y voy corriendo de uno a otro lugar.
Aquí tropiezo con Walter,
que como es tan grandullón
me da un fuerte empujón
para luego recoger en abrazo
que demuestra su amistad.
Ernesto me sale al encuentro,
y es tan dulce en su posar
que no sé si de rodillas postrar
o, con respeto besar su mano
que me aprieta con gran fuerza
en prueba de su amistad-
Ángel, mi insigne tocayo,
lo contemplo con envidia,
porque con sus lindas finezas
hace fracase en mi impulso
de a las damas conquistar
ya que todas, ni tan ni una dejar,
logra el pillín enamorar.
Simón, ese paisano concienzudo
al que siempre en consejo acudo
se presenta todo ufano y sonriente
Mi imaginación sigue en sus trece
y me hace ahora desvariar,
porque al tropezar con las féminas
no ceja la inicua imaginación
de quererlas abrazar sin cesar
y, sobre todo, en el rostro besar,
y se arma tal alboroto. que todas,
de acuerdo, me impiden continuar
en este sueño que me hace desvariar
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