Historia del hombre que quería parir
Las mujeres? Una raza inferior, como los negros, los pobres y los locos.
Incapaces de libertad, como los niños. Destinadas a llorar y a gritar, a
mal hablar de sus prójimas y a cambiar cada día de opinión y de
peinado. En la cama y en la cocina, a veces dan placer. Fuera de allí, sólo
disgustos.
Don Seráfico siempre había sido hombre de ideas claras. Pero ahora, en el
crepúsculo de sus años, una jodida sombra le nublaba la razón. Algo había en
las evas que no le inspiraba desprecio ni lástima. Por duro que resultara
reconocerlo, las envidiaba: ellas podían estar habitadas, y él no; ellas podían
ser dos, y él no. Don Seráfico no se quejaba de la vida, que mucho goce y
fortuna le había ofrecido; pero él no había parido nunca, y lo indignaban los
privilegios ajenos. No estaba dispuesto a irse del mundo sin haber vivido la
experiencia del alumbramiento:
—Voy a parir un niño —juró— o aunque más no sea, una niña.
Otro juramento sucedió en esos días, en los montes de por ahí.
Habían armado sus trampas los cazadores y el tigre había caído. El
tigre suplicó ayuda a un monito que se balanceaba, colgado de una
rama, pero el mono sospechó. Y juró el tigre, besando el aire:
—Seré tu esclavo.
El mono abrió el cepo y se marcharon. El tigre iba adelante, abriendo
camino y barriendo el piso que el mono Iba a pisar. Cuando el mono se
sentaba a descansar, el tigre lo abanicaba con una hoja de plátano.
Don Seráfico entró en la tienda de doña Juana Obánla, puso a sus
pies una torre de billetes y le advirtió que no quería mujer pero
tampoco marido, ni amante marinero, ni Espíritu Santo. Juana
Obánla era la maga de Camajuaní. Sin caracoles, ni naipes, ni bolas de
cristal, auguraba venturas, consolaba desventuras y juntaba lo posible y lo
imposible.
La maga se rascó la cabeza, meditó. Y absorta estuvo, rumiando pensares,
hasta que recordó que los hijos están hechos de los mismos materiales que
los sueños y las pesadillas. Entonces, preparó la pócima: siete cucharones de
carbono, diecisiete de hidrógeno, uno de nitrógeno y tres de oxígeno.
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