Aires de Libertad

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Maria Lua, Ramón Carballal


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    Margarito Ledesma (Leobino Zavala) (1887-1974)

    Ale Mata
    Ale Mata


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    Fecha de inscripción : 22/12/2015
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    Localización : México

    Margarito Ledesma (Leobino Zavala) (1887-1974) Empty Margarito Ledesma (Leobino Zavala) (1887-1974)

    Mensaje por Ale Mata Lun 23 Abr 2018, 15:48

    Margarito Ledesma

    Margarito Ledesma (Leobino Zavala) nació en Uriangato (México) el 28 de junio de 1887 y falleció en San Miguel de Allende el 27 de diciembre de 1974.
    Comenzó sus estudios en su ciudad natal y más tarde en instituciones más céntricas, como el Colegio del Estado, donde realizó la carrera de Abogacía de la que se tituló en 1910.
    Trabajó posteriormente como notario en el pueblo donde comenzó a residir, San Miguel de Allende, donde fundó también la Escuela Secundaria Comercial y de Enfermería y Obstetricia, convirtiéndose también el el director de dicho organismo. También trabajó como diputado de la federación y el estado y cumplió labores políticas de diversas envergaduras.
    En lo que respecta a su vocación literaria, cultivó fundamentalmente la poesía a través de las cuales analiza y plasma las tradiciones de su pueblo con una cuota de humor. Entre sus libros publicados se encuentran "Poesías de Margarito Ledesma" y "Tradiciones y leyendas sanmiguelenses"; éste último se publicó a título póstumo.
    En nuestra web podrás leer algunos de sus poemas, tales como "Himno local", "Los limpiones", "Orillejos" y "¿Por qué te tapas?". En todas ellas encontrarás a un poeta absolutamente entregado a las letras para cumplir con su tierra, para poner el palabra la cultura de su pueblo a través de un mensaje coloquial y cercano.
    Fuente:
    Poemas del alma / Margarito Ledesma
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    MARGARITO LEDESMA
    (LEOBINO ZAVALA)

    POESIA ESCOGIDA

    HUMORISTA INVOLUNTARIO
    1887/1974

    Los monos enterrados

    Me dijeron que venían
    no me acuerdo de qué parte,
    y que sabían cosas de arte
    y que hartas cosas sabían.
    y que venían a buscar
    de esos monos enterrados,
    mal hechos y mal forjados
    que han dado mucho en sacar.
    De esos que dicen las gentes
    que los antiguos forjaban
    y luego los enterraban
    revueltos con sus parientes.
    Son unos monos sin chiste,
    con todas las patas chuecas,
    que enterraban los aztecas
    cuando fue la noche triste.
    Y que ahora, según veo,
    son cosas tan rebuscadas
    que sacan buenas mantadas
    y las llevan al museo.
    Y duraron muchos días
    buscando por dondequiera,
    hasta en una nopalera
    que era propia de mis tías.
    Y después de harto buscar
    y gastar bastantes cobres,
    nada que hallaban los pobres
    y hasta ya querían llorar.
    Temprano se levantaban,
    trabajaban todo el día,
    y creo tanto les urgía
    que hasta de noche escarbaban.
    Y lo hacían con tanto anhelo
    que casi no descansaban;
    pero nada que sacaban
    de abajo del entresuelo.
    Y, al ver la navegación
    y el mitote que traían
    y que nada conseguían,
    me dio algo de compasión.
    Y, pensándolo tantito,
    dije así: como entre dientes:
    “¡ayúdales! ¡pobres gentes!
    ¡no seas malo, Margarito!”
    Y, hablando ya en otros tonos,
    les di tan fuerte ayudada,
    que hallaron una mantada
    de puritititos monos.
    Lo malo está que no puedo
    explicarles cómo fué.
    tal vez algún día podré
    aclararles el enredo.

    Al heroico Chamacuero de Comonfort, a esta tierra bendita que me vio nacer y donde vi la luz primera, a este clamoroso lugar que, al igual de Salamanca y El Guaje, son los pueblos más limítrofes de todo el glorioso y frutífero Estado de Guanajuato y donde resuenan todos mis recuerdos, todas mis esperanzas y todas mis aspiraciones concluyentes de fraternalidad y patriotismo, le dedico esta humilde obra con toda la alma y con tantísimo cariño.
    Su inútil servidor.
    MARGARITO LEDESMA.
    Rúbrica.

    DÚO POÉTICO

    I

    LA PARTIDA


    Adiós, Chamacuero hermoso,
    ídem, rincón bendecido,
    tú que fuiste humilde nido
    de aguilucho poderoso.

    Adiós, Paraíso encantado,
    vergel de sabrosas limas,
    a ti van mis humildes rimas
    hoy al partir de tu lado.

    Con el alma entristecida
    y el corazón acongojado,
    hoy me alejo de tu lado
    como el que pierde la vida.

    Y al sentir el desencanto
    de separarme de ti,
    siento loco frenesí
    y he llorado tanto... tanto.

    Y triste y desconsolado,
    mi alma consuelo no halla...
    ¡Voy nomás aquí a Celaya,
    a un negocio del juzgado!

    Y en esa larga semana
    que muy lejos de ti estaré,
    yo nunca te olvidaré
    ni de tarde ni de mañana.*

    *Y no digo que tampoco de noche porque en la noche casi siempre se duerme uno y se le olvida todo.



    II

    EL REGRESO



    ¡Salud, Chamacuero hermoso!
    ¡Ídem, rincón bendecido!
    Otra vez vuelvo a este nido,
    feliz, contento y dichoso.

    Al partir, los fieros males
    me hirieron con mucho anhelo
    y lloré sin un consuelo
    en el Empalme de González.

    Más tarde la duda ciega
    me hirió con su garra fría,
    y lloraba todavía
    frente a San Juan de la Vega.

    Fueron mis lamentaciones
    cual de huérfano que grita,
    al pasar por Santa Rita
    y las otras estaciones.

    Pero donde mi alma cobarde
    tuvo la mayor batalla
    fue al apiarme allá en Celaya
    como a las seis de la tarde.

    Allí me hirió el dolor fiero
    y lloré con frenesí
    al acordarme de ti,
    ¡oh, inolvidable Chamacuero!

    Allí, al verme solitario
    y tan lejos de tu suelo,
    lloré sin hallar consuelo
    y hasta pensé en el osario.

    Allí, al mirar la distancia
    tan inmensa que nos separaba,
    la vida se me figuraba
    como un sueño de quiromancia.

    Pero afortunadamente
    hoy vuelvo a tus benditos lares
    y de nuevo mis cantares
    embalsaman el ambiente.

    Y aquí, con honor sincero,
    te juró de buena fe
    que no te abandonaré,
    ¡oh, inolvidable Chamacuero!

    ***
    Y luego le seguimos: de este cuero saldrán muchas correas, verdadediós.


    MIS OTROS PERROS
    Para todos los perros que he tenido
    y para los que supongo que más tarde he de tener,
    es para mí un verdadero placer
    dedicarles este agradable corrido.

