MARIANNE MOORE (15/11/1887 – 05/02/1972)
Marianne Craig Moore. Poeta estadounidense galardonada con el Premio Pulitzer
"Yo no envidio a nadie sino a ése, sólo a ése que coge más peces que yo"
Nació el 15 de noviembre de 1887 en St Louis (Missouri).
Cursó estudios en el Bryn Mawr College. Editora de la revista literaria The Dial de 1925 a 1929. Relacionada con el movimiento imaginista más adelante desarrolló su propia versificación. Su poesía se suele definir como naturalista y moralista por la presencia del mundo natural en sus poemas a la manera de un bestiario con los más exóticos animales que siempre tienen alguna forma ejemplar de comportamiento que mostrar al hombre.
Publicó sus primeros poemas a partir del 1915 en la revista Others junto con Mina Loy, Williams Carlos Williams y Wallace Stevens y, posteriormente, en The egoist, revista de difusión de ideas feministas, detrás de la cual estaba también Ezra Pound.
Muy aficionada al baseball, en especial a los Brooklyn Dodgers, a menudo lo manifestaba en su poesía. Poemas (1921) fue su primer título; le siguió Observaciones (1924), Poemas selectos de Marianne Moore (1935 con una introducción de T.S. Eliot), El Pangolin y otros versos (1936), ¿Qué son los años? (1941), Sin embargo (1944), Poemas completos (1951; premioPultzer de 1952), Como un baluarte (1956), O ser un dragón (1959), El buey ártico (1964) y Dime, dime (1966).
Traductora del escritor francés Jean de La Fontaine. En 1955 publicó Predilección (sobre sus escritores favoritos) y en 1961 Páginas escogidas de Marianne Moore.
Marianne Moore falleció en Nueva York el 5 de febrero de 1972.
POEMAS:
(Dada su dificultad de transcripción, no he conservado la disposición en versos entrados que tienen muchos poemas)
De “Poemas escogidos”, 1935:
LOS PECES
cruzan
vadeando el negro jade.
Entre las conchas de mejillón azul cuervo, una se queda
componiendo los montones de ceniza;
abriéndose y cerrándose como
un
abanico herido.
Los percebes incrustados al borde
de las olas no pueden ocultarse
allí porque los sumergidos rayos deliberadamente
sol
se resquebrajan como lana
de vidrio, se mueven con ligereza de proyector
entre las grietas-
dentro y fuera, iluminando
el
mar turquesa
de cuerpos. El agua atraviesa cuña
de hierro por el borde de hierro
del acantilado, sobre el que las estrellas,
rosados
granos de arroz, medusas
salpicadas de tinta, cangrejos como lirios
verdes y hongos
submarinos se deslizan unos sobre otros.
Todos
los rasgos
externos del abuso están presentes en este
desafiante edificio,
todas las características físicas del
ac-
cidente: falta
de cornisa, estrías de dinamita, quemaduras y
golpes de destral, estas cosas se destacan
en él; el abismo está
muerto.
La evidencia
reiterada prueba que puede viviendo a costa de lo que no revive
su juventud. El mar envejece dentro de él.
MARIANNE MOORE
(Versión de Olivia de Miguel)
POESÍA
A mí también me disgusta.
Al leerla, sin embargo, con absoluto desdén, uno descubre en
ella, después de todo, un lugar para lo genuino.
MARIANNE MOORE
(Versión de Olivia de Miguel)
CRÍTICOS Y CONNAISSEURS
Hay una fuerte dosis de poesía en la inconsciente
meticulosidad. Algunos productos Ming,
alfombras imperiales en carrozas de ruedas
amarillas, están bastante bien a su manera, pero he visto algo
que me gusta más: el
simple intento infantil de poner en pie
un animal imperfectamente lastrado,
y la misma decisión para obligar a un cachorro
a comer su alimento del plato.
Recuerdo un cisne bajo los sauces de Oxford,
con pies color flamenco como hoja de arce.
