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Algunos poemas más de Carlos Bousoño, sacados del libro: Carlos Bousoño. Poesía, Antología: 1945-1993, Espasa Calpe, 1993:
De Invasión de la realidad, 1962:
DIME QUE ERA VERDAD
Dime que era verdad aquel sendero
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.
Dime que era verdad aquel lucero
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.
Di que es verdad que vale haber sufrido
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.
Haber vencido a la melancolía,
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.
SALVACIÓN DE LA VIDA
Ven para acá. Qué puedes decir. Reconoces
tácitamente a la aurora.
El aire se ensancha en irradiaciones o en círculos
y todo queda listo para una eternidad que no llega.
Yo y tú y todos los otros sumados,
enumerados, descomponemos el atardecer,
mas la fuerza de nuestro anhelo es una victoria levísima.
Somos los herederos de una memoria sin fin.
Se nos ha entregado un legado de sueño
que nos llega a las manos desde otras manos y otras
que se sucedieron con prisa. Llevemos
sin parsimonia nuestra comisión delicada. Pongamos
más allá de nosotros, a salvo de la corrupción de la vida,
nuestro lenguaje, nuestros usos, nuestros vestidos,
la corneta del niño, el delicado juego sonoro,
la muñeca, el trompo, la casa.
El niño juega, el niño se adueña de su situación y domina.
Es el bandido, el señor, el malvado,
es generoso, es risueño.
Coge entre sus manos arena y construye un castillo,
toma piedras, levanta catedrales o juega
con la compacta peonza.
Se esconde detrás de una cama o astuto sonríe
amparado por el biombo chinesco.
Qué risas los que se escuchan después cuando el niño
es descubierto por la argucia de otro, al correr de los siglos.
Buscad, buscad ahora de nuevo sin descanso en la alcoba,
detrás del armario, en el cuarto trastero.
Allí escondido sofoca su risa el muchacho,
reprime el estallido de su felicidad de vivir para siempre,
junto a mamá y al perro y al aro.
Buscad, buscad en el desván, en el derrotado jardín,
tras el viejo olmo, o el roble o el cedro.
Mirad hacia arriba. Encaramado se encuentra el muchacho,
y todo vive como ayer, animoso.
Pongámoslo todo a salvo. Entreguemos
pronto nuestro lenguaje a ese niño,
enseñémosle a decir «vida», -humanidad», «esperemos»,
enseñémosle a hacer una casa, una carretera, un camino.
Salvémoslo todo, queda poco tiempo, este campo,
salvemos el carromato, el colchón, la vieja cubierta del coche,
el carbón del hogar, el atizador, el sombrero.
Queda todavía una chaqueta detrás de la puerta trasera,
ponía también en el carro. Y el rudo martillo.
Algo se nos olvida, no sé lo que es,
ay, marchemos, el niño,
se nos olvida el trompo, el carrito, el jilguero,
se nos olvida el perro guardián. Vete pronto a buscarlo,
ay que me muero, es el río
que ya no se escucha, es el aire
que no se respira, es el viento
que no corre, y el campo
que ya no se ve...
..................................Mas vosotros, marchad.
De Oda en la ceniza, 1967:
SALVACIÓN EN LA PALABRA
(EL POEMA)
A Jorge Guillén
I
Dejad que la palabra haga su presa lóbrega,
se encarnice en la horrenda miseria
primaveral, hoce del destino, cual negra teología
corrupta.
.................Súbitas, algunas formas mortales,
dentro del soplo de aire
permanente e invicto.
La palabra del hombre, honradamente
pronunciada, es hermosa, aunque oscura,
es clara, aunque aprisione
el terror venidero.
Hagamos entre todos la palabra
grácil y fugitiva que salve el desconsuelo.
...Como burbuja leve la palabra
se alza en la noche, y permanece
cual una estrella fija entre las sombras.
II
Y así fue la palabra
ligero soplo de aire
detenido en el viento,
en el espanto,
entre la movediza realidad y el río
de las sombras. Ahí está detenida
la palabra vivaz, salvado este momento
único
entre las dos historias.
