ODAS
ODA XXIII
A F U R I O
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¡Furio, tú que ni siervos ni arca tienes,
Ni arañas en tu hogar, chinches, ni fuego,
Sino un padre y madrastra cuyas muelas
Hasta guijarros triturar pudieron,
¡Qué afortunado con tu padre vives
Y con su esposa que parece un leño!
No maravilla; porque estáis bien todos,
Digerís bien y á nada tenéis miedo:
Ni á incendios prontos, ni á ruinas graves,
Ni á actos infames, ni á mortal veneno,
Y ni á los otros casos de peligro
A los cuales un rico se halla expuesto.
La verdad es que el frio, el sol y el hambre
Os dejaron enjutos como un cuerno,
Si algo más seco y árido no existe;
¿Y feliz no te sientes con todo esto?
Tú, sudor ya no tienes, ni saliva,
Ni moco en la nariz líquido ó seco,
Y agrega á esta limpieza algo más limpio,
Que lo tienes más pulcro que un salero,
Pues al año diez veces no más lo usas
Y de piedras parece que está lleno;
Pues si hubieras de asearte con las manos,
No te llegaras á ensuciar los dedos.
No desprecies, ¡oh Furio! estas ventajas
Que no debes tener jamás en sueños.
Cien mil sextercios de pedirnos deja
¿No vives tú feliz y satisfecho?
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