Aires de Libertad

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    Mariano Brull (1891-1956)

    Pedro Casas Serra
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    Mariano Brull (1891-1956) Empty Mariano Brull (1891-1956)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 22 Dic 2018, 14:50

    .


    Mariano Brull

    Mariano Brull nació en Camagüey (Cuba) el 24 de febrero de 1891 y falleció el 8 de junio de 1956. Fue un poeta muy ligado al movimiento simbolista francés, siendo sus principales influencias Mallarmé y Valéry.
    Su padre era diplomático y debido a ello, Mariano vivió en diferentes países de acuerdo al sitio donde su progenitor era destinado. Cuando fue mayor, estudió derecho y ejerció una labor similar a la de su padre, por la que también debió cambiar reiteradamente de residencia, viviendo en París, Estados Unidos, Perú y Madrid; en este último lugar tuvo la suerte de coincidir con algunos de los poetas más importantes de la Generación del 27, como García Lorca, Vicente Aleixandre y Rafael Alberti.
    A diferencia de los poetas anteriores y contemporáneos que escribían para manifestarse frente a cuestiones sociales o culturales en busca de un cambio, Brull amaba la poesía y escribía por ese amor, sin buscar nada más que la expresión de esa pasión en palabras.
    Algunas de las obras de Brull fueron "La casa del silencio", "Poemas en menguante" y "Solo de rosa".



    Algunos poemas de Mariano Brull:



    DESNUDO

    Su cuerpo resonaba en el espejo
    vertebrado en imágenes distantes:
    uno y múltiple, espeso, de reflejo
    reverso ahora de inmediato antes.

    Entraba de anterior huida al dejo
    de sí mismo, en retornos palpitantes,
    retenido, disperso, al entrecejo
    de dos voces, dos ojos, dos instantes.

    Toda su ausencia estaba -en su presencia-
    dilatada hasta el próximo asidero
    del comienzo inminente de otra ausencia:

    rumbo intacto de espacio sin sendero
    al inmóvil azar de su querencia,
    ¡estatua de su cuerpo venidero!



    EL NIÑO Y LA LUNA

    La luna y el niño juegan
    un juego que nadie ve;
    se ven sin mirarse, hablan
    lengua de pura mudez.
    ¿Qué se dicen, qué se callan,
    quién cuenta una, dos y tres,
    y quién, tres, y dos, y uno
    y vuelve a empezar después?
    ¿Quién se quedó en el espejo,
    luna, para todo ver?
    Está el niño alegre y solo:
    la luna tiende a sus pies
    nieve de la madrugada,
    azul del amancer;
    en las dos caras del mundo
    -la que oye y la que ve-
    se parte en dos el silencio,
    la luz se vuelve al revés,
    y sin manos, van las manos
    a buscar quién sabe qué,
    y en el minuto de nadie
    pasa lo que nunca fue...

    El niño está solo y juega
    un juego que nadie ve.



    EPITAFIO A LA ROSA

    Rompo una rosa y no te encuentro.
    Al viento, así, columnas deshojadas,
    palacio de la rosa en ruinas.
    Ahora -rosa imposible- empiezas:
    por agujas de aire entretejida
    al mar de la delicia intacta,
    donde todas las rosas
    -antes que rosas-
    belleza son sin cárcel de belleza.



    VERDE HALAGO

    Por el verde, verde
    verdería de verde mar
    Rr con Rr.

    Viernes, vírgula, virgen
    enano verde
    verdularia cantárida
    Rr con Rr.

    Verdor y verdín
    verdumbre y verdura
    verde, doble verde
    de col y lechuga.

    Rr con Rr
    en mi verde limón
    pájara verde.

    Por el verde, verde
    verdehalago húmedo
    extiéndome. -Extiéndete.

    Vengo del Mundodolido
    y en Verdehalago me estoy.



    VÍSPERA

    Al caos me asomo...
    El caos y yo
    por no ser uno
    no somos dos.
    Vida de nadie,
    de nada... -No:
    entre dos vidas
    viviendo en dos,
    víspera única
    de doble hoy.
    Muere en la máscara
    quien la miró,
    yo -por dos vidas-
    me muero en dos...


    .


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    Mariano Brull (1891-1956) Empty Re: Mariano Brull (1891-1956)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 12 Sep 2022, 04:36

    .


    Ocho poemas de Mariano Brull, de su obra Poemas en menguante, 1928:


    ....Mi eternidad y el mar
    Mi eternidad y la estrella.

    ....Mi eternidad -niño
    mar- mar niño;
    ¡hijo mío!
    ................-¡Padre mar!