...De pronto el caminar fue duradero
y el hombre inmortal fue,
y las bocas que juntas estuvieron
juntas están por siempre.
Y el árbol se detuvo en su verdor
extraño, y la queja
ardió en una zarza
misteriosa.
III
Allí estamos nosotros.
Allí dentro del hálito.
Tú que me lees estás allí
con un libro en la mano.
Y yo también estoy.
Tú de niño, cual hombre, como anciano,
estás allí.
Tu corazon está con su amargura,
ennoblecido y muerto.
Y vivo estás.
Y hermoso estás.
..................................Y lúcido.
IV
Todo se mueve alrededor de ti.
Cruje el armario de nogal, salpica
el surtidor del jardín.
Un niño corre tras una mariposa.
Adolescente, das tu primer beso
a una muchacha que huye.
Y huyendo así, huye nada,
quieto en el soplo tenue.
V
Y así fue la palabra entre los hombres
silenciosa, en el ruido
miserable
y la pena,
arca donde está el viento detenido
y suelto,
acorde suspendido y desatado,
leve son que se escucha
como más que silencio, en el reposo
de la luz, de la sombra.
Así fue la palabra,
así fue y así sea
donde el hombre respira,
porque respire el hombre.
autógrafo
ANÁLISIS DEL SUFRIMIENTO
A José Olivio Jiménez
El cruel es un investigador de la vida,
un paciente reconstructor, un objetivo relojero, un perito
que quisiera conocer la existencia,
el secreto de la vida que en el sufrimiento se explora.
El amante de la sabiduría está listo
para su operación delicada.
Y la materia del análisis queda
a su merced: un hombre sufre.
Horrible es conocer la verdad, y el miserable hallazgo
destruye a quien lo obtiene,
pues nadie en otro pudo ni podrá nunca conocer hasta el fondo
en su verdad palpable, sin morir,
la vida misma revelada.
Sin embargo, es muy cierto
que el sufrimiento expresa
al hombre, aunque lo arruina,
porque tras la experiencia dolorosa
es otro hombre el que nace, al conocerse,
y conocer el mundo.
No siempre, ciertamente,
puede quien ha sufrido
resistir todo el peso de su sabiduría.
Alguno nunca vuelve
a la vida, pues es difícil ser
tras la vergüenza de haberse así sabido.
Otros viven, mas rota
su dignidad en la infamia
que todo dolor es,
indignamente
prosiguen, y una mueca
es su gesto, su hábito.
Hay quien asume
de otro modo el dolor,
la concentrada reflexión que todo dolor es.
Tras la meditación espantosa, el hombre puede oír,
palpar, ver,
y conocerse y ser entre los hombres.
Y he ahí como el cruel se equivoca
en su filosófica labor, porque sólo quien sufre,
si acaso lo merece,
logra el conocimiento que el cruel buscara en vano.
Conoce aquel que sufre y no el que hace sufrir,
este no sobrevive a su conocimiento,
y aunque tampoco el otro muchas veces
puede sobrellevar esa experiencia
terrible, logra en otras
escuchar sorprendido
el más puro concierto,
la melodía inmortal de la luz inoíble,
allí, en el centro mismo de la humana miseria.
De Las monedas contra la losa, 197:
LA BÚSQUEDA
A Jenaro Talens
Preciso s que la puerta permanezca cerrada,
o que se abra intermitentemente, o más bien
que no spams nnca n dnde puede´hallars l modo
de abrir la difícil cancela.
..........................................Nadie sabría
en qué rincón de polvo ninescrutable, en qué oscuro dsván
severa yacija
habría d encontrarse lo q buscas a tientas, lo que
....vanamente interrogas
y alucinadamente esperas.
..........................................Tiemblas
cuando al caer del sol, tras el nogal añoso,
reconsideras con pulcritus, en la insinuada oscuridad,
el lóbrego quehacer de tu vida, la recomenzada labor
que diariamente se deshace, como en un sueño inútil alguien
ante el auditorio burlón
avergozado mira, sin comprender su incapacidad para decir al fin la frase
que lo guarde de la noche y del miedo.
