el infeliz, y se figura
    Que existe aún, y sin dejar su lado,
    Le anima con su propio sentimiento:
    Porque si es ciertamente una desgracia
    En la muerte servir de pasto a fieras, 1210
    Encuentro yo no ser menos sensible
    Ser tostado con fuegos y con llamas,
    O ahogado con la miel, o bien transido
    De frío, cuando yace en el sepulcro
    De mármol frío, y ser pisoteado
    Además de oprimido con la tierra.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 28.04.21 3:38

    .



    .No te verá ya, empero, alegre casa,
    No te verá la esposa virtuosa,
    Ni los dulces hijuelos al encuentro
    Saldrán corriendo a arrebatar tus besos 1220
    De tácita dulzura hinchando el pecho:
    Ni a ti, ni a tus amigos escudarte
    Podrás jamás con tus gloriosos hechos:
    «¡Infeliz! ¡Oh infeliz! dicen; un día
    Fatal te roba todas las delicias
    De la vida feliz»; pero no añaden:
    «Ya no te queda sentimiento alguno.»
    Si esta verdad tuvieran bien sabida,
    Y siguiera la práctica a sus dichos,
    De gran pena y de miedo se libraran. 1230
    En un sopor tus párpados sumidos
    Con la muerte, en los siglos venideros
    No te molestarán seguramente
    Dolores melancólicos: empero,
    Al lado de las lúgubres hogueras
    Derramaremos lágrimas a mares
    Nosotros sobre ti, ya hecho ceniza;
    Ni el tiempo borrará de nuestro pecho
    El eterno dolor. Si preguntamos
    Qué significa amor tan acendrado, 1240
    Si todo para en sueño y en reposo,
    ¿A qué pudrirnos en perpetuo llanto?
    .También de corazón dicen los hombres
    En los convites, con la copa en mano
    Y sombreando el rostro las guirnaldas:
    «Entreguémonos, pues, al regocijo;
    El fruto del placer se pasa luego;
    Muy pronto va a dejarnos para siempre.»
    El mal primero que en la muerte temen
    Es que a los miserables los abrase 1250
    La sed, y los devore la sequía,
    O los moleste otro cualquier deseo.
    .Nadie a sí y a la vida echa de menos
    Cuando en sueño reposan cuerpo y alma,
    Pues aunque este reposo eterno sea,
    Ni nos moleste falta de existencia,
    No se han extraviado, sin embargo,
    Tan lejos los sensibles movimientos
    Durante el sueño, que, despierto el hombre,
    No pueda colocarlos como antes. 1260
    .Pues la muerte impone mucho menos
    Que el sueño, si es posible tenga grados.
    La nada, ¿por qué causa mas desorden
    Y confusión la muerte en los principios,
    Y no permite que despierte el hombre
    Que una vez consiguió reposo frío?
    .Si de repente, en fin, la voz alzara
    Naturaleza, y estas reprensiones
    A cualquier de nosotros dirigiera:
    «¿Por qué ¡oh mortal! te desesperas tanto? 1270
    ¿Por qué te das a llanto desmedido?
    ¿Por qué gimes y lloras tú la muerte?
    Si la pasada vida te fue grata,
    Si como en vaso agujereado y roto
    No fueron derramados tus placeres,
    E ingrata pereció tu dicha entera,
    ¿Por qué no te retiras de la vida
    Cual de la mesa el convidado ahíto,
    ¡Oh necio! y tomas el seguro puerto
    Con ánimo tranquilo? Si, al contrario, 1280
    Has dejado escapar todos los bienes
    Que se te han ofrecido, y si la vida
    Te sirve de disgusto, ¿por qué anhelas
    Multiplicar los infelices días
    Que en igual desplacer serán pasados?
    ¿Por qué no pones término a tus penas,
    Y a tu vida más bien? Pues yo no puedo
    Inventar nuevos modos de deleite
    Por más esfuerzos que haga; siempre ofrezco
    Unos mismos placeres: si tu cuerpo 1290
    No se halla aún marchito con los años,
    Ni tus ajados miembros se consumen,
    Verás, no obstante, los objetos mismos,
    Aun cuando en tu vivir salgas triunfante
    De los futuros siglos, y aunque nunca
    A tu vida la muerte sujetare».
    .¿Qué responder a la naturaleza,
    Sino que es justo el pleito que nos pone,
    Y es clara la verdad de sus palabras?
    Mas si sumido alguno en la miseria 1300
    Al pie de su sepulcro se lamenta,
    ¿No será su clamor mucho más justo,
    Y nos reprenderá con voz robusta?
    .«Vete de aquí, insensato, con tus llantos;
    No me importunes más con tus quejidos».
    A este otro, empero, que los años rinden,
    Que en sus últimos días aún se queja:
    «¡Insaciable, dirá, tú que has gozado
    De todos los placeres de la vida,
    Aun te arrastras en ella! Consumido 1310
    En los deseos del placer ausente,
    Despreciaste el actual, y así tu vida
    Se deslizó imperfecta y disgustada,
    Y sin pensarlo se paró la muerte
    En tu misma cabeza, que antes lleno
    Y satisfecho de la vida puedas
    Retirarte: la hora es ya llegada:
    Deja tú mis presentes; no son propios
    De la edad tuya: deja resignado
    Que gocen otros, como es ley forzosa.» 1320
    .Con razón a mi ver, reprendería,
    Y con razón se lo echaría en cara,
    Porque a la juventud el puesto cede
    La vejez ahuyentada, y es preciso
    Que unos seres con otros se reparen:
    Ninguna cosa cae en el abismo,
    Ni en el Tártaro negro: es necesario
    Que esta generación propague otra:
    Muy pronto pasarán amontonados,
    Y en pos de ti caminarán: los seres 1330
    Desaparecerán hora existentes,
    Como aquéllos que hubiesen precedido.
    Siempre nacen los seres unos de otros,
    Y a nadie en propiedad se da la vida;
    El uso de ella se concede a todos.
    .Mira también los siglos infinitos
    Que han precedido a nuestro nacimiento
    Y nada son para la vida nuestra.
    Naturaleza en ellos nos ofrece
    Como un espejo del futuro tiempo. 1340
    Por último, después de nuestra muerte,
    ¿Hay algo aquí de horrible y enfadoso?
    ¿No es más seguro que un profundo sueño?
    Y hallamos en la vida ciertamente
    Cualquier horror que en Aquerón profundo
    Dicen haber. El infelice Tántalo
    De espanto helado bajo enorme peña
    Amenazante teme como es fama;
    Vano temor de dioses irritados
    E incertidumbre de futura suerte 1350
    Acongoja al varón supersticioso
    Mucho más que ese trémulo peñasco.
    .Tampoco a Ticio en Aquerón tendido
    Devoran aves; ni en su vasto pecho
    Algo que escudriñar encontrarían
    Por una eternidad seguramente;
    Aunque nueve yugadas ocupasen
    Sus miembros y su vasta corpulencia,
    O aunque toda la tierra él ocupara:
    Ni un eterno dolor sufrir podría, 1360
    Ni ser su cuerpo pasto perdurable:
    Para nosotros es de cierto Ticio
    Aquél a quien amor ha derribado;
    Éste es despedazado por las aves,
    Y a éste consume pena roedora;
    O rasgan los cuidados sus entrañas
    De otra cualquier pasión con el deseo.
    .En la vida tenemos a la vista
    Sísifo también, el cual se obstina
    En pretender del pueblo las segures 1370
    Crueles y los fasces, se retira
    Desatendido siempre y con tristeza:
    El pretender el mando, que no es nada,
    Sin conseguirlo nunca y de continuo
    Sufrir duro trabajo por lograrlo,
    Esto es mover la peña con ahínco
    De un monte hacia la cima, la cual rueda
    Sin embargo, otra vez; desde la cumbre
    Busca precipitada las llanuras.
    .Estar apacentando siempre el hombre 1380
    A su alma colmándola de bienes
    Sin hartarse jamás; ver de estaciones
    La vuelta anual, y recoger los frutos;
    Embriagarse en sus dulzuras varias,
    Y con estas ventajas no saciarse,
    Esto es a mi entender, según nos cuentan,
    Echar el agua jóvenes doncellas
    En vaso agujereado sin llenarle.
    .Empero ya las Furias y Cerbero,
    Y tenebroso Tártaro, lanzando 1390
    Horribles llamaradas por sus bocas,
    Ni existen, ni existir pueden de cierto.
    Porque aquí los insignes malhechores
    Con miedo igual a sus delitos pagan
    Su merecido, y lastan sus maldades
    La cárcel, y el horrible precipicio
    De la roca Tarpeya, los azotes,
    La tortura, la pez, columna, teas,
    Láminas, y si faltan los verdugos,
    Sobresaltada la conciencia misma 1400
    Su corazón desgarra a latigazos
    Y martiriza con remordimientos.
    La incertidumbre de futura suerte
    No puede en tanto ver, ni sabe cuándo
    Tendrán por fin un término sus males,
    Y temen que se agraven en la muerte:
    La vida es el infierno de los necios.

