Estos poemas son algunos de los que le han inmortalizado con toda justicia. Mi conocimiento de la lengua de Cicerón es limitado, por ello en estas versiones o variaciones, más que traducciones, he querido que prevaleciera la admiración que siento hacia el poeta por encima de cualquier otra consideración. Podéis obtener por Internet un sinfín de traducciones más fieles y mejor comprendidas desde un punto de vista del conocimiento de su lengua, y otras que habrán logrado construir un poema casi tan grácil y profundo como el original en nuestro idioma. Yo sólo he pretendido cumplir un objetivo que rondaba mi cabeza desde la primera vez que los leí en un libro de 2º de BUP de mi hermana pequeña. Bien o mal, lo he hecho con todo lo que tengo, pero ya sabemos, cuanto más alto se sube… nos lo recuerda Baudelaire en el Albatros. Por respeto a aquellas personas que aman esta lengua a la que debemos tanto, a estos poemas los llamaré variaciones.
Nosotros cuando se apague nuestro breve fulgor
viviremos para siempre en una noche infinita.
(Catulo - Variación F. E. León)
Carmen III
Llorad, y no paréis ¡Oh, Gracias y Cupidos!,
como suelen hacerlo los hombres más sensibles.
Ha muerto el gorrión orgullo de mi amada,
el pajarillo que era su tesoro preciado,
el mismo al que quería más que a sus propios ojos;
era como la miel, volaba hacia su dueña
como una niña corre de su madre al encuentro
y nunca se apartaba del regazo que adoro,
y saltando, y brincando a su alrededor piaba
por llenarla de gozo sin pausa ni tristeza.
Surca ahora una ruta terrible de tinieblas,
busca el lugar sombrío de donde nadie vuelve.
¡Oh, maldita y perversa oscuridad del Orco
que marchitas y extingues todo lo que es hermoso;
me arrancaste el gorrión que su pecho alegraba!
¡Oh, perversa fortuna, pajarillo perdido!
Ahora, por tu culpa, los ojos de mi niña
enrojecen sin tregua hinchados por el llanto.
Carmen VIII
¡Ay, pobre Catulo, deja de hacer locuras
y considera, de una vez, perdido lo que fue tuyo!
Hubo un día en que brillaban los soles más dichosos
para ti y acudías con gozo adonde ella te llevaba
para ser querida como ninguna otra podrá serlo,
con todos los juegos que se te antojaban
y tu niña quería que fuese así.
Sí, es cierto que brillaban los soles más radiantes.
Ella ya no te quiere, ya que nada
puedes hacer para evitarlo,
tú tampoco debes quererla
ni seguirla cuando se aleje, ni vivir
en la amargura.
Debes resistir con un empeño ciego.
¡Oh, sí, resiste a tu deseo!
Adiós niña. ¡Catulo está decidido,
ya no te buscará ni hará ruegos
en contra de tu voluntad.
Tú te lamentarás cuando nadie de ti se acuerde.
¡Perversa, ay, de ti!
¿Qué vida te espera? ¿Quién se te acercará ahora?
¿Quién te mirará pensando que eres bella?
¿A quién vas a querer?
¿De quién serás? ¿A quién besarás y le morderás los labios?
Pero tú, Catulo, no cedas, debes mantenerte firme.
Carmen LXXXV
Te odio y te amo, me preguntas cómo es posible.
No lo sé, pero es lo que siento y me tortura.
Última edición por F. Enrique el Jue 26 Dic 2019, 15:20, editado 4 veces
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