Poetas murcianos

Y yo muera de amór por Perinarda, _ .
desde que nace el sol hasta que pata ;
canten las aves; suenen las reinas, '
y los pajarillos, tiples alados;
canten arpados,
suenen sonoros
en suaves coros;
cante en su capilla
en gran maravilla,
con voz muy grata
aquel arroyuelo, capón de piafa.

De las espaldas de un monte
era corcova un peñasco,
y cuando no sea corcova,
âué taba de su espinazo.
En este, pues; caballero
estaba el pastor Fernando ;
que no todos los pastores
han de ser Silvios y Albanos ;
perdido el mozo por Gila
(vaya el civil canceptazo),
de ganado y de perdido,
que él lo está por sus pedaozs.
Es Gila moza entonada,
que se puso verdugado
y cuello abierto de molde,
para aer la maya un mayo;
Mujer que la han pretendido
para ama dos licenciados,
porque es mujer para todo,
para bueno y para malo.
Persona de tomo y lomo,
que desdeña por lo ancho,
todo el gasto por polleras,
y de enaguas todo el gasto.
De celos, sarna de amor,
Hernando se está rascando ;
que es, como Bras, cosquillosa
y Gila celos le ha dado.
La barba deja crecer,
tristeza y amor mostrando,
y de nuevo se vestía
monjïl negro, luengo y basto,
. El cabello a troche moche
cada pslo por su cabo,
el guedejismo deshecho,
deshecho lo acopetado.
Lacrimosa, Fïíomeno -
está gimiendo y llorando,
' más llorador que la Aurora,
a lo tórtolo enviudado.
Si lo- viera of gran poeta,
lo Mamara (no hay dudarlo)
Heráclita campesino,
Jeremías ermitaño.
No habla de las estrellas,
que no es amante estrellado, >
ni contra doña Fortuna
ha despegado los labios.
aYo tengo la culpa, yo
--dice--, que soy un barbado ;
que no en todoá ios sucesos
tienen la culpa los hados.
» ¿Por qué me ofendes la dic~--
sin ser bermejo ni calvo? ;
que puedo prestar pelusa
al perico más extrano,
»Después .de tantas finezas,
después de requiebros tantos;
¿con otm pástor me . ponéa
en las sienes embarazos?
»Después que hablé más locura
que un poeta enamorado,
pues te auroricé mil vacas
y. otras mil te he soleado ;
syo que he sido en tus papeles
el del corazón flchada,
de tus luces mariposo,
de tu fuego salamandro ;
»y que a los poetas dije
tu nombre,y lo eelebráron ;
que al confesor y poeta
se conñesan los pecados.
»Si es porque no le escribí
en la corteza de un árbol,
si no hay álamo en el monte,
g dónde iré, Gila, a buscarlo
AYA puedes hacer tu gusto ;
que tu amor he tripulado,
por no padecer amante
corrimientos de casado.
»Yo publicaré tus mañas ;
que no soy Cornelio Tácito,
ni ~ha de sufrir mi cabeza
cembellinas de venado.
»No en letanías de signos
tengo de estar numerado ;
que en lugar de ora pro nobáe,
tienen cuquillo y silbato.
"Ni han de querer mis vecinos
conmigo estar consolados,
aunque cuernos por desdicha
no alivian cuernos ad -placitum."

Un bolillo flamenco, mucho he dicho,
la sutileza del mayor capricho,
el que parece, pero no parece,
ni a la vista se ofrece ;
una tilde que tiene
por nariz una ene
tal, que amaine el crecer le pide y ruega,
porque se pasa a oler a la Noruega ;
un miquillo con maza de narices,
de quien las de Nasón son aprendices,
átomo con verruga en las espaldas,
que lleva largas faldas;
esta, pues, animada
partícula del nada
de un ser, que nunea~ ha sido añadidura
invisible figura,.
con perdón de los malos de la seta,
por su desgracia se metió a poeta ;
y a Constanza, déidad hermosa y bella,
a quien codicia el cielo para estrella,
cuando la flaca musa le dictaba,
de las efes la dijo que triunfaba .
Dime, Sancho sin panza,
¿en qué frisan- las efes con Constanza?
Que si Francisca fuera,
y de Constanze la beldad tuviera,
por fénix española,
tuviera con razón una efe sola ;
pero con pensamientos tan perversos
las efes se cumplieron en tus versos,
y tu copla me acusa
que os llamásteis Francisca tú y tu musa ;
y así quiere la gente
que efeta te llamemos comúnmente.