    ………………………………………………




    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 29.04.21 4:18

    .



    .Puedes también decirte tú a ti mismo,
    Hombre injusto, a las veces: «el buen Anco
    Perdió también la lumbre de sus ojos, 1410
    Teniendo más virtudes que tú tienes:»
    Murieron muchos reyes y señores
    Que dominaron gentes poderosas:
    Murió también, y abandonó su alma
    El cuerpo moribundo de aquel mismo
    Que antiguamente anduvo por los mares,
    Y enseñó a caminar a sus legiones
    Y a marchar sobre el mar hondo y salado,
    Y despreció la cólera del Ponto,
    Desafiando bramadoras olas. 1420
    Escipión, aquel rayo de la guerra,
    El terror de Cartago, dio sus huesos
    A la tierra cual siervo de vil precio:
    Los inventores de las ciencias y artes,
    También los compañeros de las Musas,
    Y el mismo Homero, soberano de ellos,
    En el mismo reposo que los otros
    Dormido se quedó, y últimamente,
    Cuando sintió Demócrito caduco
    Que iba ya la vejez debilitando 1430
    Los resortes del alma, salió él mismo
    A ofrecer a la muerte su cabeza
    De propia voluntad: murió Epicuro,
    Que en ingenio venció a la raza humana,
    Y eclipsó todos los brillantes genios
    Como el naciente sol a las estrellas.
    .¿Y de morir tú dudas, y te indignas,
    Tú a quien la vida es muerte continuada,
    Sintiéndote morir a cada instante?
    ¿Que pasas grande parte de tu vida 1440
    En dormir y roncar, aunque despierto,
    Y siempre en sueños ves, y traes inquieta
    El alma con quiméricos terrores?
    Ni puedes dar a veces con la causa
    De tu dolencia, cuando miserable
    Te rodea inquietud devoradora,
    Y pierdes la cabeza e irresoluto
    En el incierto error del alma vagas.
    .Si fuera fácil conocer los hombres
    Estas causas del mal que el pecho oprimen 1450
    Con su tamaña mole, como sienten
    El peso abrumador que los aplana,
    Tan desgraciada vida no pasaran,
    Ni se les viera andar en busca siempre
    De aquello que no saben que desean,
    Mudando de lugar, como si fuera
    Posible descargarse de aquel peso.
    .Uno a las veces deja su palacio
    Por huir del fastidio de su casa,
    Y al momento se vuelve, no encontrando 1460
    Algún alivio fuera a sus pesares:
    Corre a sus tierras otro a rienda suelta,
    Como a apagar el fuego de su casa;
    Se disgusta de pronto cuando apenas
    Los umbrales pisó, o se rinde al sueño
    Y procura olvidarse de sí mismo,
    O vuelve a la ciudad de nuevo al punto:
    Cada uno a sí se huye de este modo:
    Mas no puede evitarse; se importuna,
    Y siempre se atormenta vanamente: 1470
    Porque enfermo, no sabe la dolencia
    Que padece; si bien la conociera,
    Dejando a un lado ya todo remedio,
    Antes se dedicara a la noticia
    De la naturaleza de las cosas,
    Supuesto que tratamos al presente,
    No del destino sólo de una hora,
    Sino de aquel estado perdurable
    Que sigue a los mortales en la muerte.
    .¿Qué tamaño deseo de la vida 1480
    Mal fundado, por último, nos fuerza,
    A temblar en peligros tan dudosos?
    El plazo de la vida está marcado
    A todos los mortales: no es posible
    Huir la muerte sin partirnos luego.
    .Además, que viviendo mucho tiempo,
    La misma tierra siempre habitaremos,
    Ni con vivir nuevo placer se inventa;
    El bien que no tenemos nos parece
    El mayor bien de todos: conseguido, 1490
    Suspiramos por otro; y anhelantes,
    Deseo sucesivo de la vida
    Nos aprisiona siempre: incertidumbre
    Hay de lo porvenir y de la suerte
    Que nos prepara y trae la edad futura.
    .Ni por más que alarguemos nuestra vida
    Algún tiempo robamos a la muerte;
    Sus víctimas seremos sin remedio:
    Si la revolución de muchos siglos
    Fuese posible ver, eterna muerte 1500
    No por eso dejara de aguardarnos;
    Y aquél que acaba de cubrir la tierra
    No estará muerto ya por menos tiempo
    Que el otro que murió mil años antes. 1504





    (Fin del Libro III)




    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 30.04.21 4:43

    .