    Porque el perro es el amigo del hombre
    y de toda la humanidad,
    y bien vale su cariñosa amistad
    que de flores y versos el camino se le alfombre.
    Porque si no nos preocupamos de su vida
    y no tratamos de tenerlo grato,
    nos puede dar un mal rato,
    pegándonos una fuerte mordida
    o arrancándonos la suela de un zapato.
    Trátenlo, pues, con buena voluntad,
    aunque le tengan algo de recelo,
    y, sin dejar de alzarle pelo,
    búsquenle una buena conformidad.
    Y por eso a todos los perros amigos
    gustoso les dedico esta merecida poesía,
    pues es muy posible que se llegue algún día
    en que todos seamos valiosos testigos.
    ¿Testigos de qué? — ¡Pues de qué ha de ser!
    De todas las cosas que puedan suceder.

    NOTA. — Ni de chanza llegué yo a pensar que me fuera a salir tan bonito este Cantar de Perros. Si lo he sabido mejor le pongo Cantar de otra cosa. Aunque, pensándolo bien, el perro es un animal muy inteligente y agradecido, que yo creo que sólo le faltó un grado para ser gente, y está bien ponerlo en letras de molde. Lo que sí no me gustó nadita fue que la persona que me hizo el favor de corregirme esta bonita poesía tuvo la bondad de quitarle un perro pinto, un amamellado y otro color ceniza que yo le había puesto, porque esos son los perros que me acuerdo de haber tenido en mi vida, aparte de otros que no me acuerdo; pero la persona, creyendo que yo no la oía, dijo que ya eran muchos perros y que con los tres que dejó era más que bastante, y hasta me parece que todavía le parecieron muchos, según la cara que hizo. Yo tuve que aguantarme por no tener una diferencia con tan bondadosa persona; pero siempre no dejé de sentir algo feo. Aunque, por otra parte, puede que hasta bien haya salido. A ver si así escarmiento y se me quita la maña. ¡Quien me lo manda por andar de ofrecido, dando a corregir mis poesías! De repente hasta se me afigura que me cuadra más como yo las hago. Pero, siempre quién sabe, puede que mejor convenga pensarlo bien y no hacer las cosas al aventón y a lo que salgan, porque después andamos con los arrepentimientos y las dispensas.

    O TEMPORA! O MORES!
    También este letrero es consejo de don Nacho el de la Botica.

    No sé por qué será, pero estoy viendo
    que las novias se están despercudiendo
    y no platican ya por el balcón;
    sino que, sin decir ni agua va,
    ni tampoco avisarle a su mamá,
    se van con el novio al Estación
    y allí platican sin interrupción
    hasta que oyen que suena la oración
    de la noche.
    Tampoco sé por qué, pero he notado
    que las viejas y jóvenes han dado
    en andar chupe y chupe sin parar,
    y que traen el cigarro entre los dedos
    y, al estar platicando sus enredos,
    no dejan ni un momento de chupar,
    ni tampoco dejan de murmurar;
    sino que todo es hablar y hablar
    de la gente.
    Tampoco hallo por qué, pero yo he oído
    que en vez de aquel tan agradable ruido
    que en las noches había en la población,
    pues tocaban guitarras, bandolinas
    y pianos y bandurrias y ocarinas
    y a veces hasta un dulce bandolón;
    sólo se oyen los gritos destemplados
    de esos roncos fonógrafos rayados
    que gritan cual furiosos condenados,
    sin parar.
    Tampoco hallo el motivo de otras cosas
    muy extrañas, muy raras y curiosas
    que veo, que noto y oigo en el lugar,
    que me hacen ver que todo está cambiando,
    que poco a poco vamos caminando
    sin saber dónde iremos a parar
    si en el la orilla de algún profundo mar
    o en algún apestoso muladaro dónde.

    NOTA. — Mucho les recomiendo se fijen en los estrangotes.

    OTRA. — La verdad, ya no me están cuadrando muchote los consejos y las ayudadas de don Nacho el de la Botica, pues, además de que es muy mandón, como si el libro fuera suyo, mucho me estoy recelando que los letreros que me aconseja no estén bien, pues el otro día unos muchachos me gritaron desde detrás de una esquina: "¡Adiós, Becleriano! ¿Dónde dejaste el Gloria Munde?"
    NOTA DEL EDITOR. — Me permito recordar a los lectores que, entre las composiciones de esta obra, hay una que lleva el título de BECQUERIANA y otra el de SIC TRANSIT GLORIA MUNDI, sugeridos ambos por don Nacho. Seguramente que a ellas se refiere el señor Ledesma en la nota anterior.

    PLEITO DE COBIJAS

    Pues hoy amaneció la novedá
    de que Don Juan, el tío de Las Clavijas,
    tuvo un tremendo pleito de cobijas
    con su mujer, la güera Soledá.

    Dicen que se acostaron muy temprano,
    porque desde la tarde ya hacia frio,
    sin que hubieran tenido ningún lio
    y los dos con un humor bastante ufano.

    Mas parece que, ya en la madrugada,
    Don Juan quiso voltiarse de ladito,
    y jaló las cobijas un tantito,
    y dejó a la mujer descobijada.

    Doña Chole, al sentirse en ese plan,
    trató de remediar la situación,
    y les dio a las cobijas un jalón
    y, sin querer, descobijó a Don Juan.

    Y Don Juan, todavía medio dormido,
    sin saber ni la causa ni el origen,
    gritó con fuerte voz: “¡No descobijen!”,
    y jaló el cobertor y echó un bramido.

    Y Doña Soledá, muy asustada,
    entre dormida aun y entre despierta,
    sintió que la dejaban descubierta
    y le dio otro jalón a la frazada.

    Mas Don Juan, a su vez, muy sorprendido
    y todavía entre sueños y algo inerte,
    les dio a las tilmas un jalón tan fuerte
    que también Doña Chole dio un bramido.

    Y, como eran así dos voluntades,
    que jalaban con rumbos diferentes,
    llegaron a ponerse tan renuentes
    que de una colcha hicieron tres mitades.

    Lo peor es que, al estarse jaloniando,
    a oscuras y enojados de ribete,
    no dejaron de darse algún moquete,
    y dicen que ya se andan divorciando.

    Mas la culpa de tales asonadas
    y de tales disgustos cobijeros,
    la tienen los demontres de obrajeros
    por hacer tan angostas las frazadas.

    HORAS DE PASIÓN

    Era una noche silenciosa y fría,
    el trueno con su ruido ensordecía
    y se oia por dondequiera
    la música callejera
    del fuerte aguacerazo que caía.

    Se sentía un fuertísimo calor,
    el calorón que anuncia las tormentas,
    y descargas eléctricas violentas
    caian alrededor.

    Todo callaba, todo estaba quieto,
    y solo por momentos
    se veian los relámpagos violentos
    de aquel aguacerazo tan escueto.

    No había faroles en la población;
    todo estaba apagado, todo el calma...
    solo yo aqui, adentro del alma,
    miraba una grán iluminación.

    ¡SI!.... La iluminación de la ventrura,
    la iluminación de la dicha y el placer,
    porque yo tanteaba que aquella mujer
    tenia que amarme con locura.

    Y con paso feliz y rebosante
    me apersoné al instante
    para arrimarme junto a su ventana,
    y hablarle de este amor tan importante
    que no piensa en el mañana.

    Y le platiqué todos mis amores,
    y le dije muy recio que la amaba,
    mientras llovía y relampagueaba
    y la tormenta hacia muchos horrores.

    Y entre aquel aguacero tas espeso,
    en medio de aquella noche tan obscura,
    se oyó una demostración de ternura,
    es decir, el tronido de un beso.