EL BUEN HUMOR DE LAS MUSAS

R O M A N C E

A UN ENANO -

Si de tu cuerpo he de hablar,
tu cuerpo prestarme puedes,
y dos higas a la musa
que más sutil in$uyere.
Qué diré de sutilezas
en mil delgados motetes,
pues a tu enana estatura
seis dedos le lleva un ente?
Nadie de tu cuerpo sabe,
porque es de casta de duende,
de quien se quejan los ojos
porque verte no merecen.
Tú, que sincopada el alma,
no das que hacer a la muerte,
siendo un grano de mostaza
mausoleo en que te entierres,
tan nada naciste al mundo,
y tanta pequeñez tienes,
que no estorbarás a un ojo
si dicen su niña fueses.
De cuando fuiste al estudio
murmura toda la gente
que a reminimus llegaste,
sabiendo a brevis et breve.
Si se compara contigo,
y si a cotejarse viene,
es gigante el invisible,
es gigante toda liendre.
De Leandro te examinas,
pues en un dedal que bebes,
peligraras de ahogado
si no te favoreciesen.
De buena vista presuma
cualquier hombre que te viere ;
profesor de zahorí
con tan fuerte examen puede.
Hipócrita en cuerpo y alma,
don Perico Quílez, eres ;
embelecador de talle
que con apariencias miente.
Un poeta desveladp
esto te habló de repente,
con dos ojos en ayunas
de dormir y de no verte.

Sabéis, Tuso,' qué imagino
que el sastre quiso ser galgo,
y os hizo, como a hidalgo,
ferreruelo vizcaíno.
Dél y del calzón menmo,
uno pez y otro señuelo;
fué girifalte y " anzuèlo;
y agarró tan buen jirón,
que si está buena el calzón,
salió corto el ferreruelo.

El que se viste en guarismó .
sois y el sastre, y no sois dos ;
que con ser el sastre vos,
no os perdonais -a vos mismo ;
hurtando desde el abismo
si la capa azul del cielo
cortais, pues sois en el suelo -
el hurtado y el ladrón,
que si está bueno el calzón,
salió corto el ferreruelo. '

Cierto galán, tan discreto
que Cicerón se imágina,
sin ser gallo ni gallina
porque es : capón en efeto,
a un fraile padre llamó,
y respondió : «No os corráis ;
que ese nombre que me dais
no os 1o puedo llamar yo.>>

EL BUEN HUMOR DE LAS MUSAS

EPIGRAMA XVI

Ayér encontré a tu esclava
Lucindo, de luto y duelo
vestidò, y barriendo el suelo
con una grán cola o rabo.
Vilo y dije : "Bien lo gasta
quien por derecho lo tiene ;.
que siempre al galgo le viene
ser rabilargo de casta"

Con palmà saliste ayér ;
si es de vitoria, se calla;
que quien nunca entró en batalla
mal podrá, capón, vencer.
Muy bien .la palmà te está ;
pero si es cosa notoria
que no es palma de vitoria,.
palma de virgen será.

Fabio, con tus ejercicios
nos das a entender que puedes
alcanzar muchas mercedes,
pues vives de hacer servicios:
Los reyes tendrás pröpicios
a quien cierto y satisfecho
podrá con justo derecho
alcanzar mercedes tales,
quien con manos liberales
tantos servicios ha hecho.

A cierto galán grosero,
pesado en contar su amor,
presumido y hablador
e hijo de un especiero,
dijo una dama : "Prudente
sois en decir vuestro mal,
un hombre muy especial,
y habíais especialmente."

Catalina, la embustera,
la que en Murcia mereció
nombre de linde su cara,
de falsa su condición ;
la que por au hermosura
vivió en la Puerta del Sol,
y en la plazuela de Gracia
por las gracias de su humor ;
la que dicen que es su casa
el molino del amor,
y si no la dan maquila
la posada del León ;
quien vive en el paraíso
para el ángel que la dió,
y al señuelo de un escudo
es del águila el cantón ;
la que es calle de cadena
para quien se la ferió,
y él calle de adelantado
en los gustos y el favor ;
por la rica Lencería
la Trapería dejó,
y por tener puerta nueva,
a la Merced se pasó ;
y al que más franco la sirve
y con más lealtad la amó,
en el cantón del Cabrito
le da, por manso, mansión.
Guárdense de ella y au amante,
después que viven los dos,
él en la puerta del toro
y ella en la de la traición.
Mas por registrar los dientes
para sus hechizos soy,
junto a los Descabezados
me dicen que ae mudó.
La plazuela de los Gatos
es cierto que la parió,
pues luego le dice mío
en columbrando un doblón.
Es su amor tan quebradizo,
que este vicio la trocó
en puerta de vidrieros
en la más fuerte ocasión.
En la calle Alta vive,
al del que la enamoró
en el cantón de la muerte
au dinérillo expiró.
Pero ya no la pasean ;
que el tiempo la paseó,
y en la Corredera vive
corredera del amor.
Y aunque nos vende sus labios
por guinda, y clarín su voz,
la plaza del Almenar
su boca y sus dientes son.
Y como todos registran
en su libro por mayor,
es puerta de la aduana
al rico, que al pobre ño.
Mas después de sus trabajos,
para pasarlo mejor,
vivió en la Pellejería,
y en la Puridad bebió.