    PESADILLA

    ....Me dijo el viejo -verbo de tinieblas
    carne en fermento de terror nocturno-:

    ...."Más vale el goce de un segundo, muerto
    que el goce más perfecto de la vida".
    Y me clavó en el pecho una saeta:
    bebió mi sangre, lenta, lentamente
    y se durmió en la muerte de mis ojos.


    *


    ....El espino en la tarde lila
    amarillo encendido.
    El cielo malva, cárdeno, drío-.
    Hay un calor jovial en la flor del espino
    -amarillo encendido-
    a distancia, me acompaña y me abriga.


    *


    ....El mar, buen amigo
    no está en casa.
    El mar, viejo amigo, ha salido.

    Y esta gente en la playa...
    Y esta gente en el agua...
    -No saben que el mar está
    en casa de otro mar- amigo.


    *


    ....En el aire están las flors-, invisibles
    serafine suspensos.

    Y el árbol crece para alcanzar su flor.
    Y el rosal crece para llegar hasta su rosa.

    ....Empínate muy alto -vida-, hasta mi flor.
    ¡Maravilla no vista en los jardines!


    *


    ....La catedral engarzada en el ojo
    -cubista-
    del vitral azul y rojo
    gira -anillo de Saturno-,
    al sol que muere en un guiño-.
    El fondo: campo de armiño.


    *


    ....Tras de este plano rosa Picasso
    -playa coralina- el mar.

    ....El mar -azul polvoroso
    y fugitivo de Foujita-, vientre de loba
    erizado de senos.

    ....Dos olas -hermanas siamesas-,
    se tumban en un haz de signos de infinito.
    El cielo -llamaradas de Vladmink-,
    se pasma en gris.

    ....De miel de sol y de verde de luna
    dos potros encabritados de Chirico
    pacen al unísono
    ramas transparentes
    del árbol ambulante del viento.


    *


    ....Esta palabra no del todo dicha
    a lengua huir del diálogo, quebrada.
    Rebotando entre filos: afilada
    en angular precepto de desdicha.

    ....De sentido y sentires acosada
    urgida del pretexto de su dicha
    así vive, y desvívese entredicha
    en boca de sentido desbocada.

    ....Su don -arcano de inquietud- excita
    voluble en el renuncio que la anuncia
    silencio de Babel que al verbo irrita.

    ....Y si el Abecedario la denuncia:
    frente al agravio de la letra escrita
    en interrogaciones se pronuncia.




    Cinco poemas de Mariano Brull, de su obra Canto redondo, 1934:


    CANTO REDONDO

    La coliflor de la luna
    -Selene para la cita-
    una, más dos veces una,
    ni jazmín, ni margarita,
    ni novia que el sueño quita
    para magnolia del cielo:
    si cara de caramelo
    lamida en el astrolabio,
    deja el labio -en el resabio
    desvelado- sin desvelo.



    MARINA

    A José Carner

    El pájaro estaba allí
    donde más ancho es el día,
    filo en el aire adentrado,
    ¡ya canto y pluma no más!
    Lo que es pluma y era canto
    -fuga azul que el mar orea-
    el sol muda en lumbraradas.
    ¿Dónde el canto, ya fulgor?
    ¿Adónde esta luz de pluma?-
    El pájaro ya no estaba:
    ¡Solo la vela del trino
    cortaba la soledad!



    ISLA DE PERFIL

    A Jorge Mañach

    Ilesa isla intacta
    bozal del mar nómada,
    cabezal de nardos
    ahogados en luz.
    Un ladrido en clave
    de nácares rudos
    y en ronda, soleados,
    estíos de agua.
    Clara y crespa aroma,
    alta en voz de gallo,
    la cresta levanta.
    Mordaza de azules
    con rizos de lumbre,
    la pulsa y la ciñe.-
    No caimán artero,
    primavera ecuestre
    a hombros de hipocampo,
    abra de clamores,
    rubiales de mieles,
    espiral de gozo,
    zumo: ¡cima ilesa
    de la isla intacta!


    *


    Si no me engaña este olor,
    si no mienten los colores,
    los campos están en flor:
    ¡vamos a buscar amores!

    Estela, escala de acento
    en tímpanos de verdura:
    melodía sin momento,
    parálisis de hermosura.

    Nudo del árbol que abraza
    solo de la flor latido,
    albricias que el tronco enlaza
    al júbilo azul de nido.

    De agualimpio el cielo toca
    verdelamido. Clamores.
    ¡Ala alucinada y loca
    vamos a buscar amores!


    *


    ¡Mañanita de vivos colores
    -salamandra inquieta de rojo y añil-
    ata tus hilitos, hilitos de luz,
    al verde fragante del buen perejil!