    Y otra vez nuestros labios se juntaron
    para darnos otro beso,
    Yo le dí uno en el pescuezo,
    y entonces........ ¡la llamaron!

    En el inter, el trueno ensordecía
    y se oia por dondequiera
    la música callejera
    del fuerte aguacerazo que caía.

    COMO JULIETA Y ROMERO

    El corazón humano de la gente
    es cual vejiga que se llena.
    Echándole mas aire que el prudente,
    se va infle y infle hasta que truena.

    Y como el mio tambien es de cristiano,
    se ve muy atariado y sumergido,
    pues si siguen cargándole la mano,
    en dia menos pensado da el tronido.

    Ya los ves, tus papás no se convencen
    y no me dejan platicar contigo.
    Está muy bien, yo no los contradigo;
    pero siempre está bueno que se piensen.

    Pues no pueden hallarse muchas veces
    personas como yo, que sean honradas,
    que sepan aguantar sus peladeces
    y que no anden con chismes ni asonadas.

    Yo procuro granjiarlos cuanto puedo
    y les doy la banqueta y los saludo;
    pero nomás se quedan como un mudo
    y me echan unos ojos que dan miedo.

    Y aunque vean que uno sufre y que se afana,
    parece que les tiene sin cuidado.
    Ya ves, ya remacharon la ventana
    y al zaguán le metieron un candado.

    Y de arrimarme a tu balcón no hay modos,
    ni pisando quedito y sin botines,
    pues sale tu mamá y avienta orines
    y grita cosas para que oigan todos.

    En verdad que yo ya me desespero,
    y si siguen así estos asuntos,
    no hay mas remedio que enyerbarnos juntos,
    como lo hizo Julieta con Romero.

    DISGUSTO ARREGLADO

    Don Procopio me atrasó
    con un seco que me dió;
    pero yo lo amiserié
    con un ¡zas! que le aventé.

    Y así parejos los dos,
    le dimos gracias a Dios,
    y no fue necesidad
    de quebrantar la amistad.

    Pues él solo se quejó
    que la boca se le hinchó,
    y yo nomas me quejé
    que un diente me resmillé.

    Pero en resumen total
    no resultamos tan mal,
    y por eso entre ambos dos
    le dimos gracias a Dios.

    Y después del sofocón
    y ya sin mala intención,
    seguimos nuestra amistad
    con toda regularidad.

    FANTASMAS

    Por el camino desierto
    y entre aquella noche escueta,
    vi que traficaba un muerto,
    que era el alma de algún poeta.

    Dando panicosos gritos,
    andaba a tontas y a locas
    y se azotaba en las rocas
    como lo hacen los malditos.

    Y agarrando mucho vuelo
    y haciendo mucha boruca,
    se revolcaba en el suelo
    y se rescaba la nuca.

    Y echando brincos violentos
    se alargataba en las peñas,
    y hacía muchos espamentos
    y hasta algo de malas señas.

    Y luego mas enojado
    y con voz medio platónica,
    gritaba desesperado:
    "¿Donde estás, mujer felónica?".

    Y se hicaba de rodillas
    y, en su cólera traidora,
    se golpeaba las costillas,
    sonando como tambora.

    Y echando un largo suspiro,
    gritaba con voz platónica:
    "¿ Donde estás, que no te miro ?
    ¿ Donde estas mujer felónica?".

    Era una visión horrible,
    era una cosa tan fiera,
    que se asustaba cualquiera
    con ese espanto infalible.

    Y yo tambien me asusté
    y allí me puse a temblar,
    tanto que luego me hinqué,
    como queriendo rezar.

    Pero, por mas que trataba
    de acordarme de algún rezo,
    solo ronquidos echaba
    y hasta me dolía el pescuezo.

    Luego con cierto recelo,
    el espanto, poco a poco,
    se revolcaba en el suelo,
    como si estuviera loco.

    Y echaba muchas bravatas
    y hasta algo de maldiciones,
    y se oían los revolcones
    que se daba entre las matas.

    No sé si sería un difunto
    o si sería La Llorona,
    pues andaba todo junto,
    gritando como persona.

    Y en esa furia tan loca,
    se me arrimó un tanto cuanto,
    y vi salir de su boca
    un olor de camposanto.

    Entonces, muy asustado
    y viendo lo irremediable,
    quise correr para un lado,
    para no ser responsable.

    Y, corriendo a troche y moche,
    por no hacer un disparate,
    me trepé en un cazahuate
    y allí me pasé la noche.

    Despues, en la madrugada,
    abrí los ojos con ansia;
    creyendo hallar la fragancia
    de su boca resmillada.

    Y aquí fué lo mero malo,
    algo que no tiene nombre:
    ¡ Al apiarme de aquel palo,
    ni señas hallé del hombre!

    Entonces, con harto miedo,
    temblando y de mala traza,
    me fuí corriendo a mi casa
    a contarles el enredo.

    Y esto no es cuento, es lo cierto;
    ésta es la historia completa
    de haberme salido un muerto
    que era el alma de algún poeta.

    Lo creo porque, cuando andaba
    haciendo aquellos esfuerzos,
    entre los gritos que echaba
    se oían unos como versos.

    Y yo, que entiendo ese asunto,
    pensé, sin hallar ni un pero:
    "Margarito, ese difunto
    es el alma de un compañero".

    Y esta es la causa y razón
    y tambien es el motivo
    por lo que esta cosa escribo
    con toda satisfacción.
    ¿Por qué te tapas?


    Al pasar junto a mi lado,
    te tapas con el rebozo.
    ¿Pues qué crees estoy sarnoso
    o que estoy descomulgado?

    Pues no tengo nada de eso,
    pues mi defecto mayor
    es el tenerte este amor
    que sin miedo te confieso.

    Si no tienes voluntad
    siquiera de contestarme,
    yo creo que no hay necesidad
    ni menos de avergonzarme.

    Mucho menos todavía
    de enredarte en el rebozo,
    pues ya desde el otro día
    te dije no estoy sarnoso.

    La gente se entiende hablando
    y aunque digas no me quieres,
    yo he de seguir batallando,
    porque así son las mujeres.

    POR EL TABACO

    Don Piedá vende un tabaco
    que ya ni la disimula,
    pues le cai al hombre flaco
    como patada de mula.

    Pues al que quiere chupar
    y sentirse satisfecho
    le da una tos en el pecho
    que hasta se quiere hogar.

    Y todo nomas por nada,
    nomás por ganarse un tlaco.
    Es bueno que la Acordada
    no admitiera ese tabaco.

    Y si porfía en admitirlo
    aunque de mal resultado,
    pues yo, con no consumirlo,
    mi negocio está arreglado.

    Pues no quiero que por tonto
    me venga una garraspera
    y luego, así de pronto,
    se me seque la mollera.

    Pues dicen que el mal tabaco
    da resultados an malos
    como si a un cristiano flaco
    le pegaran unos palos.

    DIVAGACIONES

    Yo nunca he podido comprender
    por que la vida se pasa tan pronto,
    lo mismo para el hombre de mucho saber
    que para el hombre ataimado y tonto.

    Yo nunca he podido darme cuenta,
    con todo y que mi gana es mucha
    por qué apenas llega uno a los ochenta,
    por mas que le haga la lucha.

    Y navegando en ese mar de dudas,
    he llegado a pensar a veces
    que el hombre sufre muchos reveses
    y muchas dificultades muy rudas.