    Libro IV


    .Los sitios retirados del Pierio 1
    Recorro, por ninguna planta hollados:
    Me es gustoso llegar a íntegras fuentes,
    Y agotarlas del todo; y me da gusto,
    Cortando nuevas flores, rodearme
    Las sienes con guirnalda brilladora,
    Con que no hayan ceñido la cabeza
    De vate alguno, las divinas musas:
    Primero, porque enseño, cosas grandes,
    Y trato de romper los fuertes nudos 10
    De la superstición agobiadora;
    Después, porque tratando las materias
    De suyo obscuras con pieria gracia,
    Hago versos tan claros: ni me aparto
    De la razón en esto: a la manera
    Que cuando intenta el médico a los niños
    Dar el ajenjo ingrato, se prepara
    Untándoles los bordes de la copa
    Con dulce y pura miel, para que pasen
    Sus inocentes labios engañados 20
    El amargo brebaje del ajenjo,
    Y la salud les torne aqueste engaño,
    Y dé vigor y fuerza al débil cuerpo;
    Así yo ahora, pareciendo austera
    Y nueva y repugnante esta doctrina
    Al común de los hombres, exponerte
    Quise nuestro sistema con canciones
    Suaves de las musas, y endulzarle
    Con el rico sabor de poesía:
    ¡Si por fortuna sujetar pudiera 30
    Tu alma de este modo con enlabios
    Armónicos, en tanto que penetras
    El misterio profundo de las cosas
    Y en tal estudio el ánimo engrandeces!
    .De los átomos, pues, las cualidades
    Y la diversidad de sus figuras
    Antes de demostrado, y cómo giran
    De suyo eternamente en el espacio
    Los dichos elementos de las cosas,
    Y cómo pueden producirse de ellos 40
    Todos los seres: puesto que he enseñado
    Cuál es del alma la naturaleza,
    Y a qué principios debe su existencia
    La actividad que tiene unida al cuerpo,
    Y cómo en sus primeros elementos
    Se resuelve después de separada;
    Ahora daré principio a una materia
    Que se une íntimamente a lo que he expuesto.
    Digo que existen cuerpos a quien llamo
    Simulacros, especies de membranas, 50
    Que, de las superficies de los cuerpos
    Desprendidos, voltean por el aire
    Al azar, de continuo, noche y día,
    Y el espíritu agitan con terrores,
    Nos hacen ver figuras monstruosas
    Y espectros y fantasmas horrorosos
    Que el sueño nos arrancan muchas veces:
    No creamos quizá que de Aqueronte
    Las almas huyen, y las sombras vuelan
    Entre los vivos; ni después de muertos 60
    Puede quedar alguna parte nuestra,
    Cuando el cuerpo y el alma separados
    Se vuelven a sus propios elementos.
    .Pues de la superficie de los cuerpos
    Digo salir efigies y figuras
    De gran delicadeza, que llamamos
    Membranas, o cortezas, porque tienen
    La misma forma y la apariencia misma
    Que los cuerpos de donde se separan
    Para andar por los aires esparcidas. 70
    .El hombre más estúpido bien puede
    Conocer la existencia de estos cuerpos:
    Primero, porque existen muchos seres
    Cuyas emanaciones son muy claras:
    En unos se difunden libremente
    Sus partes separadas, como el humo
    Que sale de la leña, y los vapores
    Que despiden los fuegos: una tela
    En otros viene a ser mejor urdida;
    Así en estío dejan las cigarras 80
    Las túnicas añosas, y desprenden
    Los nacientes becerros las membranas,
    Y la serpiente lúbrica en las zarzas
    Se despoja también de su camisa,
    Pues vemos los zarzales coronados
    Con aquellos despojos voladores:
    Y puesto que sucede lo que digo,
    Debe la superficie de los cuerpos
    Enviarnos imágenes iguales,
    Aunque sutiles; porque de otro modo 90
    No se puede explicar cuál es la causa
    De que existan figuras tan groseras,
    Más bien que las sutiles y delgadas,
    Siendo la superficie de los cuerpos
    De infinitos corpúsculos compuesta,
    Los que apartados pueden conservarse
    En el orden y forma que tenían,
    Y arrojarse con tanta ligereza
    Cuanto menos obstáculos se oponen,
    Por ser tan delicados y sutiles 100
    Y estar en superficie colocados.
    Porque vemos salir seguramente
    Partículas sinnúmero, no sólo
    De lo interior del cuerpo, como dije,
    Antes bien de su misma superficie,
    Como el color. Esto hacen las cortinas
    Amarillas y negras y encarnadas
    Que cuelgan de las vigas y columnas,
    Y flotan en teatros espaciosos;
    Porque allí con sus brillos tembladores 110
    Espectador y escena toda embisten,
    Y a senadores, dioses y matronas
    De móvil luz coloran: más vistoso
    Y encantador al ojo es su reflejo
    La luz robando al día, si el recinto
    Del teatro cerrare exactamente.
    .Luego enviando de la superficie
    Colores estos lienzos, todo cuerpo
    Debe enviar también efigies finas,
    Pues de1a superficie salen ambas. 120
    .Tenemos así ya señales ciertas
    De las formas que vuelan por el aire
    Con tan finos contornos, que no pueden
    Verse tomadas separadamente.
    Si además el olor, calor, el humo
    Y otras emanaciones semejantes
    Aquí y allí se esparcen, es por causa
    Que de adentro del cuerpo desprendidas
    No encuentran su salida en línea recta;
    Por sendas tortuosas se dividen, 130
    Por medio de las cuales se abren paso:
    De los colores la sutil membrana
    Que sale de la misma superficie
    No puede ser de obstáculo rasgada.
    .En fin, los simulacros que observamos
    En espejos, en agua, en brilladuras,
    Siendo de todo punto semejantes
    A los objetos que ellos representan,
    Por sus mismas imágenes se forman.
    Luego ya no hay razón para que existan 140
    Las efigies groseras de los cuerpos
    Mejor que aquellas otras delicadas.
    Porque todos los cuerpos nos envían
    Similares imágenes delgadas,
    Que nadie puede ver aisladamente;
    Antes sus emisiones reflejadas,
    Y juntas, de continuo por espejos,
    Los órganos nos hieren: de otro modo
    No fuera tan exacta y adecuada
    La completa visión de los objetos. 150
    .La grande sutileza de la imagen
    Voy a explicarte, porque sus principios
    Son infinitamente más delgados
    Y más imperceptibles a la vista
    Que los mismos corpúsculos que empiezan
    A no poderse ver. Atiende en breve,
    Por dejarte del todo convencido,
    De qué delicadeza están dotados
    De la materia toda los principios.
    .Existen animales tan exiguos, 160
    Que es invisible el tercio de su grueso:
    ¿Qué será un intestino de su cuerpo?
    ¿Cómo su corazón? ¿Cómo sus ojos?
    ¿Qué de sus miembros y articulaciones?
    ¡Cuánta delicadeza! ¿Concibieras
    Un tejido más fino y delicado
    Como es preciso tengan los principios
    Que el alma y el espíritu componen?
    .Si mueves blandamente aquellas plantas
    Que olor subido exhalan, la penase, 170
    El abrótano acerbo, ajenjo amargo
    Y la centaura ingrata, al punto sientes
    La existencia de muchos simulacros
    Que vuelan de mil modos sin esfuerzo,
    E imperceptibles. Pero cuán pequeña
    Sea la imagen comparada al cuerpo
    De que ella emana, no puede ninguno
    Apreciar ni explicar bastantemente.
    .Mas para que quizá no te persuadas
    Que vagan sólo aquellos simulacros 180
    Que emanan de los cuerpos; por sí mismos
    Se forman también otros, y se ponen
    En aquella región llamada el aire,
    Do se remontan bajo muchas formas,
    Mudan a cada instante de figura,
    Y de mil modos el aspecto tornan.
    .Así a las veces vemos congregarse
    Las nubes por lo alto en un instante,
    Enlutando la hermosa faz del cielo,
    Con movimiento al aire festejando: 190
    Parecen ser gigantes espantosos
    Que vuelan y derraman a lo lejos
    La obscuridad: o bien grandes montañas
    Y peñas arrancadas de los montes
    Que preceden al Sol o que le siguen;
    En fin, un monstruo que amontona nubes
    Y las va derramando a todas partes.
    .¡Con cuánta prontitud; cuán fácilmente
    Ahora se forman estos simulacros,
    Y con cuánta abundancia se desprenden 200
    Y fluyen sin cesar de los objetos!
    .Las superficies de los cuerpos todos
    Son como emanaciones perenales
    Que llegadas a objetos exteriores
    Penetran unos; como los vestidos,
    En otros se dividen sin que puedan
    Reflejárnos la imagen, como en leños
    Y ásperas rocas; pero no es lo mismo
    Si encuentran cuerpo denso y alisado,
    Así como el espejo, pues no pueden 210
    Atravesarle como los tejidos,
    Y no se descomponen sin que hayan
    Sido primeramente reflejados
    Enteros por la plana superficie.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 01.05.21 4:25

    .