    Por el caminito la hormiga loquea,
    y va dando tumbos el escarabajo,
    con los pies descalzos como los mendigos,
    y al sol, sin sombrero, se pasea el gallo.

    ¡Huye escarabajo! ¡Huye salamandra!
    Si te ve su ojo, negro, azorado:
    ¡Adiós mañanita de vivos colores,
    salamandra roja, verde escarabajo!




    Cinco poemas de Mariano Brull, de su obra Poëmes, 1939:


    GRANIZOS

    Saltaban los granizos
    con alegría de niño,
    lustrosos de aire
    y música de agua,
    desnudos, con pie frío,
    en la tierra aún tibia
    recién soleada.
    Roncos, freidores,
    sobre los tejados,
    campanilleantes
    en los ventanales.

    Témpanos y tímpanos
    piedra y brasa,
    calca y recalca
    la lluvia que pasa.



    LLUVIA

    Empapada de su carne
    aquí está la lluvia hermana.
    Por el aire viene, y viene
    hechesita un mar de lágrimas.
    Llama. Y nadie le abre la puerta.
    Canta. Todos cierran las ventanas-.
    La vi corriendo, corriendo
    caminito de mi casa:
    lloraba, con tanto lloro
    que me ha dado lástima.
    -¡Ábrele a la lluvia
    que viene mojada!

    Por las calles se la llevan
    ya muerta -en el agua, agua-,
    al mar -¡la que tuvo un trono
    y un reino, claro, en el aire!


    EL MUGUET

    El muguet sobre la cuesta
    se empina sn esperanza
    por alcanzar donde alcanza
    el sol que sale de fiesta;
    su olor, que a los aires lanza,
    revuela de cumbre en cumbre,
    muere y revive en vislumbre
    y en su seno así resume
    el universo: perfume
    sin voz, sin color, sin lumbre.



    GRANO DE POLVO

    Granito de polvo,
    enano señor del mundo,
    perpetuo viajero en el tren del viento,
    danzarín del rayo de sol;
    aquí o allá: todo es igual para ti
    mínimo salteador de caminantes.
    Al son que te azota bailas
    y con la lluvia mueres para resucitar en sequía.
    ¡Oh!, hermano sitibundo del lodo,
    amigo de todos los amigos,
    padre nuestro de todos los días
    y compañero para siempre mañana...
    aquí o allí -¿qué más da?



    DUELO POR IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS

    Moreno de verdegay
    listado de toro y misa,
    color de aceituna muerta
    en miércoles de ceniza:
    hombre entre los hombres era,
    y alondar al amanecer,
    y en las tardes de faena
    el pasmo del redondel;
    porque llegué y era ido
    no lo pude conocer,
    pero el aire tenía un ceño
    de haberlo estrenado él:
    por lo alto banderillas,
    por lo bajo volapié
    -todo cantado por dentro,
    después, echado a correr-;
    qué revuelos de capotes
    modulados en mi piel
    porque su voz tuvo allí
    una resonancia fiel
    a la palabra quedada
    en un silencio de miel;
    porque brillaban aún luces
    que lo acababan de ver:
    cenizas de su presencia
    que volvían a encender,
    y en los ojos del amigo
    aún estaba todo él;
    porque la tarde, era tarde
    cegada de atardecer,
    solo vi una nube en sangre
    en verde cielo de hiel...
    Moreno de verdegay
    listado de luna y miel,
    nunca te vieron mis ojos
    y te lloran sin querer...




    Cinco poemas de Mariano Brull, de su obra Solo de rosa, 1941:


    ROSA DE AIRE

    Alcanzarás tu cima, mientras prenda
    la amapola fugaz de los rubores,
    y haya un cirio de púrpura que encienda
    la madrugada de los ruiseñores.

    Tu nombre solo el Ruiseñor desgrana
    en Ola y Sol y en Alba de albedrío,
    y en trino torna lo que fuera grana
    y en canto llano lo que fue rocío.

    Erguida en el azul -muñón de estrella
    con las aspas de luz recién cortadas-:
    de su entrañable limpidez destella,
    relámpagos de auroras y de espadas.

    Túmulos de frescor. Belleza ardiente
    que en un tumulto de pasión reposa
    -de espesa lentitud convaleciente-:
    un sueño en verde lívido de rosa.

    Desgarro y orden que un azar resume
    -doble azar de desorden y hermosura-;
    que sin voz -bajo un ala de perfume-,
    ¡forma de aire, en el aire, su escultura!



