ACTO IV. LA RESURRECCIÓN
ISABEL, JACINTA, D. PABLO. D. ELÍAS, D. FROILÁN, DON MATÍAS, el NOTARIO, D. ANTONIO, D. LUPERCIO, los CONVIDADOS |
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Al aparecer D. PABLO retrocede JACINTA aterrada; las demás señoras chillan, y una o dos se desmayan en brazos de los caballeros que las rodean, volviendo en sí a pocos momentos; D. FROILÁN se queda extático; D. ELÍAS suelta la carcajada, y hace notar a ISABEL los gestos de los demás; D. MATÍAS calla, entre dudoso y amostazado; D. ANTONIO y D. LUPERCIO dan muestras de admiración, y el NOTARIO se esconde detrás de la mesa. |
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FROILÁN | ¡Yo no lo dije por tanto! | |
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GALÁN 3.º | (Haciendo aire a una que está desmayada y en breve recobra el sentido.) | ¡Señora...! |
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GALÁN 2.º | (Yo tengo más miedo que ella.) | |
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ELÍAS | (Aparte a ISABEL.) | La tramoya ha estado bella. | | ¡Se ha portado el polvorista! | |
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JACINTA | (La imagen de mi conciencia | | veo en su rostro fatal.) | |
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FROILÁN | (Si es aparición, tal cual; | | si está vivo, ¡adiós la herencia!) | |
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JACINTA | Yo confieso mi locura, | | Pablo, y te pido perdón. | |
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JACINTA | Ten compasión | | de una frágil criatura... | | A tus plantas... |
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(Va a arrodillarse, y D. MATÍAS la detiene.) |
MATÍAS | ¡Eso no, | | por vida de San Matías! | | ¿Tú a sus plantas? ¡No en mis días! | | Él ha muerto, y vivo yo. | | Y nos veremos las caras, | | pues ya se firmó el concierto, | | si quiere meterse el muerto | | en camisa de once varas. | | Ni él ha muerto; no hay tal cosa; | | que si difunto estuviera | | no alzara así como quiera | | la yerta y pesada losa. | | Yo no le disputo a Dios | | el poder de hacer milagros; | | mas los muertos están magros, | | y éste abulta como dos. | | Le quisiste vivo, es cierto, | | y ahora a mí; sea enhorabuena. | | Eso no vale la pena | | de resucitar a un muerto. | | Si él ha muerto, ¿qué hace aquí? | | Vuelva al panteón profundo; | | y si vive para el mundo, | | muerto sea para ti. | | En fin, que viva o que muera, | | tuyo no ha de ser jamás. | | Veremos quién puede más; | | él muerto y yo... calavera. | |
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PABLO | (Soltando el manto y dando algunos pasos.) | No he muerto, gracias al cielo, | | ni por una infiel y un loco | | quiero exponerme tampoco | | a dar la vida en un duelo. | | Que perdone este mal rato | | pido a la tertulia toda, | | pues mal sienta en una boda | | el funeral aparato; | | pero hombre de calidad, | | cuya muerte es tan sentida, | | justo es que vuelva a la vida | | con cierta solemnidad. | | Conozco que algún menguado | | en esta cómica escena | | más me quisiera alma en pena | | que muerto resucitado; | | pero si alguno desea | | ser pasto a la muerte avara, | | yo no: ya he visto su cara, | | y me parece muy fea; | | y puesto que debo tanto | | al Sumo Hacedor, no es justo | | que por dar a nadie gusto | | me vuelva yo al camposanto. | | Mis quejas no escucharán | | los amigos fementidos, | | no, porque a muertos y a idos... | | Conocido es el refrán. | | Que matan los desengaños | | dice la gente. No a mí, | | que, como muerto los vi, | | no han de abreviarme los años. | | Nada de rencor, Matías. | | Querer a una dama hermosa | | más que a un fiel amigo, es cosa | | que se ve todos los días. | | Siempre amor en tal pelea | | ha de triunfar; esto es cierto; | | y más si el amigo ha muerto | | y la dama pestañea. | | Yo la quise; tú la quieres... | | Tuya debe ser la bella, | | pues yo he muerto para ella, | | y tú por ella te mueres. | | Ni tu cambio llevo a mal, | | Jacinta. ¿Con qué derecho | | pidiera yo a tu despecho | | una palma virginal? | | Se olvida al galán más pulcro, | | vivo, lozano, fornido, | | ¿y no ha de echarse en olvido | | al que yace en el sepulcro? | | El amor en nuestros días | | como el Fénix se renueva, | | que ya no hay almas a prueba | | de balas y pulmonías. | | Yo te creía más firme, | | mas si otro me reemplazó, | | la culpa me tengo yo. | | ¿Quién me mandaba morirme? | |