Inspeccionaba como un barco
de guerra. Escepticismo y meticulosidad consciente eran
ingredientes en su
apatía para moverse. Por fin, su desdén
no resistió su
inclinación a valorar plenamente los trocitos
de comida que el arroyo
alejaba de él; escapó con lo que le di
de comer. He visto este cisne y
te he visto a ti; he visto ambición sin
lucidez en formas diversas, De pie
junto a un hormiguero, he
visto una meticulosa hormiga llevar un palito
de norte a sur, de este a oeste, girar
sobre sí misma, avanzar desde el macizo de flores
al césped y volver al punto
de partida. Después, abandonando el palito como algo
inútil y agobiando
sus mandíbulas con un pedacito de cal, como una píldora
pesada, seguir otra vez el mismo procedimiento. ¿De qué sirve
poder decir
que se ha dominado el arroyo en una actitud de autodefensa;
o probar que se ha vivido la experiencia
de transportar un palito?
MARIANNE MOORE
(Versión de Olivia de Miguel)
LOS MONOS
Guiñaban demasiado los ojos y temían las serpientes. Las cebras, destacadas
en su anormalidad; los elefantes con su piel neblinosa
y sus apéndices rigurosamente prácticos
estaban allí, los pequeños gatos; y el periquito-
trivial y monótono cuando al examinarlo, destruyendo
las cortezas y porciones de la comida que no podían comer.
Recuerdo su magnificencia, ya no más magníficas
sino difusas. Es difícil recordar el ornamento,
el discurso, el modo preciso de eso que uno puede
llamar relaciones menores de
hace veinte años; pero no olvidaré
-aquel Gilgamesh entre
los peludos carnívoros- aquel gato con manchas
en sus patas con forma de cuña, de color pizarra y su cola concluyente,
comentando cáustico, “Ellos abusaron de nosotros con sus burdas
declaraciones encubiertas, temblando
en desarticulado frenesí, diciendo
que no es para nosotros comprender el arte; encontrando
todo tan difícil, examinando la cosa
como si fuera incomprensiblemente arcana, -simétricamente
frígida como si hubiera sido esculpida en calcedonia
o mármol- rígida en su tensión, maligna
en su poder sobre nosotros y más profunda
que el mar cuando adula a cambio de cannabis,
centeno, lino, caballos, platino, madera y pieles”.
MARIANNE MOORE
(Versión de Sulvia Camerotto)
PETER
Fuerte y escurridizo,
nacido para la fiesta en el jardín a medianoche
enfrentado a cuatro gatos, sed pasa la vida durmiendo-
la primera uña de la pata delantera, que corresponde al pulgar,
separada, retraída hasta la punta; el pequeño penacho
o patas de chicharra sobre cada ojo cuenta una a una las unidades
de cada grupo; y las raspas de arenque bien ordenadas alrededor de la boca
prontas a caer o elevarse al unísono como púas de puercoespín.
Se deja aplastar por la gravedad,
como un alga marina se amansa y debilita por el sol,
obligado cuando está tumbado a permanecer inmóvil.
El sueño es el resultado de su ilusoria idea de que uno debe
actuar consigo mismo lo mejor que pueda,
el sueño -epítome de lo que, para él, es la finalidad de la vida.
Probad a hacer con él aquello que hacía la señora cuando colocaba un palo ahorquillado
sobre el inicuo cuello de la peligrosa serpiente del sur.
Es mejor no intentar despertarlo; su cabeza de ciruela
y sus ojos de caimán no se prestan a la broma.
Al levantarlo y manejarlo, se le puede zarandear como a una anguila
o colocarlo en el antebrazo como a un ratón;çsus ojos divididos por pupilas como puntas de alfiler,
parpadean y luego se vuelven a cerrar.
¿Se puede? Debería haber dicho se habría podido;
cuando ha sido vencido en uno de esos sueños, que todos conocemos
en los que lucha contra la naturaleza u otros gatos.
El sueño profundo no es, en su caso, una idea fija.