    MADRIGAL A LA ROSA

    Sí, pienso en ella,
    en la rosa dormida
    soñando apenas en nacer, nacida
    en la belleza misma -sola y bella-;
    que luz -más luz- alumbra a su hermosura
    transida de impaciente alba
    antes de estar despierta su figura,
    y -como muerta- de la muerte, salva.



    ROSA ALTA

    Viene por el aire tenso
    de resonancia metálica,
    el hombrecito que baila
    con sus polainas de plata:
    se arranca una luz del pecho
    y se la pone de alas,
    y rueda -fuego de angustia-,
    brasa viva de esmeralda,
    ¡cabritillo de la noche
    que busca la rosa alta!



    ESCALAS DE RUISEÑOR

    Mírate... Mírame sólo.
    Entre blanco y blanco ¿qué
    se ha visto que no se ve?
    Verde y más verde ¿colores?
    Acaso será de rosa
    el rojo  que asoma elojo.
    Mírate... Mírame sólo...
    ...Si.
    ........Ya.
    ..............No.
    ....................Si - ya - si - no.



    ROSA-ARMINDA

    Quiebro de albor fresco de mayo
    que alterna azul y niebla fina,
    perla y rosa: fuga y desmayo
    de la marquesa Rosa.Arminda.

    El perla se me deslíe
    en el pliegue de su boca
    sonreída. Diluido carmín
    el aire, suave, finge de mota.

    Al toque elusivo y tenaz
    de sus pulsaciones fluidas
    se ruboriza o palidece
    la marquesa Rosa-Arminda.

    Vuelto a la luz, después del guiño,
    el ojo audaz, un leve sonrojo
    que disimula o desvanece
    inquieta al liviano coro.

    El amaranto canta de cerca
    como ingenua flor campesina
    bajo la crespa luz cernida
    de la boca que fluye sonrisas...

    Y el lunar que se mece al ritmo
    de la risa -como en delicia-
    es astro azul en cielo rosa
    que su órbita propia acaricia.

    En rosas amarantos y grises,
    ¡qué mohín de sutil donaire
    discretea el calado abanico
    en su pura lengua de aire!

    El diálogo se inmaterializa
    en la emanación de la fronda
    y el filo de la mirada se aguza
    en el ojo voluble que ronda.

    Hurtó a la hora un don esquivo,
    y en el marco que la cautiva
    Rosa-Arminda, la marquesa,
    se cerró como una sensitiva.




    Tres poemas de Mariano Brull, de su obra Tiempo en pena, 1950:


    TIEMPO EN PENA

    Yo estaba dentro y fuera -en lo mirado-,
    de un lado y otro el tiempo se divide,
    y el péndulo no alcanza, en lo que mide,
    ni el antes ni el después de lo alcanzado.
    Mecido entre lo incierto y lo ignorado,
    vuela el espacio que al espacio pide
    detenerse en el punto en que coincide
    cuanto es inesperado en lo esperado.
    Por la orilla del mundo ronda en pena
    el minuto fantasma -último nido
    de la ausencia tenaz que lo condena
    a tiempo muerto aún antes de nacido-:
    mientras en torno, el péndulo encadena
    el futuro a un presente siempre ido.



    MENOS...

    Menos que luz dormida
    bajo el agua durmiente,
    lavándose en la onda
    el sueño transparente.
    Menos que en ojos ciegos,
    cegados para ver
    la niebla que se niebla
    por ser, y por no ser...
    Menos que en lo no dicho
    en lo no oído, calla:
    estrenando la víspera
    de voz que nunca halla.
    Menos que de silencio
    -de silencio olvidado-,
    de mudez en mudez,
    de callado en callado...



    PERFIL DE ROSA

    ¿Qué orilla infiel te deja sin orilla
    del mar naciendo en cielo parpadeante,
    y dueña al fin de tus perdidos brazos
    ciñe al astro nublado tras el velo?

    ¿Qué línea en quiebro al trémulo desvío
    fluye diversa y lúcida desmaya,
    como untada de cáscara de luna
    en el galope de los horizontes?

    ¿En qué isla del cielo taciturno
    por silencio de nácar sorprendida,
    el azabache de la noche pule
    con el brillo caído en la cisterna?

    ¿De dónde amaga tu perfil, si amagas
    desde el fondo sin luz que te resiste,
    y en el taladro de tu ausencia apagas
    la iluminada rosa que me diste?




    Seis poemas de Mariano Brull, de su obra Nada más que..., 1954:


    NADA MÁS QUE...

    ¿Qué voz nueva, inesperada,
    dirá lo que aún no me dije,
    y está en mí, sin mí, diciendo
    lo que, al callarse, desdice?