    .Por esto nos envían simulacros
    Los cuerpos lisos: y en cualquiera tiempo
    Y con cualquiera prontitud que opongas
    A éstos el espejo, allí al momento
    Aparece su imagen: sacaremos
    Que fluyen de su misma superficie 220
    Sin cesar los tejidos delicados,
    Y sutiles figuras: luego al punto
    Se forman infinitos simulacros,
    Y a su pronto nacer nada equivale.
    .Si debe derramar en cierto modo
    Luz abundante el Sol en poco tiempo
    Para que en claridad rebose todo
    Perpetuamente; así del mismo modo
    Es preciso que salgan de los cuerpos
    De pronto amontonados simulacros 230
    En todas partes de infinitos modos;
    Si se vuelve el espejo a cualquier lado,
    Con su forma y color se ve el objeto.
    .Cuando el cielo purísimo estuviere
    Se enluta y obscurece de repente
    Por todas partes, tanto que pensaras
    Haber abandonado las tinieblas
    El Aqueronte por llenar a una
    Las bóvedas inmensas de los cielos:
    Formada así la noche tenebrosa 240
    Por los nublados, vemos suspendido
    Horrible espanto encima de nosotros
    Bajo infinitas formas: mas ninguno
    Puede explicar la relación pequeña
    Que estos espectros tienen con su imagen.
    .Yo en muy breves canciones armoniosas
    Declararé al presente el movimiento,
    De aquestos simulacros velocísimos,
    Con cuánta agilidad corren los aires,
    Y los grandes espacios que atraviesan. 250
    En un instante, hacia cualquiera parte
    Que su diversa dirección los lleva:
    A la manera que el acento débil
    Del cisne más recrea las orejas
    Que aquel clamor ingrato de las grullas
    Por la región del aire derramado.
    .Observemos que deben ser veloces
    Los cuerpos que de suyo son ligeros
    Y formados de átomos sutiles:
    La luz del Sol y su calor entre ellos, 260
    Pues se forman de finos elementos;
    Los que empujados fácilmente pasan
    Los intersticios de aire sacudidos
    Por el siguiente choque: cuando al punto
    Luz a la luz sucede, y se acelera
    La suma ligereza de los rayos,
    Con nueva agitación de los siguientes.
    .Por la misma razón los simulacros
    Deben correr espacios increíbles
    En un momento; pues primeramente 270
    Un posterior impulso de continuo
    Sacude los corpúsculos sutiles;
    Siendo además tan fino su tejido,
    Fácilmente penetran cualquier cuerpo
    Y por los huecos de aire así se cuelan.
    .Si vemos los corpúsculos nacidos
    De las mismas entrañas de los cuerpos
    Esparcirse de pronto, a la manera
    Que la luz y el calor del Sol lo hacen
    Por toda la extensión de la atmósfera 280
    En un instante y por el mar y tierras.
    Se derraman y al cielo se remontan
    Y le bañan de luz por todas partes
    Tirándole con suma ligereza,
    ¿Cómo no ves que ya los simulacros
    Que de la superficie se desprenden,
    Su emisión ningún cuerpo retardando,
    Deben abalanzarse más ligeros
    Y atravesar mucho mayor espacio
    En tiempo igual al que la luz emplea 290
    Del Sol en extenderse por el cielo?
    .Quiero también poner una experiencia
    Que compruebe la suma ligereza
    Con que se mueven estos simulacros:
    Si pones al sereno una agua clara,
    En ella vienen a pintarse luego
    El estrellado cielo y las lumbreras
    Rutilantes del mundo: pues la imagen
    Ya ves cuán poco tiempo necesita
    Para llegar del cielo hasta la tierra. 300
    .Por lo cual es preciso que confieses
    Las emisiones de los simulacros
    Que hieren muchos ojos y producen
    La visión: en efecto, los olores
    De ciertos cuerpos son emanaciones
    Continuas: de este modo emana el frío
    De los fluidos; calor del Sol emana,
    Y la sal que se come las riberas
    Del mar emana: y los sonidos varios
    Sin cesar por el aire van volando: 310
    Cierto sabor salado afecta el gusto
    Cuando nos paseamos en la playa;
    Y si miramos preparar ajenjos
    Sentimos amargor: tanta certeza
    Tenemos de que envían emisiones
    De sí todos los cuerpos de continuo,
    Que a todas partes giran sin pararse,
    Y sin interrumpir jamás su flujo,
    Pues tenemos continuas sensaciones,
    Ver, oler y aun oír podemos siempre. 320
    Si tocamos a obscuras algún cuerpo
    De una cierta figura, conocemos
    Ser el mismo que vimos por el día;
    Es preciso también que el tacto y vista
    Excite semejante mecanismo:
    Si un cuadrado tocamos, por ejemplo,
    Y nos excita sensación a obscuras,
    ¿Qué otro objeto afectando nuestra vista
    Podrá durante el día presentarse,
    Si no es que sea su cuadrada imagen? 330
    Luego por medio de la imagen vemos;
    Sin ellas no podemos ver los cuerpos.
    .Giran los simulacros de que hablamos
    Y en toda dirección se arrojan siempre:
    Mas como sólo vemos con los ojos,
    A do los dirigimos nos los hieren
    Con su color y forma los objetos,
    Y la imagen nos hace que veamos
    La distancia que media hasta las cosas,
    Porque al salir impele y echa el aire 340
    Que medie entre la imagen y los ojos;
    Por el tacto del aire conmovidos,
    Y lame en cierto modo la pupila,
    Y en modo rapidísimo se aleja:
    Entonces la distancia conocemos.
    .Cuanto más prolongada es la columna
    Que agitada delante toca al paso
    Nuestros ojos, parece más distante
    Cualquier objeto; y este mecanismo
    De rara y portentosa ligereza 350
    Nos hace ver objetos y distancias.
    .No debe sorprenderte que nos hieran
    Los ojos simulacros invisibles,
    Y no obstante se vean los objetos:
    Porque generalmente no sentimos
    Las moléculas de aire que recrea,
    Ni del frío que punza fuertemente
    Cada uno de por sí, más bien sentimos
    Todas las impresiones reunidas:
    Las sentimos obrar sobre nosotros 360
    Como objetos que afectan nuestros cuerpos
    Con un choque exterior. Cuando ponemos
    Sobre una piedra el dedo, los extremos
    Tocamos del color y superficie:
    Sentimos solamente la dureza,
    Propiedad de la masa de la piedra.
    .Oye por qué razón se ve la imagen
    Mas allá del espejo y bien distante:
    No de otro modo vemos los objetos
    Por fuera de las casas ciertamente 370
    Cuando por sí la puerta proporciona
    Veamos claramente lo que pasa
    Por la parte de afuera; dos columnas
    De aire, pues, entonces se interponen;
    La una entre ojo y puerta, a la que sigue
    La imagen de la puerta y de los cuerpos
    De adentro por derecha y por izquierda:
    La otra, a quien precede luz externa,
    Y que viene a pasar por nuestros ojos,
    Es seguida también de los objetos 380
    Que se ven ciertamente por afuera.
    Lo mismo hace el espejo: de su imagen
    La proyección llegando a nuestros ojos
    Hecha delante de ella el aire puesto
    Entre su superficie y nuestra vista;
    Y la impresión de esta columna de aire
    Hace sintamos de antemano aquella
    Imagen del espejo; mas al punto
    Que percibimos el espejo mismo
    Llega a dar en su luna nuestra imagen, 390
    La cual no es reflejada a nuestros ojos
    Sino después de haber hecho que pase
    Otra columna de aire sobre el ojo,
    Que es impelida por la imagen nuestra:
    Por eso ves la imagen tan distante
    Del espejo: no debes admirarte,
    De dos columnas de aire siendo efecto.
    Si la parte derecha de un objeto
    Vemos en los espejos a la izquierda,
    Consiste en que después de haber tocado 400
    La superficie plana del espejo,
    Sufre la imagen antes que se vuelva,
    Una mudanza que el envés refleja
    Bajo el aspecto mismo que tenía
    Su derecha. Y si entonces aplicando
    Una máscara térrea antes de seca
    A algún poste o columna, se pudiese
    Hacer que sin perder su antigua forma
    Sus partes saledizas se volvieran
    En sí mismas a entrar, y que en seguida 410
    Se ordenasen de nuevo para afuera,
    Por necesaria ley sucedería
    El estar colocado a mano izquierda
    El ojo de derecha, y al contrario.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 02.05.21 4:09

    .


