Entrevista – selección poética
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Poesía es libertad de vuelo
Evelyn Berg. -¿Es importante la rima?
Mario Quintana.- ¿La rima? No es tan importante. Pero a veces ayuda mucho. Espero que los que lean mis versos hayan notado que yo la empleo cuando es necesario para dar énfasis o por cualquier otro motivo.
EB.-La rima tiende a desaparecer. ¿No? ¿Cuál es su posición?
MQ.-Bueno, siempre traté de hacer sonetos que, aunque clásicamente rimados, no parecen sonetos pero si poemas. Lo difícil de toda arte poética es parecer que se es natural. La poesía viene pero uno debe luchar con las palabras. Por eso es un artesano, un aprendizaje. No existen fórmulas: cada uno tiene que salir de su pozo para expresarse. Esta es la función del poeta: él expresa todo el mundo.
EB.- ¿Ud. piensa el poema en forma de soneto o piensa en un poema y sale un soneto?
MQ.-Creo que es una cosa muy misteriosa… Lo único que puedo decir es que cuando trataba de hacer un soneto sobre determinado tema, nunca conseguía que saliese algo que valiese la pena. A veces pienso que el poema nace con forma, como nace un niño de una manera u otra, ¿no? Con ojos azules, con ojos negros.
Un poema debe mantener la unidad. Es necesario podar mucho. Tener coraje para sacrificar bellas imágenes. Ya que un poema enriquecido de imágenes queda como esos altares barrocos (una vez escribí esto, pero no puedo resistirme a repetirlo) que tienen tantos angelitos que uno se olvida del santo. La poesía es pues, humildad en el recibir la cosa, coraje en el trabajo de hacerla.
EB.-¿Ud. escribiría, incluso si no existiera el lector?
MQ.- Escribiría porque no podemos huir de la necesidad de estar vivos. Estar vivo es expresarse y la poesía es una forma de expresión, y por lo tanto de vida.
EB. – ¿Con este mundo de tantos cambios, ud. cree que en el siglo XXI, XXII y XXIII todavía se lea poesía?
MQ.- Realmente no es el mundo que cambia – son sus formas exteriores. El progreso, del cual tanto se habla. Pero el hombre continúa siendo el mismo andando en una carreta del siglo VIII o viajando en un Jet. Pienso que no cambia. Se trata de mayor o menor velocidad.
EB. –¿Ud. dijo un Jet?
MQ.-Digo JET, tal vez porque me produce sacudidas. Lo esencial perdura siempre. Sin embargo, el progreso es muy relativo. Cualquier cosa que sea moderna es relativísima. Porque no existe nada que mude tanto como el figurín del año pasado. Como ya dije, no sé si se dijo en un poema, no me acuerdo, en una línea: la última novedad es siempre un rosa. Luego, las emociones elementales del alma humana son siempre las mismas. Y como nadie se sacia de vivir, nadie tampoco se sacia de las cosas esenciales, de las cosas humanas y por lo tanto, de la poesía.
EB. –Persistiría en los siglos venideros la institución del matrimonio?
MQ.—No sé si inspiro confianza o no, el caso es que nunca me casé! (Ríe).
EB.—Por eso mismo le hago la pregunta. Si no se casó fue porque no creía en la institución del matrimonio… Bueno, pienso que la pregunta debía ser formulada de otro modo. Es si durará el amor. Bueno, en ese caso el amor durará, ¿no? Ahora bien, en cuanto a las formas exteriores, plíticas, sociales, no tienen la misma importancia. Eso es relativo.
MQ.- Mira, el amor… ni mucho hablo de amor en mis versos. Todos los versos son de amor. ¿Sabe cómo es? Son una expresión de amor, un derrame de amor.
(En este momento, por un descuido, el botón del grabador fue accionado, se desconectó automáticamente y la conversación perdió su continuidad) Ud. daba una definición de poesía.
MQ.—Si pudiese definir la poesía, no sería poeta, sino crítico. Pero ahora, hablando más seriamente, le diré que ese se relaciona al hecho del cual me habló hace poco. Generalmente preguntan si es algo personal. Eso me hace recordar un personaje de Lope de Vega que estaba llorando, sentado en un portal y al cual otro personaje de la pieza pregunta: ¿Por quién lloras? Y él: «Por nadie. Lloro de puro amor…». Por ese y otros motivos, llegué a la conclusión de que la poesía no es exclusivamente la verdad. Ni apenas la verdad, es mucho más que eso. La poesía es el descubrimiento de la verdad.
EB.- ¿Cuál es la meta?
MQ.- Eso de preguntar por la meta es lo mismo que preguntar qué pasará después de la muerte. Me quedo con la boca abierta… Creo que dije que la poesía es expresión de libertad. Quiere decir: la poesía es libertad de vuelo. Entonces, ¿será uno un ave migratoria que no sabe para dónde va, pero de cualquier forma sigue? Lo que realmente existe es la alegría de volar.
EB.- Es muy bonito eso.