    Pero me conformo y digo:
    - ¿ para que buscarle de otro modo,
    si el hombre no es mas que ceniza y lodo
    y al final tendrá su premio o su castigo?

    Es la ley incomprendible del Destino
    que ningún mortal puede cambiar:
    ¡Hoy nos dedicamos a puro disfrutar;
    pero se acaba la fuerza a medio camino!.

    Quítense, pues, de preocupaciones
    y de calentaderos de cabeza,
    y..... ¡ a disfrutar con franqueza
    de todos los placeres y distracciones!.

    Y si al pronto la ronca campana
    nos anuncia el fin de la Criación,
    entonemos a la vida un hossana
    y vámonos sin resistencia al panteón.

    Porque, con deseos o sin ellos,
    ese es el fin de todo mortal.
    Se acaban de la vida los resuellos
    y entonces si nos va retemal.

    Pero, ¿ por que calentarnos la cabeza
    ni tener el alma intranquila,
    habiendo tan espumiante cerveza
    y tan cristalinas copas de tequila ?

    Dejemos, pues, las preocupaciones
    y, olvidándonos del toque funeral,
    entonemos unas agradables canciones,
    bebiéndonos unas copitas de mezcal.

    Y si porfía en admitirlo
    aunque de mal resultado,
    pues yo, con no consumirlo,
    mi negocio está arreglado.

    Pues no quiero que por tonto
    me venga una garraspera
    y luego, así de pronto,
    se me seque la mollera.

    Pues dicen que el mal tabaco
    da resultados an malos
    como si a un cristiano flaco
    le pegaran unos palos.

    EN LA FIESTA TITULAR DEL LUGAR

    A las dos de la mañana
    comenzaron los tronidos,
    y hubo algunos atrevidos
    que hasta aventaban la bala.

    Las cámaras relumbraban
    en toda la población,
    y hubo gente de a montón
    que del susto se ensuciaban.

    La música recorrió
    todo el centro de las calles,
    y hubo chistosos detalles
    de una vieja que se ahogó.

    Pues, ¿hasta cuando esa maña
    podrán las viejas quitarse,
    esas mañas de embriagarse
    andando en tierras extrañas?

    Dicen que a don Evaristo
    se le perdió la frezada
    y que no ha encontrado nada,
    por mas que se ha puesto listo.

    Don Lucas el del Empalme
    también perdió la cobija,
    y es muy facil que la exija
    y que solo así se calme.

    Andaba uno de Celaya
    que dicen que a la mera hora
    se le perdió la señora,
    y que todavia no la halla.

    Y otro que en ese momento,
    por andarse dando vuelo,
    le llevaron su jumento
    y lo dejaron en pelo.

    A don Juan, el de Apaseo,
    de los cuetes tuvo antojo,
    y le apagaron un ojo,
    y dicen que quedó muy feo.

    En fin, entre tanta bola,
    hubo muchas contingencias,
    pues hubo las coincidencias
    de que portaban pistola.

    Después se siguió la misa,
    quemaron enchorizados,
    y a los que estaban hicados
    les ardieron la camisa.

    Tanto que hasta al señor cura
    lo pusieron en un brete
    y prohibió que echaran cuete
    en medio de la apretura.

    Muy buenas danzas vinieron
    de toda la cercanía,
    y bailaron noche y dia,
    y unos hasta se murieron.

    Y allí andaban incansables
    los locos y cabezones,
    haciendo muchas visiones
    y chistes muy agradables.

    De las bandas, no se diga:
    le tupieron tan macizo
    que mi compadre Narciso,
    se enfermó de la barriga.

    Hubo bandas muy sonoras,
    y iban con buenas trazas,
    que cuartiaron muchas casas
    con las puritas tamboras.

    Como a cosa de las dos,
    tenían hinchada la boca,
    nomás de estar toca y toca,
    sin encomendarse a Dios.

    A medio dia fué lo bueno......
    Al prender los monigotes
    todititos los bigotes
    le quemaron a un sereno.

    Y a la mujer de el Sabroso,
    el que vende nieve y agua,
    le sollamaron las naguas,
    y le ardieron el rebozo.

    Y a la tía de doña Cuca,
    la que vende bocadillos,
    le ofendieron los tobilllos
    y le tostaron la nuca.

    A las tres hubo banquetes,
    y en la casa de don Pablo,
    parece que bailó el Diablo,
    pues hubo muchos moquetes.

    Tanto que a Miguel el Güero,
    que era de los mas felices,
    le achataron las narices
    con un zapato de cuero.

    En la tarde hubo rosario,
    cuetes, música y danzantes;
    así que el padre vicario
    tubo que acabar cuanto antes.

    Los súchiles y parandes
    que compusieron este año,
    pues, ¿para que los engaño?,
    pues estuvieron bien grandes.

    En la plaza era un mitote
    que ya nadie le acertaba,
    pues el que no se peleaba
    andaba tras de un garrote.

    Después, al anochecer,
    hasta dolía la conciencia,
    pues era una pestilencia
    que no hallábamos que hacer.

    Andaban muchos borrachos,
    otros, bastante indigestos,
    y, como había muchos puestos,
    se empachaban los muchachos.

    Don Juan el de Las Pälmitas
    andaba tan borrachento
    que hasta se quemó el asiento
    en un perol de carnitas.

    Y don Valentín Anaya,
    que siempre carga sus triques,
    nomás le hacia siriniques
    a una arriero de Celaya.

    A don Gil, el del mercado,
    lo llevaban los serenos
    con una oreja de menos
    y toditito basquiado.

    Dicen que en una cantina
    la cosa estuvo tan fuerte
    que hasta hicieron una muerte
    adentro de la cocina.

    La tienda de don Piedá
    se la bebieron entera,
    y hubo tanta borrachera
    que hasta parecía humedá.

    Era tan grande la bola
    que parecían alacranes:
    ¡Que ya agarran matacanes!
    ¡que ya sacan la pistola!.

    Que en la orilla del bordo
    taparon uno con tierra,
    y, como motín de guerra,
    que se train un puerco gordo.

    Que hicieron un estropicio,
    que hirieron a doña Cuca.....
    En fin, había tal boruca
    que parecía el dia del juicio.

    Y no obstante, con todo esto,
    tuvieron tanta paciencia
    que a la misma Presidencia
    la pusieron de pretesto.

    Y los músicos de viento
    tocando como si nada,
    con toda la boca hinchada,
    sin descansar un momento.

    Los de Rincón de Tamayo
    dieron tantas audiciones,
    que hasta estrenaron calzones,
    para salir en el gallo.

    Los de Neutla daban trazas,
    por el ruido y la violencia,
    de ponerse en competencia
    para cuartiar hartas casas.

    En la noche comenzaron
    a prender los corredores,
    y naguas y cobertores
    con las chispas se quemaron.

    Y que sigue una palmita,
    y que empiezan los castillos,
    y toditos los chiquillos
    se arrimaron en lorita.

    Y luego el maistro cuetero,
    con un vestido muy charro,
    les fué pegando el cigarro.....
    ¡y que empieza el tronadero!.

    Los buscapiés corrian
    en todas las direcciones,
    y, del susto, en los rincones
    las mujeres se metían.

    A una mujer en las naguas
    un buscapiés le cayó,
    y del susto que llevó
    hasta se hizo de las aguas.