    .La imagen pasa de uno a otro espejo
    De manera que suele presentarnos
    Cinco o seis simulacros: los objetos
    Por detrás en el fondo colocados,
    Aunque están muy oblicuos y distantes,
    A fuerza de continuas reflexiones 420
    Salen del fondo, al parecer formados,
    Por los muchos espejos en un cuarto.
    Pasa la imagen de un espejo a otro;
    Si el primero la pone a mano izquierda,
    La refleja el segundo a la derecha,
    Vuelve el tercero su primera cara.
    .Los espejos también de muchos lados
    Hacen ver los objetos con la cara
    Que les es presentada; bien ya sea
    Porque la imagen llega transmitida 430
    De un espejo en el otro a nuestra vista
    Después de padecer dos reflexiones;
    Bien porque sobre sí rueda la imagen
    Cuando viene a nosotros; pues la obliga
    La misma curvatura de los lados
    A dar la vuelta entera hacia nosotros.
    .Parece entran y salen igualmente
    Con nosotros también los simulacros
    Imitando los gestos y actitudes,
    Pues la parte que dejas del espejo 440
    No puede hacer que vuelva ya la imagen,
    Porque Natura sabia y providente
    De reflexión el ángulo dispuso
    Que fuese siempre igual al de incidencia.
    .Los ojos huyen de brillantes cuerpos
    Evitando mirarlos; también ciega
    El Sol si se le mira de hito en hito;
    Porque además que tiene propia fuerza,
    Sus simulacros, de los altos cielos
    Lanzados a través de un aire puro, 450
    Rápidamente hieren nuestros ojos,
    Sus organizaciones perturbando:
    Un vivo resplandor quema los ojos
    Frecuentemente, puesto que contiene
    De moléculas ígneas grande copia,
    Cuando al entrar causan dolor en ellos.
    .Los ictéricos ven cualquier objeto
    Amarilleado, porque de sus cuerpos
    Emanan abundantes las semillas
    De amarillez, que se unen en el aire 460
    De los objetos con los simulacros,
    Y tienen los humores de sus ojos
    Gran copia de partículas mezcladas
    Que pintan amarillos los objetos.
    .Se ven desde lo obscuro los objetos
    Que están en medio de la luz, sin duda
    El aire tenebroso más cercano
    Metiéndose en el órgano el primero,
    Y cogiéndole abierto, es al instante
    Seguido de aire claro, que despeja 470
    Los ojos y disipa las tinieblas
    Por más móvil, sutil y poderoso.
    .En el momento que de luz llenara
    Las vías de los ojos este aire,
    Y abrió las que obstruían las tinieblas,
    Al punto se introducen simulacros
    De cuerpos puestos a la luz, y vemos.
    Viniendo de la luz es imposible
    Ver en la obscuridad, por el contrario,
    Porque llegando el aire tenebroso 480
    Y más denso el segundo, llena a un tiempo
    Y cierra los conductos de los ojos,
    Sin que puedan pasar los simulacros
    De los cuerpos que llegan a la vista.
    .Si a lo lejos parece son redondas
    De las ciudades las cuadradas torres,
    Consiste en que todo ángulo parece
    Obtuso desde lejos; o diremos
    Mejor que no se ve; su acción se acaba:
    Tampoco llega el golpe a nuestros ojos, 490
    Pues son debilitados en gran trecho
    Los simulacros por continuos choques
    Del aire; y cuando el ángulo gastado
    Llegó a hacerse insensible, se ve sólo
    Como un montón cilíndrico de piedras:
    No así cuerpos redondos a la vista
    Nos aparecen, mas con una forma
    Confusa en cierto modo e imperfecta.
    .También parece que en el Sol se mueve
    Nuestra sombra siguiendo nuestros pasos, 500
    E imitando los gestos; si creyeres
    Poder andar y remedar los gestos
    Un aire que de toda luz carece,
    Un aire que solemos llamar sombra:
    Siendo la tierra sucesivamente
    Privada de la luz del sol o herida
    Según que nuestros cuerpos van andando
    Cierran el paso, o le abren a sus rayos,
    Se nos figura que la misma sombra
    Viene en pos de nosotros: consistiendo 510
    La luz en unos rayos sucesivos
    Que mueren y renacen de continuo,
    Como si se devana lana al fuego,
    Fácil es concebir cómo la tierra
    Se despoja de luz y se rellena.
    .Sin embargo, tampoco concedemos
    Que los ojos padecen aquí engaños,
    El ver la luz y sombra do las haya
    Es propio de los ojos: ¿por ventura
    Es o no ciertamente la luz misma? 520
    ¿Y la misma la sombra que se pasa?
    ¿O sucede más bien como hemos dicho?
    La razón debe sólo decidirlo.
    En fin, no pueden conocer los ojos
    A la naturaleza de los cuerpos;
    Por lo mismo, no quieras imputarle
    Los errores del ánimo nacidos.
    .La nave donde vamos embarcados
    Navega pareciendo estarse quieta,
    Y aquella que está inmóvil en la rada 530
    Creemos la arrebata la corriente:
    Y parece que campos y colinas
    Huyen hacia la popa, hinchando el viento
    A lo largo de aquéllos nuestras velas:
    Y parece que todas las estrellas
    En las etéreas bóvedas clavadas
    Inmóviles están; tienen, no obstante,
    Continuo movimiento, pues que nacen
    Para reveer una lejana puesta,
    Después que con su claro cuerpo el cielo 540
    Midieron: Sol y Luna estacionarios
    De la misma manera nos parecen,
    Aunque sus movimientos nos declara
    La razón por sí misma; y las montañas
    Que dominan los mares, entre quienes
    Pasarían escuadras libremente,
    Un mismo todo ofrecen desde lejos,
    Y aunque estén muy distantes unas de otras,
    Ofrecen, sin embargo, a nuestros ojos
    Una grande isla congregadas todas. 550
    .Y están tan persuadidos los muchachos
    Que la pieza se mueve a la redonda,
    Y en rededor moverse las columnas,
    Que tomen acabando de dar vueltas
    Que los sepulte el techo de sus ruinas.
    .Cuando principia ya naturaleza
    A remontar los fuegos tembladores
    Del encarnado Sol, y al levantarla
    Sobre la cima de los montes, tiene
    Al parecer en ella el Sol reposo, 560
    Tocándola de cerca con su fuego;
    Apenas distan ellos de nosotros
    Dos mil o cuando más quinientos tiros
    De saeta o de dardo: inmensos mares
    Entre el Sol y los montes se comprenden
    Debajo de las bóvedas celestes;
    Y se hallan a otro lado de estos mares
    Infinitas regiones habitadas
    De hombres y de animales diferentes.
    .Empero un charco de agua que no tenga 570
    Más que una pulgada de profundo,
    Estancada en las piedras de la calle
    Debajo de los pies, hace veamos
    El espacio tan vasto, que separa
    El cielo de la tierra por encima
    De nosotros: creyéramos que el globo,
    De parte a parte atravesado, ofrece
    Otros nuevos nublados a la vista,
    Y a los ojos presenta un nuevo cielo,
    Y otros cuerpos hundidos en las tierras 580
    Vemos en este espacio prodigioso.
    Si se nos para en medio de algún río
    El arrogante bruto, y si bajamos
    La vista hacia la rápida corriente,
    Parece que una fuerza arrastra el cuerpo
    Del inmóvil caballo río arriba,
    Y por cualquiera parte que miremos
    Nos parece que son así arrastrados
    En general los cuerpos velozmente,
    Y suben la corriente de este modo. 590
    .Un pórtico formado de columnas
    Paralelas o iguales en altura
    Mirado en su largor desde un extremo,
    Se angosta poco a poco como en cono,
    El techo se deprime hacia la tierra,
    Y el lado izquierdo juntase al derecho,
    Hasta que no descubren más los ojos
    Que el ángulo confuso de su cono.
    .Del seno de los mares ven que sale
    El Sol los marineros; y se pone 600
    Y sepulta su luz también en ellos;
    Sus ojos no ven mas que cielo y agua;
    No debes tú tachar de mentirosos
    Ligeramente en todo a sus sentidos.
    .Los ignorantes de la mar se creen
    Ver deformes y rotos los navíos
    En el ponto sus olas resistiendo:
    La parte del timón y de los remos
    Que sobresale por el agua es recta,
    Y la parte que está dentro del agua 610
    Parece que se dobla, y se levanta
    En línea horizontal, que en cierto modo
    Flota por refracción sobre las aguas.





    (Continuará)


    Última edición por Pedro Casas Serra el 16.05.21 3:38, editado 2 veces


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 03.05.21 3:05

    .