Con saltos precisos de rana y maullidos entrecortados,
si lo coges con las manos, vuelve a ser él mismo;
permanecer enjaulado entre los travesaños de una silla doméstica
sería inútil, humano. ¿De qué sirve ser hipócrita?
Es lícito que uno pueda elegir su trabajo,
dejar las uñas o el pudín
cuando han cesado de ser un placer,
o marcar la revista cercana con un buen par de arañazos.
Él sabe hablar, pero, insolente como es, no dice nada. ¿Y qué?
Cuando se es franco, la mera presencia es un cumplido.
Es obvio que sabe apreciar la virtud de la naturalidad,
que no considera el hecho consumado como una derrota.
Y en cuanto a la invariable inclinación a la ofensa,
un animal con garras debería tener ocasión de usarlas.
La extensión del tronco al rabo como una anguila no es una casualidad.
Saltar, estirarse, dividir el aire, robar, perseguir,
decirle a la gallina: vuela sobre la valla, y toma, en tu desconcierto,
el camino equivocado, así es la vida;
no hacerlo sería una indignidad.
MARIANNE MOORE
(Versión de Olivia de Miguel)
ELEGIR CON ESMERO
La literatura es una fase de la vida. Si la temes,
la situación es irremediable, te aproximas con familiaridad
lo que se diga de ella no vale la pena.
La alusión opaca, el falso vuelo hacia arriba,
no logran nada. Por qué ocultar
que Shaw es tímido en el campo del sentimiento,
pero que es gratificante en otro sentido; que James
es todo lo que se ha dicho de él. Que no hay un Hardy novelista
y un Hardy poeta, sino un hombre que interpreta la vida como emoción.
El crítico debería saber lo que le gusta:
Gordon Craig con su “este soy yo” y “esto es mío”,
con sus tres reyes magos, sus “tristes prados franceses” y su “cerezo chino”,
Gordon Craig, tan parcial y descarado, un crítico de verdad.
Y Burke, un psicólogo de aguda curiosidad de mapache.
Summa diligentia: para el farsante de tan cómica reputación.
Muy joven y con mucha prisa, ¡César cruzó los Alpes
en lo alto de una “diligencia”!
Nos damos cuenta del significado,
pero esta familiaridad con significados erróneos desconcierta.
Insecto zumbón, las velas no tienen cable eléctrico.
Perrito que correteas por el césped mordisqueando la ropa blanca y dices
que has atrapado un tejón: recuerda a Jenofonte;
solo se necesita un comportamiento elemental para ponernos sobre la pista.
“Una buena salva de ladridos”, unas pocas arrugas frunciendo
la piel entre las orejas es lo único que pedimos.
MARIANNE MOORE
(Versión de Olivia de Miguel)
UNA TUMBA
Un hombre mira hacia el mar,
adoptando el punto de vista de aquellos que tienen tanto derecho a eso como vos,
está en la naturaleza humana pararse en el medio de algo,
pero no podés pararte en el medio de esto;
el mar no tiene nada para dar excepto una tumba bien cavada.
Los abetos se alzan en procesión, cada uno con una pata de pavo verde esmeralda en la punta,
reservados como sus contornos, sin decir nada;
la represión, sin embargo, no es la característica más obvia del mar;
el mar es un coleccionista, rápido en devolver una mirada voraz.
Hay otros además de vos que llevan esa mirada
cuya expresión ya no es más de protesta; los peces ya no los investigan
porque sus huesos no han perdurado:
hombres que arrojan redes, inconscientes del hecho de estar
profanando una tumba,
y se alejan remando rápido, las hojas de los remos
moviéndose juntas como patas de arañas de agua, como si no existiera algo como la muerte.
Los pliegues avanzan entre ellos en forma de falange, hermosos bajo
redes de espuma
y se desvanecen sin aliento mientras el mar crepita, entrando y saliendo de las algas;
los pájaros nadan por el aire a toda velocidad, emitiendo silbidos hasta entonces,
el caparazón de tortuga golpea contra el pie de los acantilados, meciéndose por debajo;
y el océano, con las pulsaciones de los faros y el ruido de las boyas,
avanza como siempre, como si no fuera ese océano donde las cosas que caen están destinadas a hundirse,
y si dan vueltas o se enredan, lo hacen sin voluntad o sin consciencia.