Oh, en esta hora, vergüenza es acaso también lo que sube del pecho,
lo que acaso te ahoga, y miedo,
miedo o un oscuro terror, un algo indescifrable
que del abismo asciende incógnito,
una oscura llamada cuyo origen ignoras,
como ignoras la luz y la tiniebla, el miedo
o la vergüenza, o cuanto ahora de súbito,
cuando la noche se ha instalado,
experimentas en tu corazón,l más que nunca de hombre,
que una mano en la sombra estruja amargamente.
LA CUESTIÓN
...Oh Dios, h Centro
A Vicente Puchol
Sí, lo sabemos: quieres hallar el secreto recinto,
el invulnerable reducto,
entrar por algún agujero al increíble espectáculo,
penetrar en el laberinto, hallar el poderoso Centro.
Como un ladrón que robase la totalidad de la luz
hallar, como digo, el Centro poderoso, el absoluto Centro,
el Centro inmóvil de la tempestad que se mueve,
Centro donde nada se agita,
donde todo se absorbe, como e amor, y se detiene en sí mismo,
no al borde de sí mismo, sino acabado y lleno,
rebosante como una copa de aparición,
como una enorme copa de manifestación que creciese,
como una ola que siguiese encrespándose más allá de los límites de su plenitud,
más allá de los horizontes de su posibilidad,
y siguiese creciendo después, allende los días y el espectáculo
....del exterminio, y el horrendo saber y el gozar y reconocerse perdido;
y siguiese creciendo en la duración sin memoria, hacia adentro, terrible,
como una cascada de perduración que cayese interior, un diluvio de bienestar,
una catarata de existencia sin fin que se desplomase, parada,
....hacia su mismo centro.
Ay, toda la cuestión es entonces entrar en el laberinto,
toda la cuestión se reduce a pasar.
Advertid que se trata tan solo de un acto de penetración,
un sencillo traslado; acaso baste con un gesto, con una idea feliz,
acaso sea suficiente con hallar en el pajar el aguja,
o el camino en el bosque o en el bosque
encontrar la salida
del agujero, dar con la clave del enigma,
la solución de la charada,
y descubrir el otro lado del abismo, el revés de la trama,
antes que se desgaste el tejido
bajo los dedos tanteantes…
MIENTRAS EN TU OFICINA RESPIRAS
Mientras en tu oficina respiras, bostezas, te abandonas,
....o dictas en tu clase una lección
ante extraños alumnos que fijamente te contemplan, con
....sueño aún en la temprana hora;
mientras hablas, mientras gesticulas en el café,
o inmóvil te concentras en la meditación
de tu escritorio, o echado en el hondo diván
repasas lentamente recuerdos de tu vida; mientras quieto
....te abismas en la visión de la llanura interminable, o
....mientras escribes una lenta palabra y te recreas en su
....dulce sonido, en su amorosa realidad,
caes, estás cayendo hacia atrás por una quebrada del monte,
estás rodando entre piedras y cardos por la abrupta pendiente
hacia un barranco en el que corre un río,
rápido como el viento un río corre,
estás herido en la boca, en las manos, el pecho,
sangras por un oído, te despeñas por el farallón
....cabeza abajo,
con las piernas en abierto compás,
hacia el fondo, ya con los huesos rotos,
crispadas mano y boca, hacia el abismo, abajo,
súbitamente próximo,
escribes la palabra lentamente, te concentras, murmuras,
....en el café discutes, muy despacio sonríes, adelantas una
noble razón,
aduces un adorno, un tejido, un recamado oro,
hablando en la tarima de tu clase diserta,
donde todos están cabeza abajo.
De Metáfora del desafuero, 1988:
CANCIÓN PRIMERA
Fue en la claridad
donde comprendiste
tu media verdad.
Y la ra mad
la rcncs
en la oscuridad.
En el negror más hondo. Allí estuviste.
LA IGNORANCIA
(Lenguaje poético)
A Luis Antonio de Villena
Se dice del todo lo humano al suspenderse el lenguaje humano, y
....se hace la claridad al interrumpirse la claridad.