    .Cuando llevan los vientos por el aire
    En medio de la noche claras nubes,
    Parece que los fuegos celestiales
    Se van contra las nubes resbalando
    Y que con una dirección contraria
    Al curso natural ruedan sobre ellas.
    .Si apretamos un ojo con la mano 620
    Por la parte inferior, parecen dobles
    Los objetos que vemos: la luz doble,
    Doble el rico menaje, y que los hombres
    Tienen doblada cara y doble cuerpo.
    .Cuando el sueño por fin los miembros ata
    Con un dulce sopor, y cuando el cuerpo
    En profundo reposo está tendido,
    Entonces nos parece estar despiertos,
    Y hacer también de nuestros miembros uso;
    Creemos ver el Sol y luz del día 630
    En medio de la noche tenebrosa:
    Y en una pieza estrecha y bien cerrada
    Mudar de climas, mares, montes, ríos,
    Y atravesar a pie llanuras grandes;
    Y en el profundo y general silencio,
    De la noche parece oír sonidos,
    Y silenciosos responder acordes.
    .Vemos, en algún modo sorprendidos,
    Semejantes fenómenos, que tienden
    Todos a destruir la confianza 640
    Debida a los sentidos, pero en vano:
    El engaño proviene en nuestra parte
    De los juicios del alma que nosotros
    Pintamos con aquellas relaciones
    De los sentidos, suponiendo visto
    Aquello que los órganos no vieron;
    Porque la distinción de relaciones
    Evidentes de inciertas conjeturas
    Que el ánimo de suyo nos asocia
    Es la cosa más rara y excelente. 650
    .Si alguno dice no saberse nada,
    Si se puede saber él mismo ignora,
    Supuesto que confiesa nada sabe:
    ¿Quién podrá disputar con quien impugna
    Las nociones más claras y evidentes?
    No obstante, aun cuando y le concediera
    Por cosa cierta no saberse nada,
    De qué modo aprendió le preguntara
    Saber y no saber qué cosa sea,
    Sin que jamás lo cierto haya encontrado; 660
    Y cómo se formó el conocimiento
    De falso y verdadero, y de qué modo
    Distingue la certeza de la duda.
    .Encontrarás que nace la noticia
    De la verdad de los sentidos mismos,
    Que al error nunca pueden inducirnos,
    Que merecen muy grande confianza,
    Porque, según la fuerza y energía,
    Si oponen la verdad, pueden lo falso
    Destruir. ¿Pues en dónde encontraremos 670
    Conductor más seguro que el sentido?
    Dirás, que en estos órganos falaces
    Fundada la razón. ¿Podrá contra ellos
    Deponer la razón, que su existencia
    Enteramente a los sentidos debe?
    ¿Que no es más que un error si engañan ellos?
    ¿Argüirán los oídos a los ojos?
    ¿El tacto a los oídos? ¿A este tacto
    Con argumentos refutar podrían
    Por ventura el olfato, el gusto, u ojos? 680
    Pues no sucede así, según yo creo:
    Tiene cada sentido sus funciones,
    Tiene sus facultades separadas,
    Y es preciso inspeccione así un sentido
    Lo blando o duro, lo caliente o frío:
    Distingue otro el olor de los colores:
    Los sabores, olores y sonidos
    Su propio tribunal tienen aparte:
    No pueden mutuamente los sentidos
    Rectificarse; ni ellos a sí mismos 690
    Reprenderse podrán, puesto que siempre
    Merecerán la misma confianza:
    Inferimos de aquí que en cualquier tiempo
    Serán sus relaciones verdaderas.
    .Si no pudiera, la razón decirnos
    Cómo se ven redondos desde lejos
    Los objetos que cerca son cuadrados,
    Nos es más ventajoso, sin embargo,
    Dar en defecto de solución cierta
    Falsa razón de esta apariencia doble, 700
    Que soltar la evidencia de las manos,
    Y destruir la confianza toda,
    Y arrancar de raíz la base entera
    En que conservación y vida estriban:
    Pues la razón no sólo se arruina,
    Sino también la misma vida al punto,
    Si no osares creer a los sentidos
    Y huir de aquellos sitios peligrosos
    Y los demás objetos que nos dañen,
    Y buscar los que traen utilidades. 710
    Vana declamación es el discurso
    Que contra los sentidos se dirige.
    .Pues en la construcción de un edificio
    Se sirve el arquitecto de una regla
    Mal formada, y si no guarda la escuadra
    La perpendicular, si se ladea
    El nivel de su asiento hacia una parte,
    Es preciso que salga el edificio
    Muy lleno de defectos, ladeado,
    Hundido, sin nivel, sin proporciones: 720
    Parecerá amenaza desplomarse
    Ya alguna parte dél; seguramente
    Todo se vendrá abajo, porque ha sido
    Mal dirigido desde sus principios:
    Así en la relación de los sentidos
    Si no hay seguridad y confianza,
    Los juicios que formares es preciso
    Te salgan todos falsos e ilusorios.
    .Es cosa fácil explicar el cómo
    Son afectados los demás sentidos 730
    Por el objeto propio a cada uno:
    El sonido y la voz se oyen primero
    Cuando sus elementos insinuados
    En el oído, el órgano tocaron,
    Porque de corporal naturaleza
    Debemos confesar que se componen
    El sonido y la voz, puesto que impelen
    Los sentidos. La voz frecuentemente
    Lastima la garganta, y los clamores
    La tráquea irritan: porque los principios 740
    De la voz, en gran número saliendo
    Rápidamente fuera, llenan luego
    El estrecho conducto, desgarrando
    El orificio y lastimando el paso
    Por do la voz escapa por los aires.
    Así que las palabras y las voces
    Constan de corporales elementos,
    Supuesto que nos pueden hacer daño.
    .Bien sabes tú cuánto destruye el cuerpo,
    Cuánto se debilitan fuerza y nervios 750
    De los que conversaron largamente
    Desde que asoma la brillante aurora
    Hasta la sombra de la obscura noche,
    Si ha sido la disputa acalorada.
    .Es corpórea la voz, puesto que pierde
    El parlero gran parte de substancia.
    .La aspereza de voz y la dulzura
    Nacen de la figura de los átomos;
    Pues no hieren lo mismo los oídos
    Cuando los graves y profundos toques 760
    Oímos del clarín, y en ronco estruendo
    Retumban las bocinas retorcidas,
    Y los cisnes nacidos en los valles
    Frescos del Helicón con voz de llanto
    Entonan sus lamentos, armoniosos.
    .Al punto que nosotros despedimos
    De lo íntimo del pecho los sonidos
    A lo interior del paladar la lengua,
    De las palabras móvil formadora,
    Las articula, y modifica en parte 770
    La inflexión de los labios; y si es corto
    El espacio que corre aquel sonido
    Para llegar al órgano, se oyen
    También perfectamente las palabras,
    Las articulaciones se distinguen
    Porque sus inflexiones y carácter
    La voz conserva; pero si el espacio
    Que se interpone es demasiado largo,
    Confunde las palabras el mucho aire,
    Y se pierde la voz atravesando: 780
    Luego pueden oírse los sonidos
    Sin distinguir qué dicen las palabras:
    Tan confusa y revuelta la voz llega.
    .De todo el pueblo hiere los oídos
    Con un solo pregón el pregonero:
    Una voz sola se divide al punto
    En otras infinitas repartidas
    Por todos los oídos, distinguiendo
    Las articulaciones y sonidos.
    .Las voces que no llegan al oído 790
    Mueren desvanecidas por los aires,
    Continuando su marcha; o estrelladas
    En algún cuerpo sólido, el sonido
    Repiten rechazadas; muchas veces
    Engañan reflejando la palabra,
    Así como la imagen el espejo.
    Bien enterado tú de lo que digo,
    Puedes a los demás y a ti explicarte
    Cómo en las soledades los peñascos
    Repiten las palabras por su orden 800
    Y en articulación cuando buscamos
    Entre montes opacos los perdidos
    Compañeros, llamándolos a voces.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 04.05.21 7:22

    .