LOS TRABAJOS DE HÉRCULES
Popularizar la mula, cuyo neto exterior
expresa el principio de adaptación reducido a un mínimo:
persuadir al señor de gusto austero, orgulloso de su hogar y músico
de que el piano es campo libre para incisiones, de que sus “encantadores notas de renacuajo”
pertenecen al pasado cuando había tiempo para tocarlas:
persuadir a esos autoforjados Midas de la inteligencia
cuya ignorancia de catorce quilates aspira a llegar hasta el cielo
de que la conducta excesiva augura desengaño,
de que uno no debe colgarse una barba blanca prestada
y amenazar al curioso casual con la guadaña del tiempo:
enseñar al bardo de selectividad demasiado elástica
que el poder creativo se detecta por su capacidad de conquistar el desapego,
que mientras tenga más elasticidad que lógica,
sabe adónde va,
y vuela en línea recta como la electricidad
despoblando áreas que se jactan de remotas
para probar a los altos sacerdotes de la casta
que el esnobismo es estupidez,
la mejor cara exterior de la vieja adulonería,
que besa los pies del que está abajo;
enseñar a los santos-patrones-para-ateos, al trovador
sensiblero del Coliseo (encontrémonos-a-solas-a-la-luz-de-la-luna)
que el gusto por los remedios rápidos no es la vida
aunque tampoco son apropiados para la muerte -que estamos hartos de la tierra,
hartos de los chiqueros, de los gansos salvajes y de los hombres salvajes;
convencer a los controversistas encantadores de serpientes
de que una cosa es cambiar de opinión
y otra cosa erradicarla -que uno sigue sabiendo
“que el negro no es brutal,
que el judío no es codicioso,
que el oriental no es inmoral,
que el alemán no es un huno”.
MARIANNE MOORE
(Versión de Mirta Rosemberg y Hugo Padeleti)
AL PROGRESO MILITAR
Usas tu cerebro
como una muela de triturar
paja.
Lo abrillantas
y con tu pervertido ingenio
te ríes
de tu torso,
postrado donde el cuervo
desciende
sobre los débiles corazones
que su dios le asigna,
llama
y bate las alas
hasta que el tumulto atrae a
más
voluntarios negros
para volver a resurgir,
guerra
a bajo coste.
Ellos lloran por la cabeza
perdida
y buscan su presa
hasta que el cielo de la tarde
enrojece.
MARIANNE MOORE
(Versión de Olivia de Miguel)
EL PASADO ES EL PRESENTE
Si la acción externa es estéril
y la rima está anticuada,
volveré a ti,
Habacuc, como cuando en clase de Biblia
el profesor hablaba del verso sin rima.
Dijo (y creo que repito sus palabras exactas):
La poesía hebrea es prosa
con una especie de conciencia exaltada. El éxtasis proporciona
el tema y la conveniencia determina la forma.
MARIANNE MOORE
(Versión de Olivia de Miguel)
SILENCIO
Mi padre solía decir:
“La gente superior no hace largas visitas,
ni hay que enseñarles la tumba de Longfellow
o las flores de vidrio de Harvard.
Seguros de ellos mismos como el gato
-que pone en privado su presa,
la cola floja del ratón colgada
de su boca
como un cordón de zapato-,
algunas veces gozan de soledad,
y pueden privarse de las palabras
por palabras que los han deleitado.
El sentimiento profundo siempre se muestra en silencio;
no en silencio, sino en la contención”.
Ni fue insincero al decir: “Hagan de mi casa su posada”.
Posadas no son residencias.
MARIANNE MOORE
.
Última edición por Pedro Casas Serra el Lun 30 Mayo 2022, 05:57, editado 1 vez
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