Es, como cuando está a punto de desencadenarse la tormenta
y parece que ha venido la noche
y chían las golondrinas, y un momento después hay un silencio
....expectante
antes de que empiece la lluvia
torrencial, y diríamos que Alguien que puede hacerlo se ha puesto
....a anunciar al hombre el extraño destino, entre las aguas que
....descienden,
con sílabas de oscuridad que se tuercen en el papel. Eso es acaso
....el mundo, o el no mundo, lo inmundo,
el goce o el horror, la paralización o el enderezado reir.
Así, la borrasca, el anuncio del iris y un trozo de cielo azul.
La voz del hombre se oye quejándose
entre desgarraduras. Este es el quehacer excesivo
con que se nos insta desde este lenguaje
en el que se rasgan todas las vestiduras
y se contorsiona y crepita, como la madera seca en el fuego,
el temblor, el furor, el fulgor, el amor.
Y si nos quemamos y hacemos, si nos abrasamos
como tizones en la llama, si somos
la ceniza y su pérdida cuando el viento sopla
sobre la llanura extenuada y helada
que va más lejos siempre y no se termina,
no se termina tampoco
nuestra ignorancia en el recodo de la ignorancia,
donde la culpa es lo mismo que la inocencia,
dos oscuridades distintas, la medianoche del bien y la medianoche
....del mal,
sin luna las dos, una sola boca de lobo,
por donde vamos a tientas desconociéndonos
tan profundamente como el dolor,
tropezándonos, o despeñándonos, nunca sabremos si hacia arriba,
o hacia los lados, porque el descenso es el mismo color y de la
....misma forma que la subida o que el caminar en el llano.
¿Quién puede juzgar el valor de una azalea,
la maldad de una medusa que quema nuestra piel,
el arañazo mortal de un tigre que se defiende de nuestro peligroso
....paso en la selva?
Si canto, hay ecos invertidos que desdicen la música, la ponen del
....revés y la melodía retrocede y se extingue
exactamente donde empezaba.
La medianoche del bien y la medianoche del mal
caen al mismo tiempo sobre el acantilado
donde aves marinas, gaviotas y alcatraces, duermen para ejercer
....después su cotidiana y larga rapiña
de la que llegan al nido irreparable, en la mitad, cortada a pico del
....farallón,
peces moribundos y su dolorosa agonía,
carroña y desperdicios, bien recibido todo por los polluelos, cuya
....hambre o cuya glotonería se regocija
en la medianoche del bien y en la medianoche del mal.
Y tras la doble medianoche, una única madrugada se inicia, y
....luego un puro amanecer
se alza tiente en el cielo sin mácula,
con frescura y rocío,
tan salvadoramente.
ELEGÍA EN LA MUERTE DE VI¡CENTE ALEIXANDRE
EN LA MUERTE
Ojos que vi
tan llenos de dolor
en el último día, cuando faltaba poco
para morir,
y desde el lecho
él recordaba triste,
lejos, muy lejos, y un poquito borroso,
cuando con sus amigos,
allá en su niñez,
divirtiéndose mucho,
inmortal aún la vida,
iban al huerto, o al pinar, o al alto
palpitar de la luz.
Correr luego escondiéndose
tras unos matorrales,
un momento,
por que no los llamasen
desde la casa aún.
Un poco más, un poco
más tan sólo.
La última vez, y ya.
Y cuando le pusieron
una corona como rey del mundo
el día en que cumplía
siete años de rey,
siete de dueño
de todo, el universo: el aire, el mar.
Respiraba. Fatiga
e imposibilidad. La vida, la corona,
cartón pintado, alegre,
luego el amor, la compañía
honda, felicidad. Años sin duda, y todo fue
un instante tan sólo:
amarga pesadumbre
real.
Y ahora las lágrimas
que no lloró jamás vinieron a sus ojos,
resbalaban despacio
por sus mejillas pálidas,
humedecían la piel,
la boca,
y seguían bajando
cuando estaba ya muerto.
.......................................Las lágrimas duraban
más que sus ojos tristes,
más
que su propio dolor.
CARLOS BOUSOÑO, Poesía. Antología: 1945-1993, Espasa Calpe, 1993
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