No anduvo, Antandra, eI médico discreto
aI tiempo que sangraron
de la lengua mandó para curaron ;
porque aumentó la, tasa, y él efeto
de vuestra enfermedad mal entendida,
ni bien de todo el vulgo conocida ;
pues viéndose la lengua descargada
de aquel pasado humor más alentada,
si primero corrió; tan bachillera?
ahora más veloz, por más ligera.
Y como en larga arenga
caballo discurrís, con tal capricho,
sin freno que os detenga,
con gran donaire, de la vuestra ha dicho
otra lengua discreta
que os sirvió de acicate la lanceta,
y os sirve desde eI día
que os dieron la sangría.
Por ser tu boca para hablar tan poca,
para parlar con dos, de~ nueva boca.
Batalla fué aplazadá,
según que se barrunta,
de lanceta a lancéta y punta a puntá ;
pero sacó el encuentro
un diluvio retórico en el centro,
vertiendo vencedora, aunque rendida,
un Ganges de palabras por la herida.
En el parlar robusto,
con melindre afeitas
(almíbar de tu gusto),
tanto cultimeliflua te deleitas,
que teniendo por mengua
hablar sofá una lengua,
solícita pretendes
diversas extranjeras, que no entiendes.
Y ante los ojos llevo
que has ds venir a ser un Babel nuevo,
tan discorde y confuso,
por la costtunbre y uso
en due agora se ensaya
tu lenguaz .instrumento,
de los aires batán, penca del viento.
Que a pocos lances haya,
entre la turbamulta :
de tanta confusión y lengua culta
tan intrincada cisma,
que no la entienda nadie, ni aun tú misma.
Y porque los efectos
de tanta parlaría .
èn tu lengua se viesen más perfectos,
para poder te diste esa sangría,
haciendo los mayores,
conceptos evacuar, en vez de humores.
Mil dotores rellenos
de críticos Galenos
tienen gran diferencia
sobre el parlante humor de tu dolencia.
Unos dicen que fueron
parleros accidentes que te dieron ;
otro, que erisipela
condenada por mala,
que de tus cáscos a tu lengua apela,
como pleito inmortal, . para otra sala ;
otro, que perlesfa ;
otro, que vaniloca aplopejía,
general henchimiento
de lo que da la lengua y lleva el viento.
Mas el doctor Fulgencio,
que oyó la medicina de Inocencia, .
teniéndolo estudiado,
dijo, más atentado,
que opilación o hidrópico torrente
de reventar parlando eternamente,
y que ha sido el sangrarte
de tan sensiblè miembro y tierna parte
rasgar las cataratas del silencio,
multiplicando puertas,
por donde más parlante y libre viertas,
cuando los labios abras,
un general diluvio de palabras.
¡ Dichoso el que te escucha,
oh picaza española ! ,
con cuya lengua su paciencia es mucha
en haberte sangrado uná vez sola ;
pues cuando el juego entablas,
dos bocas solas son por donde hablas ; .
y desdichado y triste
quien tu presencia asiste,
y tus males duraran,
y quince o veinte veces te sangraran ;
porque yendo sangrando,
bocas creciendo, lenguas aumentando,
dando tormento eterno,
un Calepino fueras del infierño.