    Un castillo, al darle juego,
    sin mas ni mas reventó,
    y un indio, que se arrimó
    de un cuetazo lo hizo ciego.

    Y aunque no tuvo el cuetero
    la culpa del sucedido,
    todo el gentio, ofendido,
    se le fué como aguacero.

    Y al mirar ese mitote,
    temiendo una contingencia,
    ordenó la Presidencia
    que lo encajarán al bote.

    Entonces toda la bola,
    como perros con un hüeso,
    se lo llevaron en peso
    para echarlo a la chirola.

    Y así terminó la fiesta,
    presando al maistro cuetero,
    ¡Hasta el año venidero
    si Dios la vida nos presta.

    UNA MANDA A SAN JUAN DE LOS LAGOS

    Habiéndome tocado la contingencia
    de quebrarse la tabla del excusado,
    de buenas a primeras me vi anegado
    en un mar de bastante pestilencia.

    Y al verme soterrado en cosa blanda,
    sin poder resollar casi siquiera,
    no hubo remedio, pues mandé una manda
    para poder salirme para afuera.

    Y entonces un alma compasiva
    su mano me tendió bastante grata
    y por medio de un gancho y una riata
    pudo pronto sacarme para arriba.

    Mas ya comprenderán que todo el mundo
    me hacía muchos mitotes y mucho asco,
    pues era yo como si fuera un frasco
    lleno de algún aroma muy inmundo.

    Pero con todo yo me dí de santos
    que me tocara así la buena suerte,
    pues peor hubiera sido hallar la muerte,
    y luego los mitotes y los llantos.

    Así es que sin andar con sevasivas
    ni espuesto a las habladas de la gente,
    dije: - Lo mas pronto es lo mas decente,
    y no te hagas para atrás mientras vivas.

    Y no anduve con trámites ni amagos,
    agarré mi maleta y mi bufanda,
    y que me voy para pagar mi manda
    al pueblo de San Juan de Los Lagos.

    Pues lo que mas armonía me hizo
    fue que, no estando mucho en la miseria,
    al tiempo que cumplía mi compromiso
    me divertía un ratito con la feria.

    Y ya en el camino carrocero,
    divisé para todos los caminos
    y vi que iban muchos peregrinos,
    pero yo había llegado mas primero.

    Esto ya me quitó todo recelo,
    pues fué el empiezo de mi buena suerte,
    pues, siendo mi asno de color canelo,
    muy voluntarioso y andador y fuerte,
    comprendí que ponía todo su esmero
    para que yo llegara mas primero.

    Así es que, muy feliz y casi ufano
    y como todo humilde peregrino,
    iba yo por el monte y por el llano,
    al trote zas y zas de mi pollino.

    Y a Dios haciendo votos muy seguidos
    por el favor de mi asno, que es canelo,
    pues habia peregrinos mas fundidos
    que sin burro andaban por el suelo.

    Fué un viaje algo pesado, pero contento
    por montones de sierras y serranías,
    y andábamos tan recio como el viento,
    caminando de noche y hasta de dias.

    Nos dormíamos en medio de los arroyos,
    de carrera voltíabamos las esquinas
    y en los ranchos y casas que había gallinas
    nos comíamos las yemas y hasta los pollos.

    Pero no se me olvida de un asunto
    que en medio nos pasó de unos caminos,
    y fué que nos hallamos un difunto
    revuelto con los otros peregrinos;
    y muy serio y callado, como si nada,
    iba muy misterioso, muy calladito,
    y nomás eche y eche un ulfatito
    meramente de tierra medio mojada.

    Y al vernos asustados el sacerdote
    y mirar lo malamente que la cosa andaba,
    nos dijo algo disgusto: - No hagan mitote;
    es un muerto que debe también su manda,
    y que viene a pagarla muy calladito
    y revuelto entre todos, como si nada;
    pues ¿que no ven ustedes el ulfatito
    que le sale, de tierra medio mojada?.

    Y predicó muy largo de ese asunto,
    diciendo que cada año, llueva o no llueva,
    se pega casi siempre algún difunto
    que va a pagar la manda que tal vez deba.

    Y nos dijo: "No le hablen, déjenlo quieto,
    y váyanse callados, como si nada;
    no vaya a desarmársele el esqueleto
    y nos pase una cosa medio pesada.

    Y tambien otra cosa que se me olvidaba.
    Un peregrino quiso pasara el rato
    y aventó un pistolazo sobre un pato
    y a una mujer ya mero se lo pegaba.

    Y entonces, enojados los celadores,
    viendo que estaban prohibidos los pistolazos,
    le dieron una zurra de garrotazos,
    y de la garrrotiza pasó a mejores.

    Y en medio de un arroyo lo sepultamos,
    y ya libres de aquella contrariedad,
    no hubo nuevos disgustos y continuamos
    sin quebrantar las reglas de la amistad..

    Y al fin llegamos todos hasta San Juan
    y pagamos la manda, que es secreta,
    y luego unos se fueron a la roleta
    y otros a los albures y al carcamán.

    Y como a mi me dieron recio y tupido
    y casi me dejaron a raiz y en pelo,
    jugué ya de enfadado mi asno canelo
    y me quedé tan solo con lo vestido.

    Y tuve que volverme para mis llanos
    a pié y algo cansado de las andadas,
    con la cara y la nuca llena de granos
    y un sies noes de dolores en la quijada.

    Pero en volver de nuevo otra vez pienso,
    pues vi cosas muy buenas y muy curiosas,
    pues había un gentilismo bastante extenso
    y vendimias y bailes y hartas cosas.

    Y me acuerdo que andaba de brigilante
    un charro muy decente y hasta ladino
    que era como a manera de Comandante
    y todos lo nombraban señor Paulino.

    Y se agarró a balazos y armó mitote
    y bailó sobre un puesto de tacos fritos,
    y les dió de guantadas a dos inditos
    porque no le percharon un guajolote.

    Y a las gentes que andaban por la banqueta
    les dió de caballazós con el caballo,
    y encima de una mesa se comió un gallo
    y moquetió a los dueños de la roleta.

    Quebró los garrafones de muchas tiendas,
    manumitió dos veces al empresario
    y, en fin, armó un mitote tan temerario
    que hasta vino el resguardo de las haciendas.

    Y aseguraba todos que no le hacía,
    que era muy amigote del Presidente,
    que siempre le ayudaba toda la gente
    y que a los mas planchados se los comía.
    Y que nomás ya junto con su pandilla,
    hacía cera y pabilo a la población,
    y no era cosa facil ir a prisión
    ni quitarle el destino cosa sencilla.
    Y comenzaron a ayudarle todos,
    echando gritos y hartas maldiciones
    y hasta diciendo que con esos modos
    ni lo corrían ni entraba en las prisiones.
    Mas con todo y lo mucho que lo ayudaron,
    siempre salió raspado don Paulino,
    pues al fin le quitaron el destino,
    pero la carcel no se la quitaron.

    HAY QUE COSAS....!

    Se han visto cosas muy duras
    en estas revoluciones.
    Estropicios, quemazones,
    golpizas y colgaduras.

    Al señor don Evaristo,
    mayordomo de La Palma,
    por poco le sacan el alma,
    pues estaba muy malquisto.

    Le rebanaron los pies
    con un machete filoso
    y hasta el cuero cabelloso
    querían voltiarle al revés.