    ¿Por qué inmolarse en palabra
    muda, y émula de altura,
    que cuando enmudece niega
    lo antedicho sólo al cielo?

    ¿Hay que cavar en el aire
    hasta el silencio primero,
    hasta llegar a la luz
    que tuvo el mundo en su estreno?

    ¿Y hay que volver a callar
    lo que nunca fuera dicho,
    para que muera en su ser
    la muerte de otra manera?



    YO ME VOY A LA MAR DE JUNIO

    Yo me voy a la mar de junio,
    a la mar de junio, niña.
    Lunes. Hay sol. Novilunio.
    Yo me voy a la mar, niña.
    A la mar canto llano del viejo
    Palestrina.
    ................Portada añil y púrpura
    con caracoles de nubes blancas
    y olitas enlazadas en la fuga.
    A la mar, ceñidor claro.
    A la mar, lección expresiva
    de geometría clásica.
    Carrera de líneas en fuga
    de la prisión de los poliedros
    a la libertad de las parábolas
    -como la vio Picasso el dorio-.
    Todavía en la pendiente del alma
    descendiendo por el plano inclinado.
    A la mar bárbara, ya sometida
    al imperio de helenos y galos;
    no en paz romana esclava,
    con todos los deseos alerta:
    grito en la flauta apolínea.
    Yo me voy a la mar de junio,
    a la mar, niña
    por sal, saladita...
    ...........................-¡Qué dulce!



    FUGA

    Se iba el agua de prisa entre los dedos
    al querer sin querer...
    ¿Qué espejo la retiene y la devuelve,
    imagen real que finge su remedo?
    ¿A qué luz parpadea
    agua en mudanza atónita en el brillo?
    ¿Quién vigila
    por el límite justo de la huida,
    ahogada en voz de limpio
    metal de aire en renuevo?
    ¿Por qué camino
    -al querer sin querer-,
    bruñida de temblores,
    ágil de gozo, corazón recluso
    de cielo en busca de su mar cautivo?



    LA PUERTA DEL MAR

    I

    Abre el mar la puerta
    que la playa cierra:
    -Mar de tantos brazos,
    Mar de tantas piernas-.
    Y la playa calla
    escuchando atenta:
    la arena está dentro,
    el agua está fuera.
    Cuando el mar se va,
    la arena se queda.
    -Y la puerta inmóvil
    cerrada y abierta-.
    La arena se junta
    si el agua la deja.
    Si la arena avanza
    el mar se destierra...
    ¿Quién dejó al pasar
    la puerta entrabierta?
    -Si alguien viste, di,
    di lo que no vieras.

    II

    La calle mira al mar
    con mirada fija:
    y mira y mira y mira...
    De par en par las puertas.
    De salir. De entrar.
    Por allí van todos.
    ¿Quién entra? ¿Quién no sale?
    ¿Quién no pasó por la puerta
    que nadie cierra, que nadie abre?
    -Yo sé... que no lo sabes.



    SOLO DE MAR

    Por el huir de huida transparente
    adonde va la mar -mar también ella-:
    ¿En qué ausencia, punzante, está presente?
    ¿En qué velada limpidez destella?
    Pensada en ola va sin pensamiento
    al mudo cascabel de la pupila
    y en el hueco espiral del crespo viento
    hila en el vano cuanto vano hila...
    Y el mar que calla en su mudez sonora
    muda el cristal por ella en transparencia,
    y mira, en el espejo de la hora,
    nacer la imagen de su propia ausencia.



    NOCHE ESQUINADA

    Por nubes de dorado polvo
    los airecillos quietos miran
    como granos de polen rubio
    en telarañas de luces presos.

    El aire más bajo pasa tocando en las violetas
    el bordón mudo de las abejas dormidas.
    El aire alto empuja las aves de metal
    hacia el negror soluble del cielo de azabache.

    De sombra en sombra -desamparada pupila-
    busca en torno su presa:
    frente al árbol de lustrosa copa
    refugio breve de reflejos errantes;
    en el rincón más oscuro del horizonte
    donde lagrimean estrellas enlutadas;
    en los ventanales empañados
    por los roncos fulgores de la luna morena;
    en el acuario de cristal
    donde agua sin presencia
    que defiende de tinieblas el ópalo de un brillo
    en lengua sin rumor llama a sus peces...

    Y está el rosal fuera del mundo
    en orfandad de rosas lúcido de penumbras,
    y en hora que no es noche y que tampoco es día
    al aire da su aire de rosa siempre viva,
    que solo pueden ver los ojos de las rosas.


    MARIANO RULL, Poesía reunida, Catedra, 2000


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