para sumar noches de desvelo usando estrellas fugaces
como si fueran cuentas del ábaco del universo.
Viven convencidos de ser habitantes inaugurales
de un edén de pájaros y lagunas en donde sólo
dos representan el total de la demografía
y el amor es el único dios verdadero.
Apuestan siempre a ganador al lanzar los dados
y degustan cada gota de vino como si fuera la última
reserva del gran sumiller. Como mortales confesos
son adictos a su exclusivo Carpe diem y entre sus placeres
condenados está la poda de manzanas, el usufructo
hedonista de cada milímetro de la piel y
la patente de la mayoría de los pecados originales.
Esta pareja de locos extravió los relojes jugando al amor
perpetuo y olvidó para siempre los crepúsculos
convencida de que la substancia se diluye en cada amanecer.
Esta pareja de locos retó a duelo al paradigma,
a manuales y prejuicios, a dogmas y reglamentos,
demostrando, incluso a la comunidad de los hombrecitos
grises, que vivir cada día es un privilegio, que la muerte
no es más que una estadística y que ellos dos serán
los primeros inmortales.
Última edición por Álvaro Ancona el Miér 22 Abr 2009, 23:10, editado 1 vez
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