    Las narices le achataron
    con las patas de un caballo
    y para darse mas gallo,
    hasta un oido le picaron.

    Le dijeron hartas cosas
    que no se pueden decir.....
    En fin, lo hicieron sufrir
    vergüenzas muy vergonzosas.

    Le jalaron las patillas,
    le flamiaron el asiento
    y para mayor aumento,
    le metieron zancadillas.

    Le dieron hartos pisones
    en los callos de los pies,
    y con buñiga de res
    le emporcaron los calzones.

    Le doblaron las orejas,
    le arrancaron el bigote,
    lo hicieron correr al trote
    con una pantuflas viejas.

    Entre todos le pegaron
    un montón de cachetadas,
    y le dieron de patadas,
    y en el común lo aventaron.

    Y después de esta contienda
    y de tan grandes fracasos,
    le aventaron de balazos
    y se fueron de la hacienda.

    Por eso digo y repito
    que en estas revoluciones
    hay que andar con precauciones
    y tener su valorcito

    LA REINA DEL CARNAVAL

    Carmelita, no se apene
    con lo que ha sucedido.
    Bastante nos ha podido
    y muy disgustados nos tiene.

    Casualmente lo leí
    en "La Voz de Guanajuato",
    y, la verdad, un mal rato
    pasó con lo que dice allí.

    Pero miro con agrado
    que usted anda muy serena,
    como si no le diera pena
    con eso que le ha pasado.

    Así es mejor, ya lo creo;
    mas vale disimular
    y no ponerse a llorar
    cuando le hacen a uno el feo.

    Pero, de cualquier manera,
    es muy grande disvafor
    que enfrente del Gobernador
    esa cosa sucediera.

    Y en frente de otras mas gentes
    que podían protestar
    y aturdir y hasta chiflar
    a esos hombres imprudentes.

    Pues no es cosa bienhechora
    nada menos que en un teatro,
    en donde no hay dos ni cuatro,
    le digan a uno: "SEÑORA".

    Y en fiestas que no son bravas,
    sino serias y decentes,
    vayan saliendo esas gentes
    con una batea de babas.

    Porque no era festival,
    ni corrida, ni afianzón;
    sino la Coronación
    de la Reina del Carnaval.

    Y en fiesta tan exquisita,
    salen a lora de lora
    diciéndole a usted "SEÑORA"
    en lugar de "SEÑORITA".

    Y no uno, sino tres,
    fueron los de esa herejía:
    el que dijo la poesía
    y uno antes y otro después.

    Y los tres, al unísono
    y con una voz sonora,
    le decian a usted "SEÑORA"
    en mero en frente del trono.

    Y si eso salía muy mal
    con cualesquier señorita,
    salía pior con Carmelita,
    la Reina del Carnaval.

    Si no estaban al corriente
    de si es soltera o casada,
    no ir saliendo con esa empanada
    delante de tanta gente.

    Sino informarse primero,
    con cuidado y precaución,
    y no andar en procesión,
    como en la luna de febrero.

    Y si no estaban seguros
    de si es casada o señorita,
    decirle a usted "CARMELITA"
    y salir así de apuros.

    Y no meterse de pronto
    en camisa de once varas,
    y andar viendo malas caras
    y haciendo papel de tonto.

    A mi me cayó en lo vivo
    y siento feo todavía,
    tanto que desde ese dia,
    he andado muy pensativo.

    Y piense y piense nomás
    como será bueno hacer:
    si pasar a proceder
    o ya no meterse en mas.

    Y hasta consulté a la almohada
    el modo de procurar
    que dejen ya de pensar
    que usted es gente casada.

    Y después de andar perplejo,
    pensando en lo que necesita,
    estimada Carmelita,
    le voy a dar un mal consejo.

    Que le pida al señor Cura
    la copia certificada
    de que usted no está casada
    ni allí ni en la Jefatura.

    Y vea luego al Presidente
    y allí tambien le procuren
    otra copia en que aseguren
    que usted es independiente.

    Y después vaya al Juzgado
    y a las demás dependencias,
    que le extiendan referencias
    de que nunca se ha casado.

    Y vaya en una carrera
    a la Oficina de Rentas,
    para que vean en sus cuentas
    que usted es gente soltera.

    Y para que en forma impropia
    no sigan con ese urdimbre,
    que en la Oficina del Timbre
    también le den otra copia.

    Y luego ya con todo eso
    y ya con tanta constancia,
    se va usté a la Comandancia
    a levantar un proceso.

    Y si con tantos detalles
    se ve que ni así obedecen,
    que luego luego los presen
    y salgan a barrer calles.

    A ver si así se les quita
    esa maña malhechora
    de decirle a usted "SEÑORA",
    en lugar de "SEÑORITA".

    PASION

    ¡Háblame! que tu voz arrolladora
    me siga donde yo ande, Manuelita.
    Mi pecho silencioso necesita,
    sentir cual los fulgores de la aurora.

    ¡Mírame! Son tus ojos tan sombríos
    que parecen el lucero de la tarde.
    Cuando me miras hasta la alma me arde
    y empieza luego con sus desvarios.

    ¡Ámame! Nada valgo, pero si acaso
    llegas a amarme con amor ardiente,
    pasaré entre la bola de la gente,
    y haber si pueden estorbarme el paso.

    Voz, miradas y amor, todo de un tiro,
    quiero tener en esta vida amarga,
    y así la vida se me ha de hacer mas larga
    y ya no habrá ni llanto ni suspiro.

    Y envuelto en los fulgores inviolables
    de tu voz, de tu amor y de tu mirada,
    ya no podrán gritar ni decir nada
    esos que andan por ahí de miserables.

    Pues ya cierto y seguro de los confines
    de ese amor tan inmenso que me abrasa,
    podré toseles recio a los catrines
    que se paren enfrente de tu casa.

    Escucha mi clamor y mi triste grito.....
    ¡Que me hables, que me ames, que me mires
    y que siempre que llores y que suspires
    te acuerdes de este pobre Margarito!

    ¿ COMO LE HARÉ ?

    Le mandé una cartita con Delfina,
    y no me contestó;
    le mandé otra con Luis el mandadero,
    y no la recibió;
    le envié un ramo de flores con tía Sixtos,
    y mucho se enojó;
    y ayer, que le tosí dos o tres veces,
    ni siquiera voltió.

    Yo quiero que me digan con franqueza
    como le voy a hacer
    con tantos quebraderos de cabeza
    causa de esa nujer.

    Si paso por enfrente, se me esconde;
    si le escribo una carta, no responde;
    no se asoma al zaguán ni a la ventana;
    a misa siempre va con la mamá;
    en la calle siempre anda con su hermana,
    y si hay bailecito, nunca va.

    Nunca la veo en una serenata;
    tampoco va el domingo a la Estación.
    por eso estoy creyendo solo trata
    de ponerme en terrible paragón.

    Yo no estoy cierto si lo hará deadrede
    o por temor a enojo familiar;
    si será deveras que no puede
    o la hará para hacerme repelar.

    Mas como el modo no me proporciona
    de declararle este amor inmenso,
    la verdad...... mejor pienso
    poner los ojos en otra persona.

    Sirve que así me quito
    de andar como el perrito,
    para allá y para acá,
    muy serio, muy chistoso y muy travieso,
    nomás siguiendo el güeso,
    mientras la gente... ¡ja, ja, ja!.