    .Sitios he visto yo que repetían
    Seis o siete palabras, diciendo una:
    Las palabras así de cerro en cerro
    Reflejadas muy bien se distinguían.
    Los pueblos comarcanos se figuran
    Que las ninfas habitan estos sitios,
    Y caprípedos sátiros, diciendo 810
    Los faunos ser, que en estas soledades
    Interrumpen la calma silenciosa
    Con su nocturno estrépito y retozo
    Y que hieren las cuerdas con destreza,
    Que acompaña la flauta bien tocada:
    Y aseguran sentir los campesinos
    Cuando Pan, agitando en su cabeza
    Anfibia la corona de los pinos,
    Recorre con sus labios retorcidos
    Los caramillos, porque nunca deja 820
    De sonar canción rústica la flauta.
    Otros muchos prodigios de esta clase
    Refieren, y los venden por milagros,
    Bien porque no se mire aquella tierra
    Que habitan ellos como abandonada
    De los dioses, o bien sean movidos
    De otra cualquier razón, como que toda
    La raza humana fábulas ansía.
    .Luego ya no debemos admirarnos
    Que lleguen y nos hieran el oído 830
    Las voces por los sitios do no pueden
    Los ojos percibir a los objetos:
    Con las puertas cerradas nos hablamos:
    Todos lo vemos, pues sin duda alguna
    Libremente la voz puede meterse
    Por conductos sinuosos de los cuerpos:
    Se niegan a esta acción los simulacros:
    Así, pues, se dividen si los poros
    No están en línea recta como aquéllos
    Del vidrio que la imagen atraviesa. 840
    .Se divide la Voz por todos lados,
    Pues nacen espontáneas unas de otras;
    Una sola produce muchas voces,
    Como la chispa se divide en muchas.
    La voz penetra al sitio más oculto:
    Se oye tan bien detrás del que está hablando
    Como en todas las piezas inmediatas.
    Los simulacros llegan a los ojos
    En línea recta desde los objetos.
    Nadie puede mirar sobre sí mismo; 850
    Se oyen fuera las voces, al contrario;
    Sin embargo, también esta voz misma
    Se embota penetrando las paredes,
    Y nos llega confusa a los oídos:
    Más bien oímos ruido que palabras.
    .Algo más complicado y trabajoso
    Es declarar cómo los jugos obran
    Sobre la lengua y paladar; sentimos
    Primero los sabores en la boca
    Cuando exprimimos al mascar el jugo 860
    Del alimento, al modo del que aprieta
    Y hace salir el agua de una esponja.
    Exprimimos así todos los jugos,
    Del paladar se cuelan por los poros
    Y vías complicadas de la lengua.
    Hieren suavemente si se forman
    De fluidos y lisos elementos,
    Y por la húmeda estancia de la lengua
    Van excitando general deleite.
    El paladar nos punzan y laceran 870
    Si sus átomos son más angulosos.
    .Al fin, el paladar es do sentimos
    El placer del sabor. Los alimentos,
    Cuando por el esófago cayeron,
    Cuando se distribuyen por los miembros,
    Ningún placer se siente: nada importa
    Con qué vianda se alimenta el cuerpo,
    Con tal que esté cocida la que comas
    Para poder colarse por los miembros,
    El estómago habiendo humedecido. 880
    .Explicaré al presente por qué causa
    No convienen los mismos alimentos
    A cualquiera animal generalmente,
    Y por qué el alimento que es amargo
    Para unos animales, puede a otros
    Parecer gustosísimo: es tan grande
    La diferencia y variedad en esto,
    Que lo que es alimento para unos
    Fue para otros un veneno activo.
    También vemos morir a la serpiente 890
    Humedecida con saliva humana,
    Y se devora con sus mismos dientes:
    El eléboro da la muerte al hombre,
    Y las cabras engorda y codornices.
    .Para poder saber en qué consiste
    Ni apartes de tu mente lo que he dicho,
    Ser muy diversas las combinaciones
    De átomos formadores de los seres.
    Siendo desemejantes ciertamente
    En lo exterior los animales todos, 900
    Con formas y contornos variados
    Deben diferenciarse en la figura
    Con mucha más razón, de sus principios;
    Debe haber en sus poros diferencia,
    En vías e intersticios de los miembros,
    De boca y paladar generalmente:
    Más ancho debe ser o más estrecho,
    Muchos triangulares, o cuadrados,
    Redondos o polígonos muy varios;
    Pues deben las figuras de los poros 910
    Variar en razón de la figura
    Y el vario movimiento de los átomos,
    Y deben variar las de las vías
    En razón del tejido que las cerca.
    Así, cuando los mismos alimentos
    Gustan a un animal, y al otro amargan,
    Es porque fácilmente se insinúa
    Jugo en el paladar de los primeros
    Bajo una forma lisa y redondeada,
    Y al contrario, lastima la garganta 920
    De los otros, por ser muy escabroso.
    .Estos conocimientos facilitan
    La solución de otro cualquier problema:
    Así cuando la bilis dominante
    Enciende calentura, o acarrea
    Otra cualquiera causa la dolencia,
    Ya se trastorna entonces la armonía
    Del cuerpo en general, se desordenan
    Todas las posituras de elementos:
    Los corpúsculos que antes se juntaban 930
    Con los órganos, rompen su armonía,
    Y pasan los que excitan los dolores.
    El gusto de la miel, en fin, resulta
    De entrambos elementos, como he dicho.
    .Trataremos ahora de qué modo
    Hiere un cuerpo oloroso nuestro olfato.
    Precisamente existen muchos cuerpos
    Que despiden olores infinitos;
    Que éstos fluyen y corren, y se esparcen
    De continuo debemos presumirnos: 940
    Que es mayor o menor su analogía
    Con unos animales que con otros
    Según la diferencia de figuras:
    El olor de la miel desde muy lejos
    Convida a las abejas, y a los buitres
    Convidan los cadáveres podridos,
    Y los galgos se van en pos del rastro:
    El guarda del romano Capitolio,
    El blanco ganso, humano olor ventea:
    Así el olor que es propio a cada especie 950
    Dirige el animal a pastos buenos,
    Y le hace huir mortífero veneno,
    Conservándose así los animales.
    .Porque la actividad de los olores
    Que llegan a tocarnos el olfato
    Puede circunscribirse más o menos;
    Sin embargo, no llegan a extenderse
    Tanto como la voz y los sonidos,
    Y mucho menos que los simulacros
    Por quienes todos los objetos vemos; 960
    Extraviados llegan lentamente,
    Perecen poco a poco descompuestos
    En medio de los aires fácilmente,
    Porque apenas exhalan las substancias
    De lo más interior emanaciones:
    Como declara el ver que todo el cuerpo
    Exhala y fluye olores más subidos
    Cuando es molido y arrojado al fuego.
    Claramente se ven que son más gruesos
    Los principios que forman los olores 970
    Que aquéllos que componen el sonido,
    Porque el olor no pasa las paredes,
    Por do voz y sonidos se entran luego:
    Por lo que no es tan fácil el que atines
    Dónde se halla el olor, porque en los aires
    Su acción apagan las continuas pausas;
    No corren a decirnos de do vienen:
    El perro así se pierde y busca al rastro.
    .Estos efectos no son peculiares
    En realidad de olores y sabores 980
    Las imágenes mismas de los seres
    Y colores no están proporcionadas
    A los órganos todos de manera
    Que no haya cuerpos cuya vista cause
    Un más vivo dolor que la de otros.
    Sacudiendo a la noche con las alas
    De esta manera el gallo, que acostumbra
    Aplaudir a la aurora con voz clara,
    No le resisten rápidos leones
    Ni le pueden mirar; luego al momento 990
    Huyen de él, porque emanan de sus miembros
    Átomos que, metidos en los ojos
    De los leones, su pupila hieren,
    Y tal dolor excitan, que no pueden
    Resistir el coraje y valentía;
    Cuando dañar no pueden nuestros ojos
    O porque no penetran los principios.
    O porque, introducidos, les dan paso
    Francamente los ojos de manera
    Que no pueden herirlos al volverse. 1000





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 44726
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Pedro Casas Serra 05.05.21 3:02

    .