MQ.-Cuando alguien dice que una cosa es bonita empiezo a desconfiar. Deseo que las cosas sean verdaderas.
EB.-Pero cuando se nota que algo es bonito, significa que se encontró la verdad en aquello.
MQ.-Ah, sí. Ah, a propósito tengo un poema que dice que la belleza es la forma angélica de la verdad. No cito todo el poema porque nada mío me sé de memoria. Soy incapaz de memorizar mis cosas. No me gusta decir nada que parezca fanfarronería. Lo que no significa que yo sea modesto. Lo que más me molesta es que se diga que yo soy modesto: ¡no soy modesto! Sucede simplemente que soy muy orgulloso para que tenga vanidades. No hay cosa que me asuste más que un homenaje, un discurso. No sufro de vedettismo. Pero hay algo que quiero decir: con respecto a las demostraciones que recibí, quedé muy impresionado con dos. Una de Porto Alegre, concediéndome el título de Ciudadano Honorario. Motivo: ser poeta. Esto es algo extraordinario. El hecho de que me concedieran unánimemente esa honra a alguien por el simple hecho de ser poeta es una actitud que dignifica una legislatura. Otra cosa que también encontré extraordinaria, y en el mismo sentido, fue que Alegrete –mi tierra natal– decidió grabar un poema mío en una plaza pública –la principal de la ciudad–. Quedé aterrado, aquello ya había sido resuelto, ¿pero cómo yo iba a escoger el poema? Si yo me daba cuenta de que no era posible que yo mismo escogiese, mucho menos sería para los otros. No podía cometer la grosería de negarme. En las discusiones que tuve con el prefecto y el presidente de la Cámara del Concejo dije que no podía escoger un poema, porque un error en bronce es un error eterno.
Se habló, se discutió y quedó únicamente esto en la plaza: «Un error en bronce es un error eterno – palabras con las cuales Mario Quintana se eximió a que fuese grabado un poema suyo, en esta plaza, como justo homenaje de sus coterráneos, Alegrete, 1968». Creo que este monumento es único en el mundo. Fue una gran solución. Y luego de eso, en caso de que nada quede de lo que hice, yo me lavo las manos, Alegrete se lava las manos y la posteridad se da un baño completo en las aguas del Ibirapuitan.
EB.- Volviendo a un viejo tema, ¿existe acaso la inspiración?
MQ.- Creo que existe una experiencia del subconsciente. Ahora bien, ella puede manifestarse por cualquier provocación exterior. Hice un poema una vez porque un camarada me dijo: «Mira fulano: parece una marioneta». Es una frase común, pero cuando llegué a la casa hice un poema, de los más completos que he hecho. Comencé así: «Los muertos son ridículos como marionetas a quienes les cortaron los hilos», etcétera. Él me inspiró con una palabra que desencadenó la cosa.
EB.- ¿Piensa Ud. que la bohemia es importante para la poesía?
MQ.- Que se diga que todo poeta es bohemio… Mejor diría que todo muchacho es bohemio. Es parte de la rebeldía natural que acomete al hombre en cierta fase de la vida. Ahora bien, Ud. pregunta sobre aquellos que continúan toda la vida como bohemios, ¿no? Tengo la impresión de que eso ya no existe.
EB.- ¿Podría darnos una descripción rápida de su rutina diaria?
MQ.- ¿Mi rutina diaria? ¿Pero a quién le puede interesar? Llevo una vida tranquila y misteriosa. Me levanto lo más tarde posible, pues al final es necesario aprovechar la vida, ¿no? Después leo el periódico, me encuentro con los amigos, voy al cine –me gusta, tanto el bueno como el malo, porque en el malo la gente piensa entre otras cosas, fantasea, descansa, duerme.
EB.- ¿Algún tipo especial?
MQ.- Ante todo, me gusta el buen cine. Exageradamente me gusta Fellini.
EB.- ¿Le gusta leer?
MQ.- Mira, dicen que hay una época para leer y otra para releer. Bien, yo estoy en la época de releer. Una cuando comienza a vivir, quiere descifrarla a través de los diálogos. Cuando era un adolescente, me acuerdo que devoré todo Dostoievski, me indigesté de todo lo que era filosofía y luego descubrí casi en 10.000 años del pensamiento humano, ente tan bueno como Sócrates, que, para no citar a otros, no solucionó los problemas del ser, ¿qué iría solucionar yo? Entonces leo para distraerme. Me gusta mucho la ciencia ficción, las novelas policíacas. De cine, adoro las películas de terror, especialmente las de vampiro. Esto puede ser una tontería, porque todos los vampiros son siempre lo mismo – ¡por eso mismo!–. Uno ve las variantes que el camarada hace dentro de eso. Y como en el fondo no está creyendo en aquello no se hace daño a nadie.
EB.- ¿Tiene Ud. familia aquí en Porto Alegre?
MQ.- Tenía una persona que era mi hermano y murió el año pasado. (El poeta habla con una visible dificultad). Fue mi mejor amigo, no solo un hermano. (Silencia).
«Correio do Povo», 19 y 26 de noviembre de 1968.
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