    Y así me dejo ya del quebradero,
    y me evito tambien que la cristiana
    me ande nomás con hoy y con mañana,
    como si fuera un triste limosnero.

    EPIGRAMAS

    A la sombra de los sauces
    se andaba pasiando Juan.....
    No hay remedio, así es la vida:
    ¡Donde las toman las dan!

    Una noche en la partida
    me saqué como diez pesos.....
    No hay remedio, así es la vida:
    ¡Tienes que darme unos besos!

    Dicen que sale un fantasma
    trepado sobre un birloche.....
    No hay remedio, así es la vida:
    ¡No andes saliendo de noche!

    Y en fin, para no cansarte,
    no digo lo que te toca......
    No hay remedio, así es la vida:
    ¡Mejor cállome la boca!

    PARA UNA INGRATA

    Esos mercurios de la luna
    que solo brillan ya de noche
    se me afiguran el reproche
    de algún piedrazo en la laguna.

    Y los fulgores de esa esfera
    que brilla allá en el firmamento,
    se me afiguran el lamento
    de algún mortal que feneciera.

    ¡Mujer ingrata y importuna
    que no haces caso de este amor!
    ¡Ni que tuvieras el fulgor
    que nos retacha de la luna!

    ¡Ni que fueras ese globo
    que brilla allá en el firmamento
    y yo estuviera como el bobo
    nomás mirando el monumento!

    Y ni que fueras una estrella
    tan relumbrante como el sol,
    de esas que dejan una juella
    de verde nacar y arrebol.

    Es necesario que te expliques
    y no andes ya con ese enredo,
    y que no creas te tengo miedo,
    pues facil es que te perjudiques.

    Porque si sigues de importuna
    y me comienzas con perjurios,
    piensa nomás en los mercurios
    que cain ya noche de la luna.

    HIMNO LOCAL

    Coro
    Ciudadanos: Al grito de alarmas,
    que a ninguno le falte el valor,
    y que todos agarren sus armas
    al sonar la campana mayor.

    I
    Ciña, ¡oh, pueblo!, tu frente bendita
    con coronas de mirtos y rosas,
    y que todas las gentes valiosas
    se recuerden del grán Comonfort.

    Mas si alguno se atreve arbitrioso
    a meterse en tus centros poblados,
    que toditos se vengan armados
    para echar para afuera al traidor.

    II

    Por si al caso llegara a ofrecerse,
    nadien debe negar su presencia.
    Que se junten en la presidencia
    y trayendo sus armas los mas.

    Pues la seña será la campana
    o cualquier otra cosa sonora,
    y que todos, a lora de lora,
    no se vayan a hacer para atrás.
    III
    Ya lo saben: cuando oigan la seña,
    nadien se ha de quedar escondido,
    pues es bueno formar mucho ruido,
    y echar gritos, si al caso los ven.

    Y que todos avienten pedradas
    y les griten muy recio y violento
    y que avienten balazos al viento
    y, si hay modo, a pegarles tambien.
    IV
    ¡Chamacuero!; tus hijos te ofrecen
    defenderte con todo y su vida
    cuando alguna gavilla o partida
    venga al son de quererte ofender.

    Pues si quieren echársete encima
    al pretesto que train muchas gentes,
    ya verá ese confin de valientes
    como aquí los hacemos correr.

    Coro
    Ciudadanos: Al grito de alarmas,
    que a ninguno le falte el valor,
    y que todos agarren sus armas
    al sonar la campana mayor.

    POR UNA BAILADORA

    ¡Que chulo y que bonito baila Nacha!
    Se estira y se alarga cual culebra,
    y luego hasta parece que se quiebra
    de tanto que se dobla y que se agacha.

    Sabe bailar las jotas y cuadrillas,
    remolinea la pierna y alza el brazo,
    y luego hasta le truena el espinazo
    en ese baile que hace sentadillas.

    También sabe otros bailes muy decentes
    que dicen aprendió en la Capital,
    no se si estará bien o estará mal,
    pero veo les agrada a las gentes.

    Otras veces con un sombrero chato
    y un tápalo de barbas, muy floriado,
    se pasea sola de uno a otro lado
    y cante y cante toditito el rato.

    Pero en el baile que hubo en La Palmilla,
    traía unos choclos nuevos de charol,
    y me dió un taconazo en la espinilla
    que me hizo ver estrellas y hasta el sol.

    Y yo le dije que no había cuidado,
    que ni tantito así me había dolido;
    pero ¡mentira!, me quedó morado
    y hasta un tanto cuanto renegrido.

    Y sentí unos dolores tan violentos
    que hasta de vomitar me dieron ganas,
    y todavía como a las tres semanas
    me estaba untando árnica y fomentos.

    Y por esa razón tal vez sería,
    o por otros motivos mas pesados;
    pero ¡palabra! que desde ese dia
    no me cuadran muchote sus bailados.

    POR LAS CONTRIBUCIONES

    Eso de las contribuciones
    anda por aquí muy duro,
    Si no pagas, te aseguro
    que se adjudican tus posesiones.

    Pues aunque grites y te enfades,
    si no te pones muy chango,
    te pasa lo que en Durango:
    que te especulan tus propiedades.

    Y si el caso se complica
    y llega a cosas mayores,
    los señores inspectores
    te apean hasta la basinica.

    Y no andes con evasivas
    ni quieras sacarles tratos,
    porque esos hombres ingratos
    te sientan por mientras vivas.

    No empieces, pues, con idea
    ni comiences a negarte,
    pues pueden arcabucearte
    y nada se negocea.

    Dicen que a los que se nieguen,
    los tratan sin compasión,
    y avientan al aventón
    y péguenle al que le peguen.

    Por eso yo te aconsejo
    que tu te pongas muy chango,
    no sea que, como en Durango,
    te quiten hasta el pellejo.

    REMEMBRANZAS

    Tus ojos son dos globos de topacio
    que se ven relumbrar desde muy lejos
    y que echan resplandores y reflejos,
    cual la iluminación de algún palacio.

    Tu boca es de esas urnas celestiales
    resguardadas por angélicas milicias
    y bastante ajuariadas de delicias,
    como la miel de los panales.

    Tus oidos son dos rosas de alabastro
    y tus pestañas, negras cual cabellos,
    les tapan a tus ojos los destellos,
    sin dejar ni siquiera rastro.

    Tu sólida y esplendorosa dentadura
    es una ensarta de diamantes,
    y tus labios dos mariposas palpitantes
    que aletean en la noche obscura.

    Tus manos desparraman hartos dones,
    tus pies son un manojo de claveles,
    y entusiasmas a todos los donceles
    y haces palpitar sus corazones.

    Cuando miro tu cuerpo, no vacilo:
    clarito veo que un parecido toma
    al de la Venus que fundió allá en Roma
    un escultor que se llamaba Milo.

    Y tus modos y andados tan decentes,
    cual una estatua de la antigua Grecia,
    aquí toda la gente los aprecia
    y les cuadran a todos los pudientes.

    Eres Cleopatra, Elena de Troya,
    mucho te me afiguras a Lucrecia,
    y cuando vas saliendo de la iglesia,
    nomás relumbras, cual si fueras joya.

    Yo solo una cosa solicito
    y atentamente te pido este favor:
    ¡Que no olvides a tu servido
    el humilde poeta Margarito!