Dícerime, Belarda amiga,
que un domingo eri tu retrete,
habiendo dicho a tus años
mudas lisonjas de afeites,
y autorizado tu rostro
con el rojo esmalté alegre,
que en Granada y Guadix nace,
y en tus dos mejillas muere ;
y después que tu cabello
reiterados escabeéhes
dejaron con visos de oro
hecha hipöcrita la nieve,
a la luna de un espejo
te miraste, porque vieses
otra en belleza menguante,
por estar de edad creciente.
Visten candiles los soles,
que en el cielo de tu frente
fueron luceros ojales,
y agora luces ojetes ;
y en el campo de tu cara,
sin ser haza ni ser fuelles,
hechos por el tiempo arado,
tanto surco y tantc?s pliegues ;
hecha un mapa de fealdades.
y una fiera, esfera. breve,
con paralelos de arrugan
y trópicos de juanetes ;
y el órgano de tu boca,
sin lan teclas de loa dientes,
que fueron bienes rafces,
y la edad lora" volvió muebles.
Enredada de mirarte,
castigaste, por no verte,
los delitos de tus años
en cristales inocentes
Diciendo airada : aNo es muchp;
falso espejo, que te quiebre,
si cual fuí no puedo ser,
y cual soy no quiero verme.
Necia, Belarda, anduviste,
porque en sus reliquias tienes
más número de enemigos
que de tu rigor lo vengmen.
Esa luna que quebraste,
hidra de cristal parece,
puen por un espejo roto,
te ha dejado seis o siete, -
para que cuando te miren,
a tus ojos represénte,
con mayor tormento tuyo,
cada pedazo una sierpe.
¿En qué el espejo te agravia,
siendo el tiempo el que te ofende?
Que él te dice la verdad,
y tu cara ea la que miente.
Excesos de tantos años
¿quieres que en un _punto enmiende?
¿Qué te quita o qué te usurpa,
si lo que le das te vuelve?
Si de falsario lo culpas,
' andas, Belarda, imprïxdente ;
pues con darte mal por mal
te paga lo que te debe.
Dibujarte tan anciána
no es yerrò suyo, pues: eres
tan vieja, que aun las edades
en tu rostró 'se envejecen ;
dandò ocasión sus arrugas
para que erx éllas se- cuenten,
por el turno de los años,
las calendas de los meses ;
descubriendo en ti más faltas
que en versos ajenoá suele
poner con mordaz malicia
la lengua de un maldiciente.
Aunque más espejos mudes;
y con galas los cohéches,
has de ver en sus dibujos
los agüeros de tu muerte.
Muda tú de original, -
y verás cómo obedientes,
a tu gusto te retratan
con más hermosos 'pinceles.
Mas ya que esto es imposible;
paciencia ; qué si la pierdes,
te dibujarán demonio,
si ahora te pintan duende.

A1 arrabal se murmura
que acudes enamorado,
de oculta pasión picado,
a picar cierta hermosura.
Si esto . es así, cosa llana,
Fabio, que si acudes tal
a pieár al arrabal,
que eres amante almorrana.

En corros aquí y allí,
Silvio, sin darte ocasión,
con malicia y sin razón,
vas diciendo mal de mí.
Y aunque esta falta imagino
que en tu ' pecho es natural,
no digas de mí más mal ;
mira que no soy - tocino:

EL BUEN HUMOR DE LAS MUSAS

DÉCIMAS

I

A UNA DAMA MUY AFEITADA QUE FUNDÓ  EL PERICO EN UN

PEDA20 DE QUESO, Y SE LA COMIÓ UN RATÓN

Anoche. un ratón travieso,
de estïrpe inútil, bastarda, ..
-durmiendo os . royó, Lisarda,
el perico o poríqueso;
sin duda .fué tal exceso
de algún ratón mentecata,
porque pudo con su olfato,
primero que lo , intentara,
en vuestra afeïtada cara
oler lá mano del gato.

Murmurádor el ratón
.~ Y osadò dábíó dé ser,
pues que se atrevió a roer
périeo tan -valentón .
Penetróle el corazón,
que estiba en. sosiego y çalma ; ,
mas esta vitoria y palma
no tuvo el vil ratoncico
por el èüèrpo de pericá,
sino por roerle el alma.

Sïn dudà, Lisarda ami~á,
hito el ratón tal desgarro
par mastrarss muy bxzärro
con p~riéo gn la liÀ~rrig~ ;
o fúé pará;~ que` së` digä
de ratón tan ~iïën fuñdädó,
viendo con tanta cuidado
empericada una fea, ' '
qué rro 'es mucho qúe se vea
un ratón emperioado.

Andabas empericada
con un perico, Helicona;
mas si fué el ratón ratona, ` '
de un perico está preñada;
ella le comió antojada,
mas yo ahora pronostico:
de su parto; y certifico
que ha de parir, no, Helicón,
un ratón, sino el ratón
un monte ratiperico .