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MATÍAS | No haya duelo. ¿En qué lo fundo | | si no hay rival a mi amor? | | Mucho aplaudo al buen humor | | con que vuelves a este mundo. | |
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JACINTA | Pablo, la sorpresa..., el gozo... | | Pero... ya ves... he jurado... | | (Después que ha resucitado | | me parece mejor mozo). | |
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PABLO | Señoras, cese ya el susto, | | que si lo causo viviente, | | me moriré de repente | | estando sano y robusto. | | Y el Notario fugitivo | | ¿adónde fue? |
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NOTARIO | (Sacando la cabeza.) | Me escondí... | |
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PABLO | Ea, salga usted de ahí | | a dar fe que estoy vivo. | | Aquiete usted la conciencia, | | que, a fe del nombre que tengo, | | del purgatorio no vengo | | a tomarle residencia. | | ¡Don Lupercio! ¡Don Antonio! | | De ustedes muy servidor. | | Hasta ahora, aunque pecador, | | no me ha llevado el demonio. | |
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PABLO | Como hablan las paredes, | | ya sé que me han hecho ustedes | | justicia... después de muerto. | | ¡No era tan feliz mi suerte | | cuando vivo!... ¿Conque soy | | un ángel ahora? Doy | | muchas gracias a la muerte. | | Ruego a ustedes, pues advierto | | que me va mejor así, | | que siempre que hablen de mí | | se figuren que estoy muerto. | |
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ANTONIO | (Aparte a D. LUPERCIO.) | ¡Pullas, después que en mil puntos | | su elogio hicimos ayer! | | Ya no se puede tener | | caridad... ni con difuntos. | |
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PABLO | Don Froilán, siento en verdad | | decir a un amigo fiel | | que el consabido papel | | no es mi postrer voluntad. | |
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FROILÁN | Es acción muy baladí | | que perdonarse no puede | | el resucitar adrede | | para burlarse de mí. | | (Risa general.) | Señores, nada de risas, | | que es sobrada impertinencia | | despojarme de la herencia | | y quedarse con las misas. | |
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ELÍAS | Agorero cejijunto, | | justo es que a Dios satisfagan | | herederos que no pagan | | lo que debía el difunto. | | Era insigne mala fe, | | riendo de mi abstinencia, | | comerse, amén de la herencia, | | lo que yo economicé. | | No era usted quien merecía | | tanta dicha, alma de Anás, | | Tartufo... No digo más... | |
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PABLO | Tenga usted calma. | | Yo las misas pagaré..., | | a no ser que quiera usted | | que se endosen a su alma. | | Lea usted ahora en desquite | | esta carta que Melchor | | me dio... |
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FROILÁN | (Toma la carta, la abre y la lee para sí.) | Sí, mi arrendador | | de la hacienda de Belchite. | |
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ELÍAS | Un color se le va | | y otro se le viene... |
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FROILÁN | ¡Cruel, funesta noticia! | | ¡Desventurado de mí! | | Yo esperaba el bien ajeno, | | ¡y pierdo el mío! ¡Infeliz! | | Me han subastado el aceite, | | me han secuestrado el redil, | | me han destruido el molino, | | y ¡adiós, trigo!, ¡adiós, maíz! | | A mí, que no me metía | | con liberal ni servil, | | y ni he sido diputado, | | ni prócer, ni alcalde, ni... | | Si hasta los neutrales tienen | | su hacienda y vida en un tris, | | ya es crimen la indiferencia. | | ¡Guerra! ¡Un fusil! ¡Un fusil! | | ¡Canónigo atroz!, la sangre | | siento ya en mi pecho hervir. | | Yo moriré peleando | | o me vengaré de ti. |
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