    NO LES HAGAN CASO

    Me iba a bañar al rio
    y me resbalé en la orilla,
    y me raspé una rodilla
    y me dió bastante frio.

    Pues fuí a parar hasta el fondo,
    vestido y tal como estaba,
    y, la verdad, ya me andaba,
    pues me caí en lo mas hondo.

    Y, al verme todo mojado
    y chorreando de agua y lodo,
    y muy raspado de un codo,
    me puse medio asustado.

    Y me decían los fisgones
    que el vestido me quitara
    y que siempre me bañara,
    pero yo le dije: "¡Nones!".

    Pues ¿como habia de bañarme
    después de haberme caido
    con todito y vestido?
    ¡Eso era para risfriarme!.

    Así es que me fuí a mi casa
    y me bebí un ponche caliente
    y una friega de aguardiente
    y baños de pies con mostaza.

    Y me dormí todo el dia
    y en la noche otro ratito,
    y ya mas recobradito,
    les platico la avería.

    LAS ELECCIONES

    Yo no había visto elecciones
    como las nuevas de ayer.
    Grito, palos, mojicones
    y piedrazos a mas ver.

    Las urnas de votaciónes
    no eran urnas ni eran nada,
    pues eran unos cajones
    con la tapa desclavada.

    Y los que estaban sentados
    en la mesa, de respeto,
    puros descuacharrangados,
    casi sin ningún objeto.

    A todos los que votaban
    en contra del candidato
    mucho que los carniciaban,
    pasando así muy mal rato.

    Y todo fué para nada
    porque, echando maldiciones,
    llegó al fin una parvada
    y se robó los cajones.

    Pues llegaron los malditos
    nomás de golpe y porrazo,
    echando pedradas, gritos,
    y hasta uno que otro balazo.

    Y de esos modos tan tristes
    se acabó la función.
    La verdad, para esos chistes,
    mejor que no haya elección.

    PORTADA

    No me importan las burlas de los necios
    ni la envidia ni habladas de algún tonto,
    pues siempre a los combates estoy pronto,
    llevando como lanza mis desprecios.

    Ni temo a las jugadas de la suerte
    ni a los recios golpazos del Destino,
    y seguiré adelante mi camino,
    porque siempre me he sentido fuerte.

    Nada me importa la tormenta airada
    ni el huracán con su asustante ruido,
    porque simpre valeroso y atrevido
    seguiré sin importarme nada.

    Y aunque vea que el Destino traicionero
    trata de agarrarme en una emboscada,
    yo seguiré sin importarme nada
    y llevando a media cabeza mi sombrero.

    Pues solo ambiciono el galardón bendito
    de que al cair hasta adentro de la nada,
    pueda decir toda la gente honrada:
    "Aqui yace El Poeta Margarito".

    OREJILLOS

    ¿Quién me llama la atención?
    -El Estación.
    ¿Quién hay que mis pesares calme?
    -El Empalme.
    ¿Y quién sofoca mis males?
    -De González.
    Por eso mi pobre corazón
    tiene unas ganas fatales
    de pasiarse por el Estación
    del Empalme de González.
    ¿Qué como cuando hago rimas?
    -Unas limas.
    ¿Qué pueblo es el que más quiero?
    -Chamacuero.
    ¿Y quién murió alrededor?
    -Comonfort.
    Por eso con gran sabrosor
    seguiré haciendo mis rimas
    y gustando de las limas
    de Chamacuero de Comonfort.
    ¿En dónde se ahogó mi tío?
    -En el río.
    ¿Dónde tu amor te pedí?
    -También allí.
    ¿Dónde juego a la baraja?
    -En La Laja.
    Por eso, si no hace frío
    en días que no se trabaja,
    luego lloro y luego me río
    junto al río de La Laja.

           LOS LIMPIONES
                       Le  dije a don Epitacio:
                       Si la cara va a limpiarse,
                       hágalo sin apurarse,
                       con cuidado y muy  despacio.

                       Saque  el paño poco a poco,
                       o como  quiera sacarlo,
                       pero, cuando vaya a usarlo,
                       no  lo haga usted a lo loco.

                       Revíselo cuidadoso
                       antes de ir a proceder,
                       para que así pueda ver
                       si no hay algo sospechoso.

                       No  vaya a hacerlo violento
                       y nomás  al aventón
                       ni vaya a darse el limpión
                       como  quien limpia un jumento.

                         Pues le puede  suceder
                         lo que a Luis le sucedió,
                         que la sangre se sacó
                         y él ni lo echaba de ver.

                         O  puede  pasarle a usté
                         lo que a don Juan  le pasó,
                         que todo  se tasajió
                         y no supo  ni por qué.

                         Y  por más que  le buscaba
                         el motivo y la razón,
                         se hacía pura confusión
                         y nadita que le hallaba.

                         Por eso les digo a todos:
                         "Limpíense  con mucho  tiento,
                         despacio  y con buenos modos,
                         no  nomás  al ai te aviento".
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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Vie 27 Abr 2018, 02:04

    Abro tu presentación. Celebro que estés aquí ( más con un poeta que me era totalmente desconocido y que te prometo leer con suma atención). Una vez formada una opinión te prometo expresarla .

    Gracias, querida amiga.


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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Vie 27 Abr 2018, 02:11

    Por cierto, no sé si lo conoces, un compatriota tuyo ( RICARDO LUNA PARRA, nacido en Ciudad Cuauhtémoc, 1988) acaba de recibir el XX PREMIO DE POESÍA AURELIO GUIRAO, 2018, que se convoca todos los años en mi pueblo CIEZA. El premio no tiene una dotación económica importante. Por el contrario, el libro premiado es editado en la prestigiosa colección ACANTO, que dirige el grupo de LA SIERPE Y EL LAÚD. El libro premiado lleva por nombre TOSKA (Una biopsia del alma). Y lo tengo ahora mismo en mis manos. Es muy, muy interesante.


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    Mensaje por Ale Mata Vie 27 Abr 2018, 15:43

    Muchas gracias por tu presencia y comentario Pascual, si es un poeta poco conocido por desgracia, confieso que yo lo descubrí por medio de un buen amigo originario de Elche, allá por tus tierras, que además es muy fanático de todo lo que tiene que ver con mi país, creo que lo conoce mejor que yo jajaja; el lenguaje que usa el poeta que les presento a muchos les resultará totalmente desconocido, es una de las miles de caras que tiene la gente de mi tierra y que me hace sentir orgullosa, porque mi familia proviene del campo. Intentaré dar con el trabajo del poeta que me recomiendas, ya estaremos intercambiando parecer, besos.
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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Sáb 28 Abr 2018, 23:51

    Bueno, como te digo, el trabajo premiado ha sido editado en la prestigiosa colección ACANTO. PODRÍA INTENTAR CONSEGUIRTE UNO. Lo difícil sería hacértelo llegar. José Antonio me dijo que a la vuelta de Argentina quería pasar por México. Si fuera así, vería la forma de que te lo llevara. Es muy interesante.

    Besos.


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    Mensaje por Ale Mata Miér 02 Mayo 2018, 12:54

    Busqué el libro que me comentas o algún trabajo de este poeta, no tiene nada a la vista, no es necesario que te molestes, de verdad, te agradezco de corazón, ya veré de conseguir alguno de sus escritos y cuando lo haga te cuento lo que me pareció, muchas gracias por la recomendación, besos.

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