    .Ora con brevedad decirte quiero
    Qué cuerpos dan al alma movimiento
    Y de dónde la vienen sus ideas.
    Digo que vagan muchos simulacros
    En toda dirección con muchas formas,
    Tan sutiles, que se unen fácilmente
    Si llegan a encontrarse, por los aires,
    Como el hilo de araña y panes de oro;
    Porque aun exceden en delicadeza
    A las efigies por las cuales vemos 1010
    Los objetos, supuesto que se meten
    Por todos los conductos de los cuerpos,
    Y dan interiormente movimiento
    Del alma a la substancia delicada,
    Y la ponen en juego sus funciones.
    Los centauros, Scilas y Cerberos
    Y fantasmas de muertos así vemos,
    Cuyos huesos abraza en sí la tierra:
    Pues la atmósfera hierve en simulacros;
    De suyo unos se forman en el aire, 1020
    Otros emanan de los varios cuerpos,
    De dos especies juntas constan otros.
    La imagen de un centauro no se forma
    Seguramente de un centauro vivo:
    No ha criado jamás naturaleza
    Semejante animal; es un compuesto
    De simulacros de caballo y hombre
    Que el acaso juntó; y cual dicho habemos,
    Su tejido sutil y delicado
    La reunión al momento facilita: l030
    Como esta imagen se combinan otras,
    Que por su extraordinaria ligereza
    El alma afectan al primer impulso,
    Porque el ánimo mismo es delicado,
    Y de movilidad extraordinaria.
    Es una prueba cierta de lo dicho
    Parecerse en un todo los objetos
    Que el alma mira a los que ven los ojos,
    Porque nacen del mismo mecanismo:
    Si enseñé que veía yo leones 1040
    Con el auxilio de los simulacros
    Que llegando nos hieren en los ojos,
    Se infiere que igualmente el alma mueven
    Los demás simulacros de leones,
    Que ve tan bien como los mismos ojos.
    No de otro modo el alma está despierta
    Cuando se extendió el sueño por los miembros
    Porque llegan al alma tan deveras
    Los simulacros que de día hieren,
    Que nos parece ver aquel desierto, 1050
    A quien la muerte y tierra ya dominan.
    A esta ilusión naturaleza obliga,
    Porque reposan todos los sentidos
    En un profundo sueño las verdades
    No pueden oponer a los errores,
    Porque está adormecida la memoria,
    Y con el sueño lánguida no pugna;
    Que aquél que el alma cree ver con vida,
    Despojo es de la muerte y del olvido.
    .Por lo demás, no es una maravilla 1060
    El movimiento de los simulacros,
    Y agitación de brazos y de miembros
    Según las reglas, pues durante el sueño
    Deben tener lugar las apariencias;
    Como que si el primero se disipa
    Y viene a sucederle otro distinto,
    Parece que es el mismo simulacro
    Que ha mudado de gesto en un instante.
    .Muchas cuestiones hay sobre este asunto,
    Y muchas dudas que poner en claro, 1070
    Si deseamos profundar las cosas.
    La primera cuestión que se propone
    Es por qué el alma en el instante tiene
    La idea del objeto que la gusta:
    ¿Miran la voluntad los simulacros?
    ¿Viene la imagen luego que queremos?
    Si mar, si tierra, si, por fin, e1 cielo,
    Los congresos, la pompa, los banquetes,
    Si los combates, si otro objeto agrada,
    ¿Nos crea y guarda la naturaleza 1080
    Las efigies de todo a cualquier seña,
    Mientras que en la región y sitio mismo
    Profundamente están las almas de otros
    De ideas muy distintas ocupadas?
    .¿Qué diré cuando vemos en el sueño
    Ir bailando a compás los simulacros,
    Cuando mueven sus miembros delicados,
    Y cuando tienden sus flexibles brazos
    Alternativamente con destreza,
    Y lo vuelven a hacer con pie ligero? 1090
    ¿Estudiaron acaso reglas y arte
    Para poder de noche divertirse?
    Tengo yo por más cierto y verdadero
    Que percibimos estos movimientos
    En un instante solo, como cuando
    Se da una sola voz, y sin embargo,
    Pasan muchos instantes, que distingue
    La razón solamente: ésta es la causa
    De presentarse muchos simulacros
    En cualquier tiempo, y en cualquiera parte: 1100
    ¡Tanta es su muchedumbre y ligereza!
    Y siendo tan delgado su tejido,
    No puede el alma verlos claramente
    Sin recogerse dentro de sí misma:
    Si ella no se dispone a recibirlos
    Con grande aplicación, todos perecen,
    Y lo logra por medio de esperanza
    De ver aquello que realmente mira.
    .¿No adviertes tú también cómo los ojos
    No pueden distinguir aquel objeto 1110
    Poco sensible, porque se tendieron
    Sin recogerse y prepararse mucho?
    Aun los cuerpos expuestos a la vista
    Son para el alma, si ella no se aplica,
    Como si cien mil leguas estuvieran:
    ¿A qué viene admirarse de que el alma
    Deje escapar los simulacros todos
    Menos los que la tienen ocupada?
    .Tal vez abulta el alma simulacros,
    Y nos lleva al error y nos engaña: 1120
    También transforma el sexo de la imagen,
    Y en vez de una mujer, sólo tocamos
    Un hombre transmutado en un instante,
    U otro cualquier sujeto que en pos viene,
    De semblante y edad muy diferentes:
    Esto proviene del olvido y sueño.
    .Debes siempre evitar lo más que puedas
    Entre otros un error: pensar no debes
    Que fue criada para ver tan sólo
    La órbita brillante de los ojos: 1130
    Y las móviles piernas y los muslos
    Sobre la base de los pies alzados,
    Porque alargar pudiéramos los pasos,
    Y con robustos músculos los brazos
    Y que una y otra mano fueron dadas
    Para poder buscarnos lo preciso.
    .El orden respectivo de las causas
    Y de efectos ha sido trastornado
    Con interpretaciones semejantes:
    Pues no han sido formados nuestros miembros 1140
    Para servicio nuestro: los usamos,
    Porque hechos nos los hemos encontrado:
    La vista no nació antes que los ojos;
    La lengua fue criada antes que el habla;
    La lengua fue mucho antes que el lenguaje;
    Los oídos también fueron criados
    Mucho antes que se oyeran los sonidos;
    Y en fin, todos los miembros existieron
    Antes de que, se usaran, según pienso:
    No es la necesidad la que los hizo. 1150
    .Los hombres se batían a puñadas,
    Y se hacían heridas con las uñas,
    Y sangre por sus miembros chorreaba,
    Mucho antes que las flechas brilladoras
    Volasen por el aire: y las heridas
    A evitar enseñó naturaleza
    Antes que le colgara al brazo izquierdo
    El arte algún broquel para escudarle:
    Y dar reposo al cuerpo fatigado
    Más antiguo es que camas y plumones 1160
    Y el apagar la sed antes que el vaso:
    Estos descubrimientos, que son fruto
    De la necesidad y la experiencia,
    Podemos persuadirnos que se han hecho
    Por utilidad nuestra: no sucede
    Con los demás objetos esto mismo,
    Cuyo uso es posterior al nacimiento,
    Como son nuestros órganos y miembros
    Ni por asomo debes presumirte
    Para utilidad nuestra ser criados. 1170
    Tampoco es maravilla que se busque
    Sustento el animal, naturalmente:
    Porque enseñé, fluían de los cuerpos
    De mil modos corpúsculos sin número:
    Que debe ser su emanación copiosa
    Por su mucho ejercicio y movimiento
    En unos animales: se evaporan
    Por la transpiración otras porciones
    De lo interior del cuerpo: otras exhalan
    Por la respiración los animales 1180
    Que lánguidos jadean: estos males
    Envarecen el cuerpo, y se destruye
    Con dolores la máquina en seguida.
    .Por lo mismo se toma el alimento,
    El cual, metido por los intersticios
    Asegura los miembros, y da fuerzas,
    Y llena los conductos ensanchados
    Con el deseo que a comer incita.
    .De igual modo se extienden las bebidas
    Por la parte que quiere humedecerse, 1190
    Y el volcán de calor que devoraba
    El estómago, al punto se disipa,
    Y se extingue el ardor que hay en los miembros
    De este modo se apaga sed ardiente,
    De este modo se sacia y harta el hambre.
    .Ahora voy a explicarte cómo andamos
    Cuando queremos, cómo meneamos
    Los miembros de maneras diferentes,
    Y cuál es el agente acostumbrado
    Que empuja hacia adelante nuestro cuerpo, 1200
    De peso tan crecido: pon cuidado.
    Vienen los simulacros, como he dicho,
    A tocar el espíritu, y le invitan
    Al movimiento: luego de aquí nace
    La voluntad: porque ninguno emprende
    Cosa alguna sin que haya examinado
    El alma aquel objeto que la gusta;
    Operación que exige la presencia
    De simulacros: pues determinado
    De este modo el espíritu declara 1210
    Su voluntad con cierto movimiento,
    Que comunica al alma en un instante,
    Repartida por todos nuestros miembros,
    Y es muy fácil de hacerse, porque unidas
    Están íntimamente ambas substancias.
    El rechazo del alma siente el cuerpo,
    Y así toda la mole se menea
    Y avanza lentamente: además de esto,
    El cuerpo se enrarece al tiempo mismo,
    Y el aire siempre móvil, como debe, 1220
    Se hace dueño de todos los conductos,
    Copioso se derrama por los poros,
    Y por las partecillas más sutiles
    Del cuerpo se reparte de este modo.
    Así, el alma y el aire son las velas
    Que mueven nuestro cuerpo como nave.





    (Continuará)


    _________________
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Contenido patrocinado


    Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.) Empty Re: Lucrecio: De rerum natura (c.99 a.C.-c.55 a.C.)

    Mensaje por Contenido patrocinado


      Fecha y hora actual: 19.04.24 12:21